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Woyzeck | Análisis de la acción dramática

Expresión Oral y Escrita I.


Karla Daniela Cerda
26.659.867-0
Alejandra Pérez Gutierrez:
26.083.093-7

La obra se inicia con Woyzeck y Andres trabajando en los matorrales cortando varas.
Mientras trabajan, Woyzeck le cuenta a Andrés sobre una cabeza que rueda sobre una franja de hierba
que se halla más adelante. Andrés canta. Woyzeck le pide que se calle, porque hay algo que se oye
desde el suelo, luego Woyzeck y dice escuchar un estruendo de trombones, y observar fuego
recorriendo el cielo. Andrés le pregunta si lo oye aún, Woyzeck responde que solo hay silencio, sin
embargo Andrés dice que se oyen los tambores del cuartel y deben volver.
En esta escena primera podemos observar una parte del conflicto que rodeará
posteriormente toda la obra, y es que Woyzeck padece de un estado mental anormal, las imágenes del
estruendo en el cielo y los sonidos que percibe son una alteración de su realidad y son expresadas a
Andres porque éstas le causan miedo.
La historia de Woyzeck está compuesta de cuadros que no están ordenados de la manera
típica, por lo que algunos sucesos de la historia no pueden comprenderse hasta una lectura avanzada.
Sin embargo en la primera escena observamos leves pinceladas del centro de la historia: un Woyzeck
con una voz propia que desea emerger, con una historia herida que, sin embargo, es constantemente
ignorado, dejado de lado y tomado muy poco en serio.
En el transcurso de la historia podemos ir observando la figuras principales que
representan las fuerzas que intentan imponerse hacia Woyzeck y que le discriminan. Partamos desde
la figura del capitán cuyo primer encuentro con Woyzeck se halla en la escena 5:
«Capitán: Woyzeck, eres una buena persona, una buena persona… pero, Woyzeck, no
tienes moralidad. Moralidad (...), es una palabra buena. Tienes un hijo sin la bendición de la Iglesia
(...).»
A lo que Woyzeck responde lamentándose de su situación social
«Pobres que somos. Mire usted, mi capitán: dinero, dinero. Quien no tiene dinero… que
uno haya de traer al mundo a otro de su misma condición pensando en la moralidad. (...). Los pobres
somos desgraciados (...). Yo creo que si fuéramos al cielo, tendríamos que ayudar a tronar.»
El capitán añade después que Woyzeck es un hombre sin virtud, y se compara con él.
Woyzeck, insiste en que la virtud no es para las personas pobres como él.

Woyzeck, que al inicio de la escena había partido asintiendo a todo lo que decía el
capitán, de pronto desvela su descontento sobre su situación económica y social; y de cómo esto
también le aflige y le molesta. No solo que le aflige estar en esa situación, sino que está resignado a
que no se puede salir de ella.

Como segunda fuerza se observa la figura de un doctor obsesionado con su ciencia en los
cuadros 8, 9 y 18, pero quisiéramos centrar el punto en el cuadro 18:
Woyzeck siendo una persona débil mentalmente, a cambio de dinero, había dejado que el
doctor experimentara con él, y lo lleva a tomar una dieta basada únicamente en guisantes. Si bien, en
la escena 8 que es donde nos muestran su primer encuentro, tiene «apariencia» de ser una visita
normal al doctor, es en la escena 18 donde podemos ver más claramente al doctor deshumanizando
completamente Woyzeck usándolo como un auténtico conejillo de indias.
«Señores, este animal [el gato] no tiene instinto científico. A cambio señores. vean
ustedes a este hombre; desde hace tres meses no come otra cosa que guisantes, ¡observen los efectos,
tómenle el pulso, vean que desigual, aquí los ojos!»
«A propósito Woyzeck, mueve las orejas para estos señores (...) ¡Animal! ¿habré yo de
menearte las orejas? (...) ¿Lo ven señores? Es la transición al asno (...)».
El doctor lleva a Woyzeck a un plano inferior, deshumanizando por completo y
humillándose delante de los estudiantes. En esta escena también podemos observar que el estado
mental de Woyzeck esbozado en la primera escena de la historia es consecuencia de los experimentos
realizados por el doctor, volviendo a Woyzeck completamente incapaz de distinguir entre la realidad y
lo que pasa al interior de su mente.

Como tercera fuerza que intenta aplacar la voluntad de Woyzeck se encuentra el Tambor
Mayor, con quien mantiene una pelea en el cuadro 14:

«¿Cuánto aire te dejo para respirar? ¿el del pedo de una vieja? Que silbe el mentecato
hasta ponerse azul. ¡Sí! El aguardiente es mi vida. El aguardiente es mi fuerza»

El Tambor Mayor alardea de su fuerza y su estado físico, siendo superior al de Woyzeck


que es más débil. En esta escena el orgullo de Woyzeck, como hombre, es doblegado y sometido por
alguien más fuerte que él, que además ha conquistado el corazón de la mujer que él amaba y con el
cual tenía un hijo.
Woyzeck es uno que sufre constantemente el rechazo de la sociedad siendo considerado
un inmoral y un hombre de poca virtud; siendo deshumanizado y visto como un sujeto de
experimento; herido en el orgullo; y también abandonado por quien fue su figura afectiva.
Más que considerar a Marie como una fuerza contraria directa que desea el mal de
Woyzeck -como las fuerzas anteriores-, ella supone supone la destrucción del lugar donde Woyzeck
podría reconfortarse. El amor de una mujer hacia él podría haberlo hecho sentir valioso. De hecho, es
por ella y por su hijo que Woyzeck se presta por dinero a los experimentos del doctor, entregando su
cordura y humanidad. Es enterarse de la infidelidad de Marie lo que lo lleva al punto en donde toma la
decisión fundamental.

En esta obra -que no fue terminada- posee un arco dramático incompleto, sin embargo, se
puede hacer una interpretación con las escenas que hay para conseguir un clímax y un desenlace.
Basándonos en que el desenlace es la muerte y asesinato de Marie, se podría interpretar
el clímax como el momento en que Woyzeck decide finalmente asesinarla y que nada cambiara su
pensar. Este momento, sería cuando Woyzeck finalmente ve a Marie bailando con el tambor mayor,
confirmando sus sospechas y lo que el resto le decía. Luego de esta escena es cuando las
alucinaciones de Woyzeck se agudizan.
Cuadro 12. Woyzeck en un campo abierto:
«¡Más y más! Silencio. Música. ¿Eh? ¿Qué? ¿Qué dices? Más alto, más alto. ¿Clávale
el puñal, mata a esa zorra? Apuñala, apuñala a esa zorra. ¿Lo hago? ¿Tengo que hacerlo? ¿Lo oigo
también ahí? ¿También dice eso el viento? Siempre lo oigo, siempre, siempre: mata, apuñala»

Pero, antes de este cuadro hay otros en los que ya se refiere al incidente, solo que con
menos gravedad y sin hablar totalmente en serio, ya que por sus acciones siguiente parece ignorar el
pensamiento de venganza.
Cuadro 7. Woyzeck hacia Marie: «Un pecado tan gordo y tan ancho. Apesta tanto que
se podría ahumar a los ángeles y ahuyentarlos del cielo. Tienes roja la boca, Marie. ¿No te han
salido ampollas? Adiós Marie, eres hermosa como el pecado. ¿Puede ser tan hermoso el pecado
mortal? (…) Lo he visto. Yo lo he visto. (…) Tú vas a ver.»
Si bien no se nos dice explícitamente el momento en que Woyzeck los ve en algo, se
puede saber que probablemente él vio el abrazo de Marie y el Tambor Mayor del cuadro anterior. De
todas formas, desde el primer cuadro ya sabemos que Woyzeck es inestable y que sus alucinaciones
son constantes, por lo que también se puede pensar que lo que vio realmente fue una alucinación,
pero, en síntesis, se nota que la idea de vengarse de Marie es constante para el Woyzeck psicótico; y
que esto podría ser por algo sucedido incluso antes de la infidelidad.
Como nos hemos referido anteriormente, el desenlace está marcado por el momento en
que Woyzeck finalmente ejecuta el plan de asesinarla, o, mejor dicho, se deja llevar por el plan del
Woyzeck psicótico.
Cuadro 20. Woyzeck hacia Marie: «¡Toma esto! ¡Y esto! ¿Es que no sabes morirte?
¡Así! ¡Así! ¡Aún sigue moviéndose! ¿Todavía no? ¿Todavía no? ¿Estás segura? ¡Muerta, muerta!»

Hay cuadros luego de esta escena, en los que se muestra como Woyzeck va a una taberna
y luego como vuelve a escena a buscar el cuchillo y como se deshace de él tirándolo en el lago, pero
ninguna de estas escenas resulta lo suficientemente importante y con peso como para ser considerada
un desenlace.

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