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Gobernación del Estado Táchira

Dirección de Cultura
Escuela de Música “Miguel Ángel Espinel”
Cátedra de Historia de la Música

Guía de Historia de la Música


Canto Litúrgico Cristiano

Autores:
Dra. Rosa Pernía
Mg. Alfredo José Ramírez

San Cristóbal, enero de 2020


TEMA IV
Canto Litúrgico Cristiano
Para Robertson y Stevens (1982), es imposible llegar a entender de forma clara una
valoración verdadera del canto cristiano, sin apreciar y entender por lo menos el espíritu
animador que lo creó, lo alimentó y permitió que se desarrollase: El Espíritu
Litúrgico. Refieren estos autores, que el conocimiento de la música cantada en las
primitivas edades cristianas es mínimo, sin embargo, hay abundantes referencias de los
tiempos apostólicos respecto a los textos que se cantaban e incluso sobre la manera de
cantarlos.
Se debe considerar que los primeros cristianos fueron judíos y ateniéndose a la
práctica del fundador y sus discípulos continuaron el culto en el templo y en la
sinagoga. Es decir, que los antiguos cristianos no tuvieron la necesidad de inventar una
música para su culto. Las fórmulas melódicas seculares judías usadas en la sinagoga,
ofrecían la base para el canto de los salmos y los cánticos (himnos que excluyen a los
salmos) del Antiguo Testamento, que probablemente fueron adaptados a los 3 cánticos
de la nueva fe, que hoy se conocen como Benedictus (Zacarías: alaba a Dios por el
Mesías), Magníficat (Palabras de María: Proclama mi alma…) y Nunc Dimittis (canto
de Simeón: ahora dejas).
Existen fragmentos de himnos en el Nuevo Testamento basados tanto en los
modelos judíos como en los Heleno-Orientales. Como ejemplo se puede observar en la
Septuagésima (la traducción más influyente de las versiones griegas del Antiguo
Testamento Hebreo), donde la palabra ecclesia (iglesia) se usaba para aludir a la
asamblea o congregación, como sugiere San Pablo en su Primera Epístola a los
Corintios: “Cuando os reunís, cada cual contribuye con algo: un canto de alabanza,
una lección, una revelación, una lengua, una interpretación”. Teniendo en estas
reuniones o asambleas un espacio para la improvisación libre, según les moviera el
espíritu a las personas.
El culto de la Sinagoga era mucho más sencillo que el del templo, y consistía en
lecturas de escritura sagrada, cierta cantidad de oraciones señaladas y el canto de los
salmos, no se usaba acompañamiento instrumental. El oficio no eucarístico se

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fundamentaba en una devoción de la sinagoga tomando una forma que describió
oficialmente por vez primera San Justino Mártir, en el Siglo II.
El esquema original era el siguiente:
1. Saludo Inicial por el oficiante y respuesta de la Iglesia (Asamblea de Fieles)
2. Lección
3. Salmodia
4. Lección o lecciones
5. Sermón
6. Despido de los no miembros de la Iglesia
7. Oraciones
8. Despido de la Iglesia
La Eucaristía (Acción de Gracias), oficio cristiano no característico, tuvo su origen
en la costumbre de la refacción en común con un propósito devocional que practicaban
las hermandades religiosas judías, pero, hay que recordar que la última cena que era
una comida de esa clase, es la fuente de la realización de la eucaristía. Con absoluta
unanimidad, Don Gregory Dix en Theshape of the Liturgy, dice que la acción litúrgica
reduce a 4 los siete actos de la cena que se refieren en el Nuevo Testamento los cuales
son:
1. El Ofertorio: Se toma el pan y el vino y se ponen juntos en la mesa
2. La Oración: El que preside da gracias a Dios sobre el Pan y el Vino juntos
3. La Partición: Se parte el Pan
4. La Comunión: Se distribuye juntos el pan y el vino
Estos dos oficios (el de la Sinagoga y la Eucaristía), fueron a fundirse gradualmente
a partir del siglo IV hasta que llegaron a ser considerados como partes inseparables de
un solo rito en la misa, entendiéndose como rito un acto religioso o ceremonial repetido
invariablemente en cada comunidad cultural. Otro aspecto a tomar en cuenta, fue la
creación de las grandes basílicas en Jerusalén, Roma, Antioquía y Alejandría, y muchas
otras de menor rango, que hicieron posible que las artes se pusieran al servicio de la
cristiandad. El canto de los salmos, siguiendo la costumbre de la sinagoga, era
responsorio y antifonal, el libro más antiguo de canto litúrgico que se conoce es el

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Codex Alessandrinus que data del siglo V, actualmente se encuentra en el Museo
Británico, estaba destinado al uso del chantre (cargo que designaba al maestro cantor o
del coro en los templos principales) y contiene el salterio en trece cánticos, incluido el
Benedictus (Canto de Zacarías), el Magníficat (Canto de la Virgen María) y el Nunc
dimittis (Canto de Simeón)
Erick Werner, en la New Oxford History of Music, ha señalado la notable semejanza
existente entre la cantilación judía (forma más antigua de adaptación de la música a los
textos) y el tonus lectionis romano (tono de lectura), dando los siguientes ejemplos:
Cantilación Judaica

Cantilación Romana:

(Tono Peregrino)

Con la Cristianización del Imperio Romano, el mundo antiguo fue dividiéndose cada
en dos partes: este (oriente) y oeste (occidente); recordando que todo llegó del este, la
propia fe, la primera teología, la vida “angélica” de los monjes, la devoción de la cruz
y de la madre de Dios, pues es el Este la tierra de los Lugares Santos, del desierto de
los padres, de los apologistas, de los concilios, de las liturgias majestuosas y de las
victorias decisivas de la ortodoxia sobre los agnósticos y las herejías cristológicas.
Los padres de la Iglesia, tuvieron unas luchas constantes contra la música “profana”,
en ese tiempo, que ponía en peligro la pureza de un lenguaje musical adecuado para
expresar La Contemplación y el Amor a Dios y para cantar sus alabanzas. En eso, la
intolerancia, si así puede llamarse, suponía fuerza. La contención, la nobleza, la
tranquilidad o la solemnidad no fueron, por cierto, características de la música que se
oía en el teatro o en esparcimientos privados.

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Siguiendo con este pensamiento, Clemente de Alejandría (+215) señala que: “Tiene
que proscribirse esa música artificial que ofende a las almas y las atrae a sentimientos
lacrimosos, impuros y sensuales, e incluso a un frenesí báquico y a la locura. No debe
uno exponerse a la poderosa influencia de modos excitantes y lánguidos que, por la
sinuosidad de sus melodías, conducen al afeminamiento y a la invalidez de propósito.
Dejemos a las armonías cromáticas para los banquetes, donde nadie se sonroje siquiera
ante la música coronada por flores y prostitución”.
San Juan Crisóstomo escribía en ese mismo estilo, deseando proscribir cualquier
cosa que recordase los cultos paganos o cualquier otra actividad profana. Por esa razón,
el uso de las antiguas melodías melismáticas se veía con malos ojos en algunos
ambientes, y como dice un párrafo de las Confesiones, turbaba a San Agustín cuando
se daba cuenta de que estaba gozando más con el canto que con lo que se cantaba. El
canto siguió siendo un arte puramente melódico debido a la relación entre el teatro y
los instrumentos que en él se usaban. Sin embargo, el Salterio y la lira estaban
permitidos en las reuniones privadas de los fieles y también fueron introducidos en
algunas iglesias.
Robertson y Stevens (1982) manifiestan que, el Canto gregoriano es al mismo
tiempo un repertorio musical que forma parte del patrimonio cultural de occidente y un
hecho histórico de gran magnitud que en los albores de la Edad Media determinó los
rasgos que definirían durante más de un milenio la disciplina musical en Europa:
actitudes de escucha, intereses musicales, principios formales de construcción
alternativas e inhibiciones de los músicos.
Con los hallazgos realizados a principios del siglo X, aparecen numerosos
manuscritos anotados en neumas que atestiguan la estabilización, la implantación
geográfica y la fijación por escrito de un repertorio de cantos litúrgicos común a todas
las comunidades nacionales y lingüísticas surgidas del imperio carolingio, reino franco
que dominó la dinastía carolingia del siglo VIII al siglo IX en Europa occidental,
(excepto Roma y Milán); todo ello supone la intervención de una autoridad política
superior decidida a unificar un tipo de práctica, que dependía sólo del control local, y
con estos manuscritos se demuestra el estado que alcanzó la planificación de la liturgia,

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la forma que adoptó en esta época, y la organización de todo el aparato eclesiástico, y
el valor que le da al culto a la oración y al canto.
En la Alta Edad Media occidental, las liturgias estaban muy diversificadas y su
extensión era muy desigual, de esta etapa se conservan ciertos repertorios de cantos
ligados a alguna de las familias litúrgicas de ese entonces.
El Repertorio Milanés: Este repertorio se conoce también como CANTO
AMBROSIANO, por referencia a San Ambrosio, obispo de Milán (+397). Es uno de
los repertorios más antiguos del occidente cristiano, y caracterizado por la asimilación
de muchos elementos, especialmente orientales, y más tarde gregorianos; integrándose
de forma progresiva y dándole un aire milanés.
El Repertorio Hispánico: Las iglesias de Hispania y de Galia Narbonense (Sevilla,
Toledo, Braga…) practicaron una liturgia muy rica y de gran antigüedad, siendo escrita
en los antifonarios en notación neumática, mucho antes de la invención y
generalización del pentagrama; más tarde en el siglo XI, las autoridades político-
religiosas impusieron en los diversos reinos hispánicos la liturgia romana y con ella el
repertorio gregoriano, que fue el que se transcribió sobre líneas en la difusión del
pentagrama, mutilando así los manuscritos del repertorio hispánico; sin embargo en el
siglo XVI, fueron escritos cierto número de recitativos litúrgicos, que se habían
mantenido en la tradición oral.
El Repertorio Galicano: Los textos litúrgicos se caracterizan por una retórica
abundante, rica en desarrollos metafóricos y en imágenes; los cantos galicanos
impresionan por su amplitud y con frecuencia por una escansión (Escandir se refiere a
que se separa todas las cosas del poema en partes, por ejemplo versos, sílabas, rimas,
etc.) verbo-melódica amplia y flexible, integrando firmemente la ornamentación en el
hilo del discurso melódico, al contrario del repertorio romano, que los ignora. Este
repertorio fue afectado debido a la profunda desorganización de la iglesia gala, bajo los
últimos merovingios y experimentó muy pronto las repercusiones de la romanización
carolingia de la liturgia; aunque dejó de utilizarse como repertorio litúrgico, algunas
obras de origen galicano se mantuvieron en prácticas locales, o se insertaron en el
antifonario gregoriano

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El Repertorio Beneventano: Una serie de manuscritos de gran valor musicológico,
han permitido conocer un repertorio original cuya área geo-cultural se sitúa en la región
de Benevento y Nápoles. Están ligados a una liturgia que presenta numerosos rasgos
arcaicos. A diferencia del milanés, este repertorio cedió el puesto a principios del siglo
IX a una versión más pura del repertorio romano-gregoriano, pero dejando suficientes
rasgos como para que se pueda constatar su carácter primitivo (modalidad poco
evolucionada, largas recitaciones con detalle repetidos)
El Repertorio Romano: No se conoce ningún manuscrito de canto gregoriano de
procedencia romana anterior al siglo XIII, época en que el Papa Nicolás III (+1820)
impone en toda Roma el uso de los libros franciscanos. La versión que presentan estos
manuscritos es tardía y sin interés especial. En cambio, varios manuscritos de los siglos
XI y XII demuestran la existencia en Roma de un repertorio menos extendido que el
gregoriano, bastante semejante en su realización musical, pero presenta rasgos de
menor perfección que han hecho pensar tanto que es anterior al gregoriano, como que
representa cierto estado de degradación posterior a este.

CANTO CRISTIANO
Sus orígenes permanecen oscuros, en el principio cada iglesia era soberana de su
territorio, antes de agruparse bajo el poderío del papa, la música era eminentemente
litúrgica, de oración, muchos cristianos presentían que el juicio final estaba muy
cercano, tal vez esto los llevó a moverse en una continua situación de fe, que todo venía
del cielo y abandonaron el interés a las cosas terrenales. La liturgia, la oración y el
canto se convirtieron en una norma. La oración tenía mucho que ver con los salmos
que venían del pueblo hebreo, de las antiguas sinagogas hebreas, herencia de gran
importancia, la oración es hecha canción que florece en las iglesias locales.
Poco a poco el canto se fue independizando y organizando, principalmente en los
monasterios de Siria y Egipto, más tarde en Bizancio y luego pasa a Roma y a todo el
resto de Europa. Los cristianos compartían una vida de alta espiritualidad, el origen se
debe a la influencia del canto hebreo, la iglesia se va propagando por el mundo,
asimilando las culturas de los sitios por donde iban. Los primeros cristianos eran judíos,

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quienes continuaron con la celebración del culto en el templo y en la sinagoga al seguir
la tradición de su fundador y sus discípulos.
El cristianismo fue declarado como religión oficial por Constantino: Flavio Valerio
Aurelio Constantino, quien fue Emperador de los romanos desde su proclamación por
sus tropas el 25 de julio de 306, y gobernó un Imperio romano en constante crecimiento
hasta su muerte. Se le conoce también como Constantino I, Constantino el Grande y en
la iglesia ortodoxa, las antiguas iglesias orientales y la iglesia católica bizantina griega,
como San Constantino.
Legalizador de la religión cristiana por el Edicto de Milán en 313, Constantino es
conocido también por haber refundado la ciudad de Bizancio (actual Estambul, en
Turquía), llamándola «Nueva Roma» o Constantinopla. Convocó el Primer Concilio
de Nicea en 325, que otorgó legitimidad legal al cristianismo en el Imperio romano por
primera vez. Se considera que esto fue esencial para la expansión de esta religión, y los
historiadores, desde Lactancio y Eusebio de Cesarea hasta la actualidad, le presentan
como el primer emperador cristiano, bautizado cuando ya se encontraba en su lecho
de muerte tras un largo catecumenado. Sólo la Iglesia Ortodoxa lo venera como santo.
El cristianismo se fue acercando a Roma, hasta que se descubre que muchas familias
de la nobleza eran cristianas. La primera figura destacada de la ciudad es San
Ambrosio.
Imagen de Constantinopla

SAN AMBROSIO DE MILÁN

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Nacido en Tréveris en el 340 d.C. y falleció en Milán en el año 397. Fue un
destacado arzobispo de Milán, y un importante teólogo y orador. Es uno de los cuatro
Padres de la Iglesia Latina y uno de los 33 doctores de la Iglesia católica. Fue el primer
cristiano en conseguir que se reconociera el poder de la Iglesia por encima de la del
Estado, y desterró definitivamente en sucesivas confrontaciones a los paganos de la
vida política romana.
Al principio el reparto de poder entre cristianos y paganos estaba más o menos en
equilibrio con Graciano, emperador romano y cristiano católico. Pero Graciano fue
asesinado y Roma pasó a manos de Valentiniano II, que era menor de edad y por tanto
su madre Justina detentó el poder real. Justina era arriana (Jesús es hijo de Dios pero
no Dios), por lo que la lucha entre paganos, herejes y católicos se acentuó
definitivamente.
Ambrosio hizo declarar a Valentiniano II que los emperadores tenían que estar a las
órdenes de Dios al igual que los ciudadanos tenían que estar a las órdenes del
emperador como soldados. A partir de aquí, Ambrosio consigue hacer efectiva una
demanda por la que la Iglesia ostenta un poder superior no solo al Estado Romano sino
a todos los estados. En el 393 el emperador Teodosio I prohibió los Juegos Olímpicos
por influencia de Ambrosio, al considerarlos paganos.
San Ambrosio compuso himnos métricos en latín; se opuso a entregar la iglesia a un
grupo, para sus ritos y herejías, encerrándose en ella, este grupo rodeo la iglesia, pero
por la posición tomado por San Ambrosio con el apoyo del pueblo y de los sacerdotes,
decidieron abandonar su solicitud. En este encierro en Milán tuvo oraciones de cantos,
salmos, himnos, cantando los salmos en forma de antífonas y responsorios, por lo que
se les llama Cantos Ambrosianos. Hay muchos himnos atribuidos a este personaje sin
la certeza de haber sido hechos por él.
Se atribuye a San Ambrosio la introducción de los cuatro modos que la iglesia va a
llamar modos auténticos y modos plagales, que en el canto cristiano van a ser de forma
ascendentes a diferencia de los modos griegos que eran descendentes; y en cuanto a la
acentuación musical empieza a depender de la melodía y no de la medida poética,

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notándose una separación de la música con la letra, que con el transcurrir de los siglos
le dará un alto desarrollo al aspecto musical
San Ambrosio se aparta de la música silábica (sílaba por nota) para introducirse en
la música melismática (varias notas en una sílaba). Además de la liturgia
AMBROSIANA, también es importante la liturgia GALICANA (en Francia),
MOZARÁBICA O VISIGÓTICA (en España) y la ROMANA (la que se impuso
universalmente)
San Ambrosio de Milán. Pintura de Claude Vignon (1623)

MODOS ECLESIÁSTICOS
Van a ser una copia de los antiguos cantos griegos a diferencia de que no admite el
cromatismo, la única nota que puede ser alterada cromáticamente es el Si, que puede
ser natural o bemol, debido a que el canto gregoriano no acepta saltos de cuarta justa
ni el salto de tritono. Ej. Fa – Si (Tritono), sería en este caso Fa – Sib.
El carácter arcaico que suelen tener las melodías gregorianas se debe principalmente al
hecho de estar constituidas sobre esos modos cuya estructura es diferente a la de los
modernos modos mayor y menor.

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SAN GREGORIO MAGNO
Gregorio nació en Roma en el año 540, en el seno de una rica familia:

SAN GREGORIO MAGNO


Su bisabuelo era el papa Félix III (†492) su abuelo el papa Félix IV (†530) y dos de
sus tías paternas eran monjas, recibió una sólida formación intelectual. A finales del
siglo VI se reformó el canto litúrgico en el occidente cristiano por el papa Gregorio
Magno, debido a los abusos que existían en las diferentes liturgias locales, su asiento
está en Roma y por eso se da allí la reforma por manos de San Gregorio Magno. Antes
del Siglo XI se le llamaba Canto Gregoriano y en el Siglo XI Cantus Firmus. Se emplea
el término Gregoriano hacia el 770, llamado antes Cantus Rumanus, canto llano. El
canto gregoriano debió extenderse por el imperio a partir de la coronación de Carlos
Magno.

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San Gregorio Magno. Pintura de Goya

San Gregorio puede verse como el padre de la edad media, fue un verdadero
administrador de la iglesia, de él parte o inicia una nueva etapa para Roma, donde el
papado va a ser una institución fundamental en el gobierno romano. Gregorio Magno
dirigió la atención de su pontificado hacia el pueblo de occidente no convertido al
cristianismo. Antes de papa fue senador, hizo carrera política, luego se dedicó a la vida
religiosa, protegió a los monjes, creó monasterios, vivió en Constantinopla (Sede
principal de la iglesia oriental). Su importancia es haberle dado una nueva vida,
disciplinada, no solo a Roma, sino a la Iglesia, buscando a los no conversos, mil
doscientos (1200) años después se mantiene esta herencia. Se dice que era cariñoso,
bondadoso, muy enérgico, con una autoridad férrea, organizado. Escribió muchas
obras, probablemente no escribió música, pero su estrecha relación con los monjes
Benedictinos hace que ellos rescaten y conserven toda esta obra.
En cuanto a la liturgia y la música, la gloria o grandeza está en la reorganización,
restructuración de las bases del canto litúrgico en Roma a través del antifonario,
estableciendo así las bases de una liturgia musical rica y uniforme. Todos los cantos
dispuestos según el orden del año eclesiástico, fueron anotados en un antifonario, el

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cual según la tradición fue colocado y atado con una cadena en el altar de San Pedro
en Roma, quedando de forma organizada el ciclo del año litúrgico de la Iglesia
cristiana.
El año litúrgico comienza con una preparación anterior a la navidad (adviento).
Gregorio recopiló y contribuyó a la evolución del canto gregoriano, llamado en su
honor el Antifonario de los cantos gregorianos. En el año 600 d.C. ordenó que se
recopilaran los escritos de los cánticos o himnos cristianos primitivos (conocidos como
Antífonas, Salmos o Himnos); dichas liturgias de alabanza a Dios eran celebradas en
las antiguas catacumbas de Roma ya en el año 52 d.C., iniciadas por Simón Pedro al
margen del gobierno romano que, por supuesto, celebraba sólo fiestas paganas.
Gregorio falleció el 12 de marzo del 604,fue declarado Doctor de la Iglesia por
Bonifacio VIII, el 20 de septiembre de 1295 aunque el título aparece hacia el 800,es
uno de los cuatro Grandes Padres de la Iglesia occidental junto con Jerónimo de
Estridón, Agustín de Hipona y Ambrosio de Milán.
Estas antífonas fueron perdidas, debido al cisma o diáspora de los ciudadanos
romanos por las constantes guerras romano-bárbaras al tratar de catequizarlas por el
Edicto de Tesalónica. También contribuyeron a los cambios de estructura de los cantos,
personas que decidieron crear sus obras propias y promover la desaparición de estos
documentos. El antifonario de los cantos gregorianos permaneció atado al altar de San
Pedro, pero estos desaparecieron. El Papa Pío X encomendó a los monjes benedictinos
de la abadía de Solesmes la reproducción de estas melodías, tras una búsqueda
infructuosa de estas obras por parte de Francia en el siglo XIX.
La nueva recopilación de estas melodías fue llamada Edición Vaticana del Canto
Gregoriano, haciéndose esta edición oficial el 22 de noviembre de 1903, cuando el
canto gregoriano quedó plenamente reconocido por la iglesia como el canto oficial de
la Iglesia católica. Gregorio también desarrolló la doctrina del Purgatorio en el 593, a
poco tiempo de asumir la Catedral de San Pedro.
San Gregorio tuvo cuidado en crear su propia escuela de cantores “Schola
cantorum”, institución importante donde se enseñaba cuidadosamente el canto litúrgico

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a los niños destinados a ser cantores de la capilla principal. Allí se preparaba el personal
para ir por todo el imperio romano enseñando estos cantos romanos.
El Dr. Neville en su artículo Mundo Historia, refiere que el apogeo del Canto
Gregoriano tiene lugar en el siglo XI: a partir del siglo XVI comenzó a declinar el
Canto de Gregorio debido a la influencia del Renacimiento que buscaba recuperar las
tradiciones de la Antigüedad Clásica. No obstante hubo un pequeño resurgimiento con
la instalación de los Benedictinos en la abadía de Solesmes en el año 1.835 y desde
entonces el Canto Gregoriano ha recuperado una parte de su antiguo esplendor.
Manifiesta el autor antes mencionado, que el Canto de Gregorio tuvo en España a
sus más firmes valedores en los famosísimos "castrati" famosos por sus dotes amatorias
entre las damas de la corte de los reinados de Fernando VI, Carlos III, Carlos IV. Dicho
grupo llegó a ser una especie de inquisición cortesana, defendiendo al Canto de
Gregorio a capa y espada pues tenían conexión con la poderosa Iglesia Católica
Romana que era una de los principales valedores de los Castrati; práctica que se
mantendrá en Italia hasta ser abolida por Mussolini en 1870.

El arte de la "compositio"
La habilidad de los compositores, reside en la forma en que son capaces de articular
entre sí tres instancias, recuperando a la vez algunos conceptos antiguos: la modulatio,
la pronunciatio y la translatio metafórica.
Modulatio: Puede ser entendida como una necesidad interna del flujo melódico,
como su regla y su fuerza al mismo tiempo. La modulatio melódica intenta explotar las
relaciones atractivas entre los grados de la escala. En su sentido más amplio, se
confunde con la dinámica modal extendida.
Pero el ars bene modulandi es también ars bene movendi. Se manifiesta en una
tendencia a introducir en el flujo temporal, en el régimen de los valores y las
duraciones, impulsos vocales, articulaciones y composiciones neumáticas (modos de
atacar, doctus de la voz, conjunción y disyunciones), expresiones verbales, una
numerositas, es decir, elementos de regularidad, de autoajuste proporcional.

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En el canto gregoriano, esta tendencia a buscar una distribución afortunada (o
significativa) de los movimientos en el tiempo (ars bene movendi) no desemboca casi
nunca en un flujo rítmico que podríamos llamar mono-sistémico. Aquí todo ritmo es
contrapunto de ritmos. El juego de las variables monódicas que queda abierto, cruzando
y descruzando sin cesar los diversos órdenes que la componen con predominios
momentáneos de uno u otro (verbal, vocal-neumático, puro melos, escansión
numerada...). J. de Valois llamó "heterogéneo" a este aspecto de la composición de los
temas de la monodia gregoriana, y A. Souris vio en ello "un orden móvil, contingente,
singular".
Pronunciatio: La instancia de la pronunciatio puede resultarle más familiar al lector
dada la insistencia moderna sobre el "ritmo oratorio" del canto gregoriano. Sin
embargo, es necesario enfocarla desde una perspectiva histórica.
Parece que la lectura de los textos del Antiguo y el Nuevo Testamento durante las
asambleas litúrgicas de la época de San Ambrosio o San Agustín se hacía de forma más
próxima a la declamación de los textos clásicos enseñada en las escuelas municipales
de retórica que a la cantilación de las plegarias (G. Stefani). Dos fenómenos van a
modificar el trasfondo sobre el que se destacaba la oposición entre legere y psallere.
Por una parte, para citar una perspicaz observación de W. Ellesz, las liturgias de
Oriente y Occidente conocen entre los siglos VI y IX un auge creciente de la música y
el aparato musical (Schola, cantores, repertorio) sobre la simple instancia de la palabra.
Por otra parte, el latín de la liturgia se convierte en una lengua cada vez más ajena al
pueblo que se reúne en la iglesia, separación que se consuma en los siglos VIII y IX.
En este contexto ya evolucionado aparecen las cantilaciones de las lecturas ordinarias,
calcadas sin duda de la cantilación de los textos eucológicos del sacramentario.
Este concepto se manifiesta primeramente en una toma de postura: el canto debe
mantener la corrección del "bien decir", la probidad de la declamación acentual, no en
sentido absoluto -porque, como es sabido, música non jacet sub regula donati ("la
música no está sometida a las reglas de los gramáticos"), sino tangencial, si se puede
decir así, como por una especie de habitus adquirido en la declamación solista libre o
enumerada (cursus).

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Por otra parte, el acto del canto se concebirá como actio del texto, en el sentido que
Cicerón o Quintiliano daban al concepto de la retórica clásica. Esta actio se manifiesta
en primer lugar en el ámbito de la palabra. Se explotarán las virtualidades propiamente
fónicas de la palabra (sílabas, material vocálico o consonántico) hasta que constituyan
una especie de expansión sonora y espacial de la sustancia inicial del monema, hecho
que permite comprender que el propio cantor haya podido situarse alegóricamente
como authentica tuba y verumtympanum.
Translatio: En este espacio de la ficción es donde la metáfora musical (translatio
cum virtute) hará intervenir unas figuras, explícitas o difusas.
En primer lugar, la puesta en escena de una narratio, de una historia o de un diálogo
podía introducir en la linealidad musical un elemento de diferenciación tópica. Algunas
grandes antífonas (¿galicanas?) preveían explícitamente en sus rúbricas la intervención
de actores, utilizando para ello los contrastes entre registros vocales y la oposición entre
voces de hombres y voces de niños (M. Huglo).
Los compositores de la Schola tampoco ignorarán el registro casi madrigalesco de
los iconos sonoros que puede traducir la melodía, aunque no insistan particularmente
sobre este punto, ni lo sistematizan, ni deduzcan el registro afectivo de los sentimientos.

LOS CANTOS:
Salmodia:
En su forma más antigua era recitado, monódico, sin acompañamiento instrumental,
a capela, con ritmo libre (herencia de la música griega), los acentos están basados en el
acento gramatical de la letra que era el latín.El canto gregoriano uso ese tipo de canto
silábico para la salmodia o canto declamado de los salmos.
Salmodia Directa: Consistía en la ejecución modulada del salmo sobre fórmulas
usuales, realizada por un salmista único que cantaba in directum.
Salmodia Antifonal: Son dos coros que alternan antes de comenzar el salmo y al
concluirlo, de allí provienen ciertos tipos de melodías litúrgicas que figuran en la misa
(introitos, ofertorios, comuniones)

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Salmodia Responsorial: Es cuando se alternan un solista y el coro, dando origen a
otra serie de melodías más desarrolladas y melismáticas como el Responsorio de
Difuntos y Responsorio de Semana Santa
Los Himnos (tradición hebraica): Son composiciones en forma estrófica, en versos
latinos, fueron admitidos en la liturgia romana a partir del IX. Los himnos no son
litúrgicos, sino de alabanzas, y gratitud. Lo más reciente del canto gregoriano son los
Tropos y las Secuencias.
Los Tropos: Corresponden a un desarrollo literario y musical que se intercala entre
cada una de las frases de un canto ya existente, es decir, se sustituye o intercala parte
del texto normal por una frase de uno literario.
Las Secuencias: Se le atribuyen al monje alemán Notkero, cuyo fin era facilitar el
aprendizaje de los largos melismas vocales que hay en los aleluyas, le adaptó un texto
cuyas sílabas se aplicaban a cada una de las notas de estos melismas. Es una forma de
ir liberando los aleluyas que eran muy melismáticos. El texto de una palabra se decía
sobre unas cuantas notas, 800 aproximadamente, tomando la costumbre de sustituir el
aleluya por un texto silábico, con el fin de facilitar el aprendizaje de la melodía.
Las más famosas fueron las cinco siguientes: Veni Sante Spiritus. Diex Irae. Lauda
Sion. Stabat Mater. Victimae Paschali

LA NOTACIÓN
La primera notación que usaron los tratadistas del canto litúrgico cristiano fue el
ALFABÉTICO (a imitación de los griegos), aparece escrito en los libros de BOECIO
Siglo VI, primer gran teórico musical de la era cristiana, sus doctrinas fueron las más
respetadas en el período medieval, para la práctica musical la que apenas sirvió al
principio para indicar de manera vaga las diferentes notas de la melodía. La antigua
liturgia cristiana está en clave de Do. A comienzos del siglo XI comenzó a usarse una
o dos líneas horizontales entre las cuales se escribían los distintos signos gráficos
llamados NEUMAS, frente a dichas líneas se colocaba la letra indicadora o clave de
Fa (F) y de Do (C), las líneas servían de referencia para leer las notas superiores o
inferiores.

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Ejemplos de la Notación Neumática:

GUIDO D’AREZZO:
Vivió en la primera mitad del siglo XI, monje benedictino, perfeccionó la notación
mediante el aumento de otras dos líneas, constituyendo el Tetragrama, fue un monje y
teórico musical de la Edad Media. Se le reconoce como creador de la notación musical
moderna que remplazo al neuma.
Guido nació en Arezzo (Toscana) el año 990. Falleció en Avellano el año 1050,
estudió en la abadía de Pomposa donde comenzaría su carrera enseñando a los
cantantes un método para aprender los cantos gregorianos en poco tiempo. Esto le gano
la hostilidad de otros monjes, por lo que se marchó a la ciudad de Arezzo, la cual tenía
gran número de cantantes.
En Arezzo escribió su tratado musical, el Micrologus. También desarrollaría varias
técnicas de enseñanza musical, tales como el tetragrama y el hexacordo. Asimismo creo
las notas del solfeo moderno basado en las primeras silabas de cada una de las frases
musicales del himno Ut queantlaxis. Guido fue a Roma, invitado por el Papa, cerca del

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año 1028 pero pronto regreso a Arezzo debido a problemas de salud. No se tienen datos
posteriores.
La obra de este monje hace referencia a la notación alfabética, intervalos, modos (se
eliminan los enarmónicos y cromáticos), también hace referencia a los nuevos
procedimientos que dan surgimiento a la polifonía de la edad media, se trata sobre la
escala, el método o forma de solfear, hace los nombres de las notas musicales, habla de
fórmulas rítmicas, propone el nombre de las notas musicales a partir de un himno a
San Juan Bautista en forma ascendente.

Utqueantlaxis,Resonarefibbris,Mira gestorum,
Famuli tuorum,Solve polluti,Labiireatum,SancteIoannes.

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Notación Cuadrática Guido D’Arezzo

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