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GRADO EN DERECHO

Derecho Penal II

Tema 2: El iter criminis


Autor: Profª Marina Sanz Diez de Ulzurrun Lluch
Curso: 2018-2019
Derecho Penal II Tema 2: Iter criminis

INDICE

I. EL “ITER CRIMINIS” ................................................................................................... 2


II. ACTOS PREPARATORIOS PUNIBLES ....................................................................... 4
1. La conspiración .....................................................................................................................................4
2. La proposición.......................................................................................................................................5
3. La provocación y la apología de delito ........................................................................................6
III. LA TENTATIVA ......................................................................................................... 9
1. Concepto y elementos de la tentativa .........................................................................................9
2. Elementos objetivos de la tentativa ..............................................................................................9
2.1. Comienzo de ejecución. Delimitación entre actos preparatorios y actos ejecutivos
.........................................................................................................................................................................9
2.1.1. Teoría objetivo formal .............................................................................................................. 10
2.1.2. Teoría de los actos intermedios............................................................................................ 11
2.2. Realización de los actos de ejecución del delito................................................................ 12
2.2.1. Tentativa acababa e inacabada ............................................................................................. 12
2.2.2. Tentativa idónea, tentativa inidónea y delito imposible, tentativa irreal ............... 13
2.3. No producción del resultado .................................................................................................... 15
3. Elemento subjetivo de la tentativa: el dolo ............................................................................. 15
4. El desistimiento.................................................................................................................................. 16
4.1. Concepto, fundamento, naturaleza y formas de desistimiento ................................... 16
4.2. Requisitos del desistimiento ..................................................................................................... 17
4.2.1. La no producción del resultado. El problema del desistimiento malogrado ....... 17
4.2.2. La voluntariedad del comportamiento realizado ........................................................... 17
4.3. Efectos del desistimiento ............................................................................................................ 19

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Derecho Penal II Tema 2: Iter criminis

I. EL “ITER CRIMINIS”
La realización de un delito doloso es un proceso que se desarrolla en el
tiempo. Desde que el autor concibe, por primera vez, la idea criminal hasta que
realiza el delito de modo completo, la acción dolosa pasa por una serie de fases o
etapas distintas: decisión, preparación del delito, ejecución del mismo. Este conjunto
de fases o etapas de desarrollo del delito es lo que se denomina iter criminis
(camino hacia el delito).
Existen dos grandes fases en el iter criminis: la fase interna y la fase externa.
1. La fase interna del delito se desarrolla en la mente de su autor. El sujeto
concibe la idea criminal (ideación), delibera acerca de ella, sopesa los pros y los
contras (deliberación), y, finalmente, decide realizar la idea criminal (resolución). Estas
fases pueden ser más o menos breves y más o menos lúcidas, pero están presentes
siempre. La fase interna, en sí misma considerada, es penalmente irrelevante. El
Derecho penal no puede intervenir hasta que la voluntad criminal se manifiesta
externamente a través de una conducta.
2. La fase externa del delito comienza desde el momento en que el autor
manifiesta externamente su voluntad criminal, a través de hechos o palabras. Dentro
de esta fase externa, se pueden distinguir, a su vez, dos grandes etapas o fases: fase
preparatoria y la fase ejecutiva.
a) La fase preparatoria es una fase intermedia, que no tiene por qué
producirse necesariamente, entre la a fase puramente interna y la fase de ejecución
material del delito.
La fase preparatoria se inicia cuando se realizan los llamados actos
preparatorios: actos de carácter externo, dirigidos a la preparación del delito, que no
constituyen todavía ejecución de la conducta típica.
Ej. Comprar el veneno, vigilar a la víctima, observar el lugar del crimen,
prepararse una coartada, son actos externos que están dirigidos a la realización del
delito, pero que todavía no implican ejecución de la conducta típica: el sujeto que
compra un veneno está realizando un acto de preparación de la muerte, pero no se
puede decir que haya comenzado a ejecutar la acción de matar.
Los actos preparatorios pueden ser de dos clases: actos de carácter material,
o pueden consistir en manifestaciones verbales de la idea criminal dirigidas a otras
personas. Estas últimas son las denominadas resoluciones manifestadas
(conspiración, la provocación y la proposición). En ambos casos, estamos ante
comportamientos que no constituyen ejecución de un delito, aunque están
destinados a preparar su ejecución.
Los actos materiales de preparación del delito, en sí mismos considerados,
son impunes. Pero, si el delito avanza hacia fases posteriores y el autor inicia la
tentativa o alcanza la consumación del delito, ciertos actos materiales de carácter

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preparatorio, realizados por terceras personas, entonces sí son punibles como formas
de participación en el delito intentado o consumado.
Las resoluciones manifestadas: conspiración, proposición y provocación, son
punibles, pero con un sistema de sanción excepcional y en lista cerrada: sólo se
castigan respecto a conductas especialmente graves y tienen que estar expresamente
sancionadas para un delito en concreto en un precepto de la parte especial. En otro
caso, son impunes.
b) La fase de ejecución se inicia cuando el autor realiza los primeros actos
ejecutivos, esto es, aquellos actos que constituyen ejecución de la conducta típica.
Dentro de la fase de ejecución podemos encontrar dos situaciones distintas: tentativa
y consumación.
La tentativa se puede definir como la ejecución completa o incompleta sin
éxito. Hay tentativa cuando el autor realiza todos o parte de los actos ejecutivos, sin
producir como resultado el delito.
Ej. El autor coge el arma, apunta, dispara, pero la pistola se encasquilla y no
llega a producirse la muerte. O bien, el autor coge el arma, apunta y, en este
momento, un tercero interviene arrojándolo al suelo e impidiendo el disparo. En
ambos casos tenemos ejecución de actos típicos que no llegan a producir como
resultado el delito.
La tentativa de delito es punible siempre en relación con los delitos dolosos.
No lo es respecto a los delitos imprudentes que exigen para su punición la
producción del resultado.
La consumación se puede definir como la ejecución completa con éxito. Es
el momento en el concurren en el hecho todos los elementos que exige el
correspondiente tipo penal, de modo que, el hecho encaja en el tipo. La consumación
marca el momento en el que el hecho despliega todas sus consecuencias penales.
Conforme establece el artículo 61 del CP, las penas previstas en los tipos de la PE son
las que corresponden a la infracción consumada1.

1 En ciertos delitos se pueden encontrar fases posteriores:


La terminación del delito es el momento en el que cesa el estado antijurídico creado por el delito:
cesa la lesión al bien jurídico. Se habla de terminación del delito en relación con los delitos
permanentes (por ejemplo, detenciones ilegales). En estos delitos, la consumación se dilata en el
tiempo: se inicia cuando comienza la lesión al bien jurídico (momento de la privación de libertad: en
este momento se realizan ya todos los elementos que exige el tipo penal); pero, la conducta crea un
estado antijurídico que perdura en el tiempo (la lesión al bien jurídico perdura durante todo el periodo
de la detención), la terminación se produce cuando cesa este estado antijurídico (liberación).
La fase de terminación es relevante a efectos penales:
* Durante la fase de terminación cabe la participación delictiva.
* Puede tener efectos a la hora de calificar el hecho.
El agotamiento del delito es una fase que no tiene por qué producirse en todos los delitos. Sólo tiene
sentido hablar de agotamiento del delito en los denominados delitos de tendencia, esto es, aquellos
que contienen elementos subjetivos del injusto.
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Las fases de desarrollo del delito se rigen por el principio de subsidiariedad.


Las fases anteriores sólo son punibles si el delito no avanza hacia fases posteriores,
en cuyo caso, sólo se castiga por la última fase realizada.
Las resoluciones manifestadas, sólo se castigan como tales, cuando el hecho
no entra en fase de tentativa. Si se inicia la tentativa, se castiga por ésta y los tipos
que castigan las resoluciones manifestadas quedan desplazados. La tentativa de delito
sólo se castiga si el hecho no alcanza la consumación. Si el hecho se consuma se
castiga por delito consumado y el tipo de tentativa queda desplazado.
Respecto a la penalidad. Las conductas previas a la consumación se sancionan
con pena menor a la prevista para el delito consumado (menor desvalor de
resultado).
El artículo 62 del CP dispone que la tentativa se sancione con pena inferior en
uno o dos grados, a la que corresponde al delito consumado. Y, los preceptos que
castigan expresamente las resoluciones manifestadas, para un tipo de delito en
concreto, determinan la pena que corresponde a estas conductas y, normalmente, se
prevé pena inferior en uno o dos grados a la prevista para el delito consumado.

II. ACTOS PREPARATORIOS PUNIBLES


En nuestro Derecho se castigan tres tipos de resoluciones manifestadas: la
conspiración, la proposición y la provocación para cometer un delito. Como se ha
indicado, el sistema de sanción de estas conductas es excepcional y en lista cerrada:
se castigan de forma expresa en un precepto de la parte especial para algunos
delitos, que son especialmente graves. No obstante, la definición de estas conductas
se encuentra en la parte general del Código, en los artículos 17 y 18.
1. La conspiración
La conspiración se define en el artículo 17. 1º del CP que afirma: “La
conspiración existe cuando dos o más personas se conciertan para la ejecución de un
delito y resuelven ejecutarlo”. El art. 17.3 dispone que la conspiración sólo será
punible cuando la ley así lo establezca.

Se trata de tipos que exigen que el autor realice la conducta con un determinado ánimo o finalidad
(v.gr. el hurto: la conducta típica es apoderarse de la cosa mueble ajena con ánimo de lucro, esto es,
con la finalidad de obtener una ventaja patrimonial). En estos casos podemos distinguir entre la
consumación y el agotamiento del delito. La consumación se produce en el momento en que el autor
realiza la conducta típica, actuando con ese determinado ánimo. El agotamiento del delito se produce
cuando el autor consigue el fin que perseguía al realizar la conducta típica.
Ej. En el hurto se produce la consumación cuando se realizan todos los actos típicos, esto es,
cuando el sujeto se apodera de la cosa con el fin de lucrarse con ella y el delito quedará
agotado cuando el autor consiga su finalidad, esto es, cuando obtenga el lucro perseguido.
Normalmente, la consumación determina la producción de las consecuencias penales, y el agotamiento del
delito tiene consecuencias exclusivamente civiles. Pero pueden darse situaciones en las que el agotamiento
tenga relevancia penal: amenazas condicionales y modalidad atenuada de detención ilegal .

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Los elementos que configuran la conspiración son:


• Concierto criminal: Acuerdo entre dos o más personas para la ejecución de un
delito en concreto. Para que exista conspiración se requiere: deliberación y
planeamiento común del hecho y que el concierto se refiera a un delito concreto
y determinado. Si se planean varios hechos distintos estaremos ante un concurso
ideal entre varias conspiraciones, tantas como hechos concretos se hayan
concertado.
• Resolución criminal conjunta: es preciso que los sujetos decidan ejecutar el
delito. En relación con ello, se discute sobre el contenido de esta resolución
criminal y, en consecuencia, sobre el alcance y naturaleza de la conspiración:
o Parte de la doctrina concibe la conspiración como una forma de coautoría
anticipada: sólo hay conspiración cuando todos los sujetos que participan
en el concierto criminal, resuelven ejecutar el delito, esto es, todos se
comprometen a realizar actos que constituyen ejecución de la conducta
típica, o lo que es lo mismo, se comprometen a ser coautores.
La consecuencia fundamental de esta postura es la siguiente: sólo se
puede castigar como conspirador a un sujeto si toma en firme la decisión
de ejecutar personalmente el delito. Por el contrario, si, en una
conspiración, unos sujetos se comprometen a ejecutar el delito y otros se
limitan a influir en esta decisión o simplemente a colaborar con actos
preparatorios, sólo los primeros podrán ser castigados como
conspiradores, los otros realizarán una conducta impune.
Por ello, se dice que la conspiración es una coautoría anticipada. En el
caso de que los conspiradores diesen comienzo a la ejecución del delito y
éste llegara a consumarse, se convertirían en coautores del mismo.
o Otro sector doctrinal, concibe la conspiración como una forma de
inducción mutua, y considera que no es necesario que todos los sujetos se
comprometan a realizar actos de ejecución. Basta con que todos los
conspiradores influyan en la decisión de cometer el delito, aunque sólo
uno o algunos decidan actuar como autores.
Según esta posición cuando varios sujetos se reúnen y, en común,
encargan a uno o algunos de ellos la comisión de un delito, todos serán
castigados como conspiradores, aunque el resto no se comprometa a
intervenir en la ejecución o se comprometa a intervenir realizando
simplemente otros actos preparatorios.
2. La proposición
La proposición queda definida en el artículo 17. 2º que afirma: “La proposición
existe cuando el que ha resuelto cometer un delito invita a otra u otras personas a
participar en él”. El art. 17.3 establece que la proposición sólo será punible cuando la
ley así lo establezca.
Para que exista proposición es preciso que se cumplan dos requisitos:

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• Que un sujeto (el proponente) haya tomado la resolución de cometer un delito. Es


discutible si hay que exigir que el proponente decidido actuar como futuro autor
del delito; o, por el contrario, basta con que haya decidido cometer el delito y su
intención sea convencer a otro para que lo ejecute como autor, sin intervenir él
mismo.
• En segundo lugar, se requiere que exista una invitación a otra persona para
participar en el hecho, bien como autor o bien como partícipe.
Precisión: en la proposición sólo es punible la conducta del proponente, no la
del invitado. Ahora bien, ¿qué ocurre si el invitado acepta?, ¿Realiza entonces una
conducta punible? Existen dos posibilidades:
• Cierta doctrina entiende que, en este caso, la proposición deviene conspiración y
es punible la conducta de ambos sujetos, pero no por proposición sino por
conspiración. Desde esta perspectiva la proposición se entiende como una fase
previa a la conspiración.
• Otros autores entienden que en este supuesto no puede apreciar una
conspiración, porque falta uno de los requisitos de esta figura: resolución criminal
tomada en común, en este caso, la resolución criminal está tomada con carácter
previo por el proponente. Si entendiéramos esto concluiríamos que la conducta del
invitado es siempre impune, acepte o no acepte la invitación ejecutiva.
3. La provocación y la apología de delito
La provocación es una figura similar a la proposición. Precisamente, el principal
problema que plantea esta figura es diferenciarla de la anterior.
La provocación queda definida en el art. 18. 1º: “La provocación existe cuando
directamente se incita por medio de la imprenta, la radiodifusión o cualquier otro
medio de eficacia semejante, que facilite la publicidad, o ante una concurrencia de
personas, a la perpetración de un delito” añadiéndose, en el segundo inciso del núm.
2 del art. 18, lo siguiente: “Si a la provocación hubiese seguido la perpetración del
delito, se castigará como inducción”. El artículo 18.2 dispone que la provocación sólo
es punible cuando la ley lo establece.
A tenor de lo dispuesto en el precepto para que exista provocación han de
darse los siguientes requisitos:
• Incitación directa a la ejecución de un delito. El término “incitar” significa
mover o estimular a otro para que realice una cosa. Por tanto, hay provocación
cuando un sujeto (el agente provocador), realiza una declaración verbal,
directamente dirigida a lograr que otras personas tomen la decisión de ejecutar
un delito. La declaración debe ser: directa (no bastan simples alusiones), referida a
la ejecución de un delito concreto, y eficaz para determinar la voluntad de los
destinatarios, esto es, eficaz para convencer.
• Empleo de medios que faciliten la publicidad. El artículo 18 exige, en segundo
lugar, que la declaración se haga a través de unos medios concretos : por medio

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de la imprenta, la radiodifusión o cualquier otro medio de eficacia similar que


facilite la publicidad: O bien, si no se utilizan estos medios, que la declaración se
realice ante una concurrencia de personas. Lo relevante, en cualquier caso, es que
la declaración se haga de modo que obtenga publicidad, empleando medios
eficaces para facilitar la difusión de la idea criminal y, por ello, idóneos para
ocasionar la realización del delito.
• El destinatario de la declaración debe ser una masa indeterminada de
personas. El agente provocador dirige su declaración al público: a una pluralidad
de personas que no están individualmente determinadas.
Definida la provocación, hay que diferenciarla de la proposición y establecer su
relación con la apología de delito. Respecto a la provocación, las diferencias son las
siguientes:
• En función del destinatario. El agente provocador se dirige a una masa
indeterminada de personas, con la finalidad de convencer a cualquiera de ellas.
Por el contrario, el proponente se dirige a un sólo destinatario o a varios, pero
siempre individualmente determinados; y de manera directa respecto a cada
uno de ellos, esto es, con la finalidad de mover su voluntad en concreto.
• Por los medios utilizados: el agente provocador utiliza medios que facilitan la
publicidad, el proponente se dirige de forma personal a sus destinatarios.
También es preciso diferenciarla provocación de la inducción. Hay inducción
cuando un sujeto (el inductor) incita a otra persona a la comisión de un delito
(persuade a otro para que cometa el delito). El inductor no tiene voluntad de cometer
el delito como autor, sino que incita a otra persona a cometerlo. Por ello, existen
grandes analogías con la provocación y también con la proposición. Diferencias:
• La inducción no es una fase del iter criminis, sino una forma de participación en
la ejecución de un delito. Sólo se habla de inducción, y sólo se castiga por ello,
cuando el hecho ha entrado en fase de tentativa o cuando ha alcanzado la
consumación. Por el contrario, la proposición y la provocación son conductas
preparatorias punibles que sólo se castigan cuando el hecho no ha entrado en
fase ejecutiva.
• De la provocación se distingue porque el inductor se dirige a sujetos
determinados, para persuadirles, a cada uno de ellos, de la ejecución; por el
contrario, el provocador se dirige a la masa. Por otro lado, y esta es la principal
diferencia, el provocador utiliza medios que faciliten la publicidad, y estos
medios no se utilizan en la inducción. Y, de nuevo la inducción es una forma de
participación en un delito, mientras que la provocación es un acto preparatorio.
Establecida la diferencia entre las figuras, hay que plantear dos cuestiones.
• ¿Qué ocurre si el agente provocador tiene éxito y alguien comienza la
ejecución del delito (tentativa) o llega a consumarlo? El sujeto que realiza el
delito responderá como autor, pero ¿Qué ocurre con el agente provocador?
No se le puede sancionar por provocación, puesto que el hecho ha entrado

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en fase ejecutiva y los actos preparatorios sólo se castigan cuando no hay


comienzo de ejecución. El CP resuelve esta cuestión indicando que, si la
provocación va seguida de ejecución, el hecho se castigará como inducción.
• ¿Qué ocurre con el inductor frustrado? El sujeto que intenta persuadir a
otro para cometer el delito, pero fracasa. O bien, consigue su propósito,
pero, posteriormente, el inducido no comienza la ejecución del delito. En
estos casos, no se puede sancionar por inducción, ya que la inducción es
una forma de participación (intervención en un delito que realiza el autor) y
sólo es punible cuando comienza la ejecución. La solución más extendida es
sancionar por proposición.
Para terminar, hay que hacer referencia a la apología, forma de provocación que
fue introducida por el CP95. Esta figura queda definida en el art. 18. 2º que afirma lo
siguiente:
“Es apología, a los efectos de este Código, la exposición, ante una concurrencia de
personas o por cualquier medio de difusión, de ideas o doctrinas que ensalcen el crimen o
enaltezcan a su autor. La apología sólo será delictiva como forma de provocación y si, por
su naturaleza y circunstancias, constituye una incitación directa a cometer un delito”.
La apología consiste, pues, en la exposición de ideas o doctrinas que
constituyen una defensa del delito o del delincuente. La interpretación de esta figura
debe hacerse de modo que se respete el contenido esencial del derecho a la libertad
de expresión reconocido en el art. 20 de nuestra Constitución: posibilidad de
manifestar, sin sujeción o impedimento alguno, las propias opiniones, ideas o
creencias. El delito de apología no puede convertirse en un instrumento para
sancionar la mera disidencia política o la expresión de una opinión. Por ello, para que
constituya delito deben concurrir los requisitos que exige la provocación. No toda
apología es delictiva, sólo aquella en la que concurren los requisitos que se detallan a
continuación:
• Ha de constituir una defensa verbal de un hecho delictivo concreto y
determinado, o bien del comportamiento de sus responsables; presentando el
hecho o el comportamiento del autor como una alternativa legítima o de valor
superior al orden jurídico establecido. No hay apología cuando la defensa o
justificación no se refiere al hecho, sino a la ideología de su autor. La apología
debe serlo del delito no de la ideología de su autor, en otro caso se vulneraría
la libertad de expresión.
• Como forma de provocación que es, y como expresamente exige el precepto,
es preciso que la defensa del delito o del delincuente constituya una incitación
directa a la ejecución de un delito. Es decir, es necesario que la finalidad del
autor sea, precisamente, estimular o incitar al público a quien se dirige a la
comisión de un futuro delito. Si mediante la apología, no se incita a la
ejecución de un delito, entonces estamos ante la simple manifestación de una
opinión. El TS (sentencia de HB), y el TC exigen que la declaración constituya un

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peligro potencial para bienes jurídicos penalmente protegidos, en la medida en


que pueda determinar a otros sujetos a la perpetración de un delito.
• Empleo de medios que faciliten la publicidad, se exige que se haga ante una
concurrencia de personas o por cualquier medio de difusión de ideas.
• El destinatario es una masa indeterminada de personas.
No obstante, además de esta apología genérica, en la parte especial existen
preceptos que castigan formas especiales de apología en relación con determinados
delitos, en los que no se exige que estas conductas constituyan una incitación directa
a la ejecución de un delito. Es el caso de la apología del terrorismo del artículo 578.

III. LA TENTATIVA
1. Concepto y elementos de la tentativa
El artículo 16.1 del CP define la tentativa en los siguientes términos:
“Hay tentativa cuando el sujeto da principio a la ejecución del delito
directamente por hechos exteriores, practicando todos o parte de los actos que
objetivamente deberían producir el resultado, y sin embargo éste no se produce por
causas independientes de la voluntad del autor”. De ello se deduce que la tentativa
exige toda una serie de elementos objetivos y subjetivos.
En el aspecto objetivo se exige:
a) Comienzo de ejecución “el sujeto da principio a la ejecución del delito
directamente por hechos exteriores”. Se requiere que el autor realice actos ejecutivos.
b) Que se practiquen todos o parte de los actos que objetivamente deberían
producir el resultado. Esta exigencia permite distinguir entre la tentativa acabada y la
tentativa inacabada. Y, al exigir actos objetivamente eficaces, permite distinguir la
tentativa idónea de la tentativa inidónea y de la tentativa irreal.
c) Como elemento negativo, se exige la no producción del resultado por
causas independientes a la voluntad del autor.
En el aspecto subjetivo se exige dolo.
La tentativa no es un delito independiente, sino una forma imperfecta de
ejecución de un delito. Por ello, no hay delito de tentativa, sino tentativa de un delito
concreto (homicidio, lesiones, etc.) Ello significa que, además de los elementos
señalados, en la tentativa deben concurrir los elementos específicos del delito
intentado: bien jurídico, conducta típica (realizada en todo o en parte), sujetos y
objeto material. Evidentemente, no debe concurrir el resultado.
2. Elementos objetivos de la tentativa
2.1. Comienzo de ejecución. Delimitación entre actos preparatorios y actos
ejecutivos
Para que exista tentativa es preciso que el autor traspase la barrera de los
actos preparatorios y realice actos de carácter ejecutivo. El primer problema que

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plantea la tentativa es establecer un criterio que permita diferenciar los actos


preparatorios de los actos ejecutivos, cuando el autor realice el primer acto ejecutivo
habrá comenzado la tentativa de delito.
Existen diversos criterios para diferenciar actos preparatorios y actos ejecutivos
y esta delimitación es sumamente importante. Los actos materiales de preparación
del delito, en sí mismos considerados y si no se inicia la ejecución, son impunes. Por
el contrario, la tentativa de delito es siempre punible. El inicio de la ejecución marca
el momento en que el hecho deviene punible.
2.1.1. Teoría objetivo formal
La teoría objetivo formal fue formulada en Alemania por Beling. Determina el
comienzo de ejecución atendiendo al significado gramatical del verbo típico
(verbo que describe la conducta típica). Según este criterio la ejecución comienza
cuando es posible conjugar el verbo típico: el autor realiza actos que encajan en el
significado gramatical del verbo típico (matar en el homicidio), los actos que
preceden a esa acción típica son actos preparatorios. Es una teoría que atiende a
criterios objetivos (acto realizado) y formal (toma en cuenta el significado gramatical
del verbo típico).
Beling distingue dos tipos de actos: actos del núcleo del tipo y actos de la
zona periférica del tipo. El criterio para diferenciarlos es puramente formal:
significado gramatical del verbo típico.
• Actos del núcleo del tipo son aquellos que encajan en el significado gramatical
del verbo típico, por ejemplo, en el homicidio, actos que consisten precisamente
en “matar”.
• Actos de la zona periférica son actos previos a la realización de la conducta típica,
estrechamente conectados con ella, pero que no encajan aún en el significado
gramatical del verbo típico. Por ejemplo, apuntar el arma o apretar el gatillo son
actos de la zona periférica del tipo, son previos a la acción de matar, pero no
consisten precisamente en matar a la víctima.
• Según este criterio, actos ejecutivos son los que pertenecen al núcleo del tipo, los
actos de la zona periférica son de actos preparatorios. La tentativa comienza
cuando se realizan actos del núcleo del tipo.
Este criterio respeta al máximo el principio de legalidad, ya que toma en
cuenta para delimitar el comienzo de la ejecución tenor literal de la ley: significado
gramatical del verbo típico. Sin embargo, es excesivamente restrictivo y lleva a
negar la posibilidad de tentativa en la mayor parte de los supuestos de delitos de
consumación instantánea. En estos casos, iniciada la ejecución quedaría
inmediatamente consumado el delito, prácticamente no habría posibilidad de
apreciar tentativa.
Ej. El homicidio: ¿Cuándo comienza la acción de matar y, por tanto, la tentativa
de homicidio según esta teoría? La acción no se inicia hasta el momento en que la
bala penetra en el cuerpo de la víctima produciéndole la muerte. Ahora bien, este es

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el momento en que se produce el resultado: iniciada la acción quedaría


inmediatamente consumado el delito y negaríamos la posibilidad de tentativa. Los
actos anteriores: sacar el arma, apuntar, apretar el gatillo son actos de la zona
periférica del tipo, puesto que no encajan en el significado gramatical del verbo típico,
y tendrían que considerarse actos preparatorios impunes. Esta conclusión es
excesivamente restrictiva.
2.1.2. Teoría de los actos intermedios
Frente a la concepción formal, la mayor parte de los autores entienden que la
delimitación entre actos preparatorios y actos ejecutivos debe establecerse desde un
punto de vista material: atendiendo a la naturaleza o contenido del acto realizado.
Este planteamiento se inició con la teoría de Frank, pero actualmente es dominante
otro criterio: la teoría de los actos intermedios.
Según este criterio la ejecución –tentativa- comienza cuando el autor realiza
actos que, según su plan, son inmediatamente anteriores a la realización de la
conducta típica y suponen una puesta en peligro próxima del bien jurídico.
Para determinar si el acto es preparatorio o ejecutivo y ha comenzado la
tentativa, hay que atender conjuntamente a dos datos:
• La puesta en peligro del bien jurídico: actos ejecutivos son aquellos que
implican un peligro próximo para el bien jurídico, mientras que actos
preparatorios son aquellos que sólo implican un peligro remoto.
• La inmediatez temporal: son ejecutivos los actos inmediatamente anteriores
a la realización de la acción típica -actos que preceden de modo inmediato a
la realización del núcleo del tipo-. Los actos más separados en el tiempo, que
todavía exigen actos intermedios, son actos preparatorios.
Este criterio se ajusta a la exigencia del artículo 16 que exige que el autor realice
actos que directamente se dirijan a la realización del delito. Se exige inmediatez
temporal. También se exige que los actos sean objetivamente eficaces para producir
el delito: ello supone que entrañen peligro para el bien jurídico.
El artículo 16 no hace referencia al elemento subjetivo (plan del autor), pero,
en la práctica, hay que tomar en cuenta el plan del autor (forma prevista por el autor
para realizar el delito) para valorar si existe una inmediata puesta en peligro del bien
jurídico,
Ej. Propuesto por Mir Puig: un sujeto tiende una trampa en el bosque a su
enemigo con la finalidad de matarle, para determinar si este acto de atrapar al enemigo
es ejecutivo o preparatorio, se aplica el criterio objetivo: peligro para el bien jurídico e
inmediatez temporal, pero para valorar estos aspectos es necesario conocer la forma en
que el autor pretende ejecutar la muerte:
• Si lo que pretende es matarle de un disparo dos días después, estaremos ante un acto
preparatorio. En este plan atrapar al enemigo no es el acto inmediatamente anterior a
la acción típica (todavía falta una fase intermedia: el autor debe acudir al lugar donde
se encuentra su enemigo, apuntar y disparar), ni supone una puesta en peligro

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inmediata del bien jurídico (caer en una trampa no implica un peligro inmediato de
muerte por disparo).
• Si lo que pretende es matarle de inanición, estamos ante un acto ejecutivo. La caída en
la trampa es el acto inmediatamente anterior a la ejecución de la muerte que
comienza inmediatamente.
2.2. Realización de los actos de ejecución del delito
2.2.1. Tentativa acababa e inacabada
Iniciada la ejecución la tentativa consiste en la realización de los actos que
constituyen la conducta típica. Es posible que el autor realice todos los actos de la
conducta típica, sin que se produzca el resultado; pero también es posible que sólo
realice parte de estos actos ejecutivos. En el primer caso estamos ante lo que se
denomina tentativa acabada; en el segundo caso, estamos ante lo que se denomina
tentativa inacabada. Los efectos prácticos de esta distinción son dos:
• La forma de desistimiento. De la tentativa acabada sólo se puede desistir
mediante un comportamiento activo que neutralice el peligro creado. De la
tentativa inacabada se puede desistir abandonando, es decir, dejando de realizar
los actos ejecutivos que todavía faltan.
• La penalidad. El artículo 62 establece que a los autores de tentativa se les
impondrá la pena inferior en uno o dos grados a la que corresponde al autor de la
infracción consumada. El precepto obliga a rebajar un grado en la tentativa y
faculta para rebajar dos. Uno de los criterios para que el Juez adopte la decisión
sobre si rebaja un solo grado o rebaja dos es el grado de ejecución alcanzado. Es
decir, como regla la tentativa acabada implicará rebaja en un grado; la tentativa
inacabada implicará rebaja en dos grados. No obstante, este criterio no es de
aplicación automática ni obliga al juez.
¿Qué criterio se emplea para delimitar la tentativa acabada de la inacabada?
Un criterio similar al que empleábamos para determinar el comienzo de ejecución: un
criterio mixto que tiene en cuenta la peligrosidad objetiva del acto realizado y el plan
del autor. Así, hay tentativa acabada cuando, a la vista del plan del autor, se han
realizado todos los actos que son objetivamente eficaces para producir el resultado.
Ej.: un sujeto con ánimo homicida dispara contra otro y le alcanza en una
pierna ¿Tentativa acabada o inacabada?, depende: si el plan del autor era matar del
disparo, apuntó a una zona vital y falló, estamos ante una tentativa acabada; si, por el
contrario, el plan del autor era disparar a la pierna (zona no vital) para inmovilizar a la
víctima y luego estrangularla, entonces la tentativa está inacabada.
Precisiones:
a) Para valorar si el acto es objetivamente eficaz se opta por una concepción
individualizada de acto realizado. Si el acto realizado es objetivamente eficaz para
producir el resultado, hay tentativa acabada, aunque el autor pueda realizar otros
intentos o tenga un plan alternativo.

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Derecho Penal II Tema 2: Iter criminis

Ej. Un sujeto dispara su arma con intención de matar a la cabeza de la víctima.


Falla el disparo que impacta en el hombro de la víctima y todavía tiene munición para
realizar otros disparos. ¿Tentativa inacabada de la que se puede desistir abandonado,
es decir, no realizando ulteriores disparos? O ¿Tentativa acabada de la que ya no se
puede desistir abandonado, sino realizando una conducta activa que neutralice el
riesgo realizado? Tentativa acabada puesto que el acto realizado, individualmente
considerado, es objetivamente eficaz para producir el resultado, aunque en el caso
concreto haya fallado.
b) Para determinar cuándo se han realizado todos los actos que son
objetivamente eficaces se utiliza un criterio objetivo de ejecución. Es irrelevante que
los actos ejecutivos tengan que ser realizados por el autor o por terceras personas,
hasta que no se realizan todos ellos la tentativa no está acabada.
Ej. Un sujeto quiere matar a su mujer envenenado su café. Pone cianuro en la
taza de café y se la entrega a la doncella para que la sirva. La doncella tira
accidentalmente el café y prepara otro. ¿Tentativa acabada porque el autor ha
realizado todos los actos que según su plan le correspondían realizar a él mismo? O
¿Tentativa inacabada porque no se han realizado todos los actos que, según el plan
del autor, eran objetivamente necesarios para producir el resultado? Según el criterio
objetivo de ejecución, la peligrosidad de la tentativa depende de los actos que
objetivamente se han realizado, siendo irrelevante que los realice el autor o un
tercero, por ello, en este caso habría que apreciar una tentativa inacabada.
2.2.2. Tentativa idónea, tentativa inidónea y delito imposible, tentativa irreal
El artículo 16 no sólo exige la realización de actos dirigidos a la producción del
delito, sino que exige que estos actos sean objetivamente eficaces para producirlo.
Ello significa que los actos realizados deben ser idóneos para producir el resultado y
actos idóneos para producir el resultado son aquellos que entrañan un riesgo o
peligro objetivo para producirlo.
Ej. Una mujer contrata a un “brujo” para que mate a su marido por el
procedimiento del vudú, paga 3000 € (caso real) ¿responde como inductora de una
tentativa de asesinato?; un sujeto dispara un arma descargada, creyendo que está
cargada, con intención de matar ¿responde por tentativa de homicidio?; un sujeto
dispara contra su mujer, que está durmiendo, con intención de matar, fracasa porque
su mujer se había levantado a tomar una tila y el bulto que estaba en la cama era la
almohada ¿responde por tentativa?
Esta exigencia obliga a distinguir entre la tentativa idónea y otras figuras como
son la tentativa inidónea y el delito imposible y la tentativa irreal.
Con estos términos se designan una serie de supuestos en los que el autor
inicia una acción dirigida a la realización de un delito, cuya consumación resulta
imposible desde el inicio porque falta algún elemento del delito. Se trata de
supuestos de error de tipo inverso: el autor cree que concurren todos los elementos
del delito, pero alguno de estos elementos no concurre en el hecho. Hay que definir
estas figuras y determinar si son o no punibles.

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Derecho Penal II Tema 2: Iter criminis

La tentativa es idónea cuando desde una perspectiva ex ante –tomando en


cuenta los datos que eran conocidos en el momento de la acción, y valorando estos
datos desde el punto de vista de un observador objetivo con los conocimientos
nomológicos de nuestra cultura-, entraña peligro para el bien jurídico, pero falla por
circunstancias que aparecidas con posterioridad. Este tipo de tentativa es, desde
luego, punible.
Ej. El sujeto dispara un arma cargada, un tercero empuja a la víctima que cae al suelo
y el disparo impacta en la pared. El sujeto dispara el arma, pero el tiro se desvía y falla.
La tentativa es inidónea cuando desde una perspectiva ex ante se presenta
como peligrosa para un observador objetivo, pero desde una perspectiva ex post –
con los datos conocidos con posterioridad- se demuestra que desde el inicio era
ineficaz.
Ej. Un sujeto dispara un arma, creyendo que está cargada –en este momento,
cualquier observador objetivo, con los conocimientos del hombre medio y los del
autor (en este caso con su desconocimiento)-, afirmaría que la acción es peligrosa.
Producido el disparo, se comprueba que el arma estaba descargada y que nunca
existió peligro.
Una variedad de tentativa inidónea es el delito imposible: existe delito
imposible cuando la acción (idónea) se dirige contra un objeto inidóneo o
inexistente.
Ej. El sujeto que dispara su arma cargada contra el bulto que está en la cama,
creyendo que es su mujer, y resulta que el bulto es la almohada.
En ambos casos (tentativa inidónea y delito imposible), se produce un error de
tipo inverso. El autor cree que concurren todos los elementos del tipo (realización de
una acción que entraña riesgo de lesión del bien jurídico, en la tentativa inidónea; y
existencia de un objeto material idóneo, en el delito imposible), cuando estos
elementos realmente no concurren en el hecho. ¿Son punibles estos supuestos? ¿Se
han realizado actos objetivamente eficaces para producir el resultado?
Existen distintos criterios para resolver esta cuestión, pero el criterio más
extendido es el que aplica los criterios de imputación objetiva: la tentativa es punible
cuando el riesgo creado es objetivamente previsible desde una perspectiva ex ante. Y,
para determinar este extremo, se toman en cuenta los datos que eran conocidos por
el autor en el momento de la acción (incluido su parcial desconocimiento); y aquellos
otros que resultaban fácilmente cognoscibles para un hombre medio que hubiera
actuado con la diligencia debida (asegurando la eficacia del intento), siempre que
esto fuera posible sin renunciar a su intento o sin hacerlo extraordinariamente difícil.
Desde este punto de vista:
• Son impunes aquellas tentativas inidóneas en las que el error sobre el dato fáctico
que las hace ineficaces se debe a la negligencia con la que ha actuado el autor.
Ej. El autor no comprueba si el arma está cargada antes de disparar y todos los
indicios apuntan este extremo (el arma está guardada en una vitrina); no se molesta

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Derecho Penal II Tema 2: Iter criminis

en comprobar cuál es la dosis de veneno necesaria para matar; o no se molesta en


levantar la sábana para comprobar que si es su mujer la persona que está en la cama.
• Son punibles aquellas tentativas inidóneas en las que el error fáctico no se debe a
la negligencia del autor, éste ha actuado con la diligencia debida.
Ej. El autor comprueba que el arma está cargada, la esconde en el cajón de su
despacho, con intención de matar al día siguiente a su secretaria. Un tercero ve el
arma cargada y por precaución la descarga. Al día siguiente, el autor acude a su
despacho, se sienta y, cuando aparece su secretaria y se sitúa frente a él, saca
rápidamente el arma y dispara. Este caso es punible.
• Son punibles aquellas tentativas en las que el error factico hubiera sido evitable
actuando con diligencia debida, pero ello, hubiera implicado renunciar al intento
o hacerlo extraordinariamente difícil.
Ej. El autor se dispone a comprobar si el arma está ya cargada, en ese
momento aparece la víctima que ve el arma. El autor dispara y el arma estaba
descargada. Si el autor hubiera comprobado el estado del arma antes de disparar, la
víctima hubiera huido.
Por último, hay que hacer referencia a la tentativa irreal que es aquella que
desde una perspectiva ex ante (momento de la acción, con los datos conocidos o
cognoscibles en ese momento), no se presenta como peligrosa para un observador
objetivo con los conocimientos nomológicos de nuestra cultura.
El caso de la mujer que intenta matar a su marido con el procedimiento del
vudú. Conforme a los conocimientos científicos de nuestra cultura tal procedimiento
es completamente ineficaz para producir el resultado.
La diferencia entre la tentativa inidónea y la tentativa irreal radica que en la
primera el error que comete el autor es un error de carácter fáctico (datos existentes);
mientras que, en la tentativa irreal, el error que comete el autor es nomológico: se
refiere a las leyes naturales. La tentativa irreal es siempre impune.
2.3. No producción del resultado
Como elemento negativo, se exige la no producción del resultado previsto en
el tipo, por causas independientes a la voluntad del autor.
Si el resultado se produce, el delito está consumado y no se castiga por
tentativa, sino por delito consumado.
Si el resultado no se produce porque el autor lo evita voluntariamente,
estamos ante la figura del desistimiento que excluye la punibilidad de la tentativa
realizada.
3. Elemento subjetivo de la tentativa: el dolo
La tentativa exige como elemento subjetivo la presencia de dolo. No hay
tentativa imprudente.

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Derecho Penal II Tema 2: Iter criminis

El dolo no solo es esencial, sino que define la tentativa realizada. Si el dolo es


de matar, hay una tentativa de homicidio; si el dolo es de lesionar, hay una tentativa
de lesiones. Por ello, aunque el aspecto subjetivo de la tentativa se analice con
posterioridad al objetivo (técnicamente), en la práctica lo primero es conocer el
contenido del dolo del autor, para determinar ante qué tipo de tentativa (homicidio o
lesiones) nos encontramos. El dolo en la tentativa debe comprender:
• Conocimiento y voluntad respecto a los actos que ya se han realizado. Es preciso
que el autor tenga conocimiento del peligro que entrañan para el bien jurídico y
voluntad de realizarlos.
• Pero, además, se exige la resolución de consumar el delito. Por ello, en la tentativa
acabada el sujeto debe querer la producción del resultado; y en la tentativa
inacabada, se requiere que el autor tenga la intención de proseguir la ejecución,
esto es, de continuar realizando los actos ejecutivos que faltan, con el fin de
consumar el delito.
Ej.: un sujeto apunta un arma contra otro, antes de disparar un tercero le
sujeta el brazo e impide el disparo. Este hecho constituirá tentativa de homicidio sólo
si existe dolo de matar, esto es, si el sujeto apuntó el arma con la intención de
proseguir la ejecución hasta conseguir la producción del resultado de muerte. Por el
contrario, si el sujeto apuntó el arma con una intención distinta, con la intención de
asustar a la víctima, no existirá tentativa de homicidio doloso, aunque el sujeto tuviera
conciencia del peligro que estos actos entrañaban para el bien jurídico.
• Por último, si el tipo contiene algún elemento subjetivo del injusto, es preciso que
este elemento también este presente desde el inicio. Un sujeto coge la cartera de
un viajero en un autobús, se da cuenta de que otra persona le ha visto, tira la
cartera y se baja del autobús. El hurto exige ánimo de lucro (ánimo de apropiación
definitiva), este ánimo de lucro debe concurrir desde el inicio en la acción.
4. El desistimiento: causa de exclusión de la responsabilidad por la tentativa
realizada
4.1. Concepto, fundamento, naturaleza y formas de desistimiento
El artículo 16.2 prevé una causa de exclusión de responsabilidad penal en la
tentativa: el desistimiento:
“Quedará exento de responsabilidad penal por el delito intentado quien evite
voluntariamente la consumación del delito, bien desistiendo de la ejecución ya iniciada,
bien impidiendo la producción del resultado, sin perjuicio de la responsabilidad en que
pudiera haber incurrido por los actos ejecutados, si éstos fueren ya constitutivos de
otro delito”
El desistimiento se produce cuando el autor evita, de forma voluntaria, la
consumación del delito.
El fundamento de exención de penalidad en los casos de desistimiento está en
razones de Política criminal, es decir, de oportunidad o conveniencia. Se entiende

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Derecho Penal II Tema 2: Iter criminis

que, pese a todo, la pena ha cumplido su finalidad preventiva, motivando al autor


para que no lesione el bien jurídico, por ello, no es necesario imponerla.
El desistimiento es una causa personal de exclusión de la pena que, únicamente,
afecta a la punibilidad de la conducta. La conducta realizada es típica y antijurídica,
aunque no sea punible por razones de utilidad o conveniencia. Por ello, la impunidad
sólo afecta a aquellos intervinientes en el hecho que, efectivamente, han desistido. El
resto responde porque el hecho realizado es típico y antijurídico.
Por último, existen dos formas de desistimiento:
• Abandono de la ejecución: el autor deja de realizar los actos ejecutivos que faltan
para la consumación del delito. Esta forma de desistimiento sólo es posible en la
tentativa inacabada.
• Desistimiento activo: el autor realiza una conducta tendente a neutralizar el
peligro creado y evitar la producción del resultado. Esta es la forma que adopta el
desistimiento en la tentativa acabada.
4.2. Requisitos del desistimiento
Para apreciar desistimiento se exigen dos requisitos. Como requisito objetivo, se
exige la no producción del resultado. Como requisito subjetivo, se exige la
voluntariedad del comportamiento.
4.2.1. La no producción del resultado. El problema del desistimiento malogrado
Para que exista verdadero desistimiento la conducta debe realizarse antes de la
consumación. Si el autor realiza una conducta reparadora del daño, después de
haberse consumado el delito, no hay desistimiento, sino que se sanciona por delito
consumado, pero aplicando una circunstancia atenuante que está prevista en el
artículo 21.5.
4.2.2. La voluntariedad del comportamiento realizado
El artículo 16.2 exige que la conducta sea voluntaria.
Ej.: si un sujeto apunta el arma y, cuando va a disparar oye un ruido, mira y en
ese momento se escapa la víctima, no hay resultado; pero tampoco hay desistimiento,
el resultado se ha evitado por causas independientes a la voluntad del autor. En este
caso estaríamos ante una tentativa inacabada punible.
¿Qué criterio se aplica para valorar si el comportamiento es voluntario? Hay
varias posturas en la doctrina:
• Teoría psicológica de Frank: según esta teoría el desistimiento es voluntario
cuando está motivado por la voluntad del autor. Por el contrario, la conducta es
involuntaria y, por ello, no hay desistimiento, cuando la no consumación depende
de circunstancias ajenas a su voluntad. Frank acude a una fórmula para dirimir la
cuestión: “Hay desistimiento cuando el autor se dice a sí mismo puedo continuar,
pero no quiero. Por el contrario, no habrá desistimiento cuando el autor se diga a
si mismo quiero continuar, pero no puedo”.

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Derecho Penal II Tema 2: Iter criminis

Esta tesis es criticable, porque conduce a una ampliación excesiva e


injustificada de los supuestos de desistimiento y, en consecuencia, de impunidad
de la tentativa. Desde este criterio, sólo se considerarían involuntarios (punibles),
aquellos supuestos en los que existe una absoluta imposibilidad técnica o física de
continuar la ejecución. Sólo en estos casos, se puede afirmar con certeza que el
sujeto no puede continuar. En todos los demás casos, hay que entender que el
sujeto puede continuar y, si no lo hace, es porque no quiere.
Ej.: Un sujeto intenta matar a su padre para heredarle, en el momento en
que apunta y va a disparar, su padre le informa de que en un reciente
documento testamentario le ha desheredado y que, si se abstiene de
disparar, modificará el documento. En este caso, es perfectamente posible
continuar con la ejecución, de modo que, aplicando este criterio habría que
entender que el sujeto ha desistido y que su conducta es impune.
Ej. Un sujeto entra en un domicilio para robar, oye una sirena de la policía y
huye, si seguimos el criterio de Frank concluiremos que el sujeto podía
continuar y si no continuó es porque no quiso hacerlo. Solución que,
cuando menos, resulta bastante discutible.
• Teoría valorativa: atiende a la valoración jurídica que merecen los motivos del
autor. Según este criterio, el desistimiento es voluntario cuando el autor renuncia
a la ejecución de su plan, siendo éste todavía posible, debido a su propósito de
no desobedecer la norma penal. En estos casos, resulta innecesario imponer la
pena, porque ésta ya ha cumplido su función: prevenir o evitar la comisión de un
delito.
Conforme a este criterio, el comportamiento es voluntario y existe
desistimiento, cuando obedece a motivaciones internas que el ordenamiento
considera valiosas:
o El autor siente lástima por la víctima o siente miedo a la sanción penal.
o El autor abandona para evitar males mayores: el médico abandona la
ejecución del aborto porque piensa que peligra la vida de la embarazada.
Unos terroristas deciden no explosionar una bomba porque piensan que
pueden causar daños a las personas.
Por el contrario, la conducta es involuntaria y no constituye desistimiento, en
los siguientes casos:
o Imposibilidad física de continuar porque terceras personas o la propia
víctima, impiden la consumación del delito: la policía detiene al delincuente
en el momento en que iba a sustraer el objeto, la víctima de una violación
retuerce los genitales al autor.
o Fracasa el plan del autor: la llave con la que se iba a abrir la caja fuerte se
rompe o los billetes falsificados salen mal.
o Abandono ante la presencia de la policía o de terceras personas.

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Derecho Penal II Tema 2: Iter criminis

o El autor abandona para obtener una situación más favorable: el violador


abandona porque la víctima le promete que yacerá con él voluntariamente.
Luego, no cumple su promesa.
4.3. Efectos del desistimiento
El efecto que produce el desistimiento es la impunidad de la tentativa
realizada. El artículo art. 16 afirma: “Quedará exento de pena... sin perjuicio de la
responsabilidad en que pudiera haber incurrido por los actos ejecutados, si éstos
fueren ya constitutivos de otro delito”.
Ahora bien, la impunidad de la tentativa desistida no siempre implica la
impunidad total del hecho. Hay supuestos en los que, pese al desistimiento, los actos
que ya se han realizados son constitutivos de otro delito. En este caso, no se
responde por la tentativa realizada, puesto que se ha desistido, pero sí se responde
por el delito que ya ha quedado consumado antes de desistir.
Ej.: Un sujeto que pretende matar a otro apuñalándole, clava su cuchillo dos
veces y antes de producirse la muerte, siente pena por la víctima y decide desistir. No
se castigará por una tentativa de homicidio, puesto que el autor ha desistido, pero sí
se castigará por un delito de lesiones consumadas.
En los casos de codelincuencia (coautoría y formas de participación) el art 16.3
regula los efectos del desistimiento. El art. 16.3 dispone: “Cuando en un hecho
intervengan varios sujetos, quedarán exentos de responsabilidad penal aquél o
aquéllos que desistan de la ejecución ya iniciada, e impidan o intenten impedir, seria,
firme y decididamente, la consumación, sin perjuicio de la responsabilidad en que
pudieran haber incurrido por los actos ejecutados, si éstos fueren ya constitutivos de
otro delito”. Por lo tanto:
a) La exención de pena sólo afecta al interviniente que ha desistido, la
conducta de los demás sujetos sigue siendo punible.
b) Se exige que el interviniente impida o intente impedir de modo serio, firme
y decidido la consumación del delito. Por ello, parece que se exige la realización de
un comportamiento activo (desistimiento activo), no basta con que abandone la
ejecución.
c) La impunidad del interviniente que desiste se refiere a la tentativa realizada.
Pero no tiene por qué ser una impunidad total. Si los actos ya realizados son
constitutivos de un delito distinto responderá por éste.

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