Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Por lo general los sistemas penales, no limitan el castigo a la realización completa de los tipos
penales, ósea a la producción efectiva del resultado lesivo o el desvalor de la norma, sino que
determinan como un hecho merecedor de pena también aquellas acciones dirigidas a tal fin
aunque no llegue a producirse ese resultado.
Así como también determinados actos preparatorios, que el legislador los ha elevado como
delitos en la parte especial del código penal, por la amenaza que estos representan a la
estabilidad social y a la protección de los bienes jurídicos.
Estos pueden ser definidos como los actos por los cuales el agente se provee de los medios
necesarios para la ejecución del acto delictual.
Sin embargo la generalidad, establece que por tratarse de actos, muchas veces aislados, cuya
prueba es difícil de realizar, al no siempre poder relacionar estos actos con la intención criminal
del agente, que siempre reposa en su mente, los actos preparatorios no son castigados por la ley
penal. (Salvo excepciones).
La tentativa.
La tentativa por su parte, es el acto que se manifiesta por un comienzo de ejecución y su efecto
ha dejado de producirse exclusivamente por circunstancias ajenas a la voluntad del autor.
Lo que nos deja dicho, que en nuestro ordenamiento jurídico, la tentativa de crimen, se castiga
siempre y la de delito, cuando así lo establezca el tipo penal.
El inter criminis: es una locución latina que significa camino al delito, es la serie de fases por
las cuales pasa el agente para cometer una infracción
Este camino al delito que va desde la idea delictiva hasta la consumación del delito, trayecto en
el que se pueden distinguir varios momentos que se ubican en dos fases:
La fase interna:
Que incluye la ideación, la deliberación y la preparación, fenómenos que sólo se dan en los
delitos cometidos dolosamente. Permanece esta etapa en el claustro de la mente y mientras no
haya manifestación alguna no hay relevancia para el Derecho Penal, atentos al
principio cogitationen poenam nemo patitur (los pensamientos no delinquen), pues debe tenerse
presente que el delito es, antes que nada, acción.
La idea criminal o tentación, esto es la concepción del hecho criminal que surge en la
mente;
La fase externa:
Tentativa: en este momento se requiere ya que la ejecución de los actos idóneos sean
inequívocamente tendientes a la producción de un delito, pero sin llegar a su
consumación por circunstancias propias o ajenas a la voluntad del agente, por lo que la
no realización del resultado delictivo es su condición y su esencia es la realización del
principio de ejecución del mismo
- Tentativa inacabada (delito intentado): se da cuando el agente suspende por propia
voluntad los actos de ejecución que consumarían el delito. Generalmente no es punible.
- Tentativa acabada (delito frustrado): cuando el sujeto activo realiza todos los actos
de ejecución tendientes a la producción del resultado antijurídico, pero por causas ajenas
a su voluntad éste no se lleva a cabo. Cuando interviene efectivamente una causa externa
para suspender la comisión del delito, se habla frustración propia, y cuando el
resultado no es posible aún con la ejecución de todos los actos idóneos, por una radical
imposibilidad (la ausencia del bien jurídico tutelado, v. gr.), se está ante el delito
imposible. Es, en todo caso, punible.
-Delito consumado: la acción ya ha reunido todos los elementos que integran el tipo
penal, se adecua perfectamente a él, violando la norma de cultura juridizada (delito
perfecto) y puede además de haber alcanzado esta objetividad jurídica, producir todos
los efectos dañosos consecuencia de la violación a los que tendía el agente y que ya no
puede impedir (delito perfecto agotado).
La finalidad del castigo de las fases anteriores a la consumación del delito, radica en una mayor
eficacia del fin preventivo que preside el derecho penal.
Elementos de la tentativa:
El Principio de Lesividad.
La general impunidad de los actos preparatorios da lugar a la necesidad establecer un criterio que
permita diferenciar el comienzo de la tentativa de los actos preparatorios, pues viene a trazar la
línea de separación entre la impunidad y la relevancia penal. Como acabamos de ver, el CP
dominicano acoge la fórmula del “comienzo de la ejecución”, proveniente del Código Penal
francés de 1810 y de carácter eminentemente objetivo.
Ese carácter objetivo se traduce en el presupuesto básico de que sólo los hechos exteriores ya
subsumibles en la descripción típica del delito respectivo, y no la fase preparatoria de ideación y
deliberación del delito, pero tampoco la fase externa de preparación previa a la conducta típica,
puede considerarse como un comportamiento relevante para el derecho penal. En este sentido,
por tal noción debe entenderse, en el sentido formal que impone el principio de legalidad penal,
el comienzo de ejecución del tipo penal correspondiente. Ello implica que para establecer el tipo
legal de la tentativa será preciso siempre contar con la respectiva descripción típica del crimen o
delito en cuestión. Así, por ejemplo, la tentativa de homicidio consistirá en comenzar la
ejecución de actos que ya pueden subsumirse bajo la conducta descrita como “matar a otro” (art.
295 CP). De este modo, actos como comprar el arma, acechar a la víctima o apostarse en el lugar
desde el que horas después se disparará no constituyen un comienzo de ejecución del homicidio,
pues no pueden definirse como “comenzar a matar”. Dicha fórmula, y su vinculación al principio
del hecho y al principio de legalidad, responde a una determinada fundamentación ideológica,
inspirada en los postulados del liberalismo político y la separación entre derecho y moral.
La tentativa requiere un dolo del agente dirigido a la producción del resultado, en el sentido de
que el autor o bien ha de realizar los actos de ejecución con la intención de producir el resultado
típico (dolo intencional), o bien, al menos, debe asumir que la realización de dichos actos dará
lugar a la consumación del delito (dolo eventual). Ello implica que no cabe la existencia de una
tentativa imprudente.
Por lo demás, a pesar de que el art. 2 del CP dominicano describa la tentativa punible
refiriéndose al “propósito” del autor, tal noción debe interpretarse en sentido amplio y no
identificarse con la intención que caracteriza al dolo intencional.
El desistimiento voluntario.
La tentativa de delito aparece regulada en los artículos 2 y 3 del CP dominicano en los siguientes
términos:
Art. 2: “Toda tentativa de crimen podrá ser considerada como el mismo crimen, cuando se
manifieste como un principio de ejecución, o cuando el culpable, a pesar de haber hecho cuanto
estaba de su parte para consumarlo, no logra su propósito por causas independientes de su
voluntad, quedando estas circunstancias sujetas a la apreciación de los jueces”.
Art. 3: “Las tentativas de delito no se reputan delitos, sino en los casos en que una disposición
especial así lo determine”.
d) Se regula la figura del desistimiento, como los supuestos en los que, a sensu contrario del de la
descripción típica, el resultado no se produce por causas dependientes de la voluntad del agente.
e) Por último, se incluye también una mención a las facultades discrecionales de los jueces de las
circunstancias que configuran la tentativa, inclusión que, a mi juicio, posee carácter puramente
retórico.