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ANATOMÍA DEL PÁNCREAS

El páncreas es una glándula de color rosa grisáceo, de 12 a 15 cm de longitud, que se extiende en


sentido casi transversal sobre la pared abdominal posterior, desde el duodeno (que es la primera
parte del intestino, justo a la salida del estómago) hasta el bazo, por detrás del estómago.

Su porción más hacia la derecha se le denomina cabeza y se conecta con el cuerpo por un cuello;
la extremidad izquierda (más estrecha) se conoce como cola, llegando a contactar con el bazo.
Debido a su localización, el páncreas está en contacto con gran cantidad de vasos sanguíneos y
linfáticos, así como de estructuras nerviosas, no sólo propias, sino también de los órganos que le
rodean.

¿CUAL ES LA FUNCIÓN DEL PÁNCREAS?

El páncreas es una glándula, constituida por lobulillos que se agrupan entre sí, desembocando en
pequeños conductos.

Participa de forma fundamental en los procesos digestivos del cuerpo, ya que se encarga de
elaborar y secretar al tubo digestivo gran cantidad de enzimas y sustancias necesarias para el
proceso de digestión y absorción de los alimentos.

Esta función de síntesis de las diferentes sustancias que forman las secreciones digestivas la
ejercen la mayor parte de las células pancreáticas. Posteriormente estos jugos pancreáticos son
conducidos a través del conducto secretor, hasta un conducto común al que también derivan las
secreciones de la vesícula biliar, para llegar finalmente al intestino.

Entre estas estructuras lobulillares, se encuentran repartidos grupos especiales de células


llamadas “islotes de Langerhans”. Constituyen, aproximadamente, un 5 por ciento del total de
células del páncreas, y su función es la síntesis de hormonas como insulina, glucagón, y
somatostatina.

Estas sustancias pasan directamente a la sangre y son necesarias para el metabolismo de los
nutrientes, y sobre todo para mantener los niveles adecuados de glucosa, que es la fuente de
energía esencial de nuestro cuerpo.
¿DE QUÉ PARTES SE COMPONE?

En este órgano se distinguen tres zonas principalmente:

Cabeza: es la parte más gruesa, está situada a la derecha, colocada por detrás del hígado y rodea
parcialmente al duodeno (primera porción del intestino delgado).

Cuerpo: situado por detrás del hígado e intestino delgado.

Cola: es la parte más estrecha y está a la izquierda, en contacto con la cara posterior del estómago
y con el bazo.

Ictericia coloración amarilla de piel escleras y membranas mucosas, muchas veces asociado a
coluria y acolia, resultado de un aumento de la bilirrubinemia. Un pigmento producto del
metabolismo de la hemoglobina.

Metabolismo de la bilirrubina

Esta biomolécula se forma cuando los eritrocitos desaparecen del aparato circulatorio, por su
extrema fragilidad, cuando han alcanzado la plenitud de su vida (aproximadamente 120 días). Su
membrana celular se rompe y la hemoglobina liberada es fagocitada por los macrófagos tisulares
del organismo, sobre todo los macrófagos del bazo, el hígado y la médula ósea.3

En esta degradación de la hemoglobina, se separan, por un lado, la molécula de globina y, por


otro, el grupo hemo.

La hemooxigenasa degrada el grupo hemo en los macrófagos, abriendo el anillo tetrapirrólico para
dar origen a una molécula lineal de 4 anillos pirrólicos llamada biliverdina, además de hierro libre
(se oxida el Fe2+ a Fe3+) y CO (monóxido de carbono). La biliverdina es luego reducida por la
enzima biliverdina reductasa para dar bilirrubina. Durante las horas o los días siguientes los
macrófagos liberan el hierro de la hemoglobina que será transportado por la transferrina hasta la
médula ósea (para formar nuevos hematíes), o almacenado en el hígado y otros tejidos en forma
de ferritina para situaciones de necesidad.4

Los macrófagos de los tejidos transforman la porfirina de la hemoglobina en bilirrubina que viaja
unida a la albúmina sérica (proteína transportadora) por el torrente sanguíneo al hígado, donde se
separan, y la bilirrubina se secreta por la bilis (por eso el color amarillo-verdoso de la bilis) y se
degrada.
Síndrome ictérico obstructivo

Es la obstrucción de los conductos biliares (intra o extra – hepáticos) impidiendo el paso de la bilis
al Duodeno. Esta obstrucción puede darse por cálculos, parásitos, tumores, etc.

Etiología

La etiología más frecuente es la coledocolitiasis, el adenocarcinoma del páncreas o de la ampolla


de váter, la estenosis post qx de la vía biliar, la colangitis y colangiocarcinoma.

Ictericias de causa obstructiva. Como ya se mencionó anteriormente, está puede corresponder a


una causa extrahepática (ictericia quirúrgica) o bien a una obstrucción intrahepática (ictericia
médica).

El conjunto de síntomas que caracteriza a la obstrucción biliar de tipo extrahepático se conoce con
el nombre de síndrome coledociano. Este puede ser completo o incompleto dependiendo de la
ausencia total o parcial, respectivamente, de pasaje de bilis al intestino. Las etiologías más
frecuentes responden a una causa litiásica o bien neoplásica, mientras que las parasitarias son
menos comunes.

La ictericia de origen litiásico por lo general cursa con dolor, que es intenso y de localización
epigástrica. El comienzo es súbito, horas después de haber incurrido en excesos alimenticios, y a
menudo durante la noche, de forma tal que el paciente despierta por el intenso dolor, que dura
habítualmente entre 15 minutos y 2 horas. El dolor irradia hacia el hipocondrio derecho o bien a la
espalda (compromiso pancreático). Se puede acompañar de náuseas y vómitos. La coluria, luego
del episodio de dolor, es la primera manifestación del cuadro obstructivo. Las heces se presentan
de color masilla (acolia), según el grado de obstrucción. La ictericia depende del grado de
obstrucción y de la infección concomitante (colangitis

La semiología del abdomen demuestra dolor a la palpación hepática. La existencia de una vesícula
palpable y dolorosa, con defensa abdominal, es la expresión de una colecistitis aguda. Esta última
se acompaña, en un 25% de los casos, de una ictericia que se resuelve en el curso de los días
subsiguientes, La coloración de las heces y la evolución de la coluria.

El laboratorio demuestra un aumento de los glóbulos blancos que se halla en relación con el
componente infeccioso. La eritrosedimentación se eleva en los días siguientes. El incremento
precoz de las transaminasas, seguido de un brusco descenso, es a veces el exponente más
temprano de laboratorio, el cual adquiere un perfil realmente definido cuando se acompaña de
aumento en la fosfatasa alcalina.

El diagnóstico presuntivo se puede confirmar realizando una ecografía abdominal, donde se


evidencia la dilatación de la vía biliar (intra y/o extrahepática) así como también la presencia de
imágenes ecorrefrigentes compatibles con litiasis biliar. La visualización del árbol biliar se logra por
medio de la colangiopancreatografía retrógrada por vía endoscópica o a través de una
colangiografía trasparietohepátiea con aguja fina (tipo Chiba),

La ictericia obstructiva de causa neoplásica es de curso clínico menos sintomático y con una
presentación a menudo “fría”, en la que solamente la coluria, la hipocolia y la ictericia con prurito
son las manifestaciones iniciales de la enfermedad. Cuando la obstrucción coledociana se halla por
debajo del cístico la palpación pone en evidencia una vesícula grande e indolora, constituyendo el
signo de Courvoisier-Terrier.

El laboratorio no define el diagnóstico; de mayor utilidad es una ecografía abdominal o


eventualmente una tomografía axial computada. La colangiografía retrógrada es útil en el estudio
de la vía biliar para determinar el sitio de obstrucción, y es el método de elección para detectar
una neoplasia de papila.

El diagnóstico diferencial (intrahepáiica vs. extrahepática) en una ictericia de tipo colestático es un


desafío para el ejercicio del sentido común del clínico, ya que exige el uso mesurado de los
exámenes complementarios y el replanteo de las bondades de un buen examen semiológico, a
veces olvidado.

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