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DEFINICIÓN DE ARGUMENTAR

(Del lat. argumentāre).

Aducir, alegar, poner argumentos, disputar, discutir, impugnar


una opinión ajena.

Argumentar es formular de modo claro, ordenado y estratégico


una serie de razones con el propósito de convencer de unas
ideas a un receptor. El objetivo de la argumentación es
presentar conceptos que sirvan para sustentar una determinada
forma de pensar, a fin de convencer a otros para que acepten
unas ideas y se adhieran a ellas o, por el contrario, para
disuadirlos y llevarlos a que asuman una nueva actitud, tomen
una decisión o ejecuten una acción.
La argumentación como todas las otras formas de organización
discursiva (descriptiva, narrativa, expositiva), se basa en una
situación de enunciación específica, donde se busca
explícitamente convencer al otro. Por ello, un buen desarrollo
argumentativo debe estar fundamentado en la lógica y en el
ordenamiento inteligente de los elementos. De ahí que la
argumentación razonada sea un acto discursivo altamente
consciente, inteligente y responsable.

Etapas de la argumentación

Los elementos que constituyen una argumentación son la tesis, el


cuerpo argumentativo y la conclusión.

La tesis: es la proposición o idea central en torno a la cual se


reflexiona; es el núcleo de la argumentación. Debe presentarse
con la mayor claridad posible y no es aconsejable que exprese
muchas ideas: mientras más general sea una tesis, más expuesta
estará a ser refutada. Además, no debe plantearse en forma
interrogativa, ya que de esta manera no se afirma ni se niega
El cuerpo argumentativo: es la argumentación propiamente
dicha. Los argumentos se ofrecen con el propósito de confirmar o
de rebatir la tesis. En el cuerpo argumentativo deben integrarse
las citas, las máximas, los proverbios o los refranes, los llamados
argumentos de autoridad, los nexos gramaticales, las reiteraciones
y los ejemplos Ninguna argumentación puede presentar pruebas
rigurosas e irrefutables, pues lo propio de ella es moverse en el
campo de lo verosímil y de lo probable, no de lo evidente.

La conclusión: nunca se obtiene en forma automática o


inmediata. Es frecuente que se introduzca con conectores como
“por lo tanto”, “en conclusión”, “finalmente”, “esto nos lleva a
concluir que”, “así pues, podemos deducir que”, “por
consiguiente”, “en definitiva” etc. No es extraño que en una
argumentación, una misma cadena de razonamientos conduzca
a diversas conclusiones.
TEORÍA DE LA ARGUMENTACIÓN

La argumentación se preocupa principalmente por llegar a


conclusiones a través del razonamiento lógico basado en
premisas, se incluye el debate y la negociación, las cuales están
dirigidas a alcanzar unas conclusiones de mutuo acuerdo
aceptables, su principal motivación es quizás el debate social
en el que la victoria sobre un oponente es el principal objetivo.
La argumentación es usada en los juicios para probar o
refutar la validez de ciertos tipos de evidencias
mediante las cuales un individuo puede justificar
decisiones que originalmente pudieron haber sido
realizadas de forma irracional.
MOTIVACIONES

Desde la antigüedad, la argumentación ha sido objeto de


interés en todas las áreas donde se practica el arte de
hablar y de escribir de manera persuasiva. Se manifiesta
en el planteamiento de estrategias argumentativas para
convencer al público acerca de ciertos valores e ideas.
Ejemplo de esto son los discursos argumentativos
relacionados con la publicidad o el pensamiento político.
Así pues, la principal motivación consiste en establecer si el
razonamiento planteado es verosímil, es decir, si quien es
objeto de la argumentación estará dispuesto a aceptarla.
Tipos de argumentación:

Se reconocen tres tipos de discursos persuasivos: la demostración,


la argumentación y la descripción.

La demostración trata de llegar a una conclusión partiendo de


premisas mediante razonamientos deductivos. En la demostración
no aparece ninguna marca del sujeto que la enuncia.
Aparentemente se habla de hechos y no de opiniones.

La argumentación trata de causas y consecuencias, se evalúa en


relación a una situación dada y se expresa con palabras
comunes. En esta situación es donde se comprueba si la
argumentación ha logrado su objetivo primordial: convencer al
destinatario para que adopte un determinado punto de vista o
realice cierta acción.

La descripción se ubica en una línea intermedia entre ambos


discursos. Se la acepta o rechaza en relación a lo que ha sido
explicado, por lo cual es necesario el debate donde se expresan
y defienden una opinión.
Contexto de la argumentación:

Cuando alguien desarrolla una argumentación para convencer a


otro de que acepte su tesis, lo hace en un determinado contexto.
Éste abarca las creencias, las costumbres, las ideas de la
comunidad a la cual ambos pertenecen. Además, el contexto
determina las convenciones lingüísticas que ambos usan, es decir, el
valor semántico de las palabras empleadas. Cuando el contexto en
el que se desarrolla la argumentación no es común a sus
participantes, alguien puede fácilmente utilizar palabras que
resulten extrañas, molestas o agraviantes para los demás.
Condiciones de la argumentación
Para plantear un discurso argumentativo es necesario conocer
las condiciones de propiedad y legitimidad. Las condiciones de
propiedad son las características que tiene que reunir el destinatario a
quien se dirige el argumentador, es necesario conocerlas para que el
argumento sea efectivo. Las condiciones de legitimidad tienen que ver
con la autenticidad de la figura del argumentador.
De acuerdo con las condiciones de propiedad, en primer lugar se
argumenta partiendo de que el otro no se adhiere a la tesis pero puede
llegar a convencerse de ella. En segundo lugar, se argumenta a partir
del supuesto de que el otro tiene la inteligencia y los conocimientos
necesarios para comprender los argumentos.

En cuanto a las condiciones de legitimidad, a veces, cuando el


argumentador no está seguro de que el otro confía en su legitimidad,
puede apelar a enunciados justificativos. El argumentador también
debe suponer que el otro puede ser persuadido mediante una
argumentación adecuada: si encuentra resistencia será posible
desplegar las estrategias persuasivas necesarias para hacerlo cambiar
de opinión. La argumentación es legítima cuando hay una concesión
mutua de derechos entre los interlocutores. En este campo inciden no
sólo el contexto de la situación sino también los roles de autoridad que
Cicerón definía la argumentación como
«el discurso mediante el cual se aducen
pruebas para dar crédito, autoridad y
fundamento a nuestra proposición».

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