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MOD.

Vicios propios del acto jurídico

Además de la “voluntad viciada”, estudiada en módulos anteriores, hay


situaciones donde se puede considerar la existencia de declaraciones de
voluntad que, pese a encontrarse correctamente formadas, se transmiten o
declaran de forma tal que el resultado final provoca una notoria discrepancia
entre la voluntad propiamente dicha y la declaración. En estos vicios o
defectos no existe merma de voluntariedad, sino de la buena fe de su autor.

Los vicios de los actos jurídicos son: lesión (art. 332), simulación (art. 333) y
fraude (art. 338).

Simulación: Ejercicio de la acción de simulación por terceros. Prueba de


la simulación.

Al estudiar este tema debe prestar especial atención a la opinión de la doctrina


y la jurisprudencia, pues los jueces requieren de manera prácticamente
invariable los mismos medios de prueba en todos los casos en que un tercero
perjudicado intenta dejar sin efecto el acto jurídico celebrado. El tercero no ha
tenido participación en el acto, no está a su alcance presentar prueba directa,
sino que sólo podrá basarse en indicios, presunciones, que lógicamente
deberán ser importantes, unidas por una conducción lógica, y que a partir de la
existencia de una “causa simulandi” apoyen el razonamiento para llevar al
juzgador al convencimiento de que el vicio está presente en el acto.

Recuerde usted que el principio general es que los actos se celebran de buena
fe y que las partes los realizan para ser cumplidos; entonces, hacer lugar a la
anulación del acto es establecer una excepción al principio general, y por ello
de interpretación rigurosa. Los jueces actúan de ese modo y, por lo tanto, la
prueba debe llevar a la convicción de que realmente las partes actuaron de
mala fe.

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