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Transición del feudalismo al capitalismo

 Crisis del siglo XIV


la Crisis del siglo XIV, que no sólo fue una crisis demográfica ligada a
la Peste Negra de 1348, sino que está ligada a una inadecuación del
modo de producción feudal al aumento de las fuerzas productivas:
 aumento de la población desde al menos el año 1000,
 roturación de nuevas tierras, con la consiguiente actuación de
la ley de rendimientos decrecientes,
 imposibilidad de aumentar el lento ritmo de mejoras técnicas
(desconectadas de la ciencia medieval),
 inadecuación del feudalismo para convertir
los excedentes en capital: los señores no
los invierten (traicionarían su papel social, que condena
el trabajo y los campesinos no disponen de ellos) mientras que
la burguesía y la ciudad ocupan un papel subsidiario (el alcance de
éste papel es uno de los puntos centrales del debate
historiográfico entre los autores arriba señalados).

 El sistema feudal
Hacia mediados del siglo XV el Sistema Feudal gozaba de buena salud,
había sorteado con relativo éxito la terrible peste negra del siglo
anterior (1348) que había diezmado los campos de mano de obra
servil y las ciudades se fueron recuperando poco a poco. Pero hacia
1543 los Turcos tomaron definitivamente Constantinopla y avanzaron
sobre Europa oriental con lo que cortaron todo el comercio terrestre
con el Asia y amenazaron a Europa con invasiones permanentes. Esto
significó prácticamente el bloqueo Europeo, ya no llegaron más las
especias ni el metal precioso ni las sedas, para colmo el Mediterráneo
inmediatamente se infestó de piratería musulmana.
El respiro para la crisis económica que se produjo vino de manos de
portugueses, primero, y españoles, luego. Pero en el descubrimiento
de América y en las ingentes cantidades de metal precioso estaría el
germen de la destrucción del sistema feudal que tardaría al menos
200 años en producirse.
 La acumulación originaria del Capital:
Las grandes travesías y expediciones de los siglos XV y XVI
reforzaron las tendencias del intercambio y fomentaron el
comercio, ya que se creó un enorme circuito comercial que
abarco a casi todo el globo terrestre. Además el descubrimiento
del Nuevo Mundo y la entrada en Europa de enormes cantidades
de metales preciosos provenientes de aquellas tierras
produjeron un trastocamiento de las relaciones feudales puesto
que el orden económico resultante de estos acontecimientos fue
un sistema en el que predominaba lo comercial o mercantil, es
decir, cuyo objetivo principal consistía en intercambiar bienes.
Con lo que la producción eminentemente rural, patrimonio de
los señores feudales, paso a segundo plano. Este proceso fue
capitalizado por la burguesía, la que al aumentar
su poder económico (La clase social que encabezó
la revolución comercial) y al acumular riquezas, estuvo
dispuesta a eliminar a sus principales opositores: los Señores
Feudales y a manejar los resortes de la economía.
Pronto se hizo necesario, para abastecer al mercado mundial,
ingentes cantidades de mercancías que el sistema tradicional de
producción industrial, es decir los Gremios, no podía satisfacer por
sus rígidas y costosas estructuras de producción. El antiguo sistema
fue lentamente reemplazado por Sistemas de producción de
manufacturas artesanales listas para entrar en el mercado de la
Economía Mundo, aprovechando el abaratamiento del costo de la
moneda, que hacía que los costos de producción fuesen accesibles.
El Sistema Doméstico: Este sistema de producción de usó
predominantemente en Inglaterra a partir de mediados del siglo XVII y
consistía, básicamente, en la elaboración de manufacturas
artesanales en los hogares campesinos: en sus tiempos libres y con
toda la familia, el campesino recibía materia prima de manos de
comerciantes de la ciudad y la transformaba
usando herramientas artesanales. El pago era en función de la
cantidad de mercadería manufacturada que el comerciante recibía, al
que se le descontaba el costo de la materia prima. Este sistema
permitió lanzar al mercado importante volúmenes de mercadería y
además permitir una entrada extra de dinero para el campesino, que
pronto se dedicaría a esto, abandonando la actividad rural.
Los Talleres Manufactureros: este sistema de producción se dio
principalmente en Francia: Fueron el antecedente de la fábrica,
entendida como lugar de producción y ensamblado de piezas. Lejos de
la moderna línea de montaje, en estos talleres diversos especialistas
construían las manufacturas requeridas por el mercado y cada uno de
ellos elaboraban una parte de dicho producto, cada especialista tenía
a su cargo uno o varios obreros a los que dirigía.
Estos cambios en la producción de mercaderías no hubiesen sido
posibles si no hubiese existido una CLASE SOCIAL, la burguesía, que
acumuló fortunas producto del inmenso tráfico comercial que unió a
todo el mundo desde el siglo XVI y que usaría esa fortuna como
capital para nuevas experiencias económicas.
Las transformaciones en el campo
Gracias a su enorme poder económico, la Burguesía no tardo en
buscar nuevas inversiones y si bien el trabajo rural había pasado a
segundo plano, todavía era necesario para alimentar a las grandes
urbes de la época. Por lo que comenzó a invertir en la compra de
tierras, favorecida por el abaratamiento general de los precios de los
campos y de los productos agrícolas. Esta inyección de dinero en las
áreas rurales implicó una importante concentración de
la propiedad terrateniente, la burguesía pudo adquirir las tierras
porque se las compró, generalmente a los pequeños propietarios y a
los arrendatarios que en gran número poblaban el espacio rural,
entrando en franca competencia con los Señoríos nobiliarios que
todavía eran los principales productores agrícolas. No solamente se
compró tierras, sino que además se las cercó, expulsando a los
habitantes de esos solares que en su gran mayoría arrendaban las
tierras, se trataba de pequeños productores y de aquellos que se
dedicaban al sistema de producción doméstico de manufacturas; que
tuvieron que ir a vivir a las ciudades. Esa mano de obra fue
reemplazada por peones asalariados disminuyendo sensiblemente los
costos de la producción. Los expulsados pasaron a integrar esta
nueva especialidad de mano de obra o se convirtieron en indigentes
que engrosaron las filas de los desocupados en las grandes ciudades
de la época y se les tendría reservado un lugar en
la historia económica y social de la humanidad.
La Revolución Industrial
La primera Revolución Industrial tuvo lugar en Reino Unido a finales
del siglo XVIII; supuso una profunda transformación en la economía
y sociedad británicas. Los cambios más inmediatos se produjeron en
los procesos de producción: qué, cómo y dónde se producía.
El trabajo se trasladó de la fabricación de productos primarios a la de
bienes manufacturados y servicios. El número de productos
manufacturados creció de forma espectacular gracias al aumento de
la eficacia técnica y el uso de mano de obra asalariada reclutada
entre los miles de indigentes que poblaban las ciudades. En parte, el
crecimiento de la productividad se produjo por la aplicación
sistemática de nuevos conocimientos tecnológicos a partir del uso
masivo de la máquina a vapor, la mayor explotación de la mano de
obra asalariada y gracias a una mayor experiencia productiva, que
también favoreció la creación de grandes empresas en unas áreas
geográficas reducidas. Así, la Revolución Industrial tuvo como
consecuencia una mayor urbanización.
Se puede afirmar que los cambios más importantes afectaron a
la organización del proceso productivo. Las fábricas aumentaron en
tamaño y modificaron su estructura organizativa y aumentó la
especialización laboral. Su desarrollo dependía de una utilización
intensiva del capital, de mano de obra, de las fábricas y de
nuevas máquinas y herramientas. Esto permitió que los trabajadores
produjeran más bienes que antes y que la experiencia adquirida,
utilizando una máquina o herramienta, aumentara la productividad y
la tendencia hacia una mayor especialización en un proceso
acumulativo. Todo lo anterior sentó las bases económicas del Sistema
Capitalista.
La mayor especialización y la aplicación de bienes de capital a la
producción industrial creó nuevas clases sociales en función de quien
contratara y tuviera la propiedad sobre los medios de producción y de
quien los usara. Los individuos propietarios de los medios de
producción en los que invertían capital propio se denominaron
empresarios o capitalistas o lo que es lo mismo, la burguesía
industrial, que no era otra que la heredera de aquella que había
iniciado el proceso de disgregación del Sistema Feudal. Pero también
aquellos expulsados del campo en virtud del proceso de cercamiento
pasaron a desempeñarse como mano de obra para
la industria a cambio del pago de un salario. Cambiando, por ende, la
especialidad de mano de obra de las nuevas Fuerzas Productivas, lo
que significa la aparición de otra nueva clase social denominada clase
obrera o proletario; produciéndose una profunda reforma en las
Relaciones Sociales de Producción establecida hasta entonces y por
ende la base social de un nuevo modo de producción o F.E.S.
Como la Revolución Industrial se produjo por primera vez en Gran
Bretaña, este país se convirtió durante mucho tiempo en el primer
productor de bienes industriales del mundo. Durante gran parte del
siglo XVIII Londres fue el centro de una compleja red comercial
internacional que constituía la base de un creciente comercio
exportador fomentado por la industrialización. El resto de los países
europeos iban a tardar medio siglo más en generalizar la nueva F.E.S,
dependiendo de las condiciones sociales y materiales de cada uno de
ellos.
La burguesía en transición
El delicado papel social de la burguesía en la transición del
feudalismo al capitalismo y su relación con la ascendente monarquía
autoritaria ha sido particularmente objeto de debate historiográfico
dentro de la escuela materialista, sobre todo por el grupo de
historiadores marxistas británicos, y la francesa escuela de Annales,
desde los años cuarenta y cincuenta del siglo XX.
De hecho, la burguesía distó mucho de ser una clase revolucionaria,
más allá de la función que sus actividades económicas tuvieron como
disolventes del modo de producción feudal. Más bien supuso una
pieza clave en el ascenso de las monarquías, de las que era el
principal apoyo económico a través de los impuestos y una de las
extracciones principales (junto con la baja nobleza) del reclutamiento
de la burocracia. En buena parte de Europa se produjo una gran
acomodación de la burguesía a las condiciones económicas, sociales
y políticas del Antiguo Régimen; lo que ha llegado a
denominarse traición de la burguesía (expresión que hay que
entender desde un modelo historiográfico que espera de ella una
función histórica predeterminada)
Su localización en el tiempo no puede hacerse con validez universal.
Para Europa Occidental vendría a coincidir con los siglos XIV al XVIII,
identificándose con lo que se ha venido a denominar el Antiguo
Régimen. No obstante, el proceso se completaría mucho antes
en Inglaterra (donde tienen lugar en primer lugar los cambios
revolucionarios conocidos como revolución burguesa y la revolución
industrial), más tarde en Francia y con más retraso en España (donde
para algunos autores, la revolución industrial fracasó).
Para Europa Oriental, el feudalismo llegó más tardíamente, a finales
de la Edad Media y durante la Edad Moderna se consolida el poder de
la nobleza sobre los campesinos sometidos a servidumbre. La Edad
Contemporánea verá cómo se produce una modernización a un ritmo
acelerado en Rusia, lo que puede explicar las características
especiales de la Revolución de 1917.
Si otro lugar del mundo tuvo esa misma transición sería Japón, que
aislado conscientemente de influencias exteriores desde el siglo XVI
se mantiene en un estadio similar al feudalismo, para abrirse
bruscamente al capitalismo, también de forma consciente, con
la Revolución Mejí.

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