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EL EMPIRISMO DE DAVID HUME IES PÉREZ DE AYALA
1. CONTEXTO
Durante el siglo XVII se habían producido una serie de crisis económicas y sociales
que fueron abriendo paso a nuevas formas de organización política, al surgimiento de los
estados absolutistas. Así mismo, una vez producida la revolución científica, fueron
afianzándose los estudios científicos en los diversos campos del saber y creándose
diversas Academias como las del Licei, Cimento, Royal Society, &. c. que impulsaron y
promovieron el avance en el conocimiento de dichos campos. Como anécdota basta citar
el lema de la Academia del Cimento: probando y volviendo a probar, el cual refleja el
cambio de mentalidad de la época frente a la concepción del saber sostenida anteriormente
[proposiciones o enunciados derivados de principios].
Un grupo social clave en esta época fue el de los llamados ilustrados, los cuales no fueron
realmente nuevos creadores de ideas, sino que su función consistió más bien en una
función pedagógica; recibieron la luz del saber del siglo anterior, en el ámbito político de
Locke y el ámbito científico de Newton, e intentaron convertir a sus respectivos países en
una gigantesca aula de enseñanza. Dicha función de estos ilustrados hubiera estado
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incompleta sino hubiera sido acompañada también de una revisión crítica, por parte de
los filósofos, de los principios, origen y límites de ese saber. Tal es el caso de la función
del filósofo que aquí nos ocupa; David Hume.
La filosofía moderna nace en este contexto (XVII) y se interesa especialmente por las
cuestiones relacionadas con el conocimiento. Inspirados y maravillados por los éxitos de
la nueva ciencia, los filósofos aspiran a crear una filosofía que goce de logros semejantes.
Esta orientación, que es común al continente y a las islas británicas, adquiere una nueva
perspectiva en estas últimas. Por este motivo, hablamos de dos corrientes: el
racionalismo, en el continente europeo, y el empirismo, en las islas británicas. Esta última
corriente, iniciada con Locke, y teniendo a Hume como su mayor representante, defendió
las siguientes tesis frente al racionalismo:
2. Biografía
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es una parte de la tradición reformada dentro del protestantismo. La teología
presbiteriana generalmente enfatiza la soberanía de Dios, la autoridad de las Escrituras y
la necesidad de la gracia mediante la fe en Cristo.
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a París y ejerció como secretario del embajador, el conde Hertford. Allí se relacionó con
los filósofos ilustrados (Voltaire, Diderot, D’Alembert…) y trabó amistad con Rousseau.
Cuando este sufrió diversas persecuciones, Hume le ofreció su apoyo. En su casa de
Edimburgo se refugió durante algún tiempo, pero fue una amistad breve, seguramente por
las diferencias de carácter entre los dos filósofos. Hume murió en Edimburgo en 1776 (65
años), sin haber conseguido una cátedra en la universidad de su país. Nunca se reconoció
académicamente la talla intelectual de su obra.
Hume quiso ser el Newton de las ciencias humanas. Newton había muerto no hacía
mucho y en su obra Principios de la filosofía natural había consumado el proyecto de
toda la revolución científica iniciado por Copérnico dos siglos antes. Su teoría de la
gravitación universal explicaba las órbitas y los movimientos de los planetas, el flujo de
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las mareas, la caída de los cuerpos, etc. Y ello gracias al método empírico empleado. De
ahí que Hume quisiera aplicar el mismo método a las ciencias humanas y morales. El
título completo de su primer libro nos informa ya de cuál es su objeto de estudio, su
método y finalidad: Tratado sobre la naturaleza humana. Intento de introducción del
método experimental de razonamiento en los asuntos morales.
Hume creía que el conocimiento de la naturaleza no puede estar completo porque falta
precisamente el conocimiento del sujeto que conoce: el ser humano. El estudio de la
naturaleza humana es más importante que el de la física y las demás ciencias porque
“todas ellas dependen en cierto modo de la naturaleza del hombre”. Por ello, se propuso
estudiar al ser humano elaborando una a teoría de la mente (asociacionismo), con la que
pretendió explicar el conocimiento de la misma manera que Newton había explicado los
fenómenos físicos con su teoría de la gravitación. Las ideas serían como los átomos de la
mente y estarían gobernadas por el principio de asociación, formando un sistema de
mecánica mental auténticamente newtoniano.
La preocupación de Hume por el ser humano, sin embargo, fue eminentemente práctica,
pues su objetivo fue ante todo descubrir los principios que regulan nuestros juicios
morales.
Para estudiar, por tanto, la moral, hay que examinar primero el entendimiento y las
pasiones, los dos componentes básicos de la naturaleza humana. Y, así como los filósofos
anteriores, especialmente los racionalistas, habían destacado el predominio del
entendimiento, veremos que en Hume será al revés, la pasión será el elemento básico y
originario.
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1. Sustancia: sustrato que aglutina una cantidad N de Ideas simples relacionadas. Por
ejemplo, la Idea de Naranja: la naranja como naranja no la podemos conocer, no
conocemos su esencia. Solo conocemos la asociación de determinadas Ideas
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Por otro lado, siguiendo a Berkeley, no quiere dar por hecho que nuestras
percepciones (sensaciones, pensamientos y emociones) sean representaciones del
mundo. Y es que no todas las percepciones son iguales. Unas son más intensas que
otras, más vivaces, en ellas percibimos más detalles y, además, se nos imponen sin
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que podamos evitarlo. Mira la mesa en la que te apoyas y a continuación cierra los
ojos tratando de imaginarla. O abandona la habitación en la que te encuentras y
recuerda la mesa. En ambos casos estarás percibiendo (o conociendo) la mesa, si bien
entre ambos casos existe una notable diferencia: la percepción de la mesa es más viva
cuando la vemos que cuando la imaginamos o cuando la recordamos. Por este motivo
Hume clasifica las percepciones, según el grado de vivacidad, en dos tipos:
impresiones e ideas. La diferencia entre ambas se establece en su grado de fuerza y
carácter de inmediatez. Las impresiones son más intensan que las Ideas pues
constituyen todo lo que vemos, oímos, amamos… mientras que las Ideas son copias
débiles o recuerdos de las impresiones que usamos para razonar. Por tanto, las Ideas
presentan una menor intensidad e inmediatez. En consecuencia, el conocimiento se
origina en las impresiones. Estas se pueden dividir en impresiones de sensación e
impresiones de reflexión. Las primeras surgen de causas desconocidas, la oscurísima
sustancia de Locke. Las segundas (reflexión) se forman en el entendimiento a partir
de percepciones de sensación o a partir de ideas. Las pasiones o sentimientos, como
el aburrimiento que nos produce la clase de Filosofía o la satisfacción que nos
proporciona saber que ya queda poco, son percepciones de reflexión.
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Percepciones
Intensidad Composición
Impresiones Simples
Ideas Complejas
¿De dónde provienen las ideas simples? Todas las ideas simples provienen de sus
correspondientes impresiones simples. Las representaciones mentales con que
argumentamos o razonamos son copias de nuestras impresiones o percepciones más
vivas. Este principio se convertirá en el criterio de validez que deberá cumplir toda idea
con pretensión de conocimiento. Las ideas complejas, sin embargo, pueden seguirse de
impresiones complejas (la idea de una manzana concreta proviene de la impresión
compleja de una manzana concreta) o de combinaciones de ideas (la idea genérica de una
manzana cualquiera). La combinación de ideas es fruto de la imaginación, que puede
agrupar ideas de dos formas:
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Para Hume, nuestros contenidos mentales se reducen a impresiones o ideas. Estos son los
elementos del conocimiento. Ahora bien, con estos pensamos o razonamos, es decir,
construimos juicios y afirmaciones, y establecemos relaciones entre nuestras percepciones
formando conocimientos. Todos estos juicios que conforman el edificio del conocimiento
pueden clasificarse en dos tipos:
1. Relaciones entre ideas: se basan en las relaciones entre las Ideas de un terminado
campo, por ejemplo, las relaciones entre las Ideas matemáticas. Este tipo de
conocimiento no necesita ser demostrado empíricamente, ya que la negación de tales
afirmaciones no es falsa sino contradictoria. Tomemos la siguiente proposición: “el todo
es mayor que la parte”. Este conocimiento nada tiene que ver con los hechos, con lo que
pase o suceda en el mundo, es independiente de que haya todos y haya partes: los haya
o no los haya, sean cuales sean los hechos, esta proposición es verdadera. Este
conocimiento no se refiere, pues, a hechos, sino que se refiere a la relación existente
entre las ideas de todo y de parte. Aun cuando estas ideas (como todas) procedan, en
último término, de la experiencia, su relación es, en cuanto tal, independiente de los
hechos. A este tipo de conocimiento pertenecen la lógica y las matemáticas (ciencias
formales). Las relaciones entre ideas se formulan en proposiciones analíticas y
necesarias.
2. Cuestiones de hecho: dichas afirmaciones pertenecen al campo de la experiencia y
constituyen razonamientos probables en los que su negación es falsa pero no
contradictoria, y se rigen por el principio de causalidad. Una cuestión de hecho podría
ser la siguiente: Napoleón pudo ganar la batalla de Waterloo, aunque de hecho no la
ganó.
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Psicologismo: doctrina según la cual las leyes de la lógica y del pensamiento se reducen
a leyes psicológicas. Desde esta perspectiva, la verdad de los conocimientos depende de
su origen y su génesis: todo conocimiento se fundamenta exclusivamente en procesos
psicológicos de la mente; niega, por lo tanto, el carácter lógico y ontológico de la verdad.
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Con un ejemplo quedará más claro: el enunciado “el calor dilata los cuerpos” sería un
ejemplo de ley científica sustentada en el razonamiento inductivo. Así, si calentamos
repetidamente diversos objetos y estos se dilatan, podemos razonar que este hecho
sucederá siempre. Sin embargo, según Hume, se precisaría la observación de los hechos
futuros para que esta ley fuera indiscutiblemente universal. Como esto es imposible, solo
queda fundamentarla en una relación necesaria y real entre la causa (calor) y el efecto
(dilatación).
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Hume pone un ejemplo que es muy famoso: el choque de dos bolas de billar. Vemos
cómo la primera se mueve hacia la segunda y, al llegar a ella, se detiene y la segunda se
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Que además de esta sucesión constante y contigüidad exista una conexión necesaria entre
ambos hechos es una suposición incomprobable. Y como nuestro conocimiento acerca de
los hechos futuros solo tendría justificación si entre lo que llamamos causa y lo que
llamamos efecto existe una conexión necesaria, resulta que propiamente hablando no
sabemos que el agua vaya a calentarse, simplemente creemos que el agua se calentará.
Esta certeza proviene, según Hume, del hábito psicológico, de la costumbre de haber
observado en el pasado que siempre que sucedió lo primero, sucedió también lo segundo;
de esta manera quedan asociados en nuestra mente. La memoria recuerda las veces que
sucedió así y la imaginación crea la conexión por pura costumbre o hábito. Todo lo que
sabemos por la experiencia es que suele ocurrir que causas semejantes produzcan efectos
semejantes, pero esto no está justificado, puesto que es imposible demostrar por la
experiencia que el futuro será semejante al pasado.
habitualmente a relacionar ideas de una determinada manera, toda disciplina que se base
en esta costumbre no supera el estatus de creencia, en ningún caso es certeza.
Según Hume, los enunciados científicos no pueden identificarse con leyes universales,
válidas en cualquier momento y en cualquier circunstancia. En realidad, estas supuestas
leyes son simplemente creencias apoyadas en la costumbre y en la tradición, y estas
creencias no son ni universales ni necesarias; como mucho, son probables. En definitiva,
según Hume, la ciencia solo formula leyes que anticipan el futuro con mayor o menor
probabilidad.
El principio empirista, según el cual toda idea que pretenda ser válida ha de provenir
de una impresión, problematiza la validez de la ciencia y supone un rechazo de la
metafísica. La metafísica no versa sobre afirmaciones intuitivas ni sobre cuestiones de
hecho (únicos tipos de conocimiento posible), y, por lo tanto, no es propiamente
conocimiento, sino opiniones sin consistencia ni fundamento.
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3. Idea de Dios: Al igual que no tenemos una impresión del Yo y del Mundo,
tampoco tenemos Impresión de Dios, e incluso la afirmación Dios es la causa del
mundo sería triplemente inválida:
- No tenemos impresión de Dios por lo tanto no sabemos nada de él.
- No tenemos una impresión de causa-efecto y por tanto no podemos establecer
la correlación entre Dios y el Mundo.
- No hay impresión de un mundo externo.
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atracción que siento hacia ella, la pasión que me provoca y la espera de un placer
gustativo. Por ello, aunque es común afirmar que las pasiones deben de estar sujetas a la
razón (Platón), la realidad es que la razón está sujeta a las pasiones. La razón solo es un
instrumento para orientarnos en la elección de que camino escoger para satisfacer nuestro
deseo, nuestra pasión. De esta forma, un medio será bueno cuando nos ayuda a satisfacer
nuestra pasión, y malo cuando no nos ayuda. En cuanto a la moralidad de la acción, Hume
nos dice que en el conocimiento de los hechos no podemos hallar lo justo o lo injusto y,
por tanto, el fundamento de la acción moral será el sentimiento de aprobación o rechazo
de determinadas acciones: la razón solo nos dice como son las cosas, nos da frases
descriptivas (esto es…), pero no nos puede decir cómo deben ser, no nos puede
proporcionar frases normativas. El salto del ser al debe ser fue denominado por Hume
como falacia naturalista. En los argumentos basados en la falacia naturalista, la
conclusión no se sigue necesariamente de las premisas y esto es debido al salto ilegítimo
del ser al debe ser. Un ejemplo de esto sería el siguiente argumento:
Con el objetivo de intentar eliminar el relativismo ético que conllevaba su teoría, Hume
reconoce en el hombre la capacidad de simpatía y finaliza afirmando que todo lo que
contribuya a la felicidad de la sociedad merece nuestro sentimiento de aprobación o buena
voluntad.
Nadie puede dudar de que muchas virtudes naturales tengan también esta
tendencia a contribuir al bienestar de la sociedad.
David Hume, Tratado de la naturaleza humana
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_______________________contexto y biografía_____________________
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__________________exponer el epígrafe del temario que se relaciona con
el fragmento propuesto para el comentario___________________________
Esto que acabamos de exponer guarda relación con las siguientes frases /
preposiciones del fragmento a comentar: ________________poner un par de
frases del texto________________________________________________
Para terminar, podemos decir que la teoría____ de _____ tuvo una gran
repercusión en la Historia de la Filosofía occidental. Si bien dicha teoría tenía
sus bases en _____(antecedentes) abrió el camino para las investigaciones
de los pensadores de los siguientes siglos (si sabéis la influencia que tuvo
dicha teoría, contarlo aquí).
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