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La modernidad líquida

Elaborado por Valentina Peña

En cuanto a la crítica, estoy totalmente de acuerdo con el autor cuando señala que hoy en
día hemos pasado de una modernidad sólida a una líquida. De optar en su momento por
lo duradero, hoy lo que interesa es lo rápido y efímero, algo totalmente diferente. Así, tal
como señala Zygmunt Bauman, uno de los principales retos de esta sociedad actualmente
es “la disolución del sentido de pertenencia social del ser humano para dar paso a una
marcada individualidad”; en consecuencia, ahora la sociedad es el conjunto de
individualidades y no la suma de estas.

Igualmente, considero que uno de los valores de la sociedad líquida es su maleabilidad


siendo escurridiza y capaz de fluir en un capitalismo liviano. Asimismo, se destaca la
independencia que adquiere el individuo la cual puede ser positiva o, por el contrario,
bastante compleja ya que puede traer consecuencias a las que no estamos
acostumbrados. Finalmente, otro valor es que el hombre deja al lado la sensación de
satisfacción y bienestar derivados de la industrialización posterior a la segunda guerra
mundial para buscar la libertad, algo que no solo le posibilita su emancipación sino
también despreocuparse de lo que sucede alrededor.

Ahora bien, la sociedad líquida también tiene el reto de ser una sociedad consumista
donde cada vez se busca más satisfacción y más rápido. Un claro ejemplo son las modas,
según las cuales lo que hoy es importante, mañana ya no lo es y nos sentimos obligados a
estar y estar comprando. Así, si bien hay unas necesidades básicas que serán cubiertas en
el mayor de las casos, no todos tienen la oportunidad de obtener más.

Para terminar, entre los aportes de la modernidad líquida de Bauman se destaca la


clasificación de espacios en el ámbito de la convivencia humana. Los émicos son para la
exclusión, los fágicos para la inclusión masificada del consumo, los no-lugares como
espacios despojados de expresiones simbólicas de identidad y los espacios vacíos que son
los que siempre han estado ahí pero no existen en nuestro mapa mental. Hoy en día la
humanidad se desenvuelve en ellos y se produce la exclusión.

De esta forma, la teoría aporta a la bioética a la reflexión en pro de la construcción que


resalte lo humano es el diagnóstico según el cual el hombre se siento más seguro estando
solo que en sociedad, perdiendo sus habilidades de convivencia. Asimismo, deja ver cómo
se ha transformado el trabajo en algo que se hace por el interés propio y no como un bien
común, algo que desde la bioética debe ser trabajado para no olvidar esa dimensión social
del ser y que lo único que prima no es mi interés, sino también cómo afecto a los demás
con mis actos.

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