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Alfonsina Storni
En 1916 comenzó su carrera literaria con La inquietud del rosal, continuándose con las
siguientes: en 1918, El dulce daño; en 1919, Irremediablemente; en 1920, Languidez,
que recibió el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de
Literatura. En 1925, Ocre, consagró casi definitivamente su alejamiento del
Modernismo, con un contenido realista.
En 1926, publicó Poemas de amor; en 1927 y 1932 las siguientes obras de teatro: El
amor del mundo y Dos farsas pirotécnicas, respectivamente. En 1934, Mundo de siete
pozos, en 1938, Antología poética y en 1968, Poesías completas.
Toda su obra refleja dramatismo, lucha y una audacia inusual para la época. Su temática
es, sobre todo, amorosa, feminista y profunda, en donde se refleja un carácter singular,
marcado muchas veces por la neurosis.
El poema está compuesto por treinta versos agrupados en diez estrofas de cuatro versos
cada una. Los versos son endecasílabos con una rima consonante (ABBA). Storni ha
empleado el cuarteto como estrofa de composición que es apta para la expresión de los
sentimientos más variados, en los que se introducen aspectos reflexivos, dialógicos, etc.
La cuarta estrofa abre con una interrogación dirigida al mar, le ruega que repare en el
vulgar y lo considera culpable de sus males, porque es la vulgaridad que me envenena.
La personificación es muy apasionada y la repetición de falta hace énfasis en su
angustia.
La quinta estrofa presenta una estupenda composición. Los dos primeros versos forman
un paralelismo y junto con una anáfora, expresan vivamente el estado de indigencia del
yo lírico por darse demasiado a los demás. Exclama ensalzando la fuerza de la roca,
Emil Garrido Leonor
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Autores Hispanoamericanos
pues la desea para sí. Le sigue inmediatamente una antítesis donde reconoce que su
corazón es como la espuma. Este símil, semejante al del palo de la primera estrofa, es
un reconocimiento de su debilidad.
La sexta estrofa es una remembranza del pasado juvenil del yo lírico. Reconoce que
quiso ser tan impetuoso como el mar, dirigiéndose a este con un vocativo situado
estratégicamente como primera palabra de la estrofa. La suspensión del verso 23 indica
que su ilusión abarcaba toda su vida. La repetición paralelística de yo soñaba ser como
tú eres, nos indica que esto fue una acción pasada, pero muy repetida, con repercusiones
en el presente.
La séptima estrofa crea una antítesis conceptual frente a la anterior. El yo lírico vuelve
del pasado al presente, algo que percibimos a través del tiempo verbal y el deíctico
espacial aquí. El yo lírico se autodescribe como pequeña, miserable; se percibe como
poca cosa, vencida y busca las causas: todo dolor me vence, todo sueño; aquí
observamos una metonimia en dolor, una personificación, que incide en el aspecto de
lucha existencial que posee su vida y, finalmente, una elipsis intensa para resaltar la
imposibilidad de componer su vida como él quiere. Se dirige nuevamente al mar
nombrándolo y pidiéndole que lo transforme en soberbia, inalcanzable, es decir,
despiadado y duro. Esta polisemia intensifica el sentimiento de disconformidad con su
vida y su anhelo por cambiarla.
La octava estrofa se abre con una plegaria, a través de una relación de elementos
marinos. El yo lírico le pide al mar su sal, yodo y fiereza formando una sinestesia al
combinar elementos percibidos por sentidos distintos. Todo esto comprimido en la
exclamación suspendida ¡Aire de mar!, que es como el elemento vivificante. Siguiendo
con una exclamación doble, muy elíptica, alaba la inhumana violencia del mar: ¡Oh
tempestad, oh enojo!, formando un paralelismo interno para expresar la fuerza marítima
y acto seguido viene la antítesis, como ya habíamos visto en otras estrofas, viéndose a sí
mismo como un abrojo, metáfora de mala hierba inservible. Admite que se está
muriendo. Es pobre, quizás de espíritu y eso le hace morir en vida. El contraste con la
fuerza marina es muy apasionado.
En fin, estamos ante un profundo y bastante dramático poema cuya lectura deja oleadas
de dolorida nostalgia en el lector, un reflejo de los sufrimientos sentimentales y
existenciales de Alfonsina Storni. Su sencillez, originalidad y claridad enfática crearon
un texto poético magnífico y perdurable.