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El sistema límbico, que consta de una serie de estructuras en forma de donas que

comprenden a la amígdala y el hipocampo, bordea la parte superior del núcleo central y


tiene conexiones con la corteza cerebral.Las estructuras del sistema límbico controlan en
forma conjunta diversas funciones básicas que relacionan las emociones y la preservación
personal, como la alimentación, la agresión y la reproducción. Una lesión en el sistema
límbico puede producir cambios asom-
brosos en el comportamiento. Por ejemplo, una lesión en la amígdala, que tiene que ver con
el miedo y la agresión. La cualidad extraordinariamente placentera de ciertos tipos de
estimulación también la han experimentado los seres humanos que, como parte del
tratamiento
de ciertos tipos de trastornos cerebrales, han recibido una estimulación eléctrica en
​ ma límbico. Aunque sean incapaces de describir con exactiud lo
ciertas regiones del sis​te
que se siente, estas personas informan que la experiencia es intensamente placentera,
similar en algunos aspectos al orgasmo.
El sistema límbico y el hipocampo en particular desempeñan una función
importante en el aprendizaje y la memoria, hallazgo que se ha demostrado en
pacientes que padecen epilepsia.
El sistema límbico, entonces, participa en varias funciones importantes, entre las
que se hallan la autoconservación, el aprendizaje, la memoria y la experiencia del placer.
La corteza cerebral: nuestro
“nuevo cerebro”
La corteza cuenta con cuatro principales secciones llamadas lóbulos. Si tomamos una
imagen lateral del cerebro, los lóbulos frontales se encuentran en la parte central frontal de
la corteza y los lóbulos parietales se hallan detrás de ellos, mientras que los lóbulos
temporales pueden localizarse en la parte central inferior de la corteza y los lóbulos
occipitales, detrás de ellos. Estos cuatro conjuntos de lóbulos están separados
físicamente.Estos cuatro conjuntos de lóbulos están separados físicamente por profundas
hendiduras llamadas surcos. aprecian también las regiones especializadas dentro de
los lóbulos relacionadas con funciones y áreas específicas del cuerpo. Se conocen tres
áreas principales: motoras, sensoriales y de asociación.

EL ÁREA MOTORA DE LA CORTEZA

área motora; esta parte de la corteza es responsable, en buena medida, del movimiento
voluntario del cuerpo. Cada parte del área motora corresponde a un escenario corporal
específico.
El mapa del área motora está tan bien delimitado que los investigadores han identificado la
cantidad y ubicación relativa de tejido cortical que se utiliza para producir movimiento en
partes específicas del cuerpo humano.En resumen, el área motora de la corteza constituye
una guía del grado de complejidad e importancia de las capacidades motoras de partes
específicas del cuerpo.

EL ÁREA SENSORIAL DE LA CORTEZA


El área sensorial de la corteza comprende tres regiones: una corresponde principal-
mente a las sensaciones corporales (incluidos el contacto y la presión), otra relacionada con
la vista y una tercera relacionada con el sonido.Los sentidos de la audición y la vista
también se representan en áreas específicas de la
corteza cerebral. Hay un área auditiva ubicada en el lóbulo temporal que es responsable del
sentido del oído. Si esta área se estimula eléctricamente, la persona escuchará sonidos
como chasquidos o zumbidos.El área visual en la corteza, ubicada en el lóbulo occipital.

LAS ÁREAS DE ASOCIACIÓN DE LA


CORTEZA
área de asociación, la cual en general se considera el sitio de los procesos mentales
superiores como el pensamiento, el lenguaje, la memoria y el habla (Rowe et al., 2000).Las
áreas de asociación constituyen una gran parte de la corteza cerebral y constan de
secciones que no participan directamente en el procesamiento sensorial o la dirección del
movimiento. Las áreas de asociación controlan las funciones ejecutivas, las cuales son
capacidades relacionadas con la planeación, el establecimiento de metas, el juicio y el
control de los impulsos. Las lesiones en las áreas de asociación del cerebro pueden
producir afasia, problemas con el lenguaje. Con la afasia de Broca, el habla se vuelve
entrecortada, laboriosa y a menudo agramatical, y el hablante es incapaz de hallar las
palabras correctas.

La neuroplasticidad y el cerebro

En los últimos años, los científicos han aprendido que el cerebro se reorganiza
continuamente en un proceso al que han denominado neuroplasticidad. Aunque durante
mucho tiempo, la sabiduría convencional sostenía que no se creaban nuevas células
cerebrales después de la niñez, las investigaciones recientes han descubierto otra cosa. No
sólo se vuelven más complejas las interconexiones entre las neuronas durante la vida, sino
que ahora al parecer también se crean nuevas neuronas en ciertas áreas del cerebro
durante la edad adulta; a este proceso se le llama neurogénesis.

Además, hay experiencias que pueden modificar la forma en que se procesa la información.
Por ejemplo, si usted aprende a leer en Braille, se ampliará la cantidad de tejido en su
corteza relacionada con la sensación en las yemas de los dedos. De igual modo, si aprende
a tocar el violín, crecerá el área del cerebro que recibe mensajes de sus dedos, pero
sólo en relación con los dedos que se mueven en realidad por las cuerdas del violín
(Schwartz y Begley, 2002; Kolb, Gibb y Robinson, 2003).

Especialización de los hemisferios:


¿dos cerebros o uno?

El desarrollo más reciente, al menos en términos evolutivos, en la organización y operación


del cerebro humano, probablemente ocurrió en el último millón de años: una especialización
de las funciones controladas por los lados izquierdo y derecho del cerebro
(McManus, 2004; Sun et al., 2005).

El cerebro se divide en dos mitades aproximadamente simétricas. Así como tenemos dos
brazos, dos piernas y dos pulmones, tenemos un cerebro izquierdo y un cerebro derecho.
Por la forma en que están conectados los nervios en el cerebro con el resto del cuerpo,
estas mitades simétricas izquierda y derecha, llamadas hemisferios, controlan el movimiento
en —y reciben sensaciones de— el lado del cuerpo contrario a su ubicación.
Pese a la aparente semejanza entre los dos hemisferios del cerebro, éstos son ligeramente
distintos en las funciones que controlan y en la forma en que las controlan. Es más probable
que ciertos comportamientos reflejen actividad en un hemisferio que en otro, o esten
lateralizados.

El cerebro dividido: exploración


de los dos hemisferios.

La paciente V. J. ha sufrido varios ataques. Al cortar su cuerpo calloso, parte fibro-


sa del cerebro que transmite mensajes entre los hemisferios, los cirujanos espera-
ban crear un contrafuego para impedir que se extendieran los ataques. La operación
disminuyó la frecuencia y gravedad de los ataques de la paciente; pero desarrolló un efecto
colateral inesperado: perdió la capacidad para escribir a voluntad,
aunque podía leer y deletrear las palabras en voz alta.
En un procedimiento experimental, a pacientes con los ojos vendados se
les hacía tocar un objeto con la mano derecha y se les pedía que lo nombraran
(véase la figura 8). Dado que el lado derecho del cuerpo corresponde al lado
izquierdo del cerebro, que tiene una orientación hacia el lenguaje, los pacien-
tes con cerebro dividido eran capaces de nombrarlo. Sin embargo, cuando
los pacientes con los ojos vendados tocaban el objeto con la mano izquierda,
eran incapaces de nombrarlo en voz alta, aun cuando la información se
hubiese registrado en su cerebro: cuando se retiró la venda de los ojos, los
pacientes pudieron identificar el objeto que habían tocado. La información
puede aprenderse y recordarse entonces, utilizando sólo el lado derecho del
cerebro. (Por cierto, a menos que a usted le hayan practicado una cirugía de
división cerebral, este experimento no funcionaría en su caso, pues el haz
de fibras que conecta a ambos hemisferios en un cerebro normal, transfiere
la información de un hemisferio a otro).
A partir de experimentos como éste queda claro que los hemisferios derecho e izquierdo del
cerebro se especializan en el manejo de diferentes tipos de información. Al mismo tiempo,
es importante darse cuenta de que ambos hemisferios son capaces de entender, conocer y
ser conscientes del mundo, en formas ligeramente distintas.

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