UD 2. Trastorno por uso de sustancias Dr.

Pedro Seijo Ceballos

CURSO ONLINE

ESTIGMA
EN TRASTORNOS ADICTIVOS

UNIDAD DIDÁCTICA 02: TRASTORNO POR USO DE SUSTANCIAS

Dr. Pedro Seijo Ceballos
Médico Psiquiatra. Director del Centro de Tratamiento AMbulatorio de Adicciones (C.T.A) de Villamartín (Cádiz).

Índice de la UD: 4.5. Trastornos relacionados con los inhalantes

1. Introducción 4.6. Trastornos relacionados con los opiáceos

2. Clasificaciones Internacionales de los 4.7. Trastornos relacionados con los se-

Trastornos por uso de sustancias. Definición dantes, hipnóticos o ansiolíticos
y nomenclatura
4.8. Trastornos relacionados con los esti-
3. Intoxicación y síndrome de abstinencia mulantes

4. Otros trastornos inducidos por sustancias 4.9. Trastornos relacionados con el tabaco

4.1. Trastornos relacionados con el alcohol 4.10. Trastornos relacionados con otras
sustancias (o sustancias desconocidas)
4.2. Trastornos relacionados con la cafeína
5. Bibliografía
4.3. Trastornos relacionados con el cannabis
Anexo. Tablas y figuras
4.4 Trastornos relacionados con alucinógenos

Haga click en cada apartado del índice para ir directamente al mismo.

Para regresar al índice de manera ágil, pulse en el icono que hay junto al número de cada página.

Para que la interactividad del documento funcione correctamente, se recomienda utilizar el

programa Adobe Reader.

2
UD 2. Trastorno por uso de sustancias
1. INTRODUCCIÓN
La población general, y a menudo los medios de co-
municación, tienden a asociar el problema que ge-
nera el consumo de drogas con la adicción o depen-
dencia, pareciendo éste el único problema producido
por el consumo de las mismas o, al menos, el más
importante. En este capítulo veremos que además
del abuso o la dependencia, el consumo de sustan-
cias puede producir graves cuadros de intoxicación
que pueden llegar al coma y a la muerte, así como
diversos trastornos mentales, sin olvidar patologías
médicas de diversa gravedad: enfermedades respi-
ratorias, digestivas, cardíacas, cerebrovasculares e
infección y cáncer, entre otras.
PERSONA
Experiencia en el
uso de drogas
SUSTANCIAS MEDIO
Tradicionalmente se ha dicho que para acercarnos a
los problemas asociados al consumo de drogas de-
bemos hacerlo desde una triple vertiente, conside-
rando las relaciones entre el individuo (con su dimen-
sión biológica y psicológica), su medio (la familia y el
entorno social) y las sustancias
Y aunque este capítulo se centra en las sustancias
y en los trastornos producidos por su consumo, hay
que tener siempre presente que éstas son consumi-
das por una persona que es única, en un entorno con
características bien definidas y a menudo cambiantes.
El resultado final estará determinado por las carac-
terísticas del individuo (p. ej., predisposición genética,
presencia de algún trastorno mental o rasgos anó-
malos de personalidad y existencia o no de antece-
dentes familiares de trastornos por uso de sustan-
cias y/o otros trastornos mentales), su entorno y las
distintas sustancias, considerando la edad de inicio
y el patrón de consumo: dosis, frecuencia y vías de
administración.
3
Dr. Pedro Seijo Ceballos
El uso de drogas ilícitas se asocia con una alta mor-
bilidad, incluida una mayor incidencia de infecciones
(endocarditis, hepatitis y VIH entre otras) y mayor pre-
valencia de trastornos mentales. En consecuencia, la
necesidad de servicios de salud es alta entre esta po-
blación, pero la utilización suele ser esporádica e inefi-
ciente. Los usuarios de drogas son más propensos que
la población general a retrasar la búsqueda de aten-
ción médica, tener mayor dificultad para pedir y acudir
a citas programadas, acudir con más frecuencia a los
servicios de urgencias y no seguir las recomendacio-
nes médicas. También, si son ingresados en un hospi-
tal, es más probable que soliciten el alta en contra del
criterio médico que otros pacientes, bien por el deseo
de consumo de droga o preocupados por los síntomas
de abstinencia. Además, la experiencia previa puede
haberles enseñado que los profesionales sanitarios a
menudo tienen prejuicios contra ellos y, por lo general,
carecen de la comprensión de que la adicción es una
enfermedad crónica para la que el tratamiento no está
suficientemente disponible ni siempre es efectivo.
Los trastornos por uso de sustancias (TUS) están
más estigmatizados que otros trastornos mentales.
En parte, por la asociación entre las personas que
usan drogas ilícitas y la violencia, éstas son vistas
como peligrosas, impredecibles y sin autocontrol.
Además, las personas con TUS pueden ser percibidas
como que son responsables de su trastorno adictivo
y, en consecuencia, pueden tener más control sobre
los síntomas de su adicción.
Diferentes niveles de estigmatización están en fun-
ción del género, la raza, las sustancias consumidas y
la vía de administración entre otras, cruzándose con
frecuencia con otras fuentes de desigualdad social
(p. ej., personas que consumen heroína y cocaína a
menudo tienen bajos ingresos y una serie de proble-
mas de salud).
El estigma, atributo profundamente desacreditador,
debe examinarse y tal vez abordarse sustancia por
sustancia, en lugar de trastornos por uso de sustan-
cias como grupo. Estudios observaron mayores ni-
veles de estigma hacia las personas que consumen
drogas ilegales (p. ej., cocaína, metanfetamina) que
sustancias legales (p. ej., alcohol) y también diferencia
entre diversas sustancias ilícitas (p. ej., mayor para he-
roína frente a cannabis). Las mujeres pueden ser más
estigmatizadas cuando consumen sustancias debido
a una violación de las normas de género, poniéndose
en duda la idoneidad de una mujer como “madre o cui-
dadora” si tiene un problema con las drogas.
UD 2. Trastorno por uso de sustancias
En comparación con otras vías de administración,
el uso de drogas inyectables puede acarrear un es-
tigma adicional porque da como resultado rasgos
físicos distintivos (p. ej., marcas de la venopunción)
que son fácilmente identificables y está asociado con
condiciones sociales y de salud indeseables, como el
VIH y el virus de la hepatitis C. Siendo los usuarios
de drogas por vía parenteral (UDVP) personas que
tienen importantes necesidades de salud, diversos
estudios describen frecuentes experiencias de des-
humanización en los servicios médicos generales.
Muchos UDVP percibieron que habían sido tratados
injustamente o discriminados debido a su uso de
drogas inyectables e hizo que desarrollaran estrate-
gias para evitar el estigma, como el no revelar el con-
sumo, minimizar síntomas, o no buscar o retrasar la
atención médica siendo necesaria.
Las personas que trabajan en servicios sanitarios en
general pueden ver negativamente a las personas
que consumen drogas, temer el engaño y descon-
fiar de los motivos por los que demandan atención.
Estas actitudes negativas pueden producir una mala
comunicación entre el profesional y el paciente, una
alianza terapéutica inadecuada y la atribución erró-
nea de síntomas de enfermedades físicas a pro-
blemas por uso de sustancias, produciendo un “os-
curecimiento diagnóstico” y comprometiéndose la
calidad de la atención prestada.
F1x.0 Intoxicación aguda
F1x.1 Consumo perjudicial
F1x.2 Síndrome de dependencia
F1x.3 Síndrome de abstinencia
F1x.4 Síndrome de abstinencia con delirium
F1x.5 Trastorno psicótico
F1x.50 Esquizofreniforme
F1x.51 Con predominio de ideas delirantes
F1x.52 Con predominio de alucinaciones
F1x.53 Con predominio de síntomas polimorfos
F1x.54 Con predominio de depresivos
F1x.55 Con predominio de síntomas maníacos
F1x.56 Trastorno psicótico mixto
F1x.6 Síndrome amnésico
Debiéndose especificar la sustancia en la X (0: alcohol; 1: opioides; 2: cannabis; 3: sedantes o hipnóticos; 4: cocaína; 5: otros estimulantes incluyendo cafeína;
6: alucinógenos; 7: tabaco; 8 disolventes volátiles y 9: múltiples drogas u otras sustancias psicotropas) y sin determinar qué tipo de sustancia puede desen-
cadenar el cuadro, quedando a criterio del clínico.
4
Dr. Pedro Seijo Ceballos
Estigmatizar a las personas con un trastorno por
consumo de sustancias puede generar estereotipos,
etiquetas, prejuicios y discriminación, que supone una
barrera en el acceso a los servicios socio-sanitarios.
2. CLASIFICACIONES INTERNACIONALES
DE LOS TRASTORNOS POR USO
DE SUSTANCIAS. DEFINICIÓN Y
NOMENCLATURA
Clásicamente se ha entendido el consumo de sus-
tancias como un continuum que va desde el uso al
abuso y la dependencia. Las clasificaciones ayudan a
ordenar la gran diversidad de fenómenos que se en-
cuentran en la práctica clínicas, identifican las carac-
terísticas clínicas que aparecen juntas de forma ha-
bitual y ayudan a predecir la evolución y la respuesta
al tratamiento. El uso no aparece en las clasificacio-
nes internacionales, se considera abuso cuando el
consumo ya está asociado a un daño (ya sea físico,
psíquico o social) y, por último, la dependencia se de-
fine según unos criterios establecidos.
En el capítulo V (F) de la CIE 10, la sección F10-F19
“Trastornos mentales y del comportamiento debidos
al consumo de sustancias psicótropas) establece las
siguientes categorías:
F1x.7 Trastorno psicótico residual y trastorno psicótico
de comienzo tardío inducido por alcohol u otras sustan-
cias psicotropas
F1x.70 Con reviviscencias (“flashbacks”)
F1x.71 Trastorno de la personalidad o del comporta-
miento
F1x.72 Trastorno afectivo residual
F1x.73 Demencia inducida por alcohol u otras sustan-
cias psicótropas
F1x.74 Otro deterioro cognoscitivo persistente
F1x.75 Trastorno psicótico de comienzo tardío induci-
do por alcohol u otras sustancias psicótropas.
F1x.8 Otros trastornos mentales o del comportamiento
F1x.9 Trastorno mental o del comportamiento sin espe-
cificación
UD 2. Trastorno por uso de sustancias
Para el DSM-5, los “Trastornos Relacionados con
Sustancias” se dividen en dos grupos:
1) Trastornos por consumo de sustancias, estable-
ciéndose tres grados: leve, moderado y grave.
2) Trastornos inducidos por sustancias, tipificados en
las siguientes categorías:
• Intoxicación
• Abstinencia
• Trastornos psicóticos
• Trastornos bipolares
• Trastornos depresivos
• Trastornos de ansiedad
• Trastornos obsesivo-compulsivo y trastornos rela-
cionados
• Trastornos del sueño
• Disfunciones sexuales
• Síndrome confusional
• Trastornos neuro-cognitivos
• Trastornos no especificados
Al mismo tiempo, establece qué tipo de trastorno
puede ser inducido según la sustancia consumida, y
si dicho trastorno puede manifestarse con la intoxi-
cación, tras la abstinencia o en ambas situaciones,
indicando también que puede ser persistente, según
queda recogido en la tabla Diagnósticos asociados a
una clase de sustancia (DSM-5) (Anexo).
Ambas clasificaciones difieren en la agrupación de
las sustancias (p. ej., en la CIE 10 el grupo 4 es “co-
caína” y el 5 es “otros estimulantes incluyendo cafeí-
na”, y para el DSM-5 el grupo de los “estimulantes”
incluye sustancias anfetamínicas, cocaína u otros
estimulantes y otro grupo diferente es “cafeína”) y
en la tipificación de los trastornos inducidos, siendo
la estructura de los trastornos inducidos del DSM-
5 más clarificadora, y la seguida en el desarrollo de
este capítulo.
5
Dr. Pedro Seijo Ceballos
3. INTOXICACIÓN Y SÍNDROME DE
ABSTINENCIA
Las distintas sustancias tienen manifestaciones clí-
nicas características en la intoxicación y el síndrome
de abstinencia. La intoxicación es un estado en el
que tras un consumo reciente hay un comportamien-
to problemático o cambios psicológicos clínicamente
significativos (p. ej., cambios de humor, juicio alte-
rado, comportamiento sexual inapropiado o agresi-
vo,) junto a otros síntomas característicos según el
efecto de la sustancia en el sistema nervioso central
(SNC). Los signos o síntomas no pueden atribuirse a
otra afección médica y no se pueden explicar mejor
por otro trastorno mental. También, en la intoxica-
ción con una sustancia, los signos o síntomas no se
pueden explicar mejor por una intoxicación con otra
sustancia. Es un trastorno que puede producirse sin
que exista dependencia de la droga.
El síndrome de abstinencia aparece tras la reduc-
ción o cese (o de la toma de un medicamento anta-
gonista en el caso de los opioides) de un consumo
intenso y prolongado (a menudo diario) de la droga,
estando asociado a la dependencia.
En general, la intoxicación por un depresor del SNC
produce un cuadro de sedación, somnolencia -in-
cluso coma y muerte- y el síndrome de abstinencia
cursará con ansiedad, inquietud, insomnio, incluso
agitación, pudiéndose producir también la muerte
en casos graves. Por el contrario, la intoxicación con
estimulantes se muestra como un cuadro de euforia,
anorexia e insomnio, inquietud y agitación, que pue-
de llegar a la manía con o sin síntomas psicóticos,
y también provocar la muerte; tras la deprivación o
abstinencia aparece apatía, anergia, hipersomnia y
síntomas depresivos.
UD 2. Trastorno por uso de sustancias Dr. Pedro Seijo Ceballos

tamiento y resultados, debiéndose proporcionar los

4. OTROS TRASTORNOS INDUCIDOS
servicios y programas terapéuticos adecuados. La
POR SUSTANCIAS secuencia temporal (inicio de los síntomas e inicio
Los otros trastornos inducidos por sustancias (tras- del consumo de drogas), duración y la gravedad de
tornos psicóticos, trastornos bipolares, trastornos los síntomas a juicio del clínico, serán las claves para
depresivos, trastornos de ansiedad, trastornos ob- determinar si el cuadro es inducido o independiente,
sesivo-compulsivo y trastornos relacionados, tras- pudiendo llegar el caso que un cuadro de inicio indu-
tornos del sueño, disfunciones sexuales, síndrome cido siga un curso independiente del TUS.
confusional, trastornos neuro-cognitivos y no espe- Las sustancias que más morbimortalidad generan
cificados) tienen manifestaciones clínicas similares en nuestro país son el tabaco y el alcohol. En cam-
a los trastornos independientes, con una secuencia bio, las drogas ilegales que generan más admisiones
temporal y una duración de los síntomas estableci- a tratamiento en la actualidad son cocaína, cannabis
da en los criterios diagnósticos de las clasificaciones y los opiáceos.
nosológicas internacionales, que también pueden
ser persistentes, y están desencadenados por el es- 4.1. TRASTORNOS RELACIONADOS CON EL
tado de intoxicación, abstinencia de sustancias o a ALCOHOL
ambos a juicio del clínico.
El alcohol es un depresor del SNC. A nivel neurobioló-
Con respecto al síndrome confusional, este diag-
gico, el alcohol presenta una amplia gama de efectos
nóstico debe establecerse en lugar de intoxicación
a nivel cerebral, provocando alteraciones en los lípidos
por una sustancia cuando la alteración de la memo-
y proteínas de las membranas neuronales, especial-
ria y la conciencia y otra alteración cognitiva adicional
mente sobre los receptores NMDA del glutamato, re-
(déficit de memoria, de orientación, de lenguaje, de la
ceptores GABAa y de la glicina, implicados en los me-
capacidad visoespacial o de la percepción) predomi-
canismos de dependencia, tolerancia y abstinencia.
nan en el cuadro clínico y requieren asistencia médi-
ca por su gravedad. El consumo de etanol o alcohol etílico, principal com-
ponente de las bebidas alcohólicas, produce desinhi-
Los trastornos psiquiátricos del estado de ánimo y
bición y euforia y afecta a la capacidad de autocon-
de ansiedad independientes son frecuentes en per-
trol. Los efectos dependen de la cantidad y rapidez
sonas con TUS. En cuanto a los trastornos psicóticos,
de la ingesta, pero otras circunstancias los pueden
son más frecuentes los inducidos que los indepen-
acelerar o agravar. Los jóvenes son más sensibles a
dientes. El sexo femenino y el número de trastornos
sus efectos en actividades que tienen que ver con la
por uso de sustancias son factores asociados con un
planificación, memoria y aprendizaje, y son más re-
mayor riesgo de tener un trastorno inducido por sus-
sistentes que los adultos a los efectos sedantes y a
tancias o un trastorno inducido por sustancias y un
la descoordinación motora. También afecta más a
trastorno independiente. Además, las personas con
las personas con menor masa corporal y a las muje-
trastorno límite de la personalidad pueden ser más
res. La combinación con bebidas carbónicas (tónica,
propensas a tener trastornos inducidos por sustan-
colas, etc.) acelera la intoxicación, mientras que la
cias e independientes.
ingestión simultánea de comida, especialmente de
En la práctica clínica habitual nos podemos encon- alimentos grasos, la enlentece.
trar situaciones clínicas muy complejas, al poder-
Los síntomas más frecuentes de la intoxicación por
se presentar en una misma persona síntomas de
alcohol son habla pastosa, incoordinación, marcha
intoxicación de estimulantes, de abstinencia de
insegura, nistagmo, alteración de la atención o me-
depresores, con consumos de sustancias psicodis-
moria que puede llegar al estado de estupor o coma,
lépticas (policonsumo), otros trastornos inducidos y
incluso la muerte. Dicha intoxicación favorece con-
síntomas de otro trastorno mental comórbido, difi-
ductas de riesgo, estando relacionada con acciden-
cultando el diagnóstico y el tratamiento y ensom-
tes (domésticos, de tráfico o laborales) y con prácti-
breciendo el pronóstico.
cas sexuales que pueden asociarse a infecciones de
Los trastornos inducidos se deben diferenciar bien transmisión sexual y embarazos no deseados.
de los trastornos independientes, ya que pueden
tener diferentes cursos clínicos, estrategias de tra-

6
UD 2. Trastorno por uso de sustancias
La combinación con otras drogas depresoras (tran-
quilizantes, relajantes musculares, opiáceos, etc.)
potencia los efectos sedantes del alcohol. Cuando
se combina con cannabis se incrementan los efec-
tos sedantes de ambas sustancias; en el caso de la
cocaína, los efectos sedantes se contrarrestan, pero
la toxicidad de ambas sustancias es mayor que si se
consumieran por separado.
El consumo continuado puede producir depen-
dencia. El síndrome de abstinencia de alcohol se
muestra como hiperactividad del sistema nervioso
autónomo. Durante las primeras 24 horas de abs-
tinencia, se puede presentar ansiedad, inquietud,
náuseas, anorexia, insomnio, sudoración, temblor,
taquicardia e hipertensión. Entre las 24 y 72 horas
se pueden intensificar los síntomas de abstinencia
y se puede presentar marcada inquietud, agitación,
temblores, diaforesis, nauseas, vómitos, anorexia,
diarrea, marcada taquicardia e hipertensión arterial.
Además, pueden aparecer otros síntomas de mayor
gravedad, tales como crisis convulsivas generaliza-
das, alucinaciones o ilusiones transitorias visuales,
táctiles o auditivas, y cierto grado de desorientación
y confusión. Entre las 72 y las 96 horas puede apa-
recer un “delirium tremens”, que además del estado
confuso-alucinatorio, cursa con fiebre, hipertensión
arterial, taquicardia marcada, confusión, alucinacio-
nes, sudoración profusa y temblores generalizados,
y precisa atención médica urgente (está en peligro la
vida de la persona y puede tener un desenlace fatal).
La patología médica y psiquiátrica asociada al con-
sumo de alcohol es extensa y variada, destacando
gastritis, úlcera gastroduodenal, cirrosis hepática,
hipertensión arterial, cardiopatías, disfunciones se-
xuales, cáncer, agresividad, alteraciones del sueño,
deterioro cognitivo, depresión, encefalopatías, poli-
neuropatías, demencia y psicosis.
7
Dr. Pedro Seijo Ceballos
Los trastornos inducidos por consumo de alcohol refle-
jados en el DSM-5 son los trastornos psicóticos, tras-
tornos bipolares, trastornos depresivos, trastornos de
ansiedad, trastornos del sueño, disfunciones sexuales,
síndrome confusional y trastornos neuro-cognitivos,
pudiendo estos últimos llegar a ser persistentes.
El trastorno por consumo de alcohol se encuentra
entre las afecciones de salud más estigmatizadas y,
a la vez, con una elevada y frecuente comorbilidad
con patologías médicas y otros trastornos mentales.
El estigma percibido, manifestado por la anticipación
del rechazo social y la discriminación, puede aumentar
el riesgo de internalizar la comorbilidad psiquiátrica y
se asocia con resultados adversos para la salud física
y mental. Identificar a las de personas con trastornos
por dependencia de alcohol que tienen altos niveles
de estigma percibido tiene importancia clínica, pues
pueden guardar secretos sobre el consumo de sus-
tancias, ocultar información personal negativa y an-
gustiosa que en ocasiones son de gran relevancia clí-
nica (p. ej., ideación suicida), limitando la participación
activa y el progreso en los programas de tratamiento,
favoreciendo el abandono de los mismos.
4.2. TRASTORNOS RELACIONADOS CON LA
CAFEÍNA
La cafeína es probablemente la sustancia psicoactiva
más usada en el mundo. Actúa mediante el antago-
nismo de los receptores de adenosina A1 y A2A, libe-
rando acetilcolina, glutamato y dopamina y aumen-
tando la neurotransmisión dopaminérgica a través
del receptor D2A. Además del tradicional consumo de
cafeína contenida en café, té o refrescos de cola, en
los últimos años las bebidas energéticas irrumpie-
ron en el mercado como bebidas refrescantes. Han
sido creadas para incrementar la resistencia física,
proporcionar sensación de bienestar y estimular el
metabolismo. Son capaces de suministrar un eleva-
do nivel de energía con una elevada concentración de
cafeína y otros ingredientes añadidos por sus posi-
bles efectos estimulantes (como glocuronolactona,
vitaminas, taurina o extractos de hierbas como el
ginseng o guaraná).
El consumo de cafeína produce una potenciación de
la energía y una reducción de la somnolencia, la fa-
tiga y la cefalea; se asocia a una mejoría en el rendi-
miento físico y el estado de vigilancia; también puede
disminuir los efectos de la resaca tras el consumo de
UD 2. Trastorno por uso de sustancias
alcohol. El DSM-5 no reconoce la categoría de de-
pendencia pero sí el estado de intoxicación y absti-
nencia. La intoxicación por cafeína se produce tras
un consumo reciente de cafeína en dosis que supe-
ren los 250 mg.; pueden aparecer síntomas como
intranquilidad, nerviosismo, excitación, insomnio,
rubor facial, diuresis, trastornos gastrointestinales,
espasmos musculares, divagaciones de los pensa-
mientos y del habla, taquicardia o arritmia cardíaca,
periodos de infatigabilidad y agitación psicomotora.
La abstinencia a cafeína se produce tras el cese o
reducción del consumo tras un consumo diario pro-
logado de cafeína y se muestra con cefalea, fatiga o
somnolencia notable, disforia, desánimo o irritabili-
dad, dificultades para concentrarse y síndromes gri-
pales (náuseas, vómitos o dolor o rigidez muscular).
Los trastornos inducidos por cafeína son los trastor-
nos de ansiedad y del sueño.
4.3. TRASTORNOS RELACIONADOS CON EL
CANNABIS
El cannabis es una droga que proviene de la planta
cannabis sativa, de cuya resina, hojas, tallos y flores
se elaboran las drogas ilegales más consumidas en
España: el hachís y la marihuana. Sus efectos so-
bre el cerebro son debidos al tetrahidrocannabinol o
THC, principal responsable de los efectos psicoacti-
vos del cannabis, agonista parcial del receptor can-
nabinoide CB1, que actúa sobre el sistema canna-
binoide endógeno (SCE) ampliamente extendido en
nuestro cerebro. El SCE está presente en regiones
como la corteza prefrontal, amígdala, sustancia gris
periacueductal o hipocampo, y realiza funciones re-
lacionadas con el comportamiento, la atención, la
percepción, la memoria, el aprendizaje, la gratifica-
ción, la ingesta de comida, el dolor y las emociones,
entre otros.
El THC se encuentra en diferentes proporciones según
el preparado utilizado. Es una sustancia muy soluble
en grasa y llega rápidamente al cerebro, en donde se
acumula (tiene una vida media aproximada de una se-
mana) y del que se elimina muy lentamente. El consu-
mo de cannabis produce relajación, alegría desmedida
(“risa inmotivada”), desinhibición, percepción distor-
sionada, somnolencia, entre otros. A dosis pequeñas
el efecto es placentero, mientras que a dosis altas
puede producir cuadros de gran ansiedad. Una mayor
frecuencia de uso se asocia con un mayor riesgo de
problemas de salud física y mental.
8
Dr. Pedro Seijo Ceballos
Los síntomas de intoxicación por cannabis son eu-
foria, risa incontrolada, sensación de paso lento del
tiempo, somnolencia, alteración de la memoria, de la
atención, de la concentración, ansiedad, descoordi-
nación motora, con inyección conjuntival, aumento
del apetito, boca seca y taquicardia, escalofríos, ce-
falea o aislamiento social.
Su consumo diario o casi diario durante un periodo
de varios meses continuado puede producir depen-
dencia. El síndrome de abstinencia se manifiesta
por irritabilidad, rabia o agresividad, nerviosismo o
ansiedad, insomnio, pesadillas, pérdida de apetito
o de peso, intranquilidad, estado de ánimo deprimi-
do, pudiendo aparecer también síntomas somáticos
(dolor abdominal, espasmos y temblores, sudoración
o fiebre).
El fracaso escolar, enfermedades respiratorias,
cardiacas (arritmias) determinados tipos de cán-
cer, trastornos ansioso-depresivos, esquizofrenia y
otros trastornos psicóticos están relacionados con el
consumo prolongado de cannabis.
Los trastornos inducidos por cannabis descritos son
trastornos psicóticos, de ansiedad, del sueño y el sín-
drome confusional. Junto a la banalización del consu-
mo de cannabis y la baja percepción de riesgo que en
ocasiones genera la sensación de que no es necesaria
la ayuda profesional para las personas con trastornos
por consumo de cannabis, la preferencia por evitar el
estigma asociado al consumo de una sustancia ilegal
puede suponer una barrera en el acceso al tratamiento.
4.4. TRASTORNOS RELACIONADOS CON
ALUCINÓGENOS
El DSM-5 divide este grupo en los trastornos por
consumo e inducidos por fenciclidina (o una sustan-
cia farmacológicamente similar), y los producidos por
otros alucinógenos.
Las drogas alucinógenas han desempeñado un papel
en la vida humana durante miles de años. Las cul-
turas, desde los trópicos hasta el ártico, han usado
plantas sobre todo en rituales sociales y religiosos
para inducir estados de aislamiento de la realidad y
para precipitar “visiones”. Estas plantas contienen
compuestos químicos, como la mescalina, la psilo-
cibina y la ibogaína, que son estructuralmente simi-
lares a la serotonina. Los alucinógenos en general
actúan como agonistas de los receptores serotoni-
UD 2. Trastorno por uso de sustancias
nérgicos 5-HT2a, 5-HT2b y 5-HT2c, y pueden modular
receptores dopaminérgicos, glutamatérgicos, can-
nabinoides y opioides entre otros.
Los alucinógenos distorsionan la forma en que el
usuario percibe el tiempo, el movimiento, los colores,
los sonidos y a sí mismo; sienten sensaciones que
parecen reales pero que no existen. Causan altera-
ciones profundas en la percepción de la realidad y
alucinaciones, pueden producir cambios emociona-
les rápidos e intensos, entorpecer la capacidad de la
persona para pensar y comunicarse racionalmente,
afectar al control de la conducta y el comportamien-
to sexual, resultando a veces en comportamientos
extravagantes o peligrosos.
La fenciclidina, polvo de ángel o PCP, se presenta en
forma de tabletas, cápsulas y polvos de colores y se
consume inhalada, fumada o por vía oral. Se utilizó
en la década de los años 50 el s. XX como anestésico
intravenoso, pero dejó de usarse debido a los efec-
tos secundarios (agitación, delirios, etc.) que produ-
cía en los pacientes. En EEUU el consumo actual es
frecuente, no así en nuestro país. Es un antagonis-
ta de los receptores de glutamato NMDA. Altera el
funcionamiento cerebral bloqueando la capacidad de
concentración y de pensamiento lógico, modificando
la percepción, los pensamientos y el estado de áni-
mo. Algunos usuarios experimentan euforia en dife-
rentes grados, mientras que otros sienten ansiedad
o pánico.
La ketamina es un anestésico disociativo derivado de
la fenciclidina, con vida media más corta, que tam-
bién actúa sobre el receptor glutamatérgico NMDA
e induce una disociación funcional electrofisiológica
entre el sistema tálamo-cortical y sistema límbico;
de manera más débil se une a receptores opioides e
inhibe la recaptación de noradrenalina y serotonina.
Otro derivado de la fenciclidina es la metoxetamina,
que puede tener un efecto más potente y duradero.
9
Dr. Pedro Seijo Ceballos
La ketamina, a dosis bajas, produce un efecto esti-
mulante. Los consumidores buscan sentimientos de
felicidad, sensación de incremento de la capacidad
preceptiva, relajación, facilitación para la compren-
sión el mundo que les roda incluso la capacidad para
fusionarse con el entorno. Dosis altas producen un
estado disociativo y distorsiones perceptivas. Las
posibles complicaciones de consumo son la urotoxi-
cidad, neurotoxicidad y psicosis.
No se describe la dependencia ni la abstinencia de
la fenciclidina o similares. Su consumo habitual pro-
duce trastornos emocionales, pérdida de memoria,
dificultad para hablar y pensar, síntomas depresivos
y pérdida de peso, que pueden persistir hasta un año
después de suspender su uso. La intoxicación por
fenciclidina aguda incluye belicosidad, agresividad,
impulsividad y alteración del juicio. Es una emergen-
cia médica que puede ser grave y potencialmente
mortal. Se presenta con hiperpirexia, rigidez muscu-
lar, convulsiones, taquicardia, hipertensión severa,
hemorragia cerebral y depresión respiratoria. Los
pacientes presentan hostilidad, agresividad, agita-
ción, ansiedad y comportamiento autolesivo.
El LSD (dietilamida del ácido lisérgico) es considera-
do el alucinógeno típico y las características de sus
acciones y efectos se aplican a los otros alucinóge-
nos, incluyendo a la mescalina, la psilocibina y la ibo-
gaina. El consumo de LSD hace que las emociones
fluctúen desenfrenadamente y que las percepciones
del mundo real asuman aspectos ilusorios y a veces
aterradores. La intoxicación por otro alucinógeno
incluye ansiedad, ideas de referencia, “miedo a per-
der la cabeza”, ideas paranoides, cambios en la per-
cepción que suceden estando despierto y en estado
de alerta, pérdida del contacto con la realidad y dila-
tación pupilar, taquicardia, sudoración, palpitaciones,
visión borrosa, temblores e incoordinación
Los trastornos inducidos por consumo de alucinó-
genos reflejados en el DSM-5 contemplan la depen-
dencia, pero no el síndrome de abstinencia. Además,
incluyen: trastornos psicóticos, trastornos bipola-
res, trastornos depresivos, trastornos de ansiedad
y síndrome confusional, describiéndose el trastorno
persistente de la percepción por alucinógenos (revi-
viscencias). Algunos antiguos consumidores de LSD
refieren haber tenido experiencias espontáneas, re-
petitivas, y a veces continuadas de algunas de las
distorsiones sensoriales (a menudo consiste en per-
turbaciones visuales como ver un movimiento falso
en los costados del campo visual, destellos brillantes
UD 2. Trastorno por uso de sustancias
o de colores, o aureolas o colas de luces adheridas a
objetos en movimiento) originalmente producidas por
el LSD, conocidas coloquialmente como “flashbacks”.
4.5. TRASTORNOS RELACIONADOS CON LOS
INHALANTES
El término inhalantes se refiere a distintas sustan-
cias volátiles que se consumen por inhalación y eng-
loban sustancias farmacológicamente diversas que
provocan efectos psicoactivos o alteración mental.
La mayoría afectan al SNC y sus efectos se relacio-
nan con acciones sobre los sistemas GABA, dopami-
nérgico, glutamatérgico y los receptores de glicina,
enlenteciendo la actividad cerebral. Los efectos a
corto plazo son similares a los del alcohol e incluyen
euforia, falta de coordinación motora, habla pastosa,
disartria y mareos. Incluyen: solventes (productos
domésticos o industriales en líquidos o aerosol), ga-
ses y nitritos.
Los solventes pueden comprarse fácilmente y se
encuentran normalmente en el hogar y en el lugar
de trabajo: pinturas, disolventes de pintura, pega-
mentos, líquidos correctores, líquidos de limpieza,
propano y gasolina. Casi todos los aerosoles en latas
presurizadas pueden usarse como inhalantes.
Los gases incluyen anestésicos de uso médico (éter,
cloroformo y halotano) y los utilizados con uso do-
méstico o industrial (encendedores de butano, tan-
ques de gas propano y refrigerantes).
Los nitritos, utilizados en cuadros de angina de pe-
cho, actúan como vasodilatadores y estimulantes y
se emplean de forma inapropiada para aumentar el
placer sexual. El Popper, el inhalante más consumi-
do de manera global, produce un estado súbito de
euforia que se acompaña de una sensación de calor,
refiriendo los consumidores una potenciación en ge-
neral de las sensaciones táctiles y sexuales en parti-
cular; produce una potente relajación en el músculo
liso y una vasodilatación generalizada, sin evidencia
de efecto directo sobre el SNC.
La intoxicación por inhalantes presenta mareos,
nistagmo, incoordinación, habla pastosa, marcha in-
segura, aletargamiento, reducción de reflejos, retra-
so psicomotor, temblores, debilidad muscular gene-
ralizadas, visión borrosa o diplopía, estupor o coma
y euforia.
10
Dr. Pedro Seijo Ceballos
Se reconoce la dependencia por consumo de inha-
lantes, pero no la abstinencia. Otros trastornos indu-
cidos por los inhalantes descritos en el DSM-5 son:
trastornos psicóticos, trastornos depresivos, tras-
tornos de ansiedad, síndrome confusional y trastor-
nos neuro-cognitivos, pudiendo este último llegar a
ser persistente.
4.6. TRASTORNOS RELACIONADOS CON LOS
OPIÁCEOS
Aunque los términos opiáceo y opioide van referidos
al origen de la sustancia, en la actualidad la tendencia
es referirnos de forma indistinta a las sustancias que
se unen a los receptores del sistema opioide, que re-
gula procesos físicos y psíquicos como la sensación
de placer, de satisfacción, el control del dolor y de las
funciones respiratorias y cardiovasculares. El uso re-
petido de opioides puede afectar la conectividad y la
función cerebral, que conduce a graves consecuen-
cias como la dependencia física y la adicción crónica.
En las décadas de los años 80 y 90 del siglo pasado,
al hablar de opiáceos casi nos referíamos casi exclu-
sivamente a la heroína, incluso en muchas ocasiones
para la población general, al hablar de “la droga” se
hacía referencia a la heroína.
El grupo de los opiáceos incluye entre otros, heroína,
morfina, metadona, buprenorfina y los analgésicos
opioides como fentanilo, tramadol, oxicodona, peti-
dina, etc., implicados en un uso inadecuado, depen-
dencia y muerte por sobredosis en los últimos años.
La heroína (diacetilmorfina) es una droga sintetizada a
partir de la morfina, es semisintética pues se obtiene
de la planta Papaver somniferum. Su consumo produce
una oleada de sensaciones agradables, calma y eufo-
ria. Inicialmente, se percibe acaloramiento de la piel,
sequedad de boca, supresión del dolor y sensación de
pesadez en las extremidades, en ocasiones seguidas
UD 2. Trastorno por uso de sustancias
de náuseas, vómitos y picor; posteriormente se siente
somnolencia que dura varias horas.
La intoxicación por opiáceos se muestra con euforia
inicial seguida de apatía, disforia, agitación o retraso
psicomotores, habla pastosa y deterioro de la aten-
ción o memoria, somnolencia o coma. Es caracterís-
tica la miosis puntiforme, pudiendo aparecer midria-
sis en caso de anoxia en sobredosis grave, pudiendo
provocar la muerte por depresión respiratoria.
La heroína es una sustancia muy adictiva, generando
tolerancia rápidamente, y con frecuencia una adic-
ción severa. Con el tiempo, el consumidor de heroína
pasa del consumo para obtener bienestar al consu-
mo para aliviar el malestar, que le produce la ausen-
cia, experiencia muy temida por el heroinómano. Con
frecuencia, la vida de la persona gira alrededor de
la búsqueda, obtención y consumo de la droga, con
una “conducta de búsqueda” característica, determi-
nando todo un estilo de vida. Es habitual la pérdida
de interés por su entorno, por su familia y por sus
amigos, del sentido de responsabilidad respecto a sí
mismos y a los que le rodean, manteniendo un con-
tacto superficial con el medio ambiente en el que vi-
ven. Además, el estigma asociado conlleva un mayor
sentimiento de vergüenza y contribuye al miedo y al
aislamiento social.
El síndrome de abstinencia de opiáceos (SAO) apa-
rece tras el cese o reducción de un consumo de opiá-
ceos que ha sido intenso y prolongado (varias sema-
nas o más) o tras la administración de un antagonista
opiáceo, cursando con humor disfórico, ansiedad,
agresividad, náuseas o vómitos, dolores musculares
y articulares, lagrimeo, bostezos, rinorrea, midriasis,
piloerección (“piel de gallina”), sudoración, diarrea,
escalofríos, fiebre e insomnio.
El tiempo en que aparece, la intensidad y la duración
de los síntomas del SAO dependen de la vía de admi-
nistración, dosis y frecuencia del consumo, potencia
y vida media del opiáceo consumido. P. ej., siendo
más tardío, de menor intensidad y mayor duración el
SAO de metadona que el de heroína, sin suponer un
grave riesgo para la salud.
El DSM-5 recoge como trastornos inducidos por
opiáceos los trastornos depresivos, trastornos de
ansiedad, trastornos del sueño, disfunciones se-
xuales y síndrome confusional. Aunque no señala
los trastornos psicóticos inducidos, en la clínica po-
demos ver la aparición o aumento de la agresividad,
11
Dr. Pedro Seijo Ceballos
ideación paranoide y síntomas psicóticos tras la abs-
tinencia o con la reducción de dosis en los Programas
con Sustitutivos opiáceos (TSO), bien por reagudiza-
ción de una psicosis previa dadas la modificación de
la fenomenología psicótica que inducen los opiáceos
y su efecto antipsicótico, o provocados por el consu-
mo de diferentes drogas.
Otras consecuencias negativas para la salud del con-
sumo de heroína están relacionadas con los adulte-
rantes utilizados en su manipulación, el consumo
endovenoso y prácticas de riesgo. La heroína puede
ser adulterada con quinina, lactosa, bórax, azúcar,
almidón, estricnina, fentanilo, otros opioides, sedan-
tes, etc., además de la contaminación con bacterias,
virus u hongos. El uso crónico de la heroína mediante
inyección provoca la aparición de venas cicatrizadas
o colapsadas, infecciones de vasos sanguíneos, abs-
cesos y otras infecciones de la piel y tejidos blan-
dos, y enfermedades hepáticas, cardíacas y renales.
Compartir las jeringuillas u otros útiles de inyección
provoca infecciones por virus como el de la inmuno-
deficiencia humana (VIH), los de la hepatitis B y C, etc.
Siendo las actitudes estigmatizantes muy altas hacia
las personas con consumo de opiáceos en general, lo
son en mayor grado para consumidores de opiáceos
ilícitos. Estudios muestran que el estigma en un in-
dividuo que tomó opioides de prescripción a través
un amigo es mayor que quien lo hizo por prescripción
médica, a pesar de que en ambas circunstancias el
resultado final es el mismo.
4.7. TRASTORNOS RELACIONADOS CON LOS
SEDANTES, HIPNÓTICOS O ANSIOLÍTICOS
En el grupo de los sedantes, hipnóticos o ansiolíti-
cos, las benzodiacepinas (BZD) son las sustancias de
mayor consumo. También se incluyen entre otros a
los barbitúricos (mefobarbital, fenobarbital) y los hip-
nóticos no benzodiacepínicos (zolpidem, zopiclona y
zaleplón).
Las BZD ejercen sus acciones uniéndose a recepto-
res del complejo GABA-A con lo que directa o indirec-
tamente afectan a la mayor parte de las funciones
cerebrales de forma no selectiva. Producen un efec-
to inhibidor, responsable de los característicos efec-
tos de sedación, amnesia y déficit de coordinación
motora y tienen seis utilidades clínicas principales:
ansiolíticos, hipnóticos, antiepilépticos, relajantes
musculares y para el tratamiento del síndrome de
abstinencia de alcohol y otras drogas. En el córtex
UD 2. Trastorno por uso de sustancias
cerebral pueden producir deterioro cognitivo y som-
nolencia; en el hipocampo causan deterioro de la
memoria, pero también efectos anticonvulsivantes.
En cerebelo y áreas motoras interfieren en el control
motor, tono muscular y coordinación.
Su consumo disminuye todas las emociones por la
acción en el sistema dopaminérgico mesolímbico,
produciendo un estado de “anestesia emocional”, pu-
diendo producir dependencia su consumo prolongado.
Los síntomas propios de la intoxicación por sedan-
tes, hipnóticos o ansiolíticos son el habla pastosa, la
incoordinación, marcha insegura, nistagmo, un tras-
torno cognitivo con alteración de la atención o memo-
ria, pudiéndose llegar al estado de estupor o coma.
El síndrome de abstinencia de sedantes, hipnóti-
cos o ansiolíticos aparece tras la reducción o cese de
un consumo prolongado de dichas sustancias y se
muestra como hiperactividad del sistema nervioso
autónomo (sudoración, taquicardia, etc.), temblor de
las manos, insomnio, náuseas o vómitos, alucinacio-
nes o ilusiones transitorias visuales, táctiles o auditi-
vas, agitación psicomotora, ansiedad y convulsiones
tonicoclónicas generalizadas.
Los trastornos inducidos por consumo de sedantes,
hipnóticos o ansiolíticos reflejados en el DSM-5 son
los mismos que por consumo de alcohol: trastornos
psicóticos, trastornos bipolares, trastornos depresi-
vos, trastornos de ansiedad, trastornos del sueño,
disfunciones sexuales, síndrome confusional y tras-
tornos neuro-cognitivos, pudiendo este último llegar
a ser persistente.
12
Dr. Pedro Seijo Ceballos
4.8. TRASTORNOS RELACIONADOS CON LOS
ESTIMULANTES
El DSM-5 incluye en este grupo las sustancias anfe-
tamínicas, cocaína u otros estimulantes. En general
producen un aumento de la dopamina en los circui-
tos del cerebro que participan en la recompensa, el
control del movimiento y modulan importantes pro-
cesos en nuestro organismo.
En el mercado actual hay una gran diversidad de de-
rivados anfetamínicos, “derivados clásicos” como
MDMA (3,4-metiledioximetanfetamina), MDA
(3,4-metilendioxianfetamina), MDEA (N-etil-3,4-me-
tilendioxianfetamina) entre otros, y “anfetaminas
emergentes” como 4-MTA (4-metiltioanfetamina),
4-MA (4-metilanfetamina), anfetaminas halogenadas
o fluoroanfetaminas). Otro estimulante de abuso en
nuestro medio es el metilfenidato, fármaco utilizado
en el tratamiento del Trastorno por déficit de atención
e hiperactividad (TDAH).
Las anfetaminas, la metanfetamina, el MDMA y sus
análogos tienen una estructura química similar, con
diferencias farmacocinéticas y efectos en recepto-
res serotoninérgicos, adrenérgicos y muscarínicos.
Las anfetaminas emergentes en general actúan in-
hibiendo la recapatación de serotonina, dopamina y
noradrenalina, siendo la afinidad por una amina en
detrimento de otras las responsables de más efec-
tos entantógenos (5-HT) que estimulantes (DA).
La cocaína es una droga semisintética elaborada a
partir de las hojas del arbusto de erythroxylum coca,
original de Suramérica; con frecuencia aparece en el
mercado con otras sustancias añadidas como talco
e incluyendo anfetaminas, incluso fentanilo. Produ-
ce un bloqueo de la recaptación presináptica en las
sinapsis noradrenérgicas, dopaminérgicas y, en me-
nor medida, serotoninérgicas. Su potencialidad adic-
tivo se relaciona con la transmisión dopaminérgica
a través de los receptores D1 y D2. Los lugares de
acción de la cocaína son el núcleo accumbens, cor-
teza prefrontal media, núcleos caudado y putamen
e hipocampo. El núcleo accumbens es el lugar crítico
para muchos de los efectos conductuales que des-
encadena. Su acción en los circuitos mesolímbico y
mesocortical se relaciona con la euforia.
La cocaína provoca sensación subjetiva de euforia,
inquietud, aumenta la comunicación verbal, incre-
menta el rendimiento mental y frena la inhibición.
El efecto más evidente sobre la conducta es su in-
UD 2. Trastorno por uso de sustancias Dr. Pedro Seijo Ceballos

comparable capacidad de recompensa o refuerzo

positivo. Las anfetaminas y los nuevos derivados en
general producen efectos parecidos. Los usuarios de
MDMA buscan el efecto euforizante, facilitador de la
comunicación y el estado de cercanía con otras per-
sonas y agudización de los sentidos. Los efectos de
la metanfetamina se relacionan más con la euforia,
energía, locuacidad y sentimientos de grandeza.
A nivel físico producen un aumento de la tensión ar-
terial y las frecuencias cardiaca y respiratoria lo que
favorece la aparición de enfermedades cardiacas (in-
farto de miocardio), respiratorias, gastrointestinales
y cerebrovasculares (hemorragias y trombosis). Si la
vía de administración es nasal puede provocar pérdi-
da del olfato, hemorragias nasales, ronquera o inclu-
so la perforación del tabique nasal.
La intoxicación por estimulantes se caracteriza por
cambios en la sociabilidad, hipervigilancia, sensibili-
dad interpersonal, ansiedad, tensión o rabia; com-
portamientos estereotípicos, junto a taquicardia o
bradicardia, dilatación pupilar, tensión arterial ele-
vada o reducida, sudoración o escalofríos, náuseas o
vómitos, pérdida de peso, agitación o retraso psico-
motores, debilidad muscular, depresión respiratoria,
dolor torácico, abdominal o arritmias cardiacas, con-
fusión, convulsiones, discinesias, distonías o coma.
La intoxicación por derivados anfetamínicos puede
producir hipertermia y un síndrome serotoninérgico.
4.9. TRASTORNOS RELACIONADOS CON EL
TABACO
La nicotina, componente del tabaco, es un estimu-
lante del sistema nervioso central, con gran capaci-
dad adictiva y la sustancia que genera dependencia.
Además, en la combustión del tabaco se originan
más de 4.000 productos tóxicos diferentes (entre
ellos, alquitranes, monóxido de carbono, fenoles,
amoníacos y ácido cianhídrico) asociados a la patolo-
gía orgánica producida por el tabaquismo.
El DSM5 no recoge la intoxicación por tabaco y si el
síndrome de abstinencia de tabaco, caracterizado
por irritabilidad, frustración o rabia, ansiedad, dificul-
tad para concentrarse, aumento del apetito, intran-
quilidad, estado de ánimo deprimido e insomnio, que
aparecen tras el cese brusco o reducción de la canti-
dad de tabaco tras un consumo diario por lo menos
durante varias semanas.

El consumo continuado puede producir una depen-

dencia grave. El síndrome de abstinencia por estimu-
lantes se muestra con humor disfórico, sensación de
fatiga, sueños vívidos y desagradables, insomnio,
somnolencia o hipersomnia, aumento del apetito y
retraso o agitación.

La cocaína es la sustancia psicoactiva que con mayor

frecuencia se asocia con trastornos mentales. Están
descritos trastornos psicóticos, bipolares, depresi-
vos, de ansiedad, obsesivo-compulsivo y trastor-
nos relacionados, del sueño, disfunciones sexuales
y síndrome confusional como trastornos inducidos
por estimulantes. Así, estudios en personas depen-
dientes de cocaína refieren que más de la mitad han
experimentado síntomas psicóticos o episodios de
paranoia transitoria en relación con el consumo.
En la práctica clínica, los síntomas psicóticos y afectivos
son frecuentes, pudiendo evolucionar a un trastorno
del humor, esquizofrenia u otros trastornos psicóticos
con un curso independiente del trastorno adictivo.
Las consecuencias médicas del tabaquismo son
bien conocidas y van desde manifestaciones cu-
táneas menos graves (arrugas prematuras y co-
loración grisácea de la piel, “rostro del fumador” y
manchas amarillentas en uñas y dedos) a patología
médica severa con una elevada tasa de discapacidad,
morbilidad y muerte prematura: bronquitis crónica,
enfisema pulmonar, cáncer de pulmón, hipertensión
arterial, enfermedad coronaria (angina o infarto de
miocardio), accidentes cerebrovasculares (trombo-

13
UD 2. Trastorno por uso de sustancias
sis, hemorragias o embolias), úlcera gastrointestinal,
gastritis crónica, cáncer de laringe, cáncer bucofa-
ríngeo, cáncer renal o de vías urinarias e impotencia
sexual en el varón. En las mujeres, la probabilidad de
padecer un infarto se multiplica por 10 si utilizan an-
ticonceptivos orales, la menopausia se adelanta una
media de entre 2 y 3 años y aumenta el riesgo de
sufrir osteoporosis.
4.10. TRASTORNOS RELACIONADOS CON
OTRAS SUSTANCIAS (O SUSTANCIAS
DESCONOCIDAS)
En esta categoría se incluyen los trastornos por el
consumo de una sustancia que no se puede clasificar
en la categoría de alcohol, cafeína, cannabis, aluci-
nógenos, inhalantes, opiáceos, sedantes hipnóticos
o ansiolíticos, los estimulantes o el tabaco.
Nuevas sustancias psicoactivas con estructuras quí-
micas diferentes a las ya conocidas, que aparecen
en el mercado y que no están reguladas, con nuevos
contextos y formas de consumo, con nuevas vías
de distribución, pueden incluirse en este grupo. La
mayoría no se detectan en los análisis toxicológicos
habituales y pueden presentar toxicidad aguda y cró-
nica y potencial adictivo.
El DSM-5 reconoce que una sustancia desconocida
puede tener capacidad de generar dependencia, pro-
vocar un estado de intoxicación, síndrome de abs-
tinencia o cualquier otro tipo de trastorno inducido,
con inicio durante la intoxicación, durante la absti-
nencia o en ambos estados.
14
Dr. Pedro Seijo Ceballos
5. BIBLIOGRAFÍA
1. Asociación Americana de Psiquiatría (APA). Manual
diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales:
DSM-5.
2. C. Pereiro y JJ Fernández, coordinadores. Guía de
Adicciones para especialistas en formación. Socidro-
galcohol, 2018.
3. Courtney von Hippela, Loren Brenerb, Robyn
Horwitza. Implicit and explicit internalized stigma:
Relationship with risky behaviors, psychosocial func-
tioning and healthcare access among people who in-
ject drugs. Addictive Behaviors 76 (2018) 305–311.
4. H. Dolongevich. Nuevas drogas psicoactivas, 2015.
5. J. Bobes, M Casas y M Gutiérrez, editores. Manual
de Trastornos Adictivos 3ª edición, 2020.
6. Kimberly Goodyeara, Carolina L. Haass-Kofflera,
David Chavanned. Opioid use and stigma: The role of
gender, language and precipitating events. Drug and
Alcohol Dependence 185 (2018) 339–346.
7. Leonieke C. van Boekela, Evelien P.M. Brouwersa,
Jaap van Weeghela,b,c, Henk F.L. Garretsena. Stigma
among health professionals towards patients with
substance use disorders and its consequences for
healthcare delivery: Systematic review. Drug and Al-
cohol Dependence 131 (2013) 23– 35.
8. Linda Weiss, Kate McCoy, Michael Kluger & Ruth
Finkelstein (2004). Access to and use of health care:
perceptions and experiences among people who use
heroin and cocaine, Addiction Research & Theory, 12:2,
155-165, DOI: 10.1080/1606635031000155099
9. Marta Torrens, Gail Gilchrist, Antonia Domin-
go-Salvanyd, the psyCoBarcelona Group. Psychiatric
comorbidity in illicit drug users: Substance-induced
versus independent disorders. Drug and Alcohol De-
pendence 113 (2011) 147–156.
10. National Institute on Drug Abuse (NIDA): https://
nida.nih.gov
11. Organización Mundial de la Salud (OMS). Clasifi-
cación Internacional de Enfermedades CIE 10. Tras-
tornos mentales y del comportamiento.
12. Peter Gates, Jan Copeland1,2, Wendy Swift &
Greg Martin. Barriers and facilitators to cannabis
UD 2. Trastorno por uso de sustancias Dr. Pedro Seijo Ceballos

treatment. Drug and Alcohol Review (May 2012), 31,

311–319. DOI: 10.1111/j.1465-3362.2011.00313.x

13. Plan Nacional Sobre Drogas (PNSD): https://pnsd.

sanidad.gob.es/

14. Leonieke C. van Boekela, Evelien P.M. Brouwersa,

Jaap van Weeghela,b,c, Henk F.L. Garretsena. Stigma
among health professionals towards patients with
substance use disorders and its consequences for
healthcare delivery: Systematic review. Drug and Al-
cohol Dependence 131 (2013) 23– 35.

15. R Hammarlund, KA Crapanzano, L Luce, L Mulli-

gan, KM Ward. Review of the effects of self-stigma
and perceived social stigma on the treatment-see-
king decisions of individuals with drug- and alco-
hol-use disorders. Substance Abuse and Rehabilita-
tion: 2018:9

16. Seth A. Brown (2015). Stigma towards

Marijuana Users and Heroin Users. Jour-
nal of Psychoactive Drugs, 47:3, 213-220, DOI:
10.1080/02791072.2015.1056891

15
 Tr psicóti- Tr bipo- Tr depre- TOC y relacio- Tr del Disfunciones Sínd confu- Tr neurocog- Tr consumo Intoxi- Abstinen-
Tr de ansiedad
cos lares sivos nados sueño sexuales sional nitivos sustancias cación cia

Alcohol I/A I/A I/A I/A I/A I/A I/A I/A/P X X X

Cafeína I I/A X X
ANEXO. TABLAS Y FIGURAS
UD 2. Trastorno por uso de sustancias

Cannabis I I I/A X X X

Alucinóge
I I I X X
nos

Inhalantes I I/P X X

Opiáceos I/A A I/A I/A I/A X X X

Sedantes,

16
hipnóticos o I/A I/A I/A A I/A I/A I/A I/A/P X X X
ansiolíticos
Diagnósticos asociados a una clase de sustancia (DSM-5)

Estimulan
I I/A I/A I/A I X X X
tes

Tabaco A X X

Otras o desco-
I/A I/A I/A I/A I/A I/A I/A I/A I/A/P X X X
nocida

X= la categoría está reconocida en el DSM-5

I= se puede añadir el especificador “inicio durante la intoxicación”
A= se puede añadir el especificador “inicio durante la abstinencia”
I/P= se puede añadir el especificador “inicio durante la intoxicación” o “inicio durante la abstinencia”
P= el trastorno es persistente
Volver al texto
Dr. Pedro Seijo Ceballos
 MÁS INFORMACIÓN:
FUNDACIÓN PARA LA FORMACIÓN DE LA OMC
C/CEDACEROS, 10. 28014, MADRID
fundacion@ffomc.org
https://www.ffomc.org/
Tlf. 91 4260641/2/3