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LIBROS & ARTES
EL HISTORIADOR DE LOS VENCIDOS
Este número de Libros y Artes es un merecido homenaje por parte de la más antigua institución cultural republicana,
la Biblioteca Nacional del Perú, a uno de los más brillantes historiadores, quien de no haber desaparecido cuando su obra alcanzaba
resonancia y madurez, sería, sin duda, uno de los más destacados intelectuales del Perú actual. Este es también un homenaje personal
de quien esto escribe a la inteligencia, a la amistad y al compromiso que compartimos en un largo trecho de nuestras vidas,
más allá de las discrepancias políticas que sostuvimos en la década del 80.
texto
mostrarlo en sus múltiples di- marxismo. En La agonía de Comuna de París y con la in- mido y explotado por la Co- nativa entre la memoria y lo
mensiones y relaciones, seña- Mariátegui se percibe clara- vasión alemana, los obreros lonia y la República. Gracias imaginario: la vuelta de la so-
lar sus límites y desplegar to- mente la influencia de José socialistas de Francia unieron a la utopía andina, el fragmen- ciedad incaica y el regreso del
das sus potencialidades, pres- Aricó, uno de los más brillan- los dos elementos del proble- tado mundo indígena actual Inca. Encontrar en la reedifica-
tar atención a las mentalida- tes intelectuales marxistas ar- ma, ya que fueron ellos quie- puede recomponer su identi- ción del pasado, la solución a
des. Flores Galindo aprendió gentinos, quien, además, com- nes realmente lucharon contra dad y constituirse como suje- los problemas de identidad.2
esta perspectiva no solo en la partía con Mariátegui algunos ese ataque y defendieron la to de acción colectiva. Los di- Flores Galindo sostenía
escuela histórica francesa de rasgos característicos que los nación francesa de entonces. versos componentes de la uto- que la utopía andina desbor-
los Anales sino también en el definían: autodidactas muy Buscando una respuesta pía andina van cambiando con daba los Andes para instalar-
marxismo creador. Sus gran- cultivados, marxistas hetero- a este complejo problema, la historia. Unos mitos se ex- se en la cultura popular del
des maestros, directos o indi- doxos, editores, publicistas, Flores Galindo analizó el tinguen, otros mantienen su Perú. Una expresión de ese
rectos, fueron Lucien Fevre, periodistas, conferencistas. indigenismo y a los indi- vigencia. Se pueden debilitar desborde sería la valoración
Fernand Braudel, Alain La- Las visitas que José Aricó hizo genistas centrándose en la algunas creencias y leyendas positiva que tienen del Impe-
brousse, Jacques Le Goff, a Lima dejaron huella en mu- obra antropológica y literaria en la memoria colectiva, pero rio Incaico los escolares de la
Emmanuel Le Roy Ladurie, educación secundaria prove-
Rug giero Romano, Pierre nientes de las diversas clases
REVISTA DE CULTURA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ sociales. Esta valoración po-
Vilar. A los que hay que aña-
dir Eric Hobsbawm, el gran Sinesio López Jiménez sitiva del Imperio Incaico y de
historiador inglés de orienta- Director de la Biblioteca Nacional la justicia y la armonía que,
ción marxista. según los escolares encues-
Nelly Mac Kee de Maurial
Alberto tuvo maestros, Directora Técnica
tados, lo caracterizaban es, sin
pero fue un historiador origi- embargo, como el mismo Flo-
nal. La originalidad lo condu- Luis Valera Díaz res Galindo lo reconoce, una
Editor
jo a la hetorodoxia en el cam- forma de negar el presente
po del marxismo y valoró Diagramación: José Luis Portocarrero Blaha más que un deseo de volver
enormemente a otros hete- Secretaria: María Elena Chachi Gambini
al pasado.
rodoxos como Walter Benja-
Coordinación: Enrique Arriola Requena
mín, Antonio Gramsci y José Sinesio López Jiménez
Carlos Mariátegui. Rechazó el © Biblioteca Nacional del Perú
determinismo ortodoxo y el Lima, 2005
Reservados todos los derechos.
marxismo oficial y apostó más 1
FLORES GALINDO, Alberto.
bien por un historicismo crea- Depósito Legal: 2002-2127 / ISSN: 1683-6197 La agonía de Mariátegui: la polé-
dor y por los marxistas disi- mica con Komintern. Lima:
Biblioteca Nacional del Perú - Av. Abancay cuadra 4, Lima 1. Teléfono: 428-7690.
dentes. Como Gramsci, creía Fax: 427-7331 http: //www.bnp.gob.pe Correo electrónico: dn@bnp.gob.pe DESCO, 1980.
que la revolución rusa era una 2
FLORES GALINDO, Alberto.
revolución contra El Capital, Esta publicación ha sido posible gracias al apoyo de la Organización Buscando un inca: identidad y
la obra mayor de Karl Marx, de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura. utopía en los Andes. La Habana:
que condensaba la rigidez es- Casa de las Américas, 1986, p. 14.
S in embargo, en un pla-
neta donde la fortuna
sumada de las 225 familias
relectura tremendamente su-
gerente de la historia del
OTRO MUNDO
Perú. El hilo conductor de
más adineradas es equivalen- este tour de force histórico es
te a lo que posee el 47% más la utopía andina: la esperan-
pobre de la población total za milenarista o mesiánica en
del mundo, y las tres perso-
nas más ricas poseen más di-
nero que el PIB sumado de
ES POSIBLE una inversión cataclísmica del
actual orden social para in-
augurar una nueva edad, un
los 48 países más pobres;1 en nuevo mundo idílico que en
la región más inequitativa de Carlos Iván Degregori los Andes se habría identifi-
ese mismo planeta (América cado con el regreso del inca,
Latina); en un país donde la restauración del Tawan-
murieron víctimas de críme- En tiempos recientes, destacados representantes del neoliberalismo, tinsuyu o, en tiempos más
nes atroces más de 70 mil que hoy dicta en nuestro continente lo que es políticamente correcto, se recientes, con un mundo
peruanos, sin que las élites han rasgado las vestiduras, indignados porque algunos pretendan que donde los mistis desaparez-
siquiera nos diéramos cuen- can3.
ta, no desear otro mundo
otro mundo sea posible. Flores Galindo ubica el
posible es inhumano y reve- surgimiento de la utopía
la una ideologización pare- tura del Che, el mayo fran- construían instrumentalmen- ese libro, truncada por su en- andina en los primeros tiem-
cida a la que se percibía en cés de 1968 y, sobre todo, te y lo levantaban como ban- fermedad y muerte tempra- pos de la Colonia y la persi-
esas carátulas con niñas por el tsunami de campesi- dera solo para dejarlo luego na cuando yo preparaba un gue con brillo y erudición a
sonrosadas de la revista Chi- nos, trabajadores, migrantes caer y reemplazarlo por el texto que nunca publiqué, través de los siglos. Relata su
na ilustrada en décadas pasa- y regiones organizadas que llamado “pensamiento Gon- que circuló entre mis alum- eclosión en las rebeliones
das. sacudía el país, resquebrajan- zalo”. nos de San Marcos y que tal tupacamaristas del S. XVIII
Otro mundo tiene que do estructuras y derrumban- Avanzada la década de vez algún día publique con (p. 108). La rastrea en los
ser posible. Antes de que sur- do prejuicios. 1980, Flores Galindo escri- este título: traspié entre dos sueños de Gabriel Aguilar y
giera el movimiento global Gracias por eso, Alber- bió Buscando un inca. Transcu- estrellas. la detecta, como el rabdo-
que adoptó ese slogan, Al- to Flores Galindo, por res- rría ya la sombría segunda La carta publicada por mante que ubica una veta de
berto Flores Galindo fue catar ese Mariátegui en el mitad de la década de 1980. Flores Galindo poco antes de agua en el desierto, durante
uno de los intelectuales que momento mismo en que La Izquierda Unida y sobre su muerte, donde afirma que el S. XIX, cuando “... la vuel-
permitió soñar a los jóvenes otros intelectuales inventaban todo el APRA mostraban discrepar es otra forma de ta del inca termina confina-
de varias generaciones que otro a su medida: marxista- sus límites, y Sendero Lumi- acercarse, me anima a reto- da a los espacios rurales; idea
otro mundo, o al menos otro leninista, dogmático hasta la noso se constituía como el mar ese debate como home- subterránea y clandestina,
país, era posible. Dos son sus caricatura, en todo caso mu- nuevo cataclismo en un país naje y reconocimiento de que confundida con el folckore
obras más importantes que cho más lejos del que pre- asolado por sucesivos tsuna- su pensamiento sigue vivo. de los pueblos o con los sor-
apuntan en esa dirección. sentan los documentos de la mis políticos. Sostuve una dos temores de los blancos”
La agonía de Mariátegui2 – época y los testimonios de polémica intermitente con II (p. 210).
su mejor libro según mi opi- sus contemporáneos. Lo Flores Galindo alrededor de En Buscando un inca, Flo- Pero conforme el autor
nión– prueba que la mejor, avanza a través del S. XX
la única historia es la que se rumbo al “Perú hirviente de
escribe desde el presente, estos días”, su interpretación
planteando las preguntas y cruje. Porque Flores Galindo,
encontrando a partir de ellas enamorado de una idea vis-
los ángulos y facetas de acon- tosa, radical y romántica, la
tecimientos y personas que persigue más allá de sus lí-
sean más fructíferos para vi- mites. Su trabajo se torna
vir el presente e imaginar el entonces semejante al del
futuro. La agonía de Mariátegui
construyó un padre para una
generación huérfana pero lle-
na de sueños. El Mariátegui 1
Los datos son de un informe de la
del historiador Flores ONU y son citados por Martín
Galindo, el definitivo, era Hopenhayn. “La aldea global entre
la utopía transcultural y el ratio mer-
irreverente, apasionado, agó-
cantil: paradojas de la globalización
nico, el amigo que nunca co-
cultural”. En: DE GREGORI,
nocimos pero que muchos Carlos Iván y Gonzalo PORTOCA-
hubieramos querido tener RRERO (editores). Cultura y
como compañero de carpe- globalización. Lima: RED, 1999,
ta o de trabajo o de partido. p.19.
El Mariátegui de la creación 2
FLORES GALINDO, Alberto.
Alberto Flores Galindo, 1986.
LA URGENCIA
de las obras de la imagina- la falta de resignación, la es-
ción y del lenguaje: a nadie peranza a pesar de toda pre-
que lo conociera y lo apre- visión razonable contraria”.
DEL TIEMPO
ciara le pareció raro que, des- Un ethos radical y un pathos
pués de Buscando un inca, se romántico alientan en esas
propusiera escribir una bio- palabras, que exaltan el com-
grafía de José María Argue- promiso intenso y la pasión
das, de la que lamentable- creadora como modelos de
mente quedan solo unas pá- Peter Elmore vida y conducta. Se entiende
ginas preliminares. Ya en un así que la agonía no se con-
libro temprano, Apogeo y cri- ciba como crepúsculo y fin
sis de la república aristocrática, Perspicaz y prolífico, Alberto Flores Galindo sintió la urgencia del presente de la existencia, sino –al
hay observaciones inteligen- modo de Miguel de Una-
tes sobre, por ejemplo, los
al ejercer su vocación de historiador. Las cuestiones que animan sus pesquisas muno y José Carlos Mariá-
escritores de nuestro moder- no son las que solicitan al académico con alma de anticuario, sino las que tegui– como lucha frontal y
nismo, cuyo tedio existencial preocupan al intelectual comprometido con su época: se cuentan, entre ellas, profunda: agon significa com-
no se entiende solo como un el nexo entre la nación y el estado –que está en el centro de libros como bate. Ese combate contra la
homenaje derivativo al spleen muerte tenía, para un intelec-
de Charles Baudelaire y los Apogeo y crisis de la república aristocrática1, el libro que escribió tual secular e izquierdista de
decadentes franceses, sino al alimón con Manuel Burga–, la relación de la cultura andina con las los años 60, un sesgo exis-
como un síntoma del males- prácticas y el imaginario del cambio social –como en Buscando un tencialista. En la obra de Al-
tar que la pax oligárquica en- berto Flores Galindo no son
gendraba entre los peruanos
inca2 y el modo en que el pensamiento radical ha procurado intervenir insólitas las alusiones y refe-
de imaginación más inquieta en la realidad histórica peruana –que es, ejemplar y dramáticamente, rencias a Jean Paul Sartre,
y contestataria. Al mismo el asunto de La agonía de Mariátegui3. que fue el faro intelectual de
tiempo, no se deja de apun- esa generación y de la prece-
tar que en esos años las re- dente; también a Albert
vistas literarias –y, en térmi- portancia que siempre asigna- La observación del his- fe de Emilio Adolfo West- Camus, a quien la izquierda
nos más amplios, las publi- ba a la cultura y la poesía. La toriador sobre Mariátegui no phalen –el gran poeta de Las solió mirar con suspicacia y
caciones periodísticas y cul- literatura era un medio de co- se le podría aplicar estricta- ínsulas extrañas5 y Abolición de hasta con hostilidad, deja su
turales– se multiplicaron en- nocimiento tan importante mente a él mismo, pero es la muerte6, surrealista como impronta en la fisonomía
como la economía y la socio-
tre 1895 y 1919, señalando evidente que Flores Galindo César Moro y simpatizante moral del historiador y, de
logía. En alguna medida –
así que el ánimo crepuscular como ha sugerido Washing-
estaba abierto a estímulos y del trotskysmo en sus años hecho, me parece revelador
y la rebeldía frustrada de los ton Delgado—incluso más fuentes que no eran los ha- de juventud– abre La agonía que en Tiempo de plagas7 –la
intelectuales no impedía que importante: de allí que el en- bituales entre los científicos de Mariátegui y es, sin duda, excelente recopilación de los
en la realidad se detectasen sayo más importante haya sido sociales y los estudiosos de casi una declaración de prin- artículos periodísticos de Flo-
ya signos de renovación y el dedicado al proceso de la li- la que él mismo llamaba “ge- cipios y valores del propio res Galindo– se reconozca
cambio. Como Jorge Basa- teratura.4 neración del 68”. Un epígra- Flores Galindo: “En la poe- desde el título mismo esa
dre y Raúl Porras Barre- presencia.
nechea, Flores Galindo fue A diferencia de Basadre,
un historiador que no buscó a quien debemos un ensayo
en la literatura y en quienes la esclarecedor sobre la obra y
practican una confirmación
MARIO VARGAS LLOSA la figura de José María
de datos aportados por la Eguren, Flores Galindo no
estadística o la economía; por
el contrario, los textos litera-
rios y la formación del cam-
A unque la primera edición de Buscando un inca: identidad y utopía en los
Andes, de Alberto Flores Galindo (1949-1990), apareció en 1986,
17años después de la muerte de Arguedas, es imprescindible tener en cuenta
po intelectual le parecieron este libro en cualquier estudio sobre la utopía arcaica, pues constituye algo 1
FLORES GALINDO Alberto
cruciales para entender cabal- así como un balance y liquidación de la utopía indigenista que encontró el y Manuel BURGA. Apogeo y cri-
mente los procesos históri- autor en Los ríos profundos, el mayor exponente (a su criterio) de la literatura sis de la república aristocrática:
cos. El marxismo de Flores en el Perú. En él, su autor, un historiador, sociólogo, periodista y militante oligarquía y comunismo en el
Galindo no fue de la varie- de izquierda tempranamente desaparecido, trazó una sugestiva aunque des- Perú 1895-1931. Lima: Rikchay
igual descripción de las desapariciones y reapariciones de la visión utópica Perú, 1979.
dad dogmática y vulgar, sino
del incario a lo largo de la historia peruana.
2
FLORES GALINDO, Alberto.
de la cepa del de Antonio Buscando un inca: identidad y
Gramsci y José Carlos Ma- Su descripción de la utopía andina es simpática pero crítica, hecha desde
utopía en los Andes. La Habana:
riátegui. lo que pretende ser la objetividad histórica y la perspectiva de una ideología
Casa de las Américas, 1986.
A propósito de las in- marxista mansa, o, más bien, amansada por la influencia de las mejores lectu- 3
FLORES GALINDO, Alberto.
fluencias que animaron el ras marxistas como la de Antonio Gramsci; o de intelectuales europeos La agonía de Mariátegui: la polé-
pensamiento y la sensibili- heterodoxos como el italiano Carlo Ginzburg y el francés Michel Foucault. mica con el Komintern. Lima:
dad de Mariátegui escribió, Su lectura está focalizada en las rebeliones y movimientos religiosos campe- DESCO, 1980.
precisamente, Flores Galin- sinos de índole milenarista en los Andes desde los primeros tiempos de la 4
Op. cit. p. 101.
do: conquista, en el siglo XVI, hasta las asonadas y tentativas revolucionarias del 5
WESTPHALEN, Emilio Adol-
presente, con escarceos en pos de huellas de la utopía en la iconografía colo- fo. Las ínsulas extrañas. Lima:
El surrealismo y el sicoanálisis Cía. Impresiones y publicidad, 1933.
formaron parte del lado cos-
nial, el folclore y la artesanía, los archivos judiciales y la literatura. 6
WESTPHALEN, Emilio Adol-
mopolita de Mariátegui y ade- fo. Abolición de la muerte. Lima:
más lo preservaron de cual- La utopía arcaica: José María Arguedas y las ficciones del indigenímo.
Perú Actual, 1935.
quier tentación economicista. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1996. 7
FLORES GALINDO, Alberto.
Ambas aficiones no se enten- Tiempo de plagas. Lima: El Ca-
derían si olvidamos esa im- ballo Rojo Ediciones, 1988.
APUNTES SOBRE
la práctica corriente de los gráfica peruana, una valla for-
científicos sociales. Es a par- midable contra la degrada-
tir de esta originalidad que ción estilística promovida por
EL ESTILO
quiero emprender un primer la irrupción de las jerigonzas
análisis de la prosa de Flores típicas de las ciencias sociales
Galindo. Ella vive y se estruc- en las últimas décadas.
tura en una tensión perma-
nente entre la urgencia de los II
hechos y la necesidad de or-
Antonio Melis Flores Galindo se inscri-
ganizarlos con la fuerza del be claramente en esta tradi-
estilo. ción, pero desde sus comien-
Frente a una obra como la de Alberto Flores Galindo, zos lo hace con una perso-
I impresionante por su calidad científica y su dimensión, sobre todo nalidad literaria original.
Otros, con mayor auto- relacionada con la breve vida de su autor, un discurso sobre el estilo puede Desde los primeros trabajos
ridad y competencia, habla- se asoma una visión de la ta-
parecer reduccionista, o por lo menos secundario. Pero creo que vale la pena
rán sobre sus aportes como rea del historiador donde el
historiador. Es evidente que intentar esta aproximación para destacar, en primer lugar, un rasgo tratamiento científico se une
nos encontramos frente a un importante de su personalidad de investigador. Como dijo con gran acierto al arte del narrador.
estudioso completo, que no Antonio Cisneros, prologando una recopilación de escritos periodísticos Se advierte asimismo la
ignora ninguna dimensión exigencia de superar toda
del quehacer historiográfico.
de nuestro autor, Flores Galindo “es hombre de escritura”1. abstracción, reivindicando la
La apertura hacia la literatu- presencia decisiva del factor
ra, en un sentido muy am- humano en la historia. Pero
plio, no es algo adjetivo, sino una práctica sino además de un caso especial dentro del con- diálogo continuo con el el hombre de Flores Galin-
una forma de expansión y determinado discurso, que texto de una atención cons- maestro conflictivo Ruggie- do es un hombre integral, en
proyección a partir de una justifica y que, a la vez, propo- tante al nivel lingüístico y sus ro Romano. En el caso de carne y hueso, con su vida
base firme de conocimien- ne todo un proyecto autorita- implicaciones ideológicas. Basadre, el retrato que el pro- cotidiana, sus sentimientos y
rio (1998: 21). Cuando Flores Galindo pio Flores Galindo ha traza-
tos. Una de sus manifestacio- sus fantasías. En el libro ya
nes es el empleo de referen- En esta palabra “discur- emprende su trabajo de in- do de él en Allpanchis4 pare- mencionado sobre los mine-
cias literarias en sus escritos. so” se cifra toda una pers- vestigador, se encuentra no ce un espejo de sus propias ros de la Cerro de Pasco, un
La técnica de utilización de pectiva cultural y metodo- solo frente a modelos meto- aspiraciones e ideales. Sobre trabajo de historia económi-
textos de creación refleja una lógica. En toda su obra el dológicos, sino también fren- todo resulta significativa su ca y social, se pregunta:
actitud singular del autor. No autor emplea el análisis de te a modelos estilísticos. Los insistencia en la continua re- “Pero, por encima de lo que
se trata de meros adornos de los diferentes tipos de discur- puntos de referencia están novación metodológica de se dice, de las imágenes,
la trama historiográfica. Flo- so como un elemento funda- representados, sobre todo, Basadre. ¿quiénes son realmente esos
res Galindo injerta orgánica- mental de su interpretación. por autores como Jorge Pero la misma referen- hombres?” (1983: 4). Y más
mente la cita literaria en su Un ejemplo típico lo encon- Basadre y Pablo Macera. No cia a los nombres de Basadre adelante reafirma esta exi-
elaboración conceptual. tramos en la antología faltan, por supuesto, referen- y Macera nos remite a una gencia de superar toda visión
La literatura ofrece al his- mariateguiana Invitación a la cias significativas, desde el manera de concebir el traba- estrechamente economicista:
toriador y al comentarista vida heroica: “La llegada de los punto de vista teórico, a gran- jo historiográfico no ajena de Nos va a interesar no sólo el
político argumentos y suge- provincianos a la capital sub- des historiadores no perua- preocupaciones literarias. Se grado de explotación econó-
rencias para su análisis. Pero vierte el discurso oligárquico, nos, como “la seducción de trata, en ambos casos, no mica a que estuvieron someti-
esto no implica, de ninguna funda otro lenguaje y otro lo inacabado” 3 que se en- solamente de investigadores dos, sino también sus relacio-
nes sociales, su vida cotidiana,
manera, una subordinación estilo de encarar los proble- cuentra en el “Prólogo” a la abiertos a la experiencia lite-
sus canciones, sus sentimien-
del hecho literario o una uti- mas peruanos”2. segunda edición de Los mi- raria, sino de autores cons-
lización instrumental. En El discurso literario es un neros de la Cerro de Pasco y el tantemente preocupados
otras palabras, no se encuen- 1
CISNEROS, Antonio. “Tito Flo-
tra en él ninguna forma de res Galindo”, en GALINDO FLO-
sociologismo vulgar. Las RES, Alberto. Tiempo de plagas.
obras literarias no se consi- TESTIMONIO / DEBORAH POOLE Lima: El Caballo Rojo Ediciones,
deran como mero testimo- 1988, p.9.
nio, a partir de una teoría del
2
FLORES GALINDO, Alberto.
reflejo más o menos procla-
mada. Forman parte, en
C omo antropóloga que inició su trabajo de campo en los Andes a me-
diados de la década de los setenta, la tarea de escribir sobre la influen-
cia de Alberto Flores Galindo me resulta, por decir lo menos, abrumadora.
“Presentación” en MARIÁTE-
GUI, José Carlos. Invitación a la
vida heroica. Lima: Instituto de
cambio, de un continuum, de En primer lugar, porque evaluar la influencia de un autor es como tratar de Apoyo Agrario, 1989, p. 22
una totalidad, iluminando imaginar cómo sería el mundo sin sus trabajos. ¿Cómo pues imaginar el 3
GALINDO FLORES, Alberto.
resquicios ocultos de la rea- estudio de historias y economías regionales como Arequipa y el Sur andino Los mineros de la Cerro de Pasco
lidad por su calidad de es- sin el primer libro que me mostró la relevancia de la historia regional para un 1900-1930. Segunda edición. Lima:
critura. Pontificia Universidad Católica,
entendimiento etnográfico de las percepciones campesinas de economía
Hay una palabra clave 1983, p. 3.
regional y espacio religioso? ¿Cómo imaginar mis posteriores campos de 4
GALINDO FLORES, Alberto.
que aclara esta actitud. En su
estudio –violencia, gamonalismo e indigenismo– sin los acuciosos, y sobre “Jorge Basadre o la voluntad de per-
“Introducción” al ya nom-
todo sugerentes, trabajos de Flores Galindo sobre Mariátegui, Túpac Amaru sistir”, En: Allpanchis, Cusco, vol.
brado Tiempo de plagas, Flo-
y la República Aristocrática? Finalmente, ¿cómo imaginar la utópica posibi- XIV, No 16, 1980, pp. 3-8 (sobre
res Galindo sugiere una ob-
lidad de lograr algún día la largamente esperada integración de antropología Basadre, véase también, del mismo
servación preciosa acerca de autor, “La terca apuesta por el sí”,
la violencia: e historia sin el trabajo del único historiador peruano que tomó seriamente
En: El Caballo Rojo, Lima, N°
la cultura como una fuerza histórica y política? 60, 5 de julio de 1981, publicado tam-
Pero lo que interesa subrayar
ahora es cómo en el caso de la bién en Tiempo de plagas, Op.
violencia, no se trata sólo de Cit., pp. 123-128).
El Amaru, el más viejo de los dioses andinos, se mantiene hoy oculto-visible sobre las casas de la sierra
peruana. Estos amarutejas descubiertos recientemente tienen sus raíces en los cultos chavines vinculados al régimen
de las aguas y las cosechas. El nombre de Amaru (traducido como sierpe / dragón) designa a diferentes personajes
y situaciones históricas, míticas y plástico-narrativas. Todas reunidas por un núcleo conceptual común de tipo
religioso que podría tener también derivaciones políticas milenaristas y mesiánicas.
RU-TEJA revinculan todos los elementos ya mencionados de sierpes, felinos, falcónidas y vampiros, y han
sido elaborados de modo que las aguas de lluvia recirculen por la totalidad del cuerpo exhibido.
De este modo, en los meses de lluvia, con su cuerpo húmedo cubierto de líquenes y caracoles, el
Amaru cumplía su vieja promesa de garantizar protección total al universo andino.
Las tejas que soportan al Amaru tienen un largo que varía entre 45 y 46 cm. con un arco de 29 y
u prehispánico (en parte otorongo, sierpe, vampiro, boca de 23. El Amaru mismo está colocado en su parte central con un largo aproximado de 36 cm.
de los elementos del toro y del león, emblemas de la y un alto entre 25 x 27. Tanto las figuras como las tejas presentan una perforación en su parte media
o producto plástico en cerámica o madera (toros- destinada al parecer a que fueran atravesadas por un fierro que las sostuviera al techo. La arcilla ha
s toros de versión naturalista frecuentes en la cerámi- sido quemada a horno abierto cuyos desgrasantes parecen ser piedras pulverizadas. No tienen engobe.
En las cavidades de los ojos el artista ha incrustado vidrios.
(que son sierpes), incorporan los círculos, ya presen-
mía y al calendario de frutos y enfermedades en las Pablo Macera
Fotografías:
Herman Schwarz
LA HAZAÑA DE
ALBERTO FLORES GALINDO
Gonzalo Portocarrero1
E l primer supuesto es no
considerar a Arguedas
como el indio, el intérprete LOS ÚLTIMOS AÑOS
Ahí también se podría ras-
trear –como lo ha sugerido
un autor chileno–, la influen-
del mundo indígena, el au- cia de algunos relatos de
téntico representante. Este es
un estereotipo propalado
por Mario Vargas Llosa, en
DE ARGUEDAS César Vallejo que impactaron
particularmente a Arguedas6.
Lo cierto es que con unas u
particular en el prólogo a una otras fuentes estos dos mun-
de las ediciones de Los ríos Alberto Flores Galindo dos están retratados como
profundos1. Pero es un estereo- absolutamente contrapues-
tipo al cual el propio tos, sin ninguna posibilidad
Arguedas dio cabida, y que Me voy a referir a los últimos años de José María Arguedas. En de conciliación y con la vio-
ha llevado incluso a que un realidad, más que a Arguedas como tal, a la relación entre intelectuales, lencia como única forma de
autor polaco llegue a decir relación entre mistis e indios.
sociedad e identidad en el Perú. Para pensar esta relación creo que Arguedas
que Arguedas aprendió en Pero hay un problema
realidad el castellano recién puede ser un caso particularmente ejemplar. Esta aproximación será que aparece en estos prime-
después de ingresar a la Uni- básicamente histórica y referida a las ideas, la ideología que ros relatos: ¿cómo puede
versidad de San Marcos, lo subyace en los textos de Arguedas. cambiar este mundo? Lo
que es un disparate total. Es que se ansía, lo que se desea,
el estereotipo más repetido a través de algunos persona-
y lo dejo de lado. No voy a TRAYECTORIA DE publican bajo el título de maniqueo que se retrata allí4, jes, es que este mundo cam-
hablar de Arguedas como “el ARGUEDAS Agua. Allí se trata de resumir más que con las concepcio- bie. Que se produzca un gran
indiecito”. Bajo estos tres supuestos el mundo de la sierra del nes de mundo andino en el incendio en estas praderas
Por el contrario –este me referiré a la trayectoria de Perú como un mundo en el sentido indígena, puro, de la andinas. Que no haya más
sería el segundo supuesto– Arguedas. Todo esto para que existen básicamente dos palabra, tiene que ver con el principales, que no haya más
voy a hablar de un autor que desembocar en sus últimos tipos de personajes: indios y cristianismo popular que de- mistis. Sin embargo, es una
tiene una obra bastante com- años y en El zorro de arriba y mistis. Indios y mistis están bió difundirse en los pueblos invocación que no parece
pleja. No es un autor ele- el zorro de abajo3. Y para, a en un enfrentamiento per- donde Arguedas pasó su in- encontrar un verdadero sus-
mental o primitivo. Por más partir de los Zorros, elaborar manente. Entre ellos no hay fancia. Un cristianismo de tento. Es un mundo tan je-
que se presente como abso- dos o tres hipótesis alrede- más comunicación que la vio- imágenes apocalípticas y con- rárquico, tan brutalmente di-
lutamente espontáneo, ha re- dor de la relación entre inte- lencia. Un indio no podrá ser trapuestas5.
flexionado sobre sus proble- lectuales, sociedad y proble- nunca un misti, y un misti Es un discurso que tam-
mas bastante más de lo que ma de identidad en el Perú. solo es capaz de despreciar bién tiene que ver con las
él mismo supone o sugie- En los primeros textos permanentemente a los in- imágenes y las propuestas 1
ARGUEDAS, José María. Los
re. Ha leído bastante más de Arguedas resulta absolu- dios. Es un mundo dual de que en los años 30 elabora- ríos profundos. Tercera edición.
de lo que deja traslucir. Esta tamente transparente una contraposiciones radicales. ron los comunistas sobre la Buenos Aires: Losada, 1972.
particularidad es quizás un imagen dual de la sociedad Un mundo casi maniqueo. revolución en general y so- 2
CORNEJO POLAR, Antonio.
buen pretexto para que al- peruana. Me refiero básica- Entrando en el terreno bre la sociedad peruana en Los universos narrativos de José
guien de las ciencias socia- mente a los cuentos que se de las hipótesis, el mundo particular. Las ideas de clase María Arguedas. Buenos Aires:
Losada, 1973.
les se introduzca en su obra. 3
ARGUEDAS, José María. El
No solo es la obra de un
zorro de arriba y el zorro de aba-
narrador; es también la jo. Buenos Aires: Losada, 1971.
obra de un poeta. Y no 4
Se podría abundar en una serie de
solo es una obra de ficción, detalles que aparecen en estos prime-
es también la obra de un ros relatos.
antropólogo, de un folclo- 5
En el debate que siguió a la exposi-
rista, de un hombre que ha ción de Alberto Flores Galindo, ante
recopilado testimonios ora- la pregunta de uno de los participan-
les del mundo andino. Es la tes abundó en esta dualidad: “Estilo
obra de una persona que ha cielo e infierno: o se es uno o se es
publicado documentos de otro, no se puede ser las dos cosas a la
vez. Hay que terminar con esto de
excepcional importancia,
una manera decisiva, draconiana. Se-
como Dioses y hombres de
parar la cizaña de la paja y echar la
Huarochirí, por ejemplo. No cizaña al fuego. Hay que acabar con
es, pues, solo una obra “li- los ‘principales’, desaparecerlos. Esto
teraria”; abarca diversidad va a tener un efecto purificador, por-
de campos. Lamentable- que los mistis encarnan el mal, propa-
mente, muchos de los que lan el mal por todo el mundo.
se han ocupado de la obra Hay que purificar. La idea de la revo-
de Arguedas han descuida- lución es encarnada allí como purifi-
do o no han prestado el cación, como salvación. Las huellas
mismo interés a estas otras de un discurso cristiano son más que
facetas. evidentes. Cuando Arguedas fue niño
El tercer supuesto es que el maestro todavía no había desplaza-
se trata de una obra de una do al cura. Pero esto no pasa de ser
una hipótesis. Habría que indagar qué
terrible coherencia, donde
se enseñaba en los colegios.”
desde el principio se aspiró 6
MUÑOZ, Silverio. José María
a dar una imagen de la tota- Arguedas. El mito de la salva-
lidad del Perú2. ción por la cultura. Lima: Edito-
Javier Mariátegui, Julio Portocarrero, Alberto Flores Galindo y Víctor Carranza, 1988.
rial Horizonte, 1987.
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