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Por tratarse del país que constituyó primero su Estuvo teñida de los prejuicios políticos de los diversos ban-
base nacional sin que eso afectara la viva presencia autóno- dos, por lo cual pareció sorda a las manifestaciones cultura-
ma regional, es el Brasil el laboratorio más fecundo para el les particulares tan ricas del regionalismo peruano. Con todo
examen de estos conflictos y de sus originales soluciones. Jorge Basadre, con su habitual equilibrio, ya observaba: "El
N o faltó sin embargo en Hispanoamérica la acción regionalismo, entonces, resulta válido en cuanto significa
modernizadora externa, ejercida muchas veces a través de las comprensión, interés, ante los problemas del país; es decir,
versiones elaboradas en las capitales de los países. Hemos en cuanto se contribuye a contradecir la frase estulta 'Lima
diseñado sumariamente el caso de una zona dinimica como es el Perú y el girón de la Unión es Lima'. Otra importancia
la costeña y antillana de Colombia, en que surgió el grupo tiene entonces el regionalismo: combatir la influencia exclu-
literario de Barranquilla y la obra de Gabriel García sivista del modelo europeo, la importación sin examen de
Márquez, y también la zona centro-oeste de México en recetas surgidas ante realidades extrañas a la nuestra" .1
torno a Jalisco donde también surgió una promoción litera- La percepción fue entonces, y siguió siendo por mucho
ria igualmente renovadora y cuyo exponente nítido es Juan tiempo, 2 meramente política. En los diversos bandos, a pesar
Rulfo. de la cauta prevención de Basadre, se manejaron recetas
En la segunda y tercera parte de este libro queremos europeas transplantadas con entusiasmo y también con can-
estudiar una región donde los conflictos alcanzaron extre- dor, aun en intelectual tan partícipe de la realidad nacional
mada acidez, no sólo por el impacto renovador que acarreó como Mariátegui. Ese debate oscureció el aspecto que más
la modernidad que desde 1930 se introduce en ella, sino por nos interesa, el cultural, en el pleno sentido antropológico
la situación congelada y rígida en que se encontraban las for- del término, y sólo parsimoniosamente la generación poste-
mas culturales tradicionales. Se trata de la serranía sur perua- rior fue recuperando esta percepción y haciéndola valer.
na que admite su centro en la vieja ciudad imperial inca, Entre los intelectuales que contribuyeron a este nuevo
Cuzco, y que fue la bandera de combate de la generación rumbo, no hay duda de que ocupa un lugar protagónico José
indigenista de los años veinte y treinta, en la producción María Arguedas, como educador, como etnólogo, como
crítica de Yíctor Raúl Haya de la Torre, José Carlos Ma- escritor.
riátegui y Yíctor Andrés Belaúnde, para citar tres de las refle- Enfrentó la situación más compleja y aparentemente
xiones capitales, tanto intelectuales como políticas, en torno menos viable entre los múltiples congelamientos culturales
a un asunto que avivó el examen de la nacionalidad peruana
con un sentido moderno. En el año 1932, la Comisión de 1 Citado en Diógenes Y ásquez, Teoría regionali.rta y regionali.rmo peruano.
Constitución del Congreso Constituyente peruano trazó una (Estudio económico,poidzro. politico, ético), Trujillo, Editorial Cordillera, 1932.
demarcación política regional que encendió la polémica, 7
- Entre los l.tbros que mamfiestan una nueYa óptica, Indigwismo, clases socia-
resucitando una discusión que ya había conocido el XIX le.r y problema nacional, Lima, Centro Latinoamericano de Trabajo Social,
entre conservadores centralistas y liberales federalistas. 1979.
de las regiones internas de la América Latina y además reci- Si la segunda parte de este libro examina esos pasos pro-
bió de sus mayores un slillplismo doctrinal que no era apto gresivos que llevan de los problemas de una región ríspida a
para encontrar soluciones eficaces al conflicto cultural, sin, las soluciones culturales a un conflicto sin aparente desenla-
contar que las ya propuestas resultaron subvertidas por las ce y a las formas superiores en que el espíritu puede integrar
imprevistas modificaciones que se produjeron en la situación las fuerzas en acción y encontrarles una visión equilibrado-
de la región Cuzco-Apurimac De ahí la necesidad de revisar ra, la tercera parte se consagra al examen de una novela de
el problema del área cultural andina que, aunque extendién- Arguedas, Los ríos prtifundos, que entiendo está entre las gran-
dose a una vasta región y a diversos países sudamericanos des invenciones artísticas del continente, a la par de las mu-
asentados sobre la Cordillera, tiene su corazón en la serranía cho más difundidas piezas de la llamada nueva novela. No se
sur del Perú, y de registrar la evolución del pensamiento de intenta en los dos capítulos de esa tercera parte un examen
Arguedas sobre un asunto al que consagró la vida entera, exhaustivo de la novela, que por otra parte ha sido hecho en
hasta llegar al reconocimiento de las mediaciones mestizas una serie de libros que en los últimos años han dado prueba
entre las dos esferas culturales tan drásticamente separadas del crecimiento del interés crítico por Los ríos pr~fundos, sino
del país. Tipificó en este personaje oscuro, el mestizo, y en su una indagación que responde a las tesis expuestas en la pri-
gesta, un papel transformador que pareció réplica del que él mera parte del-libro: la construcción de formas artísticas
mismo· acometió en la antropología y en la literatura. desarrolladas a partir de la tradición cultural interior de
La evolución del pensamiento de Arguedas, apoyado en América Latina, esas forjadas por las comunidades enclaus-
un paciente examen de la vida indígena peruana, concurre a tradas de sus ricas regiones, al recibir el impacto de una mo-
una de esas operaciones mayores de la vida intelectuaL Que dernización que tiende a cancelarlas y contra la cual se levan-
Arguedas n~nca aspirara a darle especial brillo ni a plasmar ta el escritor, no para negarla vanamente, sino para utilizarla
sus aportaciones en severos estudios académicos, nada quita, al servicio de un redescubrimiento y reanimación del legado
a la originalidad de una pesquisa en torno a uno de esos pro- cultural que recibió desde la infancia y cuya supervivencia
blemas que más han extraviado que iluminado la vida inte- qmere asegurar.
lectual contemporánea: el funcionamiento del mito entre las En una época de cosmopolitismo _algo pueril, se trata de
sociedades latinoamericanas. Los intelectuales de gabinete demostrar que es posible una alta invención artística a partir
ciudadano se han despachado abundantemente sobre el de los humildes materiales de la propia tradición y que ésta
punto, mucho más de lo que lo hiciera un hombre como no provee solamente de asuntos más o menos pintorescos
Arguedas que lo examinó en etnólogo y lo vi,:ió en hom- sino de elaboradas técnicas, sagaces estructuraciones artísti-
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bre iluminado. Por eso el examen de la sutil indagación cas que traducen cabalmente el imaginario de los pueblos
arguediana hacia la comprensión de la "inteligencia mítica" latinoamericanos que a la largo de los siglos han elaborado
puede considerarse una manera adulta, responsable y pro- radiantes culturas. Sustituyendo las tesis románticas que
fundá, de revisar este asunto capitaL reclamaban fidelidad a los asuntos, creyendo que con ellos
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ner la idea del Tawantinsuyu con su capital natural en el nuando la política del imperio en algunas zonas Oa adopción
Cuzco, debido a la unidad lingüística y a la generalizada del quechua como lengua misionera para la evangelización),
homogeneidad cultural que logró imponer el Inkario en su pero fundamentalmente homologó a todas las culturas con
proceso imperial sobre las diversas culturas de la región, relación a un punto de vista nuevo que era el aportado por
antes de la llegada de los españoles. la cultura española, respecto al cual se disolvían las ingentes
A pesar de la tarea unificadora, la diversidad siguió persis- diferencias perceptibles entre las plurales culturas andinas
tiendo bajo el dominio férreo de los Incas, sobre todo en los indígenas. La misma cultura española funcionó en la región
lindes del imperio, en las zonas de tardía colonización, como como una unidad o, mejor dicho, extrajo de sus operaciones
se lo testimonia en la conservación de lenguas tribales o loca- colonizadoras una unidad interna que tampoco era propia
les (Ecuador), algunas de la importancia y vigencia contempo- de las fuentes variadas de que procedían los españoles con-
ránea del aymará (Bolivia), además de la invención de mani- quistadores, la que se fue fraguando a lo largo de la tarea
festaciones artísticas peculiares. Esa diversidad resulta todavía cumplida para establecerse, estructurar económicamente la
ampliada si agregamos aquellas sociedades indígenas que no región y componer el aparato administrativo pertinente. El
llegaron a ser dominadas, aunque pudieran haber recibido testimonio de este proceso de unificación interna de la cul-
algunas influencias de la cultura quechua cuzqueña, como es tura a lo largo de los siglos de l.a Colonia, se recoge hoy gra-
el caso de los chibchas o los taironas en Colombia, quienes cias a la similaridad de los comportamientos lingüísticos de
desarrollaron culturas autónomas, adecuadas a su hábitat, a toda el área indicada, donde se habla un español que mani-
sus bases económicas y a sus formas de convivencia. fiesta normas propias, sin tácticas, semánticas, lexicales, que
Esta pluralidad que la arqueología y la antropología le otorgan cierta unidad respecto :1l español de otras áreas
recientes se encargaron de desentrañar3 resultó trasmutada del continente. Así lo percibió Pedro Henríquez Ureña en su
en una unificación aparencia! por la acción del factor exter- mapa lingüístico hispanoamericano 4 y aunque sus iniciales
no representado por la Conquista y la colonización españo- proposiciones han tenido correcciones y enmiendas, éstas
las, tal como se manifestó, con diferentes inflexiones de no han invalidado la existencia de un área lingüística andina,
matiz, en toda el área. Ella englobó la variedad en una uni- claramente diferencial, que no es sino la expresión de la uni-
dad aparencia! Oos indígenas) e incluso la intensificó conti- dad que autoconquistó la cultura hispánica desarrollada en la
zona.
Durante siglos se consolidó allí un régimen de domi-
3 Julian Haynes Steward, Handbook of Joutb Ame1ican lndim!S, Washtngton,
nación donde una cultura extraña (de origen europeo) se
United States Go\-ernment Printi.ng Office, 1946-1959, 7 vols., tomo 2,
The Andean cil'ilzzotzom. En especial los artículos: "The Quechua in colo-
mal word'' (George Kubler); "The contemporary Quechua" (Bernard 4 Los ensayos de Pedro Henríquez Ureña sobre el tema en la Remsta de
i\ú.shkin); "The htstonc tribes of Ecuador" Oohn l\Iurra); "The Chtbcha" Ftlología EspC117ola. tomo \'III, 1921, pp. 358-361 y en la Bibliotew de
(!\. L. Kroebcr) y "The htghland rribes of southern Colombta" (Gregono Dwlectología Hi.rpanoal71elicana. t. IV, pp. 334-335 y t. \',p. 29.
Hernández de Alba).
16 Idem,
. p. 28.
17 Ídem, p 27. 18 Ídem. p. 253.