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sabores.
paladares.
A "La Monja" le sucedió "La Lucha", forma familiar del nombre Luisa y uno de los
elementos del apodo anecdótico. Cuentan que su Padre confesor la sorprendió en una
ocupación personalísima y que, al notar gran confusión, la tranquilizó, palmeándole el
hombro y diciéndole: "cata", ¡Luchita!, "cata" ¡Luchita! Pues la tal alocucioncilla, sin
diminutivo, quedó convertida en sobrenombre en labios del pueblo, que lo repetía sin
eufemismo alguno, pero formando una sola palabra: "La Cata lucha". Se extendió a la
familia y se trasmitió por herencia. Inclusive a los sirvientes. Una de estas fue la que
heredó la dulcería, ubicada donde hasta hoy se encuentra, segunda cuadra de Rivero,
antes de Guañamarca.
El cholito de Paucarcolla, que se llamaba José Cipriano Vilca, trabajaba y trabajaba los
mejores dulces de la ciudad, siempre como doméstico, sin ganar salario "lo comido por
lo servido", como se decía y gracias a él crecía el crédito del establecimiento y su fama
volaba por doquier. No faltó un comedido justiciero que le abrió los ojos sobre sus
derechos de obrero y entonces nos lo recomendó como cliente de nuestro estudio de
abogado. Como era de esperarse, pronto sobrevino la transacción y en ella José
Cipriano quedó con la dulcería, incluso la casita que le servía de local. Y comenzó a
trabajar para sí y a caerle el sudor de la frente, convertido en monedas. Ya los tiempos
eran de mayor cultura, aunque menor ética y entonces el apodo se simplificó
reduciéndose a su segundo componente y masculinizándose, porque ya lo portaba un
varón. Se convirtió en "El Lucho" sin que importase que José Cipriano nada tuviera de
Luis, y el establecimiento tuvo el rótulo: "Dulcería el Sol".
Pero la gente no se dio por enterada de éste. Siguió y seguirá diciendo "donde Lucho"
o "los dulces de Lucho". Son los mejores de la ciudad y nadie los ha podido igualar. Se
exportan a Lima, a la Sierra y a La Paz, por los particulares que los compran con objeto
de enviarles como obsequio. En cuanto a Vilca -a "El Lucho"- él no entiende de
exportación ni siquiera de sucursal en la Plaza de Armas, para obtener híper ganancias.
Le basta trabajar sus dulces para que se expendan en su establecimiento reducido como
cuartucho, de tres a seis de la tarde, con cálculo tan exacto que quien acudía a las siete
de la noche ya no encuentra ni migajas. Así es de rápido e intenso el consumo y no hay
quien lo saque de ahí a "El Lucho".
"Su dulcería es un banco" todos. Y en verdad gana el dinero que quiere, pero con la
diferencia de que no se da cuenta de lo que gana. Guarda las monedas en ollitas,
de estratégico.
Aumentar la publicidad
Mejorar la confiabilidad
Es posible que surjan del servicio.
hacia los clientes.
nuevos competidores. Mejorar las políticas de
Crear una mejor gama de
Aumento en el nivel de ventas.
servicio.
consumo de productos Hacer un estudio de
Realizar ofertas
sustitutos. planeación y estrategias
accesibles.
Disminución en la de mercado.
Realizar nuevas
demanda del producto. Hacer promociones de
alternativas de pago.
ventas.