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EDUCACIÓN

LENGUA,

LITERATURA HISPANOAMÉRICANA CONTEMPORÁNEA

ANÁLISIS DE

PÉREZ
“X”

 COTRINA MELENDREZ, Jhonatan Josue


 DE PAZ GAMARRA, Aldair Junior Estefano
 MORALES ESPINOZA, Andrés Henry
 OYOLA REYES, Jeyson Alonso
con sus dientes el corazón;
Canción de otoño en
poniendo en un amor de exceso
primavera la mira de su voluntad,
Rubén Darío mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;
Juventud, divino tesoro, y de nuestra carne ligera
¡ya te vas para no volver! imaginar siempre un Edén,
Cuando quiero llorar, no lloro, sin pensar que la Primavera
y a veces lloro sin querer… y la carne acaban también…
Plural ha sido la celeste Juventud, divino tesoro,
historia de mi corazón. ¡ya te vas para no volver!
Era una dulce niña en este Cuando quiero llorar, no lloro,
mundo de duelo y aflicción. y a veces lloro sin querer…
Miraba como el alba pura, ¡Y las demás! En tantos climas,
sonreía como una flor. en tantas tierras, siempre son,
Era su cabellera oscura, si no pretextos de mis rimas,
hecha de noche y de dolor. fantasmas de mi corazón.
Yo era tímido como un niño; En vano busqué a la princesa
ella, naturalmente, fue que estaba triste de esperar.
para mi amor hecho de armiño, La vida es dura. Amarga y pesa.
Herodías y Salome… ¡Ya no hay princesa que cantar!
Juventud, divino tesoro Mas, a pesar del tiempo terco,
¡ya te vas para no volver! mi sed de amor no tiene fin;
Cuando quiero llorar, no lloro, con el cabello gris me acerco
y a veces lloro sin querer, a los rosales del jardín…
La otra fue más sensitiva, Juventud, divino tesoro,
y más consoladora y más ¡ya te vas para no volver!
halagadora y expresiva, Cuando quiero llorar, no lloro,
cual no pensé encontrar jamás. y a veces lloro sin querer…
Pues a su continua ternura ¡Mas es mía el Alba de oro!
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía…
En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé…
Y le mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe…
Juventud divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer…
Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
ANÁLISIS

1° MORFOSINTAXIS:

Enunciador = Yo poético o lírico

El poeta, Primera persona, autor del poema.

Enunciatario = Oyente implícito

2° SEMÁNTICA:

 La pérdida de la juventud
 Destino o en busca del amor

El poema, Darío usa unas figuras retóricas para entrar en profundidad a su verso, la
importancia de la juventud como un tema destacado. Una personificación que no está
presente físicamente, el poeta tiene un anhelo en preservar la juventud en su vida. Darío
se refiérelo como un “divino tesoro,” que muestra su afinidad y adoración. Como
resultado, el poeta no sabe cómo superar la pérdida de la juventud, y él lo enuncia
cuando repite, “cuando quiero llorar, no lloro…y a veces lloro sin querer.”, el poeta
lamenta el paso del tiempo y expresa la tristeza y se siente como se le pasa la juventud.
El propósito de Darío, desarrolla el poema en tiempo pasado y crea un ambiente de
añoranza. Cruce simbólico entre la juventud y la madurez, el poema en cuatro partes.
Las primeras tres partes consisten en los recuerdos del poeta sobre sus amantes
anteriores. Darío dedica tres cuartetos a cada mujer. La última parte consiste de una
reflexión del poeta sobre su vida amorosa y del tiempo. El poema termina con otra
repetición del estribillo y una sólo línea profunda. En la segunda estrofa el poeta
expresa sus experiencias con el amor. “Plural ha sido la celeste historia de mi corazón”,
él ha experimentado amor de diferentes mujeres en el pasado. En la tercera y cuarta
estrofas, Darío describe su primera amante y su propio temperamento en aquel
momento. La mujer era bella y “miraba como el alba pura” pero “era su caballera oscura
hecha de noche y de dolor.” El contraste entre la luz y el oscuro. Darío canta de otra
amada en la segunda parte del poema. En comparación a la primera mujer, ella era “más
sensitiva y más consoladora y más halagadora. Ella demostraba su poder sobre el poeta:
“En sus brazos tomó mi ensueño y lo arrullo como a un bebé…y lo mató…”. En la
tercera parte, Darío describe una mujer muy obsesiva que él quería por un momento.
Ella era loca y salvaje, como el verso: “…el estuche de su pasión y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.” Al inicio el poeta estaba enamorado de ella: “…en un amor
de exceso la mira de su voluntad, mientras era abrazo y beso síntesis de eternidad.”, el
poeta se da cuenta que no es el amor ideal, sin pensar que la primavera a la carne acaban
también.” El amor, como la estación de primavera, es muy bella, salvaje, y abundante al
principio. Pero como las estaciones del año, el amor es temporal, impredecible y
siempre cambiante. Luego, él se dio cuenta de que todo eso fue una felicidad temporal.
No era realmente lo que él quería, y la búsqueda para el amor ideal continúa. La cuarta
parte sigue con la estructura definida del poema, pero no es una reflexión sobre una ex
amante. Era una pequeña reflexión sobre la vida amorosa y del paso del tiempo. “La
vida es dura. Amarga y pesa. ¡Ya no hay princesa que cantar!”. Darío afirma que él
continúa la búsqueda por el amor, pero es en vano porque es una gran dificultad para él:
“La princesa” es un símbolo para la amada ideal del poeta, pero todavía él no lo ha
encontrado: “¡Ya no hay princesa que cantar!” La tercera estrofa presenta un algo
optimista, una rareza para el poema: “Mas a pesar del tiempo terco, mi sed de amor no
tiene fin.

Darío es “el padre de modernismo.” Él demuestra con convicción que el merece este
título, el poema es la representación del arte modernista. Por el uso de tantas palabras
sofisticadas, el ritmo definido, las metáforas y la sinestesia, Darío puede retratar la
juventud y el amor en un estilo modernista. Las palabras “llorar, aflicción, dolor, oscura,
falta, violenta, mató, triste, vano, dura, y amarga”, características del arte modernista.

3° RETÓRICA:

El modernismo, cual Rubén Darío fue su más destacado cultor, se propuso renovar la
literatura en lengua española, y se caracterizó por su perfección formal, un lenguaje
preciosista.

El propio título recoge dos metáforas muy claras al respecto: la del otoño como ocaso
de la vida, como llegada de la vejez, y la de la primavera como juventud, verdor y
belleza de la vida.

Entre cada estribillo, son referidas las experiencias amorosas de la voz poética, que van
de la inocencia al desengaño y los excesos, para finalizar concluyendo amargamente
que ya “no hay princesa que cantar”.
El poema está compuesto por diecisiete serventesios, es decir, estrofas de cuatro versos.
Los versos son de arte mayor, de nueve sílabas, también conocidos como eneasílabos. 

Autorretrato
Nicanor Parra

Considerad, muchachos,
Esta lengua roída por el cáncer:
Soy profesor en un liceo obscuro,
He perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
Hago cuarenta horas semanales.)
¿Qué os parece mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué decís de esta nariz podrida
Por la cal de la tiza degradante.

En materia de ojos, a tres metros


No reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? -Nada.
Me los he arruinado haciendo clases:
La mala luz, el sol,
La venenosa luna miserable.
Y todo para qué,
Para ganar un pan imperdonable
Duro como la cara del burgués
Y con sabor y con olor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
Si nos dan una muerte de animales!

Por el exceso de trabajo, a veces


Veo formas extrañas en el aire,
Oigo carreras locas,
Risas, conversaciones criminales.
Observad estas manos
Y estas mejillas blancas de cadáver,
Estos escasos pelos que me quedan,
¡Estas negras arrugas infernales!
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
Joven, lleno de bellos ideales,
Soñé fundiendo el cobre
Y limando las caras del diamante:
Aquí me tienen hoy
Detrás de este mesón inconfortable
Embrutecido por el sonsonete
De las quinientas horas semanales.

ANÁLISIS N° 02

1° MORFOSINTAXIS:

Enunciador = El viejo profesor

Enunciatario = Muchachos de la generación

PRIMERA LECTURA

La primera estrofa se inicia con el yo lírico que se dirige a un grupo de jóvenes, a los
cuales les narra que tiene cáncer, el siguiente verso hace saber de su persona, un
profesor: “Soy profesor en un liceo obscuro”, así da a conocer quién es y empieza a
detallar su experiencia, cumpliendo horarios exigentes para nada, evidencia de esto es
su rostro maltratado y para ver la realidad lo hace ver su rostro. ¡Verdad que inspira
lástima mirarme!, lo que es ser un maestro que trabaja tantas horas, enfermando su
salud, y que incluso los recursos para enseñar como la tiza degradan a un más la salud.

La segunda estrofa, aún más sigue confirmando las consecuencias que le ha traído ser
profesor, causándole incluso la ceguera: “Duro como la cara del burgués”; y, continúa
haciendo una crítica exclamativa para ellos: ¡Para qué hemos nacido como hombres / Si
nos dan una muerte de animales!, plantea claramente el problema que vive nuestra
sociedad, tanto de manera particular como general, el problema de lo educativo en la
sociedad.

En la tercera, las consecuencias que le ha suscitado trabajar como maestro, como


patologías psicológicas y emocionales.

En esta última estrofa; el yo lírico nos presenta los sueños que tenia de tener un futuro
en el que no tuviese que vivir trabajando en exceso, para recibir un mal pago; Situación
de caer bajo el sistema económico y político que regula la mano de obra barata y la
explotación del hombre.
SEGUNDA LECTURA:

Se simula un discurso público con giros coloquiales, por ejemplo, se hacen preguntas
retóricas que son contestadas en seguida (a la manera de los profesores). Destaca
también el uso del lenguaje castizo en los "considerad" y "observad", que, si bien no se
usa en Latinoamérica, sirve como efecto para "ennoblecer" el discurso. En la segunda
estrofa se presenta un momento de desorientación y confusión, El desencanto,
finalmente, parece ser la lección que el profesor les da a sus alumnos, como si la única
conclusión que hubiera logrado en su vida, fuera la imposibilidad de lograr las propias
metas personales y sociales.

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