Está en la página 1de 3

¿LA EDUCACIÓN COMO DERECHO O MERCANCÍA?

La educación es la formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de

las personas de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad la pertenecen.

El sistema de educación superior en Colombia ha tenido grandes cambios después de la

instauración de la ley 30 de 1992, en la cual se contempla la educación superior como servicio

público y no como derecho fundamental.

Este proceso de convertir la educación superior en servicio y, por ende, en mercancía, es reflejo

de la profundización y radicación del sistema socioeconómico capitalista en la década de los años

70, que fue consolidada y constitucionalizada en varios países de América.

La pregunta fundamental que deberíamos hacernos respecto a las políticas educativas es, ¿sí

las mismas garantizan el derecho a todos a educarse o sí, por el contrario, establecen un privilegio

para algunos? La masiva protesta estudiantil en Chile nos invita a indagar sobre las raíces

profundas de la crisis educativa en el país hermano. Desde mi perspectiva, el origen de los

actuales padecimientos está ligado al fuerte influjo del neoliberalismo en América Latina. Esta

influencia no se limitó sólo al aspecto económico: generó todo un ‘ambiente’ cultural y político

que impregnó también nuestros sistemas educativos. El ‘achicamiento del estado’ en favor del

‘mercado’, el lucro, el individualismo y la competencia como valores y la debilidad de la política

para gobernar fueron ejes centrales de las ideas neoconservadoras instaladas por las dictaduras

militares en ambos países.

¡LA EDUCACIÓN ES UN DERECHO, NO UNA MERCANCÍA!

Esta maravillosa proposición, que explícitamente consagra a la educación como un derecho,

fue ratificada por más de 150 estados del mundo. Sin embargo, a pesar de que como derecho ha
sido consagrados en numerosos tratados y los gobiernos han reconocido que es fundamental en la

procura de desarrollo y la transformación social.

Durante varias décadas, organismos internacionales como el Banco Mundial, han promovido

la participación protagónica de las empresas privadas en la educación pública, e incluso, han

coaccionado a los gobiernos con sus políticas para posibilitar esta reconversión, pero,

esencialmente gracias a que la mayoría de los docentes y sus sindicatos en todo el mundo

defienden firmemente el concepto de educación como derecho fundamental, estas intervenciones

en el mayor de los casos han sido realizadas de manera disfrazada bajo el lema de <Reforma

Educativa>, con la excusa de algún tipo de adaptación o modernización para los tiempos que

corren, metodología utilizada para la importancia de ideas, métodos y prácticas al sector privado,

a fin de allanar el camino haciendo que el sector público sea compatible a la dinámica corporativa

con procesos progresivos de concesiones y tercerizaciones subsecuentes.

Entiendo la educación como un derecho fundamental y no como simple mercancía, la

pedagogía de la intencionalidad se proyecta como herramienta destinada al desarrollo integral del

ser humano en pos de habilitar a las nuevas generaciones en el ejercicio de una visión plural y

activa de la realidad, de manera que su mirada tenga en cuenta al mundo no como una supuesta

realidad objetiva, sino como medio en el cual aplica el ser humano su acción, transformándolo y

humanizándolo.

Steven José de la Rossa Villalba.


Cátedra Corposucre. Primer semestre.
Corporación Universitaria de Sucre.
Bibliografía:

- Un enfoque de la Educación Para Todos basado en los derechos humanos (UNESCO y

UNICEF).

- <La privatización de la educación en Chile>, de Marcial Maldonado Tapia (2003).

- <Pedagogía de la Intencionalidad>, de Mario Aguilar y Rebeca Bize (2011).

También podría gustarte