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Argumentación jurídica

La argumentación es una necesidad que aumenta cuando se trata de defender una


posición controvertida, Las diferencias de opinión son un rasgo característico de la
práctica jurídica. En la mayoría de las ocasiones los juristas argumentamos para
defender posiciones que sabemos que no son compartidas por nuestros oponentes, lo
que nos obliga a ingresar en discusiones para dirimir esas diferencias de opinión. Los
conceptos que utilizamos a diario para referirnos a las situaciones genéricas de
intercambios argumentativos son muchos y muy poco precisos. De todos ellos, el más
neutro es el término «diálogo», pero tiene el inconveniente de aludir a muchas
situaciones sumamente disímiles e incluso a algunas en las que las partes no recurren
a argumentos para defender su punto de vista.

En cambio, los intercambios lingüísticos a los que denominados discusión o debate


poscen una impronta claramente argumentativa. No obstante, se puede afirmar que
las discusiones o debates son una especie de diálogo y para la reconstrucción de
argumentos deban llevarse a cabo con rapidez y precisión. Identificar y reconstruir
argumentos no son tareas mecánicas, el adiestramiento práctico pueden servir para
llevarlas a cabo cada vez mejor y con mayor rapidez'. Un desacuerdo se resuelve
cuando una de las partes acepta cambiar su punto de vista inicial . Pero que un
desacuerdo termine no significa que la diferencia de opinión se haya resuelto.

En esos casos, en los que se concluye un desacuerdo, el mismo no puede ser


considerado resuelto. La forma de tratar de resolver un desacuerdo racionalmente es
través de un intercambio argumentativo. En la práctica real los elementos informativos
y argumentativos se encuentran entrelazados en el discurso, no existen textos
únicamente argumentativos ni únicamente descriptivos. Un intercambio argumentativo
se puede entender, de forma ideal, como una diálogo crítico que busca resolver un
desacuerdo.

Tal como dije, quien defiende un cierto punto de vista en relación con una proposición
se llama protagonista, y quien pone en duda su punto de vista se denomina
antagonista. El protagonista trata de convencer con argumentos al antagonista para
que acepte su punto de vista, mientras que el antagonista lo pone en duda o le lanza
objeciones en donde se debe identificar las faltas más comunes en los intercambios
argumentativos. Esto es importante para aquellos que, como los jueces, deben dirigir
los intercambios argumentativos entre las partes .

En un desacuerdo que contiene una diferencia de opinión elemental solo una parte
presenta un caso – con independencia de la complejidad que posca su
argumentación- y la otra se limita a preguntar sobre él o ponerlo en duda sin adoptar
un punto de vista. En una diferencia de opinión compuesta, en cambio, en la medida
en que cada parte se compromete con un punto de vista opuesto que requiere ser
defendido de manera independiente, cada parte presenta un caso. Presentar un caso,
o tener un caso, significa en otras palabras ofrecer argumentos en apoyo de un punto
de vista sobre cierto enunciado. Pero que no se tenga o se presente un caso -esto s,
que no se apoye un punto de visa con argumentos- no significa que el antagonista en
las diferencias de opinión elementales no deba argumentar para dar apoyo a sus
dudas u objeciones.

La reconstrucción de los argumentos, de manera organizada, es clave para responder


exitosamente esas preguntas. Con una buena reconstrucción serás capaz de entender
los alegatos de quien sea: del juez, de la contraparte o incluso los propios.

Aunque en la interpretación y reconstrucción de argumentos hay mucho de habilidad y


arte, eso -evidentemente- no quiere decir que no se puedan seguir ciertos pasos para
organizar el proceso y para obtener argumentos bien reconstruidos (o, al menos, con
una buena garantía de estar bien reconstruirdos). En la Teoría de la Argumentación
contemporánea, uno de los métodos (si cabe hablar de método) más conocidos para
reconstruir argumentos ha sido desarrollada por la teoría Pragmadialéctica de Frans
van Eemeren, Rob Grootendorst, entre otros (ver, entre otros, 1996: 292, 293). Cuando
la defensa acepta los hechos pero aspira a que se los califique de manera diferente o
bien desea que el tipo, duración o modalidad de la pena sea diferente -por poner dos
ejemplos comunes-, entonces adopta un punto de vista en la discusión y se
compromete con su defensa. Sin argumentos no hay caso , es por ello que el
concepto central en un caso es el concepto de «argumento».

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