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SOLICITO EXCARCELACIÓN EXTRAORDINARIA

Sr. Juez de Garantías:

o, Abogado inscripto al Tº X, Fº XX del C.A.M., (CUIT 20--


8858), con domicilio constituido en la calle 49 Nº 918, local 1, casillero (de la
ciudad de La Plata, en I.P.P. Nº XXX seguida a Aldo XXX por el delito de
homicidio simple a V.S. me presento respetuosamente y digo:

I.- OBJETO:
Que vengo por el presente a solicitar la excarcelación
extraordinaria del Sr. Aldo XXX a quien se le imputa -prima facie- el delito de
homicidio simple. En los términos previstos por el artículo 170 del C.P.P.B.A bajo
caución juratoria.-

II.- FUNDAMENTOS:
II.1. Introducción:
La excarcelación es un derecho subjetivo a la libertad del
individuo sometido a un proceso judicial tendiente a no sufrir por anticipado el
cumplimiento de una pena.-

El instituto de la excarcelación tiene como fuente directa la ley


fundamental provincial. El actual artículo 21 de la Constitución de la Provincia de
Buenos Aires dice: “Podrá ser excarcelada o eximida de prisión, la persona que
diere caución o fianza suficiente. La ley determinará las condiciones y efectos de la
fianza, atendiendo a la naturaleza del delito, su gravedad, peligrosidad del agente y
demás circunstancias, y la forma y oportunidad de acordar la libertad
provisional.”.-

Antes que nada debe recordarse que en virtud de la denominada


presunción de inocencia, mi defendido debe ser considerado un ciudadano inocente
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y consiguientemente las medidas de coerción que se dicten en su contra deben ser
excepcionales. Pues, todo acusado debe ser tratado y considerado inocente durante el
proceso hasta tanto no se declare lo contrario en sentencia condenatoria. El acusado
no está obligado a probar su inocencia sino es la parte acusadora la que debe
demostrarlo.-
“El estado de inocencia significa que toda persona sometida a
proceso, debe ser tratada como inocente hasta tanto una sentencia condenatoria
exprese que se lo ha encontrado responsable de la comisión de un delito. Este
principio no es nuevo y ha tenido recepción en nuestras constituciones, desde el
momento mismo de la creación del Estado”. (CSJN., N. 284, XXXII, Nápoli, Erika
E. Y otros s/infracción art. 189 bis del C.P., 22/12/98).-

En este sentido se ha pronunciado la Corte Interamericana de


Derechos Humanos en el caso López Álvarez de fecha 1 de febrero de 2006, en el
que sintetizó el estrecho ámbito de validez que posee la privación de libertad cautelar
así como los estándares necesarios para fundar este tipo de encarcelamiento.
Dijo la CIDH en aquella oportunidad:
“La prisión preventiva está limitada por los principios de
legalidad, presunción de inocencia, necesidad y proporcionalidad, indispensables en
una sociedad democrática (...) Constituye la medida más severa que se puede
imponer al imputado, y por ello debe aplicarse excepcionalmente (...) La regla
debe ser la libertad del procesado mientras se resuelve acerca de la responsabilidad
penal.”.-

En el caso Bayarri-Argentina la Corte Interamericana de Derechos


Humanos ha manifestado:

“… la [o]bligación estatal de no restringir la libertad del detenido


más allá de los límites estrictamente necesarios para asegurar que aquél no
impedirá el desarrollo del procedimiento ni eludirá la acción de la justicia”.
Proceder de otro modo equivaldría a anticipar la pena, lo cual contraviene
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principios generales del derecho ampliamente reconocidos, entre ellos, el principio
de presunción de inocencia. Efectivamente, en ocasiones anteriores, el Tribunal ha
estimado que al privar de la libertad, en forma innecesaria o desproporcionada, a
personas cuya responsabilidad criminal no ha sido establecida, el Estado incurre en
una violación del derecho de toda persona a que se le presuma inocente, reconocido
en el artículo 8.2 de la Convención Americana.-

La propia Corte Suprema de Justicia de la Nación, en Recurso de


Hecho “Verbitsky, Horacio s/Habeas Corpus”, V. 856. XXXVIII, considera un
verdadero adelanto de pena, con los afectos aflectivos y deteriorantes que la misma
conlleva. La situación apuntada en el fallo por nuestra Corte Suprema de Justicia de
la Nación, (la Corte consideró probado que el 75% de los presos bonaerenses son
procesados, y por tanto hace una especial referencia al uso excesivo de la prisión
preventiva. Reconoce además las condiciones infrahumanas de detención, y la
superpoblación carcelaria en las penitenciarías y comisarías de nuestra prov.), ha
derivado entre otras cosas, en una nueva reforma en este punto al código de
procedimientos provincial, que ya cuenta con media sanción en el congreso, y cuya
finalidad no es otra, que la de flexibilizar el régimen de excarcelaciones, adecuándola
a estándares internacionales, para que la prisión preventiva no se convierta en la
regla, y por ende en una pena anticipada.-

Según el principio de excepcionalidad del encarcelamiento


preventivo, el juez debe agotar en forma previa los medios menos lesivos para el
imputado a los fines de evitar que éste eluda el accionar de la justicia o entorpezca la
investigación. Dice la doctrina al respecto:

“La principal consecuencia que deriva de la excepcionalidad del


encarcelamiento preventivo consiste en restringir su aplicación a casos en los que
no existe posibilidad alguna de garantizar los fines del proceso de otra manera.”
(Bigliani, Paola; Bovino, Alberto, Encarcelamiento Preventivo y Estándares del
Sistema Interamericano, Ed. Defensoría General de la Nación).-
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Al momento de aplicarse esta medida coercitiva, lo que se está
poniendo en juego son dos fuerzas que se contraponen: la eficacia del proceso penal
y las garantías constitucionales. Todas las medidas cautelares deben ser
excepcionales, y en especial la prisión preventiva; el estado de inocencia es una
garantía de la seguridad jurídica para los individuos. Las medidas de coerción son
garantías para la eficaz realización del orden jurídico, y el poder estatal únicamente
se permite y tolera de modo provisional como concesión excepcional, impuesta por
la necesidad, como última ratio para administrar justicia.-

La reforma constitucional de 1994 al conferir jerarquía


constitucional a una serie de tratados internacionales de derechos humanos que
regulan expresamente el derecho a la libertad personal, el principio de inocencia y la
prisión preventiva, ha puesto fin a la discusión lingüística: ya no hace falta recurrir a
la libertad ambulatoria prevista en el art. 14 de la CN para enunciar el derecho más
específico consistente en no ser privado arbitrariamente de la libertad, al juicio
previo para dar fundamento al principio de inocencia ni al arresto para encontrar una
fórmula que permita dar cabida a la prisión preventiva en la Constitución.-

Así, la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH)


establece de modo positivo que toda persona tiene derecho: a la libertad personal
(art. 7.1.); a no ser privado de su libertad física, salvo en las condiciones previstas de
antemano en las Constituciones Políticas de los Estados (art. 7.2); si está detenida, a
ser juzgada en un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que
continúe el proceso (art.7.5); y si se encuentra inculpada de un delito, a que se
presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad.-

A su vez, y más allá de que la CADH ha sido la que más


incidencia ha tenido en nuestro ámbito, porque el sistema de reclamos que ésta
contempla ha suscitado la efectiva intervención de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos en diversos reclamos contra la Argentina, reglas similares se
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encuentran en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en el que se
dispone: arts. 9.1: el derecho a la libertad personal y a que sólo se prive de élla en las
condiciones fijadas por la ley; 9.3: el derecho de toda persona a ser juzgada en un
plazo razonable o a ser puesta en libertad; 14.2: el derecho de toda persona acusada
de un delito a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad.-

Por su parte, tanto en la CADH como en el Pacto se establece que


la libertad puede ser restringida con exclusivos fines procesales. En este sentido, la
primera dispone que "la libertad (de toda persona) podrá estar condicionada a
garantías que aseguren su comparecencia a juicio" (art. 7.5) mientras que el segundo
enuncia como principio que la prisión preventiva no debe ser la regla general, pero
autoriza que la libertad pueda quedar subordinada a garantías que aseguren la
comparecencia del acusado al juicio y, en su caso, la ejecución del fallo (art. 9.3).-

Es una condición necesaria para disponer el encarcelamiento


preventivo de una persona que, como resultado de la investigación desarrollada por
el Estado, se encuentre probado con un alto grado de probabilidad que ha existido un
hecho delictivo y que ese hecho le puede ser imputado de acuerdo con las reglas que
regulan la autoría y la participación criminal. Sobre este límite al poder coercitivo del
Estado no existe discusión alguna.-

Sin embargo, el alto grado de sospecha, es una condición


necesaria pero no suficiente para que el Estado pueda privar de libertad a una
persona jurídicamente inocente. Toda vez que los fines propios de la pena sólo
podrán verse legítimamente satisfechos luego de que la culpabilidad haya sido
declarada por sentencia firme, los únicos motivos que podrían justificar en alguna
medida la privación de libertad anterior a la condena tienen que ser, necesariamente,
distintos de los que justifican la aplicación del derecho penal material.-

II.2. Pautas generales de riesgo procesal.

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Las Pautas orientativas comunes de riesgo procesal están
establecidas en el art. 148 del C.P.P.B.A., cuyo análisis es importante realizar. En el
título de las medidas de coerción expresa para merituar acerca de los peligros de fuga
y entorpecimiento podrá tenerse en cuenta la objetiva y provisional valoración de las
“características del hecho”, las “condiciones personales del imputado”, la
“posibilidad de la declaración de reincidencia por delitos dolosos”, si hubiere gozado
de excarcelaciones anteriores, que hicieren presumir fundadamente que el mismo
intentará eludir la acción de la justicia o entorpecer las investigaciones.-

a. Las características del hecho sólo podrían tenerse en cuenta,


como con buen criterio explica Cafferata Nores, para denegar la excarcelación
cuando las mismas suministren indicios que permitan presumir que el imputado
abusaría de su libertad. Aquí quedarían abarcadas circunstancias tales como:
"falseamiento de pruebas de un proceso, ocultación de prófugos, soborno de testigos,
amenaza con fines procesales, actitud furtiva o preparativos a tal fin, etcétera”;
aunque lo cierto es que en el CPPBA las enunciadas son pautas de riesgo de fuga y
de entorpecimiento probatorio específicamente legisladas, lo que demuestra que la
fórmula genérica y vaga en análisis no se encuentra debidamente justificada.-

En el caso de marras no hay indicios que permitan presumir


que el Sr. Rojas Aldo abusaría de su libertad. No realizó falseamiento de pruebas
del proceso, no ocultó a ningún prófugo, no sobornó a testigos, no se encuentra
amenaza con fines procesales, no tuvo actitud furtiva o preparativos a tal fin.-

b. Las condiciones personales del imputado, Marcelo Solimine


considera que quedan conglobadas en la formula genérica, las rebeldías anteriores en
otros o en el mismo proceso, las condenas anteriores que pudiese registrar el
imputado, la violación de la libertad condicional, las causas paralelas, la actitud del
imputado frente al daño causado, etcétera.-

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En este caso mi defendido al no poseer antecedentes no tiene
condenas anteriores o declaraciones de rebeldía, ni causas paralelas. El Sr. Rojas
siempre actuó a derecho-

c. Declaración de reincidencia por delitos dolosos. La


declaración de reincidencia, cuya constitucionalidad se discute, tiene como efecto
impedir tanto la condenación condicional como la libertad condicional y es una
agravante genérica de pena; razones que podrían tenerse en cuenta para poder fundar
la “presunción de fuga” en ciertos casos, sin perjuicio de que como señala Abraldes,
“el pronóstico de reincidencia no conlleva, conceptualmente, que el imputado vaya a
sustraerse a la acción de la justicia, por lo que la pauta pierde su coherencia.-

Reiterando que la circunstancia que el Sr. Rojas Aldo no posea


antecedentes de carácter delictual o contravencional, así como también que
ostente una personalidad proclive al respeto de las disposiciones legales, las reglas
sociales y morales de convivencia.-

En la actualidad según la ley 13.449 (arts. 171 y 148, CPPBA),


no basta, en principio, para denegar la excarcelación, con la existencia de una
condena anterior. En lo que respecta a las excarcelaciones anteriores, la textura de la
norma admite dos posibilidades: que se trate de excarcelaciones en procesos ya
fenecidos o aún en trámite.-

II.3. Pautas específicas de peligro de fuga.


El art. 148 prevé además, que “para merituar sobre el peligro de
fuga se tendrán en cuenta otras circunstancias”…. Dichas circunstancias se tratan a
continuación:

a. “Arraigo”: dice el artículo arraigo en el país, determinado


por el domicilio, residencia habitual, asiento de la familia y de sus negocios o
trabajo, y las facilidades para abandonar el país o permanecer oculto. En este sentido,
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la inexactitud en el domicilio brindado por el imputado podrá configurar un indicio
de fuga. En este marco, como dicen Granillo Fernández y Herbel Gustavo, lo
importante es que la cláusula no implique una situación de desigualdad para los
pobres, por falta de residencia estable [aunque ya no es un requisito legal], o los no
pobres, por "contar con algún medio económico o institucional o personal que les
permita comprar un boleto de avión y solventar los gastos primeros de su
mantenimiento en otro sitio”.-

El Sr. XX Aldo convive con la Srta. Adriana XX hace


aproximadamente 5 años en la vivienda ubicada en la calle XX entre X y X de la
ciudad de La Plata. Además de ello tiene lazos muy fuertes con su madre y su
hermana, que viven en una casa entre las calles XX y XX de la misma ciudad. Es una
persona que nunca ha tenido problemas con nadie, es respetado y querido en el
barrio. Es de suma importancia resaltar las particulares condiciones económicas en
que se encuentra el Sr. Aldo XX, ya que él es el principal sustento económico de su
familia. Al momento de su detención se desempañaba como subcontratista para el Sr.
Francisco XX, en el área de construcción. Por dicha labor percibía apróximadamente
la suma de $9.000 mensuales. Cabe agregar que el nombrado posee estudios
secundarios incompletos, adeudando un par de materias de quinto año en el
Comercial Nº 3 del Barrio Los Hornos.-

Debe ponderarse que mi defendido fija domicilio en la casa de


un familiar Sr. Eugenio Carlos XX, en la Calle XXX, de la localidad de Villa Celina,
Partido de La Matanza, Provincia de Buenos Aires.

b. “La pena que se espera como resultado del


procedimiento”: Enseña Daniel Pastor, que el monto de la pena que se espera no
puede ser ningún criterio para decidir la prisión preventiva del imputado por sí
mismo, sino que debe demostrarse la existencia de riesgo procesal en el caso
concreto, más allá de la escala penal del delito.-

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La ley de rito (CPPBA, Art. 169) establece como requisito para
otorgar la excarcelación por alguna de las cauciones previstas, que el delito que se
impute tenga prevista una pena cuyo máximo no supere los ocho (8) años de prisión
o reclusión. También prevé esta ley que en el caso de concurso real, ninguno de los
delitos imputados tenga prevista una pena superior de los ocho (8) años de prisión o
reclusión.-
Esta pauta, puede decirse, es la que más ha sufrido el reproche
judicial y doctrinario. A saber: caso Barbará, Rodrigo Ruy (Sala 1 de la CNCCorr.,
causa 21.143, s/exención de prisión, 10-11-2003). Si bien el fallo emana de una
Cámara Nacional Criminal y Correccional en aplicación del CPPN, el artículo 316 en
él previsto que trata sobre exención de prisión, es aplicable a la excarcelación en
virtud del reenvío que hace el artículo 317 al 316, y como consecuencia de ello la
normativa resulta idéntica a la provincial (CPPBA: artículo 169 incisos 1 y 2), por lo
que el valor jurisprudencial Nacional en aras a interpretar la ley provincial, entiendo,
está profundamente justificado.-
En dicho fallo (Barbará, Rodrigo Ruy), que trae una nueva
tendencia interpretativa (garantista), se dejó sentado que “no hay posibilidad de
aceptar límites a la libertad del imputado que tenga que ver sólo con las escalas
penales”.-
El juez Bruzzone expresó, que respecto a las pautas fijadas en el
artículo 316 del CPPN, se ha sostenido con razón que “…la sola sospecha de que el
imputado, por el monto de pena que se espera en el caso de recaer condena
intentará eludir la acción de la administración de justicia penal, no puede justificar
ningún encarcelamiento preventivo.”-

En la causa 108.367, del 22 de junio de 2004, “Lemus, Ramón”,


cuando se expresó que “…las disposiciones que establecen el dictado de la medida
cautelar de prisión preventiva no deben ser valoradas exclusivamente sobre pautas
objetivas condicionadas y definidas por la penalidad del delito sino por fines del
proceso, esto es, la averiguación de la verdad y el cumplimiento del derecho
material.”-
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La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional, sala 4, en la causa “Rímolo, Mónica Cristina María s/excarcelación, la
jueza María Laura Garrigós de Rébori expreso que la circunstancia de que la pena
mínima prevista para el delito mencionado sea de diez años de prisión no lleva ínsita
como conclusión que la imputada intentará eludir la acción de la justicia o entorpecer
las investigaciones.-

c. “La importancia del daño resarcible y la aptitud que el


imputado adopte voluntariamente, frente a él y a su victima eventual.”: Esta
pauta nunca estuvo prescripta como un óbice específico a la excarcelación, en tanto
jamás integró la norma del art. 171 del CPPBA, pero sí formó parte del artículo 148
en la versión original de la ley 11.922, que con texto casi idéntico al actual, hacía
referencia a la "importancia del daño a resarcir y la actitud que el imputado adoptara
voluntariamente frente a él".
En lo que refiere a la valoración de la actitud del imputado ante
la víctima, ilustra Moisá Benjamín, esta debe ser ineludible en la labor judicial, pero,
no para estimar el peligro de fuga sino para merituar la peligrosidad del sujeto.

Como lo establece la Comisión Interamericana en la Opinión


Consultiva 02/97 (Argentina)…“Cuando las autoridades judiciales evalúan el
peligro de reincidencia o comisión de nuevos delitos por parte del detenido, deben
tener en cuenta la gravedad del crimen. Sin embargo, para justificar la prisión
preventiva, el peligro de reiteración debe ser real y tener en cuenta la historia
personal y la evaluación profesional de la personalidad y el carácter del acusado.
Para tal efecto, resulta especialmente importante constatar, entre otros elementos, si
el procesado ha sido anteriormente condenado por ofensas similares, tanto en
naturaleza como en gravedad.-
Se refiere a la peligrosidad del agente. Como mencione
previamente el SrXX Aldo no posee antecedentes, no es peligroso.-

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d. “El comportamiento del imputado durante el
procedimiento o durante otro procedimiento anterior, en la medida en que
indique su voluntad de someterse o no a la persecución penal.”: Como dice
Irisarri tal criterio describe sin duda "la circunstancia más apropiada para deducir
de ella peligro de fuga", pues el comportamiento del imputado es precisamente algo
objetivo que permite deducir su voluntad de no someterse al proceso.-

El día 30 de junio luego que sucedan los hechos, el Sr. XX se


encontraba en su domicilio cuando llega la policía. Como puede apreciarse en el
testimonio del Sr. Victor XX quien a fs.10 manifiesta que “… yo me levanto y lo
agarro a ADRIAN y lo meto para adentro al cual le pregunto qué es lo que había
sucedido, el cual me dice que TADEO lo había ido a increpar dentro de su casa,
como que lo quería pelear y él me dijo que solo se había defendido, nada más. Más
tarde llega la policía y nos dice que a TADEO lo habían apuñalado y que
necesitaban que viniéramos a declarar y se llevaron a ADRIAN a la comisaría…”,
Como se puede apreciar en este testimonio SE ENCONTRABAN DENTRO DE
SU CASA cuando llegó la policía. Eso contradice los testimonios del personal
policial cuando manifiestan que mi defendido “…intenta darse a la fuga,
ingresando a su domicilio” y a raíz de esto el personal policial ingresa al domicilio
sin la orden de allanamiento correspondiente.-

Se encontraban dentro de su casa cuando llega el personal


policial. De más esta decir que cuando una persona intenta darse a la fuga, se
encuentra en la Terminal de Ómnibus, comprando un pasaje en Buquebus o en
Ezeiza y no en su propio domicilio. O tal vez armando un bolso con ropa, dinero y
documentación personal, lo cierto es que ninguna de las hipótesis nombradas sucedió
en el caso de marras. Uno NO se da a la fuga ingresando a su propio domicilio.-

La detención cautelar no puede cimentarse en criterios


sustanciales –como ser la gravedad del delito– ya que constituiría un adelanto de
pena y destruiría claramente dos garantías constitucionales fundamentales: la
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presunción de inocencia y la garantía de jurisdiccionalidad. La primera de ellas
dice que el imputado debe ser tratado como inocente hasta tanto no sea condenado y,
la segunda expresa que sólo una sentencia condenatoria dictada por un juez
competente luego de un proceso regular sirve como título válido para privar de
derechos a los ciudadanos.-

Es importante destacar que el peligro procesal no se presume y


debe ser probado por el titular de la potentia puniendi del Estado. El Sr. Fiscal debe
probar en base a que datos objetivos –más allá de la pena amenazada en abstracto–
presume que el imputado eludirá la acción de la justicia o entorpecerá la
investigación.-
No es posible presumir el peligro procesal, ya que esto
llevaría a la aberrante consecuencia de que en determinados casos se
encarcelaría preventivamente aún cuando no exista un peligro procesal
concreto.-

También Bigliani y Bovino se expresan decididamente en este


sentido al afirmar:
“La existencia de peligro procesal es importante destacarlo,
no se presume. En este punto es indispensable destacar que sea que se trate de una
presunción iure et de iure, como de una presunción iuris tantun, en ambos casos se
establece una presunción ilegitima y contrarias al principio de inocencia. Ello pues
aún en la presunción iuris tantun se produce una inversión de la carga de la prueba
en perjuicio del imputado absolutamente invalida” (Bigliani, Paola; Bovino,
Alberto, Encarcelamiento Preventivo y Estándares del Sistema Interamericano, Ed.
Defensoría General de la Nación).
Dicen luego estos autores:
“Sólo la verificación de la presencia de algunos de estos
peligros (que el imputado intente eludir el accionar de la justicia o que intente
obstaculizar la investigación judicial), autoriza la imposición del encarcelamiento
preventivo. Ningún otro fundamento puede legitimar la medida.” (Bigliani, Paola;
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Bovino, Alberto, Encarcelamiento Preventivo y Estándares del Sistema
Interamericano, Ed. Defensoría General de la Nación).-
Igualmente la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
se ha pronunciado en este sentido en el párrafo 85 del referido informe 35/07 al
expresar:
“...el riesgo procesal de fuga o de frustración de la
investigación debe estar fundado en circunstancias objetivas. La mera alegación sin
consideración del caso concreto no satisface este requisito.” (énfasis agregado).

II.4. Entorpecimiento.
Se ha entendido que las razones que autorizan dicha medida de
coerción son el peligro de fuga del imputado y el peligro de entorpecimiento de la
investigación. El fundamento de la restricción de la libertad con base en esos peligros
encuentra a su vez su fundamento en la salvaguarda de los fines propios del proceso,
los que han sido sintetizados con las fórmulas "correcta averiguación de la verdad" y
"efectiva actuación de la ley penal". Aunque se deba señalar que ambos fines no son
de la misma categoría, porque la efectiva actuación de la ley penal es en realidad el
fin último del proceso penal mientras que la averiguación de la verdad es sólo un
medio para alcanzar dicho extremo. En tanto el Estado sólo se encuentra legitimado
para aplicar una pena si previamente ha probado que la hipótesis delictiva que está en
la base de la imputación encuentra correlato en la realidad, lo cierto es que no parece
irrazonable que el encarcelamiento preventivo se sustente en los dos riesgos
indicados.-

Cuando el imputado ejerce medidas concretas para obstaculizar


la obtención de pruebas, v. gr., intimidando a testigos que podrían declarar en su
contra, simultáneamente está afectando, fuera del marco del derecho de defensa, el
legítimo proceso de conocimiento que necesariamente debe preceder a una eventual
sentencia condenatoria. En estas condiciones, en casos graves y en los que el peligro
se encuentre debidamente justificado, resulta factible la privación de libertad durante
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el lapso estrictamente necesario para permitir la producción de un medio de prueba
previamente identificado.-
Reitero que la existencia de peligro procesal no se presume. Si
se permitiera una presunción tal, la exigencia quedaría vacía de contenido, pues se
ordenaría la detención aun cuando no existiera peligro alguno. No basta, entonces,
con alegar, sin consideración de las características particulares del caso concreto, o
sin fundamento alguno que, dada determinada circunstancia -v.gr., la pena prevista
legalmente- el imputado evadirá la acción de la justicia. Es por ello que V.S. debe
atender a las circunstancias objetivas y ciertas que, en el caso concreto, permitan
formular un juicio sobre la existencia probable del peligro que genera la necesidad de
la medida de coerción.-

III. CAUCION JURATORIA.


A raíz de los eventos ocurridos en la noche del 30 de Junio
próximo pasado la casa de mi defendido sufrió un incendio provocado por
malvivientes y perdió absolutamente todas sus pertenencias. También se apoderaron
de su moto marca Olmo, Modelo Flash 110, con el dominio XXX.-

La ley procesal otorga una amplia variedad de cauciones a los


fines de conjurar el peligro procesal. Estas cauciones deben ser impuestas –en el caso
de las reales, siempre que puedan ser afrontadas por el acusado, ya que sería una
vileza que éste deje de satisfacer sus necesidades básicas o las de su familia para no
estar detenido– en forma previa al encarcelamiento preventivo. Además, cabe
remarcar que corresponde al juzgador demostrar la inocuidad de las cauciones a los
fines de legitimar el encierro cautelar.-

Es evidente que estas cauciones –como cualquier otra cautelar–


solo pueden imponerse ante la preexistencia de mérito sustantivo y de peligro
procesal. Es decir que, únicamente, ante la existencia de mérito sustantivo y peligro
procesal, puede el juez sujetar al imputado mediante una caución juratoria o real. Por
lo tanto, en caso de que V.S. considere comprobada la existencia de mérito
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sustantivo y de peligro procesal en el caso que aquí se discute –cuestión que esta
defensa rechaza enérgicamente en virtud de lo ya expresado– debe primero agotar los
medios menos lesivos para el imputado a los fines de conjurar el peligro de daño
jurídico.-
Los argumentos expuestos hacen viable su libertad bajo caución
juratoria (artículo 181 C.P.P.B.A.). Se solicita este tipo de caución en relación al
Estado patrimonial de mi defendido y a la carencia de recursos económicos mínimos
e indispensables para su subsistencia. Debido a ello es que si V.S. determinase otro
tipo de caución desnaturalizaría el beneficio que goza de jerarquía constitucional.
Asimismo en base a este principio debe imponerse primero la
caución menos lesiva, esta es, la juratoria, luego una vez que se demuestre la
inutilidad de esta –cuestión que corresponde en todos los casos al fiscal– puede
imponerse la caución real, siempre y cuando el acusado pueda afrontarla. Es
coincidente la doctrina con lo antes expuesto al expresar:

“ La caución real es aplicable únicamente cuando se


demuestra la insuficiencia de las otras cauciones para garantizar la
comparecencia del imputado (...) debe ser aplicada restrictivamente y con
prudencia (...) cuando la prolongación de la privación de libertad demuestre que es
imposible para el imputado satisfacer la caución, se atenuara su monto o
eventualmente se la podrá sustituir por juratoria...” (Navarro, Guillermo; Daray,
Roberto; Código Procesal Penal de la Nación; Ed. Hammurabi – énfasis agregado).-

Del mismo modo, V.S. puede imponer otras medidas, como


presentarse periódicamente en el juzgado a su cargo, no concurrir a determinados
lugares, evitar el contacto con determinadas personas, etc., la lista es simplemente
enunciativa. Como se dijo antes, corresponde siempre al juez probar la inhabilidad de
estas medidas.-

Ahora bien, analizado el expediente de referencia emerge


claramente que V.S. aplicó automáticamente el encierro cautelar. Lo que es más
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grave aún, no fundó la necesidad de la detención, es decir, no explicitó porque
consideraba que las otras cautelares disponibles eran inocuas para sujetar al imputado
al proceso.-
En la orden de detención de mi defendido V.S. concluye
provisoriamente, en que existen motivos bastantes para sospechar que ALDO XXX
resultaría ser probablemente su autor penalmente responsable. La libertad es la
regla y la medida de coerción es la excepción.

Es una condición necesaria para disponer el encarcelamiento


preventivo de una persona que, como resultado de la investigación desarrollada
por el Estado, se encuentre probado con un alto grado de probabilidad que ha
existido un hecho delictivo y que ese hecho le puede ser imputado de acuerdo con las
reglas que regulan la autoría y la participación criminal. Sobre este límite al poder
coercitivo del Estado no existe discusión alguna.-

Sin embargo, el alto grado de sospecha, es una condición


necesaria pero no suficiente para que el Estado pueda privar de libertad a una
persona jurídicamente inocente.-

Toda vez que los fines propios de la pena sólo podrán verse
legítimamente satisfechos luego de que la culpabilidad haya sido declarada por
sentencia firme, los únicos motivos que podrían justificar en alguna medida la
privación de libertad anterior a la condena tienen que ser, necesariamente, distintos
de los que justifican la aplicación del derecho penal material.-

Esta circunstancia vuelve arbitraria la privación de libertad que


viene sufriendo mi defendido, por lo que deviene obligatorio excarcelarla a los fines
de hacer cesar esta ilegal situación.-

En tal sentido pido que se conceda la excarcelación solicitada


bajo caución juratoria.-
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IV. VALORACIÓN.
A la vista de lo expuesto, se demuestra que mi defendido no 
presenta peligro procesal alguno, no procurará eludir ni obstaculizar la acción de la 
justicia, ni interferirá en la presente investigación siendo razonable que pueda
transcurrir el presente proceso en libertad.-

En este sentido debería continuar sufriendo una detención


preventiva que resultaría injusta e insusceptible de reparar el daño ocasionado,
siendo que no existe ninguna circunstancia que haga presumir que eludirá, burlará u
obstaculizará la acción de la justicia.-

Mantener la presente medida de coerción sólo se vislumbra


como sustentada en la calificación prima facie endilgada al hecho que nos ocupa, lo
que deviene arbitrario en grado sumo (conf.  Acuerdo N 1/2008, en Plenario N 13,
causa Nro. 7480 del registro de la Sala II del Cuerpo, caratulada DIAZ BESSONE,
Ramón Genaro s/recurso de casación).-
V. DERECHO.
Lo fundo en las pretensiones establecidas por los artículos 148,
170, 172, 181 y concordantes del C.P.P.B.A. Artículos 11, 21, Constitución de la
Pcia. de Buenos Aires. Artículos 18, 14, 16, 75, inc 22 de la Constitución Nacional.
C.A.D.H arts. 7.1, 7.2, 7.5. Artículos 9.1, 9.3 y 14.2 del P.I.D.C.y P., O.C 02/97,
doctrina y jurisprudencia aplicables al caso en examen.-
VI.- CONCLUSIONES.
Es evidente que en el caso que nos ocupa no se satisface
ninguno de los estándares fijados por la Constitución Nacional y los Tratados de
Derechos Humanos incorporados a ella para justificar el encierro cautelar.-
Esta situación es en extremo grave, ello debido a que el bien
jurídico afectado es de imposible reparación ulterior. Por estas razones debe ser
prontamente reparada, ordenándose la inmediata libertad de mi defendido hasta tanto
se decida definidamente su situación procesal.-

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VII.- RESERVA DE CASACION Y CASO FEDERAL.
En este caso se intenta hacer efectivo el derecho a permanecer
en libertad durante la sustanciación del proceso, amparado por la garantía de
jurisdiccionalidad de las penas y por la presunción de inocencia, ambas de raigambre
constitucional y contenidas en los arts. 18 y 75 inciso 22 de la CN así como en los
arts. 7 y 8.2 de la Convención Interamericana de Derechos Humanos y arts. 10 y 14.2
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.-
Por lo tanto, para el caso de obtener una resolución negativa,
dejo planteada la cuestión federal directa.-

VIII.- PETITORIO:

Por lo antes expuesto solicito que:

1.- Tenga por solicitada la excarcelación de mi asistido.-

2.- Se haga lugar a la excarcelación pedida bajo caución juratoria.-

3.- Se ordene la inmediata libertad de mi asistido.-

3.- En caso de no hacer lugar V.S. a la petición formulada se hace reserva


de Casación y de Caso Federal.-
.
Proveer de conformidad que
SERA JUSTICIA

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