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Para poder lograr esta denominación, las diversas industrias productoras de ron en
Venezuela debían de trabajar conjuntamente para alcanzar este fin en específico.
Igualmente, se tuvo que convencer a la SAPI, la entidad gubernamental encargada de
otorgar la denominación de origen, de que estos no eran simplemente productos
artesanales, sino que se contaba con empresas altamente especializadas para este
proceso.
Uno de los costos, eran las características específicas que este ron debía cumplir para
poder obtener la denominación como, por ejemplo, cumplir con un tiempo de
envejecimiento mayor a dos años, lo cual pudo haber afectado a ciertas empresas, pues
no todas solían producirlo con este tiempo. Además, las compañías que cumplieran con
los requisitos para registrarse debían de pagar una cuota trimestral de una tasa fija que
se definiría cuando se aprobara el reglamento de uso.
Entre los jugadores relevantes, además de las empresas productoras que participarían
en el proceso, como Diageo, C.A. Ron Santa Teresa, United Distillers & Vintners, entre
otros, podemos observar a la Cámara de la Industria Venezolana de Especies
Alcohólicas (CIVEA), organización que agrupaba a una gran parte de las productoras
de ron, el Servicio Autónomo de la Propiedad Industrial de Venezuela (SAPI), entidad
encargada de otorgar la denominación de origen, y el Consejo Regulador, el cual sería
el encargado de regular los productos que harían parte o no de este proceso, de
acuerdo al cumplimiento de las características, entre otras funciones. Este consejo se
conformó por miembros del sector privado y público.
Los beneficios, u objetivos, que se esperaban con la denominación de Origen, fue
constituir una imagen nacional e internacional del ron venezolano como una bebida
premium, donde en lugar de resaltar solamente la calidad, su punto de diferenciación
sería algo “místico” y “simbólico”, otorgándole prestigio a este licor. La denominación le
ofrece un valor agregado a los productos que la presenten, permitiendo a los
productores abrirse paso en mercados nacionales e internacionales, garantizando una
calidad exclusiva, derivada del medio geográfico en el cual se elabora.
Lo primero que se debía hacer era juntar a todas estas empresas y lograr que trabajaran
de manera conjunta para un fin en específico, la denominación de origen, la cual
permitiría de forma más sencilla entrar en los mercados internacionales al Ron de
Venezuela. Igualmente, se quería constituir la imagen del ron manera nacional e
internacional como una bebida premium, y romper paradigmas.
De igual forma, se concretaron los criterios para que el ron pudiera acceder a esta
denominación, donde se incluía la materia prima, el tiempo de envejecimiento y el
embotellamiento. Para esta última característica, se logro establecer que no solo fuera
en territorio venezolano, sino que también sería permitido en el extranjero, pues Diageo
lo hacía de esta forma. También, se conformó el Consejo Regulador, donde la mayoría
de sus miembros pertenecerían al sector privado y algunos del sector público, pues no
se quería que el gobierno tuviese una posición dominante. Este consejo sería el
encargado de velar que las características propias del Ron de Venezuela se cumplieran.
Con una ley vigente desde 1956, el gobierno cambió la forma en la que era posible
comercializar el ron. Ahora, ciertas bebidas alcohólicas, entre ellas el ron, solo podían
ofrecerse a la venta después de un envejecimiento de dos años, lo cual ayudó a darle
una mayor distinción al ron de procedencia venezolana.
Creería que al principio se podía ver al gobierno como una oportunidad, como en el
caso de poder obtener la denominación de origen, pero cuando se necesitaba
conformar al Consejo Regulador se quería la poca participación del gobierno, pues la
relación entre los empresarios y este no era una de las mejores y presentaba altos
grados de desconfianza. Además, en ese momento se presentaba una gran
inestabilidad institucional en el país, y el Estado tenía una fuerte tendencia a controlar
fondos.