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“Sindicatos, partidos “obreros” y Estado en la Argentina pre-

peronista”, Hugo Del Campo


El sindicalismo

La CGT 1: primera estrategia del movimiento sindical


Compuesta por los poderosos gremios del transporte: Unión Ferroviaria, La Fraternidad y
la Unión de Transportes. Solidez organizativa y financiera, controlaban el sector clave de
la economía agroexportadora y, por lo tanto, su capacidad de presión era superios a la de
cuanquier otro sector de la clase trabajadora. Retomaba en los hechos la tradición sindical
de prescindencia política y defensa exclusiva de los intereses corporativos, que
privilegiaba la capacidad de presión del movimiento obrero a través de la unidad sindical y
favorecía la negociación con los diferentes gobiernos al mantener a los sindicatos
apartados de la política partidista.

La CGT 2: la segunda estrategia del movimiento obrero


Compuesta por casi todos los sindicatos más pequeños y con menores posibilidades de
obtener sus reinvindicaciones por sus propias fuerzas: federaciones de la construcción, de
la alimentación y de empleados de comercio. Habían conocido además en los últimos
años una enorme expansión y soportaban mal la hegemonía de los gremios de transporte.
Conscientes de su debilidad individual, intentaban reforzar los vínculos del movimiento
sindical con los partidos “obreros” y llevar a la CGT a desempeñar un papel mucho más
activo en la política nacional, con vistas a la formación de un frente popular capaz de
aspirar incluso al poder político.

Las dos CGT frente a Perón


Estas dos corrientes que recorren la evolución del movimiento obrero argentino desde sus
comienzos encontrarán finalmente su síntesis, inesperada y paradójica, en el peronismo.
Perón logró la unificación del movimiento sindical, no a través de la prescindencia
respetuosa, sino del más sectario y excluyente embanderamiento político.

El Estado

El Estado oligárquico represivo (hasta 1916)


El Estado no era, para la mayoría de los obreros organizados, más que una máquina
represiva al servicio del capital, imposible de reformar o de conquistar y que simplemente
había que destruir. Para el Estado oligárquico represivo, el movimiento sindical no era
más que un factor de desorden y perturbación, que utilizaban las huelgas como formas de
gimnasia revolucionaria. La policía y las leyes eran las armas para combatirlos.

El Estado populista liberal (1916-1930)


Concepción de Estado como árbitro de los problemas sociales, con una inclinación
humanitaria y paternalista hacia los sectores menos favorecidos. La posición sindical
había dado muestras de su buena voluntad y buenas relaciones con el gobierno al
obtener considerables beneficios para los huelguistas. Yrigoyen buscó y encontró el
apoyo de sectores obreros con una intensidad desconocida hasta entonces.

El Estado oligárquico intervencionista (1930-1943)


En los gobiernos de la restauración oligárquica, la intervención del Estado en los
conflictos laborales así como la atención y el interés con que seguía la evolución del
movimiento sindical, no dejaron de crecer durante toda la década. Esto se debía a la
importancia que habían alcanzado las organizaciones gremiales y porque el
intervencionismo en lo social era también un correlato del que el Estado se había visto
obligado a asumir en lo económico como consecuencia de la crisis.

El Estado peronista (1946-1955)


De la etapa yrigoyenista, el peronismo retomará y desarrollará hasta sus últimas
consecuencias los rasgos populistas: el peso del Estado se volcará decididamente a favor
de los sectores populares, mejorando su situación en gran escala y apelando a su apoyo
contra la oligarquía que amenazaría esas conquistas en función de valores como el
agradecimiento y la lealtad, en medio de un clima de intensa identificación emocional
entre el líder y las masas.
Pero al mismo tiempo el Estado peronista desarrolla también hasta sus últimas
consecuencias las tendencias intervencionistas aparecidas durante la década del ´30,
extendiendo su acción omnipresente en todo el ámbito de las relaciones laborales,
apareciendo como árbitro inapelable de todos los conflictos y sobre todo
institucionalizando claramente al movimiento sindical y ejerciendo un control cada vez
más estrecho sobre el mismo.
El sindicalismo vio aumentar su capacidad de presión, sin la mediación de partidos
“obreros”, aunque esto no significara la vinculación con alguna de las coaliciones que
estaban efectivamente en condiciones de acceder al poder político y la consiguiente
merma de una autonomía que sólo podía ser mantenida a costa de perpetuar su
aislamiento y marginalidad. Y esto era lo que Perón ofrecía en 1945.

Conclusiones

 El movimiento sindical no cambió sustancialmente entre 1943 y 1946 y que, por lo


tanto, el que apoyo a Perón en su ascenso al poder fue fundamentalmente el mismo
que se había ido desarrollando durante las décadas anteriores.
 No se puede justificar el grado de representatividad de Perón con respecto al
movimiento obrero con la supuesta composición de la clase obrera desde la llegada de
los inmigrantes internos, su estado de disponibilidad, su identificación emocional con el
líder carismático, etc.
 La diferencia evidente entre el sindicalismo pre-peronista y el peronista es la creciente
pérdida de autonomía de este último frente al Estado y al liderazgo centralizado y
autoritario de Perón. Pero, ¿se puede afirmar que esa pérdida de autonomía fue total?
Si las organizaciones sindicales hubieran sido totalmente absorbidas por el aparato
estatal, convirtiéndose en un engranaje más de su mecanismo, ¿cómo explicar que no
se hayan unido junto con el resto del Estado peronista en 1955, que no sólo hayan
logrado resurgir en medio de las persecusiones y la proscripción, sino que incluso
hayan recuperado una buena porción de su poder?

1) Anarquistas: sindicatos pero no partidos políticos.


Socialistas: sindicatos y partidos políticos (PS).
Sindicalistas: se separan de los socialistas en 1905

2) Socialistas y comunistas: la importancia de los sindicatos y los partidos


Anarquistas y sindicalistas: comparten la militancia en los sindicatos.

Después que el anarquismo es muy golpeado, el movimiento obrero entra en diálogo


(época de Yrigoyen). Hasta 1920 la postura del movimiento obrero era anti partido ya que
la hegemonía era de los sindicatos. En 1926 los socialistas se nuclean en la COA. En
1929 los comunistas se separan de la USA (sindicalistas ortodoxos) y crean la CUSC
(Comité de Unión Sindical Clasista). El movimiento obrero en 1930 había una clara
separación entre sindicalistas, comunistas y socialistas. Aunque paradójicamente al golpe
de Estado del ´30, los sindicalistas y socialistas se juntaron y formaron la CGT. Hasta
1935 la línea era anti política, anti partido. En el ´35 la CGT se divide entre socialistas y
sindicalistas y los comunistas se unen a los socialistas.

Justo: Contradicción o dualidad entre la represión a la clase obrera y paralelamente la


posibilidad de diálogo con un sector de esa misma clase: mientras los radicales
yrigoyenistas eran perseguidos y reprimidos, se abre el diálogo con sindicalistas y
socialistas (CGT)

Perón recibe a un movimiento obrero “trabajado” para el diálogo con el Estado. A


Perón lo apoyaron sindicalistas y socialistas pero en ningún momento los
comunistas.

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