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Mf-Eating C
Mf-Eating C
INTRODUCCIÓN
Observar y estar alerta de todo lo que sucede en nuestra mente. Es decir, los
pensamientos que pueden aparecer antes, durante y al finalizar el proceso de ingesta.
Determinados alimentos pueden activar pensamientos concretos, como autocríticas,
juicios... Mindful Eating sería aceptar y dejar ir los pensamientos, con el fin de cambiar
el foco atencional redirigiéndolo hacia la experiencia de comer y atender plenamente a lo
que se está realizando.
Nuestro cuerpo nos ayuda a realizar muchas actividades día tras día, por ello es
importante aceptar y agradecer su trabajo diario. Mindful Eating nos ayuda a aceptar estos
elementos y a tratarnos con respeto, con cariño y con cuidado.
Nuestro cuerpo nos informa cuando tenemos hambre, a través de diversas señales
fisiológicas que es importante que conozcamos. Prestar atención a nuestro cuerpo
diariamente, nos ayuda a familiarizarnos con ellas y a ser cada vez más conscientes de las
mismas. Su conocimiento nos permite detectar las necesidades que nuestro cuerpo
demanda (azúcar, vitaminas…) y satisfacerlas con el objetivo de comer para nutrir nuestro
cuerpo (Dr. Silamani Guirao-Goris, n.d.), para cubrir unas necesidades determinadas.
Observar las situaciones y emociones que nos impulsan a tomar la decisión de ingerir
o no ingerir alimentos
Mindful Eating nos permite ser conscientes de todo fenómeno mental, entre ellos, de cómo
y por qué tomamos las decisiones que tomamos con respecto a la conducta de comer,
decisiones como: el tipo de alimento que queremos ingerir, qué cantidad y calidad, inicio
y fin del proceso de comer, horarios, si comemos por hambre o por deseo… Todas
aquellas decisiones que hacen que el proceso de comer tenga cierto control y no se lleve
a cabo impulsivamente.
Ser compasivos con nosotros mismos y con la forma en la que nos relacionamos con
la comida
Es todo lo contrario, ser totalmente conscientes del proceso de alimentarnos. Comer con
el piloto automático solo aumenta la inatención en nuestro día a día y empeora la relación
que se mantiene con la comida. Además, la inatención, no permite ser conscientes de
nuestras sensaciones de hambre y saciedad, que son las principales señales para iniciar y
terminar un proceso de ingesta alimentaria.
Se tiende a comer para evitar y aliviar emociones intensas tales como la ansiedad o la
tristeza. Mindful Eating permite hacernos conscientes de la emoción y de sus sensaciones
físicas y pensamientos asociados, para poder mitigarlos con otras estrategias más
saludables que la propia conducta de comer, nos ayuda a regular las emociones y a no
dejarnos llevar por ellas.
No se trata de comer sin atender a la saciedad y hasta terminar los alimentos que
tenemos delante
Como hemos explicado, Mindful Eating potencia la autoconsciencia corporal, Eliminado: conciencia
ayudándonos a detectar la señal de saciedad que nuestro cuerpo emite. La saciedad es una
respuesta homeostática del organismo dirigida específicamente a inhibir la conducta de
ingesta para restablecer el equilibrio en cuanto la demanda de nutrientes queda satisfecha.
Cuando no atendemos a esta señal, nos sentimos hinchados, incómodos, pesados, estas
señales nos indican que nuestra ingesta ha sido excesiva y que hemos sobrepasado la
demanda nutricional. Mindfulness nos ayuda a detectar esta señal tempranamente y por
lo tanto a inhibir nuestra ingesta antes de sobrepasar lo necesario, aunque todavía nos
quede comida en el plato.
Mindful Eating fomenta todo lo contrario, que seamos capaces de experimentar todo el
proceso relacionado con la ingesta, y por supuesto, esto no incluye ver la televisión,
navegar con el móvil, hablar mientras comemos… Los alimentos pueden despertar gran
cantidad de emociones, sensaciones y pensamientos que consumen recursos atenciones.
El comer consciente busca cambiar la relación del individuo con su conducta alimentaria
y con los alimentos. Ayuda a ser conscientes de patrones desadaptativos e inadecuados
que el propio individuo decide cambiar. Atender a las sensaciones físicas de hambre y
saciedad proporcionadas por nuestro cuerpo. En algunas ocasiones, estos cambios,
pueden llevar secundariamente a una pérdida de peso, y en otras ocasiones no se produce
pérdida ni disminución del mismo, por ello no es el objetivo de Mindful Eating. Se busca
que los individuos se sientan mejor con el proceso de comer, con cómo, qué, cuándo y
por qué comen.
Mindful Eating no es una técnica que enseñe a alimentarse de forma adecuada. Es una
técnica que aumenta la atención y la consciencia del proceso de alimentarse. Existen
diferentes niveles de atención, no formas correctas e incorrectas de alimentarse. El
objetivo es aumentar el bienestar con uno mismo y su relación con la comida,
independientemente de que esta sea adecuada o inadecuada, con alimentos más o menos
saludables. Las decisiones tomadas durante el proceso, las lleva a cabo cada individuo
independientemente, por eso cada decisión es totalmente diferente entre sí y todas son
adecuadas.
No se trata de criticarse ni autocorregirse si se come de forma impulsiva
Si esto sucede, tratamos de hacernos conscientes del momento, de los elementos que nos
han dirigido al comer automático, y una vez ingeridos los alimentos, aceptar lo que hemos
comido y la forma en la que lo hemos hecho, con una actitud amable y adecuada porque
ya se ha llevado a cabo la conducta. A medida que vayamos entrenando, la impulsividad
se irá mitigando y seremos conscientes de esos impulsos antes de llevarlos a cabo.
La conducta de comer, es una conducta que hacemos habitualmente y, por lo tanto, hay
muchas ocasiones en las cuales las realizamos de forma totalmente automática. Hay
investigaciones que han demostrado que comer de forma automática es muy común entre
la población. Se ha observado que las personas tienden a comer cuando se acerca la hora
en la que lo hacen habitualmente y no debido a las sensaciones físicas de hambre
(Tuomisto, Tuomisto, Hetherington, & Lappalainen, 1998). Por su parte, estos problemas
de inatención han correlacionado con la impulsividad. La impulsividad es una reacción
rápida y no intencionada, donde no se han considerado las consecuencias de esa acción
(Stanford et al., 2009). Nuestro modo de vida occidental conlleva mucho estrés y, por
tanto, nos sumerge en una gran cantidad de estimulación diaria, donde nuestra atención
va y viene constantemente. Este modo de actuar lleva a su vez a realizar acciones
impulsivas, donde el objetivo se centra en ir terminando tareas independientemente de la
atención que depositamos en ellas. Este modo de actuar se generaliza a muchas
actividades, entre ellas la alimentación. Concretamente, la impulsividad la podemos
observar en momentos de atracón, en ingestas copiosas, en olvidos de lo que se ha
ingerido o no… y los estudios la han relacionado con el sobrepeso y con la obesidad
(Mantzios & Wilson, 2015). Aquí, como se explicará más adelante, las emociones
también juegan un papel importante, puesto que el comer emocional, es decir, comer en
respuesta de una emoción intensa, también se ha asociado con el aumento del peso, la
ansiedad y la depresión (Konttinen, Männistö, Sarlio-Lähteenkorva, Silventoinen, &
Haukkala, 2010).
Son los mecanismos subyacentes a la técnica, por los que la atención plena tiene una
fuerte relación negativa con el aumento de peso, la ansiedad y una relación positiva con
mejoras en la estabilidad emocional (Mantzios & Wilson, 2015; Mantzios, Wilson,
Linnell, & Morris, 2015).
Alberts, H. J. E. M., Mulkens, S., Smeets, M., & Thewissen, R. (2010). Coping with food
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Mantzios, M., Wilson, J. C., Linnell, M., & Morris, P. (2015). The Role of Negative
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