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La Murmuración ¡El gran pecado que más destruye Iglesias!

– Jahaziel Rodríguez

Hay un pecado terrible que sigilosamente ha intentado entrar en el del cuerpo de Cristo a
través de los siglos. Y es muy dañino y peligroso, no solo para el que lo comete, sino también
para el que participa de oyente. Y me refiero al pecado de la murmuración.

Entrando en el tema de hoy, este pecado de la murmuración es presentado en la Biblia como


un pecado de muerte. Es, a la vez, una de las tácticas más sucias de Satanás en su odio a la
Iglesia que Cristo compró con su sangre. Satanás es el adversario de Dios y de su pueblo. Así
que él lucha contra todo lo que es del Espíritu. Y algo que es del Espíritu en la Biblia es la
unidad entre los hermanos de la fe. La Biblia nos ordena ser solícitos en guardar la unidad del
Espíritu en el vínculo de la Paz.

La murmuración es hablar mal de alguien y desprestigiarlo a sus espaldas. La Biblia dice en el


Salmo 1:1 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos. Ni estuvo en camino
de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado.” La frase “Sentarse en silla de
escarnecedores” se refiere a reunirse para escarnecer o denigrar a alguien, y Eso es
murmuración. El apóstol Pablo dijo en Filipenses 2:14, 15 “Haced todo sin murmuraciones y
contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha”

3 Cosas que la Murmuración es según la Biblia

En primer lugar, la murmuración es un olvido de que uno también es débil. Cuando uno critica
a un hermano a sus espaldas, está olvidando que uno también está rodeado de debilidad.
Jesús dijo “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no miras la viga que está
en tu propio ojo” Mateo 7:3 (1-5). Es importante aclarar que la Biblia sí nos manda a
corregirnos mutuamente los errores, pero siempre de frente y con mucho amor y
mansedumbre. Así lo dice la palabra: “que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por
si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad.” 2 Timoteo 2:25

Dice también la Biblia que si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois
espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que
tú también seas tentado (Gal 6:1).

Hay que ser celoso por la verdad y corregir a las personas para que puedan crecer, pero lo que
no se puede hacer es criticar a alguien a sus espaldas y denigrar su prestigio frente a otros,
porque eso es muy dañino y es un olvido de que uno es débil. También es importante decir en
este punto, que la persona que murmura de otros, de él también van a murmurar en el futuro,
porque la Biblia dice que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

Todo el daño que alguien cause con su murmuración a una familia, iglesia o hermanos en la fe,
alguien después le hará algo similar a él.

En segundo lugar, la murmuración es un gran pecado que nos pudiera evitar llegar al cielo si no
nos arrepentimos. En una ocasión, los hermanos de Moisés, Aarón y María murmuraron de él
porque se había casado con una mujer cusita, y Dios vio con desagrado ese pecado y castigó a
María con lepra. Luego ellos se arrepintieron y Moisés clamó a Dios por sanidad sobre su
hermana. Pero quedó muy claro que Dios se aira contra los murmuradores.
El avanzar del pueblo de Dios rumbo a Canaan se atrasó 7 días por el pecado de murmuración
de María y Aarón.

También tenemos el ejemplo de Coré, en este caso fue peor porque Coré, junto con otros
hombres comenzaron a murmurar de Moisés y Aarón, revelándose contra la autoridad que
Dios había depositado sobre ellos. Dios se airó tanto contra los murmuradores, que la tierra se
abrió y se tragó a todos los que habían participado en aquel horrendo pecado, junto con sus
familias y sus pertenencias; y dice la Biblia que descendieron vivos al Seol.

¡Cuán peligrosa es la murmuración en el cuerpo de Cristo! De hecho, todos los que salieron de
Egipto camino a Canaán, de veinte años arriba, todos murieron en el desierto sin llegar a la
tierra prometida, excepto Caleb y Josué; y la Biblia revela que una de las mayores razones por
las cuales no pudieron entrar en la tierra prometida, fue a causa de la murmuración. Hablando
en ese contexto, Pablo les dijo a los Corintios: “No murmuréis, como algunos de ellos
murmuraron, y perecieron por el destructor. Y también en Hebreos se nos amonesta diciendo
“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de
amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados...

Estimado hermano, la murmuración es un pecado del cual, si la persona no se arrepiente


puede perder el cielo.

Y en tercer y último lugar, la murmuración es una obra o efecto de la carne. El cristiano puede
ser espiritual o carnal. La biblia nos revela cómo es alguien espiritual, esta persona tiene el
fruto del Espíritu. Pero también se nos habla sobre cuáles son las obras de un cristiano carnal
e inmaduro en Cristo. Entre ellas, está el adulterio, fornicación, enemistades, pleitos, celos,
iras, contiendas y disensiones. Cuando alguien murmura de los demás, está demostrando que
es un creyente carnal, un Niño en Cristo.

Dios nos llama a cuidarnos de la murmuración porque daña nuestro corazón y también la
unidad del cuerpo de Cristo. El cristiano debe andar en justicia y transparencia, y nunca hablar
mal de alguien a sus espaldas. Efesios 4:2 dice: Por lo cual, desechando la mentira, hablad
verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. En una
ocasión, Jesús orando, le dijo al Padre “que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en
ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

También Jesús pidió que nos amemos unos a otros, y cuando eso sucede, siempre cuidaremos
las espaldas de los demás. El que ama a su hermano, nunca se permitirá murmurar de él, ni
mucho menos que alguien murmure de otros frente a sí. La Biblia dice que el amor no hace
mal a su prójimo, sino que el cumplimiento de la Ley es el amor.

De hecho, si alguien viene a ti con alguna palabra de murmuración de un hermano que no está
presente, no le permitas que infecte tu corazón con sus palabras. Invítalo a orar por ese
hermano e recomiendale que le hable personalmente al hermano para ayudarlo, como manda
la Palabra.

Cierta vez un hombre se acercó al filósofo Sócrates, para contarle algo negativo de un amigo
suyo. Este le dijo que antes de decirle otra palabra, necesitaba pasar la información que él
traía por 3 filtros fundamentales. Primero, le dijo Sócrates, ¿estás seguro que la información
que traes es totalmente verdad? El hombre dijo No, solo lo oí de alguien. Bien, dijo Sócrates. El
segundo filtro es el de la bondad, lo que vas de decirme de mi amigo, ¿es algo bueno y
positivo? O no! por lo contrario, Respondió el hombre.

Y por último el tercer filtro es saber si lo que me vas a decir me va a ser útil y me servirá para
algo. El hombre apenado le respondió, no. Entonces Sócrates concluyó diciendo, lo que me
ibas a decir no sabes si es verdad, ni es algo positivo, ni me va a ser de edificación. Así que
mejor no me lo digas, y concluyó así su plática.

Jesús dijo que son Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de
Dios.

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