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Te explicamos qué son los antónimos y la antonimia, qué tipos existen y múltiples

ejemplos. Además, qué son los sinónimos.

Los antónimos deben pertenecer a la misma categoría gramatical.

¿Qué son los antónimos?


Los antónimos son aquellas palabras cuyos significados son exactamente
opuestos entre sí, es decir, que significan lo contrario la una de la otra, siempre
y cuando pertenezcan a la misma categoría gramatical (o tipo de palabra).

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La antonimia, que es como se llama a este tipo de relación entre los significados
de las palabras, puede ser de distintos tipos, dependiendo del modo en que las
palabras se contradigan.

Existen cientos de antónimos en cualquier idioma, que no necesariamente


son sinónimos entre sí, ya que el modo en que el significado se maneja en una
lengua es siempre complejo. Es decir, “hermoso” es antónimo de “grotesco” y
también de “monstruoso”, pero estos dos últimos no son equivalentes, aunque
estén relacionados.

Por esta razón suelen recogerse los antónimos en diccionarios de sinónimos y


antónimos, una herramienta común para quienes aprenden una lengua.

Ver además: Lenguaje

Tipos de antónimo
Existen tres tipos de relación de antonimia:

 Antonimia gradual. Ocurre cuando las dos palabras se oponen de una


manera no absoluta, es decir, que existen otros significados en distinto
grado, como ocurre entre “caliente” y “frío”, que existen los grados
intermedios “templado”, “tibio”, etc.
 Antonimia complementaria. Ocurre cuando el significado de una palabra
es incompatible con el de la otra, es decir, se excluyen: si existe una, no
existe la otra. Por ejemplo: “vida” y “muerte”, no hay términos intermedios.
 Antonimia recíproca. Las palabras se oponen de manera complementaria,
o sea, que no puede darse una sin la otra, ya que constituyen un conjunto
total. Por ejemplo: “comprar” y “vender”, ya que para que alguien compre
algo el dueño anterior tiene que venderlo.

Fuente: https://concepto.de/antonimo/#ixzz6l5ddkbzO

Dos palabras son antónimas cuando tienen significados


opuestos, como ocurre, por ejemplo, con caliente y frío,
abierto y cerrado, día y noche.
La antonimia es una relación semántica, igual que lo son
la sinonimia, la hiperonimia, la hiponimia, la meronimia y la
holonimia.
El concepto de antonimia, intuitivamente, resulta fácil de
aprehender. De hecho, los niños muy pronto aprenden a
identificar este tipo de relaciones, lo que indica que
constituyen una parte básica de nuestra capacidad para
entender el mundo. Sin embargo, la noción de antonimia se
revela más compleja de lo que inicialmente parecía en
cuanto la examinamos con un cierto detalle. Es fácil darse
cuenta de que no todos los antónimos mantienen entre sí el
mismo tipo de relación. No es igual la oposición que se da
entre vivo y muerto, gordo y flaco, amo y esclavo. Por eso se
suelen distinguir tres tipos de antónimos:
a) Antónimos complementarios o binarios: Son
aquellos que mantienen una relación tal que lo uno excluye
lo otro: o es lo uno o es lo otro, pero no hay término medio.
Un ejemplo clásico es muerto y vivo: o estoy muerto o estoy
vivo, pero no hay nada entre medias. Un ejemplo que los
estudiantes experimentan en sus propias carnes es el
de aprobar o suspender: o consigues lo uno o te pasa lo
otro, pero no te puedes quedar en medio. Otros ejemplos
son par e impar, abierto y cerrado, encendido y apagado.
b) Antónimos graduales: Son los que ocupan los
extremos de un continuo en el que se pueden identificar
diferentes grados. Esto es lo que ocurre
con gordo y flaco. Uno puede ser más gordo o menos gordo,
puede ser más bien flaco o bastante flaco o tirando a flaco.
Podemos coger a cien personas y ordenarlas de más gorda a
más flaca (o al revés), pero, como es característico de las
nociones graduales, habrá una zona intermedia,
indeterminada, en la que no sabremos decir si alguien es
gordo o es flaco. Otros pares de este tipo son alto y bajo,
claro y oscuro, caliente y frío, odiar y amar.
c) Antónimos inversos o direccionales: Son los que
implican pares que no pueden existir el uno sin el otro y que
equivalen a perspectivas opuestas dentro de una misma
relación. Por ejemplo, la noción de esclavo solo tiene sentido
en relación con la de amo o la de padre, en relación con la
de hijo. Este tercer grupo es el más problemático y
constituye, en realidad, un cajón de sastre en el que se
acumulan pares muy diversos. A los anteriores podemos
añadirles dar y recibir, atar y desatar, entrar y salir, etc.
Aunque la antonimia es una relación que se establece entre
pares de palabras, eso no quiere decir que sea una relación
exclusiva entre dos palabras. Es cierto que pequeño es
antónimo de grande, pero eso no significa que
sea el antónimo de grande, pues este adjetivo puede tener y
de hecho tiene otros antónimos como chico o menudo.
No es frecuente, pero puede darse el caso de que una palabra
sea antónima de sí misma. Esto es lo que ocurre
con palabras que contienen significados contrarios,
como alquilar, que acumula en su interior dos antónimos
inversos: ‘dar en alquiler’ (lo que hace el dueño) y ‘tomar en
alquiler’ (lo que hace el inquilino o arrendatario).
¿QUÉ ES LA ANTONIMIA?
Ninguna palabra se encuentra aislada en la conciencia del hombre sino que siempre va vinculada a
otros términos.
Por ejemplo, el vocablo CONOCIMIENTO genera en la mente de las personas conceptos
como libro, aprendizaje, alumno, concentración, teoría, deducción, método, filosofía, enseñanza,
inteligencia, memoria, etc.

Pero esta asociación múltiple de palabras no ayuda a precisar el valor significativo de un término. Se
hace necesario, en consecuencia, la presencia de otro vocablo de sentido opuesto para
su determinación semántica.
Así, el significado de conocimiento se precisa por contraste al de ignorancia. Aprendizaje, por
oposición a enseñanza; concentración, por oposición a distracción; teoría, por oposición a práctica,
etc. A esta oposición o contraste de significados se denomina ANTONIMIA.

Así, podemos precisar por contrastación que, si el tren eléctrico es más veloz que un automóvil, en
consecuencia, el automóvil es más lento que el tren eléctrico.
Si decimos que José María Arguedas tuvo una producción literaria profusa respecto de Ventura
García Calderón, entonces Ventura tuvo una producción literaria escasa respecto de Arguedas; si
añadimos que Manuel es un hombre diligente, entonces implícitamente estamos afirmando que no
es negligente.

En ese sentido, para lograr el dominio cabal de una palabra es muy importante el
conocimiento de su significado; pero también es innegable que el conocimiento del
término contrario nos ayudará a tomar mayor conciencia sobre ese significado, nos
ayudará a delimitarlo y en consecuencia, nos dará mayor precisión semántica.

Por ejemplo, blanco es un adjetivo que significa "presencia de todos los colores"; este significado se
percibe de forma más nítida en contraposición a negro, adjetivo que significa "ausencia de colores".
Lo mismo sucede con las demás palabras, de modo que comprenderemos mejor la
palabra lujurioso si tenemos una idea clara de casto; la palabra perspicaz, si concebimos el
término obtuso; generoso, si pensamos en mezquino.
Lo mismo sucederá con elogioso respecto
a injurioso, incipiente a avanzado, moderado a exagerado, honrado a deshonesto, pláceme a
reconvención, dilación a premura, solemne a informal, precario a estable, perplejo a resuelto, etc.

La antonimia, es decir, la contrariedad de significados, es considerada como una de las relaciones


semánticas más importantes y como un fenómeno contrario a la sinonimia.
La antonimia es la relación de contraste u oposición de significados.
RELACIÓN ENTRE ANTONIMIA Y CAMPO SEMÁNTICO
Considerando que el campo semántico es un conjunto ordenado de palabras con rasgos
significativos comunes y conociendo que los antónimos son palabras que poseen significados
opuestos, podríamos llegar a una conclusión errada y plantear que son conceptos excluyentes,
cuando en realidad existe entre ellos una relación de carácter indesligable.

Si bien un campo semántico integra palabras con rasgos significativos comunes, ello no supone
que todos los rasgos sean coincidentes; así habrá palabras que, a pesar de compartir un mismo
campo semántico, presentan rasgos diferentes y hasta contrarios, corno es el caso de los antónimos.

Cuando decimos que una palabra es antónimo de otra, necesariamente nos estamos remitiendo a un
tema de mayor o menor generalidad, que comprende a ambas y delimita el contexto de la oposición
significativa. Si comparamos los términos escuálido, el cual significa "flaco, macilento" y obeso,
cuyo significado es "afectado de excesiva acumulación de grasa", percibimos una oposición de
significados referido al tema de la contextura corporal.
Entonces, un campo semántico no sólo incluye términos sinónimos sino también puede abarcar
palabras vinculadas por la antonimia, Algo similar sucede con el término acongojar, cuyo
significado es "hacer sentir angustia, aflicción o congoja", y el término regocijar, el cual
significa "producir alegría muy intensa, particularmente la que se demuestra con risas y bullicio".
Como se observa, estos términos son antónimos porque su oposición se enmarca en el
mismo campo semántico; en este caso, el estado anímico. Para ilustrar mejor el tema tratado,
mostramos el siguiente cuadro:

Ántonimos                        Campo Semático


despejado   
-  nebuloso estados del tiempo
recto   
-  curvo trazos o líneas
idealismo   
-  materialismo       corrientes filosóficas
cuerdo   
-  enajenado estados mentales
abstruso 
-  inteligible grado de complejidad
almíbar   
-  acíbar sabores (percepción gustativa)
aromático   
-  fétido olores (percepción olfativa)
-  locuacidad formas de expresarse
laconismo

Observando el cuadro, podemos concluir lo siguiente: para que dos palabras sean


antónimas deben pertenecer, necesariamente, al mismo campo semántico. Por
ejemplo, las palabras vileza y nobleza son dos sustantivos que tienen relación de antonimia y
pertenecen al campo semántico de la condición moral. Asimismo, los
términos extranjero y oriundo son dos adjetivos referidos a la procedencia territorial y los vocablos
abjurar y profesar son dos verbos que aluden a las actitudes frente a una doctrina.
Las palabras que tienen relación de antonimia designan los polos opuestos de un
mismo aspecto de la realidad o puntos extremos de un tema abstracto, por lo cual
siempre están comprendidas en el mismo campo semántico.

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