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T EORÍAS
T EORÍAS
El sistema causalista y el sistema finalista son las dos corrientes que han
predominado desde fines del siglo XIX hasta la actualidad. No es por demás
mencionar que el pertenecer a una o a otra, presupone la aceptación de ciertas
premisas fundamentales para cada corriente.
El sistema jurídico penal causalista tiene sus orígenes en Franz Von Listz el
cual se concibe la “acción” como el fenómeno causal natural en el delito. Listz
recoge ideas de las Escuelas Clásicas y Positivista; se avoca al estudio del Código
Penal Alemán de 1871, a partir de la definición del mismo Código para el delito
que es la acción sancionada por las leyes penales; realiza un estudio sistemático
del derecho penal y del delito, partiendo de una base naturalística, causalista, que
es el acto o acción humana.
La teoría finalista afirma que el legislador al crear tipos penales debe estar
sujeto a las estructuras permanentes de la teoría del delito y no violentar las
estructuras para evitar caer en contradicciones. De tal modo que el legislador debe
partir de los conceptos de acción, antijuricidad y culpabilidad, como estructuras
fundamentales, que servirán para preservar los derechos fundamentales del
hombre, es decir que su actividad creadora no debe ser autónoma, si no sujetarse
a los principios de la teoría del delito.
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Los juristas que se agrupan en torno del sistema causalista, aceptan que el
primer elemento del delito lo constituye una acción u omisión causal, que se
concreta en un movimiento, o ausencia de movimiento, corporal voluntario; que el
examen del proceso psicológico que determinó esa acción u omisión, es decir, del
dolo o la culpa, no pertenecen al estudio de la fase objetiva del delito, sino a la
subjetiva, o sea de la culpabilidad.
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En forma muy esquemática podríamos decir que en el sistema causalista el
método determina el estudio del objeto; en el sistema finalista el estudio del objeto
determina el método.
Los conceptos de acción u omisión son puntos de partida para la teoría del
delito. El sistema causalista, como ya habíamos mencionado, concibe a la acción
de un modo naturalístico, como relación "causa" a "efecto". La acción es un
proceso causal, un movimiento corporal que produce un cambio en el mundo
exterior, en donde no interesa analizar aspectos internos, sino externos; se pone
énfasis en el resultado, mas que en la acción misma; debe constatarse la causa, y
el nexo entre ésta y el resultado. La acción debe ser voluntaria, para diferenciarla
de la acción de carácter físico-natural, sin embargo, el estudio de esa
voluntariedad se reduce a establecer que el movimiento corporal, efectuado por la
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persona, fue voluntario, el estudio del fin o sentido de la acción que se persigue
con esa inervación muscular pertenece a la culpabilidad.
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El sistema causal fija más su atención al resultado que produce la acción; el
finalismo es la dirección de la acción. La acción al señalarla el legislador en el tipo
con verbo que la describa, precisa cuál es la acción que es regulada por la Ley.
Ahora bien en ella queda explícita la conducta necesaria para la consecución del
fin, de ésta manera el dolo en el sistema finalista va a quedar contenido como
elemento de la acción típica y no de la culpabilidad, como en el sistema causalista
por ejemplo, al señalar la Ley “comete el delito de homicidio el que prive de la vida
al otro”. El verbo "priva" exige que la acción tenga la finalidad de matar, es
pertinente aclarar que autores causalista tan afanados como Mecer al referirse a la
teoría del hacer activo “acción” señala que éste se integra por una acto de
voluntas que “es un suceso psicológico el que esta dominado por una relación
finalista”. Sin embargo esta relación finalista la limita Mezger a la voluntariedad
del movimiento corporal, su valoración la remite a la culpabilidad, dejando a la
tipicidad y antijuricidad, la valoración del aspecto puramente causal del
comportamiento humano. Esta argumentación no la aceptan los finalistas, pues
para ellos cuando el legislador “describe una conducta es un tipo penal, por
ejemplo el que matare a otro, no describe un simple proceso causal, también un
rayo puede causar la muerte de otra persona sino un proceso causal es a la
medida que se deriva de la realización de una acción final humana.”
A) La Omisión
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El sistema causalista circunscribe la omisión a relaciones causales, sigue
siendo un proceso causal ciego, ya que la finalidad del sujeto omitente, se
examina a nivel de la culpabilidad, sea dolo o culpa.
B) Nexo Causal
A) Dolo
C) Tipo de Culpa
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III (b) Causas de Atipicidad en la Teoría Causalista y Finalista
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resultado típico, la ley no prohíbe el resultado, es decir, la muerte, sino la acción
dolosa que produce la muerte de una persona. La norma conmina a la realización
de esa acción dolosa, el resultado muerte sólo tiene sentido como consecuencia
de esa acción dolosa. La acción dolosa o culposa al ejecutarse va a ser
desvalorada como injusta, y como injusto personal.
A) La imputabilidad
B) Conciencia de antijuridicidad
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típico y antijurídico. El derecho exige comportamientos sujetos a patrones
objetivos, aplicables al caso individual, así como el derecho está en su papel de
exigir, dentro de parámetros normales que el sujeto se comporta de tal modo que
no viole la ley penal.
Conclusiones
La teoría del delito debe ir de la mano con la Ley, debe de nutrirla, debe abrir
puertas que permitan hacer válido el fin del derecho, la protección de la
convivencia del ser humano en la comunidad, empleando para ello del principal
medio que caracteriza al derecho penal… la pena, la que deberá aplicarse a quien
adecue su comportamiento exactamente al tipo previsto en la ley, en forma
antijurídica y culpable.
La ley debe plasmar los conceptos que permitan resolver de la mejor manera
posible las causas concretas que la delincuencia plantea a los tribunales, pero en
búsqueda de las mejores definiciones que garanticen los derechos de los
individuos y de la sociedad.
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