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EL QUE CREE EN JESÚS

Introducción. La situación que nos ha tocado vivir, considero yo, que es muy cómoda para vivir el
evangelio. Puedo decir que hoy se vive un evangelio barato en muchos de los casos, una gracia barata, sin
compromiso, sin seguimiento radical a Jesús. En este tiempo cualquiera puede ser cristiano, y por muchas
razones. Por las canciones lindas de Alex Campos o de Adrián Romero, o tal vez por el testimonio
impactante de algún cristiano. Yo me hago el cuestionamiento: ¿Cuántos cristianos de hoy, lo seguirán
siendo fieles en medio de la persecución? La comodidad sólo trae creyentes débiles, no es lo mismo
militares en tiempo de guerra que militares en tiempo de paz. Cualquiera puede ser bombero cuando no hay
llamas.
Hoy quiero hacer una reflexión respecto a la fe, respecto a las palabras de Jesús: el que cree en mí. Cada vez
que había multitudes detrás de Jesús, Él les hablaba de las condiciones que deben tener para seguirle.
Muchos de los que le seguían lo hacían por el pan que les daba, pero cuando Jesús les habló de un
compromiso serio, muchos de ellos le abandonaron. Incluso Jesús les dice a los doce si también se quieren
ir.
I. ES UNA ACCIÓN VOLUNTARIA: Todo aquel que en Él cree.
A. Perspectivas diferentes.
Desde la época de la reforma, se ha debatido sobre la libertad del hombre para elegir y la soberanía de
Dios en lo que respecta a la salvación. En este punto resumiré la postura del calvinismo extremo o
hipercalvinismo. Según su interpretación, dice que el hombre está muerto en delitos y pecados, y por sí
mismo no puede hacer nada. De manera que su salvación depende de la soberanía de Dios y le ha
predestinado para salvación o no. Si es predestinado, Dios de una manera soberana le hará nacer de
nuevo, antes que se arrepienta. Porque es imposible uno que está muerto en delitos y pecado pueda creer
en Cristo. Sin duda tienen muchos textos que abalan su teoría. Siguen diciendo, que una persona salvada,
ya no puede caer de la gracia, porque una vez salvo, siempre salvo.
Sin duda esta es la postura más extrema. Especula mucho en lo que Dios ha determinado de antemano, y
descarta la responsabilidad humana en su salvación.
Sin duda que Dios en su omnisciencia infinita, sabe quiénes creerán y quiénes no, pero eso ya es
cuestión de Dios y no de nosotros.
B. El libre albedrío y la responsabilidad humana.
Desde un principio el hombre fue creado con voluntad, con la facultad de ejercer decisiones, y obvio con
la advertencia de asumir su responsabilidad por sus decisiones.
Dios puso ante Adán el árbol de la ciencia del bien y del mal y también el árbol de la vida. Dios puso
delante de los Israelitas un camino de vida y otro de muerte.
Por medio de los profetas siempre estuvo amonestando al arrepentimiento, pero el pueblo no hizo caso.
El evangelio de Juan, cuya finalidad es dar razones para que la gente crea en Jesús, nos habla de
diferentes momentos en que Jesús dejó abierta la invitación para todo el que tiene necesidad de venir a
Jesús.
La fe no se le impone a nadie, no se le obliga a nadie. Jesús toca la puerta, no rompe las paredes para
entrar.
El evangelio se proclama a todos, pero no todos responderán con la misma actitud. La parábola del
sembrador nos revela que la semilla cayó en todos los terrenos, pero sólo en uno dio abundante fruto.

II. MOTIVADA POR UNA NECESIDAD ESPIRITUAL: El que tiene sed – hambre.
A. Las necesidades temporales. Los evangelios nos hablan de multitudes que seguían a Jesús. No lo
hacían porque necesitaban perdón, sino por los milagros que hacía. Jesús les dice, que le siguen no
porque han visto las señales que confirman que es el enviado de Dios, sino porque se saciaron de
pan. De tal manera que estaban pensando proclamarle rey. Sus ambiciones de la multitud eran de
índole terrenal. Sus conceptos del mesías eran llenos de ilusiones de un reino terrenal. Los mismos
discípulos estaban anhelando la restauración del reino de Israel. Muy pocos lo encontramos que en
realidad buscaron a Jesús con el fin de ser salvos. Zaqueo, la mujer samaritana, la mujer pecadora,
son ejemplos de personas saciaron su sed espiritual en Jesús.
Sin duda en este tiempo mucha gente busca de Dios para satisfacer sus necesidades materiales. No
niego que Jesús derrame bendiciones de ese tipo, sin duda que lo hace, lo seguirá haciendo. Pero el
pan material, la salud física, las bendiciones económicas, terminan con la muerte.
B. La necesidad eterna.
Jesús dice: trabajad por la comida que a vida eterna permanece. Jesús quiere que las personas vengan a
Él en busca de salvación ante todo. Que busquen perdón y misericordia.
La necesidad más grande del hombres es ser salvo, ser perdonado, ser hecho una nueva criatura. La
oferta más grande es el cielo.
Sin duda que esta necesidad generalmente en el ser humano está velada. El ser humano se cree bueno,
cree que es bueno, que hace el bien. Cree que merece el cielo. Dios sabe que no es así, todos han pecado,
todos han venido al mundo como hijos de ira, todos aparte de Cristo están muertos en delitos y pecados.
Por ello se necesita la acción del Espíritu Santo. Él es el que convence al mundo de pecado, de justicia y
de juicio. Necesitamos sentir el dolor de la enfermedad para apreciar el valor de la medicina. El doctor te
puede decir tienes un tumor, y que debes tomar tales cuales medicinas. Pero mientras no sientas el dolor
agudo de la enfermedad, no buscarás la medicina con esmero. Mientras no sientas el dolor, no tomarás la
medicina con la esperanza de sanarte. Algo así es una comparación con la vida espiritual, mientras no
sientas el peso de tus pecados, mientras no te veas condenado y lejos de Dios, no sabrás apreciar lo que
Cristo hizo por ti. Jesús ante todo derramó su sangre por nuestros pecados.
Si no te has sentido pecador, pide a Dios que te convenza a través de su Espíritu, clama que la Palabra
traspase tu ser. No puede quedarte con una fe nominal, con una fe intelectual, necesitas tener una fe
salvadora, una fe que te garantice el perdón de tus pecados y la herencia de la vida eterna.
III. DEMANDA UN COMPROMISO TOTAL: Comer su carne y beber su sangre.
A. Asimilar su vida terrenal. Jesús habló de comer su carne. Sin duda que no se refiere a la
celebración de la santa cena. Para los judíos comer carne humana era una abominación, por ello se
escandalizaron. Su cuerpo evidencia su humanidad. El tipo de vida que el llevó. Nosotros tenemos
que seguir sus pisadas, no sólo imitar de lejos, sino encarnar su vida, como lo dijo Pablo, ya no vivó
yo, Cristo vive en mí.
La razón de esto es que el prototipo de vida que nosotros muchas veces seguimos, no es lo que Jesús
quiere. Seguimos los modelos de vida del mundo, de los americanos, de los europeos, de nuestros
ancestros.
Tenemos que aprender del modelo de Cristo. Tenemos que aprender de su amor, de su humildad, de
su mansedumbre, de su servicio, de su dependencia del Padre.
B. Asimilar su vida, depender de Él. En la sangre está la vida. Necesitamos asimilar su sangre para
nuestra vida. Por su sangre somos limpiados de todo pecado. Por su sangre tenemos vestiduras
blancas. Necesitamos llenar nuestra vida con la vida de Cristo. Él dijo que separados del Él nada
podemos hacer. Todo fruto que damos debe ser resultado de lo que Él hace en nuestra vida. De modo
que ya no confiemos en nosotros, sino en lo que Cristo hizo y sigue haciendo en nosotros.
Muchas veces llegamos a la confusión de hacer buenas obras, con el fin de mantenernos en la
salvación. Hay que entender que la salvación es por fe y para fe. Uno es salvo por confiar en Cristo y
sigue siendo salvo por seguir confiando en Cristo. Las buenas obras son el resultado de la relación
con Cristo. Para evidenciar la fe que obra por el amor, hay que permanecer en Cristo. Hay que
depender de Él.
IV. SU CONSECUENCIA ES ETERNA: Vida eterna.
A. El que no cree ya es condenado.
De acuerdo al texto de Romanos 3:23, la humanidad en general está condenada, está fuera de la
gloria de Dios. El abismo que genera el pecado, separa al hombre de Dios, y por lo tanto ya viene
siendo un hijo de ira.
Usted se puede preguntar y que de los niños, ellos ya vienen condenados también. La Jesús dice que
de los tales es el reino de Dios. La creencia unánime en el pueblo evangélico es que un niño viene con la
herencia de pecado, está fuera de la gloria de Dios, pero que por una provisión especial del sacrificio de
Cristo hacia ellos, son salvos. Es decir un niño es salvo por los méritos de Jesús en el calvario.
En cambio con un ser humano consciente de sus actos, está condenación, y se salva sólo por aceptar a Jesús
como su salvador y Señor.
El problema del ser humano que no cree en el evangelio, es por no abandonar su pecado. Los que aman las
tinieblas no vienen a la luz. Ponen escusas, razonamientos, preceptos, incluso usan la Biblia. Pero la mayor
razón es que aman las obras de las tinieblas y por ello no vienen a la luz para ser salvos por Jesús.
B. El que cree tiene vida eterna.
Todo el que en Él cree, tiene vida eterna. En la definición común para tener vida eterna o ser salvo es
que cuando uno muere se va al cielo y eso es todo. Sin duda que eso es cierto. Pero es sólo una parte de
la verdad de Dios. Cuando Jesús habla de vida eterna, se refiere a un tipo de vida que desde aquí se
comienza a disfrutar. Es una vida de libertad, de sanidad, de restauración, vida abundante, una vida de
santidad.
Es caminar en una nueva dirección, con una nueva familia, en una nueva relación con Dios.
La vida natural sigue igual. Tienes que comer, vestir, casarte, estudiar, tener dinero, te vendrán
problemas, al final vas a morir. Pero ese camino es guiado por Jesús, su promesa es: yo estaré con
vosotros hasta el fin del mundo. Tener vida eterna es tener a Jesús en nuestro diario caminar. Es que le
conozcamos a Él y que seamos conocidos por Él. Si bien es cierto Dios está en todas partes, tenemos que
entender que Dios no se manifiesta en todas partes. El mundo de pecado no elimina la presencia de Dios,
pero si limita que se manifieste. Dios está cerca de un borracho y le conoce. Pero Dios no se manifiesta
lo mismo que a un cristiano.

CONCLUSIÓN

Pablo dice: Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os
conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? La Iglesia
de Corinto estaba viviendo un estilo de vida carnal, dominados por muchas prácticas de pecado.
Contiendas, envidias, divisiones, iras, etc. Pablo tiene temor que los encuentre en la misma situación.
Cuando el estilo de vida de una persona es reincidente al cambio, al arrepentimiento, es necesario
considerar si ha nacido de nuevo o no, si conoce a Dios o no. Porque el que está en Cristo es una nueva
criatura, las cosas viejas han pasado, todas son hechas nuevas. Si Cristo está en el corazón de una
persona, debe haber un fruto evidente.
Jesús dice que, el que viene a Él, tiene vida eterna. Ese don que Jesús ofrece es ahora, se puede tener ya.
Muchas veces decimos que si morimos hoy puede que no vayamos al cielo, porque nos faltan muchas
cosas que arreglar. La pregunta es: cuántas cosas buenas son suficientes para ir al cielo. La respuesta es
que Cristo ya pagó todo y por gracia somos salvos por medio de la fe.
La pregunta fundamental es si usted y yo en realidad hemos nacido del Espíritu, conocemos a Cristo, Él
nos conoce. Zaqueo conoció a Jesús, y su vida cambió de inmediato. Porque el evangelio es poder de
Dios.
Una vez más repito lo que dice Pablo: examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe. Consideren si
Jesús está en su vida. A no ser que no sean salvos.

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