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Conocimiento como regulación y conocimiento como emancipación

Hablar de pedagogía social es entender la importancia de la educación desde la


transformación optimista de contextos donde actualmente se encuentran en una
desigualdad social, afectados por un sistema capitalista que se centra en la
productividad de los sujetos más allá de su desarrollo desde una mirada ecologista que
parte de la interacción entre el individuo y su ambiente como plantea Bonferbrenner en
el libro “ecología del desarrollo humano” y su teoría de los sistemas.
Boaventura de Sousa Santos, plantea una postura y apuesta por construir conocimientos
a partir de la emancipación social y con las luchas contrahegemónicas y por tanto
considera que la pedagogía social desde la emancipación es relevante para entender los
conflictos sociales como un proceso de formación humana presente en toda sociedad.
Por tanto, su apuesta de la educación se fundamenta en “la posibilidad de alternativas
concretas que se contraponen a las lecturas y posturas hegemónicas, conservadoras y
autoritarias que reducen el sujeto de la educación a un mero aprendiz de letras y
números, a un sujeto genérico y universal sin género, sin raza, sin clase, sin sexualidad”.
En consecuencia, de Souza Santos invita a ir más allá y “descolonizar el sistema
educativo desde la educación básica hasta la enseñanza superior, superando
monoculturas y produciendo ecologías y comprendiendo que las luchas
contrahegemónicas por la educación se dan en diferentes escalas: local, nacional y
transnacional.”
Así, esta nueva manera de investigación permite, desde el contexto pedagógico, al
docente y al estudiante como una vivencia que transforma sus relaciones de interacción,
donde la prioridad es la “producción del conocimiento a partir del diálogo con quienes
construyen la realidad, que se entiende como propia de los sujetos que participan de la
construcción del conocimiento social”, lo cual permite pensar en una pedagogía
emancipadora que Maximiliano de Gallo la concibe como “promover una formación en
y para el trabajo liberador y rechazar toda educación subordinada a los puros intereses
empresariales cuyo fin principal es la ganancia. No es suficiente con cambiar las
prácticas centrando el ejercicio pedagógico en el niño, o en el cambio de actividades; es
necesario generar otro tipo de procesos que intervengan y transformen esas condiciones
de opresión, por eso la pedagogía emancipadora, sería entendida como una pedagogía
ética/política” y en ese orden pedagogía social.
De Souza Santos se refiere al conocimiento diverso y ancestral de Latinoamérica con el
termino de "epistemología", Latinoamérica es un territorio lleno de sincretismos y
cosmogonías únicas así haciendo esta inferencia, alrededor de la pedagogía social, es
necesario abordar un concepto en cuestión para definir el verdadero valor de su
desarrollo, y es que ésta, no puede ser abordada desde una teoría homogenizante o
unitaria, la cual, en muchas ocasiones fue formulada por la Modernidad y el centro de
construcción critica de Occidente. Su labor debe estar direccionada por los fenómenos
teóricos latinoamericanos actuales, caso de la Heterogeneidad, la Transculturación y la
Hibridez que son conceptos que dan cuenta de la realización de un estudio netamente
interdisciplinario que va más allá de la consolidación de una sola perspectiva para la
pedagogía, abre el camino hacia el manejo de lo múltiple, de lo biodiverso y, al tiempo,
de lo denominado como multicultural.

De lo anterior, Boaventura resalta su formulación teórica en dos formas de


conocimiento incorporadas en “el paradigma de la modernidad, a saber, conocimiento-
regulación y conocimiento-emancipación, que se construyen en una tensión dialéctica”
Así podemos observar que es una reivindicación del conocimiento-emancipación toda
vez que se recupera y legitimiza otras formas del saber produciendo otras ciencias
sociales, claramente sin olvidar, sin renunciar el conocimiento producido desde los
centros de poder ese conocimiento-regulación que desde la postura de Boaventura y las
epistemologías del sur no solo “regula conceptos, sino también valores, practicas,
culturas y cuerpos. El conocimiento-emancipación va más allá, liberando a los sujetos y
afirmándolos en la totalidad de su formación humana”
El conocimiento científico occidental tiene su propuesta en una relación sujeto-objeto,
que determina como objeto de estudio al ser latinoamericano, visto desde una
perspectiva caótica y salvaje y no como el sujeto que holísticamente posee una
epistemología basada en el contexto heterogéneo dado por sus condiciones diatopicas,
de ahí que el paradigma occidental responde a este variable, un punto A designado
como ignorancia y un punto B designado como saber.
De ahí que Boaventura mencione que “el paradigma de la modernidad permite dos
maneras principales de conocimientos: el conocimiento-como-regulación y el
conocimiento-como-emancipación. El conocimiento-como-regulación consiste en una
trayectoria entre un punto de ignorancia designado por el caos y un punto de
conocimiento designado por el orden. El conocimiento-como-emancipación, consiste en
una trayectoria entre un punto de ignorancia llamado “colonialismo” y un punto de
conocimiento llamado “solidaridad”.
“Esta hegemonía del conocimiento-como-regulación permitió a este recodificar en sus
propios términos el conocimiento como-emancipación. Así, el que era saber en esta
última forma de conocimiento se transformó en ignorancia (la solidaridad fue
recodificada como caos) y lo que era ignorancia se transformó en saber (el colonialismo
fue recodificado como orden).”
Con esto claro, el papel de la pedagogía poco a poco requiere de lo diverso para acotar
su origen, por eso mismo, en el siglo XX y XXI la connotación más recurrente está en
manifestarse un estudio diferente, el cual permita regresar a la aldea, es decir, busque
reconocer lo propio como garantía para llegar a la universalización y es ahí, cuando se
manifiesta el concepto de conocimiento-emancipación como el fenómeno que permite la
socialización del pensamiento humano desde lo propio, lo particular o lo nuestro.

De hecho, este fundamento y guía teórica ha sido la fuente para que se observe lo propio
o particular con otra mirada, que apunte a descubrir los ejes simbólicos y detallados de
la formación del conocimiento como emancipación, motivando el uso de la cosmovisión
contextual donde recaen los aspectos como la cultura, la economía, la política, la
sociedad y los ejes valorativos.
De esa manera, acercarse a estas epistemologías del sur, da la oportunidad de entender
que el aporte de los valores étnicos reconoce la importancia del campo, de sus diferentes
visiones y sensaciones en la región; con eso claro los estados de gobierno donde está el
campesinado, los ejércitos y las diferentes formas de aprehender la realidad, son puntos
clave para que las minorías puedan ser escuchadas.

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