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David Hume
Allan Ramsay - David Hume, 1711 - 1776. Historian and philosopher - Google Art
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Retrato de Hume por Allan Ramsay1
Información personal
Nacimiento 26 de abril de 1711jul., 7 de mayo de 1711 o 26 de abril de 1711 Ver y
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Edimburgo (Reino de Gran Bretaña) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 25 de agosto de 1776 Ver y modificar los datos en Wikidata
Edimburgo (Reino de Gran Bretaña) Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Old Calton Cemetery Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Británica
Familia
Padres Joseph Hume, 10th of Ninewells Ver y modificar los datos en Wikidata
Katherine Falconer Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Universidad de Edimburgo Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Filósofo, economista, bibliotecario, historiador, ensayista y escritor
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Área Filosofía Ver y modificar los datos en Wikidata
Empleador
Hume estuvo fuertemente influido por los empiristas John Locke y George Berkeley,
así como por varios escritores franceses como Descartes, Malebranche, Pierre Bayle
y el barón d'Holbach, y algunas figuras del panorama intelectual anglófono como
Isaac Newton, Samuel Clarke, Francis Hutcheson y Joseph Butler.3 Hume se esforzó
por crear una ciencia naturalista del hombre que examinara la base psicológica de
la naturaleza humana. Hume argumentó en contra de la existencia de ideas innatas,
postulando que todo el conocimiento humano se deriva únicamente de la experiencia.
1 Biografía
1.1 Primeras obras
1.2 Reconocimiento de su obra
2 Filosofía
2.1 Empirismo
2.1.1 Ideas e impresiones
2.1.2 Asociación de ideas
2.1.3 Causalidad y hábito
2.1.4 Problema de la inducción
2.1.5 Bundle theory y el yo
2.2 Ética
2.2.1 Razón práctica
2.2.2 Emotivismo
2.2.3 Determinismo y libre albedrío
2.2.4 Problema del ser y el deber ser
2.2.5 Utilitarismo
2.3 Estética
2.4 Religión
2.4.1 Problema de los milagros
2.4.2 Argumento del diseñador
2.5 Teoría política
2.5.1 Conservadurismo
2.5.2 Contribuciones al pensamiento económico
2.5.3 Racismo
3 Obras
4 Interpretaciones
5 Polémica
6 Reconocimientos
7 Véase también
8 Notas
9 Referencias
10 Bibliografía
11 Enlaces externos
Biografía
David Hume nació en Edimburgo (Escocia) el 7 de mayo de 1711 en una familia
perteneciente a la pequeña nobleza de la frontera con Inglaterra. Fue el menor de
tres hermanos. Su padre, abogado, falleció en 1714 cuando David era aún pequeño y
su madre se fue entonces a vivir a Ninewells para criar a sus hijos con su cuñado.
En 1722 entró en el Colegio de Edimburgo, donde tuvo por profesores a discípulos de
Newton y leyó a los poetas latinos y a los escritores ingleses.
Su familia lo destinó a hacer la carrera de Derecho, aunque desde muy joven supo
que quería dedicarse a la Filosofía. Él mismo lo relata en su autobiografía My own
life, que escribió cuatro meses antes de su muerte:
Seguí el itinerario normal de educación con éxito, y ya a muy corta edad caí
preso de una gran pasión por las letras que se ha convertido en la tendencia
dominante en mi vida y en la fuente principal de mis satisfacciones.
En la primera carta que se conserva suya, que escribió con 16 años, Hume ya habla
de la posibilidad de "investigar el espíritu humano". Así que, hastiado por los
estudios de leyes, pasó un periodo de crisis en 1734 que evoca en una carta a John
Arbuthnot.4 Se trataba de una «insuperable aversión hacia toda cosa salvo los
estudios de filosofía y el saber en general». Rehusando así ser abogado, marchó a
Bristol para intentar ganarse la vida con el comercio antes de viajar a Francia y
permanecer allí casi tres años, residiendo primero en Reims y luego en La Flèche
(actual Sarthe) entre 1735 y 1737. Ya con 26 años acabó de redactar su Tratado de
la naturaleza humana. La lectura de John Locke y del obispo y filósofo irlandés
George Berkeley y su distinción entre razón y sentidos había despertado su crítica
al concepto de causalidad, y Hume llevó aún más lejos sus principios intentando
demostrar que la razón y sus juicios son meras asociaciones habituales de
diferentes sensaciones o experiencias.
De vuelta a Londres (1737) publica sin nombre de autor los dos primeros libros de
esta obra en enero de 1739, sin despertar atención alguna. Su decepción fue muy
grande y en su Autobiografía comentó de este primer trabajo que «nació muerto a
causa de la prensa».5 En realidad, le hicieron varias reseñas, si bien ninguna
alcanzó a comprender las tesis de Hume ni la amplitud de sus propósitos, tal vez
por el estilo abstruso que había adoptado.6 Sin embargo, esto sirvió para que el
filósofo apercibiera la importancia de ser bien comprendido por su público, de
forma que reescribió en un estilo menos abstracto sus ideas para explicarse con
mayor claridad y extensión, abandonando el género del tratado sistemático y
adoptando los más literarios del diálogo y del ensayo (afinado este por sus
contemporáneos Steele y Addison) para exponer su pensamiento. Aplicó ese estilo y
géneros también a sus otros libros, que desde entonces tuvieron como propósito
principal aclarar las ideas condensadas y anticipadas en los tres volúmenes de esta
obra. Por ello Hume rehusó que el Tratado formara parte de sus Obras completas, si
bien esta renuncia no impidió que su primer libro sea hoy una de las obras más
importantes de la filosofía occidental.
Tras el fracaso del Tratado, Hume volvió con su familia a Escocia en 1739, llevando
una vida frugal y morigerada; conoció a su pariente lejano, el ilustrado y liberal
juez del Tribunal Supremo de Escocia Henry Home, lord Kames, quien llegó a ser, en
palabras de David, su mejor amigo, y comenzó además una relación epistolar con
Francis Hutcheson. Publicó en 1740 un Resumen del Tratado de la naturaleza humana y
luego, en otoño, se animó a publicar también el libro III del Tratado así como un
Apéndice. En ese mismo año conoció también al famoso economista Adam Smith, en
quien tanto habían de calar sus ideas. Publicó la primera parte de sus Ensayos
morales y políticos (compuesto de 15 textos) en 1741 en Edimburgo y la obra fue un
éxito, siendo objeto de una segunda edición en 1742 aumentada con 12 textos nuevos.
Ese mismo año devino preceptor de George Vanden-Bemp, III marqués de Annandale
(1720-1792), cuya salud mental se degradaba poco a poco, y en 1746 se convirtió en
secretario del general James Saint-Clair (1688-1762), pariente suyo por demás, y
viajó con él y con sir Harry Erskine en una misión diplomática a Viena y a Turín en
1748.7 A causa de este viaje se despertó en Hume un interés por la historia que
todavía tardó unos años en florecer; publicó sin embargo en ese año sus
Investigaciones sobre el entendimiento humano (más tarde bautizadas Encuesta sobre
el entendimiento humano), sin suscitar apenas interés. Sin embargo, en esta obra,
inspirándose en el ocasionalismo de Malebranche, creaba una epistemología para la
cual el contenido de las leyes que rigen nuestro mundo no puede deducirse o
plantearse a priori, como con una deducción lógica o una proposición matemática; se
descubre solo por la constatación a posteriori (desde la experiencia) de ciertas
correlaciones. La observación experimental de estas correlaciones permite
seguidamente precisar el contenido de estas leyes.
A partir de 1775 comenzó a sentir los efectos de un tumor intestinal y un año más
tarde falleció a la edad de sesenta y cinco años. Junto a él, en su lecho de
muerte, se encontraba su amigo Adam Smith, quien contó cómo Hume bromeaba
imaginando qué excusa dar a Caronte cuando se lo encontrara.
Sabedor del poco tiempo que le quedaba, Hume escribió una corta noticia
autobiográfica algo antes de su deceso (My own life). En ella, esforzándose por
guardar un tono objetivo, describe en especial cómo incrementó progresivamente su
patrimonio y pasó de una relativa pobreza a una cierta opulencia. Termina con un
análisis de su carácter: «Dulce, dueño de sí mismo, de un humor alegre y social,
capaz de amistad pero muy poco inclinado al odio, y harto moderado en todas mis
pasiones.»11
Su autobiografía fue publicada con carácter póstumo en 1777, así como Diálogos
sobre la religión natural (1779), ya que, aunque Hume los había escrito hacia 1750,
consideró que debía ocultar su trabajo a causa de su naturaleza escéptica.
Primeras obras
Hume fue acusado de herejía por la Iglesia escocesa, pero sus amigos le defendieron
alegando que al ser ateo estaba fuera de la jurisdicción de la Iglesia de Escocia.
A pesar de resultar absuelto y posiblemente debido a la oposición de Thomas Reid de
Aberdeen, que durante ese año criticó su metafísica desde el cristianismo, le fue
denegada la cátedra de filosofía en la Universidad de Glasgow. En 1752, como relata
en De mi propia vida, «la facultad de derecho me eligió como bibliotecario, un
empleo por el que recibía escasos o nulos emolumentos, pero que puso bajo mi mando
una gran biblioteca». Esta biblioteca le proporcionó las fuentes que le permitieron
continuar con las investigaciones históricas necesarias para la escritura de su
Historia de Inglaterra.
Reconocimiento de su obra
Tumba de David Hume en Edimburgo.
Hay un relato (probablemente falso) sobre David Hume y su supuesto ateísmo. En él,
Hume cae de su caballo en un barrizal y se empieza a hundir. Entonces pasa por allí
una anciana y pía dama. Cuando ve al célebre ateo agitando sus brazos en un intento
de salvar su vida se acerca al borde y le mira. Hume le suplica a la dama que le
acerque una rama para poder escapar, pero ella responde que se niega a menos que
proclame su devoción a Dios Todopoderoso. Hume finalmente hace lo que le pide y la
dama le ayuda a salir.
De 1763 a 1765 Hume ejerció como secretario de Lord Hertford en París, donde se
ganó la admiración de Voltaire y fue agasajado por las damas de la alta sociedad.
Allí trabó una amistad con Rousseau que más tarde se estropearía. Escribió sobre su
estancia en París «A menudo añoré la tosquedad de The Poker Club de Edimburgo...
para corregir y rectificar tanta exquisitez». En 1768 se estableció en Edimburgo.
En 1770, el filósofo alemán Immanuel Kant avivó el interés por los trabajos
filosóficos de Hume al declarar que le habían despertado de «sueños dogmáticos»
(circa) y desde entonces gozó del reconocimiento que había perseguido durante toda
su vida.
James Boswell visitó a Hume pocas semanas antes de su muerte. Hume le dijo que
sinceramente veía la vida después de la muerte como «el capricho más irracional».
Hume escribió su propio epitafio: «Nacido en 1711, Muerto en 1776. Dejando a la
posteridad que añada el resto», que está grabado conjuntamente con el año de su
fallecimiento en la «sencilla tumba romana» que dejó escrito que prefería y que
está situada, como deseaba, en la ladera este de Calton Hill, desde la que se ve su
casa, en el número 1 de St David Street del New Town de Edimburgo.
Filosofía
Aunque Hume escribió sus obras en el siglo XVIII, su trabajo sigue siendo relevante
en las disputas filosóficas de la actualidad, lo que contrasta con las aportaciones
de muchos de sus contemporáneos. En Tratado de la naturaleza humana, Hume explica
cómo la ciencia del hombre es "la única base sólida para las otras ciencias" y que
el método de esta ciencia requiere tanto la experiencia como la observación como
fundamentos de un argumento lógico.13 Como se lee en la Enciclopedia de obras de
Filosofía de Franco Volpi, «las ciencias empíricas del espíritu han de formular el
conjunto de leyes sencillas y universalmente válidas [...] Según Hume, este
conjunto es la naturaleza del hombre».12 Con respecto a esto, el historiador y
filósofo Frederick Copleston sugiere que "el plan de Hume es extender a la
filosofía en general las limitaciones metodológicas de la física newtoniana".14 A
continuación se ofrece un sumario de sus trabajos filosóficos más influyentes:
Empirismo
Hume creía que todo el conocimiento humano proviene de los sentidos, pero llevó el
empirismo a un nuevo nivel de escepticismo. Argumentó de acuerdo con la visión
empirista de que todo conocimiento se deriva de la experiencia sensorial, pero
aceptó que esto tiene implicaciones que normalmente no son aceptables para los
filósofos. Escribió, por ejemplo, «Locke divide todos los argumentos en
demostrativos y probables. Desde este punto de vista, debemos decir que sólo es
probable que todos los hombres deban morir o que el sol saldrá mañana, porque
ninguno de estos puede demostrarse».15 Hume pensó que podemos formar creencias
sobre aquello que se extiende más allá de cualquier experiencia posible, mediante
el funcionamiento de facultades como la costumbre y la imaginación, pero se mostró
escéptico sobre las afirmaciones de conocimiento sobre esta base.
Ideas e impresiones
Portada del primer volumen del Tratado de la naturaleza humana.
Una doctrina central de la filosofía de Hume, enunciada en las primeras líneas del
Tratado de la naturaleza humana es que la mente se compone de percepciones, o de
los objetos mentales que le son presentes, y que se dividen en dos categorías:
"Todas las percepciones de la mente humana se resuelve en dos clases distintas, que
llamaré impresiones e ideas".16 Hume creía que "no sería muy necesario emplear
muchas palabras para explicar esta distinción".17 Las percepciones o impresiones
son “todo lo que puede estar presente a la mente, sea que empleemos nuestros
sentidos, o que estemos movidos por la pasión o que ejerzamos nuestro pensamiento y
nuestra reflexión”.18 Las ideas son impresiones "débiles". Por ejemplo,
experimentar la dolorosa sensación de tocar el mango de una sartén caliente es más
contundente que simplemente pensar en tocar una sartén caliente.17
Hume diferencia entre las percepciones de la mente cuando alguien siente algo y
cuando posteriormente evoca en la mente esta sensación o la anticipa en su
imaginación. Es posible llegar a representar en nuestra mente un objeto de forma
muy vívida, pero nunca podrá presentarse ante nosotros con la misma fuerza y
vivacidad de la experiencia sensible inicial, luego el pensamiento más intenso es
siempre inferior a la sensación más débil. Así define Hume estos términos en
Investigación sobre el entendimiento humano:
«Una proposición que no parece admitir muchas disputas es que todas nuestras
ideas no son nada excepto copias de nuestras impresiones, o, en otras palabras, que
nos resulta imposible pensar en nada que no hayamos sentido con anterioridad,
mediante nuestros sentidos externos o internos».
Asociación de ideas
Causalidad y hábito
Artículo principal: Principio de causalidad
Hume explica que cuando alguien observa que un objeto o evento produce
consistentemente el mismo objeto o evento, se da como resultado de la psicología
humana24 al tener "una expectativa de que un evento particular (una 'causa') será
seguido por otro evento (un 'efecto') previa y constantemente asociado con él",
puesto que ningún objeto revela a través de las cualidades que son captadas por los
sentidos ni sus causas ni sus efectos.25 Hume llama a este principio costumbre o
hábito.
«No tenemos otra noción de causa y efecto que la de ciertos objetos, que
siempre han estado unidos entre sí, y que en todos los casos pasados se han
encontrado inseparables. No podemos penetrar en la razón de la conjunción. Solo
observamos la cosa en sí, y siempre encontramos que a partir de la conjunción
constante los objetos adquieren una unión en la imaginación».26
Dado que de acuerdo con Hume no podemos conocer nada de la naturaleza con
anterioridad a la experimentación, incluso un hombre racional sin experiencia «no
podría haber inferido de la transparencia y la fluidez del agua que sofocaría su
sed, o a partir de la luz y el calor del fuego que le consumiría» (EHU, 4.1.6).
Hume declaró que nuestra idea de causalidad consiste en poco más que la esperanza
de que ciertos acontecimientos se den tras otros que los preceden. Esto constituye
un aspecto importante del escepticismo de Hume, en cuanto equivale a decir que no
podemos tener la certeza acerca de puntos de vista de metafísicos y teológicos
(como sustancia y Dios)27 sobre la base de que no se basan en hechos y
observaciones de las que esas ideas se derivan y, por lo tanto, están más allá del
alcance del entendimiento humano (véase el Tenedor de Hume).
«esta operación de la mente, por la que podemos inferir los efectos de las
causas y viceversa, es esencial para la subsistencia de todas las criaturas
humanas, es probable que pueda confiarse más en ella que en las falacias de la
deducción de nuestra razón, que es lenta en sus operaciones; no aparece en los
primeros años de la infancia; y como mucho es, en cualquier edad y periodo de la
vida humana, extremadamente proclive al error». (EHU, 5.2.22)
Los filósofos empiristas como Locke y Berkeley observaron que solo somos capaces de
tener constancia de las características y propiedades concretas de lo que hay en
nosotros y a nuestro alrededor en un momento determinado que luego atribuimos a
hipotéticos sustratos que reposan esas cualidades. Mientras Locke acepta la
existencia sustancias individuales y Berkeley solo las espirituales (solo Dios y el
alma), Hume niega cualquier tipo de sustancia.29 "La idea de una substancia [...]
no es más que una colección de ideas simples que están unidas por la imaginación y
poseen un nombre particular asignado a ellas, por el que somos capaces de recordar
para nosotros mismos o los otros esta colección."30 Esto constituye su bundle
theory, o "teoría del haz", según la cual los objetos solo lo son en tanto que
conjuntos de propiedades concretas e individuales.31 Hume sostiene que toda idea
viene de una impresión sensible, pero al igual que la sustancia, no tenemos ninguna
impresión del yo en sí.32 Declara así en su Tratado de la naturaleza humana:
«Por mi parte, cuando penetro más íntimamente en lo que llamo "yo mismo",
siempre tropiezo con una u otra percepción particular, de frío o de calor, de luz o
de sombra, de dolor o de placer. Nunca puedo captar un "yo mismo" sin encontrar
siempre una percepción, y nunca puedo observar nada más que la percepción.»33
Esta visión fue transmitida por intérpretes positivistas, que vieron a Hume como
sugiriendo que términos como "sí mismo", "persona" o "mente" se referían a
colecciones de "contenidos sensoriales".39 Como lo expresa el William James:40
Al contrario de lo que muchos han supuesto, Hume no respalda la teoría del haz ni
tampoco sostiene que la mente es solo una serie de experiencias. Su posición
básica, como escéptico moderado es que la esencia de la mente es desconocida y no
tenemos ninguna razón empíricamente justificable para creer en la existencia de un
sujeto persistente, o una mente ontológicamente distinta a una serie de
experiencias.41 Derek Parfit presentó una versión moderna de esta teoría de la
identidad en su obra Razones y personas. La negación bien argumentada de un yo
sustancial precipitó una crisis filosófica de la que Immanuel Kant intentó rescatar
la filosofía occidental a través de la distinción entre el yo empírico y el yo
trascendental.3442 Hume podría considerarse como fenomenista.29
Ética
Estatua erigida en honor a David Hume en Edimburgo. Obra del escultor Alexander
Stoddart.
Razón práctica
La mayoría de las personas consideran algunas conductas más razonables que otras.
Por ejemplo, comer papel de aluminio parece irracional. Pero Hume negó que la razón
tuviera un papel importante cara a motivar o desalentar la conducta. Según él, la
razón no es más que una calculadora de conceptos y experiencia. Lo que en
definitiva importa es como nos sentimos respecto a la conducta.
Su trabajo se asocia con la doctrina del instrumentalismo, que dice que una acción
es razonable si y solo si sirve para alcanzar los propios deseos, sean los que
sean. La razón puede participar solamente informando acerca de las acciones que
serán más útiles para alcanzar las metas y deseos, pero nunca dirá qué metas y
deseos se deben tener. Así que si alguien quiere ingerir papel de aluminio la razón
dirá dónde encontrarlo, y no hay nada irracional en el hecho de comerlo o en querer
hacerlo (a menos que se tenga un deseo más fuerte de conservar la salud). Hoy en
día, sin embargo, se aduce que Hume fue un paso más allá adentrándose en el
nihilismo, pues dijo que no había nada irracional en frustrar los propios deseos y
metas. Tal conducta sería anormal, pero no sería contraria a la razón.[cita
requerida]
Emotivismo
Artículo principal: Emotivismo
David Hume trató la ética por primera vez en el segundo y tercer libro del Tratado
de la naturaleza humana (1739). Varios años después, extrajo y extrapoló las ideas
allí propuestas en un ensayo más corto titulado Investigación sobre los principios
de la moral (1751). La aproximación de Hume a los problemas morales es
fundamentalmente empírica. En lugar de decir cómo debería de operar la moral,
expone cómo realizamos los juicios morales. Tras proporcionar varios ejemplos llega
a la conclusión de que la mayoría (si no todas) de las conductas que aprobamos
tienen en común que buscan incrementar la utilidad y el bienestar público. Al
contrario que el también empirista Thomas Hobbes, Hume declara que no solo
realizamos juicios morales teniendo en cuenta nuestro propio interés, sino también
el de nuestros conciudadanos. Hume defiende esta teoría de la moral al asegurar que
nunca podemos realizar juicios morales basándonos únicamente en la razón. Nuestra
razón trata con hechos y extrae conclusiones a partir de ellos, pero no nos puede
llevar a elegir una opción sobre otra; solo los sentimientos pueden hacerlo. Este
argumento contra la moral fundamentada en la razón forma parte hoy en día de los
argumentos antirrealistas.
Hume describe el vínculo entre la causalidad y nuestra capacidad para tomar una
decisión racionalmente a partir de esta inferencia de la mente. Los seres humanos
evalúan una situación en base a ciertos eventos predeterminados y de ahí forman una
elección. Hume cree que esta elección se hace de forma espontánea. Hume llama a
esta forma de toma de decisiones la libertad de la espontaneidad.55
Problema del ser y el deber ser
Artículo principal: Problema del ser y el deber ser
Hume se percató de que muchos escritores hablaban sobre lo que debería ser
partiendo de la base de lo que es; pero hay una gran diferencia entre las
proposiciones descriptivas (lo que es) y las prescriptivas (lo que debe ser) (véase
libro III, parte I, sección I del Tratado de la naturaleza humana). Hume pide a los
escritores que se pongan en guardia ante estos cambios sin aportar explicaciones
acerca de cómo se supone que las proposiciones prescriptivas deben de seguirse de
las declarativas. La cuestión de ¿con qué exactitud se puede derivar el 'deber' del
'ser'? ha llegado a ser una de las cuestiones centrales de la teoría ética, y a
Hume se le adjudica normalmente la opinión de que tal derivación es imposible
(otros interpretan que Hume no dijo que una aserción fáctica no puede devenir en
una aserción ética, sino que no podía hacerse sin prestar atención a los
sentimientos humanos). Hume es probablemente uno de los primeros escritores que
realizó una distinción entre lo normativo (lo que debería ser) y lo positivo (lo
que es). G. E. Moore defendió una posición similar con su argumento de la pregunta
abierta, en un intento de refutar cualquier identificación entre las propiedades
morales y las naturales, la llamada falacia naturalista.
Utilitarismo
Artículo principal: Utilitarismo
David Hume identifica dos sentimientos humanos naturales donde cree que se sustenta
la raíz de la ética: La bondad y la compasión. Aprobamos actos bondadosos a los que
llamamos "virtudes", qué son útiles o agradables para la persona y los demás.56 La
compasión es la capacidad humana de recibir la impresión de los sentimientos y
creencias de otras personas. Además, su filosofía moral es naturalista al no
basarla en fuentes de autoridad religiosas.57 Hume tuvo en cuenta la utilidad de la
filosofía para borrar obstáculos como la ignorancia, superstición e intolerancia.58
Las ideas de Hume sobre la estética y la teoría del arte se extienden a través de
sus obras,6162 pero están particularmente conectadas con sus escritos éticos y
también con los ensayos Of the Standard of Taste y Of Tragedy. Sus puntos de vista
están enraizados en el trabajo de Joseph Addison y Francis Hutcheson.63 En el
Tratado escribió sobre la conexión entre la belleza y la deformidad y el vicio y la
virtud,64 y sus escritos posteriores sobre este tema continúan trazando paralelos
de belleza y deformidad en el arte, con la conducta y el carácter.65
Así, la belleza de todos los objetos visibles produce un placer muy semejante,
aunque se deriva a veces de la mera especie y apariencia de los objetos y a veces
de la simpatía e idea de su utilidad.
Tratado de la naturaleza humana
Para Hume, el único apoyo de la religión más allá del estricto fideísmo son los
milagros. En su Investigación sobre el entendimiento humano, Hume define un milagro
como una violación de las leyes de la naturaleza y, por tanto, son muy improbables
pero no imposibles. Aunque Hume deja abierta la posibilidad de que ocurran milagros
y se den a conocer, tal carga de la prueba es extremadamente alta y ofreció varios
argumentos específicos para pensar que esta carga nunca se ha dado diciendo que que
nunca es razonable pensar que han ocurrido.17 Otro argumento parte de que el
testimonio humano nunca puede ser prueba, entendida como una gran cantidad de
evidencias absolutamente uniformes, suficientemente digno de confianza para
contradecir la evidencia de las leyes de la naturaleza. Con esto, Hume llega a las
siguientes máximas:
En el mejor de los casos, cualquier testimonio de un milagro solo puede ser una
probabilidad, pero no una prueba.17 Este punto de vista se ha aplicado a la
cuestión de la resurrección de Jesús, respecto a la que Hume no dudó en preguntar:
«¿Qué es más probable – que un hombre ascienda de entre los muertos o que el
testimonio esté, de alguna forma, errado?».77 Esta pregunta es similar a la navaja
de Occam. Este argumento es la espina dorsal del movimiento escéptico y todavía
constituye un problema para los historiadores de la religión.78 Esta posición ha
sido descrita por Pierre-Simon Laplace como "simple sentido común".79 A pesar de
todo esto, Hume observa que la creencia en los milagros es, citando a Lucrecio, muy
popular para "la tribu con un oído ávido para los chismorreos";8081por eso Hume
estaba extremadamente satisfecho con su argumento contra los milagros. Afirmó:
Hume rechazó la idea de una deidad al no tener un impresión directa de esta. Por
consiguiente criticó argumentos usados a favor de su existencia. Uno de los
argumentos más antiguos y utilizados para demostrar la existencia de Dios es el
argumento teleológico: que todo el orden y el propósito es un indicio de su origen
divino. Hume hizo la crítica clásica a este argumento en Diálogos sobre religión y
en Investigación sobre el entendimiento humano y, aunque el asunto está lejos de
estar resuelto, muchos creen que Hume refutó el argumento con éxito. Su
argumentación se sostiene en que:70
Para que el argumento sea cierto, debe ser verdadero que el orden y el
propósito se observen cuando resulten de un diseño. Pero se puede observar el orden
con frecuencia en procesos carentes de planificación como la cristalización. El
diseño solo es causante de una minúscula parte de nuestra experiencia.
Además, el argumento del diseñador se basa en una analogía incompleta: dada
nuestra experiencia con los objetos, podemos reconocer los diseñados por el hombre,
comparando por ejemplo un montón de piedra con una pared. Pero para reconocer un
universo diseñado necesitamos conocer una variedad de universos diferentes. Como
solo podemos conocer uno, la analogía no puede aplicarse.
Incluso si el argumento fuera perfectamente válido, no podría establecer un
teísmo robusto; pues se puede llegar fácilmente a la conclusión de que la
configuración del universo es el resultado de un agente o agentes no inteligentes
cuyos métodos solo tienen una remota similitud con el diseño humano.
Si un mundo natural ordenado necesita de un diseñador, entonces la mente de
Dios (que es ordenada) también necesita un diseñador. Entonces, este diseñador
necesita de otro diseñador, y así ad infinitum. Se podría responder apelando a una
inexplicable mente divina auto-ordenada; pero entonces ¿por qué no contentarse con
un inexplicable mundo auto-ordenado?
A menudo, cuando se trata del propósito, cuando parece que el objeto X tiene la
característica C para poder lograr la recompensa O, se puede explicar mejor
mediante un filtrado: es decir, el objeto X no existiría si no tuviese la
característica C, y la recompensa O solo es una proyección de las metas humanas en
la naturaleza. Esta explicación de la teleología anticipó la idea de selección
natural.
El mundo es muy defectuoso e imperfecto, careciendo de diseño o de propósito
hacia nosotros, como por ejemplo la existencia de plagas, enfermedades y
catástrofes naturales (ver Argumento del mal diseño).
Por último, Hume afirmó que es improbable que una deidad sea omnipotente y
omnibenevolente por la evidencia de sufrimiento en el mundo, formulando así una de
las primeras versiones del del problema del mal evidencial.929394
Teoría política
Hume se cuenta entre los primeros que desarrollaron la teoría llamada mecanismo de
flujo especie-dinero, una idea que contrasta con el mercantilismo. Expuesto de una
forma simplificada, en un sistema de patrón oro, cuando un país tiene una balanza
comercial positiva (es exportador neto), incrementa sus flujos entrantes de oro.
Esto resulta en una inflación interior de su nivel general de precios, que en
último término erosionará la ventaja competitiva del país y reducirá sus
exportaciones. De este modo, el patrón oro permitiría restaurar automáticamente el
equilibrio en la balanza de pagos de un país.
Hume también propuso una teoría de la inflación beneficiosa. Creía que incrementar
el suministro de dinero avivaría la producción a corto plazo. Este fenómeno estaría
ocasionado por un margen entre el incremento del suministro de dinero y los
precios. El resultado es que los precios no se elevarían a corto plazo y puede que
no lo hicieran nunca. Esta teoría se desarrolló más tarde por John Maynard Keynes.
Racismo
Esta sección es un extracto de Racismo científico § David Hume[editar]
David Hume (1711–1776) escribió esta controvertida nota al pie de página que
aparece en el original del ensayo De los caracteres nacionales:
Me inclino por sospechar que los negros son por naturaleza inferiores a los
blancos. Apenas ha habido nunca una nación civilizada de ese color de piel, y ni
siquiera un individuo eminente en la acción o en la especulación. No existen entre
ellos fabricantes ingeniosos, y no cultivan las artes ni las ciencias. Por otra
parte, los más rudos y bárbaros de los blancos, como los antiguos germanos o los
tártaros actuales, tienen sin embargo algo eminente: su valentía, su forma de
gobierno o algún otro particular. Una diferencia tan uniforme y constante no podría
darse a la vez en tantos países y épocas si la naturaleza no hubiese establecido
una diferencia original entre estas estirpes humanas. Por no mencionar nuestras
colonias, hay esclavos negros dispersos por toda Europa, de los que ninguno ha
mostrado jamás ningún signo de ingenio, mientras que, entre nosotros, gente baja,
sin ninguna educación, llega a distinguirse en todas las profesiones. En Jamaica se
habla de un negro que es un hombre de talento. Pero es probable que se le admire
por logros menores, como a un loro que llega a pronunciar algunas palabras
inteligibles.99
Debe tenerse en cuenta que esta forma de racismo era habitual en la cultura europea
de la época de Hume. Podría haber sido un 'hijo de su época' en ese aspecto, o
incluso, por la forma especulativa en que esta nota está escrita, podría haber
aplicado un ejemplo de una de sus propias reflexiones sobre la causalidad, tratada
más arriba: una "conjunción constante" entre las personas de otras razas que
conocía y los logros de las mismas.[cita requerida]
En contra de las tesis de Hume se manifestaron, entre otros, James Ramsay y James
Beattie, tanto en el Essay on the Nature and Immutability of Truth (Ensayo sobre la
naturaleza y la inmutabilidad de la verdad, 1770) como en el posterior Elements of
Moral Science (1790-1793), en el que argumentaba con el ejemplo de Dido Elizabeth
Belle para afirmar la capacidad intelectual de los negros y combatía la institución
de la esclavitud.100
Obras
Grabado de David Hume por Simon Charles Miger en 1764.
Escrita en abril, poco antes de morir, esta autobiografía fue realizada con la
intención de incluirla en una nueva edición de Ensayos y tratados de muchos
asuntos.
Interpretaciones
Tanto Bertrand Russell (1946) como Leszek Kołakowski (1968), vieron a Hume como un
positivista que sostenía la opinión de que el conocimiento proviene solo de la
experiencia, de las impresiones de los sentidos y (más tarde) del sense datum y que
el conocimiento obtenido de otra forma era un sinsentido. Albert Einstein (1915)
declaró que el positivismo de Hume le inspiró al formular su teoría especial de la
relatividad. Bertrand Russell elaboró el análisis de Hume del problema en su
trabajo Los problemas de la filosofía, desechado la noción de causación aduciendo
que es un tipo de superstición.102
Anderson (1966), al discutir los primeros principios de Hume, que dicen que todos
los gobiernos y toda la autoridad de las mayorías sobre las minorías están
fundamentados en el derecho al poder y el derecho de la propiedad concluyó que Hume
fue un materialista.
Karl Popper (1970) puntualizó que dado el idealismo humeano le resultaba una
refutación estricta del realismo del sentido común, y que aunque sentía
racionalmente que el realismo del sentido común es un error, admitía que en la
práctica era incapaz de dejar de creer en él durante más de una hora, Hume era un
realista del sentido común.
Edmund Husserl (1970), asoció la fenomenología con Hume cuando mostró que ciertas
percepciones están relacionadas o asociadas con otras percepciones que se proyectan
en un mundo putativo fuera de la mente.
Barry Stroud (1977) consideró a Hume un naturalista, al decir que veía todos los
aspectos de la vida humana explicables naturalistamente. Situó al hombre en el
mundo de la naturaleza, interpretable por tanto según la ciencia, en conflicto con
la idea tradicional que considera al hombre un sujeto racional disociado de la
naturaleza.
Norton (1993) aseguró que Hume fue "el primer filósofo postescéptico de la era
moderna". Hume desafió la certeza de los cartesianos y otros racionalistas, que
trataban de refutar el escepticismo, y además emprendió la tarea de articular una
nueva ciencia de la naturaleza humana que proporcionase unos fundamentos estables
para el resto de ciencias, incluidas la moral y la política.
Fogelin (1993) concluyó que Hume fue un "perspectivista radical", similar a
Protágoras. Se refirió a las palabras de Hume en las que declaraba que sus escritos
exhibían «una propensión que nos inclina a a lo positivo y cierto en puntos
particulares, de acuerdo a la luz bajo la que los examinamos en cada instante
particular» (T 1.4.7, 273).
La institución expresó en un comunicado: «es importante que los campus, los planes
de estudio y las comunidades reflejen la diversidad histórica y contemporánea de la
universidad y se comprometan con su legado institucional en todo el mundo», y
agregó que la decisión se tomó debido a la dificultad «de pedir a los estudiantes
que utilicen un edificio que lleva el nombre del filósofo del siglo XVIII cuyos
comentarios sobre cuestiones raciales, aunque no eran infrecuentes en ese momento,
hoy provocan angustia».105
Reconocimientos
Véase también
Ateísmo en la Ilustración
Notas
El filósofo escocés era muy amigo de Ramsay y ambos habían sido miembros fundadores
de The Select Society, un distinguido club intelectual de Edimburgo del que también
formaban parte el arquitecto John Adam y el pionero de la economía política Adam
Smith. Hume apoyó el rechazo de Ramsay del idealismo en la pintura en favor de una
representación más natural, como se observa en este
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