Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Universidad de Salamanca
0
Índice
1. Los orígenes del ajedrez .................................................................. 2
6. La evolución del ajedrez desde Lucena hasta nuestros días .................... 17
1
Capítulo 1. Los orígenes del ajedrez
Capítulo 1
La teoría más ampliamente aceptada entre los estudiosos de la historia del ajedrez sostiene
que el origen del ajedrez está en un juego indio llamado chaturanga, que se desarrollaba en
un tablero de 64 cuadrículas sin colorear llamado ashtapada, en el que se colocaban dos
ejércitos, tratando cada uno de ellos de vencer al rey adversario. Cada uno de los bandos
estaría compuesto por diferentes figuras que representarían las cuatro unidades que
componían el ejército indio: carros, elefantes, caballería e infantería (lo que equivaldrían en
el ajedrez actual a torres, alfiles, caballos y peones). De ahí su nombre, chaturanga, que en
sanscrito significa cuatro miembros (chatur= cuatro anga= miembros). El conjunto se
completaría con un rey y un consejero.
El juego del chaturanga indio fue asimilado por los persas, al que introdujeron ciertas
modificaciones y denominaron chatrang. Los textos más antiguos encontrados hasta la
fecha en los que se menciona de manera explícita el ajedrez son persas y están datados en
el siglo VI.
A mediados del siglo VII Persia fue conquistada los árabes. La desaparición del imperio persa
no supuso el punto y final del chatrang, sino todo lo contrario, ya que fue bajo la influencia,
cuando el chatrang, que tras la adaptación fonética al árabe pasó a denominarse shatranj,
alcanzó su máximo apogeo expandiéndose por todo el vasto territorio del califato omeya.
Fue el siglo IX cuando el shatranj alcanzó el continente europeo, a través de Córdoba,
durante el reinado del emir Abderramán II. En Europa, durante aproximadamente tres
siglos, las reglas del ajedrez se mantuvieron inalteradas. Pero con el tiempo comenzaron a
introducirse cambios en las reglas con el objetivo de imprimir un mayor dinamismo al juego
hasta desembocar en la gran reforma del siglo XV. Estas nuevas reglas, fruto de la gran
reforma, aparecen por primera vez recogidas y compiladas en el libro de Lucena. Lucena era
estudiante de la Universidad de Salamanca y publicó su libro en esta ciudad en el año 1497.
Tras los cambios introducidos en el siglo XV el ajedrez adquiere un formato muy parecido al
que conocemos hoy en día sufriendo en los siglos venideros solamente unos ligeros ajustes
que básicamente se basaban en la promoción del peón, la valoración del rey ahogado y el
enroque.
C
Capítulo 2
Las figu
uras eran:
Movimien
nto del alfil en ép
poca árabe
La partida terminaaría en tabllas o empate: Capturaando ambos bandos to odas las pie
ezas del
rival, mediante
m jaaque continnuo o por insuficienciia de mateerial para p
poder conseguir la
victoria.
Tal y co
omo nos indican los manuscritos
m s que se co
onservan en
n época áraabe el ajedrrez tuvo
nivel dee desarrolloo tanto a nivvel organizaativo como aa nivel teórico.
En estoos manuscriitos se aborrdaban difeerentes aspectos del ju uego: probllemas (‘mansubat),
aperturras (‘tabiyatt’) y recomeendaciones estratégicaas y tácticass junto a unna lista de cconsejos
práctico
os. Los prinncipales maaestros de ajedrez
a de época árab
be fueron: Al Adli, Al Razi, Al
Maward di, Al Suli ‐p
probablemeente el mejor jugador de la épocaa árabe‐, y Al Laylay, d discípulo
de Al Su
uli.
3. El ajedrez en la Europa medieval
Capítulo 3
Debido a la limitada movilidad que las figuras tenían en el ajedrez árabe y, en consecuencia,
su escasa capacidad táctica, el desarrollo y desenlace de las partidas se alargaba en exceso
de manera que en la Europa Medieval se fueron introduciendo modificaciones que
permitieran dinamizar el juego, tal y como nos indican los documentos de la época. De
entre los escasos documentos medievales que abordan el juego del ajedrez destaca el libro
del rey Alfonso X, Acedrex, dados e tablas. El códice alfonsino está escrito siguiendo los
patrones de los manuscritos árabes, es decir, en una primera parte aborda el origen del
juego y su historia; a continuación, describe el tablero y las figuras haciendo una alegoría de
estas con la vida real, que justifica la colocación que ocupan en el tablero y el papel que
desempeñan en la partida para, seguidamente, proceder a explicar el movimiento y captura
de cada una de ellas y exponer el resto de reglas del juego. El libro termina con una hermosa
colección de problemas. La colección de problemas, al igual que sucede en los manuscritos
árabes, es la parte más sobresaliente del códice. Contiene una compilación de 103 que van
acompañados de una bonita miniatura.
Libro de Alfonso X –año 1283‐
En las diferentes miniaturas los cuadros del tablero aparecen por primera vez pintados de
blanco y negro. La introducción del color en el tablero, además de facilitar la visualización de
los movimientos, hizo que en un plano estético el ajedrez resultara mucho más atractivo. La
inclusión del color también, de algún modo, obligaría a definir cuál debía ser la colocación
inicial del tablero. A este respecto debemos comentar que, si bien no se hace ninguna
mención en las reglas sobre la colocación que debe tener el tablero, en todos los diagramas
del libro el tablero aparece colocado de tal manera que la casilla de la esquina derecha es de
color blanco, tal y como es norma hoy en día. En el códice alfonsino tampoco se hace
mención sobre qué casilla central deben ocupar el rey y el alferza (figura que con la reforma
del siglo XV se transformará en la actual dama) al comenzar la partida. Acerca de esto sí
habla un coetáneo suyo, el dominico lombardo Jacobo de Cessolis, en su libro
LudusScachorum, indica que el rey debe ocupar la casilla contraria a su color tal y como está
reglamentado en la actualidad. “Rexater in albo, servatreginacolorem”. Vale decir: El rey
negro en (cuadro) blanco, la reina mantiene color. En esa época las figuras del ajedrez
empiezan a tener un diseño parecido al que conocemos hoy en día.
Mooc Ajedrez: más allá del juego. La historia del ajedrez. 10
4. El ajedrez en el Renacimiento
Capítulo 4
El siglo XV en el clima de cambios y de transformación que sufrió la sociedad de esa época,
el juego del ajedrez tampoco escapa de ese proceso de modernidad y de ruptura con el
pasado sufriendo sus reglas una gran modificación. Los cambios de las reglas del ajedrez que
se empezaron a perfilar unos siglos atrás desembocaron en la gran reforma del juego,
reforma que significó el abandono de las reglas viejas y la aceptación de unas nuevas que lo
dinamizaron e hicieron mucho más atractivo. Las modificaciones establecidas en la nueva
manera de jugar fueron: — La posibilidad de mover sin limitaciones dos pasos el peón cada
vez que este efectuara su primer movimiento (recuérdese que, si bien esta posibilidad ya
aparecía en las reglas descritas en el códice alfonsino, estaba limitada a que en la partida
aún no se hubiera producido ninguna captura). — La dotación de una mayor movilidad del
alfil. — Destaca especialmente la sustitución del firzán o alferza (pieza de escasa movilidad)
por la poderosa dama, motivo por el que Lucena llamó en su libro al nuevo ajedrez como
“de la dama”. El proceso de sustitución del viejo ajedrez por el nuevo fue muy veloz
condenando a este a una rápida desaparición.
Arte de ajedrez con 150 juegos de partido
Mooc Ajedrez: más allá del juego. La historia del ajedrez. 12
5. El incunable de Lucena
Capítulo 5
En Salamanca se compilan las nuevas reglas del ajedrez: el libro de Lucena, El proceso de
compilación fue bastante rápido y a finales del siglo XV (1497 parece la fecha más probable)
se edita el primer tratado de ajedrez moderno. Se trata de un incunable, uno de esos
primeros libros producidos con la recién inventada imprenta, y fue publicado en el lugar que
en aquel momento comenzaba a ser el principal centro del conocimiento del reino,
Salamanca, con su esplendorosa Universidad. El autor fue, precisamente, tal y como él
mismo se encarga de señalarnos, un estudiante de dicha Universidad, hijo del protonotario
y embajador de los Reyes Católicos Juan Ramírez de Lucena. Dedicó el libro al malhadado
infante Don Juan, quien fallecería en esa misma ciudad en octubre de 1497. Por este
motivo, se puede suponer que el libro debió ser publicado ese año o puede que un año
antes. El libro de Lucena, intitulado Arte de ajedrez con ciento cincuenta juegos de partido
es de suma importancia en la historia del ajedrez. Se trata de un libro de transición entre el
ajedrez antiguo (que Lucena denominará “del viejo”) y el moderno (que Lucena denominará
“de la dama”), en el que Lucena nos explica la diferencia entre ambas reglas: “...el juego que
ahora jugamos que se dice de la dama y el viejo que antes se usaba”.
El libro de Lucena lo podemos dividir los siguientes bloques temáticos:
1. Presentación
2. Exposición de las reglas del juego
3. Consejos y recomendaciones
4. Estudio de las aperturas
5. 150 juegos de partido (problemas)
El apartado en el que expone las reglas del juego, debido a su trascendencia histórica, se
puede considerar como la parte más importante del libro. Lucena nos presenta aquí las
reglas que, con ligeros ajustes introducidos en los siglos venideros, serán las reglas en las
que se basará el ajedrez de hoy en día, y que supondrán un punto de ruptura con el ajedrez
antiguo. Recordaremos de nuevo que los cambios principales fueron: la posibilidad de
mover dos pasos el peón al efectuar este su primer movimiento; ampliar de manera
significativa la capacidad de movimiento del alfil; y, el cambio más importante, la sustitución
del alferza por una pieza de gran movilidad, la dama, que se convertirá en la figura de mayor
potencial en el ajedrez, sustituyendo así a la torre, que era la pieza con mayor capacidad de
movimiento en el ajedrez viejo.
Mooc Ajedrez: más allá del juego. La historia del ajedrez. 16
6. La evolución del ajedrez desde Lucena
hasta nuestros días
Capítulo 6
Tal y como comenté al principio de este módulo hubo una serie de puntos de la normativa
del juego en los que los aficionados al ajedrez no acabaron de ponerse de acuerdo, de
manera que tardaron siglos en poder unificarse todas las reglas. Estos puntos fueron: La
captura al paso, la promoción del peón, la valoración del rey ahogado y el enroque, así que
en cada país o región existían reglas distintas y tardaron siglos en unificarse los diferentes
criterios que existían sobre los mencionados puntos.
Sin ahondar en detalles, y como botón de muestra, veamos qué decía el español Ruy López
considerado el mejor jugador de la época, así como un importante tratadista en su obra
“Libro de la invención liberal y arte del juego del ajedrez” publicado en Alcalá de Henares,
1561: “Así que de aquí conviene advertir que en este juego hay tres partes, semejantes a
tres casos de la guerra, conviene a saber, mate, que representa muerte o prisión del rey.
Otra, rompimiento y destrozo del campo, lo qual se llama robado. Otra, mate ahogado, que
es, como dicho tengo, encerramiento del rey, donde no se puede salir, ni ser socorrido. Y
porque con la muerte o prisión de rey, el contrario queda más señor de sus tierras, así con
este se gana el precio doblado, como se usa en Castilla y Portugal cuando se roba, por tener
el contrario su persona libre, para —como si dijésemos— poder bolver a rehacerse contra
su enemigo, se pierde la mitad del precio, y no tendría demostración, que, aunque la
persona del rey quedó libre, quedó con gravísima pérdida. Quando se ahoga por parescer,
que en tanto que está bivo, aunque esté en gran estrechura, hay lugar de venir a concierto,
no se pierde más de la mitad. Y, por tanto, este juego se juega en España mejor que en otras
partes, por observarse mejor las propiedades de la milicia, en cuya semejanza está
compuesto este juego. Porque en Italia del robado y del mate ahogado no se gana cosa, no
teniendo consideración con lo dicho.” En este fragmento Ruy López nos confirma que a
diferencia de lo que sucedía en España en otros países el rey ahogado tenía la consideración
de empate y que el rey robado –dejar al rey adversario sólo tras haber capturado las demás
piezas‐ tampoco suponía victoria. Esta diferencia de criterio entre regiones persistió durante
bastante tiempo, imponiéndose finalmente la posición de que el rey ahogado es tablas,
mientras que el rey robado carece de consideración.