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INFLUENCIA DE ARISTOTELES EN LA PSICOLOGIA

“Lo que a mí me espanta es que se aprendiese a despreciar los instintos primerísimos de la


vida, que se fingiese un ‘alma’, un ‘espíritu’ para arruinar el cuerpo, que se aprendiese a
ver una cosa impura en la sexualidad, en el presupuesto de la vida”
Federico Nietzsche

APORTACION DEL PENSAMIENTO DE ARISTOTELES A LA PSICOLOGIA Y EL


PENSAMIENTO ACTUAL

La historia de la psicología se remonta a la época de los filósofos griegos. Como bien


sabemos, en un principio era una rama de la filosofía que se encargaba del estudio del alma.
Etimológicamente la palabra psicología significa “estudio del alma” o “tratado del alma”.
La psique griega fue traducida al latín como ánima, y como alma al español. Así, para que
la psicología pudiera erigirse como ciencia, era necesario que redefiniera su objeto de
estudio, que redefiniera la psique, pues “alma” es un término religioso, místico, intangible;
y su existencia es inexplicable e incomprobable para la ciencia.

Así podemos traducir alma como mente, como principio de volición, de acción o de
conducta, como conciencia, como inconsciente, como identidad o personalidad o bien como
conocimiento. Y así, dependiendo del sentido que le atribuyamos al término alma, diremos
que la psicología es la ciencia de la mente, la ciencia de la conducta, de la conciencia, del
inconsciente, de la personalidad o del conocimiento. (Josa, 2006)

La psicología como rama de la filosofía se extendería toda la época greco-romana-


medieval, hasta independizarse de esta como una ciencia aparte, al redefinir su objeto de
estudio y sus métodos.

Uno de los grandes filósofos griegos que trato el estudio del alma fue Aristóteles. Fue el
filosofo antiguo que mas aportaciones hizo a la psicología, fue el que estudió la psique más
seria y profundamente, no solo en su tratado “del alma”, sino en tratados de física, ética,
retórica y lógica.

El pensamiento de Aristóteles ha tenido una influencia enorme en muchas ciencias, no solo


en la psicología. Así, al hablar de Aristóteles, hablamos de uno de los más grandes, ricos y
profundos genios científicos que jamás hayan existido: un hombre que nunca ha podido ser
igualado, que abarco todo el horizonte de las ideas humanas, penetro en todos y cada uno
de los aspectos del universo real y sometió al poder del concepto la riqueza y la dispersión
de todos ellos. (Hegel, 1883). Cuya actitud minuciosa y empírica nunca le desvió lejos del
sentido común, y sus errores fueron, por lo general, simples y objetivos, como la creencia
de que el corazón es el asiento del alma. (Leahey, 1982).

En su tratado “del Alma”, Aristóteles concibe a ésta no como algo separado del cuerpo, o
aprisionado en el, pensamiento de muchos otros filósofos, anteriores y posteriores a él,
como Platón o Santo Tomás, y que es un pensamiento bastante extendido aun hoy. Sin
embargo, tampoco la concibe como del todo unida al cuerpo e inseparable de él.
Aristóteles observa, ante todo, en general, que parece como si el alma, hubiera de ser
considerada, en parte, dentro de su libertad, como separable del cuerpo por sí misma, ya
que es, en el pensamiento, para sí y, en parte como inseparable de él, puesto que en los
afectos aparece como algo no susceptible de ser separado de lo corporal: los afectos se
presentan, en efecto, como conceptos materializados, como modalidades materiales del
espíritu . (Hegel, 1883).

En este sentido, Aristóteles no fue un dualista, rechazo el dualismo de platón y hubiera


rechazado también el dualismo cartesiano. No obstante, tampoco es un reduccionista
materialista. El alma no puede ser reducida al cuerpo, incluso si solo existe una materia,
pues podemos analizar por separado las funciones fisiológicas y las psicológicas. (Leahey,
1982).

Entonces pues, para Aristóteles el alma es el principio o la base de la vida, de la sensación y


del pensamiento. Lo que nos hace humanos es que tenemos precisamente un alma humana.
Si la perdiésemos, solo tendríamos de humano el nombre. Es pues el alma racional la que
nos diferencia de los animales y nos hace actuar humanamente, lo que nos hace ser
diferentes, pues cada individuo se define por su alma individual, lo que llamaríamos el
“yo”, la capacidad de autoconscienciencia.

Por lo tanto, el alma de cada ser vivo es lo que lo define, es su esencia, su comportamiento
conforme a lo que es. Si el ojo, por ejemplo, fuese algo por sí mismo, la facultad de ver
seria su alma, ya que la visión es la esencia del ojo, conforme a su concepto. Pero el ojo,
como tal, no es sino la materia de la visión; cuando el ojo pierde su capacidad de ver, no le
queda de ojo sino el nombre, como si se tratara de un ojo de piedra o un ojo pintado.
(Hegel, 1883).

Para entender bien lo antes dicho, hay que mencionar pues, que Aristóteles hablaba de tres
tipos de almas, cada una correspondiente a cada uno de los diferentes tipos de seres vivos.
Así, tenemos el alma vegetativa, poseída plenamente por los vegetales, que tiene la única
función de sobrevivir, es decir, la nutrición y la reproducción. Existe también un alma
sensitiva, que corresponde a los animales, con capacidad de sentir placer y dolor, y cuya
función será además de la reproducción, el procurar placer y evitar el dolor.

El alma racional, de la que ya había hecho mención, corresponde únicamente a los seres
humanos, y su objetivo es la búsqueda de conocimiento, el entendimiento del bien y del
mal, y la búsqueda de la felicidad.

Debo aclarar también, que cada alma superior implica también a las inferiores a ésta. Esta
distinción de las almas no significa que cada cuerpo animal posea dos almas o tres el ser
humano; sino que al contrario, el alma superior posee las virtudes y asume las funciones
propias de las almas inferiores; por ejemplo, en el caso del ser humano, el alma intelectiva
asume las funciones vegetativa y sensitiva. (Abad y Díaz, 1996).

Para Aristóteles, es ésta tercer alma o esta tercer capacidad del alma racional, la que tiene la
capacidad de trascender después de la muerte, mientras que las otras dos morirían con el
cuerpo, por eso la mención al inicio del ensayo, de que el alma no es del todo una unidad
con el cuerpo, pero tampoco es del todo separable de éste.

Aristóteles nos habla también de las facultades del alma sensitiva, una psicología de las
cualidades, donde ciertas funciones de la mente (o del alma), están determinadas con cierto
valor biológico. Tales facultades serian las del alma sensitiva, que son el procurar placer,
evitar dolor, y también la imaginación, la memoria y el movimiento como consecuencia del
deseo. En este sentido, un animal al sentir hambre, sabe donde puede encontrar comida
(memoria), prever una estrategia para encontrarla (imaginación), y finalmente buscara
ejecutar la acción para satisfacer sus necesidades, lo que podría ser cierta clase de voluntad
o imaginación. Todo esto lo hace de forma natural a través de sus instintos, y no pude tener
conciencia de ello, ya que la facultad de razonar es exclusiva del alma humana. Podemos
decir que estas facultades corresponden a lo que actualmente llamamos cerebro reptiliano y
como el cerebro reptiliano, pueden ser dominadas por las demás facultades adquiridas
posteriormente y que son propias de los humanos.

Para Aristóteles, la base del conocimiento son los sentidos, todas las sensaciones e
información recibida de los sentidos es unificada por un sentido común, el cual procesa la
información y la envía a la inteligencia pasiva, una especie de almacén donde se almacena
la información de la percepción. Si la percepción continua, crea imágenes. La memoria es
una especie de imaginación, ya que los recuerdos son siempre imágenes concretas. Así la
información ingresa a la memoria, y puede ser evocada posteriormente, por lo que el flujo
de información es en ambos sentidos. Finalmente, la inteligencia activa es la que actúa e
interpreta la información de la pasiva para crear conocimiento. Aristóteles sitúa estas
facultades en el corazón en base a sus observaciones empíricas.

Finalmente, en el hombre existen dos tipos de voluntad o motivación; la animal y la


racional. La voluntad animal, como ya dije, está motivada por el deseo y el placer
inmediato de los apetitos. La voluntad racional, es capaz de actuar sobre estos instintos y
dominar la voluntad animal, debido a que es capaz de distinguir lo bueno de lo malo, y es
capaz de sacrificar sus propios instintos en aras de un bien futuro.

Podemos decir que Aristóteles es en cierto sentido el primer psicólogo de procesamiento de


la información. (Leahoy, 1892). O podemos comparar la concepción aristotélica de la
motivación con la de Freud, cuando distingue el principio del placer innato y animal del
principio de la realidad, adquirido y exclusivamente humano, que calcula las ganancias a
largo plazo.

En conclusión si hablamos de la psicología aristotélica, podemos ver antecedentes y


similitudes con ciertos conocimientos y teorías psicológicas actuales. Así pues Aristóteles
es un pilar y precursor de la psicología actual, aun cuando lo que estudiaba era el alma y no
propiamente la mente.

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