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TEORIAS DE LA LITERATURA DEL SIGLO XX

D. W. Fokkema y Elrud lbsch


Ed. Cátedra., Madrid, 1981 240 págs.

Los autores de este libro nos presentan, en seis capítulos, un amplio panorama de
las principales corrientes de la crítica actual. Su pretensión es la de ofrecernos estas co-
rrientes de una manera esquemática y que deje explícitos sus presupuestos, tal y como
afirman en el prólogo de la obra. Sostienen, además, que solo a través de la investiga-
ción de la teoría literaria será posible el estudio científico de los textos literarios.

El capítulo primero sirve de introducción al libro y revisa una serie de corrientes


que impiden un estudio sistemático de las obras literarias, como la teoría de Wittgens-
tein del "parecido familiar" o la suposición de que la actividad de la crítica literaria
universitaria se halla en estrecha dependencia de las corrientes que prevalecen en la li-
terarura creativa. Seguidamente se plantea una cuestión que se considera fundamental:
"saber qué hipótesis se han formulado en el campo de la literatura con un deseo de
universalidad o, al menos, de validez general. "Una teoría literaria, según se desprende
de este capítulo introductorio, tendrá que crear una reserva de conceptos universales o
generales que permitan describir y explicar los hechos individuales. Por otra parte, la
literatura no se considerará como algo abstracto y ahistórico o como un producto ex-
clusivamente individual. El camino que permanece abierto es el de la combinación de
lo general con lo particular, es decir, el de las teorías que aporten conceptos generales
para explicar desvíos individuales y que den cuenta de la base histórica de la literatura.

El capítulo segundo recoge el FORMALISMO RUSO, ESTRUCTURALISMO


CHECO Y SEMIOTICA SOVIETICA.

El formalismo ruso se propone "el estudio científico de la literatura, en la creencia


de que tal estudio es posible y adecuado". Para alcanzar el fin propuesto, se buscan las
propiedades universales de la literatura. Por otra parte, la tesis de que diferentes formas
remiten a diferentes contenidos conduce a rechazar abstracciones sacadas del texto. Tal
contradicción se resolverá enlazando las abstracciones con el texto individual mediante
el concepto de función.

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El formalismo concede especial atención a los aspectos técnicos, tanto en poesía
como en narratología. Trama, personajes, escenario y elementos temáticos alcanzan la
misma consideración que la materia organizada en poesía. Paulatinamente, los forma-
listas aceptaron la interdependencia de los factores del arte verbal y consideraron que
la obra literaria funciona como un signo a causa de su estructura. Junto al concepto de
estructura, introdujeron la dicotomía estructura/materia, que sustituyó a la de forma-
/contenido. Entre los términos introducidos por los formalistas cabe destacar "fábula"
opuesto a "sjuzet", es decir, "representación de la acción en orden cronológico y en sus
relaciones causales" frente a "manera en que se presenta el material semántico en un
texto dado".
También se recoge en este capítulo el aspecto históricista del formalismo, en cuanto
a que, según afirma Tinianov, los conceptos de "literatura" y "género" forman parte
de un proceso comunicativo y no pueden definirse de manera estática; pero no tiene
cabida en esta teoría la primacía de las condiciones económicas, como ocurre en el
marxismo, y se considera la literatura como una serie "sui generis".
El estructuralismo checo continúa la tradición del formalismo ruso. Mukaróvsky
afirma que el arte es signo, estructura y valor. Como signo que es, presenta significante
y significado y no puede reducirse a uno solo de esos aspectos.
Dentro de esta teoría, se considerará objeto estético lo que las interpretaciones indi-
viduales sobre un mismo artefacto material tengan en común, por lo cual se continúa
con el dinamismo de Tinianov que presenta el valor estético como dependiente del de-
sarrollo social.
Dentro de la semiótica soviética, podemos observar que Lotman sigue la línea de
Mukarovsky, aceptando la idea del carácter autónomo y comunicativo del texto. Piensa
Lotman que el texto es el producto de dos códigos superpuestos, el lingüístico y el lite-
rario, y que la interpretación de ambos proporciona al texto su "información" o "grado
de organización". Los aspectos formales y semánticos aparecen íntimamente relaciona-
dos.
En el capítulo tercero tenemos EL ESTRUCTURALISMO EN FRANCIA: CRITI-
CA, NARRATOLOGIA Y ANALISIS DE TEXTOS.
Dentro de la crítica destaca el papel de R. Barthes, para quien la relación obra—
individuo es la que permite descodificar la obra literaria. Barthes tiene en cuenta la re-
cepción de las obras dentro de su hipótesis sobre la literatura. Se nos presenta un siste-
ma funcional con una constante, la obra, y una variable, la época de la obra.
La narratología estructuralista de Propp prefiere el estudio sincrónico y tiene en
cuenta las relaciones sintagmáticas, pero no las paradigmáticas, que permitirían varias
posibilidades abiertas a partir de la inserción de una función determinada. Propp estu-
dia un corpus cerrado en el que no tienen cabida las funciones dobles y triples, lo que
le lleva a rechazar la distinción "fábula—sjuzet" de los formalistas.
Todorov se muestra más próximo a los textos, cuyo carácter literario trata de preci-
sar, y acepta la distinción rechazada por Propp. Dentro de la narratología esturcturalis-
ta, Todorov es quien recibe una influencia más directa de los formalistas rusos, aunque
termina por ahondar en el estudio del nivel sintáctico y abandonar el "sjuzet".
En cuanto al comentario de textos, Levi—Strauss toma como base para el análisis el
concepto de función poética de Jakobson, pero éste no hace referencia a la relación
mensaje—emisor—receptor y realidad lingüística. No se tienen en cuenta rasgos contex-
tuales y situacionales que pueden hacer cambiar los rasgos semánticos. Los autores de

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este libro opinan que las relaciones de equivalencia implícita en la función poética de-
berían sistematizarse en un orden jerárquico e incluir el factor tiempo en el concepto
espacial de estructura.
El capítulo cuarto trata sobre las teorías marxistas de la literatura, que conceden
primacía a la materia sobre el pensamiento. La literatura se estudia así dentro de los
términos del materialismo histórico. Hay dos formas de evaluar la obra literaria: la his-
tórica, que determinaría el papel histórico del autor, y la política, que juzgaría la obra
en relación con la situación política de la época.
En el I Congreso de Escritores Soviéticos el realismo socialista se toma como princi-
pio de la creación literaria, "método por el cual se solicita la representación literaria de
la realidad en su desarrollo revolucionario, combinándolo con el remodelamiento ideo-
lógico y de educación de la clase trabajadora en el espíritu del socialismo". A raiz de la
muerte de Stalin, se produjo un deshielo cultural que permitió que circularan nueva-
mente las teorías de los formalistas rusos. En la actualidad se aceptan unas libertades
que demuestran el eclecticismo de la teoría literaria soviética, entre cuyas contradiccio-
nes se establece una relación dialéctica.
En China, la recepción de las teorías marxistas coloca en un primer plano el deter-
minismo económico y el principio leninista del espíritu de partido. El objetivo de la
teoría literaria maoista es el avance de la lucha revolucionaria. La Ley de la revisión
permanente hace innecesario el respeto al pasado. Los criterios artísticos se defienden
aunque estén sujetos a las normas políticas, porque el arma revolucionaria tiene que
ser poderosa. La cuestión de la relación forma—contenido se ha resuelto a favor de la
separación de ambos, pues considerarlos como partes de un todo ofrecería resistencia a
la censura política.
El neomarxismo ha aceptado el método dialéctico, pero no la autoridad todopode-
rosa del partido.
Capítulo quinto: LA RECEPCION DE LA LITERATURA. Aquí se incluye la re-
cepción en una posible definción de "literaturidad". El objeto de la investigación litera-
ria será el objeto estético, la concreción del texto. Esta teoría tiene en cuenta el relati-
vismo histórico y cultural y se aleja del objetivismo histórico y del "clasicismo". En la
teoría de la recepción lo fundamental es el efecto de las estructuras y describir "qué
elementos estructurales se actualizan en un momento determinado dentro de un siste-
ma predominante de normas literarias "y también" el lugar que una obra literaria ocu-
pa en el sistema de referencias creado por las expectativas del lector". Resulta evidente
que el objeto de esta teoría no pueden ser todas las concreciones posibles que realicen
los lectores, sino aquellas que manifiestan el contraste entre la estructura de la obra y
la de la norma prevalente.
El capítulo sexto presenta perspectivas futuras de investigación, entre las que se
concede especial importancia a la semiótica y a la teoría de la recepción, que presenta
la obra.
Como puede observarse a través de esta apretada síntesis, el panorama que presenta
la obra es amplio y pretende resultar exhaustivo, por lo que su lectura nos parece muy
recomendable para todos aquellos que se sientan atraídos por estos temas.

Catalina Peralonso González.

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