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¿Que es un codice?

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¿Que es un codice?

«Desde el comienzo del siglo II d.C., los cristianos dispusieron las hojas de papiro en cuadernos, formándose así los
“Codex* o “Códices” los cuales hacían menos bulto y podían escribirse de ambos lados. Lo seco del clima, las arenas de
Egipto y tas cuevas de Qumram, han permitido la preservación de numerosos papiros. El papiro estaba en pleno uso
hasta el tercer siglo d.C. (2  Jn.12).  »[1]
A que se le denomina codice?
«Se denomina códice (del latín bloque de madera, libro) a un documento con el formato de los libros modernos, de
páginas separadas, unidas juntas por una costura y encuadernadas. Aunque técnicamente cualquier libro moderno es un
códice, este termino se utiliza solo para libros escritos a mano, manufacturado en el periodo que abarca desde finales de
la Antigüedad Clásica hasta los inicios de la Edad Media.»[2]
Etimologia de la palabra rollo
«heb. sefêr [Ex. 17:14; Jer. 25:13; etc.] y sifrâh [Sal. 56:8]; aram. sefar [Esd. 4:15; etc.], palabras todas que significan
“escritura”* o “rollo”; gr. bîblos, “rollo”, y sus formas diminutivos biblîon y biblarídion, “rollito”.
También se usa el heb. dâbâr, “palabra” en forma oral o escrita y, por transferencia, un documento que contiene
palabras (1 Cr. 29:29; etc.).»[3]
¿Como se escribieron los primeros libros?
«Los primeros libros se escribieron en tablillas de arcillas, luego fue la constante que lo estuvieran en un rollo continuo,
fuera de papiro o pergamino. Pero el primer libro con paginas se le atribuye al emperador romano Julio César, quien
encontró más práctico doblar un libro en paginas en vez de enrollarlo, facilitando las labores de desplazamiento. Tanto
los antiguos griegos como los romanos tenían cuadernos unidos por anillos con páginas de madera, pero no fue sino
hasta el 350 de la era actual que el libro con paginas o códice se convirtió en la forma convencional de almacenar las
palabras. Los primeros cristianos encontraron que el codice, al ser más compacto, les servía para esconder sus textos
prohibidos bajo la ropa.A partir del año 50 de la era actual, los libros, en especial los textos religiosos empezaron a ser
más extensos y gradualmente el codice llego a ser más atractivo. El papiro , el material de escritura habitual de aquella
época solía resquebrajarse al doblarlo en páginas, por eso la mayoria de los nuevos codices se hicieron de pergamino .
¿que otras ventajas tenía el codice sobre los otros sistemas? Por ejemplo permitía ir a cualquier sección
instantáneamente o quizás ojearlo para revisar el contenido. Además, como se podían escribir por ambas caras, podían
albergar el doble de palabras que un rollo del mismo tamaño.

El libro con páginas más antiguo que existe (Codice) es una biblia griega escrita entre los años 300 y 400. Se la conoce
como Codex Sinaiticus porque se la encontró cerca del monte Sinaí, en Egipto. Otra biblia, el Codex Alexandrinus fue
escrita un siglo más tarde. Ambas se encuentran en el Museo británico.»[4]
«Los libros, en el sentido de composiciones escritas de cierta extensión, fueron producidos en la antigüedad en varias
formas y sobre diversos materiales. En la Mesopotamia escribían sobre tabletas de arcilla o de madera cubiertas de cera
y atadas como las hojas de un biombo japonés. Egipto empleó los rollos de papiro temprano en su historia, y de allí se
extendió su uso por todo el mundo antiguo. Un poco más tarde también se hicieron de cuero, y después de pergamino.
Consistían de hojas de más o menos 30 cm de ancho unidas para formar largas tiras, generalmente de no más de 9 m de
largo. No fue hasta los tiempos del cristianismo cuando los rollos cedieron su lugar a los códices, o libros armados con las
hojas puestas a la par y cosidas como los nuestros en la actualidad. El códice más antiguo que se conoce proviene del s II
d.C. Hay evidencias de que habrían sido los cristianos quienes popularizaron los códices en el mundo romano. Los libros
escritos por los hebreos se mencionan por 1ª vez después del éxodo (Ex. 17:14), aunque el arte de escribir ya era
conocido muchos siglos antes. Desde el tiempo de Moisés, por unos 1.000 años, una corriente de libros surgieron de la
versátil pluma de los profetas o historiadores hebreos y otras personas. No todos encontraron lugar en el canon del AT.
Muchos títulos que aparecen mencionados en el AT se han perdido (Nm. 21:14; 1 Cr. 29:29; etc.). El canon de escritos
inspirados en hebreo se cerró hacia el 400 a.C. Los libros religiosos judíos del período siguiente están mayormente
relegados al ámbito de los apócrifos* o seudoepigráficos.* La iglesia cristiana aceptó como inspirados también los libros
del NT, escritos durante unos 50 años por autores reconocidos de la edad apostólica. En el transcurso de ese mismo
período y más tarde, los cristianos escribieron muchos otros libros, que no hallaron lugar en el canon del NT. Sin
embargo, aparte del NT y con excepción de la Primera epístola de Clemente, ningún libro escrito por un autor cristiano
hasta el año 100 d.C. se ha conservado hasta nuestros días. Los manuscritos de las Escrituras hebreas que se usaban en
los cultos públicos judíos y cristianos eran producidos por escribas especializados que escribían con tinta sobre cuero y
pergamino. Los Rollos del Mar Muerto son los ejemplos más antiguos que han sobrevivido de estos libros (figs 245, 267,
314, 447). El común del pueblo no podía darse el lujo de tener esos libros, y si poseían alguno de la Biblia sin duda estaba
escrito en papiro, del tipo muy difundido en tiempos griegos y romanos y producidos por copistas profesionales para los
negocios comerciales de publicaciones. Los escritos del NT también circularon en papiro; en realidad, todas las copias de
libros del NT de los 3 primeros siglos de la era cristiana están escritos sobre rollos o códices de papiro (fig 249). Pero
cuando la iglesia comenzó a prosperar, hacia el s IV d.C., se produjeron costosas copias de la Biblia en códices de
pergamino, de los cuales son ejemplos destacados los códices Vaticano y Sinaítico (figs 84, 85).»[5]

Foto de Howard Vos. 


(der.)Una de las vasijas en que se guardaron los rollos del mar Muerto en las cuevas de Qumrán. (izq).Ruinas de la
biblioteca de Celso, en Éfeso, del siglo II d.C.
 
    «Cuando los autores compusieron sus libros (y algunos de ellos, sobretodo en el Antiguo Testamento, tuvieron varias
ediciones antes de llegar al texto como lo conocemos nosotros) más o menos inmediatamente se comenzó a copiar ese
texto, pues se lo consideraba muy útil, o profecía, o apostólico, etc. Recuerde que no existía nada parecido a la imprenta,
e incluso eran pocos los que podían escribir o leer. En ese trabajo de copiar se aprovechaba para “añadir” u “omitir”
algunas cosas que habian ido cambiando con el tiempo. De esto se quejaron varios de los profetas (Jer.8:8).
Estando así las cosas, poco a poco fueron apareciendo colecciones de cartas apostólicas, evangelios y demás literatura
sagrada. Son los llamados códices. También surgieron colecciones de textos para la lectura en las asambleas de los
cristianos: son los llamados leccionarios, como son de uso aún hoy en las iglesias católicas y ortodoxas. Tanto las copias
“sueltas”, como los “códices” y los “leccionarios” son obras de copistas, es decir, gente que sabía leer y escribir y que
quería trasmitir el texto sagrado para su lectura comunitaria, y también personal.
El plural del término griego to biblíon (documento, rollo), ta biblía, llegó a usarse para las colecciones de escrituras
sagradas. De aquí surge el término Biblia.

El término castellano «libro» viene del latín liber, que es la corteza interior de los árboles. Pero ya en la época de Cristo,
debido a la costumbre de utilizar esa corteza para escribir, liber llegó a tener nuestra acepción moderna.
El antepasado del formato que ahora llamamos libro se origina en la costumbre antigua de amarrar varias tabletas,
normalmente de madera, sobre las que se escribía algo. A veces las tabletas estaban cubiertas de cera, y se escribía en
ellas con un estilete. El uso de este tipo de tabletas llevó a la costumbre de coserlas de tal modo que se pudieran cerrar
una sobre la otra, pues así se protegía lo escrito. Cuando estos primitivos libros constaban de dos tabletas, se les llamaba
«dípticos». En los primeros siglos de la iglesia, se acostumbraba escribir en tales dípticos los nombres de personas por las
que se oraba al celebrar la comunión.»[6]
El Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, nos comenta que:
«Originalmente, los libros estaban hechos de piel, de cuero o Pergamino, o bien de Papiro (Escritura). El rollo estaba
formado por varias piezas de estos materiales, cosidas una a continuación de la otra. Al fijar sus dos extremos en palos o
cilindros, la tira larga (alcanzaba ca. de 10 m y 25 cm de ancho) se enrollaba sobre los extremos (cf. Is 34.4; Zac 5.1s). Tal
rollo podía contener, por ejemplo, el libro de Isaías o un Evangelio. El lector empezaba a leer el texto, escrito en columnas
(Jer 36.23), desenrollando a partir de la derecha (Lc 4.20, 21). Excepcionalmente se escribía en ambas caras del rollo (Ez
2.9, 10; Ap 5.1).»  [7]
El porque de las variantes en las copias de los textos sagrados
«Las diferencias entre las copias del texto sagrado, entre un códice y otro, o entre los leccionarios, etc, se llaman
técnicamente “variantes”.
A menudo se hacian “correcciones” para uso  personal.Diosinspiró al autor sagrado para escribir el texto, como sabemos,
pero no inspiró al copista para que copiara sin error… “Pero cómo – dirá alguno; ¿no habrá inspirado Dios también al
copista para que trasmitiera su Palabra sin error?” Respondemos con un claro NO. ¿Cómo se sabe esto? Simplemente
porque hoy en día existen centenares de copias de los primeros siglos que no son iguales, es decir, que traen el texto de
las Escrituras con más o menos diferencias. El querer negar esto es querer negar LA VERDAD. Sin duda que Dios asistió el
proceso de trasmisión del texto de la Biblia, ya que es un hecho demostrado que las diferencias (entre esas copias) que
llevan a significados distintos son pocas. Sí hay muchísimas diferencias sin importancia para el sentido del texto,
mientras varias diferencias cambian el sentido del texto, aunque sin tener importancia para el contenido. Hay que hacer
aquí la excepción (escasa, eso si) de cuando se altera de forma intencionada a fin de ratificar una idea o dogma.

Dicho sea de paso, de otras obras antiguas (como las obras de Homero) tampoco tenemos originales, y las copias que
nos han llegado son muy posteriores (¡por siglos!) al escrito original, mientras que del Nuevo Testamento tenemos
fragmentos del siglo II, textos enteros del III, códices enteros del IV… La Biblia es, sin duda alguna, el libro mejor
trasmitido de la antigüedad. Justamente eso es lo que nos anima a que un día podamos llegar a conocer el “texto
verdadero y original”, o cuanto menos acercarnos lo mas posible.
Así las cosas, tenemos que a los cristianos del siglo XXI no nos ha llegado el texto “original” de las Escrituras, sino
“copias, con muchas variantes” -aunque con una altísima fidelidad-, trasmitidas en códices, leccionarios, traducciones,
etc.
Los manuscritos y códices se pueden ver en las bibliotecas y museos donde se conservan (Vaticano, Londres, Paris, S.
Petersburgo, etc. etc. etc), aunque el acceso a ellos se permite sólo a los estudiosos. En general se trabaja con las foto-
copias hechas en microfilm y otros métodos, para no arruinar el manuscrito.»
Esta es la situación real, actual. Ahora bien, cuando alguien traduce una Biblia, por ejemplo, al español, lo primero que
tiene que hacer el traductor es preguntarse: ¿de dónde saco el texto “original”?. Cada uno tiene su propio criterio. Cada
traductor gusta mas de esta u aquella version, del mismo modo que gusta mas de usar una palabra u otra para la
traducción ya que a menudo el mismo vocablo en griego (por ejemplo) significa varias cosas a la vez. Lo mismo ocurre en
arameo y en otros idiomas semiticos…
Hoy en día existen varios trabajos de gente que “se pasó la vida” estudiando esos manuscritos de códices, leccionarios,
fragmentos de papiro, etc, para compararlos, analizarlos, y darles un valor.
La cuestión es que existen hoy en día ediciones del texto bíblico, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento en
hebreo y en griego, hecho por estudiosos serios, en las cuales aparece, por ejemplo, la carta a los Romanos según los
códices y papiros más antiguos y serios, mientras que las “variantes” con respecto a ese texto aparecen mencionadas al
pie de la página. Es lo que se llama una “edición crítica de la Biblia” (tanto para el Antiguo como para el Nuevo
Testamento)…
De modo que el traductor del Nuevo testamento,por ejemplo, «para hacer su trabajo, debe en primer lugar adquirir una
buena edición crítica del Nuevo Testamento, de la cual pueda él traducir al español, ya que es imposible que cada
traductor consiga y lea todos los manuscritos que existen en el mundo (más de cinco mil, dispersos por los cinco
continentes en museos, bibliotecas, etc).
Ese trabajo ya lo ha hecho otra gente, a saber, la que preparó la edición crítica. Hoy en día existen varias ediciones
críticas. Para el Antiguo Testamento la más conocida es la llamada Biblia Stuttgartensia, aunque no es la única. Para el
Nuevo Testamento hay varias; las más conocidas son Nestle-Aland, Merk, y otras.
Todas ellas muy recomendables para los que esteis interesados en llegar a la maxima “pureza” de esos escritos. Como
esto no es lo normal finalmente hay que confiar en que los traductores actuaran de buena fe y lo harán lo mejor posible
(siempre que no se dejen influenciar por sus creencias religiosas y dogmas establecidos por su confesión claro) dentro de
sus  posibilidades.Los  traductores, con la edición crítica ante sus ojos, leen el texto que los editores de la obra proponen
como texto más seguro, pero también comparan con las variantes al pié de página… y deben tomar una decisión:
¿conservo el texto así como lo trasmite tal o cual código, o en este caso sigo lo que dice tal otro?
Obviamente no se trata de un juicio meramente subjetivo, como quien dice “me gusta más si dice esto o aquello”. Hay
reglas, y las decisiones deben basarse en estas reglas científicas. Esta es una de las grandes diferencias entre todas las
traducciones que existen hoy en día, y al lector de una traducción no le queda sino confiar en quien hizo la traducción. En
realidad, todos debemos confiar en que los autores de las ediciones críticas hayan hecho un buen trabajo… Y los que no
conocen las lenguas originales deben confiar en que los traductores no hayan querido “llevar agua a su molino” haciendo
una traducción tendenciosa…
En la Iglesia Católica existe el “nihil obstat”, que es una aprobación oficial que da la Iglesia a una determinada
traducción, después de serio examen de la misma, y que le permite al lector sencillo estar tranquilo en cuanto a que la
traducción es sustancialmente correcta. Quién no confía en la Iglesia en este campo, tendrá que confiar en su propio
olfato, o a la comunidad cristiana que le recomienda tal o cual Biblia, o en el traductor a quien probablemente no
conoce, etc. 
…La ciencia de la crítica textual ha hecho muchos descubrimientos y avances durante el siglo pasado: en estos momentos
estamos en mejores condiciones para reconocer lo que podría ser el texto “original” de la Biblia, que lo que estaban
nuestros hermanos del siglo X, o XV, o XVII. ¿Porqué? Porque se han descubierto códices (de toda la Biblia, o casi toda),
leccionarios y papiros (de toda una carta, o de parte) ¡mucho más antiguos de los que se tenían hace unos siglos atrás!
De este modo, hoy podemos decir, por ejemplo, que tal versículo, que hasta el momento aparecía en las mayorías de las
biblias, o en la Biblia Vulgata, etc, en realidad no aparece en los manuscritos más confiables o más antiguos… O bien
podemos tomar decisiones ante las variantes de los textos basados en una cantidad más grande o de más calidad de
“copias” antiquísimas. Como referencia siempre se suele tener que a mas antigüedad mayor fiabilidad de que esté mas
cercano al texto original.

Digamos también que los descubrimientos continúan, y no sería raro que se descubriesen otros manuscritos tan o más
antiguos que los que tenemos (como sucedió en el desierto del Mar Muerto, en las cuevas de Qumran, hace algunos
años), y tengamos que seguir cambiando, adaptando, quitando o tal vez agregando alguna que otra palabra o versículo;
no se trata de “cambiar la Biblia”, sino al contrario, de irla purificando de los errores de los copistas o de las aclaraciones
que ellos mismos agregaban, etc. »[8]
Las relaciones entre los códices 

«Los códices se agrupan en familias que suelen remontarse a una recensión que luego es ampliamente copiada. La
recensión es una edición manuscrita crítica que pretende atajar un estado lamentable del texto que se ha ido
corrompiendo por errores de los copistas. Dichas recensiones pueden localizarse en áreas geográficas.

Distinguen los especialistas cuatro tipos principales de textos dentro de los cuales pueden catalogarse los manuscritos
actualmente existentes. Veamos un cuadro sinóptico de dichos textos, según Streeter 

El texto alejandrino es el texto neutro y el de mejor calidad. Se fue formando en Egipto y está representado por los
mejores códices unciales, el sinaítico, Vaticano, el alejandrino (menos los evangelios), el palimpsesto C, el papiro 75.
Evita armonizaciones y en general ofrece un texto breve sin ampliaciones.
El texto occidental es un texto muy antiguo en el que abundan las interpolaciones. Está representado por el códice D, las
antiguas versiones latina y siríaca, y los Padres de la Iglesia latina y otros como Justino y Taciano.

El texto cesariense está relacionado con la obra de Orígenes y Eusebio. Se remonta al siglo III y está representado por los
códices W y Q.

El texto bizantino proviene de alguna recensión realizada en el siglo V. Es más elegante y armonizante, y suele fusionar
lecturas variantes. Es de hecho el que se ha venido usando en la Iglesia bizantina y el único conocido durante la Edad
Media. Se denomina también textus receptus.»[9]
Algunos códices[10]
Los códices son usualmente llamados según el más famoso lugar en que han estado, ya sea una ciudad o una biblioteca. 
Entre los ejemplos de códices, encontramos:
o Codex Abrogans
o Códex Aleppo

o Codex Alexandrinus

o Codex Alimentarius

o Codex Alimentarius Austriacus

o Codex Amiatinus

o Codex Argenteus

o Codex Astensis

o Codex Aureus de St. Emmeram

o Codex Aureus de Lorsch

o Codex Batres

o Codex Berolinensis

o Codex Bezae

o Codex Biblicus Legionensis Biblia mozárabe del siglo X de León.


o Codex Calixtinus

o Biblia mozárabe de León (siglo X). Representación de Lucas en la que según los expertos del arte se inspiró
Picasso para El Guernica.

o Codex Claromontanus

o Codex Cumanicus

o Codex Ephraemi Rescriptus

o Codex Euricianus

o Codex Exoniensis

o Codex Flatoiensis

o Codex Gigas

o Codex Hammer

o Codex Hierosolymitanus

o Codex Iustinianus

o Codex Leicester

o Codex Manesse

o Codex Maximilianeus bavaricus civilis

o Codex Pisanus

o Codex Regius

o Codex Runicus

o Codex Sinaiticus
o Codex Theodosianus

o Codex Usserianus Primus

o Codex Wallerstein

o Codex Zamoscianus

o Codex ms. 3227a

o Leningrad Codex

o Rohonczi Codex

o Códice de Albacete

o Cantigas de Santa María Cuatro códices de cantigas de Alfonso X el Sabio.

o Codex Vaticanus.
1. Manuscritos iluminados:
«Mucho antes del uso de los capítulos y versículos modernos, los manuscritos medievales incluían muchas ayudas para
los lectores. En manuscritos de la Edad Media se encuentran característicamente materiales tales como divisiones del
texto en unidades pequeñas, títulos tradicionales para cada libro, notas al pie, los cánones de Eusebio y comentarios
sobre el texto. Tal material es característicamente encontrado en manuscritos de la Edad Media. Un manuscrito
iluminado se refiere a un manuscrito adornado, con decoraciones de color. Retratos de los 4 evangelistas adornan
frecuentemente las páginas de los manuscritos medievales. Los manuscritos latinos en particular a menudo incluyen a
los 4 evangelios con sus emblemas. El códice Amiantus, los Evangelios Lindisfame y el libro de Kells son ejemplos de los
magníficos manuscritos que han sobrevivido. Amiatimus es una Biblia Latina completa con un excelente texto de la
Vulgata».[11]
2. Manuscritos de la Arena 
«En años recientes la arenas de Egipto han revelado numerosos manuscritos de papiros, un numero de los cuales son
muy valioso para el Nuevo Testamento. Grenfell y Hunt, dos jóvenes eruditos de Oxford abrieron brecha en la búsqueda
científica de  papiro.Tres  grupos de papiros bíblicos son especialmente importantes:El papiro OxyrhynchusLos Papiros de
Oxirrinco (Oxyrhynchus papyri) son un grupo numeroso de manuscritos descubiertos por los arqueólogos en una antigua
zona cerca de Oxirrinco (Oxyrhynchus, 28 32′N 30 40′E, actual el-Bahnasa) en Egipto. Incluye miles de documentos en
griego y latín, cartas y trabajos  literarios.Tras  aplicar una técnica fotográfica conocida como Multi-Spectral Imaging en
el papiro Oxyrhynchus 4499 (datado de finales del siglo III – principios del s. IV y que se encuentra en el Museo
Ashmolean) se consiguió identificar el número de la bestia, nombrada en el Apocalipsis de Juan, como el número 616
(χις), y no el 666 (χξς).Corrección a esta información: El manuscrito en griego más antiguo del Apocalipsis que se conoce
hasta el presente, es el Papiro P47, de alrededor del año 200 d.C., que contiene los pasajes que van desde Apocalipsis
9.10 hasta 17.2. Este manuscrito se encuentra en el Museo Chester Beaty de Dublín, Irlanda. El tipo de texto griego del
Papiro P47 es el Alejandrino, conocido como el más antiguo. Así que, lo más probable es que, viendo el error 616 en esta
copia, reutilizaron el material para otro escrito.»[12]
El papiro Chester Beatty (S.III) 
«Adquiridos 1930 por Chester beatty, fue Sir Federico Kenyon quien los anunció al mundo en el London Times del 17 de
noviembre de 1931. Incluyen porciones del Antiguo y del Nuevo Testamento, y su fecha aproximada es del tercer siglo
D.C. (algunos les han asignado fechas en forma mas general, fechas que van del segundo al cuarto siglo). Son once
códices de papiro, siete del Antiguo Testamento, tres del Nuevo y una parte de I Enoc. Las mas antiguas copias de las
epístolas Paulinas, con algunas lagunas especialmente las pastorales: I y II Timoteo y Tito) se hallan en el grupo; también
porciones de los cuatro Evangelios y Hechos que datan de poco después de 200 d.C.: Una parte del Apocalipsis completa
los papiros que se encuentran actualmente en la biblioteca Chester Beatty, Dublín, a excepción de treinta hojas de las
epístolas Paulinas, que están en la biblioteca de la Universidad de Michigan,Ann Arbor.”[13]  “Ejemplo: el p45 con gran
parte de los evangelios.”  [14]
El papiro Bodmer (Alrededor de 200 d.C.) [15]
«En 1956,1958 y 1962 se publicó el papiro Bodmer II. Este incluye los primeros trece capítulos de Juan en griego, en
condición casi perfecta, y fragmentos de los restantes capítulos. Tiene fecha de alrededor de 200 D.C. Y se encuentra en
la Biblioteca Bodemer, cerca de Ginebra. En 1961 se publicó otro documento Bodemer: Lucas 3:18 hasta Juan 15:8.
Puede ser que su origen se remonte al último cuarto del siglo II. Otros fragmentos Bodmer incluyen Judas y II Pedro en
griego (alrededor de 200 d.C.) y porciones de la Biblia, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, en griego y
copto.“Ejemplo: los p66 y p75 con el texto de Juan”[16]
En conjunto, hoy son conocidos cerca de un centenar de papiros del Nuevo Testamento y más de cincuenta de estos
datan del siglo IV o de antes.Algunos de estos papiros son 150 años o mas antiguos que manuscritos Vaticano y Sinaítico
y por esto son indispensables para llenar el vacío textual entre los grandes unciales y el fin de la era apostólica. Estos
papiros confirman principalmente el tipo de texto de Westcott – Hort y añaden inmensurablemente el sólido fundamento
sobre el cual descansa nuestro texto moderno.»[17]
El texto del Antiguo Testamento [18]
«El códice Aleppo y códice Leningrado son considerados como nuestros mejores manuscritos hebreos, pero fecha mas
allá de los siglos X y XI esto podría resultar ser una barrera difícil para el texto del antiguo testamento sino fuera por las
defensas diseñadas y seguidas por los masoretas y por las reglas estrictas observadas por escribas judíos antiguos. Los
masoretas fueron tan importantes en la transmisión del texto que nuestra Biblia hebrea moderna es conocida como el
texto masorético. Los documentos bíblicos de los rollos del mar muerto son nada menos que sensacionales. Los dos rollos
de Isaías y muchos otros también aunque se remontan a la era antes de Cristo, demuestran el texto del Antiguo
Testamento fue bien preservado y transmitido a nosotros con presición.»
“En 1947 hubo un descubrimiento crucial en la historia de la arqueología bíblica, cuando unos beduinos penetran
casualmente en una de las cuevas de Qumrán, donde encuentran grandes vasijas que contienen en su interior rollos de la
Biblia hebrea, cubiertos de betún y cuidadosamente envueltos en tela: son los manuscritos hebreos de todos los libros del
Antiguo Testamento, a excepción del libro de Ester, Judit, 1 y 2 Macabeos, Baruc y Sabiduría, y que pueden citarse entre
el 150 a.C. y el 70 d.C. aproximadamente. Entre los textos descubiertos más importantes está el rollo de Isaías, escrito
dos siglos antes de Cristo, que es prácticamente idéntico al texto que nosotros poseíamos: en mil años se puede decir que
apenas se ha cambiado una coma. También Habacuc y Salmos estaban completos. Se han encontrado fragmentos de
casi todos los libros del Antiguo Testamento. Este descubrimiento fue doble, no solo porque se encontraron los
manuscritos más antiguos del AT, sino porque además al cotejarlos con la versiones modernas de la Biblia pudo
apreciarse que todo el trabajo exegético, lingüístico y de comparación de manuscritos había valido la pena: los textos
modernos de la Biblia eran los mismos que los que se habían encontrado en Qumrán. Este es uno de los buenos motivos
para confiar en el cuidado y celo que la Tradición pone en preservar los textos y la doctrina originales. En los manuscritos
hallados en Qumrán se cubre el período intertestamentario (entre los siglos II a.C. y I d.c.). Son, por eso, anteriores en
más de mil años a los manuscritos que ya conocíamos, salvo el pequeño pairo de Nash (siglo I o II a.C.), que contiene una
parte del Decálogo y el comienzo de la perícopa de Shemá -oración que los judíos debían recitar todos los días-,
descubierto en 1902 en Egipto.»  [19]
Otros manuscritos del Nuevo Testamento[20]
a.El Códice de Ephraemi:
Lleva la letra C. Es un manuscrito palimpsesto sobresaliente con un trasfondo histórico sobresaliente. ¿Que es un
manuscrito palimpsesto? Debido a la escasez de material a usar en la escritura, en la Edad Media se acostumbraba
tomar un pergamino viejo, lavarle o rasparle la tinta y luego usar el pergamino raspado como si fuera nuevo. En su
forma original fue un manuscrito del Antiguo y del Nuevo Testamento, pero por alguna razón muchas de sus hojas se
arrancaron y perdieron. Alrededor del siglo XII alguien tomó las hojas que quedaban y copió 38 sermones de Ephraemi de
Siria sobre el texto bíblico. El códice, toma así su nombre de la capa de escritura superior. El manuscrito ha estado en
Paris desde los años 1500 y se ha llamado la atención a la capa antigua de escritura. En 1840 Tischendorf fue a París a
intentar descifrar el palimpsesto. Con la ayuda de reactivos químicos cumplió su objetivo, publicando la parte del Nuevo
Testamento en 1843 y la del Antiguo Testamento en 1845. El texto no está completo. Se ha pedido mucho del Antiguo
Testamento, pero del Nuevo Testamento hay 145 hojas de cada libo, excepto de 2 Tesalonicenses y 2 Juan. El escrito es
de solamente una columna por página.
b.Códice Bezae:
Lleva la letra D. Pertenece a la Biblioteca de la Universidad Cambridge. Deriva su nombre del reformador protestante
Teodoro Beza, quien luego de tenerlo por 20 años lo regaló en 1581 a la biblioteca de la Universidad de Cambridge.
Contiene (con interrupciones) los 4 evangelios, Hechos y un fragmento de 3 Juan en Latín. Sus hojas son algo mas
pequeñas que la de los manuscritos descriptos hasta ahora, pues mide 25 x 20 cm. El códice, consiste de 406 hojas de
vitela delgada, y está ahora encuadernado en 2 volúmenes de tamaño conveniente. Es un manuscrito bilingüe; está
escrito en dos idiomas, con el texto griego en el lado izquierdo de la página y el texto latino en el derecho. Las líneas
escritas en una columna por página, son líneas de significado. Esto significa que las líneas varían en longitud y
corresponden a pausas requeridas conforme el códice está siendo leído. Los evangelios aparecen en el llamado orden
occidental: Mateo, Juan, Lucas y Marcos. Este códice, tiene diferencias del texto usual que incluyen no solamente
cambios verbales, sino cláusulas adicionales y hasta oraciones. El códice Bezae y otros testigos textuales son
representantes de un tipo de texto que es conocido como occidental, que se caracteriza por el apego a la paráfrasis, por
las expansiones textuales y por las notables omisiones.
c. Otros unciales:
Los manuscritos del Nuevo Testamento, dependiendo de sus similitudes, se dividen generalmente en 3 grupos o clases
de texto:
o Alejandrino
o Occidental
o Bizantino.
El Bizantino  está asociado con el mundo bizantino de la Edad Media. Es la clase de texto que se encuentra en la vasta
mayoría de los manuscritos posteriores.
El Alejandrino, conectado con Alejandría en Egipto y representado especialmente por los manuscritos Vaticano y
Sinaítico, es muy antiguo y es considerado como la mejor forma de texto.
Ahora hay una lista como de 280 unciales.
d.El códice Claromontano:
Es un manuscrito del siglo VI de las cartas de Pablo (incluye Hebreos).Es un pequeño volumen de 533 hojas escritas en
vitela delgada. En un tiempo  perteneció a Teodoro Beza; está escrito en griego y también en latín, y su clase de texto es
occidental. Editado por Tischendorf, se encuentra en la Bibliotecas Nacional de París.
e. El códice Laudiano (Ea):
Toma su nombre del Arzobispo Laud, que lo regaló a la Biblioteca Bodlecam de Oxford en 1636. Fechado a finales del s.
VI, escrito en griego y latín, con omisiones al final.
Tiene características occidentales, pero su texto griego está mayormente en concordancia con la forma bizantina del
texto. Es el manuscrito mas antiguo que incluyó la confesión del eunuco en Hch. 8:37
f. El códice Regio (L):
Es un códice del s. VIII que contiene los evangelios, ahora está en la Biblioteca Nacional en Paris.Conserva un buen tipo
de texto Alejandrino, que a menudo concuerda con el Manuscrito Vaticano. Al final de Marcos incluye la terminación
tradicional (Marcos 16:9-20) y también un final mas corto. Pero ese final mas corto es respaldado solamente por tres
otros manuscritos griegos y unos cuantos testigos entre las versiones, todas las cuales (excepto una) incluyen también la
terminación mas larga.
Manuscrito Freer Washington:
Fue obtenido en 1906 por Charles L. Freer de Detroit. Un manuscrito (Códice I) contiene una colección de cartas de Pablo
hasta Hebreos, con Hebreos colocado después de II Tesalonicenses. El texto es de tipo alejandrino y data del s.V, pero
desafortunadamente menos de la mitad del manuscrito ha sobrevivido. El otro manuscrito (Códice W) es una copia de los
4 evangelios, data del s. IV o V. Su tipo de texto puede ser mejor descrito como una mezcla, e indica probablemente que
fue copiado de porciones de varios manuscritos.
Ambos manuscritos Freer se encuentran en la galería de Arte Freer en el instituto Smithsoniano, Washington, D.C.
Manuscritos minúsculos:
Datan del s.IX y comprenden la gran mayoría de los manuscritos que existen hoy. Aunque la lista de manuscritos
conocidos está todavía creciendo en la actualidad hay alrededor de 2800 minúsculos. En general ellos representan, junto
con muchos unciales tardíos, una forma posterior del texto (bizantino)
a.Los minúsculos 1 y 2:  son manuscritos de los evangelios que datan del s. XII que ahora están en Basilea, Suiza. Estos
minúsculos encabezan la lista porque fueron usados por Erasmo, quien editó el 1er. Nuevo Testamento griego. Erasmo
principalmente usó el minúsculo 2 que es un manuscrito tipo bizantino.
b.El minúsculo XIII  es un manuscrito del s.XII o XIII que está en Paris. Es uno de alrededor de una docena de manuscritos
que comprenden la “Familia 13”, especialmente singular por su colocación del pasaje de la mujer adultera no en Juan
7:53 – 8:11 sino después de Lucas 21:38.
c.El minúsculo 33,  del s.IX y que está en París, contiene los evangelios, Hechos y las Epístolas. Por causa, de su buen texto
ha sido llamado “el rey de los cursivos”. El minúsculo 61 del s. XV o XVI y que está en Dublín, Irlanda, fue el 1er.
Manuscrito encontrado que respalda los “tres testigos celestiales” de I Juan. 5:7,8.Sobre la autoridad de este manuscrito
solamente, Erasmo añadió I Juan 5:7 a la 3era. Edición del texto griego.
d.El minúsculo 565  es una copia del s.IX de los evangelios que está en San Petersburgo, Rusia. Es un hermoso Códice, un
ejemplo sobresaliente dentro de un número de manuscritos escritos en letras de oro o plata sobre vitela púrpura. El
manuscrito 1739 es un manuscrito del s.X de Hechos y las Epístolas, localizado en uno de los muchos monasterios en
monte Ethos en Grecia. Es un manuscrito importante porque su antepasado aparentemente se remonta al s. IV, pues
tiene un texto similar al del manuscrito Vaticano.
Los Leccionarios:
El término griego lectron se refiere a un pasaje selecto de la Escritura diseñado para ser leído en servicios públicos de
adoración y por consiguiente un leccionario es un manuscrito especialmente arreglado en secciones para este propósito
y fueron copiados un poco más cuidadosamente que los manuscritos ordinarios. La mayoría, son de los evangelios, pero
algunos son de Hechos y de las Epístolas. Los leccionarios no pueden ser clasificados como “unciales o minúsculos”
porque son copias sobrevivientes de ambos tipos.
Hay alrededor de 2200 leccionarios.
Conclución:
Concluyo esta explicación, citando lo que explica Nelson, Wilton:
«El plural del término griego to biblíon (documento, rollo), ta biblía, llegó a usarse para las colecciones de escrituras
sagradas. De aquí surge el término Biblia.
El término castellano «libro» viene del latín liber, que es la corteza interior de los árboles. Pero ya en la época de Cristo,
debido a la costumbre de utilizar esa corteza para escribir, liber llegó a tener nuestra acepción moderna.
El antepasado del formato que ahora llamamos libro se origina en la costumbre antigua de amarrar varias tabletas,
normalmente de madera, sobre las que se escribía algo. A veces las tabletas estaban cubiertas de cera, y se escribía en
ellas con un estilete. El uso de este tipo de tabletas llevó a la costumbre de coserlas de tal modo que se pudieran cerrar
una sobre la otra, pues así se protegía lo escrito. Cuando estos primitivos libros constaban de dos tabletas, se les llamaba
«dípticos». En los primeros siglos de la iglesia, se acostumbraba escribir en tales dípticos los nombres de personas por las
que se oraba al celebrar la comunión.
Los documentos escritos comenzaron a tomar la forma de nuestros libros actuales cuando se comenzó a utilizar el mismo
principio de las tablas cosidas, pero empleando hojas de papiro o de pergamino. Naturalmente, esto permitía coser, no
ya dos o tres hojas, sino muchas más. El nuevo formato se llamaba «códice» (del latín, codex, que significa tronco del
árbol) término empleado también para referirse a las antiguas tabletas antes mencionadas.

Como es sabido, la Biblia en el Canon que utilizan los protestantes, consta de 66 libros: 39 en el Antiguo Testamento y 27
en el Nuevo Testamento. La Biblia católica, debido a la inclusión de los libros llamados «Apócrifos», tiene 46 libros en el
Antiguo Testamento y los mismos 27 en el Nuevo Testamento.
La Biblia alude a ciertos libros perdidos, de los cuales algunos fragmentos se han incorporado en el canon: el libro de las
batallas de Jehová (Nm 21.14), el libro de Jaser (Jos 10.13; 2 S 1.18), el libro de los hechos de Salomón (1 R 11.41), el libro
de las historias de los reyes de Israel (1 R 14.19), y el «midrás del libro de los reyes [de Judá]» (2 Cr 24.27 BJ). Además, se
menciona un libro de memorias (por ejemplo, Éx 17.14; Esd 4.15), que pareciera ser el origen de la idea de un Libro de
vida.»[21]
En la actualidad se conservan más de 3000 códices o manuscritos en pergaminos que contienen copias de los libros de la
Biblia; entre los más importantes tenemos:
a. El Códice Vaticano del siglo IV, y se conserva en la biblioteca del Vaticano.
b. El Códice Sinaítico del siglo V, en el monasterio ortodoxo de Santa Catalina en el monte Sinaí.
c. El Códice Alejandrino del mismo siglo, en el museo británico de Londres.
d. El Códice de Efrén también del siglo V, y se exhibe en la biblioteca de París.
En el museo del “Templo de Libro” en Jerusalén, se conservan gran parte de los rollos de la comunidad esenia del Mar
Muerto.
Notas
1.Esteban Beitze, Bibliología, Instituto teologico Muller
2. http://forocristiano.iglesia.net/showpost.php?p=401231&postcount=1
3. http://mundohistoria.portalmundos.com/papel-y-codices/
4.  http://www.bibliaonline.net/scripts/dicionario.cgi?procurar=libro&exata=on&link=bol 〈=AR
5.  http://www.bibliaonline.net/scripts/dicionario.cgi?procurar=libro&exata=on&link=bol 〈=AR
6. http://forocristiano.iglesia.net/showpost.php?p=401231&postcount=1
7. Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.
8. http://forocristiano.iglesia.net/showpost.php?p=401231&postcount=1
9. http://www.upcomillas.es/personal/jmmoreno/cursos/EScritura/Teologia/texto.htm
10. Wikipedia, Códice
11 Comprendamos como se formó la Biblia,  Pág. 40,Neil R. Lightfoot,Editorial Mundo Hispano.
12. Introducción a la Biblia, Pág.55, Donald E.Demary,Edit. Unilit
13 wikipedia,Papiros_de_Oxirrinco
14. http://www.upco.es/personal/jmmoreno/cursos/EScritura/Teologia/texto.htm
15. Introducción a la Biblia, Pág.55, Donald E.Demary, Edit. Unilit
16. http://www.upco.es/personal/jmmoreno/cursos/EScritura/Teologia/texto.htm
17. Comprendamos como se formó la Biblia, op. cit., Pág. 155
18. http://www.auladebiblia.com/introduccion/tema5/tema5.html
19. Comprendamos como se formó la Biblia, op. cit., Pág. 102-103
20. ibid.,Pág. 82
21. Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998.
8.00. Los apócrifos y los códices más antiguos
La presencia de los libros apócrifos en los tres principales códices de la Biblia exige una explicación. Ninguno de ellos es
completo, o sea que no contiene los 66 libros "protocanónicos". Sin embargo, juntando el material de los tres tenemos
toda la Escritura.

En ninguno de los tres tampoco están todos los libros apócrifos. En el Códice Vaticano (siglo IV d.C.) hay cinco, pero
faltan 1 y 2 Macabeos; en el Sinaítico (siglo IV d.C.) también hay cinco, y faltan 2 Macabeos y Baruc; en el Alejandrino
(siglo V d.C.) sólo falta Tobit (Tobías). En cuanto al significado de esto último debe destacarse que la inclusión de 4
Macabeos en el Sinaítico y en él Alejandrino, que es un relato ampliado del espantoso martirio y de la muerte sucesiva
de siete jóvenes judíos y de su madre, víctimas de la crueldad de Antíoco (2 Macabeos 7: 1-42); y el hecho de que forme
parte del Alejandrino I Esdras (denominado Esdras III en la Vulgata) y 2 Esdras (o Esdras el Profeta, o Apocalipsis de
Esdras), y la Oración de Manasés así como la inclusión del libro Salmos de Salomón al final del índice, son hechos que
demuestran que en los siglos IV y V d.C. existía la costumbre - que hoy nadie emplearía - de colocar dentro de las
Escrituras ciertos libros que nunca fueron reconocidos como divinamente inspirados, ni en el canon hebreo ni por
ninguna iglesia cristiana a través de los siglos.

Por lo tanto, es natural llegar a la conclusión de que el hecho de que estos libros estén en los códices más importantes
descubiertos hasta ahora no es una razón valedera para darles la categoría de libros canónicos.

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