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B. Elementos.
● La tesis
Es la idea fundamental en torno a la que se reflexiona; puede aparecer al principio o al final del
texto y ocupa un párrafo, también al inicio o al final. En este último caso muchas veces se
omite la conclusión por considerarse innecesaria, pues es la tesis la que ocupa su lugar.
Es muy importante que la tesis esté formulada de forma clara, dado que es el núcleo en torno al
cual gira la argumentación que se va a desarrollar a continuación.
● El cuerpo de la argumentación
A partir del planteamiento de la tesis, en un nuevo párrafo, empieza la argumentación
propiamente dicha. Se van ofreciendo argumentos de distinto tipo, de los que hablaremos
más adelante, ejemplos y otra serie de recursos que tienen como fin fortalecer la opinión
defendida y refutar la contraria.
La refutación o rechazo de las ideas contrarias es de gran importancia, pues en ella puede
encontrarse el éxito de nuestro objetivo (recordemos: convencer a los demás).
Debe prestarse especial atención a los argumentos que empleamos para rechazar ideas contrarias
a la nuestra: podemos emplear la ironía, introducir elementos subjetivos, pero siempre
desde el respeto y la tolerancia ante las ideas ajenas, sin caer en el insulto o comentarios
despectivos que podrían ofender a alguna persona.
● La conclusión
Constituye la última parte de nuestra argumentación. Recuerda que un buen principio es
fundamental pero, en este caso, un buen final todavía lo es más. La conclusión recoge un
razonamiento lógico derivado de la argumentación precedente: es muy importante que lo
que formulemos al final sea coherente con todo lo anterior, de lo contrario, todo el
esfuerzo realizado habrá sido inútil.
TESIS CUERPO DE LA CONCLUSIÓN
ARGUMENTACIÓN
- Idea fundamental que se Relación de argumentos para Cierre del texto, tras el
defiende. defender la idea planteada o razonamiento lógico derivado de
refutar ideas contrarias a ella. la argumentación precedente.
- Debe formularse de forma
clara.
● Argumentación jurídica
La argumentación jurídica al conjunto de razonamientos de índole jurídico que sirven para
demostrar, justificar, persuadir o refutar alguna proposición que va encaminada a la
obtención de un resultado favorable a favor del litigante y su cliente o para la resolución
de un caso controvertido por parte del juzgador o tribunal de determinada causa.
La argumentación jurídica, es uno de los pilares más importantes dentro de la práctica forense
jurídica debido a que sin ella no sería lógico y mucho menos posible llevar a cabo una
defensa adecuada por parte de los juristas y emitir una adecuada sentencia por parte de
los juzgadores.
Es sin duda fundamental que tanto el estudio como la aplicación de la argumentación dentro de
la práctica jurídica este encaminada a una constante mejora por parte de todos aquellos
que estamos inmersos en el ámbito jurídico como operadores del derecho y que además
se encuentre siempre basada tanto en la lógica, como en una buena retorica que ya habrán
de demostrar y definir quién es quién en la contienda judicial.
C. Tipos.
Los tipos de argumentación principales son la argumentación deductiva, argumentación
inductiva, argumentación abductiva y argumentación por analogía. La argumentación es
una de las formas en las que el ser humano puede emplear el lenguaje. Este es el proceso
a través del cual se emplean enunciados afirmativos o negativos para apoyar o rebatir una
proposición.
Existen distintos tipos de argumentos y, por ende, distintos tipos de argumentación. Para ser más
específicos, por cada tipo de argumento, existe un tipo de argumentación. Cada tipo de
argumentación tiene un uso particular, debilidades y fortalezas.
El razonamiento a priori
Es habitual sostener que la distinción tradicional entre una demostración a priori y una
demostración a posteriori consiste en que la primera va de la causa al efecto, mientras que
la segunda hace el procedimiento inverso, del efecto a la causa. Como Dios no tiene
causa, una prueba a priori quedaría excluida. Sólo cabría preguntarse si se puede hablar
en Dios de una causa formal, en el sentido de esencia, y decir que la existencia necesaria
tiene su causa en la esencia misma de Dios. Pero aunque el nombre de Dios tenga
sentido, no contiene la esencia de Dios, sino sólo un reflejo de la misma, de modo que no
se infiere su existencia a partir de su esencia al decir que lo que entendemos por Dios,
existe. Además, según el mismo modo de razonar, si la existencia se siguiera de la
esencia, implicaría el absurdo de que algo sea causa sin existir. Por consiguiente, toda
prueba de la existencia de Dios debería ser a posteriori, es decir a partir de algo cuya
causa última se busca.
En el pensamiento moderno, sin embargo, se entiende por demostración a priori aquella cuya
validez se justifica con independencia de la experiencia. Rosmini la entiende en un
sentido cercano a este último. Llama conocimiento a priori "aquel que se contiene no en
la causa eficiente u otra de la cosa sobre la que se razona, sino en la causa formal del
conocimiento y de la razón. Es decir, no un conocimiento que partiría tampoco de la
causa formal o de la esencia de la cosa, sino de la forma del conocimiento en cuanto tal.
Rosmini distingue por eso entre la forma del conocimiento y el conocimiento en sentido
propio. En el lenguaje común se habla de <<conocimiento>> para indicar la aprehensión
o percepción intelectiva de una realidad concreta, por lo general percibida también por
los sentidos: este árbol, la mesa, una nube, etc. Pero no se reflexiona sobre el modo
propio de ser las cosas en la inteligencia, sobre la causa del conocimiento en cuanto tal,
propiamente hablando, es decir sobre la forma del entendimiento.
Si entendemos por razonamiento a priori aquel que se deriva de la forma o causa formal del
conocimiento, no de sus objetos particulares, entonces hay que examinar si esa forma es
capaz de servir como principio de un razonamiento. Evidentemente, la cuestión es
relevante también para cualquier otra argumentación racional, ya que la forma del
conocimiento está presente en todos los objetos de la inteligencia y en todas las
operaciones de la razón, incluyendo el razonamiento. Paradójicamente, esta cuestión no
puede resolverse a priori, sino que se debe investigar cuál es esa forma y qué
virtualidades tiene. Pasar por encima del problema e ir directamente a los objetos
particulares de conocimiento ya formados para de ellos sacar alguna conclusión,
equivaldría, por un lado, a suprimir el problema del conocimiento y, por otro, a no dar
explicación del razonamiento en cuanto tal, que es un movimiento de la mente y no un
paso de una cosa a otra en la realidad, al modo en que un sapo va saltando de piedra en
piedra. No se debe olvidar que los llamados argumentos a posteriori son operaciones
mentales y que su fuerza no está dada por sus objetos, sino por la fiabilidad del
razonamiento mismo, de sus principios y de su forma. Es decir, que suponen siempre los
principios de la razón, en virtud de los cuales se pasa de un hecho observado a una
conclusión. El paso del efecto a la causa, que es el movimiento propio de esos
argumentos, se da en virtud del principio de causalidad, cuya validez universal no puede
originarse en la cosa misma que gracias a él es juzgada, precisamente en tanto que
<<efecto>>. Por consiguiente, la fuerza dinámica del argumento queda explicada y
justificada por el origen y la validez de los principios que confieren necesidad a la
conclusión.
En este segundo sentido un argumento a priori no será el que parte de la esencia misma de Dios,
sino de la forma de la razón, es decir de la causa formal del conocimiento. La posibilidad
de un razonamiento a priori depende de que algo se pueda inferir a partir de ella y, por lo
que hemos dicho, si esto fuera posible, se explicaría al mismo tiempo la legitimidad de
los argumentos a posteriori. La denominación de a priori no es forzada, sino muy
conveniente. No es forzada, en mi opinión, no únicamente por corresponder a un uso más
moderno de la expresión, sino principalmente porque no tendría mucho sentido que a
priori significara: <<a partir de lo anterior en el orden del ser>>, porque eso sería
justamente Dios, cuya existencia está en discusión, y supone que ya se ha conocido el
orden de las cosas. La posibilidad misma de un argumento de ese tipo quedaría
descartada desde el principio por una cuestión terminológica.
● A Contrariori
La argumentación “a contrariori” y es, a la vez, la más cautivantes para el lector y la más fecunda
para el autor pone en juego la fineza de la mente y ayuda a Trazar la delicada línea que
separa lo que nos parece justo de lo que nos parece falso permite hasta hacer surgir lo
justo de lo falso. Quiero decir: la parte de verdad que a nuestro juicio existe en la idea de
nuestro adversario.
No pensemos, sin embargo, que se deban aplicar los tres métodos en cada párrafo, pues pueden
compararse a andamiajes indispensables, que deban tenerse siempre presentes en el
espíritu, y siempre olvidar.
Toda esta labor de argumentación se expresa a través de fases que tienen a presentar la idea
central que gobierna el párrafo. Esta labor de presentación desarrollo se realiza en cuatro
formas diferentes a saber:
-Por repetición
-Por contraste
-Por ejemplificación
-Por justificación
Por repetición: se trata de reflejar la idea principal valiéndose de otros términos que la muestren
de manera apenas perceptible. La habilidad consistirá en decir 3 veces la misma cosa así
que lector se dé cuenta J. Guitton alude a este tema cuando transcribe el estribillo que sus
alumnos habían compuesto con esta enseñanza:
- Se dice que se la va a decir.
“se la dice”
- Se dice que se la dijo.
- Por contraste: las frases destacan el pensamiento del autor mostrando las ideas contrarias.
Con ello las propias adquieren relieves de una gran fuerza expresiva.
Por ejemplificación: el autor mediante ejemplos permite al lector observar sus ideas,
“materializándolas” revistiendo las de los matices que de la experiencia vivida. Se apoya
en el ejemplo para hacerse comprender sobre todo Si el aspecto es análisis reviste cierta
complejidad o puede ser mal interpretado.
Por justificación: el autor empleará los argumentos lógicos para demostrar la bondad de sus
conclusiones será de este modo mejor comprendido; puede que hasta logré contar con la
aprobación del lector Si la calidad de los razonamientos esgrimidos es aceptable.
Consiste en introducir una objeción, desarrollada con fuerza y discernir en seguida: a) la parte de
verdad, aparente o secundaria, que contiene y b) la parte de error.
Es la más cautivante para el lector y la más fecunda para el autor.
Permite hacer y surgir la parte de verdad que a nuestro juicio existe en la idea de nuestro
adversario.
Luego, probablemente se puede afirmar que Juan visita a su madre todos los domingos.
A pesar de que las premisas no son necesariamente generalizables, suelen ser aceptadas como tal
para poder construir conclusiones. Por lo tanto, no se puede asegurar que las conclusiones
obtenidas sean totalmente ciertas. Esto hace que la argumentación inductiva sea débil, ya que sus
resultados pueden ser plausibles, pero no necesariamente concluyentes. En este caso la
conclusión de la argumentación depende de la capacidad que tiene la persona para dar fuerza a
sus premisas.
● ARGUMENTACIÓN ABDUCTIVA: La argumentación abductiva es un tipo de
análisis que se basa en la construcción de conjeturas. En estos casos se establece
una serie de premisas que no necesariamente conducen a la conclusión dada. Sin
embargo, esta se admite como posible y se le reconoce como una hipótesis.
Ocurre Z.
Luego, ha ocurrido A.
Ejemplo
Se cancelaron todos los vuelos a Madrid.
Usualmente esto ocurre cuando hay una tormenta. Luego, se asume que hay una tormenta,
aunque existan otras muchas posibilidades. En estos casos se suelen emplear analogías
con el objetivo de comparar una observación con una regla determinada. El método, por
tanto, consiste en tomar un hecho conocido como premisa para explicar la naturaleza de
otro hecho similar. Este tipo de argumentación suele tener un margen de error bastante
amplio. Esto se debe a que sus hipótesis no suelen estar apoyadas en reglas verificables
sino en observaciones empíricas. Por lo tanto, pueden resultar bastante convincentes sin
ser realmente verificables.
X es como A,
y los A son B.
Ejemplo:
Mi cachorro es juguetón.
Este tipo de razonamiento incluye el uso de metáforas para ejemplificar las situaciones o la
revisión de eventos históricos para comprender los eventos presentes. La fuerza de este
tipo de argumentos se basa en la relación entre los elementos que comparten las
situaciones que se analizan. Por lo tanto, se espera que ante circunstancias similares se
produzcan similares cadenas de causa y efecto. Sin embargo, no se puede asegurar que
sus conclusiones sean siempre verificables.
● ARGUMENTACIÓN CAUSAL.
La argumentación causal o de causa y efecto se basa en el análisis de los posibles efectos que
puede tener una acción o una situación determinada. Para ello se toman como punto de
partida los resultados de otros eventos similares. Esto se puede esquematizar bajo la
siguiente fórmula:
Siempre que aparece A ocurre B.
Luego, A causa B.
Ejemplo
Cuando tomo café me cuesta conciliar el sueño.
Ejemplo
La salud es un bien, porque la salud es un mal.
De esta manera, gracias al descarte de varios argumentos, es posible llegar finalmente a una
conclusión plausible. Este tipo de argumentación no permite llegar a conclusiones
verificables o finales. Sin embargo, son de bastante utilidad cuando la información es
limitada y se hace necesario sacar conclusiones a partir de la información disponible.
2. ARGUMENTACIÓN CONDICIONAL: La argumentación condicional es aquella que se
basa en relaciones lógicas en las que una variable condiciona a otras. Este tipo de
argumentación es la forma más simple y común de emplear la argumentación deductiva.
Se basa en la relación simple entre una premisa, antecedente o condicionante y un
argumento consecuente o condicionado. Esta relación suele representarse de forma
esquemática en la siguiente fórmula:
Si A, entonces afirmo B.
X es A.
Luego, X es B.
Ejemplo
Si soy mayor de edad, puedo votar.
– Si las luces están apagadas, no hay nadie en la casa. (Argumento condicional conjetural).
Ejemplo:
Debes dejar el cigarrillo porque el médico dice que produce cáncer.
Este método de argumentación requiere ser analizado en detalle porque tiene varios
condicionantes que pueden determinar su validez. Por una parte, es posible que quien se impone
como especialista o experto no sea tal. Por otra parte, es posible que el especialista sí lo sea, pero
que la conclusión haya sido deformada o reinterpretada en su reproducción. Por esto es necesario
no asumir estos argumentos como válidos antes de un análisis más concienzudo.
G. La lógica.
● Historia:
Es una ciencia formal que utiliza principios, leyes y procedimientos para determinar la validez de
una Inferencia (argumentación). El problema central de la lógica es establecer la distinción entre
el razonamiento correcto y el incorrecto. La palabra “lógica” pertenece desde la antigüedad al
léxico filosófico y científico, y forma parte también del uso corriente del lenguaje. Los orígenes
de la lógica se remontan a la Edad Antigua, con brotes independientes en China, India y Grecia.
Desde entonces, la lógica tradicionalmente se considera una rama de la filosofía.
La historia de la lógica se puede dividir en tres épocas las cuales son:
Edad antigua: En esta época la lógica hizo su aparición de la mano de grandes filósofos como
● Aristóteles de Estagira: (384 a. C.–322 a. C.)
En el plano sintáctico y semántico del lenguaje Protágoras fue el primero en estudiar las
oraciones.
● Platón: (427 a. C. – 347 a. C.)
Platón en su obra Sofista trató también las afirmaciones y las negaciones, introduce la noción del
método axiomático que más tarde fue completado por Aristóteles
● Teofrasto de Ereso y Eudemo de Rodas:
Edad media.
● La lógica medieval:
Euler fue precursor de la Lógica Matemática, introdujo los diagramas que llevan su nombre para
ilustrar geométricamente los silogismos.
Edad contemporánea.
● William Rowan Hamilton: (1805–1865)
El siglo XIX, se caracteriza por el nivel de abstracción que alcanza la lógica matemática
destacando Hamilton sobre la cuantificación de todo o alguno.
● Augustus De Morgan: (1806–1871)
Augustus De Morgan, considera que la base, común de la lógica radica en las relaciones de
inclusión o exclusión parcial o total entre clases.
● George Boole: (1815–1864)
John Venn, aclara los procedimientos de Boole representando los procesos algebraicos en los
diagramas de Venn.
● Giuseppe Peano: (1858–1932)
En el siglo XX la lógica simbólica, que tanto debía a la matemática había desembocado, desde
principio del siglo, en cuestiones irresolubles. Esto produjo un paulatino alejamiento de la lógica
con respecto a la matemática, así como un deslindamiento de las competencias respectivas. Por
un lado, la lógica, alejándose del excesivo formalismo y simbolismo, empieza a ocuparse y
preocuparse de problemas semánticos, es decir de las relaciones entre los símbolos y lo que
expresan. Se producen así un acercamiento de la lógica a la lingüística y a la epistemología.
● Ludwig Wittgenstein y Rudolf Carnap:
La lógica jurídica es una lógica material, es decir, sus reglas principales se encuentran en la
lógica formal, encaminadas a una disciplina como lo es en este caso al Derecho. Es un
método de investigación para entender al Derecho, obtiene su principal fuente del
conocimiento en la razón y no de la experiencia; el empleo de un lenguaje simbólico del
Derecho, permite también formar un paradigma en el conocimiento jurídico, que infiere en
resultados perfectos, es decir, razonamientos tan exactos, como los que nos puede dar las
matemáticas. Es el instrumento de la ciencia jurídica, es el método jurídico. Perfecciona el
criterio de verdad sin el cual no puede alcanzarse la justicia.
Es la ciencia que parte de la lógica que examina, desde el punto de vista formal, las
operaciones intelectuales del jurista, así como los productos mentales de esas operaciones:
conceptos, divisiones, definiciones, juicios y raciocinios jurídicos, merecen en razón de su
objeto específico el nombre de lógica jurídica.
Este concepto de lógica jurídica fue posteriormente ampliado por las tesis de Jeremías
Bentham, quien fundamentándose en el carácter retórico y persuasivo propio del ejercicio del
Derecho, esgrimió la insuficiencia de la lógica jurídica al dejar por fuera de sus
planteamientos, materias de relevancia tal como la investigación y la prueba, aislándose la
argumentación tópico, es decir, aquella realizada desde una posición interesada, como es en
la práctica la ocupación de los abogados.
● Principio de contradicción
Dos juicios contradictorios no pueden ser a un mismo tiempo falsos. Uno de los dos debe ser
verdadero y el otro falso. Se excluye un tercer juicio verdadero entre 2 juicios contradictorios
falsos.
-Tercero excluido del imperativo: dos mandatos contradictorios no pueden ser ambos
desobedecidos. Uno de los dos debe ser obedecido, no existe un tercer mandato.
-Tercero excluido de lo lógico jurídico: dos normas de Derecho contradictorias no pueden ser
al mismo tiempo inválidas o inaplicables, una de las dos debe ser válida. Se excluye la
posibilidad de una tercera norma válida en medio de dos inválidas.
Todo tiene su razón de ser. Hay razón suficiente para que un juicio sea verdadero si el objeto
al cual se refiere posee una identidad propia y sin determinaciones contradictorias.
-Razón suficiente del imperativo: la razón de ser suficiente de cualquier imperativo jurídico y
de todo el Derecho, es la conducta humana, cuya regulación de acuerdo a cierto valor y fines
es el objetivo del orden jurídico y también su principio.
-Razón suficiente en lo lógico jurídico: es un principio lógico y ontológico: lógico porque la
razón suficiente de las normas de Derecho reside en la norma primaria, cual es el orden
jurídico la Constitución política.