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07/09/2017 – PENAL

1733-2016

DOCTRINA
El interés superior del niño debe atenderse de forma primordial en todo proceso judicial, lo que impone a los
tribunales de justicia aplicar en sus decisiones las consideraciones especiales tendientes a garantizar los
derechos del niño o de la niña que se encuentren regulados, tanto en la legislación nacional como en los tratados
y las convenciones suscritas por el Estado de Guatemala.
En ese sentido, se incurre en violación del interés superior del niño y del derecho a la tutela judicial efectiva
cuando se le niega valor probatorio al testimonio de la niña víctima de violación por el solo hecho de que no se
le informó que tenía la opción de no declarar en contra de su padre, quien es el sindicado de haberla agredido
sexualmente, formalidad que no es exigible en su caso ni impide que su testimonio pueda tener valor probatorio
en la averiguación de la verdad.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, CÁMARA PENAL. Guatemala, siete de septiembre de dos mil diecisiete.
Se tiene a la vista para dictar sentencia el recurso de casación que por motivo de forma interpone el Ministerio
Público contra la sentencia de veintisiete de octubre de dos mil dieciséis, dictada por la Sala Sexta de la
Corte de Apelaciones del Ramo Penal, Narcoactividad y Delitos Contra el Ambiente, con sede en la ciudad de
Cobán del departamento de Alta Verapaz, dentro del proceso que se sigue contra Vidal Vásquez Arriaza por el
delito de violación con agravación de la pena en forma continuada.
El Ministerio Público actúa por medio de la agente fiscal Silvia Patricia López Cárcamo; la Procuraduría
General de la Nación, en su calidad de querellante adhesivo y actor civil, lo hace por medio de la abogada Ana
Isabel de León López; y el procesado, por su parte, es representado por los abogados Amilcar Isaac Pacay
Archila y Mario Guillermo Cuc Quim.
I. ANTECEDENTES
Hechos y circunstancias descritos en la acusación. En el año dos mil cinco, sin que se pueda precisar fecha
exacta, el procesado Vidal Vásquez Arriaza, en el interior de su vivienda ubicada en aldea Rubelsanto del
municipio de Chisec, Alta Verapaz, aprovechando que su esposa había viajado a los Estados Unidos de
América, se quedó solo con sus hijos menores (...),(...) y (...), todos de apellidos Vásquez Rosales. Una noche
en que llegó ebrio, comenzó a golpear e insultar a (...), quien tenía once años de edad, y a quien acusaba de
haber salido con un hombre. Le ordenó que se bañara y cuando esta se hubo desvestido el procesado se quitó
el pantalón y tuvo relaciones sexuales con ella. A partir de esa fecha el procesado comenzó a yacer
continuamente con su hija menor (...), como si fuera su esposa, y al mismo tiempo le seguía dando malos tratos
y golpes si se oponía a tener relaciones sexuales. Cuando (...) tenía entre trece y catorce años de edad, la
familia se mudó a la aldea Playitas de Chisec en el mismo departamento, en donde continuó yaciendo con su
hija menor, con quien tenía relaciones sexuales, hecho que cometió varias veces, hasta que (...) fue rescatada
junto con sus demás hermanos por el Juez de Paz de Chisec. El nueve de marzo de dos mil once los niños
fueron enviados a la casa “Hogares Solidarios”, con sede en la “Ciudad de los Niños”, Finca San Antonio, aldea
Platanar del municipio de San José Pinula del departamento de Guatemala. Este hecho fue calificado como
violación con agravación de la pena en forma continuada.
Hechos que el Tribunal dio por acreditados. El treinta de agosto de dos mil doce, dentro del expediente
identificado con el número cuatrocientos cinco guion dos mil doce (405-2012), el Juez Unipersonal del Tribunal
Primero de Sentencia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente del departamento de Alta Verapaz
(Walter Fabricio Rosales Hernández), dictó sentencia en la que únicamente tuvo como hecho acreditado lo
siguiente:
“Que el procesado Vidal Vásquez Arriaza es padre de (...)”.
Resolución del Tribunal de sentencia. En la sentencia identificada en la literal anterior, el juzgador absolvió al
procesado del delito de violación con agravación de la pena en forma continuada “por falta de prueba idónea”.
Para fundamentar su decisión, la juzgadora expuso que el Ministerio Público ofreció como único medio de
prueba idóneo un disco de datos que contenía la declaración realizada en anticipo de prueba de (...), a la que
no se le daba valor probatorio porque si bien la diligencia se realizó conforme a lo establecido en el artículo 317
del Código Procesal Penal, a la menor no se le previno que podía abstenerse de declarar contra su pariente,
de conformidad con el artículo 16 de la Constitución Política de la República de Guatemala. A este respecto el
juzgador expuso que “era obligación del juez contralor de la investigación y juez de garantías hacerle saber
sobre su derecho de abstenerse a declarar contra su padre, lo cual no se hizo, ni los demás intervinientes en la
diligencia se percataron de dicha omisión para ser subsanada en el acto, de lo que deviene que dicha
declaración fue diligenciada vulnerando una garantía establecida en la Constitución”.
Recurso de apelación especial. Contra lo resuelto por el Juez de Sentencia interpusieron recursos de apelación
especial el Ministerio Público y la Procuraduría General de la Nación, esta última en su calidad de querellante
adhesivo y actor civil. De dichos recursos corresponde resumir solamente el del Ministerio Público, ya que de
él se origina la inconformidad que motiva la presente casación.
El Ministerio Público interpuso apelación especial por motivo de forma, en el cual invocó injusticia notoria de
conformidad con el artículo 420 numeral 6) del Código Procesal Penal. Denunció violación por inobservancia
del artículo 5 del mismo código citado. Argumentó que conforme a la prueba aportada, y especialmente con la
declaración de la víctima en anticipo de prueba y los peritajes e informes psicológicos adjuntos, se acreditó los
hechos descritos en la acusación, y que, “si bien es cierto consta en el audio que el Juez de Primera Instancia
Penal no le hizo saber a la menor agraviada de su derecho de abstenerse a declarar contra su padre, ello
constituye una formalidad que no permite que por ese detalle, sea inválido ese medio de prueba consistente en
declaración testimonial de la víctima en anticipo de prueba. En el presente caso –concluye el Ministerio Público–
se da una injusticia notoria (...) puesto que no obstante contar con las pruebas aportadas al debate, y
precisamente con la declaración de la agraviada, sin embargo se dio un fallo absolutorio, lo cual vulnera la
protección que se da a los bienes tales como la libertad, seguridad sexuales y el pudor, y en donde es evidente
la participación del acusado en el delito a él imputado”.
El Ministerio Público solicitó el reenvío para que un juez distinto conozca y resuelva conforme a derecho.
Sentencia de la Sala de Apelaciones. La Sala Sexta de la Corte de Apelaciones del Ramo Penal,
Narcoactividad y Delitos Contra el Ambiente, mediante sentencia de fecha veintisiete de octubre de dos mil
dieciséis, dictada dentro del expediente número dieciséis mil tres guion dos mil doce guion cero cero ciento
catorce (16003-2012-00114), declaró que no acogía el recurso de apelación especial interpuesto por el
Ministerio Público.
Para fundamentar su decisión, la Sala expuso que la injusticia notoria requiere como supuestos de omisión de
valoración de prueba decisiva, o bien, que la valoración haya sido arbitraria, lo que no es el caso porque el
tribunal sentenciante, si bien es cierto no le dio valor probatorio a la declaración de la agraviada (...), ello no se
debió a que la haya olvidado o que haya ignorado su existencia. Consideró la Sala que no haberle dado valor
probatorio a dicha declaración no fue un acto arbitrario, pues la misma “no cumplió con los formalismos
establecidos en el artículo 16 de la Carta Magna, concatenado con el artículo 212 del Código Procesal Penal”,
específicamente porque no se le hizo saber previamente a su declaración que no estaba obligada a declarar en
contra de su padre. “Según el audio que contiene la declaración –continúa la Sala–, dicho yerro cometido por
el Juez Contralor de la causa, fue consentido por todos los sujetos procesales, especialmente por el Ministerio
Público, ente que pudo haberlo advertido”. Por lo tanto, en opinión de la Sala, “al no haber declaración de la
víctima que haya cumplido con los formalismos legales y no haber ningún medio de prueba que señale
directamente al procesado como autor de los ilícitos que se le endilgan, el tribunal ‘a quo’ no podía dictar una
sentencia condenatoria”.
Con relación al señalamiento del Ministerio Público de que en la sentencia apelada se vulneró la garantía del
interés superior del niño por un exceso de rigorismo, la Sala respondió indicando que la Constitución
Política de la República de Guatemala prevalece sobre cualquier ley o tratado, tal y como lo establece su artículo
204, por lo que frente a lo dispuesto en la Convención sobre los Derechos del Niño debía dársele preeminencia
a lo regulado en el artículo 16 de la Constitución, que en concatenación con el artículo 212 del Código Procesal
Penal requerían que a la menor (...) se le advirtiera de la “exención” a declarar.
Para concluir, la Sala expuso que el juez sentenciante valoró los demás medios de prueba “conforme al sistema
y principios de la sana crítica razonada, reglas de la derivación, la no contradicción o el tercero excluido”, por lo
que al valorar la prueba en forma individual y en su conjunto derivó en una “conclusión válida” de absolver al
procesado “por falta de prueba idónea”. “El tribunal de primer grado –indicó la Sala– pudo haber observado con
antelación el defecto en la declaración de la agraviada (recepcionada en anticipo de prueba), y de esa cuenta
ordenar la declaración de la agraviada en el debate, lo cual hubiera cambiado el resultado final de la sentencia,
sin embargo, dicha situación es una etapa ya precluida y no se puede retrotraer el proceso penal hasta esa
instancia”.
II. RECURSO DE CASACIÓN
Contra lo resuelto por la Sala de Apelaciones, con fundamento en el artículo 440 numeral 1) del Código Procesal
Penal, el Ministerio Público interpone recurso de casación por motivo de forma, en el que denuncia la omisión
de resolver todos los puntos esenciales contenidos en su apelación especial. Señala como norma infringida el
artículo 12 de la Constitución Política de la República porque se le vedó, en representación de la víctima, el
derecho de defensa y el debido proceso al no habérsele resuelto de conformidad con la ley.
Argumentó que en su recurso de apelación especial denunció la “injusticia notoria” por la forma en que resolvió
el tribunal de sentencia, y que a pesar de que esta era evidente, la Sala “no reformó” la resolución impugnada
en apelación especial. Señaló que no haberle dado valor probatorio a la declaración dada por la menor víctima
en anticipo de prueba, porque a esta no se le hizo saber el derecho que tenía de abstenerse de declarar en
contra su padre, constituyó un “exceso de rigorismo” contrario al interés superior del niño, el cual debía
prevalecer en virtud de la preeminencia del derecho internacional en materia de Derechos Humanos.
En otra parte de su argumentación, el Ministerio Público expuso que constituía un agravio el haber confirmado
un fallo absolutorio “puesto que no obstante existió una injusticia notoria no se resolvió el medio recursivo a
favor del ente acusador [y de la víctima]. A la vez que no se resolvieron aspectos relacionados con respecto a
la participación del sindicado en el ilícito penal, pues no se determinó tampoco la responsabilidad y culpabilidad
del mismo y por el contrario el tribunal de alzada avaló el fallo de primer grado”.
Solicitó el Ministerio Público que se ordene el reenvío a efecto de que la Sala de Apelaciones emita una nueva
sentencia sin los vicios señalados.
III. VISTA PÚBLICA
Para la realización de la vista pública se señaló la audiencia del día dieciocho de agosto de dos mil diecisiete,
a las diez horas.
El Ministerio Público presentó oportunamente sus alegaciones de forma escrita, en las cuales reiteró los mismos
argumentos que ya fueron resumidos anteriormente. Por su parte, ni el procesado ni la Procuraduría
General de la Nación presentaron alegatos.
CONSIDERANDO
I
La casación es un recurso extraordinario que está dado en interés de la ley y la justicia. Tiene como finalidad la
correcta y uniforme interpretación de la ley sustantiva, así como velar por el respeto de las formas y requisitos
esenciales del proceso.
II
En el presente caso, el Ministerio Público invoca como motivo de forma que la Sala omitió resolver puntos
esenciales de su apelación especial (artículo 440 numeral 1 del Código Procesal Penal). Señala como agravio
concreto que la Sala no resolvió su denuncia de “injusticia notoria” al haber confirmado el criterio del tribunal
sentenciante de no darle valor probatorio al testimonio de la menor víctima de violación por el formalismo de no
habérsele advertido que podía abstenerse de declarar en contra de su padre (el procesado).
A este respecto, después de contrastar lo expuesto en la sentencia de primera instancia, los agravios expuestos
en la apelación especial y lo resuelto por la Sala de Apelaciones, esta Cámara concluye lo siguiente:
El Ministerio Público impugnó en su recurso de apelación especial que el juez unipersonal del tribunal
sentenciante haya absuelto al procesado a pesar de haberse demostrado la responsabilidad de este,
especialmente con el testimonio de la víctima en anticipo de prueba; e indicó que: “si bien es cierto consta en
el audio que el Juez de Primera Instancia Penal no le hizo saber a la menor agraviada de su derecho de
abstenerse a declarar contra su padre, ello constituye una formalidad que no permite que por ese detalle, sea
inválido ese medio de prueba”, lo que sería contrario al “interés superior del niño”.
Por su parte la Sala, al resolver el recurso de apelación especial, expuso que la injusticia notoria requiere como
presupuesto una omisión en la valoración de prueba decisiva, pero que en este caso, el no haberle dado valor
probatorio a la declaración de la agraviada (...), no se debió a una omisión del tribunal sentenciante, ni tampoco
a una decisión arbitraria de este, sino a que se incumplió con la garantía establecida en el artículo 16 de la
Constitución Política de la República (concatenado con el artículo 212 del Código Procesal Penal) en cuanto a
hacérsele saber a la víctima que podía abstenerse de declarar en contra de su padre. Por otra parte, con relación
al señalamiento de que se habría violado la garantía del “interés superior del niño”, la Sala indicó que la
Constitución tiene preeminencia sobre cualquier ley o tratado, por lo que en este caso debía prevalecer lo
dispuesto en el citado artículo 16 constitucional, que establece la garantía de no ser obligado a declarar en
contra de los parientes. La Sala agregó que el tribunal valoró la prueba de conformidad con “el sistema y
principios de la sana crítica razonada”, y que su apreciación en forma individual y conjunta derivó en una
“conclusión válida” de absolver al procesado “por falta de prueba idónea”.
III
Es criterio de esta Cámara que el motivo de casación regulado en el numeral 1) del artículo 440 del Código
Procesal Penal, procede solamente cuando la sentencia impugnada no se ha pronunciado sobre alguno de los
puntos esenciales contenidos en las alegaciones de la defensa, pero no cuando el agravio que se denuncia se
dirige contra el posible desacierto de los razonamientos o fundamentos expuestos por el tribunal de alzada,
pues esa clase de agravio corresponde denunciarla mediante un motivo de casación diferente. (También la
Corte de Constitucionalidad se ha pronunciado en este sentido, por ejemplo, en el amparo en única instancia
número dos mil setecientos treinta y cuatro “2734-2014”, de fecha diecinueve de octubre de dos mil quince.)
Por tal razón, el análisis de la Cámara, en el estricto marco del motivo de casación invocado, debe limitarse a
establecer si tal omisión se produjo o no, sin entrar a analizar la queja subyacente sobre si hubo o no “injusticia
notoria” al absolver al procesado por falta de prueba suficiente, motivada esta en que a la víctima no se le
advirtió de su derecho a abstenerse de declarar en contra de su padre. En ese sentido, de los resúmenes hechos
arriba se puede concluir fácilmente que la Sala, independientemente del acierto o desacierto de sus
consideraciones, no omitió pronunciarse (con la extensión y claridad suficientes) sobre ninguno de los puntos
esenciales en que se basó la apelación especial interpuesta por el Ministerio Público, ya que la misma desestimó
el recurso expresando claramente que a su criterio debía darse preeminencia al texto constitucional que
establece la garantía de poder abstenerse de declarar en contra de un pariente.
En tal virtud, esta Cámara estima que al Ministerio Público no le asiste la razón en su denuncia de que se le
omitió resolver, por lo que el motivo de forma invocado debe declararse oportunamente como improcedente.
IV
No obstante lo anterior, esta Cámara estima que en este caso las sentencias de primera y segunda instancia
se fundamentan en manifiestos errores de juicio que incorporan intrínsecamente una violación a
garantías constitucionales que protegen a la niñez víctima de agresiones contra su indemnidad sexual,
así como una infracción a los deberes del Estado de garantizar la justicia a los habitantes de la
República, los cuales esta Cámara no puede ignorar y debe entrar a analizar de oficio.
Con el fin de garantizar los derechos fundamentales de los habitantes de la República y de hacer efectivo el
principio de supremacía constitucional, nuestro sistema judicial adopta un modelo de control constitucional
difuso, que permite a los órganos jurisdiccionales ordinarios revisar tanto las formas como el contenido de las
decisiones que se tomen dentro del ámbito de su competencia, a efecto de que estas se adecuen a las
disposiciones de la Constitución Política de la República de Guatemala.
Por otra parte, los artículos 283 y 442 del Código Procesal Penal establecen, respectivamente, que “podrán ser
advertidos aún de oficio, [los defectos] que impliquen inobservancia de derechos y garantías previstas por la
Constitución y por los tratados ratificados por el Estado”, y así mismo, que el Tribunal de Casación “...en los
casos en que advierta violación de una norma constitucional o legal, podrá disponer la anulación y el reenvío
para la corrección debida.”
Con fundamento en las consideraciones anteriores, esta Cámara observa que en el presente caso no es válido
el juicio del tribunal y de la Sala en cuanto a que el artículo 16 de la Constitución Política de la
República implique necesariamente un impedimento para darle valor probatorio a la declaración de la
niña víctima de violación, a la que no se le informa que puede abstenerse de declarar contra su padre
agresor... Dicho artículo establece que en el proceso penal “ninguna persona puede ser obligada a declarar
contra sí misma (...) ni contra sus parientes dentro de los grados de ley”. Desarrollada esta norma dentro de la
legislación ordinaria, se concede como una excepción a la obligación de declarar, a “los parientes cuando sus
declaraciones puedan perjudicar a sus familiares dentro de los grados de ley (...). Sin embargo, podrán declarar,
previa advertencia de la exención, cuando lo desearen” (artículo 212 del Código Procesal Penal).
Sin embargo, esta garantía constitucional no está en contradicción con otras garantías que el Estado ha
reconocido a la niñez por vía de convencionalidad. La noción y concepto de “interés superior del niño” no
entra en contradicción con la citada norma constitucional porque esta última no está dada, como suponen el
tribunal y la Sala, en función de garantizar un derecho de quien es sindicado del delito, sino de quien es llamado
a testificar, de forma que este no se vea, por razón de los vínculos del parentesco, en la alternativa de decir la
verdad y perjudicar a un familiar o de mentir para no hacerlo. Pero cuando esta persona es un niño víctima
de violación, su testimonio se sustrae de ese marco y se coloca en un contexto especial en el que la
tutela judicial efectiva de sus derechos no impide que su testimonio tenga valor probatorio por el solo
hecho de que no se le haya informado de la posibilidad de abstenerse. Por otra parte, si la niña ha
declarado espontáneamente, frente a jueces y abogados, es claro que la duda de hacerlo no ha existido
en esta, y ello se confirma por el hecho de que finalmente declara. Que no se le haya dicho la fórmula
de que podía abstenerse, no anula el hecho real de que ha declarado, y como ya se indicó, precisamente
el hecho de que haya declarado confirma que en el fondo su voluntad era hacerlo, y ningún sentido
tendría anular su declaración por una formalidad o ritualidad que evidentemente no le habría hecho
abstenerse de declarar. Además, en este caso, el testimonio se recibió en anticipo de prueba y ninguna
de las partes ni sus abogados utilizaron los medios de impugnación de que disponían en ese momento
para denunciar la falta de la referida formalidad, por lo que la omisión quedó subsanada por
convalidación, además de que las circunstancias especiales del caso lo muestran como algo
insuficiente para justificar que en la fase de sentencia se le niegue considerarlo como un medio de
prueba legítimo para la averiguación de la verdad.
Es claro que el rito de decirle la fórmula de abstención a una menor víctima de violación es un absurdo.
No es un testimonio común, es el testimonio de la víctima, de una menor de edad, de una persona con
derechos y garantías que por su condición de niñez se encuentran especialmente protegidos por la
Convención de los Derechos del Niño ratificada por el Estado de Guatemala. Convención que en su
artículo 12 establece que: “1) Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un
juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose
debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y madurez del niño. 2. Con tal fin, se dará
en particular al niño oportunidad de ser escuchado, en todo procedimiento judicial o administrativo que afecte
al niño, ya sea directamente o por medio de un representante o de un órgano apropiado, en consonancia con
las normas de procedimiento de la ley nacional.” Y el artículo siguiente agrega: “1. El niño tendrá derecho a la
libertad de expresión; ese derecho incluirá la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo
tipo (...), ya sea oralmente, por escrito o impresas, (...). 2. El ejercicio de tal derecho podrá estar sujeto a ciertas
restricciones, que serán únicamente las que la ley prevea y sean necesarias”. Sin embargo, ninguna ley nacional
prevé que para que declare el niño violado deba advertírsele que tiene la opción de abstenerse. Si no quiere
declarar no lo hará, y si tiene la necesidad o impulso de hacerlo lo hará. La ley nacional en materia de niñez
(Ley de Protección Integral de La Niñez y Adolescencia) dice precisamente, en su artículo 116, que “La niñez y
la adolescencia amenazadas o violadas en sus derechos gozarán de las siguientes garantías procesales: a)
Ser escuchado en su idioma en todas las etapas del proceso y que su opinión y versiones sean tomadas en
cuenta y consideradas en la resolución que dicte el juzgado (...). k) A evitar que sea revictimizado al confrontarse
con su agresor en cualquier etapa del proceso. (Los subrayados son de esta Cámara.)
De las citas anteriores resulta más que evidente que es absurdo decirle a una niña víctima de violación:
“Oye, nena, puedes abstenerte de declarar contra tu padre. ¿Quieres declarar?”. Las mismas
condiciones de inmadurez emocional hacen que semejante situación no sea sino una revictimización, y
por eso estas declaraciones están reguladas por un régimen especial, se hacen en lugares especiales
(mediante Cámara Gesell), en donde se evita confrontarla con su victimario, acompañada de psicólogos,
con métodos de diálogo y no de interrogación o contra interrogación, por lo que no haberle dicho tal
fórmula de abstención no puede ser de ninguna manera causa suficiente para anular su declaración y
dejarla sin NINGUN valor, y que a partir de ello un juez concluya que no hay prueba idónea suficiente y
que esa sea la razón determinante para que decida absolver al acusado.
Como un antecedente pertinente al caso que aquí se analiza, conviene citar una sentencia anterior de la
Corte de Constitucionalidad, en donde esta expuso, ante un caso análogo al presente, que se vulneran los
derechos fundamentales de la víctima cuando no se toman en consideración los fundamentos necesarios para
analizar si, en la valoración de la declaración testimonial, existen o no vulneraciones que justifiquen
suficientemente su desestimación, sobre todo –dice la Corte de Constitucionalidad–, si “no se toma en cuenta
que las reglas de valoración deben ir concatenadas con los convenios internacionales en materia de niñez y de
violencia contra la mujer, que tanto los tribunales de sentencia como las Salas de la Corte de Apelaciones deben
aplicar”. En esta sentencia que se cita (Amparo en única instancia número ochenta y ocho guión dos mil
diecisiete, de fecha treinta y uno de agosto de dos mil diecisiete), la Corte de Constitucionalidad expuso lo
siguiente: “(...) la valoración de la prueba resulta medular en la aplicación de la justicia, la que, si bien de
conformidad con la ley, tiene sus limitaciones, también adquiere relevancia los controles que los
órganos jurisdiccionales superiores ejercen, mediante los recursos que la ley adjetiva proporcione. En
este punto, debe tomarse en consideración que, si bien el artículo 430 del Código procesal Penal garantiza la
intangibilidad de la prueba, ello no obstaculiza el control de las reglas de la sana crítica que se tuvieron en
cuenta en el fallo de mérito, así como la permisión que la norma otorga para referirse a la prueba, en cuanto a
la aplicación de la ley sustantiva o cuando exista manifiesta contradicción en la sentencia recurrida”.
Continúa exponiendo que merece una especial atención “la declaración testimonial de una niña, pues se
encuentra protegida por convenios y tratados internacionales, en virtud del principio de interés superior
del niño. Lo anterior evidencia que no puede analizarse este particular medio probatorio, sin tener
presentes estas condiciones, por ello el sistema interamericano de Derechos Humanos, ha puesto un
especial interés en este tipo de situaciones, sobre todo, en asuntos relativos a agresiones sexuales en
las que han resultado víctimas y, aunado a ello, respecto al sexo de la menor de edad, pues por tratarse
de una niña, también se debe velar por sus derechos en relación al género”.
En conclusión, por todas las razones ya expuestas, esta Cámara establece que efectivamente, la forma en que
han resuelto tanto el juez sentenciante como la Sala de Apelaciones al no darle ningún valor probatorio al
testimonio de la niña víctima de violación, por el hecho de que no se le informó que podía abstenerse de declarar
en contra de su padre (quien es sindicado de haberla violado), constituye una clara violación a la obligación que
tienen todos los tribunales de considerar siempre, como una prioridad, el interés superior del niño y su derecho
a una tutela judicial efectiva, interés que en este caso concreto imponía aplicar consideraciones especiales que
impidieran negarle valor probatorio al testimonio de la niña víctima de violación por el solo hecho de que no se
le haya informado de la opción de abstenerse a declarar en contra de su padre.
Pero más importante y fundamental que lo dicho hasta aquí, es la debida comprensión de que el testimonio de
la niña víctima de violación se sustrae al contexto normal de una declaración testimonial en juicio. La niñez de
la declarante la pone en condición de no tener la madurez requerida para comprender cabalmente el significado
de declarar y decir la verdad o callarse. Por esa misma razón, el artículo 213 del Código Procesal Penal previene
que en tal caso, la decisión debe provenir de su representante legal. En este caso, el único representante legal
en el país es el padre, que a la vez es el victimario, por lo que tal función recayó en la Procuraduría General de la
Nación, quien se constituyó en querellante adhesiva y estuvo presente en el diligenciamiento de la prueba
avalando su realización. En consecuencia, dadas las circunstancias especiales del presente caso, no resultan
exigibles todas las fórmulas propias para una declaración testimonial común, por lo que no haberle indicado a
la niña víctima que podía abstenerse de declarar no era causa válida para negarle valor probatorio a su
testimonio.
Por lo tanto, es procedente ANULAR DE OFICIO tanto la sentencia recurrida, emitida por la Sala de
Apelaciones, como la sentencia emitida por el Juez Unipersonal del Tribunal Primero de Sentencia Penal,
Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente del departamento de Alta Verapaz; debiendo ordenarse el reenvío
de las actuaciones para que un nuevo juez del mencionado tribunal de sentencia conozca del presente caso
mediante el diligenciamiento de un nuevo debate en el que se respete las exigencias del debido proceso y la
tutela judicial efectiva de todos los sujetos procesales, atendiendo y privilegiando el interés superior del niño,
particularmente al momento de valorar la prueba que se le presente.
LEYES APLICABLES
Artículos: 1, 2, 3, 5, 12, 14, 15, 16, 17, 28, 203 y 204 de la Constitución Política de la República de Guatemala;
1, 10, 12, 26, 27, 29, 35, 36, 41, 42 y 173 del Código Penal; 1, 2, 3, 4, 5, 11Bis, 37, 43 numeral 8), 50, 181,
182, 184, 186, 207, 212, 213, 225, 234, 283, 284, 385, 388, 394, 419, 430, 433, 437, 438, 439, 441, 442, 446 y
448 del Código Procesal Penal; 16, 57, 58, 59, 74, 79 inciso a), 141, 142 y 143 de la Ley del Organismo
Judicial.
POR TANTO
La Corte Suprema de Justicia, Cámara Penal, con fundamento en lo considerado y leyes aplicadas, DECLARA:
I) IMPROCEDENTE el recurso de casación por motivo de forma interpuestos por el Ministerio Público, en contra
de la sentencia de veintisiete de octubre de dos mil dieciséis, dictada por la Sala Sexta de la Corte de
Apelaciones del Ramo Penal, Narcoactividad y Delitos Contra el Ambiente. II) DE OFICIO ANULA la sentencia
recurrida, así como la de fecha treinta de agosto de dos mil doce, dictada por Juez Unipersonal del Tribunal
Primero de Sentencia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente del departamento de Alta Verapaz; y,
en consecuencia, ordena el REENVÍO al mencionado tribunal de sentencia para que el juez que siga en el orden
de designación interna de expediente reprograme un nuevo debate en el que se tome en cuenta las
consideraciones hechas en la parte considerativa de la presente sentencia. III) Notifíquese y, con certificación
de lo resuelto, devuélvase los antecedentes a donde corresponda.

Delia Marina Dávila Salazar, Magistrada Vocal Cuarta, Presidente Cámara Penal; Josué Felipe Baquiax,
Magistrado Vocal Quinto; Nester Mauricio Vásquez Pimentel, Magistrado Vocal Noveno; José Antonio
Pineda Barales, Magistrado Vocal Decimo Primero. Rony Eulalio López Contreras, Secretario Corte Suprema
de Justicia.

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