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Trabajo a realizar:

A. Lectura detenida de todo el documento, consultando aquellos términos que no conoce.

B. Responder a las siguientes preguntas:

1. De los materiales usados para escribir la Biblia, cuál es más antiguo y cuál es más
durable? Explique.
2. Cuáles son las dos clases de rollos existentes y en qué se diferencian?
3. Qué es un códice?
4. Por qué cuando hablamos de los códices o rollos bíblicos usamos la palabra manuscrito?
5. Cuando empezó la Biblia a ser impresa en papel?
6. Cómo se explican los errores existentes en los manuscritos bíblicos?
7. En los manuscritos algunos de esos “errores” o cambios fueron deliberados? Sí – No? Por
qué?
8. Cómo se llama la ciencia que permite cotejar las variantes y precisar el texto original?
9. Actualmente disponemos de los autógrafos, es decir, de los primeros manuscritos en los
que los “autores” bíblicos escribieron sus textos? Sí – No? Por qué?
10. Se puede afirmar entonces que el texto bíblico que disponemos actualmente después de
ese largo proceso de “transcripción y copiado”, no es fiable? Sí – No? Por qué?

Materiales en que fue escrita la Biblia

1. Papiro: es el nombre que recibe el soporte de escritura elaborado a partir de una planta
acuática, muy común en el río Nilo, en Egipto, y en algunos lugares de la cuenca
mediterránea, una hierba palustre de la familia de las ciperáceas, el Cyperus papyrus. Fue
profusamente empleado para la fabricación de diversos objetos de uso cotidiano, siendo
su principal utilización la elaboración del soporte de los manuscritos de la antigüedad
denominado papiro. Se sabe que este material era usado en Egipto por lo menos en el
2700 a. C. Con la fibra interior de su caña se hacían tiras de " papel " de unos 36 cms. de
largo por 25 cms. de ancho, pegadas una sobre otra con almidón, hasta hacer hojas de
papel blanco que duraban bastante tiempo.
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2. Pergamino: es un material hecho a partir de la piel de una res u otros animales,


especialmente fabricado para poder escribir sobre él. La piel sigue un proceso de
eliminación del vellón, adobado y estiramiento al final del cual se consiguen las láminas
con las que se elabora un libro, una filacteria o los rollos que se conocían de la
Antigüedad. El origen de su nombre es la ciudad de Pérgamo, donde existía una gran
productividad de gran calidad de este material, pero realmente su existencia se remonta a
1500 años antes de Cristo, es decir, mucho antes de que la ciudad de Pérgamo existiera. El
pergamino era un material más caro y más durable.

3. El papel vitela: El término viene del francés antiguo Vélin, por "cuero de novillo". Es un
tipo de pergamino, para hacer las páginas de un libro. Caracterizado por su delgadez, su
durabilidad y su lisura. El término comenzó a ser usado para designar un pergamino de
calidad muy alta, independientemente de qué animal venga la piel con la que fue hecho. t
Traslucido
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El papel vitela era originalmente un material translúcido u opaco producido de piel de


becerro que tenía que ser mojada, sometido a un proceso con cal, y esquilada, y luego
secada a temperatura ambiente bajo tensión, usualmente dada por un dispositivo de
madera llamado marco estirador. Sin embargo, la vitela animal puede incluir cualquier
otro material hecho de piel, de oveja o prácticamente de cualquier otra piel obtenida de un
animal relativamente pequeño.

La tinta con que escribían se hacía mezclando hollín y aceite con una sustancia
mucilaginosa que producía una tinta bastante durable.
Estos escritos se conservaban en rollos cosiendo las hojas de papiro o pergamino unas con
otras, hasta formar largas tiras que luego se enrollaban para facilitar su lectura y
guardarse.

El papel fue hecho en China en el siglo II a.c. pero no se hizo común en Europa hasta
1200 d.C. aun entonces no se empleaba mucho parara copiar las escrituras sino que seguía
el uso de la vitela y el pergamino hasta la invención de la imprenta, en 1450 d. C.

4. Rollo
Un rollo es, en términos de manuscritos antiguos, una larga lámina, generalmente de
papiro o pergamino enrollada sobre sí misma, en que se escribía antes del desarrollo de
los códices que, aunque escritos al comienzo sobre estos mismos soportes, tuvieron el
formato de los libros actuales.

Para manejar mejor los rollos y facilitar su almacenamiento y preservación se les pegaba
al final de la última hoja un cilindro de madera, hueso o marfil (gr. omphalos, lat.
umbilicus) y alrededor de él se envolvía la tira. Se unían no más de 20 hojas para formar
un rollo. Generalmente se escribían de un solo lado pero en muchos casos de ambos lados.

Se estima que en la Biblioteca de Alejandría había entre 400.000 a 700.000 rollos (aunque
debe considerarse que un solo canto de la Ilíada o la Odisea ocuparía un rollo de papiro).
Muchos rollos fueron rescatados en su forma primitiva al excavar las ruinas de Herculano
y otros lugares.

El texto de las obras se distribuía en varios rollos, de longitud más o menos similar, y
teniendo en cuenta su división por capítulos. Los textos breves se reunían en un mismo
rollo. La tendencia era armar rollos de 6 o 7 metros, que formasen un cilindro de 5 a 6 cm
de diámetro, cómodos para llevar en la mano.[1]

A partir del siglo III d. C., los rollos comenzaron a ser reemplazados por los códices, aún
utilizando papiro o, preferentemente pergamino. No obstante después de esa época los
rollos continuaron produciéndose en ciertos casos.
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El Pentateuco Hebreo de Bruselas (S. IX d.C) resultó de la unión de 57 pieles y su


longitud es de 36.5 m.[9]

El rollo de pergamino más largo hallado es de 9,23 m. Tiene menos de 1 décima de


milímetro de espesor. Pertenece al grupo de los llamados Rollos del Mar Muerto y data
aproximadamente del año 70 d.C.

Rollo de los Salmos. Uno de los Rollos del Mar Muerto. Aprox. 100 a.C. - Soporte: Pergamino
(Piel de becerro) - Formato: Volumen.

Formatos de escritura: Una diferenciación fundamental se relaciona con el sentido de la lectura.


Debe discernirse entre: Volumen y Rotulo (ambos términos latinos).2

Volumen: (formato horizontal, del Lat. volvere: arrollar)

La lectura era paralela al lado largo de la tira o rollo. El rollo de desplegaba horizontalmente. Este
fue el formato usado casi exclusivamente, hasta aproximadamente el S. III d.C. cuando
comenzaron a usarse los códices.

Se escribía en forma de columnas cuidadosamente alineadas que iban formando las páginas del
volumen. Su lectura era bastante dificultosa, puesto que el lector sujetaba el volumen con la mano
derecha y para leerlo tenía que desenrollarlo tirando con la mano izquierda al mismo tiempo que
lo iba enrollando, por lo tanto, esta forma cilíndrica va a entorpecer todo tipo de consulta anterior
puesto que había que desenrollarlo de nuevo e irlo enrollando del otro extremo.

Los hebreos escribieron siempre en rollos horizontales. Continuaron con esta práctica hasta
mediados del S. X. El rollo del Pentateuco es aún usado en la liturgia hebrea de nuestros días.

Puede decirse que del formato “volumen” derivó en gran medida la tecnología del “códice”. En el
siglo IX comenzaron a plegarse los rollos manuscritos en forma de acordeón o biombo.
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Rotulus: (formato vertical, del Lat. rotŭlus = cilindro, Pl. rotuli), también denominado:
transversa charta.

La lectura era paralela al lado corto de la tira o rollo y este se desplegaba verticalmente.
Cuando Alejandro conquistó Egipto trajo consigo extensos textos de normas de gobierno, escritos
en rollos de 30 cm de alto, en formato volumen, como era lo habitual. Durante el Helenismo, su
transcripción fiel resultaba muy onerosa por la escasez de hojas de 30 cm. Los griegos lo
resolvieron rotando 90 grados el sentido de la escritura en los rollos. Cuando los Romanos
conquistaron el Egipto ptolemaico continuaron esa norma, pero aumentaron el ancho de sus
documentos legales para demostar “quién estaba a cargo”.

Aunque la lectura, y aún la escritura de rollos en formato rotulus era más cómoda en algunos
casos (listas, registros - tax rolls, rollos obituarios del medioevo, p.ej.), eran incómodos - al igual
que los volumen - cuando durante la lectura o escritura, quería consultarse cualquier parte del
texto.

En el S. III d.C. la diversidad de los dos formatos cristalizó en dos grandes corrientes: la semítica
y la grecorromana. La corriente semítica conservó la tradición fenicia del formato volumen
(estrechas columnas como suspendidas del límite superior).

Después de que el rollo fuera casi totalmente remplazado por el códice, ciertos escritos y
documentos se continuaron redactando en rollos, en especial en el formato rotulus. Cuando eso se
dejó de hacer, en muchos casos el término subsistió para denominar tales documentos o las
actividades vinculadas.

Códices

Se denomina códice (del latín bloque de madera, libro) a un documento con el formato de los
libros modernos, de páginas separadas, unidas juntas por una costura y encuadernadas. Aunque
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técnicamente cualquier libro moderno es un códice, este término se utiliza solo para libros
escritos a mano, manufacturado en el periodo que abarca desde finales de la Antigüedad Clásica
hasta los inicios de la Edad Media.

Desde el comienzo del siglo II d.C., los cristianos dispusieron las hojas de papiro en cuadernos,
formándose así los “Codex* o “Códices” los cuales hacían menos bulto y podían escribirse de
ambos lados. Lo seco del clima, las arenas de Egipto y tas cuevas de Qumram, han permitido la
preservación de numerosos papiros. El papiro estaba en pleno uso hasta el tercer siglo d.C. (2
Jn.12).

Proceso de elaboración de los códices bíblicos


Antes de la invención de la imprenta en el siglo XV, la Biblia sólo se conocía en forma
manuscrita. Eso significa que el Nuevo Testamento (por no mencionar el Antiguo), se copió a
mano durante mil cuatrocientos años y aún en el siglo XVI continuaba copiándose así.

Esos ejemplares escritos a mano se llamaban "manuscritos".

Hoy día no existe ni un solo manuscrito original de la Biblia griega o hebrea. No se conoce a
ciencia cierta la razón, pero quizá la orden que en el año 303 dictó el emperador Diocleciano de
destruir toda literatura cristiana explique este hecho.

Otra posible razón es que el papiro, material en que probablemente estaba escrita la mayor parte
del Nuevo Testamento, no se conserva bien a menos que se guarde en sitio muy seco.
Si bien se perdieron los originales, la investigación científica nos asegura que la Biblia que
leemos es, para todo fin práctico, la misma que se produjo bajo divina inspiración.

Pero es importante recordar que todos los manuscritos bíblicos son copias.

Errores de copia

Los rollos y libros eran producidos o por una persona que copiaba de otro manuscrito, o por un
grupo que copiaba lo que le dictaban. Es fácil comprender que el amanuense podía, por
cansancio o descuido, cometer errores.

Pero el método de copia colectiva también producía errores; varias razones lo hacían posible,
pero el error principal provenía de lo que los eruditos llaman "error de oído". Cuando
preguntamos a alguien si es correcto decir, "aré lo que pude", nos dirá inmediatamente que no,
pues creerá que hemos dicho "haré", en vez del pretérito del verbo arar. Otro caso es el de los que
bromeando se despiden diciendo: "Otro diablo con usted". (="Otro día hablo").

Similares confusiones lingüísticas ocurren en griego.

Existen también los "errores de vista". Basta revisar la fe de erratas de los libros para ver que
no todos los errores son de tipo mecánico, sino que algunos se producen por subconsciente
confusión de palabras. Recuerdo el caso que mencionaba una "mula podrida", cuando se trataba
de una "muela".
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A pesar de todo, asombrosa exactitud

En los manuscritos que han llegado a nuestras manos hay en verdad "errores de oído", "errores de
vista", y otras clases de equivocaciones.

Pero lo asombroso es que la Biblia se haya conservado tan bien. Aunque copiado millares de
veces a mano, la enorme cantidad de manuscritos demuestran que poseemos lo que casi
pudiéramos llamar un consecuente y auténtico texto bíblico.

Hay una afirmación clásica respecto a la exactitud del Nuevo Testamento, formulada por dos
grandes eruditos de la pasada generación, Westcott y Hort: "Las palabras que en opinión
nuestra aún son dudosas apenas constituyen una milésima parte del Nuevo Testamento" (F.
F. Westcott y F. J. A. Hort, editores, New Testament in Original Greek, 1882, vol. II, Intro -
ducción, p. 2).

Uno de los factores que contribuyeron a la exactitud del Antiguo Testamento fue la creencia judía
en el carácter sagrado de las Escrituras.

Respecto a éstas decía Josefo: "...nadie se ha atrevido a añadir, quitar o alterar ni siquiera
una sílaba..." (véanse Deuteronomio 4:2 y Jeremías 26:2).

El hecho es que las Escrituras judías se copiaban con escrupuloso cuidado. Los escribientes eran
los guardianes de los escritos sagrados en tiempos bíblicos, a quienes históricamente sucedieron
los masoretas (palabra que significa "transmisores").

Los masoretas florecieron entre los años 500 y 1000 n.C., y sus esfuerzos por conservar el texto
bíblico fueron laboriosos y casi increíbles. Los masoretas conservaron tan perfectamente el
Antiguo Testamento, que su obra nos ha llegado como texto patrón, y se le llama "texto ma-
sorético", conocido también por la abreviatura TM.

Cambios deliberados

Debe observarse que en algunas ocasiones hubo copistas que deliberadamente introdujeron
cambios en el texto. A veces creían aclarar así un punto doctrinal. En otras ocasiones creían
resolver una contradicción. Pero mejor hubieran dejado el texto tal como estaba.

Algunos copistas colocaban sus cambios en el margen, pero otros los incorporaban en el texto.
Hoy día la crítica textual tiene que entresacar lo falso de lo verdadero.

Variaciones esencialmente insignificantes

Aunque hay variaciones en los textos bíblicos, más en el Nuevo que en el Antiguo Testamento, la
mayoría son de importancia mínima, y ninguna gran verdad doctrinal se pone en tela de juicio por
errores textuales. Los muchos manuscritos suministran un testimonio colectivo para dotarnos de
un texto utilizable y esencialmente exacto.

Probablemente no haya en el Nuevo Testamento ningún pasaje cuya redacción correcta no se


haya conservado. El conocido erudito Federico Kenyon dice que "ninguna doctrina
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fundamental de la fe cristiana se basa en una redacción controvertida". Añade este


comentario: "Jamás será demasiado el énfasis que pongamos al afirmar que, en esencia, el
texto de la Biblia es cierto" (Aur Bible an the Ancient Manuscripts, Revisado por A. W. Adams,
Londres: Eyre y Spottis woode, 1958, p. 55).

Así las cosas, tenemos que a los cristianos del siglo XXI no nos ha llegado el texto “original” de
las Escrituras, sino “copias, con muchas variantes” -aunque con una altísima fidelidad-,
trasmitidas en códices, leccionarios, traducciones, etc.

Los manuscritos y códices se pueden ver en las bibliotecas y museos donde se conservan
(Vaticano, Londres, Paris, S. Petersburgo, etc. etc. etc), aunque el acceso a ellos se permite sólo a
los estudiosos. En general se trabaja con las foto-copias hechas en microfilm y otros métodos,
para no arruinar el manuscrito.»

Un Manuscrito bíblico es una copia escrita de una porción de texto de la Biblia. La palabra
biblia viene del griego biblia (libros); manuscrito viene del latín manu (mano) y scriptum
(escrito). El manuscrito original (el pergamino original que físicamente escribió el autor) es
llamado autógrafo. "Los manuscritos Bíblicos varían en tamaño: desde los diminutos rollos que
contienen versos individuales de escrituras judías (ver Filacteria) hasta los grandes códices
políglotas (libros multilenguajes) que contienen ambos, la Biblia Hebrea (Tanaj) y la Griega
Cristiana (Nuevo Testamento), así como las obras extracanónicas.

El Códice de Alepo (c. 920 e.C.) y el Códice de Leningrado (c. 1008 CE) son los manuscritos
más antiguos en lenguaje hebreo del Tanaj. En 1947 se encontraron en Qumrán los rollos del mar
muerto y empujaron hacia atrás la historia del los manuscritos del Tanaj un milenio desde los
códices completos más antiguos (ver Tanaj en Qumrán). Antes de este descubrimiento, los
manuscritos existentes más antiguos del Antiguo Testamento estaban en griego en manuscritos
como el Códice Vaticano y el Códice Sinaítico. De los aproximadamente 800 manuscritos
encontrados en Qumrán, 220 son del Tanaj. Se representan todos los libros del Tanaj, excepto el
Libro de Ester; sin embargo, la mayoría son fragmentos. Notablemente existen dos rollos del
Libro de Isaías, uno completo (1QIsa), y uno aproximadamente un 75% completo ( 1QIsb). Esos
manuscritos generalmente datan entre 150 a. E. C. a 70 e. C.

Los antiguos escribas judíos desarrollaron muchas prácticas para proteger las copias de sus
escrituras de los errores.

Manuscritos existentes del Tanaj

Fecha de Antigua
Versión Ejemplos Lenguaje
Composición Copia
Rollos del Mar Tanaj en Hebreo, paleohebreo y Griego c. 150 a.E.C. c. 150 a.E.C. -
Muerto Qumrán (Septuaginta) - 70 e.C. 70 e.C.
Septuaginta Códice Griego 300-100 Siglo II a.E.C.
Vaticano, a.E.C. (fragmentos)
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Códice
Sinaítico y
Siglo IV e.C.
otros
(completo)
papiros
antiguos
principios del
Peshitta Siríaco
Siglo V e.C.
principios del
Siglo V e.C.
Códice
Vulgata Latín principios del
Amiatino
Siglo VIII e.C.
(completo)
Códice de
Alepo,
Códice de
Masorético Hebreo ca. 100 e.C. Siglo X e.C
Leningrado
y otros mss
incompletos
el mss más
antiguo
existente Siglo
11 e.C., el
Pentateuco 200-100
Alfabeto samaritano mms más
samaritano a.E.C.
antiguo
disponible a
los eruditos
Siglo XVI e.C.
500-1000
Targum Arameo Siglo V e.C.
e.C.

Manuscritos del Nuevo Testamento

Las partes del Nuevo Testamento han sido preservadas en más manuscritos que cualquier otra
obra "antigua", teniendo más de 5,800 manuscritos griegos completos o fragmentados, 10,000
manuscritos en Latín y 9,300 manuscritos en muchos otros lenguajes antiguos incluyendo siríaco,
eslavo, gótico, etíope, copto y armenio. Las fechas de esos manuscritos oscilan desde 125 (el
manuscrito de John Ryland, P52
; el fragmento más antiguo de una copia de Juan) hasta la introducción de la
imprenta en Alemania en el siglo XV. La gran mayoría de esos manuscritos datan de después del
siglo X. Porque hay más manuscritos del Nuevo Testamento que cualquier otro escrito
(solamente tenemos 10 copias de 'Las Guerras Gálicas' de Julio César), los Apologistas cristianos
como Josh Mcdowell y Norman Geisler afirman que para cualquier literatura, el Nuevo
Testamento es un testimonio confiable al texto original. El Erudito textual Bart Ehram no esta de
acuerdo: "Es verdad, claro, que el Nuevo Testamento es abundantemente atestiguado en los
manuscritos producidos a través de las edades, pero la mayoría de esos manuscritos son siglos
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muy aparte de los originales, y ninguno de ellos perfectamente fiel. Todos ellos contienen errores
- en total muchos miles de errores. No es tarea fácil reconstruir las palabras originales del Nuevo
Testamento...". En referencia a la evidencia textual del Nuevo Testamento, Bruce M. Metzger
escribió,

"En evaluación a esas estadísticas significantes... se debe considerar, por el contrario, el número
de manuscritos que presentan el texto de los clásicos antiguos. La Ilíada de Homero... esta
conservada en 457 papiros, 2 manuscritos en Unciales, y 188 manuscritos en Minúscula. Entre las
tragedias, los testimonios de Eurípides son los más abundantes; sus obras existentes están
preservadas en 54 papiros y 276 manuscritos en pergamino, casi todos de fecha posterior a partir
del período bizantino... el tiempo entre la composición de los libros del Nuevo Testamento y las
primeras copias existentes es relativamente breve. En lugar de un lapso de un milenio o más,
como es el caso de unos cuantos autores clásicos, se conservan varios manuscritos en papiro de
las porciones del Nuevo Testamento las cuales fueron copias dentro de un siglo o más después de
la composición de los documentos originales".[]

Cada año, se descubren varios manuscritos escritos en el formato original griego. Uno de los
últimos hallazgos importantes fue en 2008, cuando fueron descubiertos 47 manuscritos nuevos en
Albania; por lo menos 17 de ellos desconocidos por los eruditos occidentales.

Cuando se compara un manuscrito con otro, con la excepción de los fragmentos más pequeños,
no existen dos copias totalmente de acuerdo en todo. Nótese, sin embargo, que una única
diferencia impide un acuerdo. Se ha registrado un estimado de entre 400.000 variaciones entre
todos estos manuscritos (del siglo II al siglo XV), que son más que palabras en el Nuevo
Testamento. Esto es menos importante de lo que parece, ya que es una comparación a través de
las fronteras lingüísticas. Las estimaciones más importantes se centran en la comparación de los
textos en idiomas. Esas variaciones son considerablemente menos. La gran mayoría de estos son
errores accidentales realizados por los escribas, y son fácilmente identificables como tales: una
palabra omitida, una línea duplicada, una falta de ortografía, un reordenamiento de palabras, etc.
Algunas variaciones implican cambios aparentemente intencionales, que a menudo hacen más
difícil la determinación de si fueron correcciones de ejemplares mejores, armonizaciones entre las
lecturas, o motivaciones ideológicas. [8] Paleografía es el estudio de la escritura antigua, y la
crítica textual es el estudio de los manuscritos con el fin de reconstruir un texto original probable.

La dificultad en todo esto, sin embargo, es de donde vienen los manuscritos. A menudo, y
especialmente en los monasterios, un conjunto es poco menos que un centro de reciclaje de
manuscritos antiguos en donde las copias imperfectas e incompletas fueron almacenadas mientras
el monasterio o escritorio decició que hacer con ellas. [9] Existieron varias opciones. La primera
era simplemente "borrar" el manuscrito y reusarlo. Esto era muy común en el mundo antiguo e
incluso hasta en la Edad Media; tales manuscritos eran llamados palimpsestos. El palimpsesto
mas famoso es probablemente el Palimpsesto de Arquímedes. Si esto se hacía dentro de un
período corto de tiempo después que el papiro era fabricado, entonces el borrado era menos
posible, ya que el papiro podría deteriorase y por lo tanto ser inservible. Cuando el lavado no era
una buena opción, la segunda opción era quemarlo (puesto que contenía las palabras de Cristo y
los apóstoles, profetas y santos, ellos pensaron que habían tenido un nivel mas alto de santitad
que la literatura secular.) Quemarlos era considerado mas reverente que simplemente tirarlos en
el basurero mas cercano, a pesar de que no era algo inaudito como en el caso del Oxirrinco 840).
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La tercera opción era simplemente dejarlos en lo que se conoce como una tumba de manuscritos.
Cuando los eruditos vienen a los depósitos de manuscritos, por ejemplo aquel en el Monasterio
de Santa Catalina en el Sinaí (la fuente del Códice Sinaítico), o el Monasterio San Sabbas más
allá de Belén, no encuentran bibliotecas, pero si almacenes de textos rechazados [9] (en ocasiones,
curiosamente, los guardan en cajas o estantes de las bibliotecas, debido a las limitaciones de
espacio). Esos textos fueron inaceptables por sus errores escribas y contenías correcciones entre
las líneas[10] lo que es una posible evidencia de que los escribas del monasterio los compararan a
lo que debería haber sido un texto maestro. Luego, los textos considerados completos y correctos,
se habrían deteriorado debido a un uso intensivo y/o habían desaparecido folios, entonces serían
colocados en esos depósitos. Una vez en un depósito, los insectos y la humedad contribuirían
mucho al deterioro continuo de los documentos.

Los textos copiados completa y correctamente por lo general serían puestos en uso, y así
generalmente se desgastarían con bastante rapidez, lo que requeriría recopiado repetitivo.
Además, porque el copiado de los manuscritos era áltamente costoso cuando requería atención de
un escriba por extensos períodos, un manuscrito podría hacerse sólo por encargo, en estos casos
la medida del pergamino, la escritura usada, algunas ilustraciones (elevando el costo efectivo), o
si se trataba de un libro o una colección de varios, etc. sería determinado solo por los
comisionados al trabajo. La idea de almacenar copias adicionales, probablemente habría sido
considerada como el mejor desperdicio e innecesario, ya que la forma y la presentación de un
manuscrito fueron más veces no personalizado a los gustos estéticos del comprador. Esto es parte
de la razón por la que es más probable que los eruditos encuentren segmentos incompletos de
manuscritos incompletos, y a veces contradictorios, más bien que obras grandes consistentes y
completas.
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Distribución de los manuscritos griegos por siglo

Manuscritos del Nuevo Testamento Leccionarios


Siglo Papiros Unciales Minúsculas Unciales Minúsculas
II 2 - - - -
II/III 5 1 - - -
III 28 2 - - -
III/IV 8 2 - - -
IV 14 14 - 1 -
IV/V 8 8 - - -
V 2 36 - 1 -
V/VI 4 10 - - -
VI 7 51 - 3 -
VI/VII 5 5 - 1 -
VIII 8 28 - 4 -
VII/VIII 3 4 - - -
VIII 2 29 - 22 -
VIII/IX - 4 - 5 -
IX - 53 13 113 5
IX/X - 1 4 - 1
X - 17 124 108 38
X/XI - 3 8 3 4
XI - 1 429 15 227
XI/XII - - 33 - 13
XII - - 555 6 486
XII/XIII - - 26 - 17
XIII - - 547 4 394
XIII/XIV - - 28 - 17
XIV - - 511 - 308
XIV/XV - - 8 - 2
XV - - 241 - 171
XV/XVI - - 4 - 2
XV - - 136 - 194

Transmisión

La tarea de copiar manuscritos generalmente fue hecha por los escribas, quienes fueron
calificados profesionales en las artes de escritura. Algunos manuscritos también fueron
corregidos, y los eruditos que examinan cuidadosamente un texto pueden a veces encontrar lo
original y las correcciones comparadas con manuscritos confiables. En el siglo VI, una sala
especial dedicada llegó a utilizar la práctica de escritura de manuscritos e ilustraciones llamada
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Scriptorium, típicamente dentro de los monasterios medievales europeos. A veces un grupo de


escribas harían copias al mismo tiempo como una lectura individual del texto.

De los 476 manuscritos no-Cristianos fechados al siglo II, el 97% de los manuscritos están en la
forma de rollos; sin embargo, los 8 manuscritos cristianos son códices. De hecho, la mayoría de
los manuscritos del Nuevo Testamento son códices. La adaptación de la forma de códice en los
textos no Cristianos no se convirtió en la dominante hasta los siglos IV y V, mostrando una
preferencia de esta forma entre los Cristianos primitivos. El considerable tamaño de algunos
libros del Nuevo Testamento (como las Epístolas de Pablo), y el mismo Nuevo Testamento, no
fue adecuado al limitado espacio disponible en un rollo; en contraste a un códice que podría ser
expandido a cientos de páginas.

Primeros manuscritos existentes

El primer manuscrito de un texto del Nuevo Testamento es un fragmento del tamaño de una
tarjeta de visita del Evangelio de Juan, el Papiro 52 de la Biblioteca de Rylands, el cual data de la
primera mitad del Siglo II. Las primeras copias de un libro del Nuevo Testamento aparecen cerca
del año 200, y la copia completa más antigua del Nuevo Testamento, el Códice Sinaítico data del
Siglo IV. La siguiente tabla enlista los testimonios manuscritos existentes primitivos de los libros
del Nuevo Testamento.

El Manuscrito
Libro Fecha Condición
más antiguo existente
P64 P67 P104
Mateo , , c. 200 Fragmentos
P45
Marcos c. 250 Fragmentos grandes
P4 P75
Lucas , c. 200 Fragmento
P52
Juan c. 125-160 Fragmento
P38 P45 P91 P48
Hechos , , , Principios del siglo III Fragmento
P46
Romanos c. 175-225 Fragmentos
P46
1 Corintios c. 175-225 Fragmentos
P46
2 Corintios c. 175-225 Fragmentos
P46
Epístola a los Gálatas c. 175-225 Fragmentos
P46
Efesios c. 175-225 Fragmentos
P46
Filipenses c. 175-225 Fragmentos
P46
Epístola a los Colosenses c. 175-225 Fragmentos
P46
1 Tesalonicenses c. 175-225 Fragmentos
P92
2 Tesalonicenses Siglo III/IV Fragmento
1 Timoteo ‫א‬ c. 350 Completo
2 Timoteo ‫א‬ c. 350 Completo
P32
Tito c. 200 Fragmento
P87
Filemón Siglo III Fragmento
P46
Hebreos c. 175-225 Fragmentos
P23 P20
Santiago , Siglo III Fragmento
14

1 Pedro MS 193 Siglo III Fragmentos


P72
2 Pedro Siglo III/IV Fragmentos
P9
1 Juan Siglo III Fragmento
2 Juan 0232 Siglo III/IV Fragmento
3 Juan ‫א‬ c. 350 Completo
P72
Judas Siglo III/IV Fragmentos
P98
Revelación Siglo II Fragmento
P115
Revelación Siglo III Fragmento

Crítica textual

La necesidad de aplicar la crítica textual a los libros del Nuevo Testamento surge por dos
circunstancias: ninguno de los documentos originales es exacto, y las copias existentes difieren
una de otra. La crítica textual pretende comprobar de diversas copias cuál de los textos debería
ser considerado como el más cercano conforme al original. El Nuevo Testamento ha sido
preservado en tres manuscritos tradiciones de manuscrito principales: los del siglo IV tipo textual
alejandrino, el tipo textual occidental, también muy cercano, pero propenso a parafrasear y a otras
corrupciones; y el tipo textual bizantino, el cual incluye cerca del 80% de todos los manuscritos,
la mayoría comparativamente avanzada en la tradición.

Desde mediados del siglo XIX, el eclecticismo, en el que no hay una prioridad parcial a un solo
manuscrtito, ha sido el método dominante de edición al texto griego del Nuevo Testamento
(actualmente, Las Sociedades Bíblicas Unidas, 4a. ed. y Nestle-Aland, 27a ed.). En la crítica
textual, el eclecticismo es la práctica de examinar un número amplio de testimonios textuales y
seleccionar la variante que parece mejor. El resultado del proceso es un texto con lecturas
elaboradas de varios testimonios. En un enfoque puramente eclético, no es favorecido
teoréticamente un solo testimonio. En cambio, la crítica forma opiniones sobre testimonios
individuales, se apoya en amba evidencia, interna y externa. Aun así, el manuscrito más antiguo,
siendo los del tipo textual alejandrino, son los más favorecidos, y el texto crítico tiene una
disposición alejandrina. Las traducciones modernas del Nuevo Testamento se basan en esas
copias.

Esta es la situación real, actual. Ahora bien, cuando alguien traduce una Biblia, por ejemplo, al
español, lo primero que tiene que hacer el traductor es preguntarse: ¿de dónde saco el texto
“original”?. Cada uno tiene su propio criterio. Cada traductor gusta mas de esta u aquella version,
del mismo modo que gusta mas de usar una palabra u otra para la traducción ya que a menudo el
mismo vocablo en griego (por ejemplo) significa varias cosas a la vez. Lo mismo ocurre en
arameo y en otros idiomas semiticos…

Hoy en día existen varios trabajos de gente que “se pasó la vida” estudiando esos manuscritos de
códices, leccionarios, fragmentos de papiro, etc, para compararlos, analizarlos, y darles un valor.

La cuestión es que existen hoy en día ediciones del texto bíblico, tanto del Antiguo como del
Nuevo Testamento en hebreo y en griego, hecho por estudiosos serios, en las cuales aparece, por
ejemplo, la carta a los Romanos según los códices y papiros más antiguos y serios, mientras que
las “variantes” con respecto a ese texto aparecen mencionadas al pie de la página. Es lo que se
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llama una “edición crítica de la Biblia” (tanto para el Antiguo como para el Nuevo Testamento)

De modo que el traductor del Nuevo testamento,por ejemplo, «para hacer su trabajo, debe en
primer lugar adquirir una buena edición crítica del Nuevo Testamento, de la cual pueda él
traducir al español, ya que es imposible que cada traductor consiga y lea todos los manuscritos
que existen en el mundo (más de cinco mil, dispersos por los cinco continentes en museos,
bibliotecas, etc).

Ese trabajo ya lo ha hecho otra gente, a saber, la que preparó la edición crítica. Hoy en día existen
varias ediciones críticas. Para el Antiguo Testamento la más conocida es la llamada Biblia
Stuttgartensia, aunque no es la única. Para el Nuevo Testamento hay varias; las más conocidas
son Nestle-Aland, Merk, y otras.

Todas ellas muy recomendables para los que esteis interesados en llegar a la maxima “pureza” de
esos escritos. Como esto no es lo normal finalmente hay que confiar en que los traductores
actuaran de buena fe y lo harán lo mejor posible (siempre que no se dejen influenciar por sus
creencias religiosas y dogmas establecidos por su confesión claro) dentro de sus
posibilidades.Los traductores, con la edición crítica ante sus ojos, leen el texto que los editores de
la obra proponen como texto más seguro, pero también comparan con las variantes al pié de
página… y deben tomar una decisión: ¿conservo el texto así como lo trasmite tal o cual código, o
en este caso sigo lo que dice tal otro?

Obviamente no se trata de un juicio meramente subjetivo, como quien dice “me gusta más si dice
esto o aquello”. Hay reglas, y las decisiones deben basarse en estas reglas científicas. Esta es una
de las grandes diferencias entre todas las traducciones que existen hoy en día, y al lector de una
traducción no le queda sino confiar en quien hizo la traducción. En realidad, todos debemos
confiar en que los autores de las ediciones críticas hayan hecho un buen trabajo… Y los que no
conocen las lenguas originales deben confiar en que los traductores no hayan querido “llevar
agua a su molino” haciendo una traducción tendenciosa…

En la Iglesia Católica existe el “nihil obstat”, que es una aprobación oficial que da la Iglesia a una
determinada traducción, después de serio examen de la misma, y que le permite al lector sencillo
estar tranquilo en cuanto a que la traducción es sustancialmente correcta. Quién no confía en la
Iglesia en este campo, tendrá que confiar en su propio olfato, o a la comunidad cristiana que le
recomienda tal o cual Biblia, o en el traductor a quien probablemente no conoce, etc.

…La ciencia de la crítica textual ha hecho muchos descubrimientos y avances durante el siglo
pasado: en estos momentos estamos en mejores condiciones para reconocer lo que podría ser el
texto “original” de la Biblia, que lo que estaban nuestros hermanos del siglo X, o XV, o XVII.
¿Porqué? Porque se han descubierto códices (de toda la Biblia, o casi toda), leccionarios y
papiros (de toda una carta, o de parte) ¡mucho más antiguos de los que se tenían hace unos siglos
atrás! De este modo, hoy podemos decir, por ejemplo, que tal versículo, que hasta el momento
aparecía en las mayorías de las biblias, o en la Biblia Vulgata, etc, en realidad no aparece en los
manuscritos más confiables o más antiguos… O bien podemos tomar decisiones ante las
variantes de los textos basados en una cantidad más grande o de más calidad de “copias”
antiquísimas. Como referencia siempre se suele tener que a mas antigüedad mayor fiabilidad de
que esté mas cercano al texto original.
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Digamos también que los descubrimientos continúan, y no sería raro que se descubriesen otros
manuscritos tan o más antiguos que los que tenemos (como sucedió en el desierto del Mar
Muerto, en las cuevas de Qumran, hace algunos años), y tengamos que seguir cambiando,
adaptando, quitando o tal vez agregando alguna que otra palabra o versículo; no se trata de
“cambiar la Biblia”, sino al contrario, de irla purificando de los errores de los copistas o de las
aclaraciones que ellos mismos agregaban, etc. »

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