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UNIVERSIDAD NORORIENTAL PRIVADA

GRAN MARISCAL DE AYACUCHO


DECANATO DE POSTGRADO
COORDINACIÓN DE ESPECIALIZACIÓN
DERECHO PENAL Y CRIMINOLOGÍA
SEDE BARCELONA

PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA FAMILIAR EN


ESCOLARES DE EDUCACIÓN PRIMARIA EN
VENEZUELA

Monografía presentada como requisito Parcial para obtener título de


Especialista en Derecho Penal y Criminología

Autor: Adriana Siso Sanoja


C.I.: 11.466.424
Tutor: Dr. Juan Bautista Rodríguez Díaz

Barcelona Mayo de 2017


CARTA DE ACEPTACIÓN DEL TUTOR

Por la presente hago constar que he leído el trabajo especial de grado


(modalidad monografía), durante la etapa de desarrollo hasta su
presentación final realizado por la ciudadana: Adriana Siso Sanoja, titular
de la Cédula de Identidad N° 11.466.424, para optar al Grado de
Especialista en Derecho Penal y Criminología en la Universidad Gran
Mariscal de Ayacucho, cuyo título es: PROPUESTA DE UN PROGRAMA
PARA PREVENIR LA VIOLENCIA FAMILIAR DIRIGIDO A ESCOLARES
DE EDUCACIÓN PRIMARIA EN VENEZUELA, considero que reúne todos
los requisitos exigido por la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho.

En la Ciudad de Barcelona a los _______ días del mes de _________del


año dos mil dieciséis.

ii
ÍNDICE
Pág.

APROBACIÓN DEL TUTOR ii


ÍNDICE iii
RESUMEN v

INTRODUCCIÓN 1

CAPÍTULO I. EL PROBLEMA 3

Planteamiento del Problema 3


Justificación de la Investigación 6

CAPÍTULO II. MARCO REFERENCIAL 8

Antecedentes de la Investigación 8
Bases Teóricas 10
Bases Legales 42
Glosario de Términos 46

CAPÍTULO III. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 49

Conclusiones 49
Recomendaciones 50

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 51

iii
UNIVERSIDAD NORORIENTAL PRIVADA
GRAN MARISCAL DE AYACUCHO
DECANATO DE POSTGRADO
COORDINACIÓN DE ESPECIALIZACIÓN
DERECHO PENAL Y CRIMINOLOGÍA
SEDE BARCELONA

PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA FAMILIAR EN


ESCOLARES DE EDUCACIÓN PRIMARIA EN
VENEZUELA

Autor: Adriana Siso Sanoja


Tutor: Dr. Juan Bautista Rodríguez Díaz
Año: 2017

RESUMEN

La presente investigación tuvo como objetivo estudiar la violencia familiar, la cual se


ha convertido en una preocupación colectiva, un motivo de alarma social. Gobiernos
nacionales e instituciones internacionales, previenen de los peligros que conlleva, ya que es
una práctica social que atenta contra la salud física y mental de quienes la padecen, dificulta
el desarrollo personal, obstaculiza el desarrollo económico familiar y comunitario,
desestructura familias, entre otros efectos indeseables. Es por ello que la sociedad demanda
acciones políticas a la administración pública y cada día tolera menos la violencia familiar en
su entorno, de manera que en casi todos los países se destinan fuertes sumas del
presupuesto social a combatir los factores generadores de violencia y discriminación. La
violencia intrafamiliar ya ha dejado de ser un asunto privado. En el pasado la importancia de
sus efectos destructivos fue despreciada o menospreciada, ya que se le definía como un
asunto del ámbito privado, donde nadie (individuo o institución) tenía injerencia. La
investigación fue de tipo documenta, con diseño bibliográfico y nivel descriptivo. Se
concluyó, una vez finalizada la revisión bibliográfica, que para terminar con la violencia como
medio cotidiano de vivir, se necesita realizar un cambio cultural que modifique el espacio
psíquico en el cual los niños y niñas crecen y que los adultos contribuyen a generar y
mantener. Por otra parte, el desarrollo socio-emocional de los niños y niñas de Educación
Primaria, constituye una acción fundamental que debe ser atendida en forma integral con el
fin de evitar posibles problemas futuros en su personalidad y en su desenvolvimiento en
sociedad. Se recomendó dictar charlas dirigidas a funcionarios (Jueces, Fiscales y equipo
multidisciplinario), del Ministerio Público y la Fiscalía para sensibilizar sobre la importancia
de la inclusión y difusión de los programas de intervención y prevención de la violencia
familiar en las escuelas, liceos e incluso, universidades

Descriptores: familia, niños y niñas de Educación Primaria, violencia familiar, prevención

iv
INTRODUCCIÓN

En el ámbito mundial se observa una manifiesta y progresiva crisis de


valores que afecta directamente la estabilidad y el ritmo de la familia y la
humanidad, que influye en el detrimento de la condición personal, social,
económica y cultural, el aumento de las diferencias sociales, la pobreza, el
fomento de valores contrarios al principio de paz y derechos humanos, el
deterioro del ambiente, el uso indiscriminado de los recursos naturales, el
afán por poder unipersonal en la política, el crecimiento de la delincuencia, la
cultura al cuerpo, el vicio y el libertinaje, notándose en forma manifiesta, el
deterioro y la presencia de la violencia en seno de la familia.

En este orden de ideas, Pacheco (2002), expresa que la sociedad


actual y la familia específicamente, está sumergida en la percepción
psicológica traumatizante de crisis económica, escasez, disputas, desunión,
el fomento del antivalor, la violencia, marginalidad, pérdida de status,
delincuencia, el desempleo, la exclusión y la división. Este autor señala que
el conjunto familiar es afectado por las amenazas socio y psicológicas,
creando un ambiente inestable e inseguro, que, como consecuencia, produce
el estrés familiar, mal manejo de la depresión y la ira, violencia de un sexo
sobre el otro (violencia de género); entre los miembros de la familia, sus
bienes y mascotas (violencia familiar y/o doméstica) y dentro del seno de la
familia (violencia intrafamiliar) y la alteración de las relaciones sociales.

La violencia doméstica presenta un panorama mundial de tal


magnitud, que ha llevado a concienciar la gravedad del problema, liderado
por los esfuerzos de organizaciones internacionales y nacionales para
producir iniciativas que coadyuven a solventar la problemática existente en
casi todos los niveles de la sociedad.
En este marco, se llevó a cabo el presente trabajo monográfico de tipo
documental, con diseño bibliográfico y nivel descriptivo, el cual quedó
estructurado en tres (3) capítulos, como se describe:

Capítulo I. El Problema: se presenta el planteamiento del problema y


la justificación de la investigación.

Capítulo II. Marco Referencial: el cual contiene los antecedentes de


la investigación, las bases teóricas y legales, así como el glosario de
términos.

Capítulo III. Conclusiones y Recomendaciones: donde se sintetiza


la información contenida en el Capítulo II y se presentan recomendaciones
que pueden contribuir a la solución del problema. Para finalizar, las
Referencias Bibliográficas.

2
CAPÍTULO I

EL PROBLEMA

Planteamiento del Problema

La familia es un ámbito de seguridad y afecto, donde se desarrollan


las generaciones del presente y del futuro inmediato. En su seno se
producen individuos estables que tienden a madurar e independizarse,
haciéndose dueños de su destino, dentro de lo que permita su entorno y sus
propias características personales o, por el contrario, se producen individuos
inestables, personas turbadas y resentidas, que no consiguen
independizarse de su pasado y viven reproduciendo el temor y la violencia
recibida o reaccionando de manera extrema a las manifestaciones de
cualquier forma de agresividad. Refiere Pacheco (2002, p. 22), que en este
tipo de familias, presididas por el miedo de unos, la violencia de otros y la
humillación o la falta de respeto permanente, se pueden señalar tres
elementos: el agresor, la víctima y los elementos dependientes de la familia
(hijos/as, abuelos/as, otros), quienes pueden o no sufrir directamente las
agresiones, pero que indudablemente las padecen, al menos, de manera
indirecta, viviendo en un ambiente familiar malsano y en un ambiente externo
regido por la ocultación y la vergüenza.

Actualmente, afirman Fernández, Arráiz y Guerra (2011, p. 42), existe


una preocupación por el dramático aumento de la violencia en el seno
familiar, que afecta a las personas de ambos sexos, pero especialmente a
mujeres y niños, con graves consecuencias inmediatas y futuras para la
salud y el desarrollo psicológico-social de los integrantes del grupo familiar.
La violencia doméstica se enfoca como problema de salud pública en
Venezuela, ya que los casos de violencia familiar y abuso de menores tienen

3
una progresión ascendente, pero el número en términos estadísticos de
casos reportados no representa la veracidad del fenómeno social, debido a la
existencia de un subregistro en los casos denunciados.

Los hijos a menudo están presentes durante los altercados


domésticos. Refieren Krug, Dahlberg y Mercy (2012, p. 4), que en un estudio
realizado en Irlanda, 64% de las mujeres maltratadas dijeron que sus hijos
presenciaban la violencia; lo mismo declaró el 50% de las mujeres
maltratadas en Monterrey y en forma similar en Venezuela, en el estado
Mérida, se estableció que la conducta violenta es aprendida en el hogar,
cuyas conductas la repiten posteriormente cuando forman sus propias
familias.

Los hijos que presencian la violencia familiar evidencian mayor riesgo


de sufrir una amplia gama de problemas emocionales y de conducta, entre
ellos ansiedad, depresión, escaso rendimiento escolar, baja autoestima,
desobediencia, pesadillas y enfermedades psicosomáticas, que son los
mismos trastornos conductuales y psicológicos de los niños que son
maltratados directamente.

De igual modo, explican Krug, Dahlberg y Mercy (2012, p. 6), que el


abuso infantil es considerado como un patrón de maltrato o comportamiento
abusivo que se dirige hacia el niño y que afecta los aspectos físico,
emocional y/o sexual, así como una actitud negligente hacia el menor, a
partir de la cual se ocasiona amenaza o daño real que afectan su bienestar y
salud. La violencia se caracteriza como una actividad esencialmente
humana, protagonizada por el hombre como miembro de determinada
sociedad y es todo el conjunto de condiciones que la hacen posible. Es pues,
un proceso y no un hecho aislado; es un problema muy complejo, entre otras
razones, por los múltiples factores influyentes que se le reconocen, como son

4
la ingestión de alcohol, drogas y medicamentos, así como el empleo
inadecuado de los
medios de difusión y comunicación.

La familia, afirma Pacheco (2002, p. 24), como eje central de la vida,


ayuda al desarrollo del hombre. Es una de las instituciones sociales en que
es más difícil identificar y nombrar la violencia. Para niños y adolescentes
resulta muy difícil reconocer que sus padres practiquen violencia sobre ellos.
Cada año, miles de ciudadanos en el mundo sufren, dentro de sus hogares,
como resultado de actos de violencia doméstica, que se manifiesta no sólo
en golpes físicos, sino también en formas más sutiles que provocan impacto
a más largo plazo, pero que pueden ser tan destructivas de la personalidad
como las primeras, por lo que se le reconocen variedades de presentación y
consecuencias disímiles. Contradiciendo los mitos que hay al respecto, la
violencia intrafamiliar existe en todas las clases sociales y provoca un grave
y profundo deterioro de la familia y de todos sus miembros.

Agrega el autor mencionado en el párrafo anterior, que mientras más


violencia reciba un niño de sus padres, más proclive es éste, a su vez, a ser
violento con otros durante su edad adulta y por lo tanto, están predispuestos
a ejercer la violencia porque ya lo han aprendido de acuerdo con la forma en
que han sido educados. Este cuadro se completa con la violencia que ellos
mismos observan en su hogar. La mujer golpeada, la mujer violada y el niño
maltratado, constituyen hechos importantes de violencia que demuestran la
necesidad de intervenir con políticas públicas en aquellas áreas que
tradicionalmente han formado parte del espacio privado.

Dentro de ese contexto, la función social del Derecho busca


proporcionar la información adecuada e implantar medidas preventivas
contra la violencia familiar e intrafamiliar, con la finalidad de disminuir la

5
incidencia de este tipo de delito en Venezuela, haciendo uso de los recursos
provenientes de otras disciplinas como la educación, psicología, salud,
sociología, criminología entre otras ciencias sociales, en la intención de
ajustar los ordenamientos legislativos, previniendo y condenando los actos
violentos acaecidos dentro del seno familiar.

Así, el Derecho vincula la protección de los miembros de la familia con


el propósito de proveer la garantía jurídica hacia una mejor convivencia, en
razón de ser la principal disciplina social proveedora de justicia y dentro de
su rol social, puede diseñar e implantar medidas preventivas contra las
acciones violentas en la familia consideradas hechos punibles, sustentando,
adecuando o ejecutando el ordenamiento jurídico y el alcance del mismo, así
como considerar la información colectiva sobre la materia, toda vez, que es
observable que ni la víctima ni el victimario conocen sus derechos propios
judiciales y procesales frente al hecho de violencia familiar e intrafamiliar
ventilado a nivel judicial. Asimismo, la sociedad no reconoce e internaliza los
ordenamientos jurídicos establecidos para la prevención de este delito.

En esta dirección, se presenta este trabajo monográfico, el cual tiene


como objetivo principal analizar la prevención de la violencia familiar en
escolares de educación primaria en Venezuela. Para lograr esta finalidad se
dará respuesta a la siguiente interrogante: ¿cuál es la importancia de
analizar la prevención de la violencia familiar en escolares de educación
primaria en Venezuela?.

Justificación de la Investigación

Se justifica este trabajo de investigación por cuanto la prevención de la


violencia familiar requiere abordajes específicos que consideren a quienes
ejercen la violencia, para ello es necesario comprender la naturaleza de la

6
violencia masculina, sus efectos, su intención de control, las creencias
derivadas de la socialización masculina y las justificaciones que adoptan los
hombres para ejercerla.

Teóricamente, aporta información actualizada acerca de este tema


pues la violencia familiar es un problema de índole privado cuyas
consecuencias trascienden el núcleo familiar y afectan al conjunto de la
sociedad, convirtiéndose, así, en un problema social que implica una enorme
derrama en salud, asistencia, procuración y administración de justicia. Es un
problema que genera violencia social, que fortalece la cultura de la
impunidad. Así, la violencia familiar, hoy en día es la forma más común de
violencia contra la mujer.

Desde el punto de vista social, se tiene que a pesar de los avances


que ha logrado Venezuela para hacer frente a la violencia familiar, y de los
múltiples compromisos internacionales que el Estado ha adquirido para
prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia familiar, aun en la
actualidad las mujeres, que son las principales receptoras de esta violencia,
aún viven en condiciones de opresión y discriminación, lo anterior como
consecuencia de la cultura patriarcal que durante años se ha venido
transmitiendo de generación en generación, y que se ha traducido en un
sistema jerárquico de relaciones sociales, políticas y económicas que,
tomando como excusa una diferencia biológica sexual y su significado
genérico, establece, reproduce y mantiene al hombre como parámetro de la
humanidad, otorgándole una serie de privilegios e institucionalizando el
dominio masculino sobre las mujeres.

Metodológicamente, se hace uso de las técnicas de recopilación


bibliográfica, análisis de contenido, resumen crítico y la hermenéutica jurídica
para la interpretación de las leyes consultadas.

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CAPÍTULO II

MARCO REFERENCIAL

Antecedentes de la Investigación

Hurtado (2015), investigó acerca de “Prevención de la Violencia


Intrafamiliar en el Ordenamiento Jurídico Venezolano Vigente”, en la
Universidad de Carabobo. El objetivo fue proponer medidas preventivas de
la violencia intrafamiliar en el marco del ordenamiento jurídico venezolano
con la finalidad de disminuir la incidencia de este tipo de delito en el
Municipio Valencia, Estado Carabobo. Concluyó que existe la necesidad de
proponer medidas preventivas de la violencia intrafamiliar en el marco del
ordenamiento jurídico venezolano con la finalidad de disminuir la incidencia
de este tipo de delito en el Municipio Valencia. Estado Carabobo. La
generalización y el alcance de la violencia contra la mujer ponen de
manifiesto el grado y la persistencia de la discriminación con que siguen
tropezando las mujeres; por consiguiente, sólo se puede excluir tratando de
eliminar la discriminación, promoviendo la igualdad y el empoderamiento de
la mujer y velando por el pleno ejercicio de sus derechos humanos.

Esta investigación contribuyó con el presente estudio, pues presenta,


en base a los criterios de expertos y estudios previos un análisis de
contenido relacionado con el tema, observándose el aporte científico en
consideración a los elementos causales de la violencia intrafamiliar desde un
punto de vista psico-social y conductual del individuo como ser agrupado en
sociedad.

8
Cárdenas (2010), en su trabajo de grado titulado “Vulnerabilidad Legal
de la Mujer Frente a la Violencia y Dependencia Familiar, en los Sectores de
menos Recursos Económicos”, Universidad de Carabobo, Valencia. Tuvo
como objetivo establecer una relación entre las circunstancias económicas,
el estado de la dependencia con el principal proveedor familiar y la sumisión
frente a la violencia de géneros, interpretando además los lineamientos
jurídicos para la protección legal de la mujer.

Concluye esta autora que el carácter sumiso y las debilidades


motivacionales de la mujer frente a las acciones de violencia masculina, las
cuales no permiten que las acciones legales procedan en caso de agresión,
evidenciando la premisa de que el factor económico y de seguridad social
priva sobre la voluntad femenina para denunciar los actos violentos en contra
de su persona ante las autoridades competentes y la actitud reacia de las
mujeres a considerar un proceso legal contra el victimario.

Este trabajo aporta una serie de datos relevantes ya que expresa la


intención del Derecho a establecer lazos entre la connotación jurídica y el
servicio social, desde el punto de vista de la criminología y el derecho civil.

Por su parte Silva (2009), en su tesis de grado titulada “Prevención e


Intervención en la Dinámica de la Violencia Intrafamiliar”, Universidad de
Carabobo. El objetivo fue analizar la amenaza de ejercer la violencia y su
ejercicio al interior de la familia, como conductas aprendidas y reforzadas por
las acciones violentas observadas en los medios de comunicación impresos,
cine y televisión, en la realidad de la sociedad misma y por la estructura
tradicional de dominación en la familia.

Expresa en las conclusiones una serie de posiciones correlacionadas


entre causas y efectos de los estímulos violentos que se perciben del

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exterior, los cuales minan la psique y consecuencialmente predisponen al
individuo a reaccionar y no accionar. Considerando la premisa referida a la
afirmación, con frecuencia aquellos que ejercen la violencia fueron víctimas u
observadores de ella en sus familias de origen.

Este trabajo contribuye en forma amplia al presente estudio, en vista


de que trata el contenido conexo con el tema investigado, debido a su
contenido conceptual y analítico de las diferentes situaciones jurídicas
abordadas.

Bases Teóricas

La Violencia Familiar

Al analizar el complejo mundo de la violencia se puede observar que


la misma ha acompañado al ser humano desde el principio de la especie;
inicialmente surgió como un mecanismo de defensa del hombre para lograr
su supervivencia ante las condiciones adversas del medio en que se
encontraba. En este sentido se trata de agresión; sin embargo, con el paso
del tiempo y de la evolución este tipo de comportamiento se han ido
legitimando en la especie humana más allá de los intereses básicos de
supervivencia.

La violencia es definida por Domenach (2003), como “el uso de la


fuerza, abierta u oculta, con la finalidad de obtener, de un individuo o de un
grupo, algo que no quiere consentir libremente o por voluntad propia” (p. 76).
Sostiene el autor que más allá de la emoción, la intención y la reacción
psicomotriz de la persona agresora, la ejecución de un acto violento tiene
una finalidad manifiesta “el hacer daño” (p. 76), que constituya un perjuicio a
las personas o a los bienes materiales públicos y privados.

10
De allí se comprende, que la violencia son actos y potencialidad de
fuerza ejercidos por individuos que son contrarios a la voluntad de otros
individuos, a fin de lograr la rendición, sumisión, impacto o atención frente a
hechos materialmente concretos, existiendo en el acto violento el imperativo
del uso de la fuerza de uno y la reacción de debilidad del otro. Prevalece el
conflicto, el poder y la fuerza física o bélica.

La violencia familiar según Menacho (2010), ““son los actos de fuerza


y potencialidad generados por el o los victimarios pertenecientes a un núcleo
familiar” (p. 14), en ella está presente el abuso, el daño físico y psicológico
que causa sobre una o varias víctimas enraizadas con la familia. Este daño
se puede dar ya sea por acción o por omisión dentro de un contexto de
conflicto, ira, desequilibrio mental, de poder y depresión.

Por su parte Reina y Baiz (2008), definen la violencia familiar “como


aquella que tiene lugar dentro del seno de la familia” (p. 46); sostienen los
autores que ésta se amplía en el espacio familiar, ya sea que el agresor
comparta o haya compartido el mismo domicilio. Se produce en todas las
clases sociales, sin distinción de factores económicos, raciales, de género,
educativos y religiosos. Comprende varios tipos como la sexual, psicológica,
patrimonial, social y física. A este respecto en la Ley Sobre la Violencia
contra la Mujer y la Familia derogada en 1998, en su artículo 4, establecía el
concepto de violencia como:

Artículo 4. Definición de violencia contra la mujer y la familia.


Se entiende por violencia la agresión, amenaza u ofensa
ejercida sobre la mujer u otro integrante de la familia, por los
cónyuges, concubinos, ex cónyuges, ex concubinos o personas
que hayan cohabitado, ascendientes, descendientes y
parientes colaterales, consanguíneos o afines, que menoscabe
su integridad física, psicológica, sexual o patrimonial.

11
Con relación al artículo transcrito, se puede observar la existencia de
un vacío en la ley, en cuanto a que solo se contemplaba como violencia la
ejercida por algún integrante o ex–integrante de la familia; dejando fuera del
ámbito legal de este artículo, a quienes no son miembros o integrantes de la
familia. Como ejemplo se puede señalar la violencia que puede representar
cualquier habitante de la comunidad que por algún motivo, pudiera
transgredir los derechos de la familia en general.

Cabe mencionar, siguiendo a Reina y Baiz (2008), que en países


como Ecuador, en la Ley Contra la Violencia en la Familia Nº 103 de Quito,
conceptualiza en forma precisa la violencia intrafamiliar en el artículo 2, el
cual dice: “se considera violencia intrafamiliar toda acción u omisión que
consista en maltrato físico, psicológico o sexual, ejecutado por un miembro
de la familia en contra de la mujer o demás integrantes dentro del núcleo
domiciliar de la familia”. Haciendo énfasis al maltrato en todo sentido dentro
del núcleo familiar.

La conceptualización anterior es concreta, a diferencia como se


establece en las leyes contra la violencia en relación a la mujer y la familia en
otros países como, México, Perú, Chile, Panamá, Brasil Colombia y
Venezuela, donde la violencia intrafamiliar se centra en hechos punibles
ocasionados por la agresión, sexual, física, psicológica en la integridad de
unos o varios de los miembros convivientes o no, de una familia nucleada,
ejecutada por una o varias personas agresoras.

Enfoques Teorizantes de la Violencia Intrafamiliar

El enfoque de la violencia intrafamiliar desde la perspectiva


psicológica, basada en los preceptos de la Teoría Social Cognoscitiva, ha

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permitido una posible explicación del por qué, cuando un niño es maltratado,
tiene alta probabilidad de convertirse en un padre maltratador en la edad
adulta. Al respecto Bañol (2001), señala que “la exposición temprana a la
violencia predispone al individuo” (p.39), es decir, el niño aprende por
observación, éste asume como valor personal, que el comportarse
violentamente le trae consecuencias positivas cuando su actitud es
recompensada y reforzada en forma rápida.

Igualmente, este autor estima que la actitud y el hecho violento se


convierten en estrategias para resolver conflictos, mecanismos de poder y
control social, o porque puede ser el medio para lograr reconocimiento dentro
de un grupo, incrementando una falsa autoestima y reforzamiento de anti
valores sociales, en vista que estas situaciones se convierten en eventos y
percepciones dentro de los paradigmas de vida altamente recompensantes.
Además señala que este proceso tiene tres (3) características fundamentales
como son:

1. Los individuos aprenden ciertos patrones de comportamientos de la


experiencia previa.

2. Se da una serie de situaciones sociales específicas en las cuales


estos comportamientos vuelven a aparecer.

3. Una persona desarrolla una serie de patrones de comportamiento


porque recibe recompensa por éste.

Las características antes descritas, explican en cierta medida la


ocurrencia del maltrato físico dentro de la familia, donde se aprenden
comportamientos violentos, el significado emocional y moral de las mismas.
Cabe mencionar, en las familias donde el patrón de interacción es violento, el

13
niño aprende que la persona que lo golpea es la que más lo quiere y se
preocupa por él. Además, que existe un derecho propio para golpear a otros
miembros de la familia y que la violencia es el camino a seguir cuando otras
alternativas no han funcionado. Estas situaciones le enseñan al niño
a
relacionar el amor con la violencia como si fuera parte de la cotidianidad.

En esa perspectiva, donde se afirma que en las familias donde la


violencia es parte de la cotidianidad el niño aprende a relacionar el amor con
la violencia y esto parece ser un punto crucial en la repetición del ciclo de la
violencia a lo largo de su vida, sumado a la orientación y direccionalidad que
ofrecen los medios de comunicación, donde, en muchos casos, la moralidad,
la dignidad, la paz, el entendimiento, el diálogo y hasta el uso del lenguaje,
visual, oral o escrito, se ve perturbado por la obscenidad, la vulgaridad, la
explotación sexual, los actos delictivos graves, la intriga, el desamor, la
miseria, la imposición y la sumisión, como elementos propios de la sociedad
moderna dentro de un mal llamado contexto de libertades humanas.

Desde un punto de vista del Enfoque Sistémico, las complejas


conductas disfuncionales que hay tras la violencia intrafamiliar, son
manifestaciones de desórdenes o implicaciones sistémicas que tienen su
origen en dos (2) tipos de eventos en la historia familiar de los perpetradores
y de las víctimas. Entre ellos, Bañol (2001, p. 65), señala:

1. Eventos acaecidos en la familia de origen de uno o de ambos


miembros de la pareja que han quedado inconclusos. Ellos pueden
haber tenido como protagonistas de injusticias, actos de violencia
y/o culpabilidad no asumida, a personas de otras generaciones.
Sus consecuencias se vienen repitiendo y seguirán repitiéndose a
lo largo de muchas generaciones si los hechos acaecidos no son

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reconocidos y concluidos apropiadamente en el contexto del alma
familiar.

2. Eventos que han afectado el equilibrio en la relación de pareja o


actos graves en los que se ha implicado uno o ambos y no han
asumido responsablemente sus consecuencias o sus culpas. En
estos casos la violencia intrafamiliar es una manifestación de
desórdenes asociados a otras conductas disfuncionales, como por
ejemplo, el incesto, los celos, el alcoholismo, destinos familiares
difíciles tales como la discapacidad de un hijo, la homosexualidad
no asumida.

En este orden de ideas, para Reina y Baiz (2008), “la violencia


intrafamiliar representa un ataque contra una de las instituciones sociales
más importantes, dentro de cualquier sociedad como lo es la familia” (p.13),
debido a que ésta es la responsable de la formación de los futuros
ciudadanos y ciudadanas, donde sus miembros en armónica convivencia
aprenden, interiorizan los valores de vida como son la honestidad, el amor, la
bondad, la solidaridad, y la responsabilidad, entre otros. Estos se constituyen
en herramientas de una vida sana y productiva.

Desde el punto de vista Sociológico, Herrera (2001) define la familia


como:

Un grupo social armónico y solidario, con residencia en común,


cooperación económica y funciones de reproducción, estricto
sensu, formado por una familia nuclear, padres e hijos, y lato
sensu, como en el caso de la familia extendida, dos o más
familias nucleares mediante la extensión de la relación Padres-
hijos, o sin dicha extensión, padres, hijos y otros parientes de
consanguinidad, o por afinidad (p. 33).

15
Por otro lado, el mencionado autor, señala que los actos violentos en
contra de la funcionalidad social, constituyen una agresión que generalmente
viene encubierta, bien bajo el manto del llamado mundo doméstico, o
también como violencia institucionalizada, la cual puede emanar no
solamente del Estado, sino también de instituciones sociales, culturales,
religiosas, empresariales y otras.

Igualmente, expone que toda violencia se encuentra legitimada por


mecanismos que la refuerzan y la hacen permanecer a través de los tiempos,
mediante instrumentos que la reafirman dentro de la estructura social y legal
y el contexto cultural de cada país y es lo que se denomina violencia
legitimada, que se encuentra muchas veces no solo socialmente amparada,
sino también libre de toda sanción; sostiene también que la violencia
legitimada se inicia en la familia desde el momento en que a la niña o niño,
se le asigna un guión preestablecido y socialmente aceptado.

Reina y Baiz (2008, p. 33), afirman que esta violencia continúa en las
relaciones de pareja, las cuales se desarrollan en un ámbito de dominación,
hecho que tiene sus características de acuerdo a las especificidades de cada
individuo, pero que se hace más complejo según las condiciones
socioeconómicas de la pareja, su nivel educativo y aspectos culturales,
donde subyacen de todas maneras una relación de dominio, las conductas
desviadas o el comportamiento inadaptativo.

Con respecto a las conductas desviadas, López (2004), conceptualiza


al victimario o agresor, como protagonista de la conducta desviada entendida
como “aquel comportamiento de las personas que se aleja de los estándares
habituales de conducta aceptada por una sociedad” (p. 34). Esto obedece de
acuerdo a la ciencia de la Criminología, a factores susceptibles a ser
explicados diferenciando una conducta desviada de una conducta delictiva.

16
Sin embargo, en ambas los factores pueden ser los mismos, el orden
sociopsicológico de la personalidad, la condición biológica o efecto de las
interrelaciones y ambiente sociales y educativas desde la etapa de niñez,
aunado a la deficiencia formativa en valores; sin embargo, su estudio puede
ser de demasiada amplitud ya que para los autores también deben
considerar los elementos históricos, culturales y valores propios de las
sociedades donde convive un infractor.

Con relación al comportamiento inadaptativo, López (2004) expresa “el


comportamiento inadaptativo corresponde a un desajuste en el proceso de
interacción entre el individuo y la situación individual y de grupo en la que
éste se encuentra” (p. 42). Los criterios a seguir para determinar el
comportamiento inadaptativo, en las que considera de importancia, la
interrelación entre el sujeto y su hábitat, su grupo social, etnia, costumbres,
valores, culturas en la condiciones de actividades cotidianas y la formación
de la personalidad, al igual que el deseo, el progreso y el sentimiento de
mejoras de calidad de vida dentro de la esperanza, interrelación que debe
ser idónea, equilibrada para la formación de la personalidad. Algunos de
ellos corresponden a relaciones inadecuadas entre el sujeto y el entorno
circundante.

Componentes del Espiral de la Violencia

La espiral de la violencia, según Ibarra (2016, p. 26), componen


maltratadores y maltratados, los primeros son todas aquellas personas que
cometen actos violentos hacia su pareja, hijos u otras personas como
vecinos o amigos, y los maltratados son aquellos que reciben el acto
lesionador, pero que debido a la misma dinámica socio-agresiva de la espiral
llegará un momento en que lastimosamente pudiesen cambiar los roles, es

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decir de maltratador pasará a maltratado y el maltratado a maltratador.
Dentro de las características más resaltantes de los maltratadores están:

a. Poseen baja autoestima.


b. No controlan sus impulsos.
c. No saben expresar afecto.

d. Fueron víctimas de maltrato en su niñez, esto último corrobora la


existencia de la espiral de la violencia.

Por su parte los maltratados también presentan características como:

a. Baja autoestima.

b. Sumisos.

c. Conformistas.

d. No expresan afecto.

e. También fueron víctimas de maltrato (de nuevo se evidencia la


espiral).

La violencia intrafamiliar o doméstica tiene efectos muy graves tanto


en la persona que la recibe, como quien la ejecuta, pues puede generar tanto
enfermedades mentales, como traumatismos, pérdida del autoestima, incluso
se puede llegar al asesinado o al suicidio. En cuanto a los factores que
coadyuvan en la aparición y/o crecimiento de la violencia, menciona Ibarra
(2016, p. 23), desde quienes aducen que es un producto del Aprendizaje
Social, Social, Biológico, Económico y quienes sostienen que lo

18
socioeconómico es el eje central sobre el cual se mueve todo acto
lesionador; para ello se parte de una óptica social dinámica, integradora y
dialécticamente socializadora; en cuyo seno lo social es un factor único,
exclusivo o determinante. Es abortado por una concepción holística donde se
conjuga con lo económico para formar un todo instigador, causante u
originador de la violencia social en todas sus acepciones.

Señalar cifras sobre su comportamiento no deja de ser interesante,


pues se podría tener un mapa visual de cómo se ha ido comportando tal
fenómeno, pero en el país, más allá de toda la discusión que se pueda
originar, no existen cifras fehacientes de la violencia intrafamiliar o
doméstica, sino aproximaciones, como la señalada por la División en Materia
de Niños, Niñas, Adolescentes, Mujer y Familia del CICPC, que ha reportado
782 casos en el 2014, señalando que cada diez días muere una mujer en
Caracas.

Pero, sea cual fuere la realidad en cifras, la verdad es que este es un


problema alarmante; Ibarra (2016, p. 27), presenta noticias como las
siguientes:

- Diario la Jornada de México, señala que 7 de cada 10 mujeres


avecindadas en Ciudad Juárez, Chihuahua, padecen violencia
física, discriminación y agresiones verbales. Mientras, en
Hermosillo, la directora del Instituto Sonorense de las Mujeres,
Meraz Carrizosa, consideró que el alto índice de violencia
intrafamiliar en la entidad constituye un foco rojo (24 de noviembre
de 2006).

- Colombia tampoco escapa del problema de la violencia


intrafamiliar, y ello se puede corroborar ante la afirmación de la

19
Organización Internacional para las Migraciones, que señala que
los índices de este flagelo se han incrementado considerablemente
en los últimos años. El 47% de las madres usan los golpes para
castigar a sus hijos y el 26% han sufrido violencia por parte de su
cónyuge. Un informe de Naciones Unidas, según
NOVACOLOMBIA, dice que cada 6 días una mujer muere en
Colombia a manos de su pareja, lo que convierte a este país en
una de las naciones de América Latina con mayor índice de
violencia intrafamiliar.

- Peruprensa, informa que más de 300 casos de feminicidio


(asesinato de mujeres cometido por hombres) se han registrado en
el Perú en los últimos 6 años.

- Según la Agencia Reuters de Washington, un cuarto de las


mujeres de EE.UU. sufre violencia intrafamiliar, asociada a
problemas de salud que una activista comparó con los efectos de
vivir en una zona de guerra. También el Diario “El Mostrador”, de la
misma localidad, señala que mueren anualmente, 4000 mil mujeres
agredidas por sus parejas masculinas, y 2 de cada 3 mujeres
reconocen haber recibido golpizas de sus correspondientes
maridos o convivientes.

Esto son sólo algunos ejemplos de violencia intrafamiliar, pero en


verdad son tantos que no se alcanzaría a evidenciarlos todos, además que
habría que sumar aquellos que no salen de las cuatro paredes de las casas.
Pero lo cierto es que la sociedad se encuentra convulsionada con un
fenómeno que debido al acelerado crecimiento, podría connotarse como una
endemia cuyas consecuencias son graves, pues daña la estabilidad

20
emocional, deteriora el ambiente familiar, crea problemas psico-sociales y de
afectividad, sin nombrar aquellos daños irreparables como la muerte.

Efectos de la Violencia Intrafamiliar

En la violencia intrafamiliar se hace importante identificar qué tipo de


efectos genera dicho fenómeno, entre los que se encuentran: la disfunción
de la familia, el distanciamiento de sus miembros y los cambios en su
comportamiento o actitudes mentales. Los efectos pueden ser clasificados
en: psicofísicos y psicosociales o generales.

Los efectos psicofísicos son aquellos que producen cambios psíquicos


(suicidio, problemas de salud mental, temor, culpa desvalorización, odio,
depresión, ansiedad) o físicos (lesiones graves, homicidio, vulnerabilidad a
las enfermedades), en un mismo acto. En cuanto a los psicosociales se
dividen en internos y externos; los primeros, son aquellos que generan la
marginación; y los segundos, son la exclusión y la violación de los derechos
fundamentales de la mujer.

Es importante destacar que un niño, niña o adolescente que convive


en un entorno familiar violento, tiende a desarrollar una conducta agresiva,
dificultad para interactuar, tendencia a interpretar de modo hostil la conducta
de los otros, baja autoestima, problemas de egocentrismo cognitivo y social.

Al respecto, Falcón (2002), expresa que:

Esta violencia que se suscita dentro de la familia, no sólo afecta


a una víctima concreta, sino al resto del núcleo de convivencia y,
por ende, a la sociedad en general. Siendo un problema que se
da en el ámbito privado, sin embargo, la transcendencia social
que tiene rompe status y fronteras, incluso afecta temas como el
ausentismo escolar, laboral, licencias médicas, problemas

21
escolares de aprendizaje de niños y jóvenes, procedimientos de
separación, divorcios, nulidad…(p. 70).

Por tanto, se advierte que la violencia es un problema sociocultural,


que se presenta mediante causas que están determinadas por la estructura
patriarcal, donde el hombre ejerce el dominio y control sobre los demás
miembros del grupo familiar, debido a que se toma en cuenta la superioridad
del varón y sus destrezas en virtud de la aplicación de la fuerza.
La violencia en cualquiera de sus manifestaciones, a las cuales es
sometida la mujer o los niños por algún miembro del grupo familiar, es un
problema que abarca a numerosas familias en el mundo entero.

Consecuencias de la Violencia Familiar

A corto plazo, explica Falcón (2002, p. 72), los resultados derivan


directamente de la conducta del maltratador y de la repercusión que éstas
adquieren para la persona del maltratado. Entre las consecuencias se
identifican: traumatismos, quemaduras, contusiones, temor, conductas
agresivas, autoestima baja, inseguridad, desconfianza, aislamiento, pérdida
paulatina de relaciones.

A largo plazo, las primeras pueden dejar secuelas y marcas como


cicatrices, impedimentos físicos, mientras que el resto se manifiesta a través
de inestabilidad emocional, trastornos psicosomáticos, dificultades de
adaptación al medio. El resultado: incremento de la ansiedad y la angustia,
sentimientos de rabia, miedo, humillación, vergüenza, desconfianza, malestar
consigo misma y con los demás, sentimientos de culpa hasta el grado de
sentirse responsable de ser ella quien provocó las conductas violentas,
interpretaciones distorsionadas o exageradas del hecho, confusión y miedo
que conducen a sentimientos de vulnerabilidad. Sufrimiento que oscila desde
dolores corporales, producto de la agresión, hasta desamparo.

22
En la medida en que el problema de la violencia ha ido aumentando,
también lo ha hecho la conciencia de su impacto en diversas áreas de la vida
social, en especial el área de la salud. La violencia, ante todo, tiene un
impacto decisivo en las condiciones de vida de las personas, porque atenta
fundamentalmente contra su misma integridad física y su supervivencia, al
tiempo que menoscaba la calidad de la vida y, a la larga, erosiona las
redes
básicas de interacción social que sustentan el desarrollo de una comunidad.

La violencia, sobre todo aquella que no concluye con la muerte, altera


directamente ese estado de completo bienestar físico, mental y social de los
afectados, que ahora se entiende como salud. En tal sentido, la violencia, en
la mayor parte de sus expresiones, se torna productora de enfermedad. En
ambientes de violencia las personas deben lidiar con condiciones de
morbilidad y riesgos de mortalidad, que en otras circunstancias no deberían
afrontar. La morbilidad, por causa de la violencia, tiene a su vez un efecto en
los sistemas de salud de una sociedad, pues aumenta la demanda de
servicios de salud, que muchas veces no están preparados para hacerle
frente.

La violencia familiar ha sido mantenida y aceptada culturalmente, se


ha transmitido de generación en generación, por lo que existen diversas
excusas para no reconocerla y aceptarla, algunas son:

- No existe en nuestro país.


- Es una cuestión privada.
- Se trata de gente enferma.
- Es culpa del alcoholismo.
- Es gente primitiva e inculta.

23
- Solo sucede en las clases bajas.
- Es natural e instintiva.
- No se puede evitar.

Las manifestaciones de violencia familiar no se producen


exclusivamente contra las mujeres, tanto éstas como los niños, niñas y
adolescentes son los miembros familiares más afectados a los largo de su
ciclo vital. De este modo, la convivencia y cohabitación con personas
violentas dentro del recinto de la familia, constituye un espacio de alto riesgo
para la integridad de mujeres y niños, derivándose de ahí precisamente la
denominación de violencia intrafamiliar.

En atención a los aspectos antes mencionados, es donde parte la


intención del legislador y la fundamentación del sistema jurídico el cual tiene
tres (3) componentes básicos como son:

1. La Ley: de carácter universal, aplicable a toda la sociedad, la cual


significa el medio de prevención, protección, justicia y equidad.

2. La institucionalidad: corresponde a todos y cada uno de los


organismos reconocidos por el Estado, de acción de justicia y
atención social públicos o privados involucrados en el desarrollo de
los componentes normativos legales y psico-sociales en el orden
jurídicamente establecidos.

3. La ideología: que atesora la acción del legislador, el dador de


justicia, el organismo de atención social, hasta la propia disposición
cultural de la víctima frente al flagelo de violencia en el seno
familiar.

24
Encontrándose en todas las bases y considerandos legislativos de
protección de la mujer y la familia, preceptos, proteccionistas contra la
acción, el daño y el uso de la fuerza en el seno familiar, a los efectos tanto la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia
(2014), como la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes (2015), tipifican la intención de protección y garantías del
Estado, el Ministerio Público y los Tribunales de Justicia, para otorgar
celeridad, inmediatez y contacto directo con la víctima, proporcionando el
espacio adecuado para la administración de justicia sancionatoria,
condenatoria o de resarcimiento al daño ocasionado por el agresor .

Derechos Sociales en la Perspectiva del Género

Con respecto a los derechos sociales del género, Añón (2004), señala:
“el derecho social estaría justificado en la razón de exigir respuestas justas,
proteccionistas y normativas frente a las necesidades y exigencias del
individuo en sociedad o del grupo social, dentro de las relaciones sociales”
(p. 36). De allí se interpreta que el derecho social infiere postulados de
justicia, que permiten la observancia de normas para regular la convivencia
social y la resolución de conflictos entre los sujetos. Esta justicia atañe a
todos los ciudadanos en sociedad.

En la legislación venezolana el derecho social del ciudadano, se


establece como un derecho fundamental constitucional y derecho humano,
por cuanto desde el artículo 75 al 97 de la CRBV, se expresan en forma clara
y diáfana los derechos sociales y de las familias. En la misma Carta Magna
desde el artículo 19 al 31, se establecen los derechos humanos, garantías y
deberes, tal como lo señala el artículo 21. De allí se desprende el derecho de
autonomía individual aplicable a todo ser social hombre o mujer, con la

25
aceptación de que la sociedad está integrada por individuos libres e iguales
que adoptan decisiones de acuerdo a los criterios propios.

Por lo que se infiere que en Venezuela, los derechos sociales son


equitativos, justos, democráticos, sin el carácter político de un sistema
patriarcal o matriarcal. Los ciudadanos de distinto género son libres, mientras
no sea sentenciado por los tribunales de juicio y la relación social sostenida
entre ambos, es autónoma. En cuanto al derecho de la ciudadanía, la
constitucionalidad y la legislación ofrece garantía de protección frente a los
hechos que requieran acciones procesales establecidas en el ordenamiento
del artículo 49 de la CRBV, que expresa las pautas para el debido proceso
en términos judiciales y jurídicos.

En relación a hechos inherentes a la violencia, la Constitución es clara


por cuanto en su artículo 46 señala el derecho ciudadano del respeto a la
integridad física, psíquica, y moral, señalamientos normativos
constitucionales que fundamentan la sanción del delito cuando se producen
las acciones de violencia entre género, familiar, doméstica e intrafamiliar.

Rol del Derecho en el Ámbito Social

En Venezuela, se especifica ampliamente la intención del legislador de


cumplir con los preceptos establecidos anteriormente, en el artículo 75 de la
CRBV, donde el Estado se compromete a proteger a las familias y
garantizará protección a la madre, al padre o a quienes ejerzan la jefatura de
la familia. Pero también, asume las acciones preventivas de hechos punibles
y protectoras de las víctimas, así como del victimario en un conflicto jurídico
proveniente de la acción violenta entre género. En razón de que ambos
gozan de los derechos humanos y fundamentales esgrimidos en la
Constitución Nacional.

26
Por consiguiente, el Derecho como disciplina social debe proveer del
conocimiento jurídico y procesal en relación al tema de la violencia en el
seno familiar y de género, como una acción comunitaria y de formación de la
ciudadanía, enseñando a la víctima a hacer uso de los diferentes
ordenamientos jurídicos desde la presentación de la denuncia ante el
Ministerio Público, la sustentación, evacuación de pruebas, el derecho a
réplica, la presencia requerida en lapso de juicio hasta el momento de ser
dictada la sanción o condenatoria, tipificados en el Código Orgánico Procesal
Penal (2012), desde el artículo 24 en adelante.

Por su parte, la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una


Vida Libre de Violencia (2014), establece en su artículo 1:

La presente Ley tiene por objeto garantizar y promover el


derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, creando
condiciones para prevenir, atender, sancionar y erradicar la
violencia contra las mujeres en cualquiera de sus
manifestaciones y ámbitos, impulsando cambios en los patrones
socioculturales que sostienen la desigualdad de género y las
relaciones de poder sobre las mujeres, para favorecer la
construcción de una sociedad justa democrática, participativa,
paritaria y protagónica.

Y en el artículo 3:

Esta Ley abarca la protección de los siguientes derechos:


1.- El derecho a la vida.
2.- La protección a la dignidad e integridad física, psicológica,
sexual, patrimonial y jurídica de las mujeres víctimas de
violencia, en los ámbitos público y privado.
3.- La igualdad de derechos entre el hombre y la mujer.
4.- La protección de las mujeres particularmente vulnerables a la
violencia basada en género.
5.- El derecho de las mujeres víctimas de violencia a recibir
plena información y asesoramiento adecuado a su situación

27
personal, a través de los servicios, organismos u oficinas que
están obligadas a crear la Administración Pública,
Nacional, Estadal y Municipal. Dicha información comprenderá
las medidas contempladas en esta Ley relativas a su protección
y seguridad, y los derechos y ayudas previstos en la misma, así
como lo referente al lugar de prestación de los servicios de
atención, emergencia, apoyo y recuperación integral.
6.- Los demás consagrados en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y en todos los convenios y tratados
internacionales en la materia, suscritos por la República
Bolivariana de Venezuela, tales como la Ley Aprobatoria de la
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer (Convención de Belém do Pará).
Esta Ley, es el instrumento jurídico y ordenatorio que permite el
desarrollo integral de la mujer y los miembros de la familia dentro de un
ambiente sin violencia; en ella se señala la intención constitucional del
legislador para favorecer el pleno ejercicio de los derechos humanos de las
mujeres, establece los parámetros para la prevención, protección y garantía
del tratamiento de la igualdad de género, sin distingos étnicos, credos y
condiciones sociales, bajo principios de equidad y justicia.

Al igual ordena a los organismos públicos a velar por la integridad


física, psicológica, sexual, patrimonial, laboral de la mujer y su grupo familiar.
Además, expresa su objeto y especialmente en relación a la prevención de la
violencia en el seno familiar, establece las políticas y directrices que los
organismos públicos y privados deben cumplir para la prevención y la
atención a la mujer procurando el ambiente libre de violencia.

En este sentido, la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a


una Vida Libre de Violencia, norma el contenido primario, las facultades
elementales y los límites esenciales de todo aquello que sea necesario para
asegurar la igualdad ante la ley de las mujeres, en el ejercicio efectivo de sus
derechos exigibles ante los órganos jurisdiccionales y de la administración

28
pública, de acuerdo a los artículos 21, 43 y 55 de la CRBV, que refieren los
derechos constitucionales a la igualdad, la vida y la integridad personal y
expresa en forma clara y diáfana los tipos de violencia dentro del seno
familiar en contra de la mujer.

De acuerdo con esta Ley, la violencia de género encuentra sus raíces


profundas en la característica patriarcal de las sociedades en las que
prevalecen estructuras de subordinación y discriminación hacia la mujer que
consolidan la conformación de conceptos y valores que descalifican
sistemáticamente a la mujer, sus actividades y sus opiniones. Es así como
cualquier negativa o rechazo al poder masculino, es vivida por el hombre
agresor como una trasgresión a un orden natural que justifica la violencia de
su reacción en contra de la mujer.

Se trata, pues, de una violencia que se dirige sobre las mujeres por
ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos
fundamentales de libertad, respeto, capacidad de decisión y del derecho a la
vida. La violencia en contra de la mujer constituye un grave problema de
salud pública y de violación sistemática de sus derechos humanos, que
muestra en forma dramática, los efectos de la discriminación y subordinación
de la mujer por razones de género en la sociedad. El ejercicio de los
derechos humanos de las mujeres, en materia de violencia basada en
género, se ha visto afectado significativamente también por las concepciones
jurídicas tradicionales, basadas en paradigmas positivistas y sexistas.

Hasta hace unas décadas se creía, desde una perspectiva generalista,


que el maltrato a las mujeres era una forma más de violencia, con un
añadido de excepcionalidad y con una causa posible en una patología del
agresor o de la víctima. Desde los años setenta, en el siglo XX, es
reconocida su especificidad y el hecho de que sus causas están en las

29
características estructurales de la sociedad. Con esta Ley se pretende crear
conciencia en todos los sectores del país sobre el grave problema que
constituye para la sociedad venezolana que se vulneren los derechos
humanos de la mitad de su población. Por ello es necesario trabajar en su
instrumentación y garantizar el cumplimiento de la misma

En la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes


(2015), el artículo 5 establece las obligaciones generales de la familia e
igualdad de género en la crianza de los niños, niñas y adolescentes, en los
siguientes términos:

La familia es la asociación natural de la sociedad y el espacio


fundamental para el desarrollo integral de los niños, niñas y
adolescentes. Las relaciones familiares se deben fundamentaren
la igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo
común, la comprensión mutua y el respeto recíproco entre sus
integrantes. En consecuencia, las familias son responsables de
forma prioritaria, inmediata e indeclinable, de asegurar a los
niños, niñas y adolescentes el ejercicio y disfrute pleno y efectivo
de sus derechos y garantías. El padre y la madre tienen
deberes, responsabilidades y derechos compartidos, iguales e
irrenunciables de criar, formar, educar, custodiar, vigilar,
mantener y, asistir material, moral y afectivamente a sus hijos e
hijas. El Estado debe asegurar políticas, programas y asistencia
apropiada para la familia.

Los artículos 32 y 32-A, consagran que todo niño, niña y adolescente


tiene derecho a la integridad personal, lo que comprende su integridad física,
psíquica y moral, por lo que no pueden ser sometidos a torturas, tratos
crueles, inhumanos y degradantes, además de una crianza y educación no
violentas. Y el artículo 254, indica:

Quien someta a un niño, niña o adolescente bajo autoridad,


responsabilidad de crianza o vigilancia a trato cruel o maltrato,
mediante vejación física o síquica, será penado o penada con
prisión de uno a tres años, siempre que no constituya un hecho

30
punible será sancionado o sancionada con una pena mayor. El
trato cruel o maltrato puede ser físico o psicológico.

Como se aprecia de los artículos expuestos, el Estado debe garantizar


las políticas, programas y medidas de protección dirigidas a la abolición de
toda forma de castigo físico o humillante, entendiéndose el primero como el
uso de la fuerza en el ejercicio de las potestades de crianza y educación en
la intención de causar dolor o incomodidad corporal para obtener ciertos
comportamientos del menor, siempre que no sea un hecho punible. En tal
caso se regirá por lo dispuesto en el Código Civil y el Código Orgánico
Procesal Penal. El trato humillante es el referido al caso de degradación,
insultos, ridiculización, estigmatización, relegación o coerción de la
personalidad, siempre que no se incurra en violencia psicológica, tipificada
como hecho punible.

Ahora bien, explica Misle (2013), que:

… en Venezuela las estadísticas sobre maltrato infantil y juvenil


son prácticamente inexistentes, aún más cuando hablamos de la
violencia dentro de los espacios privados. Algunas fuentes
importantes son las tesis académicas, pero están limitadas a
datos no oficiales y restringidos a regiones muy específicas (p.
7).

De igual manera, refiere Misle (2013, p. 8), que datos publicados por
Fundación Oficina Nacional de Denuncia del Niño Maltratado (FONDENIMA),
en el año 2011, concluyen que en el 95% de los casos, los agresores son
los familiares directos, entre ellos padres (66 %), otro familiar (16 %) o un
conocido de la familia (8%), padrastros (4%), lo que evidencia un deterioro
significativo de las capacidades de las familias como espacios seguros e
idóneos para garantizar la protección y socialización de la niñez, dada la
frecuencia de situaciones de trato negligente y abandono de niños y niñas, la

31
alta cifra de conflictos en las relaciones familiares, y la vigencia de pautas de
crianza basadas en el castigo y el trato cruel.

Dentro de la población encuestada, un 67,7% reconoce que son


castigados cuando cometen una falta en la casa. El castigo más frecuente es
la privación de algo (79,5%) y los castigos y gritos (13,4%). Ahora bien, de
toda la población encuestada, un 66% cree que esa es la forma adecuada de
ser corregidos, cifra que permite apreciar la legitimación de la violencia como
forma de crianza y educación en el hogar. Esta legitimidad de la violencia se
aprecia al observar que, en datos de ese estudio, un 73,5% cree que son
castigados por sus padres porque éstos quieren lo mejor para ellos.

Como se aprecia, el castigo físico, el trato cruel, han sido asimilados


en la cultura familiar como una forma legítima de formación en la que es
apropiado el uso de la violencia, haciéndola ver como justa, necesaria, y
hasta inocua, es decir, los niños y los adultos ven como aceptables algunos
castigos físicos o humillantes (jalones de oreja, nalgadas, correazos, gritos,
etc.).

A lo anterior, agrega el ya citado autor que diversos estudios indican


que el haber experimentado abusos o presenciado violencia marital durante
la niñez parece ser también un factor que predispone al niño a asumir esos
roles cuando adulto. En los casos de niñas, estos mismos elementos las
predisponen como esposas a tolerar abusos que pareciera haber legitimado
como un aspecto normal de su vida conyugal.

Prevención de la Violencia Familiar desde la Escuela

La escuela es una de las principales instituciones de educación formal


encargada tanto de la socialización del niño como del ejercicio del control

32
social. Dada la dificultad de actuar en el ambiente familiar propiamente dicho,
se propone la intervención desde la institución, para contribuir al proceso de
prevención de la violencia familiar mediante el planteamiento de programas
individuales y grupales en donde se estimule a un mejor aprendizaje de este
fenómeno, tanto a nivel escolar como familiar. Según Piaget (1978, p. 14), a
través de la educación, la sociedad proporciona al individuo las funciones
que debe cumplir para obtener un desarrollo correcto en su crecimiento y
constitución de conductas.

Es por medio de la educación que se pueden moldear las conductas.


También es por la educación que se transmiten los valores y las culturas
permanecen. Sin la educación, el individuo no tiene los medios adecuados
para la supervivencia y su desarrollo en la sociedad. No obstante,
actualmente la situación en las escuelas es conflictiva y no hay el ambiente
adecuado para impartir una educación que propicie la prevención de
conductas violentas dentro del hogar.

Es por ello que se busca motivar a los niños y niñas de las escuelas
primarias a fomentar una conciencia activa y participativa, en cuanto la
problemática de la violencia en la familia, en pro de mejorar la relación en el
grupo familiar, creando un ambiente de respeto mutuo, promover una cultura
de paz y armonía, propiciando ambientes de esparcimiento y recreación que
les proporcione felicidad y atención.

El hecho de vivir en ambientes violentos, como en la familia, genera


una serie de efectos en los estudiantes que autores como Lorión (1998), han
descrito como el “contagio en una situación en que la violencia ha alcanzado
características epidémicas” (p. 33). Uno de los efectos más observados es el
aumento de los niveles de violencia anticipatoria, que lleva al niño y joven a
reaccionar violentamente, en forma anticipada frente a situaciones ambiguas,

33
que tiende a interpretar fácilmente como provocación o agresión. Otro de los
efectos, son la fatiga y la tensión como consecuencia de la hipervigilancia
que se genera frente a la posibilidad permanente de ser agredido él o alguien
del grupo familiar, como la madre o los hermanos. Su consecuencia más
habitual es una reducción de la capacidad de atención y concentración y, por
ende, de aprendizaje.

La violencia familiar se presenta en diversas formas, contextos y se


ejerce por cualquier miembro de la familia, tal como se muestra en la Figura
1:

Figura 1. Violencia Familiar. Fuente: Lorión (1998)

34
Dentro de las 3 fases representadas en el ciclo de la violencia
(acumulación de tensión, explosión violenta y arrepentimiento), se genera un
esquema de control y poder, el cual se muestra en la Figura 2 y que consiste
en:

Figura 2. Ciclo de la Violencia Familiar. Fuente: Lorión (1998)

Los niños y jóvenes que han sido víctimas directas o indirectas


(testigos) de violencia, muestran una mayor cantidad de indicadores de
problemas emocionales. Del mismo modo, el haber estado expuestos a la
violencia es un predictor importante de involucramiento en actos violentos y
antisociales, así como de abuso de alcohol y drogas en la población escolar.

En la Escuela Primaria, los niños y las niñas dominan un número de


estrategias para lidiar con los conflictos y los eventos traumáticos, pero

35
pueden presentar la tendencia a exhibir comportamiento depresivo
persistente. Podrían experimentar sentido de culpabilidad, vergüenza y
ambivalencia hacia los padres. Tienden a intervenir en los incidentes de
violencia familiar, para proteger a la víctima. Pueden desarrollar relaciones
conflictivas con sus pares
y de desconfianza con las personas adultas.

Al respecto, Lorenz (2008, p. 63), explica que la participación de los


padres víctimas o agresores, se distorsiona hacia los polos de
desinvolucramiento de la actividad escolar o excesiva atención y presión a la
misma, siendo ambos extremos perjudiciales para el educando. La
participación familiar tiene 5 dimensiones: sostén económico, crianza,
propiciar un ambiente social favorable, guiar hacia una ubicación en el
contexto en que se desarrolla el educando y promover una educación en
valores y para la vida. La participación disfuncional violenta de los padres se
manifiesta de las siguientes formas:

1. Rechazar: implica conductas de abandono. Los padres rechazan


las expresiones espontáneas del niño, sus gestos de cariño;
desaprueban sus iniciativas y no lo incluyen en las actividades
familiares.

2. Aterrorizar: amenazar al niño con un castigo extremo o con un


siniestro, creando en él una sensación de constante amenaza.

3. Ignorar: se refiere a la falta de disponibilidad de los padres para


con el niño. El padre está preocupado por sí mismo y es incapaz
de responder a las conductas del niño.

36
4. Aislar al menor: privar al niño de las oportunidades para establecer
relaciones sociales.

5. Someter al niño a un medio donde prevalece la corrupción: impedir


la normal integración del niño, reforzando pautas de conductas
antisociales.
Adicional a lo anterior, se priva al niño de los cuidados básicos, aun
teniendo los medios económicos; se posterga o descuida la atención de la
salud, educación, alimentación, protección y otros. Ante la panorámica
expuesta, se plantea la necesidad de diseñar estrategias dirigidas a los niños
y niñas de Educación Primaria, que los ayuden a conocer la violencia, sus
causas, efectos y cómo pueden ayudar a prevenirla dentro del seno de su
grupo familiar.

La escuela juega un papel muy importante en la prevención y la


detección de la violencia familiar, especialmente en lo que concierne al
maltrato infantil, tomando en consideración que prácticamente en todos los
casos de violencia familiar, los niños se ven afectados, bien porque son
también víctimas de la violencia o bien porque presencian las situaciones
violentas, lo cual constituye una agresión contra su sano desarrollo
emocional y social.

Al respecto García (2005, p. 23), señala algunas de las iniciativas que


la escuela pueda tomar:

1. Realizando actividades de prevención primaria con los niños y su


familia. Se entiende por prevención primaria al conjunto de
acciones dirigidas a disminuir o eliminar los factores de riesgo que
afectan a las familias.

37
2. Identificando los casos de maltrato.

3. Realizando intervenciones preliminares en las situaciones


detectadas, a través del consejo de docente, el departamento de
orientación, los profesores guías o docentes sensibles y
capacitados para abordar el tema.
4. Derivando y/o denunciando los casos de maltrato a los organismos
competentes.

Estrategias de Aprendizaje: simulaciones educativas, mapas mentales y


diaporamas

Las simulaciones educativas son estrategias que consisten en la


representación de situaciones de la manera más aproximada posible a la
realidad del hecho o acontecimiento propuesto para ser simulado, para
facilitar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Estas simulaciones
educativas están basadas en situaciones reales de maltrato al niño y la
mujer, caracterizadas por consultas recidivantes, hospitalizaciones o muerte,
a través de un enfoque médico, psicológico y filosófico con la utilización de
diaporamas y mapas mentales.

Los mapas mentales son una herramienta de generación de ideas y


una estrategia que permiten la organización y representación de la
información con el propósito de facilitar el proceso de aprendizaje,
administración y planeación organizacional, así como la toma de decisiones,
permitiendo representar las ideas utilizando de manera armónica las
funciones cognitivas de los hemisferios cerebrales.

Se utilizan mapas mentales para presentar los conocimientos sobre


violencia doméstica, con el propósito de facilitar los procesos de aprendizaje,

38
para desarrollar en los niños y niñas, conceptos relacionados con el
autodiagnóstico de violencia familiar física, emocional, sexual y omisión o
negligencia y sus complicaciones; conocimientos orientados a la aplicación
de estrategias de comunicación, comprensión y desarrollo personal para
mejorar las relaciones interfamiliares y competencias actitudinales para
fortalecer los valores de respeto, responsabilidad e incrementar la autoestima
de los niños y niñas e incentivar la disposición de realizar cambios de la
violencia por la armonía familiar.

Los diaporamas son estrategias de aprendizaje audiovisuales en los


que se integra la imagen, con una banda sonora, con objetivos diversos,
como la visualización de procesos, narración de acontecimientos, como
elemento motivador y desencadenante de emociones por su carga estética.
El proceso de elaboración puede ser aprovechado didácticamente para
motivar a las personas en la búsqueda de informaciones, textos, imágenes,
música y para la profundización en los temas, además de fomentar la
sensibilidad y el sentido estético.

Para familiarizar a los niños y niñas con la prevención de violencia


familiar, se realizan diaporamas como un producto multimedia para articular
los conocimientos, pero no sólo una proyección de imágenes fijas
acompañadas de un discurso hablado, sino que se integraron en un único
mensaje audiovisual, de modo que su capacidad comunicativa se encuentre
homogéneamente repartida, para incentivar los cambios de la violencia por la
armonía familiar a través de la afectividad y disposición de cambios de los
integrantes de la familia.

Dinámicas grupales: basadas en la participación, respeto mutuo,


justicia, imparcialidad y la cooperación, se utilizarán técnicas que hagan las
sesiones dinámicas, participativas y divertidas. Creando un entorno seguro y

39
cordial donde cada niño y niña pueda aportar, practicar y preguntar en un
clima de confianza y sin temor. Dándole importancia y aceptación a los
aportes que cada estudiante genere, resaltando que son valiosos e
indispensables para el aprendizaje colectivo y propiciar las condiciones que
incentiven la participación.

Enseñar al niño y niña a identificar la violencia familiar, tal como se


muestra en la Figura 3:

Figura 3. Cómo Identificar la Violencia Familiar. Fuente: Lorión (1998)

Cuando un niño o niña revela estar sujeto a violencia doméstica, es


conveniente escuchar con calma sin juzgar, sin expresar horror o hacer
comentarios críticos o morales; hay que ayudarle a entender que la violencia
no es su culpa, que este problema existe en muchos hogares y que tiene
derecho a buscar ayuda. Se debe orientarlo acerca de la forma inmediata de
reducir el peligro que corre en el hogar cuando hay agresiones.

En la aplicación de las estrategias, es conveniente informarles a los


niños y niñas que lo más importante es la seguridad y que han de salir de la

40
situación violenta cuanto antes, solicitando ayuda a los vecinos o personas
cercanas. Los niños y niñas, a menudo se sienten obligados a defender a su
madre y es muy importante que entiendan que lo mejor para ello es que vaya
a pedir ayuda externa. Explorar lo que ocurre con otras hermanas o
hermanos menores para que les enseñe a protegerse cuando ocurra una
agresión, señalándole al educando que tenga presente a quién llamar en
caso de agresión y que es muy importante que llame desde un lugar fuera
del alcance del agresor.

Cuando haya señales de posible abuso, o algún alumno o alguna


alumna lo revela, es conveniente preguntar: qué es lo que hace el padre o
adulto significante cuando se enfada; si alguna vez su padre hizo daño a su
madre; qué es lo que le hace estar triste y si se lo cuenta a alguien y qué le
da miedo o rabia.

A través de estas estrategias, se persigue que los niños y niñas de las


Escuelas Primarias hablen con la verdad acerca de su situación familiar,
actúen con honradez y se conduzcan con rectitud, haciéndoles comprender
que la violencia es un ciclo que se repite, pero que ellos no tienen por qué
continuar con esa espiral ni dentro de la escuela, ni en su vida futura.

La violencia en el hogar no solo afecta a los cónyuges sino también a


los hijos de las mujeres maltratadas, pues los varones al ver estas actitudes
desde el hogar en un futuro pueden llegar a convertirse en maltratadores ya
que pueden llegar a pensar que si el padre lo hacía, por qué ellos no pueden
hacerlo. En el caso de las mujeres pueden llegar a casarse pero pueden
llegar a convertirse en victimas sumisas de su pareja. El carácter de un niño
se define a los 7 años, pero en el transcurso de la formación ellos aprenden
de mamá y papá, ponen en práctica lo bueno y lo malo que ven en sus
hogares y si los hijos no ven conductas agradables de sus padres, ellos aun

41
así lo hacen pensando que no hacen mal porque sus padres lo hacen, pero
estas malas actitudes ya quedaron en la mente del niño y se convierten en
un trauma.

La violencia del hogar se hace notar en los niños ya que el


desempeño no es igual. Es notable cuando un niño tiene problemas en el
hogar ya que se mantiene alejado de cualquier actividad, no tiene amigos, no
le gusta que se le acerquen, presentando agresividad y constantes
pesadillas; pero éstas son solo consecuencias de la violencia en el hogar.

Bases Legales

Las manifestaciones de violencia intrafamiliar son el uso de la fuerza


física y la coerción entre los miembros de una familia, ya sea por parte del
hombre contra la mujer o de cualquiera de los padres contra sus hijos niños
(as), adolescentes o viceversa, con el objeto de lograr que la víctima haga o
deje de hacer algo que no desea o simplemente para causar sufrimiento en
la persona agredida. La violencia familiar o intrafamiliar es un fenómeno que
trae riesgos no solo a nivel individual y familiar, sino también social.

Desde una perspectiva jurídica, es toda acción verbal, física o


emocional u omisión en las responsabilidades vinculares de un integrante de
la familia hacia otro, que produce un daño no accidental tanto en el aspecto
físico, como en el psíquico, sexual o económico. Al respecto, la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999), en su artículo 19,
consagra la garantía del Estado a toda persona conforme al principio de
progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable
indivisible e independiente de los Derechos Humanos. Su respeto y garantías
son obligatorios para los organismos del poder público.

42
El artículo 21, establece la igualdad que tienen todas las personas
ante la ley, prohibiendo la discriminación en cualquier forma, ya sea por
causa de la raza, sexo, credo, condición social y otras que anulen o
menoscaben el reconocimiento ciudadano. De igual modo, el artículo 46,
consagra el derecho que tienen todos los venezolanos a que se respete su
integridad física, psíquica, moral, por lo que están terminantemente
prohibidas las penas, torturas o trato cruel inhumano y degradante.
En el artículo 49, se determina el derecho al debido proceso, el cual
debe aplicarse a todas las actuaciones judiciales y administrativas, por lo que
la defensa y asistencia jurídica son derechos inviolables.

De manera muy puntual, el artículo 75, establece la protección que el


Estado debe a las familias como asociación natural de la sociedad y como el
espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas. Las
relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y deberes, la
solidaridad, el esfuerzo común, la compresión mutua y el respeto recíproco
entre sus integrantes. El Estado garantizará la protección a la madre, al
padre o a quienes ejerzan la jefatura de la familia. Los niños, niñas y
adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados y a desarrollarse en el seno
de su familia de origen. Cuando ello sea imposible o contrario a su interés
superior, tendrán derecho a una familia sustituta, de conformidad con la ley.

Artículo 76. La maternidad y la paternidad son protegidas


integralmente, sea cual fuere el estado civil de la madre o del
padre. Las parejas tienen derecho a decidir libre y
responsablemente el número de hijos o hijas que deseen
concebir y a disponer de la información y de los medios que les
aseguren el ejercicio de este derecho. El Estado garantizará
asistencia y protección integral a la maternidad, en general a
partir del momento de la concepción, durante el embarazo, el
parto y el puerperio, y asegurará servicios de planificación
familiar integral basada en valores éticos y científicos.
El padre y la madre tienen el deber compartido e irrenunciable
de criar, formar, educar, mantener y asistir a sus hijos o hijas, y

43
éstos o éstas tienen el deber de asistirlos o asistirlas cuando
aquel o aquélla no pueda hacerlo por sí mismos o por sí mismas.
La ley establecerá las medidas necesarias y adecuadas para
garantizar la efectividad de la obligación alimentaria.

Como se advierte del artículo expuesto, la Carta Magna establece los


lineamientos de protección por parte del Estado a la familia, a la maternidad
y paternidad, independientemente del estado civil de la madre o del padre la
protección plena por parte de la legislación, órganos y tribunales
especializados, los cuales respetarán, garantizarán y desarrollarán los
contenidos de la Constitución, así como los derechos y deberes de los
jóvenes a ser sujetos activos del proceso de desarrollo.

La Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de


Violencia (2014), en su artículo 15 numerales 1, 4, 5 y 6 señalan las formas
de violencia de género más frecuentes en contra de las mujeres, que
establece:

1. Violencia psicológica: toda conducta activa u omisiva ejercida


en deshonra, descrédito o menosprecio al valor o dignidad
personal, tratos humillantes y vejatorios, vigilancia constante,
aislamiento, marginalización, negligencia, abandono, celotipia,
comparaciones destructivas, amenazas y actos que conllevan a
las mujeres víctimas de violencia a disminuir su autoestima, a
perjudicar o perturbar su sano desarrollo, a la depresión e
incluso al suicidio

La violencia o maltrato psicológico se refiere a toda aquella palabra,


gesto o hecho que tienen por objeto humillar, devaluar, avergonzar y/o dañar
la dignidad de cualquier persona. Esta es una manifestación de violencia
mucho más difícil de demostrar, sobre todo en los casos en que se produce
en el interior de un grupo familiar. En Venezuela, la ley que regenta los
derechos de la mujer para una vida libre de violencia son tipificados en el

44
artículo 15. Los hechos violentos a considerar como punibles y muchas son
las instituciones, organismos, personal de salud psicología y criminología,
que prestan servicios de atención y prevención del delito, en el ámbito de la
sociedad venezolana

El numeral 4, del artículo 15, consagra:

4. Violencia física: Toda acción u omisión que directa o


indirectamente está dirigida a ocasionar un daño o sufrimiento
físico a la mujer, tales como lesiones internas o externas,
heridas, hematomas, quemaduras, empujones o cualquier otro
maltrato que afecte su integridad física.

El maltrato físico, su explicación es obvia: se refiere a todas aquellas


acciones violentas que dañan la integridad física de las personas. Por lo
general, es un maltrato visible por tratarse de la agresión más evidente,
amplia, completamente tipificada como delito en el marco legal venezolano,
que sugiere el inicio de un proceso de orden judicial y penal.

5. Violencia doméstica: Toda conducta activa u omisiva,


constante o no, de empleo de fuerza física o violencia
psicológica, intimidación, persecución o amenaza contra la mujer
por parte del cónyuge, el concubino, ex cónyuge, ex concubino,
persona con quien mantiene o mantuvo relación de afectividad,
ascendientes, descendientes, parientes colaterales,
consanguíneos y afines.

En este numeral se engloba todo tipo de maltrato, lo que incluye el


psicológico, verbal, físico que puede ejercer cualquier familiar sobre la mujer,
con el fin de controlarla, donde si no ocurre una intervención oportuna, se
hace más frecuente pudiendo culminar con el asesinato o el suicidio de la
víctima.

45
6. Violencia sexual: Toda conducta que amenace o vulnere el
derecho de la mujer a decidir voluntaria y libremente su
sexualidad, comprendiendo ésta no sólo el acto sexual, sino toda
forma de contacto o acceso sexual, genital o no genital, tales
como actos lascivos, actos lascivos violentos, acceso carnal
violento o la violación propiamente dicha.

Del artículo anterior se infiere que la violencia sexual es toda


manifestación de abuso de poder en la esfera de la vida sexual de las
personas, pudiendo ser calificada o no como delito; algunas manifestaciones
de violencia sexual pueden ir desde la acción coercitiva a la libertad y
voluntad de la sexualidad, la imposición al nudismo, hasta las formas de
contactos y actos carnales, sexuales (genital o no), donde impere la
agresión y la intención al daño, el uso de la fuerza física y la involuntad de la
víctima; estos últimos supuestos son considerados por las leyes venezolanas
como delitos de violación.

Glosario de Términos

Atención:
Brindar servicios especializados que reconozcan tanto las causas
como las consecuencias de la violencia y que las combatan desde la
integralidad.

Declaratoria de alerta de violencia de género:


Procedimiento por el cual los organismos de la sociedad civil
organizada o de derechos humanos, nacionales o internacionales, solicitan
que sean investigados hechos que perturben la paz social por la comisión de
delitos contra la vida, la libertad, la integridad y la seguridad de las mujeres
en un territorio determinado; o bien, cuando exista un agravio comparado
que impida el ejercicio pleno de los derechos de éstas.

46
Derechos humanos de las mujeres:
Derechos que son parte inalienable, integrante e indivisible de los
derechos humanos universales contenidos en la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
(CEDAW); la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará); y demás instrumentos
internacionales en la materia.

Equidad:
Es el reconocimiento de la diversidad del/la otro/a para propiciar
condiciones de mayor justicia e igualdad de oportunidades, tomando en
cuenta la especificidad de cada persona.
Misoginia:
Conductas de odio o aversión hacia la mujer que se manifiestan en
actos violentos y crueles contra ella por el simple hecho de ser mujer.

Perspectiva de género:
Visión científica, analítica y política sobre las mujeres y los hombres.
Se propone eliminar las causas de la opresión de género como la
desigualdad, la injusticia y la jerarquización de las personas basada en el
género.

Prevención:
Estrategia que busca la intervención coordinada de las instituciones
públicas y privadas, así como de los actores sociales, para anticiparse,
detectar y disminuir las dinámicas sociales que generan contextos de
violencia de género y que permite aminorar el nivel de riesgo de que ésta
ocurra, con el fin de generar una cultura que favorezca la resolución pacífica
de conflictos y ciudades seguras para todas y todos.

47
Refugios para mujeres víctimas de violencia:
Espacio físico donde se brinda protección y atención especializada e
interdisciplinaria a mujeres, hijas e hijos en situación de violencia familiar,
sexual o trata. El refugio previene y protege temporalmente a las víctimas de
crímenes mayores, así como de las consecuencias de la violencia, como
pueden ser la discapacidad, la mutilación, la pérdida irremediable de la salud
mental, lesiones y padecimientos mal atendidos, suicidios e incluso,
homicidios.

Resiliencia:
Capacidad para enfrentar con éxito la adversidad; refiere a una fuerza
flexible que permite resistir y rehacerse de una experiencia traumática
privilegiando la interacción con otros seres humanos de manera significativa.
Techo de cristal:
Conjunto de normas no escritas al interior de las organizaciones que
dificulta a las mujeres el tener acceso a los puestos de alta dirección. Su
carácter de invisibilidad es resultado de la ausencia de leyes y códigos
visibles que impongan a las mujeres semejante limitación.

Violencia contra la mujer:


Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que
tenga, o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico para ella, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la
privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública
como en la privada.

Violencia familiar:
Acto abusivo de poder u omisión intencional, dirigido a dominar,
someter, controlar o agredir de manera física, verbal, psicológica, patrimonial
y sexual a las mujeres, dentro o fuera del domicilio familiar, cuyo agresor

48
tenga o haya tenido relación de parentesco por consanguinidad o afinidad,
de matrimonio, concubinato, o mantengan o haya mantenido una relación de
hecho.

49
CAPÍTULO III

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Conclusiones

La familia es considerada como el primer y más importante agente


socializante, además de contribuir al desarrollo emocional del niño(a). Al
describir la violencia y la forma en que ésta se presenta en el ámbito familiar,
se evidencia la existencia de un círculo vicioso, donde los hijos criados en
familias violentas reproducen los patrones de violencia en sus actuaciones
infantiles y juveniles, y posteriormente al formar sus propias familias,
tendiendo a perpetuar así las relaciones conflictivas y un clima familiar
inadecuado.

Para terminar con la violencia como medio cotidiano de vivir, se


necesita realizar un cambio cultural que modifique el espacio psíquico en el
cual los niños y niñas crecen y que los adultos contribuyen a generar y
mantener. Por otra parte, el desarrollo socio-emocional de los niños y niñas
de Educación Primaria, constituye una acción fundamental que debe ser
atendida en forma integral con el fin de evitar posibles problemas futuros en
su personalidad y en su desenvolvimiento en sociedad.

La conveniencia de contar en las Escuelas Primarias, con programas


para prevenir la violencia familiar desde las aulas, se fundamenta en la
necesidad de encontrar mecanismos para proteger los derechos
fundamentales de los integrantes del grupo familiar frente a los cotidianos
maltratos, insultos, humillaciones y agresiones sexuales que se producen en
el ámbito de las relaciones familiares. Si bien es cierto que las
manifestaciones de violencia familiar no se producen exclusivamente contra

50
las mujeres, son éstas, a los largo de su ciclo vital, las afectadas con mayor
frecuencia.
Recomendaciones

- Dictar charlas dirigidas a funcionarios (Jueces, Fiscales y equipo


multidisciplinario), del Ministerio Público y la Fiscalía para
sensibilizar sobre la importancia de la inclusión y difusión de los
programas de intervención y prevención de la violencia familiar en
las escuelas, liceos e incluso, universidades.

- Implementar programas en las escuelas para las víctimas directas


o indirectas de la violencia, en el manejo de duelos, grupos de
apoyo que permitan contar con la atención especializada para
desactivar mecanismos de agresión y autoagresión por el dolor,
rabia y frustración reprimida.

- Programas en las escuelas de atención para el reconocimiento y


abordaje de conflictos en los ámbitos familiares, educativos,
deportivos, con estrategias adaptadas a las realidades del sector
donde se encuentre ubicada la escuela.

- Incorporar en el sistema educativo programas, permanentes para


la promoción de la convivencia, previniendo las formas de violencia
presentes en las comunidades.

- Reforzar la participación estudiantil para la mediación, resolución


de conflictos y prevención.

51
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