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Módulo 1
LICENCIATURA
EN
PSICOPEDAGOGÍA
Módulo
Didáctica de la Matemática
1
Lic. Alejandro Rossetti
Lic. Rosa Garcés
MÓDULO 1
DIDÁCTICA DE LA MATEMÁTICA: ALGUNAS IDEAS CENTRALES DEL ENFOQUE PARA LA ENSEÑANZA
Introducción
Empezamos a transitar la materia…
En este primer módulo nos ocuparemos de estudiar algunas ideas centrales del enfoque para la
enseñanza de la matemática desde el cual ha sido organizada la propuesta de esta asignatura. Son
aspectos del funcionamiento y organización de las clases que atraviesan la enseñanza de los diferentes
contenidos del área. Deberán tener en cuenta que se volverá sobre estas cuestiones en los módulos
siguientes a propósito del aprendizaje y la enseñanza de los contenidos específicos que se abordarán en
ellos.
Sabiendo que, como primera aproximación a la disciplina para muchos de ustedes, el trabajo
sobre este módulo podrá resultar complejo. ¡No se desanimen frente a esta dificultad!. Siempre será
posible una primera lectura para luego volver sobre ella cuando se aborden las próximas temáticas.
Esquema del Módulo 1
Una presentación de la didáctica de la matemática, su objeto de estudio y su relación
con otras disciplinas, en particular la psicología y la matemática.
Luego se desarrolla en qué sentido se está considerando que la actividad de resolución
de problemas por parte de los alumnos juega un papel central en el aprendizaje
matemático y qué tipo de funcionamiento en la clase se pretende promover a partir de
dichos problemas.
Para finalizar, se presentan una actividad de integración y la bibliografía obligatoria del
módulo.
Ahora bien, dicho de este modo, esta frase al menos es sumamente vaga y ambigua. Por cierto,
hoy prácticamente todas las personas vinculadas con la enseñanza de la matemática sostendrían que los
problemas ocupan un lugar central en su aprendizaje.
Antes de continuar con la lectura los invitamos a que traten de explicitar y anotar su propia
concepción al respecto de:
¿Cuál creen que es el lugar de los problemas en el aprendizaje matemático?
La idea es que al finalizar el trabajo con el módulo y la bibliografía del mismo, puedan confrontar
sus respuestas a la pregunta anterior con dicho material y puedan revisarla a la luz de las lecturas y los
análisis que hayan logrado realizar.
Seguimos…
Sin embargo, no todos los que afirmarían que la resolución de problemas constituye el eje del
aprendizaje matemático están entendiendo lo mismo por “resolver problemas”:
Hay quienes consideran que los problemas son una actividad aplicacionista; o sea para
aplicar/ejercitar algo que se mostró o enseñó previamente.
Algunos creen que pueden constituir una actividad motivadora para iniciar el tratamiento de un
tema.
Otros abren un tema planteando un problema que se resuelve colectivamente en el pizarrón para que
luego los alumnos trabajen solos en resoluciones posteriores, etc.
Ninguna de estas concepciones corresponde a la que aquí buscamos compartir.
Son dos los aspectos que es necesario resaltar para especificar el modo en que concebimos la
actividad de resolución de problemas como productora de conocimientos en las clases de matemáticas:
¿de cuáles problemas se trata?
¿qué tipo de trabajo buscamos generar a propósito de dichos problemas?
Cuando se afirma que la resolución de problemas permite iniciar un trabajo que posibilitará el
aprendizaje matemático por parte de los alumnos, no se trata de cualquier problema ni de cualquier
trabajo a propósito de ellos. No son los problemas en sí mismos los que generan aprendizaje
matemático, sino determinados problemas y determinado trabajo en relación con ellos.
Entonces... ¿Cuáles problemas?
No se trata de cualquier problema, como recién mencionamos, sino de aquellos que hacen
funcionar a los conocimientos que se quieren enseñar como herramientas de solución. En otras
palabras, los problemas en cuya resolución intervienen los conocimientos matemáticos que buscamos
transmitir.
En este sentido, es necesario realizar una búsqueda de las diferentes clases de situaciones que
un concepto permite resolver y de los diferentes grados de complejidad que involucra su abordaje desde
el punto de vista del sujeto que está aprendiendo. Esto es necesario para poder abrir el abanico de
situaciones que se proponen en la enseñanza.
Por ejemplo, cuando se aborda la resta en la escolaridad básica, suele vincularse con problemas
donde interviene una pérdida, una disminución, un retroceso, etc., tal como sucede en el enunciado
siguiente:
“María va al supermercado con $50, gasta allí $34. ¿Cuánto dinero le queda
después de la compra?”
Esta clase de situaciones forma parte de un sentido de la resta. Sin embargo, también componen
el sentido de esta operación otras clases de problemas de los cuales los que siguen son sólo algunos
ejemplos:
“En 2° año A, hay 32 alumnos. Si las nenas son 17, ¿cuántos varones hay?”
“Jugando al juego de la Oca, necesito saber cuántos casilleros tengo que
recorrer para avanzar desde 13 hasta 47”
“Juan tiene 18 figuritas y Pedro 29. ¿Cuántas figuritas más que Juan tiene
Pedro?”
“Juan vino con algunas figuritas a la escuela. En el primer recreo jugó y ganó 7.
Al terminar el recreo tenía 18. ¿Cuántas figuritas tenía al llegar a la escuela?”
Estos enunciados hacen intervenir otros sentidos de la resta.
Observamos, a partir de los ejemplos, cómo un mismo concepto puede funcionar en diversas
situaciones. Sin embargo, las estrategias que ponen en juego los alumnos para resolver las clases de
problemas son diferentes. Esto permite afirmar que, si bien la operación matemática que los resuelve es
la misma –la resta-, su resolución por parte de los niños pone en juego diferentes razonamientos, es
decir permite el establecimiento de diferentes relaciones. Las distintas clases de problemas posibilitan
atrapar diferentes aspectos de un concepto. Por supuesto, su abordaje sólo puede realizarse
progresivamente y a largo plazo:
Por supuesto, su abordaje sólo puede realizarse progresivamente y a largo plazo:
“En el momento del aprendizaje, distintos tipos de problemas permiten “hacer
funcionar” un concepto de diferentes maneras, cada una de las cuales hace
posible establecer algunas propiedades, relaciones y “modos de entender”
específicos que forman parte del sentido del concepto. El pasaje de un manera
de “hacer funcionar” un concepto a otra no es automático y, para que ésta sea
posible, los alumnos deberán tener la oportunidad tanto de resolver problemas
vinculados a cada uno de los diferentes funcionamientos del objeto que se está
estudiando, como también de establecer relaciones entre esos
funcionamientos”. (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Prediseño
Curricular)
Reiteramos, como el sentido de un concepto depende, en buena medida, de su relación con
aquellas situaciones donde funciona, es fundamental la búsqueda de la diversidad de situaciones que
recubre un concepto a la hora de planificar su enseñanza. Asimismo, es necesario conocer la
complejidad progresiva con la cual podrá ir abordándose con los alumnos.
Se está pensando entonces en una enseñanza que pueda ir haciéndose cargo de sucesivas
aproximaciones parciales a los conceptos, que rompa con la idea de “tema dado” en una clase, unidad,
año, etc. y permita un abordaje paulatino de la complejidad involucrada en los conceptos a través de
diferentes años –y, muchas veces, diferentes ciclos- de la escolaridad. Por supuesto, será necesario
considerar todo lo que acabamos de desarrollar en relación con cada contenido matemático en
particular:
“...el sujeto va armando los conceptos a lo largo de un lento proceso durante el
cual ese concepto va apareciendo en diferentes contextos, en diferentes
problemas y presentando, en cada uno, algunas de sus propiedades. Es por lo
tanto aconsejable volver cada año sobre él, a través de nuevos problemas para
resolver. Profundizando cada vez, hallando nuevos aspectos, permitiendo
nuevas lecturas de los aspectos anteriores. Diferentes problemas requieren el
dominio de diferentes propiedades de un concepto.
En la construcción de un concepto, o de una teoría, los chicos aplican sus
concepciones anteriores para volver significativas las nuevas situaciones: de tal
modo estas concepciones se van formando y transformando por las situaciones
con las cuales se han encontrado, por eso las concepciones infantiles, pueden
ser muy diferentes de las de los matemáticos” (Chemello, 1998)
Para acercarse a una definición…
Detengámonos entonces unos instantes a precisar a qué se está denominando “problema”. Nos
estamos refiriendo a toda situación que plantee un desafío al alumno. Esto implica que, a partir de los
conocimientos de los cuales dispone, pueda iniciar un proceso de búsqueda de solución. Pero, al mismo
tiempo, que con dichos conocimientos no le sea inmediato o automático el hallazgo de tal solución. Por
ello, qué situación constituirá o no un problema es algo relativo a los conocimientos del sujeto que lo
resolverá.
Por ejemplo, el enunciado del supermercado que mencionamos anteriormente podrá constituir
un problema para un alumno de primero o segundo año de la escolaridad general básica, pero no para
uno de séptimo. A su vez, los dos últimos enunciados, de la cantidad de figuritas de Juan, podrán serlo
para alumnos de segundo o tercer año pero no para los de primero.
En ambos casos, ya sea porque de antemano conocen por completo la solución o porque no
pueden representarse la situación y utilizar los conocimientos disponibles en la generación de una
estrategia de base, la situación no llega a plantear ningún desafío que introduzca a los alumnos en su
resolución.
los chicos puedan encontrar una estrategia –no importa cuál- para resolver un
problema y allí la evolución estará dada por el hecho de que algunos ensayos
pudieron dar lugar a un nuevo procedimiento. Puede ocurrir también que el
objetivo sea que todos los chicos se apropien de un procedimiento
determinado, allí se podrá reconocer que hubo evolución si los niños son
capaces de abandonar lo viejo (y cómodo) para enfrentarse a lo nuevo (y
probablemente más arduo en un primer momento). Vemos entonces que
evolucionar puede querer decir dominar mejor lo que ya se sabe o enriquecerlo
con nuevos sentidos o modificarlo para reorganizarlo en un nuevo campo de
saberes como producto de la incorporación de nuevos conceptos” (Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires, Prediseño Curricular)
¿Qué tipo de trabajo estamos buscando promover en el aula en relación con los problemas?
Para avanzar sobre los aspectos ya mencionados y los que se abordarán en este apartado le
proponemos la lectura de:
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Secretaría de Educación, Dirección de Curricular, (1999):
Prediseño Curricular para la Educación General Básica. Marco General. Matemática.
Nota: Cada cursante podrá abordar la lectura del Diseño Curricular de la provincia en la que
habite o desarrolle sus actividades profesionales.
1
Extraído de Institut National de Recherche Pédagogique. ERMEL. Bajo la dirección de Jacques Colomb (1990)
cada alumno para conocer los progresos y ajustar o reorientar de ese modo su
proyecto de enseñanza.” (Quaranta y Salgado, 2001)
Las intervenciones docentes
Cuando pensamos en la organización de la clase, nos introducimos en otras interacciones que
tienen lugar en el aula: aquellas entre los alumnos con el docente. Todas las cuestiones que fuimos
enumerando hasta aquí son posibilitadas por intervenciones específicas al respecto relativas a:
la selección y secuenciación de aspectos de un contenido, de actividades que permitan ponerlos en
juego;
a instalar y sostener al alumno en un cierto funcionamiento autónomo frente a las actividades de
resolución;
a generar procesos de validación en la clase, en los cuales los mismos alumnos se vean obligados a
buscar argumentos a favor o en contra de un procedimiento o afirmación.
También serán necesarias intervenciones dirigidas a aportar información y a resaltar, tras el
trabajo de los alumnos, los diferentes procedimientos utilizados, las conclusiones a las cuales se ha
arribado, la relación entre dichas producciones y los saberes matemáticos que se busca enseñar. Estas
intervenciones varían, reiteramos, de acuerdo al momento del trabajo de los alumnos y las intenciones
del docente.
2
Complementar la lectura con: Quaranta, M.Emilia; Wolman, Susana: “Discusiones en la clase de matemática. ¿Qué, para qué y cómo se
discute? en Panizza, Mabel (comp):”Enseñar matemática en el Nivel Inicial y Primer Ciclo de EGB. Análisis y propuestas” (2006). Editorial Paidos.
Disponible en https://es.slideshare.net/Silser2009/quarranta-wolman-discusiones-en-la-clase-de-matematica.
BIBLIOGRAFÍA
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BIBLIOGRAFÍA OBLIGATORIA
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Quaranta, M.Emilia; Wolman, Susana: “Discusiones en la clase de matemática. ¿Qué, para qué y
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