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“Comorbilidad: Cualquier entidad clínica adicional que puede surgir durante la evolución clínica
de un paciente que padece una enfermedad principal en estudio” según Feinstein A.R, 1970.
Comorbilidad es el término utilizado para describir la co-ocurrencia de dos o más trastornos. Cada
trastorno puede ocurrir independientemente, con un patrón que constituye comorbilidad a lo largo
de la vida, o los trastornos pueden ocurrir al mismo tiempo en el presente, con un patrón conocido
como comorbilidad actual.
Comorbilidad real:
Cuando a una entidad clínica bien delimitada se agrega otra sin relación etiopatogénica conocida
con la anterior. Los efectos nocivos de ambas pueden potenciarse. Este concepto supone una
coincidencia de las patologías y tiene importancia para plantear una estrategia terapéutica y un
pronóstico.
Un cuadro clínico aparece sobre otro distinto como consecuencia de este, aunque no presenten
una etiopatogenia en común. El segundo cuadro no hubiera aparecido sin el primero y no
desaparece totalmente sin el tratamiento del primero.
Comorbilidad aparente:
Se produce por deficiencia en la validez y especificidad del diagnóstico. Aparece cuando una única
enfermedad es susceptible de dos o más diagnósticos.
La Patología Dual representa la asociación cruzada (coexistencia o co-morbilidad, si se prefiere) de
dos situaciones clínicas: la presencia de un trastorno mental y el uso patológico de sustancias
tóxicas (consumo o abusos inadecuados, así como dependencia a drogas).
Tradicionalmente los afectados por una Patología Dual no han podido beneficiarse de los
dispositivos asistenciales destinados al tratamiento de personas con problemas de salud mental o
de drogas, debido, fundamentalmente, a la naturaleza específica de cada una de los recursos
asistenciales disponibles
La Patología Dual puede considerarse como la intersección entre los trastornos adictivos y
los trastornos mentales.
Vulnerabilidad: la persona con Patología Dual se muestra más vulnerable a los factores de
estrés vital que desencadenan la aparición de sintomatologías.
Cruzada: el desequilibrio en uno de los ejes de la Patología Dual (ya sea el psicopatológico o
el de la drogodependencia) provoca una alteración en el otro, y por tanto en todo el
sistema.
El Modelo Biopsicosocial
- Vulnerabilidad Genética
- Factores Psicológicos
- Factores Socioculturales
Adicción:
Descontrol, uso continuo a pesar de problemas causados por el uso, negación, mentira, las
recaídas son comunes.
Dependencia Física
Es común con muchos medicamentos , como esteroides, antidepresivos, anti HTA, BZDs,
antiepilépticos.
Por ejemplo: Un paciente ansioso en tratamiento clínico puede ser físicamente dependiente
y jamás convertirse en adicto.
Uso Médico Uso no médico
Una comprensión muy amplia de las comorbilidades en el campo de los problemas derivados de
los juegos de azar no está disponible, debido a que existen no muchos estudios realizados al
respecto. Sin embargo, algunos datos están disponibles respecto a las tasas de prevalencia del
juego y su comorbilidad con otros trastornos de la salud mental., por ejemplo, Crockford, D.Ny
el.Guerbaly, N 1998.
Revisaremos, además, las comorbilidades del juego patológico con los trastornos por uso de
sustancias. Luego nos ocuparemos de la comorbilidad del JP con los trastornos afectivos, los
trastornos de ansiedad y algunos otros trastornos como los psicóticos, alimentarios o disorexias,
de síntomas somáticos o de somatización, con la alexitimia y el trastorno por déficit atencional.
También nos referiremos a la comorbilidad con trastornos de personalidad. Particularmente,
destacaremos aquellos que cuentan con estudios epidemiológicos en población general. Sin
embargo, son pocos los que han evaluado las comorbilidades en este campo. También se verá la
comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos en consultantes por ludopatía.
Veremos primero las comorbilidades con abuso de sustancias en encuestas de población general..
Un estudio de Bland, R. C, Newman, S.C y cols., 1993 revisado en Canadá, destaca que más de la
mitad de los ludópatas identificados en la encuesta, padecían de un trastorno por abuso de
sustancias comparado con menos del 20% en los sujetos no jugadores. Otro estudio, una encuesta
telefónica realizada en Texas en 1998 por Feigelman, W., Walisch L. S., y Lesieur, H. R. 1998,
encontró que de todos los respondientes que habían padecido niveles 2 y 3 de juego a lo largo de la
vida, en más de un tercio también habían padecido trastornos de abuso de sustancias. Este estudio
también exploró la relación inversa. Entre los respondientes con un problema actual de abuso de
sustancias n= 412, el 20,1% también tenían problemas con el juego. Por consiguiente, este estudio
proveyó evidencias de una asociación bidireccional entre el juego y los trastornos por uso de
sustancias.
Alcoholismo y JP
Respecto a los problemas por abuso de alcohol, dos estudios nacionales de Gerstein, D, R. y cols.
de 1999 y de Welte, J., y cols. de 2001, han sugerido una fuerte asociación entre el alcoholismo y
los trastornos de juego. Las tasas de abuso de alcohol o dependencia fueron 4 o más veces elevadas
en los individuos identificados con trastornos de juego, comparados con otros que no los padecían.
Bland, R. C., y cols. 1993
Diversos estudios han destacado la relación existente entre el juego y otras adicciones a sustancias.
En un estudio de Gerstein, D.R. y cols. de 1999, efectuado en ludópatas a lo largo de la vida, el 8,1%
y el 16,8 de los jugadores problema informaron haber consumido de drogas ilícitas en el pasado
año, versus el 4,2% de los jugadores de nivel 1 (saludables) y el 2,5 % ??? de los no jugadores. En un
estudio de Cunningham-Williams, R.M y cols.(1998), en los jugadores de niveles 2 y 3 el 15,5%
demostraron el uso de drogas ilícitas comparados con el 7,8 % y el 3,5 % de los jugadores de nivel 1
y nivel 0, respectivamente. Esto nos habla de la prevalencia del abuso de drogas ilícitas y la
dependencia a las mismas era 4 veces más alta en el nivel 3 de jugadores que en no jugadores.
Comorbilidad con trastornos por uso de sustancias en jugadores que requieren tratamiento por
su problema.
Comparados con la población general, en los jugadores que solicitan tratamiento es más probable
detectar que padezcan alcoholismo y otros trastornos adictivos a sustancias, con tasas a lo largo de
la vida relativamente elevadas. Ramírez, L, F y cols. 1983, detectaron en las admisiones de un
hospital de veteranos a un programa de tratamiento de juego, que el 39% reunía los criterios de
uso de alcohol y drogas en el último año y un 47% reunía estos criterios a lo largo de la vida.
Maccallum, F., y Blaszcynsky, A.P en 2002 informaron que el 65,3% de los jugadores de póker que
solicitaban tratamiento en Australia, fumaban cigarrillos, pero solamente el 37% reunía los criterios
de dependencia a la nicotina.
Como hemos venido observando, los individuos que buscan tratamiento por problemas derivados
del juego tienen elevadas tasas de trastornos por uso de sustancias. En la mayoría de los casos, los
diagnósticos de uso de sustancias estaban ubicados en el pasado y no actuales. A pesar de que la
mayoría de los problemas de uso de sustancias ocurrieron en estas personas, en el pasado y no en
el momento de buscar tratamiento por juego, algunas diferencias emergen entre los jugadores
patológicos con quienes usan sustancias. Los jugadores que buscan tratamiento con una historia de
uso de sustancias tienden a padecer problemas de juego más severos, más síntomas psiquiátricos y
otras dificultades psicosociales, que los jugadores consultantes sin trastornos por uso de sustancias.
Esto ha sido estudiado por Ladd, G.T. y Petry, N.M. (2003), comparando a los jugadores con historia
por abuso de sustancias con los que no padecían este diagnóstico comórbido. En los que tenían
antecedentes de uso de sustancias se detectaron más años haber sufrido problemas de juego y
actividad de juego más frecuente. También era más probable que hubieran recibido tratamiento
por problemas de salud mental e informaron mayor distrés vital que los jugadores sin antecedentes
por abuso de sustancias.
El abuso de sustancias también puede afectar el curso y evolución del tratamiento de los problemas
de juego. Diversos estudios también han notado altas tasas de problemas de juego en abusadores
de sustancias. Las tasas de prevalencia de los niveles 2 y 3 de juego son de 2 a 10 veces más
elevadas en los abusadores de sustancias respecto a la población general. Un estudio de
consultantes por abuso de sustancias, los adictos duales tienen problemas más severos que los
individuos con un diagnóstico por uso de sustancias solo. Estos problemas oscilan de dificultades
familiares y legales a incremento de los síntomas psiquiátricos a problemas por uso de drogas más
severos. Los abusadores de sustancias que buscan tratamiento y que también tienen problemas de
juego, evidencian más dificultades laborales, legales y familiares que sus contrapartes sin
problemas de juego.
Tabaquismo y JP
También el fumar cigarrillos parece estar relacionado a la severidad de los problemas psicosociales
en los jugadores. El mismo análisis encontró en los consultantes, que los fumadores tenían
problemas de juego más severos, familiares y psiquiátricos. Comparados con los no fumadores, los
fumadores jugaban más frecuentemente y apostaban cantidades mayores. También sufrían una
abstinencia de juego mayor y un menor control percibido sobre el juego. También era más probable
que tomaran medicaciones psiquiátricas y padecieran síntomas psiquiátricos, especialmente
ansiedad, más frecuentemente que los no fumadores. Estos estudios nos estimulan a evaluar más
el rol de los abusos de sustancias presentes y pasados, en el curso y desarrollo del juego patológico.
Cocaína y JP
Por ejemplo, Hall, G.W y cols., 2000, encontraron que los pacientes dependientes de la cocaína,
diagnosticados como ludópatas, era más probable que estuvieran desempleados, se involucraran
en actividades ilegales para obtener ganancias y hubieran sido encarcelados más que los pacientes
dependientes a la cocaína sin problemas de juego. Petry, N.M 2000 B, encontró que la severidad de
los problemas de juego en abusadores de sustancias fue significativamente e independientemente
un predictor en comprometerse en actividades sexuales riesgosas que difunden infecciones
venéreas. Los síntomas psiquiátricos también aparecen como más severos en los abusadores de
sustancias que también padecen problemas de juego. Langenburcher, J y cols., en el 2001,
informaron tasas mayores de trastornos de conducta por déficit atencional. Hall, G.W y cols., en el
2000, informó tasas más elevadas de trastorno de personalidad antisocial en pacientes duales con
estas características. Comparados con abusadores de sustancias sin problemas de juego,
McCormick, R. A., en 1993, encontró que los abusadores de sustancias con diagnóstico dual con
niveles 2 y 3, puntuaban más elevado en las medidas de impulsividad, agresión y hostilidad y afecto
negativo. Petry, N.M 2000 C, encontró que tenían un incremento de los síntomas de somatización
obsesivo compulsivos, sensibilidad interpersonal, hostilidad y paranoia. La severidad y número de
problemas de abuso de sustancias son también elevados en los abusadores de sustancias con
problemas de juego respecto a los que no lo son. Lagenburcher, j. y cols., en el 2001, detectó tasas
más elevadas de dependencia a la nicotina, de alcoholismo y dependencia a otras drogas en
jugadores patológicos respecto a los jugadores socialquie es. Aunque las evidencias son fuertes de
los problemas de juego entre adictos a sustancias, se asocian con mayores problemas a lo largo de
una serie de dimensiones.
Pocas investigaciones se han realizado relacionadas al inicio y patrones de estos trastornos. Cho, M.
J y cols. (2002), encontraron que los problemas de alcohol, preceden a los problemas de juego, y
éste es el diagnóstico dual más frecuente entre los dependientes al alcohol y abusadores del mismo
en Corea. En contraste, Hall, G.W y cols. (2000), encontraron que el inicio de los problemas de
juego precedió al inicio de la dependencia de la cocaína en el 72% de los individuos, en una muestra
amplia de ciudades estadounidenses. Cunningham-Williams, R.M y cols.(2000), encontraron que la
mayoría de los jugadores patológicos comenzaron a fumar cigarrillos, marihuana y a beber alcohol
antes del desarrollo de los problemas de juego, pero el juego patológico frecuentemente precedió a
la dependencia a otras drogas, especialmente a estimulantes. Sin importar cuál viene primero, el
juego patológico y el abuso de drogas pueden perpetuarse unos a otros.
Consecuencias recíprocas
Spunt, W. S., Lessieur, H. y Hant, D. y Cahill, L (1995), encontraron que los pacientes adictos a la
metadona combinaban el juego con el uso de drogas para obtener dinero y poder comprar más
drogas. Incrementaban su euforia a partir de las drogas y celebraban estrepitosamente las
ganancias en el juego. En estudios de laboratorio con participantes saludables o del nivel 1, Baron, E
y Dickinson, M (1999), descubrieron que el alcohol reduce la resistencia a iniciar y finalizar una
sesión de juego. Kyngdon, A. y Dikinson, M (1999), destacaron que el alcohol prolongaba la
duración de los episodios de juego y las cantidades de dinero apostadas. Por consiguiente, el uso de
sustancias mientras se juega, puede alterar el juicio y llevar a un incremento de problemas en una o
ambas áreas. Algunos estudios han publicado también la relación en la evolución de estos pacientes
duales. Ledgerwood, D. M y Downey, K. K, 2002, encontró que estos pacientes duales tendían a
abandonar el tratamiento prematuramente. Se requieren más estudios para determinar en qué
medida el juego influencia la evolución de los pacientes adictos a sustancias.
La depresión, otros trastornos del humor y el suicidio, parecen estar relacionados a los problemas
de juego.
Cunningham-Williams, R.M y cols. (2000) encontraron que el ser jugador incrementa las
posibilidades de tener depresión mayor. Las tasas de esta enfermedad eran elevadas en los niveles
2 y 3 de jugadores respecto a los no jugadores. También examinaron el riesgo de trastornos
psiquiátricos en jugadores de nivel 1, comparados con los no jugadores o nivel 0, y encontraron que
los primeros era más probable que tuvieran depresión mayor (Odds Ratio 1,7) y distimia o (Odds
Ratio:1,8). Bland, R. C. y cols. 1993, también encontraron tasas más elevadas de trastornos
afectivos y distimia en jugadores ludópatas respecto a los no jugadores.
Respecto al suicido, Bland, R. C. y Cols. (1993), detectaron que los jugadores de nivel 3,
identificados en esta muestra, habían intentado suicidarse en un 13,3%. Ladouceur, R, y Cols.
(1994), estudiaron a 1471 estudiantes universitarios y encontraron que el 26,8%, identificados
como jugadores de nivel 3, habían intentado suicidarse comparados con el 7,2 % de los estudiantes
sin problemas de juego. Un estudio sociológico, de Phillips, D. P y Cols.(1997), evaluó las tasas de
suicidio en Las Vegas y Atlantic City y concluyó que Las Vegas tiene la tasa de suicidios más elevada
de Estados Unidos entre residentes y visitantes. Otro tanto ocurre en Atlantic City, desde que los
casinos abrieron. McCrery, R. Chew, K. S. Y y Cols. compararon las tasas de suicidio en 148 áreas
metropolitanas de Estados Unidos antes y después del advenimiento de casinos y encontraron una
correlación positiva modesta entre la presencia de casinos y las tasas de suicidio. Por consiguiente,
las tasas de suicidio pueden estar asociadas con un incremento de la disponibilidad y acceso al
juego. Los trastornos afectivos parecen ocurrir en tasas más elevadas entre los jugadores
inmoderados que en los participantes de control, en los estudios de población general. Pero
solamente han sido detectadas tendencias de tasas más elevadas, sin resultados concluyentes.
Diversos estudios han evaluado las tasas de depresión mayor en jugadores que están siendo
tratados bajo internación. McCormink, R. A. y Cols. (1984), examinaron a 38 consultantes por
ludopatía que reunían criterios de un trastorno depresivo mayor y en los mismos se detectó que el
juego precedió a la depresión en un 86% de los casos. Esos resultados sugieren que la depresión
puede provenir del juego inmoderado más que contribuir al juego en los consultantes por esta
patología. Distintos estudios que evaluaron puntajes de tests psicológicos que medían el humor en
consultantes por ludopatía en nivel 3, coincidieron en que los síntomas depresivos eran más
elevados en los jugadores patológicos. También se reportaron eventos vitales significativos
negativos, traumas y divorcio, en los jugadores en respondientes de control. De acuerdo a análisis
retrospectivos, dichos eventos ocurrieron antes del inicio de los problemas de juego y el episodio
depresivo mayor y, por consiguiente, ellos pueden ser considerados como favorecedores de
problemas psiquiátricos.
Bipolaridad y JP
Suicidalidad
Altas tasas de suicidios e intentos han sido también informados en consultantes de nivel 3. Desde
hace varias décadas, dentro de los más recientes como el estudio de Petry, N.M. y Kiluk, B. D.
(2002), y otros de diversos países, como el de Ibáñez, A. G. y cols. (1992), sugieren todos elevadas
tasas de ideación e intentos suicidas en JPs. Por consiguiente, existen fuertes evidencias de un
componente depresivo en el juego patológico, con elevadas tasas de suicidalidad en consultantes
por este problema.
Trastornos de ansiedad y juego patológico.
Otros estudios han examinado la comorbilidad del juego de nivel 3 y TEPT. McCormick, R. A., y cols.
en 1989, descubrieron que el 28% de 59 jugadores de un hospital de veteranos tenían TEPT.
Algunos estudios han informado la comorbilidad de otros trastornos psiquiátricos con juego
patológico. Cunningham-Williams, R.M y cols. (1998), descubrieron que el ser un jugador de nivel 2
y 3 incrementa más de 3 veces las posibilidades de padecer esquizofrenia. Sin embargo, Bland, R. C,
y cols. (1993), no habían encontrado relación entre el nivel 3 de juego y la esquizofrenia en otro
estudio comunitario. Cunningham-Williams, R.M y cols. (1998), detectaron que el trastorno de
somatización era más prevalente en los jugadores de niveles 2 y 3 que en los no jugadores. Odds
ratio= 3.0. Black, D. W y Moyers, T. (1998), informaron que el trastorno somatoforme estaba
presente en el ¡=% de los ludópatas. Pero otro estudio de Specker, S.M. y cols. (1996), detectó que
ninguno de los 40 jugadores evaluados sufría de trastorno somatoforme. Petry (2000c), ha
informado que los jugadores problema tienen tasas más elevadas de somatización que los
respondientes de control. Specker, S.M. Carlson, G.A. y Cols. (1995) detectaron que el 20% de los
consultantes por problemas de juego reunían los criterios de TDAH (trastorno por déficit
atencional con hiperactividad).
Trastornos de personalidad
Diversos estudios sugieren una alta tasa de comorbilidad entre el juego patológico y algunos
trastornos psiquiátricos del eje 1 y eje 2. Hay además evidencias inequívocas entre la relación de
trastornos por uso de sustancias y trastornos por juego. De ejemplos obtenidos en la población
general o de consultantes por abuso de sustancias o adicción al juego, se encuentran altas tasas de
comorbilidad y prácticamente no hay hallazgos negativos.
Por consiguiente, los clínicos que tratan adicciones a sustancias deben evaluar de rutina si
existen trastornos de juego y los pacientes que inician tratamiento por trastornos de juego deber
ser indagados acerca de adicciones a sustancias en el pasado o en la actualidad.
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