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Julius Petersen en su trabajo sobre las Generaciones literarias (1930), llegaba a la conclusión de que, para ser
miembro de una misma generación, los individuos debían presentar las siguientes condiciones:
Coincidencia de nacimiento: Es decir, haber nacido en años aproximados, pues las personas
contemporáneas mantienen un parecido grado de receptividad de los acontecimientos vitales y por tanto
dejarán en ellos la misma impronta.
Homogeneidad de educación: Solo aplicable a una élite minoritaria, no funciona como condición ni
siquiera para una generación literaria, pues se refiere a la similitud de fuerzas, ideas, doctrinas, lecturas,
que influyen en su formación mental.
Relaciones interpersonales: Se refiere a cierto grado, al menos, de amistad entre los componentes. Co
Acontecimiento o experiencia generacional: Según Petersen, es un factor decisivo, que al actuar sobre
el grupo provoca un estado de conciencia colectivo – catástrofes, guerras, nuevas ideologías, cambios
religiosos, entre otros—. Sin embargo, sabemos que, aunque algunas generaciones están condicionadas de
esta manera, no quiere decir que sean estas las que decidan a los grupos preocupados por ciertas
renovaciones bajo ideas semejantes. Por ejemplo, la generación del 98 en España, la mayor parte de sus
componentes estuvieron al margen de la lucha española por mantener sus últimas colonias
en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, y ni siquiera en sus obras hicieron la más mínima alusión a ellas.
Caudillaje: Se refiere a un maestro o líder y aunque no puede negarse que en algunos casos sucede
como en el Modernismo, que tuvo a Rubén Darío a la cabeza, sin embargo la propia generación del 98,
que le es contemporánea muestra tanta multiplicidad de lideratos, que no llega a definirse claramente en
ningún momento.
Lenguaje generacional: Lo que hace más común al grupo componente de una generación es su
similitud de lenguaje. Y en este sentido, Petersen sí tiene toda la razón. Cada período de tiempo tiene su
vocabulario, su habla y hasta su fraseología. Puede ser el …lenguaje el punto más diferenciador entre las
generaciones, el lenguaje coloquial, literario y poético.
REGENERACIONISMO
2. La solución a los problemas de España había que buscarla en Europa. Los países más
avanzados del continente europeo aparecían como una realidad que gozaba de riqueza
material, orden social, auténticos sistemas parlamentarios y de una expansión popular de la
cultura.
KRAUSISMO
El krausismo surgiría en Alemania como intento de abrir una vía intermedia entre las dos grandes
líneas de pensamiento germánico: el Idealismo (espíritu, ideas, teoría) y
el Materialismo (naturaleza, hechos, práctica).
En España, sin embargo, los seguidores de Krause buscaron un medio de conciliar los conflictos
que dividieron al país durante el siglo XIX como consecuencia del enfrentamiento
entre tradición y modernidad mantenido en la España contemporánea.
Algunos estudios consideran el krausismo español una vía intermedia entre la corriente alemana de
pensamiento y el Positivismo (o ‘krausopositivismo’) de la segunda mitad del siglo XIX. Desde su
visión armónica del Universo, el krausismo español buscó superar el escollo de las dos españas,
planteando un modelo organicista de la sociedad humana estructurado en esferas y una voluntad
de conciliación con un programa de preceptos básicos:
Desarrollo del Derecho como garante de las condiciones que permitieran un desarrollarse
armónico de la convivencia entre las clases y confesiones reunidas en el país y representadas
en el Estado, defendiendo posiciones intermedias entre el individualismo y el socialismo.
El universalismo como opción para la superación del atraso cultural español provocado por
regímenes absolutistas monárquicos desde el siglo XVI, abriendo las fronteras a las corrientes
culturales europeas. Empresa que a través de instituciones como la Junta para Ampliación de
Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), conseguiría, en apenas un cuarto de siglo, poner a
España en primera línea de la ciencia y la intelectualidad Europea. Progresión que quedaría
interrumpida con la guerra civil española y luego perdida con el primer franquismo.
Ello los obligó a proseguir su tarea educadora al margen de los centros universitarios del Estado, mediante
la creación de un establecimiento educativo privado, cuyas primeras experiencias se orientaron hacia la
enseñanza universitaria y, después, a la educación primaria y secundaria.
En el proyecto participaron Joaquín Costa, Augusto González de Linares, Hermenegildo Giner, Federico
Rubio y otras personalidades comprometidas en la renovación educativa, cultural y social.