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Historia: Predominante en los siglos XVIII y XIX, el clasicismo puede advertirse en múltiples manifestaciones
artísticas, como la pintura, la música, la literatura y la arquitectura. Además de las ideas de la Antigüedad
clásica, también toma conceptos del Renacimiento, el humanismo y otras corrientes.
Características: Las características del clasicismo se perciben a simple vista ya que en todas sus obras resaltan las bases
del mismo “La perfección del ser humano”. Las que más destacan en las obras son:
La inspiración en modelos y obras de la antigüedad, basándose solo en las obras del apogeo
artístico de Roma y Grecia, por ejemplo las obras tomadas de homero, Horacio y Teocrito.
Es totalmente racionalista y suprime toda idea imaginativa, se ven exaltados los rasgos físicos del
ser humano, haciendo de esta manera énfasis en su forma de ser y vivir, siendo lo más exacto
posible que el artista pueda plasmar.
Busca tender siempre a la sencillez y mantener la claridad en las obras, siendo palpadas con
mesura, estableciendo un equilibrio armónico dejando ver así un verdadero orden.
El clasicismo siempre buscó mantener una actitud pedagógica en sus obras, ya que plasma
hechos importantes de la historia, personajes famosos, obras literarias y arquitecturas de las
épocas pasadas.
Busca siempre mantener un carácter distintivo de todos los géneros que le permita destacar por
sí mismo y no sea asociada con otros movimientos externos.
Praxíteles de Atenas, hijo de Cefisodoto el Viejo, fue el más renombrado escultor clásico ático del siglo
IV a. C. Con la obra de Praxíteles la escultura griega evoluciona desde el clasicismo hacia una especie
de anticipado manierismo, al acentuar el sensualismo.
La estatua representaba a Afrodita, la diosa griega del amor (principalmente en su acepción del amor
erótico), la belleza y la fertilidad femeninas, disponiéndose a realizar el baño ritual de las Eleusiadas o
tras haberlo efectuado.
Discóbolo
Mirón fue un escultor y broncista de mediados del siglo V a. C. y uno de los más conocidos autores del arte
griego, cuyas aportaciones escultóricas supusieron la transición al periodo clásico.
Auriga de Delfos
Se realizó, en bronce, en el año 474 a. C., para conmemorar la victoria del tirano Polizalo de Gela en la
carrera de cuadrigas de los Juegos Píticos (los que se celebraban en honor de Apolo en el santuario de
Delfos). La figura formaba parte de un grupo más amplio, del que sólo quedan fragmentos de cuatro o
seis caballos y un pequeño esclavo que se situaría ante ellos. Todo ello fue hallado en 1896 durante unas
excavaciones en ese mismo lugar arqueológico.
Doríforo
Policleto llamado «el Viejo» fue un escultor griego en bronce del siglo V a. C. nacido en Argos o Sición.
Junto con los famosos Fidias, Mirón y Cresilas, es el más importante escultor de la Antigüedad clásica.
Policleto fue famoso sobre todo por sus estatuas de dioses y atletas realizadas en bronce.
El apoxiómeno
Lisipo fue un escultor clásico griego, nacido en Sición, Peloponeso, h. 390 a. C. y fallecido hacia el 318 a.
C. Lisipo, Escopas y Praxíteles están considerados los tres grandes escultores de la segunda fase del
clasicismo (siglo IV a. C.) época de transición entre la era griega clásica y el helenismo.
Ménade furiosa
Scopas (h. 380–330 a. C.) es un célebre escultor y arquitecto clásico griego del siglo IV a. C. Praxíteles,
Lisipo y Scopas son los tres grandes escultores representativos de la segunda fase del clasicismo.
Diadumeno.