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1El profesor, la profesión docente y su dimensión personal

Por LUIS ENRIQUE PÉREZ DÍAZ

Fundación Universitaria San Alfonso


Licenciatura en Teología
Epistemología Educativa
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Contenido

Introducción.........................................................................................................................3
El profesor, la profesión docente y su dimensión personal.................................................4
Conclusión...........................................................................................................................4
Bibliografía..........................................................................................................................5
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Introducción

El presente ensayo tiene como finalidad, indagar de manera sintética a cerca de la


dimensión personal del docente en el marco de su profesión, como bien lo señalan los
autores del libro Profesores y profesión docente: Entre el" ser" y el" estar", aludiendo a
esa vieja premisa pedagógica: “los profesores enseñan tanto por lo que saben cómo por
lo que son”. Se puede evidenciar que la dimensión personal ha recibido una escasa
atención en el ámbito de la formación docente, desapareciendo o se haciéndose invisible
en el ejercicio profesional docente cuando se quiere seleccionar, promover o evaluar a los
profesores; conduciendo así al desconocimiento de la persona como tal, sus sentimientos
y emociones, sus vivencias, sus expectativas de vida, que pueden afectar
significativamente el desempeño de su profesión. (Zabalza, Zabalza, 2011, p. 47)

Para el desarrollo de la dimensión personal, se inicia haciendo hincapié en algunos datos


estadísticos y experienciales, que muestran que el impacto de un profesor hacia sus
estudiantes es más importante para el mismo profesorado, en la medida que se evalúa en
los grados superiores como la secundaria o la Universidad. Sin embargo, cuando se
indaga sobre la misma situación a los estudiantes, se logra evidenciar que para ellos fue
más significativo las experiencias educacionales en los grados inferiores, desapareciendo
casi por completo la significación experiencial en la Universidad. Lo que resulta un
hecho revelador, y paradójico.

Finalmente, se aborda el estudio desde tres características personales que impactan


positiva y negativamente las prácticas profesionales. En primer lugar, se abordan los
ciclos de vida que constituyen aspectos relevantes en el desarrollo profesional docente,
debido a la incidencia en el progreso profesional y la dificultad en los primeros años de
trabajo docente, al tratar de conciliar entre la vida académica y profesional. En segundo
lugar, se abordan las fuentes o núcleos de satisfacción e insatisfacción personal que
marcan el desempeño profesional del docente. Y, por último, la carrera docente, como
progreso en cuanto a las funciones, condiciones de vida y su propia autoestima y
satisfacción. (Zabalza, Zabalza, 2011, pp. 52-61)
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El profesor, la profesión docente y su dimensión personal

La dimensión personal de los docentes, a pesar que es uno de los aspectos pocos tenidos
en cuenta a la hora de seleccionar, promover o evaluar al profesional docente; es un
aspecto importante que determina más allá de la calidad de la enseñanza, la influencia
que se ejerce sobre los estudiantes que les marcarán durante su vida. En síntesis, un
docente será recordado por sus estudiantes más por su manera de ser, que por sus
enseñanzas. De allí que cobra una vital importancia el estudio del tema de la dimensión
personal del docente en relación a su desempeño profesional.

A la hora de evaluar a los estudiantes, se busca establecer qué es aquello que ha dejado
una mayor huella en ellos, si las enseñanzas del docente, o su personalidad o estilo de
vida. Es evidente que lo que más impacta o recuerdan los estudiantes es lo que el docente
desempeña como persona, su forma de presentarse y la manera como de relaciona con sus
estudiantes. Para cualquier estudiante, siempre habrá de admitir que el docente que más
le marcó su vida, es precisamente aquel que se relacionó de una manera personal. Puesto
que los estudiantes en edades más lozanas, siempre han de admirar a su profesor/ra como
un icono paternal, fraterno y relacional. Estudios basados en la experiencia reciente de los
autores, demostraron que los aspectos personales con su docente, son los más recordados
y los que cobran mayor importancia en los estudiantes, sean positivos o negativos.
Mientras que los aspectos relacionados con el dominio de la materia que enseñaban
quedaron replegados en el último lugar, ubicándose en mejor posición porcentual el
aspecto relacionado con las habilidades didácticas. De aquí se puede concluir que las
cualidades humanas, tanto positivas, como negativas, están por encima de lo que se
enseña y cómo lo enseña. De allí que los docentes deben prestar mucho interés no sólo a
lo que saben, sino a lo que son y como viven su profesión. (Zabalza, Zabalza, 2011, pp.
50, 51)

Surge la imperiosa necesidad de redimensionar lo que significa ser profesor, en la


disyuntiva del ser y el estar, que arguye un equilibrio entre los conocimientos
pedagógicos que se poseen para ejercer bien la carrera docente y la cuestión de las
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vivencias personales con que se vive el proceso de enseñar/educar. (Zabalza, Zabalza,


2011, p. 52)

En este aparte, Zabalza, Zabalza (2011), abogan por tres características personales que
son esenciales en el desarrollo de las prácticas profesionales, estas son: los ciclos de vida,
los núcleos de satisfacción e insatisfacción personal y profesional y la carrera docente;
mostrados como el camino que debe conocer y recorrer todo docente que desee ser
realizado, tanto en lo personal, como en lo profesional.

Con relación a los ciclos de vida del docente, se hace hincapié en la evolución de las
diferentes etapas por las que la disposición personal y las capacidades del docente
atraviesan. Los autores le comparan como una montaña rusa, que ostenta picos y valles;
es decir, que no hay una uniformidad constante, en la forma en que se desarrolla y se
encara el trabajo profesional. A medida que se va adquiriendo edad y experiencia
docente, se van perdiendo aquellos aspectos humanos que eran importantes al inicio de la
carrera y que ahora pasan a un segundo plano para enfocarse en los aspectos
profesionales, que les ayuden a mejorar su hoja de vida. Es en este aspecto donde surgen
múltiples interrogantes respecto si lo más importante para un docente son los aspectos
personales o profesionales; si la realización llega con los años y la experiencia. Este
planteamiento, permite resarcir que la enseñanza como profesión camina,
indefectiblemente, al unísono de la vida; pues la vida y la profesión no funcionan como
dos realidades distintas, sino que se complementan e interfieren. (Zabalza, Zabalza, 2011,
pp. 53, 54)

Del estudio de las diferentes fases por las que franquea un docente, se puede finiquitar
que existen algunos componentes del desarrollo profesional que son comunes a cada una
de las experiencias docentes, sean cual sean las variables existentes, tales como, el modo
de proyecto de vida personal que se persigue, las expectativas y oportunidades que se
tienen, y las fases de progreso que la carrera profesional tenga establecidas o reguladas.
Primero, contribuyen a un crecimiento, tanto en racionalidad, como en las acciones del
quehacer profesional. Segundo, contribuyen a un progreso integrado en cuanto al
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conocimiento, sentimientos y competencias. Y tercero, contribuyen tanto a las funciones


técnicas, como a la dimensión ética. (Zabalza, Zabalza, 2011, p. 59)

Con relación a los núcleos de satisfacción e insatisfacción personal y profesional del


docente, Zabalza, Zabalza (2011), se enfocan en analizar los estudios especializados que
argumentan que los “intereses primarios”, son el punto de partida para identificar,
analizar y contextualizar los factores que influyen en las percepciones y los sentimientos
que los profesores van elaborando sobre su trabajo. Según estos estudios, los docentes
centran su satisfacción en el desarrollo de la función docente (el contacto con los niños).
Mientras que sus insatisfacciones provienen de situaciones externas y colaterales al
desempeño de su función docente (exigencias burocráticas y administrativas, el poco
apoyo, falta de recursos, entre otros). (p. 60)

Esta manera de identificar los epicentros de las satisfacciones o insatisfacciones del


docente, logra evidenciar cuáles son los intereses y prioridades en las que enfocaría todo
su esfuerzo por ser mejor cada día y cuáles aspectos debe minimizar debido a las
insatisfacciones, a fin de poder fortalecer y potencializar sus intereses, tanto en el ser,
como en el hacer.

Finalmente, con relación a la carrera docente, Zabalza, Zabalza (2011), logran evidenciar
que la carrera profesional docente, aparte de ser un trabajo que debe tener todas las
garantías y reconocimientos; también debe reconocer el progreso en el desempeño de la
función, el progreso en las condiciones de vida y el progreso en la propia autoestima y
satisfacción. De esta manera se logra llegar a la satisfacción plena, a lo largo de la cerrera
docente, cuando se encamina a cada educador a desarrollar su proyecto de vida personal a
corto, mediano y largo plazo; superando aquellas variables como son el apoyo, las
oportunidades, el esfuerzo personal, la estrategia seguida, y así poder concretar tales
metas sin que se conviertan en obstáculos para conseguirlas. (pp. 61,62)
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Conclusión

Después de analizar sucintamente el tema de la dimensión personal del docente en el


marco de su profesión, teniendo en cuenta datos estadísticos y experienciales y las
diferentes características importantes que han tenido gran impacto en el desarrollo de la
práctica docente, se puede concluir con las siguientes consideraciones.

Primero, la identidad personal de los docentes constituye un aspecto relevante de su


identidad profesional, ya que le permite tener seguridad en sí mismo y autorrealización.
Cuando no se tiene en cuenta dicha dimensión, puede conducir a desajustes, tenciones e
inseguridades en la profesión, cualquiera esta sea.

Segundo, el docente está constituido como un modelo o ícono a seguir para sus
estudiantes, ya que lo que perdurará en la mente del estudiante promedio será aquello que
observó en él, la forma como se desempeñaba, la forma como le trataba y resolvía las
situaciones de conflictos, la forma vivencial de las experiencias; mas allá de las
enseñanzas formales recibidas en el aula de clase.

Tercero, en la medida que un docente se sienta satisfecho, motivado y realizado en el


ejercicio de su profesión docente; en esa misma medida estará dispuesto a ser un mentor-
orientador para sus estudiantes guiándoles también a la motivación, realización y
estímulo para que sean productivos y aprendan a dar lo mejor de sí mismo.
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Bibliografía

Zabalza, M. Á., & Zabalza, M. A. (2011). Profesores y profesión docente: Entre el" ser"
y el" estar". Capítulo 2: Los profesores y las profesoras como personas (Vol. 11,
pp. 47-65). Narcea Ediciones.

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