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FORO Y DEBATE

DISEÑO CURRICULAR EN LA EDUCACIÓN INFANTIL.

EL diseño curricular en la educación infantil se puede considerar una expresión racional y


organizada de los elementos que integran el proceso educativo en la primera infancia, del
mismo modo es considerado como el conjunto de criterios, planes, metodologías o procesos
que contribuyen a la formación integral y a la construcción de la identidad cultural,
nacional, regional y local garantizando la continuidad y el cumplimiento de las finalidades
del sistema educativo en la primera infancia. Asimismo, ayudando al desarrollo integral de
la persona y fomentar habilidades para relacionarse con en el entorno; lográndose con el
apoyo de agentes educativos ya que se actúa sobre sujetos y poblaciones evaluando y
juzgando el propio diseño curricular en el cual se esta trabajando.

El diseño curricular pretende ser una alternativa abierta, única y globalizada capaz de
generar proyectos pedagógicos flexibles adecuados para cada escuela e individuo
ajustándose a la compresión de los educadores y padre. Los cuales juega un papel
fundamental en realizar lo establecido por el diseño curricular teniendo en cuenta una
perspectiva orientadora para así responder a las exigencias de los infantes en las primeras
etapas dado la importancia para el desarrollo cognitivo, psicomotor y socioafectivo.
Debemos analizar que en cualquier momento estos planteamientos, proceso y estrategias
pueden quedar obsoleto en meses o un año ya que los diferentes cambios sociales, político,
económicos entre otros son del diario vivir. Por ello el avance o la renovación es una
exigencia vital.

Moreno, M. (2014). Currículo en educación infantil y diversidad: un tema pendiente.


Universidad pedagógica experimental libertador. Vol. 29. Núm. 2. Pp. 113-135. Obtenido
de https://www.redalyc.org/pdf/658/65848281006.pdf
Pero como antes decía, lo que está bien hoy puede quedar obsoleto en un año o en tres meses,
dada la celeridad de los cambios sociales en la actualidad. La estabilidad es imposible en toda obra
humana y, por ello, el avance es una exigencia vital.

Según Rodríguez Pascual (2007) la infancia puede ser considerada un producto social que guarda
estrecha afinidad con el contexto social con que se produce. Es así como se señala que en los
últimos treinta años ha habido una revolución en nuestra comprensión científica de bebés y niños
pequeños: pensábamos que eran irracionales, egocéntricos y amorales y sobre su pensamiento y
su experiencia se creía que eran concretos, inmediatos y limitados. Se ha descubierto que los
bebés no solo aprenden más, sino que imaginan más, se preocupan y experimentan más de lo que
nunca habíamos creído posible y son más inteligentes, imaginativos, afectuosos e, incluso,
conscientes que los adultos (Gopnik, 2010, p. 19). Esta aseveración deja explícito todo el potencial
que tienen los niños en sus primeros años de vida, y el cambio que se ha tenido en dicha
concepción. Asimismo, Lipman (citado por Carmona, 2006) plantea un concepto potente de niños
y niñas, señalando que:

Obtención

El currículum de Educación Infantil es concebido, en esta obra, como la expresión racional y


organizada de los elementos que integran el proceso educativo en este nivel. En este sentido, se
trata de garantizar la consecución y cumplimiento de las finalidades de este sector del sistema
educativo dedicado a la primera etapa infantil.
Estas finalidades responden a dos dimensiones básicas:
• La dimensión individual: atención al desarrollo integral de la persona, en tanto que constituye
una unidad que actúa de forma global e integrada.
• La dimensión social: cobertura y cumplimiento, en términos de respuestas, de las aspiraciones
consideradas valiosas en una comunidad. El diseño del currículum se realiza tradicionalmente en
función de los objetivos (concreciones de las finalidades) que, a su vez, rigen los criterios de
selección de los contenidos. Ambos (objetivos y contenidos) justifican unas actividades ajustadas a
la normativa técnico-pedagógica que inspira el propio desarrollo curricular, puesto en práctica a
través de unos agentes educativos, que actúan sobre sujetos y poblaciones. Unos requisitos de
evaluación, por último, permitirán juzgar tanto el proceso como el resultado y aun el propio
diseño curricular.
El diseño curricular pretende ser una alternativa abierta única y globalizada capaz de generar
proyectos pedagógicos flexibles adecuados para cada escuela e individuo ajustándose a la
compresión de los educadores y padres que son quienes tienen que concretarlo y desde su
perspectiva orientarlo para responder a las exigencias del niño y la niña porque están dirigido
fundamentalmente para satisfacer las necesidades del niño en estas primeras etapas que son
fundamentales para el desarrollo cognitivo, psicomotor y sociafectivo.

El diseño práctico del currículum que ofrecemos pretende ser una alternativa abierta,
globalizadora y unitaria, capaz de generar proyectos pedagógicos diferenciados, flexibles y
apropiados a cada escuela y a cada sujeto. En este sentido hemos pretendido huir de parcialismos,
formulaciones genéricas, interpretaciones artificiosas..., lo mismo que de esquematismos o
superficialismos. Por esta razón el diseño curricular adopta en esta obra, quizá, formas menos
usuales y poco manejadas en el lenguaje y en la práctica más corrientes, pero creemos que
ajustadas a la comprensión de los profesores, educadores y padres, que son quienes tienen que
concretarlo. Pretende ser, desde esta perspectiva, eminentemente orientativo. De otro lado, está
concebido para responder a las exigencias del sujeto, el niño y la niña del Segundo Ciclo de
Educación Infantil, y considerando a este nivel educativo con entidad en sí mismo. Está dirigido,
pues, fundamentalmente a satisfacer las necesidades del niño, en un período evolutivo y de
desarrollo específico, en nuestro tiempo y en nuestro marco cultural. Creemos que respondiendo
a este planteamiento se cubre además la secundaria función preparatoria respecto de la
Educación Primaria, pero fundamental y esencialmente nos instalamos en el ámbito de la
Educación Infantil, para responder a las exigencias que tal realidad tiene planteadas.

Pero como antes decía, lo que está bien hoy puede quedar obsoleto en un año o en tres meses,
dada la celeridad de los cambios sociales en la actualidad. La estabilidad es imposible en toda obra
humana y, por ello, el avance es una exigencia vital.

Según Rodríguez Pascual (2007) la infancia puede ser considerada un producto social que guarda
estrecha afinidad con el contexto social con que se produce. Es así como se señala que en los
últimos treinta años ha habido una revolución en nuestra comprensión científica de bebés y niños
pequeños: pensábamos que eran irracionales, egocéntricos y amorales y sobre su pensamiento y
su experiencia se creía que eran concretos, inmediatos y limitados. Se ha descubierto que los
bebés no solo aprenden más, sino que imaginan más, se preocupan y experimentan más de lo que
nunca habíamos creído posible y son más inteligentes, imaginativos, afectuosos e, incluso,
conscientes que los adultos (Gopnik, 2010, p. 19). Esta aseveración deja explícito todo el potencial
que tienen los niños en sus primeros años de vida, y el cambio que se ha tenido en dicha
concepción. Asimismo, Lipman (citado por Carmona, 2006) plantea un concepto potente de niños
y niñas, señalando que:

El mismo autor propone “los diez aspectos claves de una educación infantil de calidad”, los que a
su juicio deberían de estar presentes en cualquier propuesta o modelo de Educación Infantil y
entre ellos señala la diferenciación de actividades para abordar todas las dimensiones del
desarrollo y todas las capacidades. Fundamenta lo expresado señalando que el crecimiento infantil
es un proceso global e interconectado, no se produce de manera homogénea, ni automática. Así
hoy en día los educadores no debieran de basarse en lo que hacen los niños o niñas a
determinadas edades como se decía años atrás, ya que se ha demostrado cómo cada persona es
diferente de acuerdo a sus experiencias de vida y oportunidades de aprendizaje. Por eso es
necesario intervenir con procesos que vayan progresando de modo equilibrado.

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