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La Libertad Asistida
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por Guillermo Enrique Frielle
Fiscal ante los Juzgados Nacionales en lo Correcional de la Capital Federal
LA LIBERTAD ASISTIDA:
"ALGUNAS DERIVACIONES DE SU APLICACIÓN, A LA LUZ DE LA
JURISPRUDENCIA EMANADA DE LOS JUZGADOS NACIONALES DE
EJECUCIÓN PENAL".
Sumario: 1. Introducción. 2. ¿es vinculante, para el juez de ejecución, la
oposición del Fiscal para que se conceda la libertad asistida?. 3. ¿son
vinculantes, para el Juez, los informes técnico criminológicos y el del Consejo
Correccional del Penal en donde se encuentra alojado el peticionante?.
4. Argumentos que se han utilizado para denegar la concesión de la libertad
asistida: el grave riesgo derivado de la calificación de "conducta" y "concepto".
5. ¿se puede conceder la libertad asistida a aquel condenado que recién se
incorpora al régimen de progresividad?. 6. Conclusiones.
1. INTRODUCCION.
El presente trabajo tiene como objeto realizar un análisis pormenorizado de la
aplicación, por parte de los Juzgados Nacionales de la Ejecución Penal, del
instituto de la "libertad asistida".
Para tratar de contestar dichos interrogantes, he tomado como base una serie
de resoluciones dictadas recientemente por Jueces de Ejecución Penal, cuyas
decisiones serán las que motiven las distintas críticas, opiniones y conclusiones
a las que vayamos arribando, hasta determinar -en definitiva- sí hoy día dichos
operadores del sistema aplican correctamente el novedoso instituto que aquí
nos ocupa.
En primer lugar, debemos decir que la ley, mediante este instituto, le otorga el
derecho al condenado para egresar anticipadamente del centro de detención en
el que se encuentra alojado, y reintegrarse al medio libre, seis meses antes del
agotamiento temporal de la pena. Siguiendo los lineamientos del primer párrafo
del artículo 54, no todo condenado puede obtener este derecho, puesto que –
por de pronto- queda vedado a quien se le haya aplicado, en la sentencia, la
accesoria prevista en el artículo 52 del Código Penal.
Por último, el artículo 56 prevé las sanciones que serán impuestas a aquellos
beneficiarios que no cumplieron con las reglas de conducta que le fueran fijadas
al concederse la libertad asistida. En efecto: la prerrogativa le será revocada
cuando cometiere un nuevo delito o violare la obligación de presentarse al
Patronato de Liberados (apartado I del art. 55), como así también cuando
incumpliere reiteradamente las reglas de conducta impuestas, o violare la
obligación de residir en el domicilio consignado judicialmente, o se mudare sin
la autorización del juez de ejecución; o, finalmente, cuando se sustraiga a
reparar, "en la medida de sus posibilidades", los daños causados por el delito,
dentro de los plazos o condiciones que haya establecido el juez de ejecución o
el juez competente.
Es más, creo que -así como acostumbran manejar los medios de comunicación
a la opinión pública en cuanto a que la pena privativa de la libertad tiene un
carácter eminentemente retributivo (siguiendo el ancestral precepto popular "ojo
por ojo, diente por diente")-, a ninguna víctima le importará en realidad
demasiado ser indemnizado en términos pecuniarios, pues casi siempre
preferirá darse por satisfecho con que el "delincuente" pase unos cuantos años
"tras las rejas".
Ahora bien, en los párrafos precedentes hemos determinado que, según la ley,
los condenados -a quienes se haya aplicado la accesoria del artículo 52 del
C.P.- no pueden hacer uso de este derecho. Por ello corresponde delimitar con
exactitud en esta introducción quiénes, en definitiva, pueden acogerse al
instituto que nos ocupa.
En efecto, si bien es cierto, tal como lo señala Borinsky que el dictamen del
Fiscal de Ejecución "...es importante, en el sentido que verifica que se haya
cumplido o no con los requisitos del art. 54: el plazo temporal, los informes del
organismo técnico criminológico y del consejo correccional del establecimiento;
así como también, expedirse sobre el grave riesgo o no que podría constituir
para el condenado o para la sociedad, el egreso anticipado del condenado..."
los Jueces de la Ejecución efectúan su propio análisis de la situación,
prescindiendo o contestando los argumentos expuestos por el Fiscal para
oponerse.
Distinta es, desde luego, la situación cuando el dictamen del fiscal es favorable,
pues entonces allí el juez ya tiene expedita la vía para hacer lugar a la libertad
asistida .
Allí, el fiscal no posee las facultades que tiene en otros estadios procesales,
cuando su opinión tiene preponderancia para la aplicación de ciertos institutos,
tales como: "la suspensión del juicio a prueba" (arts. 76 bis, ter, y quárter del
Código Penal) o el "Juicio Abreviado" (art. 431 bis del ritual); sino que su
dictamen se enmarca aquí dentro del legajo que deberá formarse a los efectos
de tratar esta cuestión en particular, incidencia que tal como lo prevé el art. 491
del Código Procesal Penal de la Nación, será resuelta por el Juez luego de
escuchar a las partes oponentes: Fiscal y Defensor.
Ahora bien, siendo ello así, ¿qué importancia se le debe asignar, no obstante, a
la actuación del representante del Ministerio Público Fiscal?. Entiendo que una
de importancia primordial: el control de la resolución dictada por el juez en dicho
incidente. Veamos por qué:
¿Quiénes deben ejercer dicho control?. Pues bien, creo que indudablemente el
Fiscal –por un lado-, y el defensor técnico del peticionante de la libertad asistida
–por el otro-, mediante la utilización de los remedios procesales pertinentes.
Esta es una grave falencia de nuestra ley procesal penal, que debe ser
subsanada cuanto antes, puesto que la única vía de impugnabilidad que tienen
las partes, contra una resolución de este tipo, es un recurso de tipo
extraordinario, que sólo es procedente ante 1) la inobservancia o errónea
aplicación de la ley sustantiva, o 2) ante la inobservancia de las normas que el
código prevé bajo pena de inadmisibilidad, caducidad, o nulidad, sin permitir
una revisión amplia de los hechos y las pruebas que sustentan la decisión
impugnada, al modo del típico recurso de apelación.
Este último, justamente, es el recurso que debería tener el interno para un mejor
resguardo de su derecho a la doble instancia, consagrada en la Convención
Americana de Derechos Humanos (en vigor desde el 18/07/78) y en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (en vigor desde el 23/03/76), los
que fueran incorporados –ambos- con jerarquía constitucional, por la
Convención Constituyente de 1994.
3. ¿SON VINCULANTES PARA EL JUEZ LOS INFORMES TECNICO
CRIMINOLOGICOS Y DEL CONSEJO CORRECCIONAL DEL PENAL EN
DONDE SE ENCUENTRA ALOJADO EL PETICIONANTE?.
Este caso cuenta con todas las aristas mencionadas unos párrafos más arriba:
informes criminológicos que no sirven para fundamentar la excepcionalidad del
art. 54, tercer párrafo; informes médicos contradictorios; y una evidente
interpretación errónea por parte del Juez interviniente, del cuadro fáctico y
técnico que debía resolver. La Sala IV de la Casación Penal se encargó de
enderezar la cuestión .
Sólo en una de las resoluciones, que pude acopiar a los efectos de realizar este
trabajo, encontré que, a pesar de la oposición del fiscal y de los informes
criminológicos que indicaban que el egreso anticipado del peticionante iba a
constituir un peligro para sí o para terceros, el Magistrado concedió la libertad
asistida .
En dicha ocasión se afirmó que, para denegar aquel derecho, no había razón
para tener en cuenta el historial delictivo que poseía el condenado y que,
además, resultaba "...indudable que los cinco meses y veinte días que restan
para el agotamiento de la condena no harán cambiar en su esencia "tratamiento
penitenciario mediante", la personalidad del interno...".
El Fiscal se había opuesto a la concesión por considerar que, por haber surgido
del informe el concepto de regular, la ponderación de la futura evolución del
interno respecto de su reinserción social era negativa, no encontrándose, por
ende, en condiciones de ingresar a la libertad asistida.
3.3. Había comenzado éste capítulo (ver punto 3.1) con una afirmación en el
sentido de que los informes técnico criminológicos y del Consejo Correccional
eran por cierto vinculantes para el Juez de Ejecución, a la hora de resolver el
incidente de la libertad asistida. Con lo expuesto a lo largo del punto 3.2., dicho
aserto debe ser perfeccionado con un condicionamiento limitativo pues -como
se ha visto- esa vinculación no es automática.
4. ARGUMENTOS QUE SE HAN UTILIZADO PARA DENEGAR LA
CONCESION DE LA LIBERTAD ASISTIDA: El GRAVE RIESGO DERIVADO
DE LA CALIFICACION DE "CONDUCTA" Y "CONCEPTO".
Este tema debe ser concatenado con el tratado en el punto anterior, pues tiene
que ver estrechamente con la aplicación de la excepcionalidad prevista en el
tercer párrafo del art. 54 de ley 24.660.
Los arts. 103 y 104 establecen que la calificación de "conducta" tendrá valor y
efectos para determinar la frecuencia de las visitas, la participación en
actividades recreativas y otras que los reglamentos establezcan; y que la
calificación de "concepto" servirá de base para la aplicación de la progresividad
del régimen, el otorgamiento de salidas transitorias, semilibertad, libertad
condicional, libertad asistida, conmutación de pena, e indulto.
Así es que no he hallado causas en donde un interno haya puesto en crisis una
calificación de conducta o concepto; y mucho menos una sanción disciplinaria.
Es en el régimen disciplinario donde se vislumbran las mayores violaciones a
las garantías procesales de raigambre constitucional, pues los internos no
cuentan con un abogado defensor, el trámite administrativo es sumarísimo y el
mismo funcionario que instruye es quien decide la sanción (en este caso: la
administración penitenciaria).
Ahora bien, qué es lo que dijeron los operadores del sistema sobre estas
cuestiones?.
5. ¿SE PUEDE CONCEDER LA LIBERTAD ASISTIDA A AQUEL
CONDENADO QUE RECIEN SE INCORPORA AL REGIMEN DE
PROGRESIVIDAD?.
En primer término, porque, tal como ya se había adelantado más arriba, uno de
los supuestos -en donde un sujeto quedaba habilitado para solicitar dicho
instituto- se verificaba cuando aquél fuera condenado a una pena menor al año
y dos meses de prisión o, en su defecto, a una pena menor al año y cuatro
meses de reclusión .
Al corrérsele vista al Sr. Fiscal, éste se opuso, pues consideró: primero que:
"...al encontrarse recientemente incorporado al régimen de condenado, no ha
recibido el suficiente tratamiento penitenciario y no se ha cumplido con la
finalidad de la pena, esto es de procurar la adecuada reinserción social del
condenado, encontrándose entonces el nombrado en iguales condiciones a las
evidenciadas al momento de la comisión del hecho..." y, segundo: que al no
haber sido calificado en concepto y conducta, se carecía de elementos que
permitieran resolver respecto a la viabilidad o no del instituto, pues la
calificación de concepto es la base para analizar la libertad asistida.
Creo que éste es el argumento central y que resulta ser la síntesis perfecta de
la postura que debe primar, a la hora de resolver un problema de esta
naturaleza en el marco del instituto de la "libertad asistida".
5- Inicio
6. CONCLUSIONES.
Al encarar este trabajo me propuse, como idea central, efectuar un análisis -a la
luz de la jurisprudencia emanada de los Juzgados de Ejecución Penal- de las
distintas interpretaciones que éstos utilizan cuando tienen que resolver una
solicitud de libertad asistida.
https://www.terragnijurista.com.ar/doctrina/libasis.htm