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2018
1
CAUSAS DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN BOGOTÁ DISTRITO
CAPITAL EN EL AÑO 2017
Director:
2018
2
ARTICULO 23 de la Resolución No.
13 del 6 de Julio de 1946, del
Reglamento de la Pontificia
Universidad Javeriana.
3
Nota de Aceptación
4
Dedicatoria
5
Agradecimientos
Tabla de contenido
6
CAPÍTULO I. INTRODUCCIÓN....................................................................................... 9
1.1. Justificación:..................................................................................................... 12
1.2. Planteamiento del problema: ............................................................................ 14
1.2.1. Formulación del problema: ........................................................................ 17
1.3. Objetivos .......................................................................................................... 18
1.3.1. Objetivo general: ....................................................................................... 18
1.3.2. Objetivos específicos: ................................................................................ 18
7
CONCLUSIONES.......................................................................................................... 89
REFERENCIAS: ............................................................................................................ 95
ANEXOS ..................................................................................................................... 100
8
CAPÍTULO I. INTRODUCCIÓN
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a Víctimas de Violencia Intrafamiliar (CAPIV), la cual al ser receptora de casos de las
entidades que atienden la violencia intrafamiliar en Bogotá, tiene la base más alimentada
al respecto, pero también, se acudió al diseño documental, los cuales permitieron
contextualizar el análisis desde las fuentes como el País y el Tiempo en el marco del año
de interés de análisis, el 2017. Es clave enunciar, que los elementos explicitados en el
marco conceptual fueron claves para el análisis de la información recolectada y ese
soporte teórico es complementario del proceso de construcción investigativa del
fenómeno de estudio.
10
Y, el Capítulo IV., que tiene los resultados, análisis y discusión de la investigación
como tal los cuales se definen a partir de unos Ítems que son: condiciones
sociodemográficas de las víctimas de violencia intrafamiliar en Bogotá D.C, en el
año 2017 y causas principales que generan la violencia intrafamiliar en Bogotá,
en el año 2017.
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1.1. Justificación:
El segundo de ellos, tiene que ver con que el fenómeno de la violencia intrafamiliar
es una problemática social que ha impactado en la historia de las sociedades y
que actualmente, se encuentra trascendido y complejizado en el contexto mundial.
Colombia no es ajena a dicha dinámica, este tipo de violencia se halla presente
en los hogares de colombianos y colombianas, sobre todo en Bogotá, donde
según el Diario El Tiempo (2017), “la mayoría de los casos se denunciaron en este
contexto territorial” (p.3), lo cual permite comprender y motivar relevantemente a
interesarse en profundizar investigativamente en el tema, particularmente, las
causas que generan el fenómeno complejo.
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humano del Centro de Atención penal Integral a víctimas de la Fiscalía en Bogotá
donde se tramitan las noticias recibidas, actos urgentes como capturas, medidas
de protección, asignación de hogares de paso, entre otros, como parte del
restablecimiento del derecho y protección de las víctimas, y en ese sentido, existe
conocimiento de diversas formas de violencia que hacen parte del contexto, pero
con un marcado énfasis en la violencia intrafamiliar, en razón al alto número de
diligencias que se reciben, donde la labor no se centra únicamente en la
elaboración de la documentación dentro relacionada con proceso penal, sino en
el monitoreo a la ruta de atención con la finalidad principal de generar las garantías
al respecto, dentro de tales fines , un laboratorio novedoso al interior de la Fiscalía,
denominado Centro de Atención Penal Integral a Víctimas de Violencia
Intrafamiliar, lugar donde se atiende junto a otras entidades del Estado del orden
nacional y Local los distintos casos, desde la recepción de la denuncia, que no
son pocas, sino que se adelanta el proceso de investigación, valoración médico
legal, asesoría por parte del ICBF, Comisaría de Familia, todo en un mismo lugar,
tendiendo como principal objetivo la atención pronta y efectiva a las víctimas.
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interdisciplinares, los estudios de género, fijen su lente investigativo en este tipo
de temáticas que está impactando negativamente en Bogotá y Colombia en
general.
14
exterior del hogar que comprometan al conyugue y ex conyugue, son entendidos como
violencia intrafamiliar.
Pero ello no queda allí, “el 43 por ciento de las mujeres de los 28 Estados
Miembros de la Unión Europea han sufrido algún tipo de violencia psicológica por parte
de un compañero sentimental a lo largo de su vida” (Entidad de la ONU para la Igualdad
de Género y el Empoderamiento de la Mujer -ONU Mujeres-, 2017, p.1). Esto indica que
no solo se revelan en el mundo cifras de agresiones físicas y/o sexuales, las psicológicas
también se hallan trascendidas como fenómeno problemático. Adicionalmente, se estima
que en prácticamente la mitad de los casos de mujeres víctimas de homicidios en todo
el mundo en 2012, el autor de la agresión fue un familiar o un compañero sentimental,
frente a menos del 6% de hombres asesinados ese mismo año. En definitiva, un 70% de
las mujeres en diferentes contextos del mundo ha experimentado situaciones de
violencia dentro de su relación, lo que revela un fenómeno complejo en los que la mujer
se halla atrapada en la sociedad contemporánea (Entidad de la ONU para la Igualdad de
Género y el Empoderamiento de la Mujer -ONU Mujeres-, 2017).
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El contexto colombiano no es ajeno a la realidad de la violencia, sobre todo al
tema de la violencia intrafamiliar, las cifras del fenómeno en cuestión van incrementando
a medida que pasan los años. Casi 81.500 personas que el año pasado llegaron al
Instituto de Medicina Legal como víctimas de lesiones personales recibieron esas heridas
en medio de riñas. La mayoría de afectados por este tipo de violencia son hombres
(49.770), pero el número de mujeres va en aumento: en el año 2016 fueron 31.723
agredidas en peleas (El Tiempo, 2017).
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En cuanto a violencia de pareja, Forensis revela que se atendieron 50.707 casos
el año pasado, casi 3.500 más que en 2015. En 86 de cada 100 casos, la víctima fue una
mujer; de ellas, las más afectadas (44 %), las de edades entre 20 y 30 años. Según las
estadísticas, el 45 % de las mujeres agredidas tenían una relación con el agresor en el
momento del ataque, mientras que 3 de cada 10 casos fueron cometidos por exparejas
(El Tiempo, 2017). Elementos de causa principal como el machismo (47,29 por ciento),
los celos (35,85) y el consumo de alcohol y drogas (15,51) fueron señalados por las
mujeres como los factores desencadenantes de la agresión (El Tiempo, 2017). “La
mayoría de los casos se denunciaron en Bogotá (12.888) y Antioquia (5.101 casos)” (El
Tiempo, 2017, p.3).
17
1.3. Objetivos
18
CAPÍTULO II. MARCO TEÓRICO-CONCEPTUAL Y ESTADO DEL ARTE
19
La violencia intrafamiliar entonces se manifiesta como una forma de violencia que
se expresa al interior del hogar entre el agresor y su relacionamiento directo con las
personas que son o han tenido vínculo con el mismo, entendiéndolo así como “aquellos
hechos o agresiones cometidas específicamente por conyugues, ex conyugues, ex
convivientes o personas que hayan procreado hijos en común legalmente reconocidos o
no, aunque no hubieran convivido” (Núñez & Carvajal, 2004, p.46, citando al Ministerio
de Salud y Asuntos de Género, p.14), pudiendo ser de “tipo físico, sexual o psicológico”
(Núñez & Carvajal, 2004, p.46), o también la combinación de esta tipología de hechos al
interior del hogar. El comportamiento de la violencia intrafamiliar ha demostrado que no
surge por el nivel educativo en las personas y la condición socioeconómica de las
familias, por lo que se podría pensar, que se trata de un fenómeno en el que intervienen
aspectos culturales, circunstanciales e históricos, propios a los sujetos implicados en la
problemática (Núñez & Carvajal, 2004).
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poder y relaciones jerárquicas y de fuerza que se dan en la misma, así como en algunos
casos se legitiman patrones de crianza violentos, como parte del proceso educativo de
niños y niñas” (Caicedo, 2005, p.73).
Esto quiere decir que los patrones del patriarcado y el comportamiento machista
al interior del hogar son reproducidos, lo que afecta profundamente a las familias,
especialmente, a las víctimas agredidas, y una de sus manifestaciones al interior de ellas
es la violencia intrafamiliar. El dominar, controlar, asumir e instrumentalizar, son formas
en que se ejerce esta problemática y que no todo el tiempo son interpretadas como un
problema al interior del hogar, pues, la figura autoritaria, machista y controladora, en
muchos de los casos se ha normalizado, e incluso, se justifica, siendo muy complejo en
la medida en que no se puede negar la aceptación de estas expresiones de violencia
intrafamiliar en el contexto actual. La violencia doméstica o intrafamiliar se origina en el
autoritarismo y machismo, también puede originarse en las defectuosas relaciones entre
la pareja y puede proyectarse también a otros miembros de la familia. El maltrato verbal
puede caracterizarse por un lenguaje sexista ofensivo a las mujeres y niñas/os
haciéndoles sentir desvalorizados/as y con baja autoestima (Gudiño & Jácome, 2010).
Adicionalmente, “la VIF (violencia intrafamiliar) es una violencia con profundas raíces
históricas y culturales, que afecta principalmente a las mujeres, los niños, las personas
con discapacidad y adultos mayores” (Vargas, 2014, p.33), éstos como quienes la
resienten, siendo víctimas de distintas agresiones (físicas, económicas, psicológicas,
sexuales), o sufriendo las consecuencias de este tipo de hechos.
21
Es por eso, que es importante comprender que parte de los comportamientos de
la violencia intrafamiliar tienen consecuencias complejas, múltiples y variadas,
presentándose no sólo en el campo de la salud, sino también, en el plano jurídico,
político, económico y social. Al costo incalculable de dolor y sufrimiento personal de las
víctimas, se agrega el deterioro en la calidad de vida, la pérdida de años de vida
saludable, trastornos en la integridad física, psicológica, social y económica. Además,
deja lesiones físicas, deteriora las relaciones familiares, disminuye la participación social
de las víctimas, altera la condición mental produciendo depresión, ansiedad y
somatización que afecta el desempeño en el trabajo y en el funcionamiento social. Estos
efectos pueden presentarse a corto, mediano o largo plazo y su intensidad puede ser
leve, moderada o severa. Asimismo, la violencia intrafamiliar puede presentarse como
un suceso esporádico o ser un fenómeno crónico. Es decir, los efectos pueden ser
profundamente negativos, generando no solo un alteramiento y tensión al interior del
hogar, sino también en su cotidianidad y los contextos en que habitúa la persona
agredida (vínculo familiar, amigos, estudio, entre otros) (Vargas, 2014).
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regulación de la organización familiar (disciplinamiento y control) ocasionándose algún
tipo de daño en la “víctima” ya sea físico y/o psicosocial (Molas, 2000). Frente a ello, se
comprende como toda acción “que produce daño a la integridad física de una persona,
adulta o menor de edad, y que se manifiesta mediante la acción del agresor contra el
cuerpo de la víctima” (Loli, 2007, p.126), pues, el ejercicio de la violencia física al estar
representada por el empleo de la fuerza física, realizada en forma de golpes, empujones,
patadas y lesiones, provocadas con distintos objetos o armas corto pulsantes en
capacidad de generar heridas leves o graves, en ocasiones, puede terminar en suicidios
u homicidios y se manifiesta por la aparición de hematomas, magulladuras, moretones,
heridas, fracturas, dislocaciones, cortes, pinchazos, lesiones internas, asfixia o
ahogamiento (Portal Web Mi Compañero, 2018).
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dominación que se origina. Cuando la misma se expone a alguna consulta médica o
demanda, es a partir de ello en donde se entiende que la misma no solo tiene un
antecedente, sino que también unos niveles en términos de agresiones que poco a poco
han ido generando una gravedad mucho mayor.
Se considera como víctima de abuso sexual a aquellas personas que por la etapa
del desarrollo en la que se encuentran, por el tipo de vínculo que mantienen con el
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agresor o por sus condiciones psicológicas o físicas (minusválidos, deformación física,
limitación de escucha, incapacidad para comunicarse verbalmente o ancianos) no se
hayan en condiciones (en acuerdo con el sistema de normas del social-histórico) de
consentir, en forma libre y responsable, sobre su participación en las actividades
sexuales a las que son sometidos, y por el contrario, se aprovechan de dichas
condiciones que para el agresor son fundamentales para ejercer violencia sexual. De
igual manera, esto no indica que estas personas con estas particularidades no puedan
consentir, en forma libre y responsable con la persona que ellas quieran o expresen
emociones para que ello sea posible, no obstante, la violencia sexual también recae en
personas como éstas (Molas, 2000).
Incluso, al tener sentimientos con el actor, que es agresor, y que vive o no convive
con la pareja, el mismo o la misma, pero que expresa más en mujeres afectadas por esta
situación, donde el victimario tiene la posibilidad de ejercer violencia intrafamiliar a través
de la violencia sexual, puesto que la “sexualidad es considerada como una obligación de
la esposa, y por lo tanto la violencia relacionada con la misma no es denunciada. Los
ciclos de violencia son los típicos: el padre maltrata a la madre y hasta a los hijos”
(Vásquez, Alarcón & Amarís, 2008, p.195). Es decir, se normalizan ciertas prácticas de
violencia sexual como en la relación sexual, y en su efecto, se constituye en una forma
de agresión y humillación que silenciadamente las mujeres conviven. Si la pareja, actor
agresor, está obligando o forzando a tener relaciones sexuales, presionado para que
realice actos sexuales que no desea o que usted considera humillantes, está ejerciendo
violencia sexual en contra de la persona víctima, aunque no se lo diga al actor agresor
(Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia -UNICEF-, 2009).
Se puede comprender este concepto como toda acción u omisión que cause daño
emocional en las personas, y que se manifiesta mediante ofensas verbales, amenazas,
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gestos despreciativos, indiferencia, silencios, descalificaciones, ridiculizaciones, y
además, que afecta a cualquier persona sin importar condición étnica, estrato, edad
específica, entre otras características sociodemográficas o socioculturales, y que
evidentemente, puede bloquear constantemente proyectos o planes de vida de los
mismos (Loli, 2007).
(…) es toda acción que cause dolor, perturbación emocional, alteración nerviosa o
disminución de la autoestima de la mujer o del familiar agredido. También es la
intimidación o amenaza sobre otro miembro de la familia, infundiendo miedo o temor a
sufrir un mal grave contra su persona o contra la de ascendientes, descendientes o afines
hasta el segundo grado. En el ámbito de la salud los síntomas de la Violencia psicológica
son: Baja autoestima, desmotivación, ansiedad, intento de suicidio, estrés, bulimia,
insomnio, cansancio, falta de ánimo, negligencia, abandono, desnutrición (Espinoza &
Garcés, 2009, p.24, citando a Ardoya, 1995).
Tercero, que quienes han sufrido mayormente este tipo de violencias son las
mujeres, pero no se descartan otros grupos de edades, sobre todo cuando su
condición es más vulnerable que otros.
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Y cuarto, las consecuencias generadas en relación a la violencia psicológica
además de impactar negativamente en un tema de autoestima en la persona que
evidentemente tiene que ver con su completo bienestar físico y mental sus
implicaciones pueden ser complejas de lo que parece, pues, el tema emocional
juega un papel preponderante, como también, lo social puesto que, las actividades
que la persona agredida ejerce se pueden ver afectadas, como el colegio, el
trabajo, la relación con la familia, amigos, entre otros contextos y espacios de
socialización permanente de las personas en las relaciones humanas.
Así pues, la violencia psicológica constituye una problemática para las personas
quienes la viven porque dicha experiencia de afectación no es la mejor en sus vidas,
pero también, porque puede ser una traba para sus proyecciones de vida, ya que la
misma ha tenido afectaciones a la dignidad. De esta manera, es clave comprenderla
como un conjunto de comportamientos que producen daño emocional a un miembro de
la familia, donde el actor agresor/a es conyugue o ex conyugue, el mismo que se va
acentuando y consolidando con el tiempo (insultos, amenazas, hostigamiento, posesión,
etc.). Su objetivo es intimidar y/o controlar a la víctima, quien sufre una progresiva
debilitación psicológica y presenta cuadros depresivos que en su grado máximo pueden
desembocar en suicidio (Espinoza & Garcés, 2009, citando a Fairman, 2005).
Este tipo de violencia es muy frecuente en las prácticas cotidianas de los hogares,
pero también es frecuente, pero acallada. La “violencia económica cuando el proveedor
principal utiliza el dinero para ejercer control sobre los demás integrantes de su hogar”
(Mateus, 2009, p.10).
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Generalmente, quien es el principal actor quien utiliza el dinero es el hombre,
aunque ello no justifica que la mujer sea quien genere recursos económicos al interior
del hogar, pero es el hombre que en términos generales ha relegado a los demás
integrantes de la familia, en participar en la utilización del mismo. De todas maneras, no
se puede negar, que este tipo de violencias puede ser vividas, en relación de las
afectaciones como víctimas, a cualquier persona, sin edad, sexo, género, estrato y etnia
especifica. En muchas familias es el marido o pareja quien trabaja fuera del hogar para
traer el dinero. En estos casos, si la pareja o marido, a pesar de tener dinero, no le da
suficiente para cubrir las necesidades mínimas de la familia, convivan o no (pues, en el
marco de la violencia intrafamiliar el actor agresor puede ser un conyugue o ex conyugue,
ya que, lo que los une son los hijos que hacen parte de la conformación familiar), o la
controla por medio del dinero, controla todo lo que gasta o lo que usted gana, le prohíbe
trabajar o le prohíbe tomar decisiones de cómo se gastará el dinero de la casa, está
viviendo violencia económica (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia -UNICEF-
, 2009).
(…) individuos viven sumergidos en una cultura patriarcal, en la que las relaciones de
poder entre los géneros son estructuradas por situaciones que proporcionan a los
hombres el control y el dominio en el hogar, por ser éste el que suministra a los miembros
de la familia los recursos económicos y la alimentación, mientras que a las mujeres les
toca permanecer en el hogar, garantizar el orden del mismo, al tiempo que deben
mantener sexualmente satisfecho al esposo, porque de lo contrario éste puede buscar
otra pareja para satisfacer sus necesidades (Vásquez, Alarcón & Amarís, 2008, p.185).
Esto quiere decir entonces, que tanto para la violencia económica en el marco de
la violencia intrafamiliar, como también para otras tipologías que comportan alrededor de
él, evidentemente la génesis del fenómeno problemático radica en el sistema patriarcal
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y machista que genera prototipos de comportamiento, sobre todo en los hombres, que lo
reproducen al interior del hogar. Evidentemente, la violencia económica es una forma de
violencia compleja y aguda por las formas de dependencias que tienen las familias
alrededor de los recursos económicos. Así pues, las personas afectadas “mantienen con
el agresor generalmente una relación de subordinación y dependencia económica”
(Vásquez, Alarcón & Amarís, 2008, p.205). La violencia económica se relaciona
profundamente con el abuso del dominio financiero en el hogar. El/la maltratador/a
controla el dinero, toma las decisiones sobre su uso e incluso llega a impedir que la otra
persona trabaje, generando limitantes que se entrelazan con otras formas de violencia,
como la psicológica (García, 2018).
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profesores y directivos de seis instituciones educativas públicas y privadas ubicadas en
el barrio Las Flores de la ciudad de Barranquilla; siete funcionarios de: Comisarías de
familia, inspectores de policía, juez de familia, educadores de familia; veinticuatro
pobladores del barrio, entre los que se encuentran: líderes comunales, miembros de
asociaciones de padres de familia y madres (Vásquez, Alarcón & Amarís, 2008). Los
hallazgos explicitaron que:
(…) los comportamientos de violencia intrafamiliar (VIF) que se presentan en el barrio Las
Flores se deben al hecho de que los individuos viven sumergidos en una cultura
patriarcal, en la que las relaciones de poder entre los géneros son estructuradas por
situaciones que proporcionan a los hombres el control y el dominio en el hogar, por ser
éste el que suministra a los miembros de la familia los recursos económicos y la
alimentación, mientras que a las mujeres les toca permanecer en el hogar, garantizar el
orden del mismo, al tiempo que deben mantener sexualmente satisfecho al esposo,
porque de lo contrario éste puede buscar otra pareja para satisfacer sus necesidades
(Vásquez, Alarcón & Amarís, 2008, p.185).
Por otra parte, se hallaron índices mínimos de violencia sexual; ello entonces no
indica que no se presente este tipo de violencia en el marco mismo de la violencia
intrafamiliar, sino que la sexualidad es considerada como una obligación de la esposa,
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y, por lo tanto, la violencia relacionada con la misma no es denunciada. Los ciclos de
violencia son los típicos: el padre maltrata a la madre y está a los hijos (Vásquez, Alarcón
& Amarís, 2008). Además, la no denuncia en razón del miedo se origina en los
sentimientos de la víctima, incluyéndole la falta de apoyo de las autoridades a las que
les corresponde el trámite, donde también favorece la determinación de iniciar el trámite
o desistir de él (Vásquez, Alarcón & Amarís, 2008). En conclusión, se expresa que:
La violencia intrafamiliar en el barrio las Flores es una problemática que se presenta por
ciclos, en la que el agresor pasa a ser víctima: el padre golpea a la madre, ésta al hijo y
éste cuando crece golpea al padre, y de esta forma se termina el ciclo y aumentan los
índices de violencia. También se presentan ciclos respecto a los episodios violentos: el
agresor ofende a la familia y luego vuelve a ser un miembro tranquilo y confiable, para
después de un tiempo volver a agredirlos por períodos de tiempo cortos, pero de gran
intensidad en cuanto al daño psicológico (Vásquez, Alarcón & Amarís, 2008, p.205).
Posteriormente, sus hallazgos muestran que “la mayoría del personal del Hospital
Gral. Las Heras de Tupungato, no ha recibido capacitación en el último año” (Aguilera,
31
Pérez & Ortiz, 2008, p.80). También, se observó que el “42,85% del personal profesional
de enfermería del Hospital Gral. Las Heras, no recibió ningún tipo de capacitación sobre
violencia intrafamiliar en el último año. Al igual que el 37,21% del personal auxiliar
tampoco realizó capacitación alguna” (Aguilera, Pérez & Ortiz, 2008, p.81). Además, se
evidencia que el 52,38 % del personal profesional de enfermería del Hospital Gral. Las
Heras están dispuestos a recibir capacitación, el 9,52% de los auxiliares no está
dispuesto a capacitarse, Entre los enfermeros, profesionales, está el 9,53% que no desea
capacitarse. Mientras que los auxiliares 28,57 % se predispone a la capacitación
(Aguilera, Pérez & Ortiz, 2008). En la investigación se indica que un “80% de los
enfermeros del Hospital Gral. Las Heras están dispuestas a capacitarse sobre la temática
de violencia intrafamiliar. Debido a que creen que es de suma importancia tener los
conocimientos del tema y la debida instrucción para abordarlo” (Aguilera, Pérez & Ortiz,
2008, p.89).
La tesis concluye en que el personal de enfermería del Hospital Gral. Las Heras
de Tupungato no poseen los conocimientos o herramientas necesarias para la detección,
abordaje y seguimiento de casos de violencia intra-familiar. Se pudo observar que el
mismo no se encuentra capacitado para valorar factores de riesgo o situaciones de
vulnerabilidad en el tema de violencia, requisitos fundamentales para que estos casos
puedan ser evaluados e intervenidos por el equipo interdisciplinario correspondiente, y
así realizar el diagnóstico y estrategias adecuadas, lo que fundamenta la hipótesis de
nuestro trabajo (Aguilera, Pérez & Ortiz, 2008).
32
etnográfico se aplican entrevistas semiestructuradas aplicadas a los funcionarios
responsables del nivel operativo. En los resultados se describe que:
De acuerdo con los testimonios recolectados, los eventos de salud mental con mayor
reporte en la localidad están relacionados con el consumo de sustancias psicoactivas,
conducta suicida y depresión, reconocidos como factores de riesgo para la VIF. Desde la
Intervención psicosocial se concibe la prevención como el conjunto de acciones que
permiten la reducción de dichos factores. Por medio de su identificación y atención
terapéutica, se considera que es posible impedir la ocurrencia de agresiones y maltratos
al interior de los hogares (Mateus, 2009, p.57).
33
requieren un control terapéutico más amplio, pues, implica un proceso de
acompañamiento que perdure en el tiempo y permita evidenciar los cambios
significativos (Mateus, 2009).
Los resultados muestran que el 73.2% de los encuestados contestó que sus
padres nunca los ignoran y el 10.4% que rara vez. Esto nos indica que la mayor parte de
los alumnos son tomados muy en cuenta por sus padres. Sin embargo, existe un 9.8 %
34
que señala que algunas veces son ignorados por sus padres, y un porcentaje acumulado
del 6.6% de alumnos que perciben que generalmente no son tomados en cuenta
(Espinoza & Garcés, 2009). “El 82.5% de los alumnos indica que nunca han sufrido de
falta de alimentación, vestido o cuidados en términos generales. Un porcentaje del 11.5%
lo ve como una realidad palpable que sucede por negligencia y/o falta de recursos
económicos” (Espinoza & Garcés, 2009, p.82). Adicionalmente, “el 61,7% de los padres
no cae en críticas, humillaciones ni burlas hacia sus hijos. El 7,7% lo hace rara vez, y el
30,6 % suele hacerlo con cierta frecuencia” (Espinoza & Garcés, 2009, p.87). En el
41,5% de los casos los padres no gritan a sus hijos cuando les llaman la atención, un
17,5% lo hace rara vez, mientras que el 22,4% algunas veces. El 18,6% lo utiliza
generalmente como recurso para reprender a sus hijos cuando se portan mal o no tienen
el desempeño que ellos esperan en la escuela (Espinoza & Garcés, 2009).
Incluso, afirman los autores que el 80,3% de los padres no tiene esta costumbre
y sabe manejar situaciones difíciles, de stress e ira sin recurrir a alguna acritud que
implique o demuestre violencia. El 9,8% de los casos lo hace algunas veces, y el 4,9 %
lo tiene como costumbre (Espinoza & Garcés, 2009). La mayoría de los niños (60.7%)
no tiene miedo a sus padres y se sienten cómodos con el ambiente familiar, sin embargo,
hay un porcentaje muy elevado (30%) de niños que les temen a sus padres por diferentes
circunstancias (Espinoza & Garcés, 2009). La tesis concluye en que:
35
Por la escasa comunicación al interior de la familia un buen número de padres no conoce
la situación emocional de su hijo y menos como se siente en la escuela, lo que se
evidenció en los resultados obtenidos. La violencia física y la negligencia en las familias
constituyen algunos motivos por las cuales algunos chicos dejan a su familia,
exponiéndose a muchos abusos y a explotación sexual (Espinoza & Garcés, 2009,
p.211).
Los resultados muestran que “la mayoría de los estudiantes no tienen una relación
abierta de confianza y comunicación con sus padres, aspecto que sin duda influye en el
bajo rendimiento académico por encontrarse clasificada como un tipo de violencia
intrafamiliar de carácter sicológico” (Rivadeneira, 2011, p.76). Adicionalmente, afirma
que la falta de dinero (29,69%), la prepotencia (28,13%) y el alcoholismo (27,34%) son
los factores más frecuentes como causantes de la violencia en el hogar. Sin embargo,
los malos entendidos y el uso de algún tipo de droga (14,85%) también son causa de
irrumpir en la tranquilidad de la familia (Rivadeneira, 2011). “El 85.94% de los estudiantes
indican que quienes inician la violencia en su familia son Padre o la Madre y el 14.06%
expresan que son los Hermanos/as, Abuelos o el mismo estudiante quienes inician la
violencia” (Rivadeneira, 2011, p.78).
36
Posteriormente, se deduce en que “el 38.28% de la población encuestada
manifiesta haber sido agredida físicamente, el 47.66% dice ser maltratada de forma
verbal a través de discusiones o insultos, de manera sicológica el 14.06%” (Rivadeneira,
2011, p.80). Paralelamente, argumenta que el 60.16% de los estudiantes considera que
quienes deben ayudarles para mejorar el rendimiento son los profesores y los familiares.
El 14.84% dicen que el DOBE y el Juzgado de la Niñez y Adolescencia son los indicados
para ayudarles a mejorar su rendimiento. Sin embargo, el 25% manifiestan que todos
deberían contribuir en el mejoramiento de su rendimiento académico en perspectiva de
ser más integrales en donde la familia, la escuela y entidades institucionales sean los
actores que se hallen al servicio de los estudiantes como tal (Rivadeneira, 2011). En
conclusión, se halló que:
Además, lo siguiente:
37
padres y, (3) la presencia de variables clínicas que permitan predecir la conducta violenta
del menor. El diseño del presente estudio es descriptivo exploratorio, de corte transversal
y carácter prospectivo de un solo grupo constituido por una muestra incidental, donde el
instrumento fue la entrevista. Los participantes del presente estudio fueron pacientes que
acudieron a la Clínica Universitaria de Psicología de la Universidad Complutense de
Madrid con el fin de recibir asistencia psicológica por encontrarse en una situación
relacionada con la violencia ascendente. En total 114 menores fueron sometidos al
proceso de evaluación completo en la Clínica Universitaria de Psicología desde 2007
hasta enero de 2012.
Frente a ello, se puede decir que evidentemente existen prácticas cotidianas que
se expresan en los menores entrevistados en diversidades de actos que comportan una
forma de agresión al interior del hogar. Posteriormente, la autora afirma que el mayor
porcentaje estuvo constituido por aquellos menores que no informaron de haber causado
ningún tipo de lesión en sus padres (71,1%; n= 81). Sin embargo, de aquellos menores
que sí reconocieron la presencia de daños, el 15% (n= 17) informó de haber provocado
cortes o contusiones leves frente al 2,6% (n= 3) que informaron de cortes o contusiones
graves (González, 2012). Adicionalmente, se resalta que:
En cuanto al tipo de comportamientos agresivos emitidos por los padres en la interacción y/o en
presencia de los menores cabe destacar que, el 94,3% (n= 84) de éstos reconoció haber
observado comportamientos agresivos a nivel verbal en los padres. En cuanto a las conductas
38
agresivas a nivel físico, el 39,2% de los menores (n= 35) informó de haber observado a sus padres
emitiendo comportamientos agresivos físicos dirigidos a objetos frente al 60,6% (n= 54) que
observó a sus padres emitir estos comportamientos violentos físicos dirigidos a personas. En
relación a las conductas violentas por omisión, el 39,3% (n= 35) informaron de haberlas
presenciado en el caso de sus padres. Por último, en cuanto a la combinación de este tipo de
comportamientos, el 39,3% (n= 35) informó de haber observado en sus padres conductas violentas
a nivel verbal y física hacia objetos, frente al 56,1% (n= 50) que observó conductas agresivas
verbales y físicas dirigidas a personas (González, 2012, p.335).
39
Otra de las investigaciones halladas en el ámbito internacional es la de Baader
Bade en el año 2014, tesis para optar al grado de Magíster en Psicología, mención
Psicología Clínica Infanto Juvenil en la Universidad de Chile, Facultad de Ciencias
Sociales, Facultad de Medicina, Departamento de Psicología, que tiene como finalidad
entender cuáles son los significados otorgados por los niños a las experiencias de
violencia intrafamiliar a las que han estado, o se encuentran actualmente expuestos, y
por otra, cómo se organiza el desarrollo psicológico de los mismos. En la metodología,
se recurre a la cualitativa. El estudio cuenta por su parte con un diseño de estudio de
casos. La muestra de la presente investigación fue seleccionada de manera deliberada
e intencional, puesto que los niños participantes fueron elegidos respecto del grado en
que cumplían con los criterios o atributos establecidos previamente. Con respecto a los
criterios de inclusión, todos los niños fueron derivados al Programa de Intervención Breve
desde Tribunales de Familia de Valparaíso, producto de una medida de protección
decretada por violencia intrafamiliar. Posteriormente, se aplicaron entrevistas para
dialogar con los sujetos seleccionados.
Según la significación de los propios niños, en cinco de los seis casos ha existido o existe
violencia entre los padres. De estos cinco casos, en cuatro la violencia es cruzada (tanto
de su padre hacia su madre como viceversa) y en una es ejercida por parte del padre
hacia la madre. De los cinco casos, en tres de éstos la violencia es de tipo verbal, y en
otros dos es tanto verbal como física (Baader, 2014, p.85).
De un total de seis niños, tres de éstos reconoce que ha existido o existe violencia en
contra de ellos mismos. De los tres casos, una niña refiere que la violencia ejercida en su
contra ha sido física y psicológica, un niño reconoce que ha sido sólo psicológica, y
finalmente, un último niño refiere que ha sido descuidado por la madre (Baader, 2014,
p.85).
40
Paralelamente, se destaca que:
En relación a la violencia entre los padres, dos niñas coinciden al señalar que dicha
violencia es en parte ocasionada por el consumo de alcohol del padre. También es
posible apreciar que los niños significan como motivo de violencia entre los padres a las
diferencias de pensamientos entre los mismos, a dificultades de índole económicas, a
problemas personales del padre y a la dificultad de los progenitores para hablar (Baader,
2014, p.85).
41
y el muestreo se definió en una técnica de muestreo no probabilístico, la bola de nieve,
la cual consistió en seleccionar al azar a los jóvenes estudiantes.
42
En conclusión, se puede resaltar lo siguiente:
Los hallazgos encontrados permiten ampliar la comprensión del problema del maltrato en
la infancia, más allá de los datos estadísticos. Aparecen narraciones muy concretas que
permiten identificar la persistencia del modelo patriarcal como un factor desencadenante
del maltrato, unido a éste se encuentra el consumo de alcohol, la aceptación de las
madres del rol estereotipado de ser mujeres y madres, sin muchas transformaciones en
su pensamiento, que hacen que reciban el maltrato infligido por sus esposos de una
manera pasiva y transmitiéndoles a sus hijas/os unos patrones culturales y unas
creencias firmemente arraigadas de lo que se espera de ser hombre o mujer (Vargas,
2014, p.118).
Se entenderá por acto de violencia intrafamiliar, todo maltrato que afecte la salud física o
psíquica de quien, aun siendo mayor de edad, tenga respecto del ofensor la calidad de
ascendiente, cónyuge o conviviente o, siendo menor de edad o discapacitado, tenga a su
respecto la calidad de descendiente, adoptado, pupilo, colateral consanguíneo hasta el
cuarto grado inclusive, o esté bajo el cuidado o dependencia de cualquiera de los
integrantes del grupo familiar que vive bajo un mismo techo (Car Silva, 2016, p.22).
43
Este marco, no solo tiene una concepción definitoria de un hecho victimizante
presente en el contexto chileno, sino que también se constituye en un reconocimiento de
la visibilidad del fenómeno como tal. Evidentemente, el proceso ha marcado la necesidad
de seguir generando mecanismos legales que tengan un carácter sancionatorio en
función de la violencia intrafamiliar, y por eso, concluye la autora en que:
44
de la temática en Bogotá en el último año, incluso, valorando que existen ejercicios de
coyuntura de instituciones oficiales como la Fiscalía Bogotá, pero es inexistente un
ejercicio académico al respecto de la realidad para analizar las causas entre enero y
diciembre del 2017. Adicionalmente, pese a que ha habido esfuerzos por entender las
causas del fenómeno complejo, solo se especifica delimitadamente en un grupo o
comunidad en particular, lo cual también hace novedosa este trabajo de investigación,
permitiéndola definir como Exploratoria y Descriptiva.
45
CAPÍTULO III. MARCO LEGAL
Ley 294 de 1996 Desarrolla el artículo 42 de la Constitución Política y dicta normas para prevenir,
modificada remediar y sancionar la violencia intrafamiliar. Concepto de familia y sus integrantes.
parcialmente por la Señala los principios para su interpretación. Política de protección a la familia.
Ley 575 de 2000
Ley 599 de 2000, Código Penal Colombiano, en sus artículos 229, 230 y 230 A, tipificó los delitos de
modifica- da Violencia Intrafamiliar, Maltrato, mediante restricción de libertad física y Ejercicio
parcialmente por la arbitrario de la custodia de hijo menor de edad.
Ley 1142 de 2007
Decreto 652 de 2001 Por el cual se reglamenta la Ley 294 de 1996 reformada parcialmente por la Ley 575 de
2000.
Decisiones, deberes, intervención del Defensor de familia y del Ministerio Público.
Informalidad de la petición de medida de protección, término para presentar la petición
de medidas de protección, corrección de la petición y deber de información, término
y trámite de la audiencia e inasistencia de las partes, criterios para adelantar la
conciliación y medidas de protección, prueba pericial, arresto, cumplimiento de las
medidas de protección, sanciones por incumplimiento y trámite de apelación.
Ley 823 de 2003 Por la cual se dictan normas sobre igualdad de oportunidades para las mujeres en
los ámbitos público y privado.
Ley 906 de 2004 Por cual se expide el Código de Procedimiento Penal. Derechos de las víctimas.
modifica- da Competencia de los jueces penales municipales.
parcialmente por la
Ley 1142 de 2007
Ley 882 de 2004 Por medio de la cual se modifica el artículo 229 de la Ley 599 de 2000.
Delito de Violencia intrafamiliar.
Ley 1098 de 2006 Por la cual se expide el Código de la Infancia y la Adolescencia.
Protección integral y perspectiva de género.
Misión de las Comisarías de Familia: prevenir, garantizar, restablecer y reparar los
derechos de los miembros de la familia conculcados por situaciones de violencia
intrafamiliar, y las demás establecidas en la citada Ley.
46
REFERENTE DISPOSICIONES PRINCIPALES
Decreto 4840 de Por el cual se reglamentan los arts. 52, 77, 79, 82, 83,
2007 84, 86, 87, 96, 98, 99,100, 105, 111 y 205 de la ley 1098
de 2006.
Creación, competencia y funciones.
Ley 1257 de 2008 Por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de
violencia y discriminación contra las mujeres, se reforman los Códigos Penal, de
Procedimiento Penal, la Ley 294 de 1996 y se dictan otras disposiciones. Definición
de violencia contra la mujer, concepto de daño contra la mujer, principios de
interpretación, derechos de las víctimas de violencia deberes de la familia y la
sociedad, medidas de sensibilización y prevención, medidas de protección, medidas de
atención.
Decreto 164 e 2010 Crea una Comisión Intersectorial denominada "Mesa Interinstitucional para Erradicar
la Violencia contra las Mujeres".
Decreto 4463 de Reglamenta el artículo 12 de la Ley 1257 de 2008. Define acciones para promover
2011 el reconocimiento social y económico del trabajo de las mujeres, imple- menta
mecanismos para hacer efectivo el derecho a la igualdad salarial y desarrollar
campañas de erradicación de todo acto de discriminación y violencia contra las
mujeres en el ámbito laboral.
Decreto 4799 de Se reglamentan parcialmente las Leyes 294 de 1996, 575 de 2000 y 1257 de 2008.
2011 Competencias de las Comisarías de Familia, la Fiscalía General de la Nación, los
Juzgados Civiles y los Jueces de Control de Garantías. Imposición de las medidas de
protección. Derecho de las mujeres a no ser confrontadas con el agresor, incumplimiento
de las medidas de protección por parte del agresor, notificaciones, medidas de protección
y conciliación. Definición de lineamientos técnicos por parte del Ministerio de Justicia y del
Derecho.
47
REFERENTE DISPOSICIONES PRINCIPALES
Ley 1542 de 2012 Se reforma el artículo 74 de la Ley 906 de 2004, Código de Procedimiento Penal.
Se suprime del numeral 2, del artículo 74 de la Ley 906 del 2004, modificado por
el artículo 108 de la Ley 1453 de 2011, las expresiones: violencia intrafamiliar (C.
P. artículo 229) e inasistencia alimentaria (C. P. artículo 233).
En consecuencia, la pena privativa de la libertad por la comisión del delito de
violencia intrafamiliar será la vigente de cuatro (4) a ocho (8) años con los
aumentos previstos en el artículo 33 de la Ley 1142 de 2007, que modificó el
artículo 229 de la Ley 599 de 2000, Código Penal.
Se adiciona al artículo 74 de la Ley 906 de 2004, el siguiente parágrafo: En todos
los casos en que se tenga conocimiento de la comisión de conductas relaciona-
das con presuntos delitos de violencia contra la mujer, las autoridades
judiciales investigarán de oficio, en cumplimiento de la obligación de actuar con
la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra las
mujeres consagrada en el artículo 7° literal b) de la Convención de Belém do
Pará, ratificada por el Estado colombiano mediante la Ley 248 de 1995. Se
adiciona un inciso al numeral 4 del artículo 38 A de la Ley 599 del 2000, del
siguiente tenor: Para la verificación del cumplimiento de este presupuesto, en
los delitos de violencia intrafamiliar, la decisión del juez de ejecución de penas
y medidas de seguridad deberá ser precedida de un concepto técnico favorable
de un
equipo interdisciplinario de Medicina Legal.
Decreto 2733 de 2012 Se reglamenta el artículo 23 de la Ley 1257 de 2008. Requisitos para la
procedencia de la deducción.
Decreto 2734 de 2012 Se reglamentan las medidas de atención a las mujeres víctimas de violencia.
Criterios, condiciones y procedimiento para el otorgamiento de las medidas de
atención definidas en el artículo 19 de la Ley 1257 de 2008.
Resolución No. 459 de Se adopta el protocolo y modelo de atención integral en salud para víctimas
2012 de violencia sexual.
Decreto 1930 de 2013 Adopta la Política Pública Nacional de Equidad de Género y se crea la comisión
intersectorial.
48
REFERENTE DISPOSICIONES PRINCIPALES
Resolución No. 163 de 2013 Por la cual se establecen los lineamientos técnicos en materia
de competencias, procedimientos y acciones relacionadas con
las funciones de la atención a las víctimas de la violencia basada
en género, por parte de las Comisarías de Familia y otras
autoridades administrativas con funciones jurisdiccionales.
Resolución 2013 No. 1895 de Por la cual se asignan recursos para la financiación de las
medidas de atención a las mujeres víctimas de violencia, de que
tratan los literales a) y b) del artículo 19 de la Ley 1257 de 2008,
para la vigencia fiscal 2013.
Ley 1719 de 2014 Por la cual se modifican algunos artículos de las Leyes 599 de
2000, 906 de 2004 y se adoptan medidas para garantizar el
acceso a la justicia de las víctimas de violencia sexual, en especial
la violencia sexual con ocasión del conflicto armado, y se dictan
otras disposiciones. Capítulo V: Atención en Salud.
Capítulo VII: Fortalecimiento de la política de derechos sexuales y
reproductivos, salud sexual y reproductiva, equidad y violencia
basada en género. Sistema unifica- do de información sobre
violencia sexual. Comité de
Seguimiento.
Fuente: Ministerio de Justicia de Colombia, 2014. Guía Pedagógica para Comisarías de Familia
sobre el procedimiento para el abordaje de la violencia intrafamiliar con enfoque de género.
49
CAPÍTULO IV. MARCO METODOLÓGICO
50
4.2. Enfoque y Diseño metodológico:
51
En primer lugar, se tuvieron en cuenta aquellos documentos productos de la
Fiscalía en Bogotá, que tiene consolidados en relación a los casos que se
evidencian en la ciudad, específicamente, sobre el tema de violencia intrafamiliar.
52
4.3 consideraciones éticas del trabajo de grado “causas de la violencia
intrafamiliar en Bogotá 2017”
53
de revelar dicha información, en aras de cumplir un objeto constitucionalmente
legítimo.
b. Principio de finalidad: La obtención y recopilación de datos debe someterse a la
realización de una finalidad legítima, previamente establecida, como en el
presente caso: la elaboración de un trabajo de grado.
c. Principio de necesidad: la información personal que deba ser objeto de
divulgación, se limita estrechamente a aquella que guarda relación de conexidad
con la finalidad pretendida mediante su revelación.
d. Principio de veracidad: los datos personales que se puedan revelar, correspondan
a situaciones reales. Se prohíbe la divulgación de datos falsos.
e. Principio de integridad: La información que sea objeto de divulgación debe
suministrarse de manera completa. Se prohíbe La divulgación de información
incompleta, fraccionada.
Adicionalmente para la elaboración del presente trabajo hay prohibición expresa para
revelar datos personales como direcciones, teléfonos, fotografías que hagan relación con
casos que se hayan investigado o se investiguen, en especial aquella que se refiera a
personas consideradas potencialmente más vulnerables como: Niños, embarazadas,
personas privadas de la libertad, personas con discapacidad mental, personas en
condiciones de vulnerabilidad económica, o información que pueda conducir a trato
discriminatorio.
La utilización de la información base de este trabajo está sujeta a expresa prohibición
para divulgar nombres, lugares, fechas y datos específicos contenidos en las denuncias
e investigaciones recibidas en el CAPIV y la Unidad de Armonía Familiar de Bogotá.
Cordialmente,
54
CAPÍTULO V. RESULTADOS Y ANÁLISIS
55
5.1. Condiciones sociodemográficas de las víctimas de violencia intrafamiliar en
Bogotá D.C, en el año 2017
Teniendo en cuenta que el propósito central de este trabajo de grado es describir las
causas de la violencia intrafamiliar en Bogotá, en el año 2017, se plantea entonces en
este apartado desarrollar una de sus finalidades específicas, y tiene que ver con
caracterizar las condiciones sociodemográficas de las víctimas de violencia intrafamiliar
en dicho contexto capitalino de Colombia.
A partir del suministro de datos, se puede afirmar que el total de las denuncias por
el delito de Violencia Intrafamiliar de hechos ocurridos en Bogotá, en el periodo
comprendido entre el 1 de enero de 2017 hasta 31 de diciembre de 2017, son 31.177,
lo que implica que se trata de un fenómeno de violencia de gran trascendencia en el
contexto capitalino, y que evidentemente, cifras que son preocupantes no solo para las
56
instituciones o entidades encargadas de su investigación y judicialización, sino también,
para la misma academia puesto que dicho reporte es sumamente revelador en la medida
en que la violencia intrafamiliar se da en el ámbito privado, lo que ha dificultado la
posibilidad de dimensionar el problema, en sus verdaderas proporciones, donde ciertos
comportamientos violentos ejecutados por el perpetrador/a o agresor/a incluso se han
legitimado como herramientas útiles para educar, mantener el control, forma de
dominación, atemorizar, y a su vez, paradójicamente, validado por los victimarios/as para
resolver sus conflictos (Caicedo, 2005).
57
Adicionalmente, esta cifra presentada es reveladora y tensionante a los ojos de la
sociedad bogotana y el mensaje en las familias, puesto que, la familia es una entidad
social histórica, no en vano es considerada como la primer institución formadora de seres
humanos, donde inculca valores, experiencias, vivencias, conocimientos, entre otros
aspectos, que se consideran importante para el comportamiento y la convivencia de las
generaciones no solo en la capital de Colombia, territorio objeto de ésta investigación,
sino también en la sociedad en su conjunto, siendo sumamente preocupante, porque
partir de las experiencias familiares se conformar los distintos tipos de violencia que
caracterizan la violencia que caracterizan la violencia intrafamiliar.
(…) Para la familia, puesto que es causa de desintegración familiar, quienes viven y
crecen en el círculo de la violencia, tienden a repetir estos patronos de conducta en su
vida adulta; los niños y niñas que sufren la violencia intrafamiliar en el hogar, serán en el
futuro abusadores o abusados (Gómez, 2015, p.21).
58
De acuerdo con lo anterior, a partir de la revelación de la cifra de violencia
intrafamiliar en Bogotá D.C, los impactos en las víctimas en la ciudad capitalina por lo
que tiene como génesis, pero también por sus consecuencias, es fundamental reconocer
entonces las edades en que se presenta la problemática1.
Figura 1. Edad de las víctimas de violencia intrafamiliar entre enero – diciembre 2017.
EDAD
949, 3%
12369, 40%
Fuente: Elaboración propia (2018). Caracterización: Edad. Gráfico Circular 3D, Figura 1.
1
Teniendo en cuenta que la base de datos reveló 31.177 casos denunciados de Violencia
Intrafamiliar, se procesó, consolidó y sistematizó de la información de acuerdo a rangos de edad,
para permitir generar un reconocimiento de las edades por grupos etarios en donde se distingan
menores de edad, jóvenes mayores de edad, adultos a partir de los 27 años y personas mayores.
59
representando un 3% en la gráfica Circular 3D, entre los 0 a 17 años de edad. Sin
embargo, es preciso resaltar que la información suministrada por el CAPIV y la Dirección
Seccional de Fiscalías de Bogotá, hace especial énfasis en las víctimas de la violencia
directa, no entra en el detalle de los efectos de la violencia indirecta, respecto de aquellos
que están en un escenario de agresiones en su cotidianidad. En este contexto, con
frecuencia los menores son utilizados como instrumentos de agresión contra el otro,
haciendo daño a un niño le hacen daño al oponente, lo que deja huellas en la persona
cuyo alcance no se ha medido aún.
60
En primer lugar, la violencia intrafamiliar es un fenómeno social transversal a las
edades como lo expresa la figura #1. Este elemento es complejo en la medida en
que, personas de especial protección como niños y niñas, mujeres y adultos
mayores se hallan preocupantemente expuestas a este fenómeno de violencia en
la sociedad bogotana, implicando entonces una violación de decenas de
mecanismos legales nacionales e internacionales sobre protección a estas
poblaciones en forma particular.
61
en posiciones de dependencia por sus condiciones económicas o de salud,
algunos con limitaciones físicas o mentales y que definitivamente, los hace más
vulnerables en el marco de la violencia intrafamiliar.
Dicha violencia existe en todo el mundo y muy a menudo no se denuncia, así como
acarrea costos económicos y humanos. Los costos directos se asocian con la prevención
e intervención como prestación de servicios a través de programas preventivos,
educativos, investigación, etc. Los costos indirectos son la menor productividad, el
desmejoramiento de la calidad de vida, el dolor y sufrimiento emocional, la pérdida de
confianza y autoestima, discapacidades y muerte (García Araneda, N. 2006).
62
protección denominados “Hogar Día”, Centros de protección Social con cargo al
presupuesto estatal, modifica el art. 229 del CP, Violencia Intrafamiliar, y establece
delitos autónomos como art. 230 del CP, maltrato mediante la restricción de la libertad
Física, Art. 229 A “Maltrato por descuido, art. 34 A, que adiciona la Ley 1251 del 2008,
por la cual se dictan normas para la protección del adulto mayor, se establecen
igualmente la creación de las rutas de atención al adulto mayor con la combinación de
esfuerzos públicos y privados. Pero como era de esperarse su implementación apenas
empieza y los resultados están por verse.
Figura 2. Sexo de las víctimas de violencia intrafamiliar entre enero – diciembre 2017
SEXO
6777, 22%
24400, 78%
FEMENINO MASCULINO
Fuente: Elaboración propia (2018). Caracterización: Sexo. Gráfico Circular 3D, Figura 2.
Se puede interpretar a partir de la figura #2, que el sexo con la mayoría de los
casos de violencia intrafamiliar en condición de víctima en Bogotá es el femenino con un
63
78%, indicando que su total es de 24.400; mientras que, en el caso masculino, representa
un 22% con un valor absoluto de 6.777.
64
cotidianas como el machismo, en donde es la mujer la que siente este fenómeno y que
el contexto bogotano no es la excepción. Esta realidad del patriarcado, se expresa bajo
la relación de poder directa entre los hombres y las mujeres en las que los hombres, que
tienen intereses concretos y fundamentales en el control, uso, sumisión, opresión,
objetualización, dominación y cosificación de las mujeres, llevan a cabo efectivamente
sus intereses. Esta relación de poder provoca desigualdad entre los dominadores: los
hombres y los subordinados: las mujeres (Cagigas, 2006). La cultura machista lleva
consigo el sentido de supremacía de la posesión del hombre sobre la mujer, considerada
como inferior, a la cual, entre otras cualidades se le asigna la docilidad y el sometimiento
al varón, especialmente dentro del matrimonio o de la convivencia en pareja, y es cuando
esa convivencia se rompe, cuando la mujer sufre más el peligro de que terminen con su
vida (Quintanilla, 2004).
65
Paralelamente a lo anterior planteado, es importante entonces reconocer que:
En este orden de ideas, si bien la mayor parte de denuncias por violencia intrafamiliar
que ingresan al sector justicia son de mujeres víctimas de maltrato, se debe reconocer
que también los hombres, aunque sea estadísticamente en menor porcentaje, son
víctimas de violencia intrafamiliar, en cualquiera de sus manifestaciones; algunas más
otras menos, pero sufren vejámenes, dolor y sufrimiento al igual que las mujeres (Gómez,
2015, p.22).
66
privilegio que la sociedad le ha otorgado tradicionalmente desde la cultura patriarcal, lo
que genera la dificultad para expresarse libremente al respecto.
Es importante acotar que los roles que socialmente se asignan a los sexos, hacen que
se tenga la concepción de que el hombre es fuerte, viril, no llora, no siente dolor y aguanta
más, ello impide que tenga la entereza de denunciar cuando es víctima de violencia
doméstica, ya que las burlas y comentarios desacreditándolo como hombre, serán en
muchos casos más dolorosas para él, en su condición de hombre, que la misma violencia
de que es víctima. Es pues, ese rol asignado a lo masculino, el que en muchas ocasiones
impide que los hombres se atrevan a denunciar, y de esta cuenta las estadísticas no
reflejan la realidad sobre la violencia intrafamiliar contra el sexo masculino (Gómez, 2015,
p.22).
Figura 3. Nivel educativo de las víctimas de violencia intrafamiliar entre enero – diciembre
2017
NIVEL EDUCATIVO
5477, 18%
7000, 22%
1500, 5%
Fuente: Elaboración propia (2018). Caracterización: Nivel educativo. Gráfico Circular 3D, Figura 3.
67
Frente a los resultados expuestos, se puede interpretar lo siguiente: primero, que
el nivel educativo con la mayor cifra de quienes son víctimas de violencia intrafamiliar
son quienes tienen formación Básica Primaria, expreso en un 29% de los casos,
representado en 9001. Segundo, con un total de 8199, representado en un 26%, son los
estudios Profesionales. Quienes se encuentran en el tercer lugar son aquellas personas
que se hallan en una formación Bachiller con 7000 casos, representando un 22%. El
cuarto lugar es para quienes se encuentran en una formación Tecnológica con 5477
casos, representando el 18%. Y finalmente, quienes se encuentran en el nivel educativo
de básica primaria, representan 1500 y porcentualmente se encuentran con un 5%.
68
Figura 4. Actividades de las/os afectadas/os de las víctimas de violencia intrafamiliar entre
enero – diciembre 2017.
150,
ACTIVIDAD DE AFECTADAS/OS
180, 1%
100,0%
100, 0% 100, 0% 100, 0%
181, 1% 1% 90, 0% 88, 0%
100, 0% 100, 0% 98, 0% 50, 0%
300, 1% 200, 1% 100, 0%
350, 2% 200, 1%
320, 1% 200, 1%
400, 2% 4000, 19%
400, 2%
500, 2%
700, 3%
800, 4% 3000, 14%
900, 4%
900, 4%
2000, 9%
1386, 6%
1500, 7% 2000, 9%
Fuente: Elaboración propia (2018). Caracterización: Actividades de las/os afectadas/os. Gráfico Circular 3D,
Figura 4.
69
administradora del comercio al por menor con 1386 con un 6%; actividades relacionadas
con la carpintería con 900, representado en un 4%; reciclador con 900 en un 4%;
carpintería con 800, expreso en 4%; y finalmente, comerciante con 700 evidenciado en
la gráfica con un 3%.
En ese sentido, este tipo de violencias evidentemente las resienten víctimas, sobre
todo las mujeres que representan una gran mayoría, en su contexto de trabajo formal o
no formal, porque sufren diferentes impactos que la violencia intrafamiliar pueda
comportar o impactar porque la persona afectada siente que se deteriora las relaciones
familiares, disminuye la participación social de las víctimas, altera la condición mental
produciendo depresión, ansiedad y somatización que afecta el desempeño en el trabajo
y en el funcionamiento social, incluso, generando una deserción en el ámbito laboral por
dicha causa (Vargas, 2014).
70
5.2. Causas principales que generan la violencia intrafamiliar en Bogotá, en el
año 2017
14797, 48%
12520, 40%
Fuente: Elaboración propia (2018). Identificación de causas de violencia intrafamiliar: Causas de la violencia
intrafamiliar. Gráfico de Anillo, Figura 5.
71
Frente a los resultados expuestos en la presente grafica de caracterización de las
condiciones sociodemográficas de las víctimas reportadas, es fundamental exponer los
siguientes elementos de interpretación y análisis al respecto del comportamiento del
fenómeno:
72
palabras ofensivas o degradantes” (Gómez, 2015, p.14). Estas expresiones,
seguramente se han vivenciado en mujeres y hombres, niños, niñas,
adolescentes, adultos y personas mayores, los cuales no se hallan exentos de ser
impactados por una realidad de violencia como ésta. Un elemento que es
fundamental tener en cuenta en la de este tipo de violencia en particular, que hace
parte de una de las formas de violencias de la violencia intrafamiliar, es que se
expresa tan contundentemente en los bogotanos y bogotanas y en el panorama
general se puede llegar a percibir como insignificante, sin mayor relevancia, y por
el contrario, tiene impactos negativos profundos “mediante expresiones o
actitudes que humillan o avergüenzan a quien la padece, causan inestabilidad
emocional, daño psicológico que no es percibido a simple vista y en caso no ser
tratado por profesionales, ahí permanece haciendo mayor daño” (Gómez, 2015,
p.15). Algo que es necesario destacarlo es que paralelo a los aspectos netamente
psicológicos se encuentra el factor cultural, las costumbres y tradicionales formas
de relacionarse hombres y mujeres que se transmiten de generación en
generación y que influyen en el entramado de relaciones familiares e incluso en
las formas de solucionar los conflictos que surgen en el natural desenvolvimiento
de tales relaciones, de ahí a que expresiones de violencia intrafamiliar como la
psicológica se hallan presentes en los hogares de los bogotanos y bogotanas
(Vázquez, 2008).
III. En tercer lugar, se halla la violencia física con 10%, correspondiente a 3.110 casos
en el marco mismo de la violencia intrafamiliar en el contexto capitalino del país.
Este fenómeno de violencia, pese a que ocupa el tercer lugar, no quiere decir que
sea el menos importante; es preciso recordar que la violencia física se presenta a
partir de ejercicio de la fuerza física por parte de la persona agresora, para
conseguir que se haga algo que no se desea, o se deje de hacer algo que se
quiere hacer; son acciones violentas que dañan físicamente a la persona, pero
que pueden en un momento dado, llegar a causar la muerte (Gómez, 2015). En
ese sentido, ser violentadas de esa manera deja secuelas, así como las
psicológicas, las físicas tienen su trascendencia marcada para toda la vida. Por
73
otro lado, este fenómeno complejo de violencia intrafamiliar, es decir, la violencia
física se presenta en virtud de las condiciones que el patriarcado genera para que
las mismas se presenten, y esto se afirma porque las cifras justifican más mujeres
que hombres en términos generales sufren la violencia intrafamiliar, pero también
porque “las mujeres han aprendido a creer que merecen ser violentadas física,
psicológica sexual y verbalmente y que además son culpables de tales
violaciones” (Vázquez, 2008, p.36). En definitiva, son víctimas y el perpetrador/a
nuevamente las/os revictimiza.
74
en relieve un asunto fundamental y es que, si bien han bajado las cifras de
violencia física en el marco de la violencia intrafamiliar, otras formas de violencia
con porcentajes preponderantemente más altos, se imponen alrededor del
fenómeno complejo, en donde la violencia económica y psicológica están
comportando. Esto incluso puede recaer en el análisis de las distintas leyes o
mecanismos legales que tienen rigurosidad con la violencia física, de modo que,
los actores agresores se previenen, prefieren evitar agredir físicamente, pero
generan violencia a través de otras formas y es un elemento que en el marco de
la frecuencia de estos tipos de violencia es importante resaltarlo, ya que, la
violencia económica como la psicológica agreden tan fuerte a la víctima como si
fuese la violencia física, comprendiendo sus diferencias e implicaciones al
respecto. Es decir, ninguna es menos importante que la otra, todas las violencias
tienen un efecto.
Figura 6. Violencia sexual de las víctimas de violencia intrafamiliar entre enero – diciembre
2017.
VIOLENCIA SEXUAL
300,
40%
450,
60%
Fuente: Elaboración propia (2018). Identificación de causas de violencia intrafamiliar: violencia sexual. Gráfico
Circular 2D, Figura 6.
75
A partir de los elementos explícitos al respecto de la figura 6, es importante
recordar que el comportamiento de la violencia intrafamiliar en Bogotá, los cuales son
750 casos y que representa el 2% del total de las otras tipologías de causas que
comportan en el contexto, y que definitivamente, la violencia sexual está reflejando, por
un lado, que el abuso sexual tiene un mayor número de casos, específicamente 450 que
constituyen el 60%; y por otro lado, el tocamiento en partes íntimas se halla en el segundo
lugar con 300 casos y que refleja porcentualmente el 40%.
Así pues, se comprende entonces que estas expresiones en las que comporta la
violencia sexual, primero, con un número de casos muy elevados en términos de las
personas quienes están siendo afectadas por esta característica de violencia
intrafamiliar, y segundo, porque la violencia sexual es asumida como cualquier forma de
contacto sexual o erotización con un niño o niña, mujer, hombre o adulto mayor sin su
consentimiento se asume en dicha perspectiva, y esto hace que el tocamiento y el abuso
sexual se introduzca en el análisis como parte de características de violencias que están
teniendo un impacto en el contexto bogotano (Loli, 2007).
76
Posterior al análisis de la violencia sexual, es importante también desarrollar un
ejercicio del mismo, pero de la violencia psicológica. A continuación, se presenta en la
figura #7.
VIOLENCIA PSICOLÓGICA
700, 6% 200, 2% 50, 0%
650, 5%
120, 1%
1800, 14% 6000, 48%
3000, 24%
Fuente: Elaboración propia (2018). Identificación de causas de violencia intrafamiliar: violencia psicológica.
Gráfico Circular 3D, Figura 7.
Primero, que, en el marco de la violencia psicológica, una de sus formas las cuales
tiene mayor número de casos, 6000 en total y que representa el 48% de la gráfica,
son las amenazas. Este elemento es totalmente importante en la medida en que
las amenazas se constituyen en una forma de intimidación y cosificación del otro
o de la otra y que genera un debilitamiento mental en la persona, pero también, le
construye un temor al respecto, generando incluso la posibilidad de bloquear
constantemente proyectos o planes de vida de los mismos, puesto que, se halla
expuesta a unos condicionamientos que en su propia realidad (Loli, 2007).
77
Segundo, las humillaciones que tienen como valor absoluto 3000 casos. Esta
forma de agresión, es tan fuerte como la física y los impactos psicológicos son
bastante complejos porque es una acción que causa dolor en la persona afectada
o agredida por los actos de humillación, que al igual que las ridiculizaciones que
expresa 1800 casos, explícito en un 14%, generan así no solo una perturbación
emocional, sino también un alteración nerviosa que afecta negativamente su
autoestima y sus actividades cotidianas, incluso, hasta su autonomía (Espinoza &
Garcés, 2009, citando a Ardoya, 1995).
Tercero, las ofensas o maltrato verbal, el cual representa el 7% de los casos con
un valor absoluto de 700, tiene consecuencias muy graves en la persona afectada
en la medida en que las expresiones verbales agresivas impactan en la
autoestima colocándola baja, pero también, generando desmotivación, estrés y
otras formas de incomodidad en la persona víctima de este hecho en particular y
que aunque sea uno de los hechos los cuales tienen menos representación
porcentual en relación a otros, evidentemente, no deja de ser importante en la
medida en que son tendencias que cada vez se van trascendiendo en el contexto
bogotano y que reconocerlo es fundamental (Espinoza & Garcés, 2009, citando a
Ardoya, 1995).
78
Aspectos como la indiferencia, la infidelidad y la rivalidad, son elementos que en
proporciones porcentuales menores hicieron parte del comportamiento mismo de
la violencia psicológica en Bogotá, no dejan de ser importante puesto que son
otras formas de acciones o hechos victimizantes los cuales hacen parte de las
realidades propias de las víctimas de violencia intrafamiliar, donde ya se ha
reafirmado, la mayoría son mujeres y mujeres jóvenes y adultas. De modo que,
en sus cotidianidades se hallan expuestas a enfrentar estas formas de convivencia
que recaen negativamente en ellas porque genera afectaciones en sus realidades
como personas, como trabajadoras o estudiantes, y que, en términos de salud, es
clave tener en cuenta que también afecta la salud mental.
VIOLENCIA ECONÓMICA
800, 5%
6000, 41%
7997, 54%
Fuente: Elaboración propia (2018). Identificación de causas de violencia intrafamiliar: violencia económica.
Gráfico Circular 3D, Figura 8.
79
Frente a los resultados expuestos se puede interpretar lo siguiente: primero, que
la negación al aporte de alimentación se expone disparadamente como el mayor hecho
de violencia económica con 7997 casos, representando un 54%. Segundo, se halla la
dependencia económica como otro de los elementos que expresa 6000 casos, donde
porcentualmente representa el 14%. Y, por último, el tercero, es el control del dinero,
donde existen 800 casos y representan el 5%.
80
Posterior al análisis de la violencia económica, es importante dar paso a la
violencia física, la cual es otra de las formas de violencia en el marco de la violencia
intrafamiliar. Ella se presenta a continuación:
Figura 9. Violencia física de las víctimas de violencia intrafamiliar entre enero – diciembre
2017.
VIOLENCIA FÍSICA
510, 16%
900, 29%
700, 23%
50, 2%
200,
6% 400, 13%
150, 5%
200, 6%
Fuente: Elaboración propia (2018). Identificación de causas de violencia intrafamiliar: violencia física. Gráfico
Circular 3D, Figura 9.
Primero, que los pellizcos son una de las formas de la violencia física que se están
presentando en los hogares con 900 casos y que representa el 29%.
El segundo, son los golpes con instrumentos, los cuales son 700 en términos
absolutos y porcentualmente son el 16%.
Tercero, con 510 casos aparecen los puños, lo cual representan el 16%.
81
Cuarto, los aruñones y el ahogamiento representan 200 casos con un 6%, como
también, las cachetadas con un 5%, explícito en 150 casos.
82
Teniendo como referencia el análisis especifico de cada violencia intrafamiliar, a
continuación, se analizará el presunto agresor:
Figura 10. Presunto agresor de las víctimas de violencia intrafamiliar entre enero –
diciembre 2017.
7200, 23%
23971, 77%
Hombres Mujeres
Fuente: Elaboración propia (2018). Identificación de causas de violencia intrafamiliar: presunto agresor
discriminado por sexo. Gráfico Circular 2D, Figura 10.
83
dan en la misma, elemento que es importante tenerlo en cuenta porque hace parte de la
forma en que las mujeres, y en general, las víctimas de violencia intrafamiliar se
encuentran viviendo sus propias realidades, pues, aunque, la tendencia marca
mayoritariamente hombres, no se puede negar que existe un número importante de
mujeres que ejerce la misma (Caicedo, 2005).
84
Figura 11. Edades de los presuntos agresores de las víctimas de violencia intrafamiliar entre
enero – diciembre 2017.
3300, 11%
6072, 19%
21805, 70%
Fuente: Elaboración propia (2018). Identificación de causas de violencia intrafamiliar: presunto agresor
discriminado por sexo. Gráfico de Anillo, Figura 11.
De los 31.177 infractores discriminados por rangos de edad, el grafico arroja que
6.072 que corresponde al 19% están entre los 20 y 30 años; mientras que 3.300 de los
presuntos agresores corresponden al 11% tienen más de 51 años; y, finalmente, 22.035
que equivalía al 22.03% estaban entre los 31 y 50 años de edad; lo que significa que los
infractores están por debajo de los 50 años en su mayoría, es decir personas jóvenes y
adultas, en etapa productiva, y que al reconocer que la mayoría son hombres, permite
entonces entender que evidentemente ser victimario de este tipo de fenómenos sociales
está por encima de cualquier edad, pero también, que edades previas a la tercera edad,
son las edades en donde más se frecuenta la problemática en el contexto de la capital
de Colombia en el año 2017.
85
Incluso, estos elementos permiten comprender las complejidades del
comportamiento de la violencia intrafamiliar ejercida mayoritariamente por hombres en la
medida en que:
La violencia doméstica afecta los derechos de las mujeres, porque esta suele ser el
resultado de una relación de dominación física o psíquica, fundada en la discriminación
de la mujer. Estos actos producen vulneraciones a los derechos de la víctima, en especial
a su derecho a la integridad personal. Así, la violencia física supone la producción de
golpes o maltratos que pueden llegar a constituir una forma de trato cruel, degradante o
inhumano y generar lesiones graves y permanentes. La violencia psíquica o moral puede
producirse gracias a la generación de miedo, amenazas, burlas degradantes o cualquier
otra forma de maltrato psicológico (Huertas, 2012, p.3).
86
consecuencia de este tipo de situaciones que cotidianamente enfrentan, la referencia
aquí es para la posibilidad de recaer en situaciones de violencia urbana o delincuencia
las cuales son importantes enmarcarlas como elementos significativos los cuales pueden
llegar a generar:
En muchos casos, la violencia urbana es una situación endémica impulsada por distintos
factores sociales, económicos y políticos. Comprende un amplio espectro de expresiones
y formas de violencia que van desde la violencia de género, pasando por aquella basada
en pandillas y hasta los conflictos étnico-religiosos y el terrorismo. A diario los residentes
urbanos tienen que lidiar de manera directa con asuntos como la violencia intrafamiliar,
la expansión del consumo de sustancia psicoactiva, la extorsión, en ocasiones con
protestas sociales y disturbios debido al hacinamiento, la falta de acceso a servicios
básicos o fuentes legales de ingreso, así como la falta de voz para incidir sobre los
asuntos públicos que los afectan al e igual que por la subordinación a “poderes de hecho”
que se ejercen por medio de oscuras alianzas entre actores armados extralegales y
oficiales (Pérez, 2014, p.2).
Esto quiere decir entonces, que la violencia intrafamiliar es uno de los fenómenos
complejos que permitiría reproducir, crear o perpetuar otros tipos de violencia o
problemáticas en un contexto como Bogotá, y que en el tiempo ello se vuelve insostenible
en la medida en que la tendencia se acrecienta a que se fortalezcan otras dinámicas o
realidades de violencia que comportan en la ciudad, sin desconocer que existen otros
factores de riesgo sociales, culturales, económicos y políticos que en el entorno están
generando también tensión y tendencias. Pero ello no solo es con las violencias urbanas,
evidentemente, el contexto nacional de Colombia ha tenido la experiencia de aun
presenciar el conflicto armado. Esta realidad es importante reconocerla en que así como
también las dinámicas mismas de la violencia intrafamiliar inciden para que los niños,
niñas y adolescentes recaigan en reclutamiento de grupos delincuenciales urbanos, es
importante no omitir la posibilidad de que también puedan ser los mismos actores
armados como parte de un conflicto armado como tal, puesto que:
Es importante destacar que uno de los factores que genera que los NNA se involucren
en el conflicto, es la violencia intrafamiliar, ésta actúa en desequilibrio sobre dos ejes
87
principales, el género y la edad, siendo las mujeres, los niños y los ancianos las
principales víctimas de la violencia dentro de la familia (Gutiérrez & Ordoñez, 2014, p.16).
88
CONCLUSIONES
En primer lugar, reconocer que en la capital de Colombia existe una cifra elevada
de violencia intrafamiliar, específicamente, estamos hablando de 31.177 en el año
2017, entre el periodo comprendido entre el 1 de enero de 2017 hasta 31 de
diciembre. Esta realidad es compleja en la medida en que permite evidenciar no
solamente las situaciones que las personas víctimas de la violencia intrafamiliar
deben enfrentar en su cotidianidad, sino que responde a un contexto que carece
de medidas para contener el fenómeno, no hay políticas claras de tipo preventivo
y la legislación penal que debe ser considerada la última ratio, está como el primer
y único mecanismos para hacerle frente a esta problemática.
89
violencias como éstos, afecta y limita muchos de los espacios en los que las
víctimas interaccionan y que son mayoritariamente mujeres, pero también, es la
expresión de la cultura patriarcal presente en los espacios privados del contexto
bogotano. De todas maneras, no se mimetiza la importancia en que, en edades
de menores de edad y personas mayores, evidentemente, el fenómeno de
violencia intrafamiliar tenga un impacto negativo, pues, es la máxima expresión
en la reafirmación del fenómeno de violencia en cualquier edad especifica.
En cuarto lugar, los niveles educativos, como básica primaria, secundaria, los
estudios tecnológicos y profesionales no se salvan del fenómeno de violencia
intrafamiliar, incluso, son quienes tienen formación en básica primaria y con
estudios profesionales los niveles educativos donde la problemática más
comporta, y ello significa, que sin interesar la formación educativa, la violencia
intrafamiliar se introduce, elemento que es clave destacarlo, sobre todo, porque
se comprende que la violencia intrafamiliar se presenta en hombres y mujeres,
90
son las mujeres quienes más sufren de este fenómeno complejo, pero además,
que son personas formadas y no formadas, pues, lo refleja sus actividades en sus
cotidianidades, tales como ama de casa, empleada de banco, vendedora
ambulante, recepcionista de hotel administradora del comercio al por menor, entre
otras actividades, implicando entonces comprender que evidentemente, son
personas quienes se hallan en una dinámica de vida con ocupaciones específicas
y que las implicaciones de la violencia intrafamiliar puede llegar a generar las
rupturas de esas realidades cotidianas, pero también, rupturas al interior de sus
familias.
91
psicológicos, pero también físicos. Las secuelas del impacto generan
desconfianza, pero también, heridas palpables que puede generar en la persona
otro tipo de afectaciones, como las rupturas en relaciones humanas por el tema
de la desconfianza y la invasión a su libertad sexual.
92
parte de los responsables son hombres, y es desde ahí, en donde a la mujer, que
la mayoría es joven y tiene una actividad particulares económicamente hablando,
debe empezar a generar ingresos porque no existen las condiciones específicas
de sus conyugues o ex conyugues, por ejemplo, y lo que da cuenta de ello es la
Figura 4, en donde se evidencian las actividades económicas que ejercen las
mujeres que denuncian algún tipo de violencia intrafamiliar y que al ser víctimas,
también consiguen ingresos a partir de sus trabajos, cuando de alguna manera
no es garantizado el ingreso económico por parte de su conyugue o exconyugue
y aunque sea ella quien aporte económicamente al hogar, se resiente en la
economía familiar la ausencia del aporte económico de la pareja o expareja. Pero
también, es una violación de derechos a niños, niñas y adolescentes, quienes
dependen del aporte económico y que ven trabada esta posibilidad de
beneficiarse de él por la negación al aporte o al control del mismo, elemento que
es fundamental resaltar y que da lugar a otro tipo penal autónomo: Inasistencia
alimentaria.
En noveno lugar, la violencia física como los pellizcos, golpes con objetos, puños,
aruñones, ahogamiento, el encierro forzado y demás, son las características
principales de hechos que suceden a partir de este tipo de violencia.
Evidentemente, cada tipo de hecho es particular, pero las secuelas físicas y
psicológicas que ello contrae puede volverse imborrables para quienes son
víctimas. Generalmente, son los conyugues o ex conyugues con fines de
regulación de la organización familiar, imponiendo disciplina y control y la
generación de miedo y dominación, los cuales son complejos porque son
realidades a diario que enfrentan las mujeres que viven en Bogotá.
93
frecuentes en la medida en que son otras formas de violencia las cuales quizá no
tienen mayores implicaciones legales frente a los presuntos agresores, siendo
incluso más conciliadoras en una salida negociada y con la posibilidad de que se
perpetúen en el tiempo.
94
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