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TECNOLOGÍA DE LA SALUD
ORTOPEDIA Y TRAUMATOLOGÍA
Los conceptos sobre la fisiopatología del trauma han avanzado mucho, y también la
tecnología de los manejos ortopédicos. Actualmente las lesiones ortopédicas son más
complejas, especialmente por razón del transporte masivo y sus altas velocidades, lo
cual significa un reto diario en la práctica clínica y en la atención de urgencias.
El objetivo de este trabajo es revisar las lesiones traumáticas básicas y las indicaciones
de inmovilización, sus técnicas fundamentales y sus posibles complicaciones, para
permitir a los profesionales de urgencias su adecuado manejo y generar mejor calidad
en la atención al paciente traumatizado.
GENERALIDADES:
El tratamiento de toda fractura se rige por cuatro pasos que no pueden ser violados,
estos son:1
1. Inmovilización de urgencia de los segmentos de miembros lesionados.
2. Reducción o afrontamiento correcto de los extremos óseos.
3. Inmovilización firme e ininterrumpida hasta que la fractura haya consolidado.
4. Movilización precoz de todas las articulaciones que no queden incluidas en la
inmovilización utilizada.
1. Introducir el vendaje enyesado en el agua, sin soltar el extremo libre del rollo de
vendaje enyesado, mantenerlo mientras esté burbujeando, cuando haya dejado
de burbujear se extraerá del agua, para extraer el exceso de agua se aprieta por
ambos extremos, si retorcerlo, hasta que quede con la menor cantidad de agua
posible.
2. Proteger las eminencias óseas y la pie con guata.
3. Al aplicar el vendaje no hacer pliegues, ni arrugas, moldear el enyesado antes
de que fragüe siguiendo los contornos del miembro con la palma de la mano y
en una sola dirección.
4. En las articulaciones, aplicar en vendaje en forma de ocho, pero sin retorcerlo.
5. Cubrir con cada vuelta de vendaje los dos tercios de la vuelta anterior.
6. Colocar el miembro a inmovilizar en posición funcional y no cambiar la posición
del miembro hasta que el yeso haya fraguado.
7. No colocar vendajes enyesados circulares de inicio, en especial cuando hayan
habido manipulaciones, como medida cautelar de la aparición de procesos
inflamatorios y de compresiones vasculares postraumáticas. Se exceptúan solo
las fracturas diafisarias de tibia y las fracturas del escafoides carpiano en que
desde el inicio se aplicará enyesado circular, siempre cumpliendo las
recomendaciones específicas para estos casos.
8. En el miembro superior, extender los enyesados hasta el pliegue distal de la
palma de la mano y hasta los nudillos (articulación metacarpofalángica) en el
dorso).
9. En el pie, moldear los arcos longitudinales y metatarsiano. Extender el enyesado
hasta la articulación metatarsofalángica por el dorso y hasta 1 o 2 centímetros
por encima de los artejos del pie.
10. Cuando se coloque un dispositivo para la marcha (tacón o estribo de marcha),
no permitir ésta hasta pasadas 24 horas.
11. Retirar las hilachas que puedan aparecer durante la aplicación de las vendas
enyesadas para evitar contricciones.
12. Los bordes del enyesado serán recortados y protegidos (evertir la guata y
cubrirla con el enyesado) para evitar que estos se conviertan en una molestia
para el paciente.
13. En ningún momento se aplicarán las yemas de los dedos, ni se hará ningún tipo
de manipulación que pueda crear un punto de compresión que terminará en una
úlcera de la piel de paciente.
14. El sostén, manipulación y moldeado del enyesado se hará con la palma de las
manos.
15. En caso de tener que abrir el enyesado, cortar no solo el yeso sino también la
capa de guata subyacente, hasta ver la piel a lo largo del enyesado; rellenar
luego esta cavidad con guata o gasa nuevamente y volver a vendar no con yeso
sino con vendaje de gasa.
16. En los casos que sea necesario abrir una ventana para la curación de heridas,
úlceras u otras, ésta será marcada y se abrirá 24 o 48 horas después de haber
aplicado el enyesado, se conservará la tapa de yeso, la cual será colocada
nuevamente en su lugar y asegurada con vendaje de gasa o esparadrapo,
nunca podrá desprotegida esta área, pues ello daría lugar a complicaciones
entre ellas el “Edema de Ventana”.
17. Después de colocada la inmovilización se deben esperar no menos de 10 o 20
minutos, para que fragüe el yeso, antes de movilizar el paciente, siempre
teniendo en cuenta que no se alteren las posiciones en que fue colocado el
miembro enyesado.
18. Cuando una inmovilización enyesada, incluya férulas de yeso además, deberá
iniciar la inmovilización con una primera vuelta de yeso circular, luego colocará
las férulas correspondientes y nuevamente aplicará capas circulares de yeso.
19. Procure, además de cumplir estrictamente los requerimientos técnicos
obligatorios de cada inmovilización, cumplir los requerimientos estéticos, es decir
aplicar la inmovilización bien conformada, pues ésta formará parte constante del
vestuario del paciente, sobretodo de aquellos que a pesar de tener un miembro
inmovilizado pueden continuar con su vida laboral o social activa. Todos,
profesionales o no de la Ortopedia y Traumatología, comentarán de lo bien o lo
mal que fue aplicada la inmovilización.
PROCEDIMIENTO:
Se protege el segmento comprometido con “estoquinete” o malla tubular.
Se aplica una capa de algodón laminado (Guata), con mayor protección en las
eminencias óseas.
Se sumerge el vendaje enyesado en agua tibia hasta que deje de burbujear.
Se retira el exceso de agua, exprimiéndolo con presión leve y sin retorcerlo.
Se aplica el vendaje enyesado sobre el miembro, sin tensión y evitando pliegues,
arrugas o bordes irregulares. Generalmente se aplican de 4 a 6 capas, pero se
aumentan o se reducen según las necesidades de cada paciente.
Se frota el yeso para distribuirlo uniformemente. Se puede realizar un mejor
acabado si se dobla el “estoquinete” o la guata en los bordes.
Se deja que fragüe durante por 10 a 20 minutos.
En los casos de inmovilización de lesiones de miembros inferiores, que lo
permitan, no se debe apoyar hasta haber pasado 24 horas para permitir que
fragüe completamente. Se incorpora, según su necesidad, un tacón para los
enyesados de miembro inferior.
Se reevalúan el pulso y la sensibilidad, y se interroga al paciente sobre dolor o
incomodidad con el enyesado.
Se imparten instrucciones precisas al paciente.
COMPLICACIONES DE LA INMOVILIZACIÓN:
Las complicaciones inherentes a las lesiones ortopédicas se pueden presentar
inmediatamente después de la inmovilización y deben ser reconocidas y manejadas en
forma rápida y expedita:
Lesión neurológica: las consideraciones anatómicas son las mismas que para lesión
vascular. La lesión neurológica puede ser parcial o completa; el sistema nervioso
periférico puede recuperar parcial o totalmente sus déficit en virtud a las propiedades
intrínsecas de las células de Schwann. En el examen físico inicial se debe explorar la
integridad neurológica del segmento afectado para definir y registrar algún tipo de
déficit. Posterior a la inmovilización se debe revisar la integridad neurológica, debido a
la posibilidad de un atrapamiento nervioso en la reducción, lo cual indicaría cirugía de
urgencia para la descompresión.
Úlceras por compresión: la aplicación inadecuada de una férula o yeso puede generar
zonas de presión que ulceren el tejido subyacente y generen esta complicación. Para
prevenirlas se debe tener máximo cuidado en la colocación de yesos o férulas, y se
debe estar siempre atento a cualquier reporte de molestia o dolor por parte del
paciente.
VENDAJES ENYESADOS:
Se hace pasar vendas de linón ortopédico, del ancho escogido, por una masa de
yeso en polvo. En la malla del tejido del linón queda aprisionada una buena
porción de polvo de yeso y con ella se confecciona la venda. Esta debe quedar
guardada en depósitos herméticos, para evitar que el yeso, sustancia
fuertemente higroscópica, absorba agua del medio ambiente, y pierda su
capacidad de fragüe.
Así son los yesos articulados a nivel de rodilla, codo, muñeca y dedos que, junto con
inmovilizar un segmento esquelético, permiten el uso de la articulación.
Se modelan las prominencias maleolares, el relieve de la rótula, las espinas ilíacas, los
surcos laterales al tendón de Aquiles, etc., de modo que idealmente pueden ser
perceptibles en la superficie del yeso la anatomía de la superficie del segmento
enyesado. Se vigila cuidadosamente la posición de las articulaciones (posición
funcional) incluidas en el yeso. Especialmente importantes son: angulación del codo,
pronosupinación del antebrazo, posición de la muñeca; posición de flexión, abducción y
rotación de cadera en yeso pelvipédico; angulación de rodilla; inversión o eversión del
tobillo; posición de equino, varo o valgo del pie, entre otros.
Rodilla en discreta flexión (+ 50), muy bien modelado por sobre los cóndilos femorales,
en torno a la rótula, bajo los macizos de los platillos tibiales, tuberosidad anterior de la
tibia, maléolos peroneo y tibial, marcando cuidadosamente los surcos pre, retro e
inframaleolares. Igual cuidado debe tenerse en el moldeado del arco plantar.
Técnica
El enfermo colocado en la mesa traumatológica, queda con todo el miembro inferior en
el aire, sostenido en el soporta-pelvis y por un ayudante a nivel del pie.
Las vendas circulares se ponen con rapidez, y el modelaje debe iniciarse de inmediato.
Es una técnica que requiere destreza y práctica. Hay que cuidar simultáneamente el
ángulo de la rodilla, modelado de los cóndilos femorales, rótula, tuberosidad de la tibia,
maleolos, talón y cuidar de la posición correcta del pie, y todo ello antes que el yeso
inicie el fraguado.
El modelado debe ser cuidadoso a nivel de los platillos tibiales, surcos pre, retro e
inframaleolares y arco plantar del pie.
Almohadillado en torno a la base de los platillos tibiales, tobillo y talón.
Técnica
El enfermo se dispone en decúbito dorsal, rodilla semiflexionada. Un ayudante sostiene
el pie en posición correcta. Apenas colocado el yeso, el médico inicia el modelado y
vigila la posición correcta del pie cuidando que no quede en talo o equino, ni en varo o
valgo. Se requiere rapidez y destreza.
Comprende, por arriba, el plano del borde inferior de la axila y termina por abajo
inmediatamente por encima de la articulación metacarpo-falángica y a nivel del pliegue
de flexión palmar. La muñeca queda inmovilizada en ligera flexión dorsal y en rotación
neutra. El codo en flexión de unos 100°. Pronosupinación neutra (Figura 1-b).
Quedan protegidas con cojinetes de algodón o guata las partes prominentes: olécranon,
epicóndilo y epitróclea, apófisis estiloides del radio y cúbito.
Se modela con rapidez en torno al codo las prominencias óseas y con mucho cuidado
la apófisis estiloides del radio y, sobre todo, la epífisis inferior del cúbito.
El límite inferior, por dorsal, llega inmediatamente por detrás de las prominencias de los
«nudillos» de la cabeza de los metacarpianos con la mano empuñada; por palmar,
hasta el pliegue de flexión de las articulaciones metacarpofalángicas. Así, los dedos
pueden flexionarse en su máxima amplitud a nivel de las articulaciones metacarpo-
falángicas.
Comprende por arriba 2 a 3 cm. por debajo del pliegue anterior de flexión del codo y
distalmente termina por encima de las articulaciones metacarpo-falángicas y a nivel del
pliegue de flexión palmar (Figura 1-a).
Deben ser protegidas las prominencias óseas de la apófisis estiloidal del cúbito y radio.
El modelado debe ser cuidadoso en torno a estas prominencias óseas y hueco palmar.
Las vendas que se pasan por el espacio interdigital entre pulgar e índice deben ser muy
bien modeladas, dejando amplia abertura para el paso del pulgar, de modo que le
permita un amplio margen de movilidad. La mano queda en discreta extensión.
Corset de yeso
Requiere una buena experiencia en el manejo del yeso, rapidez, seguridad y correcta
técnica.
Generalmente su confección debe ser confiada al especialista o a un médico general
bien entrenado.
Con frecuencia su empleo está indicado en enfermos que, por su especial patología
han permanecido en cama durante un tiempo prolongado. Ello obliga a tomar
precauciones especiales, considerando la posibilidad cierta que su capacidad para
mantenerse de pie esté disminuida (hay atrofia muscular y pérdida de la capacidad de
equilibrio). En estas condiciones, puede no tolerar la posición erecta, ni el peso del
yeso, ni el calor que desprende el vendaje. La consecuencia lógica y frecuente es la
lipotimia y caída al suelo. Si además, como parte del procedimiento, se le suspende con
una jáquima submentoniana, al riesgo de la caída se suma la luxación cervical con
muerte instantánea.
Así, el enfermo debe ser entrenado desde varios días antes en tolerar la posición
sentada, de pie y luego caminar. Sólo cuando su tolerancia sea óptima y segura, se
procede a la colocación del corset.
Tórax y abdomen son revestidos de una malla de algodón y las prominencias óseas son
protegidas: crestas ilíacas, sacro, línea de apófisis espinosa, escápulas.
El corset se extiende por arriba desde el mango del esternón, desciende hacia atrás por
debajo de las axilas y termina a nivel del vértice de los omóplatos.
Distalmente llega por delante, a nivel de la sínfisis pubiana, asciende a lo largo de los
pliegues inguinales y termina por atrás a nivel de la zona lumbosacra.
En estas condiciones, el corset ofrece tres puntos de apoyo al tórax y su columna: por
delante el mango del esternón y el pubis y por detrás la región lumbar. Yesos cortos por
arriba (mango del esternón) o por abajo (por encima del pubis) rompen la estabilidad
del yeso (Figura 2-d, e, f).
Figura 2. Diferentes tipos de yesos.
(a) Yeso pelvipédico.
(b) Yeso pelvipierna.
(c) Calzón.
(d) Tóracocervical.
(e) Minerva.
(f) Corset.
Distalmente, el corset debe terminar a nivel del pubis y pliegues inguinales, de modo
que el enfermo no pueda sentarse con su muslos flexionados en 90°. Si la flexión de los
muslos logra llegar a ese ángulo, es porque el yeso quedó corto en su límite inferior.
Se recortan los excesos de vendaje y se terminan los bordes que deben quedar
protegidos de asperezas.
El enfermo queda en reposo en posición decúbito dorsal, con una pequeña almohadilla
bajo la lordosis lumbar.
Limpie de inmediato la piel de los depósitos de yeso. Pasadas 24 horas, puede abrir
una ventana abdominal. El enfermo debe quedar bajo estricta y permanente vigilancia.
No es infrecuente que el esfuerzo físico de soportar la colocación del yeso, el calor,
etc., provoque vómitos. El enfermo abandonado, puede ahogarse por aspiración de sus
propios vómitos. Casos fatales han sido descritos.
Yeso pelvipédico
Requiere una excelente técnica y, por lo general, debe ser colocado por el especialista
o un profesional con buen entrenamiento en el manejo del yeso.
El enfermo queda así, prácticamente suspendido en el aire y sujeto por tres puntos de
apoyo.
La piel está protegida por una malla de algodón, con almohadillado cuidadoso de todas
las prominencias óseas: rebordes costales, crestas ilíacas, espinas ilíacas posteriores y
anteriores, sacro y cóccix, trocánter mayor, cóndilos femorales, relieve rotuliano y
cabeza del peroné, maléolos tibial y peroneo, talón.
El yeso pelvipédico se extiende por arriba a lo largo de una línea que circunscribe el
tórax, desde por debajo de las axilas y cubre la cara anterior del tórax. Por debajo llega
inmediatamente por encima de los maléolos peroneo y tibial o incluye el pie.
Una vez seco el yeso, después de 24 a 36 horas, se corta una escotadura sobre la
pared anterior del tórax y abdomen; o bien se abre una ventana circular sobre la pared
anterior del abdomen.
El vendaje se inicia con varias vueltas circulares de yeso desde el límite superior
(torácico) hasta el tobillo. Se refuerza el yeso con férulas enyesadas, largas que
circundan la articulación de la cadera. Se termina con nuevas vendas circulares desde
el límite superior hasta el inferior. Se debe proceder con rapidez, seguridad y destreza.
El modelado debe ser muy ajustado, dibujando las prominencias óseas: crestas ilíacas,
espina ilíaca anterosuperior, trocánter, depresión supracondilar del fémur, relieve
rotuliano (Figura 2-a, b, c).
Con un cuchillo de yeso, muy bien afilado, se corta el exceso de vendaje que rebasa los
límites superior e inferior. El corte debe ser muy cuidoso y neto en su paso por la región
crural y perineal. Se corta una escotadura en región sacro coccígea.
Se regularizan todos los bordes; se limpia la piel del enfermo y, con cuidado extremo,
con ayuda de 3 ó 4 auxiliares, se pasa a una camilla tensa y plana. El momento es
crítico; si la superficie no es dura y horizontal, se corre el riesgo que el yeso, aún no
suficientemente sólido, se quiebre a nivel del pliegue inguinal.
Debe cuidarse que ésta sea tensa, con tablas bajo el colchón y plana.
Se han descrito muertes por asfixia, en enfermos que han vomitado después de
colocado el yeso. Sobre todo, el riesgo es inminente cuando ha habido una anestesia
general como parte del procedimiento terapéutico.
CONTROL Y CUIDADO DEL ENFERMO ENYESADO
Cualquiera haya sido la causa que motivó la colocación del yeso, es obligación del
médico vigilar la evolución del proceso. La obligación se hace imperiosa cuando el yeso
ha sido colocado como tratamiento de una fractura, luxación, o como complemento de
una intervención quirúrgica.
El efecto psicológico de esta preocupación del médico por su enfermo, forma una parte
importantísima del tratamiento.
RETIRO DEL YESO
Muchos prestigiosos médicos han quedado seriamente dañados, porque el
procedimiento de retirar el yeso fue malo. Técnica deficiente, irritabilidad del médico
ante la queja, casi siempre justificada del paciente, maniobras violentas, manejo a
veces brutal de la cizalla que traumatiza la piel, de por sí ya muy delicada, son las
causas más frecuentes de las quejas de los enfermos.
Proceda con calma, tranquilidad y paciencia. Atender debidamente la queja del enfermo
siempre es una sabia medida; generalmente el enfermo tiene razón al quejarse.
Busque una línea de corte sobre partes blandas, avance con la cizalla con prudencia,
poco a poco.
El uso de sierras oscilantes han solucionado gran parte de los problemas que eran
difíciles en yesos muy gruesos.
Cuando se trata del empleo del yeso, este hecho es mucho más relevante. Las
complicaciones ocurridas en un enfermo enyesado no son debidas al yeso mismo: lo
son porque hubo un empleo defectuoso o descuidado. El yeso es inocente de la
complicación y puede llegar a constituirse en un desastre inocultable. La
responsabilidad médica está, casi siempre, indisculpablemente comprometida.
Complicaciones locales
Síndrome de compresión.
Escara de decúbito.
Edema de ventana.
Síndrome de compresión
Sin discusión, es la más grave de todas las complicaciones del enyesado. Puede
manifestarse sólo como una simple compresión, propia de un «yeso apretado»; pero
descuidada, no advertida, o no tratada puede llegar a la gangrena de los dedos de la
mano o del pie.
Yeso colocado apretado por una mala técnica. Es una causal excepcional.
Yeso colocado en un miembro que ha sufrido una lesión reciente. El edema post-
traumático sorprende al miembro dentro de un yeso inextensible, y se produce la
compresión.
Yeso post-operatorio inmediato y, por la misma razón, edema post-quirúrgico.
Una o varias vueltas de yeso, por error de técnica, fueron colocadas más
apretadas que las otras.
Compresión por infección tardía en una herida traumática o quirúrgica, dentro de
un yeso. El cuadro de compresión puede ser tardío pero muy rápido en su
desarrollo y adquirir gran magnitud, cuando la vigilancia ya fue abandonada.
Todo enfermo sometido a un vendaje enyesado por cualquier causa, obliga a un control
permanente. En un principio a las 12 ó 24 horas. Luego, si no hay signos de
compresión o de otra complicación, se continúa el control una o dos veces por semana
hasta el fin del tratamiento. Si existe, por cualquier causa, riesgo de edema, el control
debe ser riguroso; quizás a veces vale la pena hospitalizar al enfermo para detectar
desde el principio los signos de compresión (fractura de Colles, antebrazo,
supracondílea, pierna, tobillo, etc.).
Basta cualquiera de los signos descritos para realizar un control permanente cada 15 a
30 minutos. Es un error grave enviar a este enfermo a su casa, o dejar el control para el
día siguiente. Si los signos no ceden, la obligación de proceder de inmediato es
imperativa.
Dedos color morado, fríos, insensibles, edematosos, no son signos de compresión, son
signos de gangrena. El desastre ya está producido, el cuadro es irreversible y el
diagnóstico debió haberse hecho antes.
El enfermo debe seguir siendo controlado cada 15 minutos por una a dos horas más. Si
los signos de compresión desaparecen, el problema ha quedado resuelto.
Si a pesar de todo lo realizado, los signos de compresión persisten, o peor, se agravan,
pueden estar ocurriendo dos cosas:
En uno u otro caso, el problema debe ser resuelto por el especialista en forma
urgentísima y, generalmente, con un procedimiento quirúrgico.
Escaras de decúbito
Se pueden producir por:
La compresión de una superficie o pliegue duro y cortante del yeso contra la piel.
Un repliegue del yeso, una venda que formó un relieve acordonado, los dedos
del ayudante que sujetan el yeso sin el apoyo de toda la palma de la mano, o el
yeso a nivel del talón que es sostenido con fuerza y compresión, son buenos
ejemplos para explicar el mecanismo de esta complicación.
Es muy frecuente que el médico desestime estas quejas. En no pocas ocasiones las
interpreta como «quejumbres» de un enfermo «odioso» o como pretextos creados por
el enfermo que pretende que le retiren el yeso. Generalmente ello es falso.
Posteriormente el yeso aumenta la temperatura sobre la zona del dolor, aparece una
mancha amarilla o café (secreción y hemorragia) y por último fluye pus por debajo del
borde del yeso.
El desastre se ha producido.
El médico debe atender de inmediato cualquier queja del enfermo, procediendo a abrir
una pequeña ventana en la zona referida del dolor.
Puede no encontrar nada, la piel está intacta, quizás un poco enrojecida. No rete al
enfermo, felicítese por haber llegado a tiempo como para evitar el desastre. Puede
encontrar una ampolla, una pequeña erosión o una escara. Amplíe la ventana, realice
una curación con gasa vaselinada; cubra con apósito suavemente compresivo para
evitar el edema de ventana y, en la mayoría de los casos, el problema queda resuelto
satisfactoriamente.
Edema de ventana
Se produce en los siguientes casos:
Yesos antebraquio-palmar o botas que quedaron cortas en su extremo distal. El
yeso cubrió hasta la mitad del dorso del pie o de la mano. El segmento distal,
libre de yeso, se edematiza. Con frecuencia ha sido el propio enfermo quien va
recortando el borde libre del yeso, creyendo aliviar la situación.
Cuando éste se haya reducido, cierre la ventana protegiendo la piel con un apósito
blando, o prolongue el yeso hasta cubrir el dorso de la mano o del pie.
Para proteger la inmovilización hasta que seque (dos o tres días para el yeso, y
generalmente menos para los materiales sintéticos):
Manéjelo con cuidado.
Manténgalo descubierto y seco. Puede emplearse una toalla delgada —si es
necesario— para evitar que el paquete de hielo lo humedezca.
No ande sobre la inmovilización —si se trata de una pierna— hasta que esté
completamente seca.
Tenga cuidado con apoyarlo en zonas duras o en aristas que puedan marcarlo o
"abollarlo".
Algunas veces pueden aparecer problemas más importantes que aconsejan acudir a su
Doctor.
Si el paciente experimenta alguno de los signos siguientes, debe ser valorado por un
profesional de la especialidad lo antes posible:
Aumento del dolor, que puede ser causado por la hinchazón o debido a una
presión excesiva de la inmovilización.
Entumecimiento y molestias en la mano o pie, que pueden ser originados por
una presión excesiva sobre los tejidos nerviosos.
Inflamación y sensación de punzadas, pudiendo ser causadas por una presión
indebida sobre la piel.
Hinchazón y edema exagerados debajo de la inmovilización, pudiendo significar
que el yeso está dificultando la circulación sanguínea.
Cambios de coloración en la inmovilización, que puede indicar un sangrado o
supuración dentro del yeso.
Fiebre no asociada con otra enfermedad.
Si su inmovilización presenta zonas blandas o roturas, o si la encuentra
demasiado floja o muy apretada, se recomienda su revisión por su
Traumatólogo.
Fig. 1. Proceso de colocación de inmovilizaciones para muñeca y tobillo.
Aunque el yeso es un invento antiguo, las inmovilizaciones son hoy en día la forma
principal de tratar las fracturas y otras lesiones del sistema músculo esquelético.
Aunque puede parecer desagradable al principio, le puede permitir realizar las
actividades de su vida diaria sin demasiadas molestias. La clave para su eficacia es su
correcto cuidado, sin él, el yeso no puede cuidar del paciente.
VENDAJES
Son las ligaduras o procedimientos hechos con tiras de lienzo u otros materiales, con el
fin de envolver una extremidad u otras partes del cuerpo humano lesionadas. En
Primeros Auxilios se usan especialmente en caso de heridas, hemorragias, fracturas,
esguinces y luxaciones.
VENDAS:
Son las tiras de lienzo, estas varían en tamaño y en calidad del material. Las más
utilizadas son las siguientes: Venda de gasa orillada, venda de gasa kling, venda de
muselina, venda elástica.
VENDA DE ROLLO:
Existen en diferentes materiales como algodón, elástico, semiplástico y otros como la
venda de yeso. Una venda angosta se utilizaría para envolver una mano o una muñeca,
mediana para un brazo o tobillo, la ancha para la pierna.
VENDA TRIANGULAR:
Como su nombre lo indica su forma es de triángulo, generalmente es de tela resistente
y su tamaño varía de acuerdo al sitio donde vaya a vendar.
La venda triangular tiene múltiples usos, con ella se pueden realizar vendajes en
diferentes partes del cuerpo utilizándolo como cabestrillo, doblado o extendido.
CABESTRILLO:
Se utiliza para sostener la mano, brazo o antebrazo en caso de heridas, quemaduras,
fracturas, esguinces y luxaciones.
Procedimiento:
Coloque el antebrazo de la víctima ligeramente oblicuo, es decir que la mano
quede más alta que el codo.
Ubíquese detrás de la víctima y coloque la venda triangular extendida.
Lleve el extremo inferior de la venda hacia el hombro del brazo lesionado.
Amarre los dos extremos de la venda con un nudo hacia un lado del cuello (del
lado del lesionado) NUNCA sobre los huesos de la columna vertebral.
Deje los dedos descubiertos para controlar el color y la temperatura.
Las Curitas.
Son pequeñas vendas adhesivas.
Los Apósitos.
Son almohadillas usualmente llenas de gasa y algodón absorbente que se colocan
directamente sobre la herida.
NORMAS GENERALES PARA LA REALIZACION DE UN VENDAJE CLASICO EN
ESPIRAL
La ejecución de un vendaje perfecto exige un entrenamiento previo, a
continuación se indican una serie de puntos que debe regirse en una ejecución
de un vendaje:
Se colocará la zona a vendar más cómoda para el socorrista, procurando que el
área afectada no este en contacto con ninguna superficie evitando además
posiciones peligrosas para el accidente.
Siempre iniciará en vendaje por la parte más distal, dirigiéndose hacia la raíz del
miembro, con ello se pretende evitar la acumulación de sangre en la zona
separada por el vendaje.
Se vendará de izquierda a derecha, facilitando la labor del socorrista.
El núcleo o rollo se mantendrá en la parte más próxima al socorrista.
No desenrollar de manera excesiva la venda.
El vendaje debe ser aplicado con una tensión homogénea, ni muy intensa ni muy
débil.
El paciente bajo ninguna circunstancia después de haber terminado el vendaje
debe sentir hormigueo en los dedos, notarlo frío o apreciar un cambio de
coloración en los mismos.
Se utilizarán vendas del tamaño adecuado a la zona que debe vendarse.
Antes de iniciar el vendaje, se colocará la zona afectada en la posición en la que
debe quedar una vez vendada.
El vendaje se iniciará con la venda ligeramente oblicua al eje de la extremidad,
dando dos vueltas circulares perpendiculares al eje, entre las cuales se
introducirá el inicio de la venda.
El vendaje se termina también con 2 vueltas circulares perpendiculares al eje del
miembro.
El extremo final de la venda se puede sujetar por distintos sistemas.
Con un imperdible o un esparadrapo.
Cortando la venda por la mitad y uniendo los extremos mediante un nudo.
Doblando la venda hacia atrás en dirección opuesta a la que se llevaba. Cuando
se llega al punto en el que se ha realizado el doblaje, se hace un nudo con el
cabo suelto de la venda.
Utilizando un ganchito especial para este fin.
Durante la ejecución del vendaje se cubrirán con algodón los salientes óseos y
las cavidades naturales, como axilas o ingles.
Sólo se darán las vueltas precisas; la venda sobrante será desestimada.
INMOVILIZACIONES
Las inmovilizaciones han sido utilizadas desde hace mucho tiempo para mantener
los huesos rotos inmovilizados hasta su curación. Además se utilizan en el
tratamiento de los esguinces, después de la reducción de una luxación o para el
tratamiento postoperatorio en algunas cirugías.
La parte del cuerpo donde se ha producido una fractura debe inmovilizarse para
que las astillas del hueso no desgarren tejidos, músculos, vasos sanguíneos y
nervios. Además, la inmovilización (entablillado) reduce el dolor, los riesgos de
shock y evita que una fractura cerrada se transforme en fractura abierta.
CÓMO INMOVILIZAR:
A. TRAUMATISMO DE COLUMNA (a cualquier nivel):
Evitar lateralizaciones, rotaciones, y flexoextensiones,
Colocar la cabeza en posición neutral, manteniendo en todo
momento una ligera tracción,
Colocarle un collarín cervical homologado o de construcción propia
(con periódicos, cartón, cordones, cinturones, etc.),
Moverle en bloque,
Poner hielo sobre la zona contusionada.
B. TRAUMATISMOS DE HOMBRO , CODO Y BRAZO:
Colocarle un cabestrillo con un pañuelo o similar,
inmovilizar el brazo, pegándolo al cuerpo (con otro pañuelo),
Poner hielo sobre la zona contusionada.
C. TRAUMATISMOS DE ANTEBRAZO, MUÑECA O MANO:
Poner el brazo en cabestrillo con la mano algo más elevada que el
codo,
Poner hielo sobre la zona contusionada.
D. TRAUMATISMOS DE CADERA Y MIEMBROS INFERIORES:
Inmovilizar el miembro afecto, uniéndolo al contralateral,
A ser posible, transportar el miembro elevado,
Poner hielo sobre la zona contusionada.
TRANSPORTE:
Antes de realizar cualquier maniobra de movilización a un accidentado se han de tener
presente siempre dos consideraciones:
1. Nunca se moverá un herido cuando sólo haya un auxiliador. Al menos se
precisarán dos auxiliadores para mover adecuadamente a un herido.
2. Al herido hay que moverle como si fuese un bloque rígido. Es decir, hay que
impedir el movimiento voluntario de sus articulaciones. Evitar toda flexión o
torsión, transportándolo siempre recto como un poste, a fin de proteger su
médula espinal en caso de fractura de la columna vertebral.
Uno de los mejores métodos para la correcta movilización de un accidentado (en
ausencia de material de movilización especial: camilla de tijera, colchón de vacío,
etc), es el denominado de "auxiliadores alternos", ya que es de los que más
seguridad dan. Pueden intervenir tres o más auxiliadores, precisándose que la
víctima esté en decúbito supino (acostado boca arriba).
Los socorristas se colocarán de rodillas a los lados del herido y procederán así:
1. Un auxiliador colocará sus manos debajo de la cabeza-cuello y espalda de la
víctima
2. Otro colocado al mismo lado del anterior, pondrá sus manos debajo de los
glúteos y rodillas,
3. El tercero, se colocará al lado opuesto y sujetará la espalda y los muslos
4. Enlazarán sus manos.
En Miembros Inferiores:
Con férulas rígidas a ambos lados y acolchamiento de los laterales.
Con una férula rígida situada en la parte posterior y acolchamiento para la rodilla.
Para Fémur:
Con férulas rígidas a ambos lados y acolchamiento de los laterales. La férula externa ha
de llegar más arriba de la cintura que permita atarla en la pelvis y en el abdomen.
5. Jonhson, R.J. et al. Factors afecting late results alter meniscectomy. J Bane Joint
Surg 56 (4): 19-28, Jun 1974.