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Por muchos años la depresión en niños y adolescentes fue pensada como una rareza, e
incluso conceptualmente imposible en jóvenes. Se creía que la misma exigía cierta
experiencia de vida, que solo una acumulación de sucesos negativos podría generar
pesimismo, lo cual llevaría a la depresión. En 1973, luego de que Feighner publicará los
criterios de depresión en adultos; Warren y cols. Intentaron por primera vez aplicarlos en
los niños. Al ser implementados en pacientes más jóvenes se observó que presentaban
síntomas emocionales, cognitivos y conductuales similar a la de los adultos. Actualmente
Barlow y Durand en 2003 señalaron que, en la actualidad existen pruebas de que bebés de
tres meses de edad pueden deprimirse y que los niños de madres deprimidas manifiestan
marcadas conductas depresivas. Actualmente es sabido que la depresión en la infancia y en
la adolescencia es más frecuente de lo que se suponía. Sin embargo, los trastornos del
estado del ánimo como la distimia, suelen ser ignorados en la infancia (Kashani, 1990).
INTERVENCION PSICOTERAPEUTICA
Para el caso de los adolescentes con trastorno depresivo mayor dentro de los distintos
modelos de tratamiento, uno de los que sin duda ha sido más exhaustivamente probado es el
Curso de Afrontamiento de la depresión-Adolescentes que consiste en un programa grupal
de 4 a 8 participantes, entre 14 y 18 años que se realiza a lo largo de 16 sesiones de 2 horas
de duración. El mismo tiene el formato de un curso con psi coeducación, de carácter no
estigmatizante y donde el terapeuta tiene un rol de instructor, distinto al modelo clásico de
psicoterapeuta al que estamos habituados.
Las intervenciones en la fase aguda con los adolescentes involucran el empleo de diversas
técnicas:
Monitoreo del estado de ánimo.
Habilidades sociales.
Actividades placenteras.
Manejo de la ansiedad.
Reestructuración cognitiva.
Técnicas de comunicación.
Resolución de problemas.