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V.

EL TEXTO DE LA BIBLIA
Y LA CRÍTICA TEXTUAL
Este capítulo se ocupa de estudiar el texto de la Biblia desde unos aspectos
concretos: las lenguas, versiones y formas en que fue transmitido, y el modo
en que dicho texto fue transmitiéndose y conformándose (crítica textual), 1
hasta llegar al textus receptus, que es el que reproducen nuestras ediciones
modernas.

Siguiendo la dinámica de la encarnación, tema ya visto en los capítulos


anteriores, la Palabra de Dios se encarna en un texto. Primero se encarna
desde las lenguas originales (hebreo, arameo, y griego); luego siguiendo la
misma dinámica, se encarna también en las diversas traducciones (arameo,
griego, latín, siríaco…), que vehiculan las palabras divinas1.

B. EL TEXTO DE LA BIBLIA

1. LAS LENGUAS DE LA BIBLIA


La historia y crítica del texto de la Biblia requieren conocimiento previo de
las lenguas originales, en las que se escribieron los distintos libros bíblicos
y también de las lenguas a las que fue traducida la Biblia en los primeros
siglos. Las lenguas en que se escribieron los textos originales de la Biblia
(Antiguo y Nuevo Testamento) son el hebreo, el arameo y el griego.
1.- EL HEBREO. El hebreo y el arameo forman parte de la familia de las
lenguas semíticas2, que son el acadio, ugarítico, fenicio, arameo, árabe,

1
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, Verbo Divino,
Estella 2016, p. 422.
2
M. De Tuya, Introducción a la Biblia, I, o. c., p. 414. Los hebreos desterrados en
Babilonia aprendieron el arameo, y de regreso abandonaron paulatinamente la lengua
hebrea, sustituyéndola por el arameo (Neh 13,24), como se deduce de ciertas palabras y
entre otras, las cuales se escriben linealmente de derecha a izquierda 3. El
hebreo, conocido en la Biblia como la lengua de Canaán (Is 19,18), se
escribía al principio sólo con consonantes. Luego, a partir del siglo VII d.C.,
para evitar el creciente olvido de la exacta pronunciación del texto sagrado,
los masoretas incorporaron un sistema de vocales con la intención de fijar
una tradición de lectura y evitar posibles ambigüedades4.
2.- EL ARAMEO 5. El arameo, lengua popular en tiempos de Jesús,
comenzó a suplantar al hebreo en el habla ordinaria tras la época de exilio 2
en Babilonia (siglo VI a.C.). Luego tras la conquista de Alejandro Magno,
aunque el griego comenzó a desplazar el arameo, éste siguió siendo la
lengua de mayor difusión en el Oriente. En esta lengua literaria fueron
redactados los capítulos arameos Daniel 2,4-7,28 en el año 168 a.C. y
Esdras 4,8-6,18; 7,12-266. El Nuevo Testamento conserva algunas
expresiones arameas como talitha kumi , maranatha, effata, rabboun…
3.- EL GRIEGO. Los libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento
están escritos en griego, aunque el original de algunos de ellos era hebreo o
arameo, como es el caso del Sirácida7. El Nuevo Testamento fue redactado
en griego κοινη8 (lengua vulgar del pueblo)9, aunque los λογια (dichos) de

expresiones que encontramos en el Nuevo Testamento (Mt 5,22; 16,17; 27,6; 27,46).
Hablamos de lenguas semíticas para referirnos a las de aquellos pueblos que según la
historia bíblica y la tradición descienden de Sem, el hijo de Noé. Entre ellos incluimos
el acadio, el árabe, el hebreo, el arameo…
3
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 425.
4
Ibíd., p. 425. En realidad ya mucho antes se intentó evitar la ambigüedad en la
lectura ligada a una escritura consonántica con sistema de matres lectionis o ayudas
para la lectura, que consistía en la adición de algunas consonantes dentro o al final de
una palabra para indicar vocal o vocales que podían leerse en la sílaba en cuestión. Por
ejemplo: por ejemplo, sybwtk o escritos (las matres lectionis o consonantes que
engendran la lectura son: w=w (u), y y=y (i). De esta forma podemos leer la palabra:
ketubim.
5
Ibíd., p. 426. En la antigüedad el arameo era conocido con otros nombres, como sirio
o caldeo. El nombre de la lengua viene de la misma Biblia (cf. 2Re 18,26; Is 36,11). Era
la lengua del Imperio asirio, la misma que usarán los imperios que le suceden, el
babilonio y el persa.
6
Ibíd., p. 425.
7
Ibíd., p. 427.
8
Ibíd., p. 428.
9
Cf. H. Köster, Introducción al Nuevo Testamento, Sígueme, Salamanca 1988, pp. 153-155.
Los autores de los primeros escritos cristianos escribieron casi sin excepción en la
lengua familiar y corriente de su época, es decir, la κοινη (lengua vulgar, común,
popular). El lenguaje del Nuevo Testamento apenas tiene que ver con el griego literario
Jesús y otras partes del Nuevo Testamento se transmitieron originalmente
en arameo. La lengua griega de la versión de los LXX es la κοινη del
período helenístico, en la que se advierte el influjo semítico tanto en la
lexicografía como en la semántica. El griego de los LXX jugó un papel
decisivo en la redacción del Nuevo Testamento y en la primera literatura
cristiana10.

2. LA ESCRITURA BÍBLICA 3

En la correcta transmisión escrita del texto bíblico son factores decisivos el


tipo de escritura (cuneiforme, paleo-hebrea, uncial griega…), el material
sobre el que se escribía (piedra, papiro, pergamino…), o la forma de rollo o
de códice en que se transmitían los libros bíblicos.

Los materiales utilizados para la escritura de los libros bíblicos son


básicamente: la piedra, el metal, la arcilla, la óstraca, el papiro y el
pergamino. En la región siro-palestinense se han encontrado algunas
inscripciones públicas en piedra. El Antiguo Testamento contiene varias
referencias a la escritura en piedra; la más significativa es la referente a las
tablas de la Ley (Ex 24,12; 34,1; Dt 4,13). Pero en realidad sólo el papiro y
el pergamino permitían copiar textos extensos11.

Menos común que la piedra era el uso del metal. Han aparecido, sin
embargo, inscripciones cuneiformes sumerias, acádicas o persas, realizadas

de su tiempo. La carta a los Hebreos está escrita en un griego muy próximo a la koiné
literaria o a la prosa ática. Su autor muestra tener una cierta formación literaria.
Igualmente, el autor del tercer evangelio y del libro de los Hechos de los Apóstoles,
depende más que otros escritores del Nuevo Testamento, de modelos literarios, y conoce
perfectamente la koiné culta o literaria, es decir, la lengua escrita y hablada de los
griegos cultivados. El prólogo a sus dos libros (1,1-4) denota conocimiento de hábitos
literarios. Lucas, en efecto, evita los arameísmos y latinismos, que para el gusto
literario de la época sonaban a barbarismos. Cuando en el texto de Marcos, una de sus
fuentes, aparecen estas expresiones, Lucas las sustituye por la correspondiente palabra
griega. La mayor parte de los escritos neotestamentarios, sin embargo, no sobrepasaron
el nivel de la koiné coloquial. Por ejemplo, Pablo se mueve totalmente dentro del
lenguaje coloquial.
10
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 427.
11
Ibíd., p. 433.
en objetos de oro, plata, cobre. En 1Mac 8,22; 14,18.27.48 se alude a la
escritura en placa de bronce. En Qumrán se encontró el llamado Rollo de
cobre, que describe el lugar donde se ocultaba el supuesto tesoro de la
comunidad esenia.
En lo que respecta al uso de la arcilla, el valle de los ríos Tigris y Éufrates
está formado por tierra de aluvión, lo que hace muy barato y generalizado el
uso de la arcilla para la escritura. La escritura en tablillas, una vez
extendido su uso por todo el Oriente antiguo, se convirtió en el instrumento
4
de correo internacional. Sin embargo, los manuscritos bíblicos se conservan
únicamente en papiro y pergamino. Una excepción podrían ser los rollos de
plata que contienen la bendición arónica (Nm 6,24-26), procedente de los
siglos VII-VI a.C.12

Los óstracas o fragmentos de piezas de cerámicas rotas constituían un


material de escritura abundante y barato, utilizado en Egipto ya desde los
tiempos del imperio antiguo, especialmente para ejercicios escolares, cartas,
residuo, cuenta... Se escribían con tinta y pluma. En Atenas la condena al
ostracismo o exilio se expresaba escribiendo en óstraca los nombres de los
condenados.

El papiro se elabora a partir de los tallos de la planta del mismo nombre,


muy común en el antiguo Egipto13, donde se usaba como material de
escritura desde la primera mitad del tercer milenio14. Se escribía sobre las
fibras horizontales, que quedaban por la parte inferior del rollo de papiro,
una vez enrollado15. Fue el material más corriente de escritura en el mundo
antiguo. El papiro, sobre el que se escribía con pluma y tinta, constituía
una verdadera industria de exportación en Egipto, pero las condiciones de
humedad de los demás países han hecho imposible la conservación de
papiros escritos, con excepción de la zona del Mar Muerto. Además de los
libros del Antiguo Testamento, las cartas de Pablo y otros textos del Nuevo

12
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 434.
13
Cf. J. O’Callaghan, Papirología y Papiros bíblicos, Enciclopedia de la Biblia, 854-
870.
14
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 434.
15
Cf. M. De Tuya, Introducción a la Biblia, I, o. c., p. 416.
Testamento también se escribieron en papiro16. Y ello se debió a su bajo
costo de producción17.

El uso de la piel para la escritura se remonta a los comienzos del tercer


milenio a.C. El ejemplar más antiguo conservado corresponde a la época de
la XII dinastía (año 2000). Durante el siglo II a.C., la técnica preparación
del pergamino, material que procede de la piel de un animal 18, generalmente
de ovejas o cabras, adquirió gran perfección en la cuidad de Pérgamo (Asia
5
Menor)19, de la que tomó su nombre20. El fragmento más antiguo conservado
de un escrito cristiano en pergamino es el del Diatessaron de la primera
mitad del siglo II d.C. Del Nuevo Testamento no se han conservado
manuscritos en pergamino anteriores al siglo IV.

En Mesopotamia, los textos literarios de longitud considerable tenían que


ser distribuidos en varias tablillas. En Egipto, el papiro era dispuesto en
largas tiras, hasta formar un rollo o volumen (enrollar en latín). El rollo fue
el formato más antiguo para los textos escritos sobre papiro y pergamino 21.
Se escribía generalmente por un solo lado, en columnas separadas por
espacios, que formaban los márgenes. Este tipo de rollo era conocido en
hebreo con el nombre de megillah. Un rollo podía contener un libro de la
extensión del de Isaías. En este caso se enrollaba en torno a un palo o
cilindro de madera22. Para el Pentateuco se precisaban cinco rollos; los
libros de Samuel, Reyes y Crónicas ocupaban cada uno un solo rollo, pero
en la traducción griega ocupaban doble extensión a causa de la presencia de
los caracteres vocálicos utilizados en griego. A ellos se debe la división
actual de tales libros en 1-2Sm; 1-2Re; 1-2Cr. Los rollos se guardaban en
grandes jarras de cerámicas (Jer 32, 14), tal como han sido encontrados los
manuscritos del Mar Muerto. También el pergamino era dispuesto en forma

16
Cf. J. O’Callaghan, Papirología y Papiros bíblicos, Enciclopedia de la Biblia, 854-
870.
17
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 435.
18
Ibíd. A veces puede ser la misma piel, sometida a un tratamiento especial.
19
Ibíd.
20
Desde el siglo II se inventó en Pérgamo un procedimiento especial para la preparación
de la piel.
21
I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 437.
22
Cf. Ibíd.
de rollo, pero este tenía el inconveniente de que solo podía ser escrito por
una de su cara y era preciso usar las dos manos para poder leerlo. Por ello
se pasó gradualmente al uso del códice, en papiro primero y más tarde en
pergamino. El formato de códice se obtiene superponiendo varias hojas o
pliegues de papiro o pergamino dobladas por mitad y cosida en su parte
central, de modo que se obtienen cuadernillos23. Varios cuadernillos de
cuatro hojas dobles formaban un códice de grosor discrecional y de aspecto
similar al de un libro moderno, con tapas de manera o piel. Las columnas
6
escritas en los códices eran al principio estrechas, por influjo todavía de la
escritura en rollos. Los códices bíblicos más famosos tienen dos columnas
por páginas (el Alejandrino), tres (el Vaticano) o cuatro (el Sinaítico). Con
el tiempo fue habitual la página de una o dos columnas. Los escritores
cristianos adoptaron muy pronto, desde el siglo II, el uso del códice. Los
textos más antiguos del Nuevo Testamento que se han conservado como el
P52 de comienzo del siglo II, tienen forma de códice. Los códices bíblicos
más famosos proceden del siglo IV, cuando este formato había terminado de
desplazar el rollo24. Algunos de ellos abarcaban toda la Biblia en griego,
como lo testimonian los códices Sinaítico y Vaticano25. Así en el ambiente
católico, a partir del siglo IV, surge la noción de Biblia como conjunto de
libro libros que forman un único libro. Por lo que se puede entender
entonces que canon y códice son dos conceptos relacionados en el origen
del cristianismo en el sentido de que uno y otro acogen todos los escritos
sagrados (AT y NT) en un solo libro26.

En épocas posteriores, y ante la carestía del pergamino, se cayó en la


práctica de raspar el texto escrito para escribir sobre él un texto nuevo
dando así origen a los códices rescripti (palimpsestos)27. Un ejemplo de ello

23
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 439.
24
Ibíd. Se conservó sólo en la liturgia judía.
25
Ibíd.
26
Ibíd., pp. 439-440.
27
Cf. A. Wikenhauser – J. Schmid, Introducción al Nuevo Testamento, o. c., p. 124. Los
códices rescripti o palimpsestos (de παλιν=nuevo; y ζαω=raer; grabado de nuevo) es un
fenómeno que responde a una realidad: el pergamino era un material muy caro; de ahí que
se empezara pronto a borrar códices no indispensables por medio de una esponja, con un
raedor, para copiar otros textos que aún no se poseía.
es el códice de San Efrén28 (Codex Ephraimi Syri Rescriptus ) del siglo IV,
que era originalmente una Biblia completa, cuyo contenido fue borrado y en
su lugar se escribieron los sermones de San Efrén, el sirio. Procedimientos
químicos y fotográficos permiten la lectura del texto raspado, que era con
frecuencia un texto bíblico.

3. EL TEXTO HEBREO DE LA BIBLIA


7
1.- EL TEXTO CONSONÁNTICO (70-150 d.C.). El texto consonántico
transmitido por los masoretas medievales se remonta a finales del siglo I y
comienzo del siglo II d.C., época en que se estableció de forma definitiva el
texto consonántico que debía permanecer inalterable para siempre, y por
tanto, también el canon definitivo de libros bíblicos, con la exclusión de los
que fueron declarados apócrifos (ocultos, secretos). Los rabinos no
procedieron por el sistema de fusión de varios textos, sino que, de entre las
diversas formas en que se transmitía el texto hebreo con anterioridad al año
70, seleccionaron el tipo de texto proto-masorético.
La historia del texto consonántico, como la de la fijación vocálica, es el
paso de una situación de pluralismo textual a una otra de uniformación del
texto.
2.- FIJACIÓN DEL TEXTO VOCÁLICO. Hasta los comienzos de la Edad
Media, el texto bíblico se transmitió únicamente en caracteres
consonánticos. La vocalización del texto se hizo, a partir del siglo VI,
conforme tres sistemas diferentes: babilónico, tiberiense y palestino o de la
tierra de Israel. Este trabajo fue obra de los llamados masoretas,
palestinenses y tiberienses.

El término hebreo masora significa tradición29. Designa la ingente


complicación de tradiciones rabínicas relativas al texto bíblico que los
copistas y masoretas30 recogieron en los márgenes laterales (masora parva),

28
Cf. P. W. Skehan – G. W. Textos y Versiones, ο. c., p. 212.
29
M.A. Tábet, Introducción, o. c., p.323. Masora es un sustantivo femenino que viene del
verbo masar (transmitir, enseñar). Significa por tanto tradición o enseñanza
tradicional.
30
Cf. H. Simian-Yofre, Metodología del Antiguo Testamento, Sígueme, Verbo Divino,
Salamanca 2001, pp. 52-54. Los soferim, literalmente contadores, contaban el número de
superior o inferior (masora magna) y al final (masora finalis) de cada libro o
de cada página de un manuscrito. La masora es un conjunto de anotaciones
u observaciones críticas ordenadas a proteger e interpretar el texto hebreo
tradicional31. En cuanto tal ofrece información sobre la frecuencia de un
término, el número de letras, palabras y secciones en el texto de la Torah…
Este tipo de información refleja el cuidado de los masoretas por conservar
con escrupulosa fidelidad el texto que habían recibido de la tradición
anterior. Los masoretas son los continuadores de los antiguos escribas o
8
soferim, que también contaban el número de palabras y señalaban la letra, la
palabra y el versículo centrales del texto de la Torah. La antigüedad del
procedimiento de división del texto en secciones (pisqah) aparece
atestiguada ya en los manuscritos bíblicos de Qumrán y en la versión de los
LXX. El tipo de anotaciones masoréticas es muy variado. Por ejemplo, en
Lv 8,8 se señala la palabra central de la Torah.
3.- VERSIONES DEL TEXTO HEBREO: PLURALISMO TEXTUAL (300
a.C.-70 d.C.)
1.- EL TEXTO MASORÉTICO (=TM). La denominación TM se refiere a un
conjunto de manuscritos de la Biblia hebrea pertenecientes a la familia
textual. Se llama Masorético a causa de la masora (tradición) que, como
hemos visto es un aparato crítico que acompaña el texto consonántico para
asegurar su lectura y comprensión correctas32. Esta masora debió ser
incorporada al texto hebreo entre los siglos VII y IX a.C., aunque las
tradiciones de lectura (vocalización) son mucho más antiguas. Hasta el
descubrimiento de los manuscritos de Qumrán (1947), los testimonios más

palabras y versículos del texto bíblico para velar por la autenticidad del texto en los
manuscritos. Hacían además observaciones sobre algunos textos difíciles para establecer
una relectura exacta y ortodoxa.
31
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 456.
Masora es el nombre que se dio a la colección de instrucciones que tenían la función de
preservar inalterada la disposición tradicional del texto bíblico hebreo. Masora viene
la de la raíz mswrt, que significa transmisión de la tradición de una generación a otra.
En cuanto tal, según la tradición rabínica, la masora constituye el muro que protege el
texto tradicional hebreo. Busca preservar al texto tradicional y al mismo tiempo
interpretarlo. Los Masoretas occidentales distinguen entre masora marginal y masora
final, que consiste en una colección de signos alfabéticos colocados al final de la
Biblia. La masora marginal se divide en masora parva (puesta al lado del texto) y masora
magna (puesta encima del texto).
32
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 448.
antiguos de la Biblia hebrea eran los manuscritos de la tradición masorética,
que son en concreto: el códice de los Profetas de El Cairo (año 896 d.C.),
el códice de Alepo (925 d.C.), el códice de Leningrado (año 1009 d.C.), que
es la base de la edición de la Biblia Hebraica Stuttgartensia (BHS)33. El
texto que contiene estos tres manuscritos es el resultado del trabajo de los
masoretas a partir del siglo VII. Este trabajo partía de un texto
consonántico, sin ningún aparato crítico, que habían recibido de la
tradición. El texto consonántico que los masoretas recibieron y conservaron
9
en sus manuscritos, sin cambios, es lo que recibe el nombre de texto
protomasorético34.
2.- EL PENTATEUCO SAMARITANO (=PSam). El texto del Pentateuco
hebreo de los samaritanos, conservado en escritura paleo-hebrea, conocido
después de 1616, es más amplio que el del TM. Algunas lecturas reflejan la
teología samaritana. Por ejemplo, según esta versión, el lugar elegido por
Yahvé es el monte Garizín, y no Sión en Jerusalén. El Pentateuco
samaritano representa, por tanto, una lectura del texto proto-masorético.
3.- LOS MANUSCRITOS DE QUMRÁN. El hallazgo, a partir de 1947, de
los manuscritos de Qumrán, anteriores en un milenio a los códices
masoréticos permitió descubrir un panorama desconocido hasta entonces. El
Pentateuco samaritano y la versión griega de los LXX eran prácticamente
las dos únicas fuentes de importancia de que se disponía para el estudio
crítico de la Biblia hebrea35.
Los manuscritos de la Cueva 1 en Qumrán produjeron la impresión de una
sorprendente coincidencia entre el texto de estos manuscritos y el TM
posterior. Luego los manuscritos encontrados, sobre todo en la Cueva IV,
revelaron la existencia de textos, que presentaban grandes divergencias
entre sí y respecto al TM. Los manuscritos de Qumrán cubren la totalidad
de los libros del canon hebreo, con la sola excepción del libro de Ester.
Conviene anotar, sin embargo que la inmensa mayoría de estos manuscritos

33
Ibíd., p. 449.
34
Ibíd.
35
Hasta hace medio siglo los tipos textuales bíblicos conocidos se reducían a tres: el
texto hebreo masorético transmitido por la comunidad judía, el texto griego de los LXX,
trasmitido por la comunidad judía de Alejandría y que adoptó el cristianismo naciente, y
el Pentateuco hebreo de los samaritanos. A ello se añade el tipo textual hebreo de
Qumrán descubiertos en 1947.
presentan múltiples casos de corrupción textual. Se trata además de textos
transmitidos por un grupo socio-religioso de los varios que existían por esta
época en el judaísmo, con una tendencia a desarrollar doctrinas propias, en
ocasiones de carácter sectario. El panorama textual ofrecido por los
manuscritos de Qumrán puede resultar, por tanto, parcial y sesgado. Su
importancia radica fundamentalmente en el testimonio que aporta sobre la
existencia de cierto pluralismo textual en la época del paso del siglo I a.C.
al I d.C.
10
4.- VERSIONES ARAMEAS. Durante la época persa, los judíos adoptaron
la lengua aramea. Ello obligó a disponer de traducciones arameas de la
Biblia. Estas traducciones, que reciben el nombre de targumim, eran en un
principio versiones orales, de carácter parafrástico, que acompañaban la
lectura sinagogal del texto hebreo (Neh 8,8). Al ser puestas más tarde por
escrito y al hacerse más compleja su paráfrasis, pasaron a tener un uso
extra-sinagogal y a adquirir un carácter literario más acentuado. Está
sobradamente atestiguada la existencia de tales versiones y su utilización
en la lectura sinagogal por la época del Nuevo Testamento. Característica
común de estas versiones es la tendencia a la paráfrasis. Insertan relatos
más o menos breves, de carácter midráshico y puntos de doctrina
relacionados con el texto traducido. En las referencias a Dios tienden a
eludir los antropomorfismos, aunque no de modo absolutamente sistemático,
y a evitar en general toda referencia directa a Dios. Se sirven para ello de
términos sustitutorios, como el de Memrá (la Palabra). Practican la
exegesis deráshica (drs) para extraer el sentido recóndito o explicar las
dificultades de un texto.

4. LA VERSIÓN GRIEGA DE LOS LXX 36

La diáspora judía había perdido la lengua hebrea y necesitaba poder leer las
Escritura en la lengua que ellos utilizaban. Hacia mediados del siglo III a.C.
en Alejandría de Egipto se realiza la traducción del Pentateuco al griego37.
La traducción de los otros libros más tarde (siglo II).
36
La Septuaginta constituye un instrumento de primer orden para el conocimiento del
pluralismo textual y por eso ocupa hoy, junto con Qumrán, el primer plano del debate
sobre la historia del texto bíblico.
37 P. Andiñach, Introducción hermenéutica al Antiguo Testamento, o. c., p. 51.
La versión de los LXX constituye el primer ejemplo de traducción de todo
un cuerpo de literatura sagrada, jurídica, histórica y poética de un pueblo y
de una lengua del mundo cultural semítico a la lengua de la cultura clásica
griega. Constituye por otra parte, junto con los manuscritos del Mar
Muerto, la fuente de datos más rica e importante para el estudio crítico del
texto de la Biblia hebrea, así como para el estudio de las ideas y de la
exégesis del judaísmo alejandrino y palestino. La versión de los LXX recibe
11
un valor añadido por el hecho de que los primeros cristianos y los autores
de los escritos neotestamentarios encontraron en esta versión un arsenal de
términos y conceptos para expresar la nueva fe cristiana. Constituye por
ello el puente de unión entre los dos Testamentos, tal como se refleja en las
citas que el Nuevo Testamento hace del Antiguo38.

Como ya decíamos, la versión de los LXX fue realizada en Alejandría de


Egipto, probablemente hacia mediados del siglo III a. C., durante el reinado
de Tolomeo II Filadelfo (285-247 a.C.)39. Según la carta apócrifa de
Aristeas40, a petición del rey Ptolomeo II fueron enviados desde Jerusalén
por el sumo sacerdote Eleazar, setenta y dos sabios, seis por cada tribu de
Israel, con la misión de traducir la Torah hebrea para la biblioteca de

38
Justamente, los judíos terminaron abandonando la Septuaginta también por hecho de que
ésta es aceptada como Biblia oficial por los seguidores de Jesús, los cuales, aunque
comenzaron como una secta judía, romperán con los judíos y se convertirán en una nueva
religión. Fue precisamente el cristianismo quien se encargó copiarla y de transmitirla.
Pero no fueron los textos los que dividieron a judíos y cristianos, pues, como se ha
dicho, el cristianismo es la única religión que nace con un libro en su cuna, la Biblia
hebrea, traducida al griego, sino las distintas interpretaciones o lecturas que hicieron
de ellos.
39
Cf. J. González Echegaray – J. Asurmendi – F. García Martínez – L. Alonso Schökel –
J.M. Sánchez Caro – J. Trebolle Barrera, La Biblia en su entorno, o. c., p. 476. Según
la noticia legendaria contenida en la carta de Aristeas, a solicitud del rey, fueron
enviados desde Jerusalén por el sumo sacerdote Eleazar 72 ancianos, 6 por cada tribu de
Israel, con el encargo de traducir la Torah hebrea para la biblioteca de Alejandría.
40
Cf. P. W. Skehan – G. W. MacRae – R. E. Brown, Textos y Versiones, o. c., p. 182.
Cuando fue escrito el libro del Eclesiástico, antes del año 100 a.C. (algunos piensan
hacia el año 180; otros hacia el 150, ο hacia el 116…) ya circulaba la máxima parte
del Antiguo Testamento en griego según la traducción llamada de los LXX.
Alejandría41. De ahí el número setenta y dos, que terminó por simplificarse
en setenta y dio nombre a la traducción (LXX=Septuaginta). Esta
información, un tanto legendaria42, quizá quiera poner de manifiesto la
necesidad que tenía la comunidad judía de Alejandría de disponer de una
traducción griega de la Torah para el uso litúrgico y jurídico. Naturalmente,
el móvil principal de la traducción estaría en la iniciativa real, pero
confluirían otras motivaciones, como la lucha por el prestigio cultural por
parte de los judíos43, que constituían una minoría étnica que se esforzaba 12
por abrirse paso en el competitivo mundo helenístico. El resultado final es
que esta traducción terminó suplantando la Biblia hebrea en la comunidad
judía de la diáspora egipcia.

La designación versión de los LXX se refería en un principio sólo a la


traducción del Pentateuco44. Los demás libros, como decíamos también,
fueron traducidos más tarde, hasta completar la Biblia griega a mediados o a
finales del siglo II a.C. Además de los libros del canon hebreo, la Biblia
griega incluye, con variaciones de un manuscrito a otro, las obras
siguientes: 1 Esdras, Sabiduría, Sirácida, Judit, Tobías, Baruc, Carta de
Jeremías (Baruc 6) y 1-2 Macabeos. El texto griego de Ester tiene una
extensión mayor del doble que la del hebreo. Algunos manuscritos de los
LXX añaden al final de Salterio varios himnos y otros libros no canónicos.

5. LAS RECENSIONES DEL TEXTO DE LOS LXX


41
Cf. J. González Echegaray, La Biblia en su entorno, o. c., p. 476. Esta carta es en
realidad una novela histórica, muy inexacta en algunos daos, escrita por un judío de
Alejandría en la segunda mitad del siglo II o más tarde.
42
Cf. J. González Echegaray – J. Asurmendi – F. García Martínez – L. Alonso Schökel –
J.M. Sánchez Caro – J. Trebolle Barrera, La Biblia en su entorno, o. c., p. 476. Según
la noticia legendaria contenida en la carta de Aristeas, a solicitud del rey, fueron
enviados desde Jerusalén por el sumo sacerdote Eleazar 72 ancianos, 6 por cada tribu de
Israel, con el encargo de traducir la Torah hebrea para la biblioteca de Alejandría.
43
N. Fernández Marcos – M. V. Spottorno Díaz-Caro – J. M. Cañas Reillo (traductores),
La Biblia griega Septuaginta, I. El Pentateuco, Sígueme, Salamanca 2008, p. 16.
44
Ibíd. La Septuaginta supuso la primera interpretación de la Ley judía, una nueva
lectura con autonomía propia… en la lengua común de entonces, que abrió el acceso a la
Biblia a la mayoría del mundo habitado. Constituye una de las últimas actualizaciones de
la Biblia hebrea y ciertamente representa la promulgación y apertura de esta Biblia a
las naciones.
La historia del texto de los LXX es muy compleja45. Fueron muchas las
revisiones y recensiones que se hicieron de su texto, y ello por dos motivos
principales: la necesidad de corregir los errores que se introducían en las
sucesivas copias del texto y el deseo de adaptar el texto griego al hebreo
proto-masorético en aquellos casos en que, por adición, omisión y otros
cambios, un texto difería del otro. Este trabajo de adaptación a un original
hebreo es el propio de una recensión . A estas motivaciones críticas se
13
añadía otra de carácter apologético. Judíos y cristianos necesitaban
disponer para sus controversias de un texto auténtico propio y conocer al
mismo tiempo la tradición textual aducida por el adversario en el caso de
que esta discrepara de la propia. Los judíos precisan de traducciones fieles
al hebreo proto-masorético, declarado oficial a finales del siglo I d.C. Tal
fue la razón de que se llevaran a cabo las revisiones para el uso sinagogal46,
atribuidas a Aquila, Símaco y Teodoción, que sobrevivieron de modo
fragmentario en las Hexaplas de Orígenes47. Por su parte, San Jerónimo, en
su prólogo al libro de las Crónicas, escrito en el 396 d.C., da noticia de que
el texto de los LXX era conocido por entonces en tres recensiones
diferentes, realizadas una por Orígenes en Cesarea, otra por Hesiquio en
Alejandría y la tercera por Luciano en Antioquia de Siria.
1.- Recensión de Hesiquio. Una recensión en lengua griega llevada a cabo
en Egipto es atribuida al obispo Hesiquio (siglo IV). Algunos autores han
considerado que el códice Vaticano (B) conserva en algunos libros un texto
hesiquiano, utilizado particularmente en Egipto.
2.- Luciano. En Siria, el texto de los LXX era conocido a través de una
recensión del mismo atribuida al mártir Luciano (siglo IV), fundador de la
escuela exegética de Antioquía48. Esta recensión luciánica es reconocible a
través de extensa citas bíblicas en las obras de Teodoreto de Ciro y de San

45
Ibíd., p. 19. La Septuaginta nació como Biblia del judaísmo helenístico en Alejandría.
Pero luego comenzó a ser revisada para adaptarla al nuevo texto hebreo que el judaísmo
rabínico de corte fariseo terminó por imponer a finales del siglo I d.C. A medida en que
se fue extendiendo este texto hebreo estandarizado, la Septuaginta será vista con mayor
recelo por parte de los judíos y terminará por ser suplantada en los ambientes judíos
por nuevas traducciones más literales, como la de Aquila del siglo II d.C.
46
Cf. P. Andiñach, Introducción hermenéutica al Antiguo Testamento, o. c., p. 52.
47
Ibíd.
48
Cf. P. W. Skehan – G. W. MacRae – R. E. Brown, Textos y Versiones, o. c., p. 190.
Juan Crisóstomo. Las características del texto son: adiciones introducidas
en el texto griego para adecuarlo al hebreo, duplicados de lectura en los
que una lectura de la antigua Septuaginta y otra hexaplar aparecen
yuxtapuestas… El objetivo era siempre el mismo: adecuar el texto de los
LXX al tipo de texto hebreo que se iba haciendo oficial en los círculos
rabínicos y que fue establecido definitivamente a finales del siglo I d.C. y
comienzos del II. Con ello se pretendía detener las controversias entre
judíos y cristianos. Un pasaje muy aludido en dicha controversia era el de Is
14
7,14 (cf. Mt 1,23). Los LXX traducen el término hebreo almah (muchacha,
joven), por παρθενος (virgen), en lugar del más apropiado νεανις (joven)49.
Los judíos rechazaban esta traducción, en la que los cristianos veían una
profecía del nacimiento virginal de Cristo.
3.- Símaco. Símaco fue tal vez un samaritano convertido al judaísmo o un
ebionita50. Llevó a cabo, hacia el 170 d.C., una traducción del texto de los
LXX a la vez fiel y literaria51.
4.- Aquila. Prosélito judío del Ponto y discípulo de R. Aqiba, llevó a cabo
hacia el 140 d.C., una versión extremadamente literal del hebreo, realizada
conforme a los métodos de interpretación rabínica. En realidad, más que una
traducción de nuevo cuño es en gran medida una recensión o revisión
sistemática de los LXX. El texto hebreo de que se sirvió Aquila para su
revisión de los LXX era ya el hebreo proto-masorético, cuyo texto
consonántico había quedado establecido pocos años antes.
5.- Teodoción. Era un prosélito judío de Éfeso. Su texto tuvo y tiene gran
importancia. Gozó de tal difusión que terminó sustituyendo el de los LXX en
gran parte de los manuscritos. Orígenes lo utilizó en sus Hexaplas para
cubrir las lagunas del texto de los LXX52. El texto teodociónico de Daniel se

49
Cf. M. A. Tábet – B, Marconcini – G. Boggio, Introducción al Antiguo Testamento. II
Libros proféticos, Ediciones Palabra, Madrid 2008, p. 135.
50
Cf. M.A. Tábet, Introducción, o. c., p. 361. Los ebionitas formaban una secta judeo-
cristiana que se separó del cristianismo primitivo después del año 70. Su doctrina
cristológica era adopcionista, negando que Cristo fuese Hijo de Dios: habría sido
constituido Hijo adoptivo de Dios en el momento del Bautismo. Además, tenía un modo
propio de interpretar la Torah, rechazando los sacrificios como añadidura o
falsificaciones y aceptando solo el testimonio de algunos de los profetas.
51
Ibíd. La traducción de Símaco buscaba probablemente aclarar las oscuridades de la
traducción de Aquila, mirando, por tanto, más a la fidelidad conceptual que la literal,
con una cierta elegancia de forma.
52
Cf. M.A. Tábet, Introducción, o. c., p., 189.
convirtió en el texto de uso ordinario. El hecho de que numerosas citas del
Antiguo Testamento griego contenidas en el Nuevo reproduzcan el texto de
Teodoción encontró una explicación satisfactoria después del
descubrimiento de los manuscritos de Mar Muerto. Así, el Apocalipsis cita
el libro de Daniel conforme al texto de Teodoción y al de los LXX. Ello
significa que también existió un texto teodociónico anterior a Teodoción.
6.- Las Hexaplas de Orígenes. En el año 245 d.C. completó Orígenes una
obra de enormes proporciones, en la que hacía gala de un sentido crítico 15
muy avanzado para su época. Recogió y dispuso el texto hebreo conocido en
su tiempo en seis columnas. De ahí el nombre Hexaplas: Comprende: el
texto hebreo (c. I), transcripción de este mismo texto en caracteres griegos
(c. II), el texto de la versión de Aquila (c. III); el texto de Símaco (c. IV), el
texto de los LXX (c. V) y el texto de Teodoción (c. VI). La columna más
importante es la quinta, que corresponde al propio texto de los LXX.

La obra de Orígenes, recogida en 50 volúmenes, ocasionó a la postre una


confusión y contaminación entre los diferentes textos mucho mayor de la
que el mismo había conocido53. La enorme dificultad que suponía el copiar
las seis columnas de las Hexaplas contribuyó a que esta obra no fuera
copiada posiblemente nunca en su totalidad54. Apenas se conserva el texto
de la edición hexaplar de los LXX, el más trascrito, pero muy
contaminado. La versión siro-hexaplar contribuye también al trabajo de
recuperación de la Septuaginta antigua o texto original de los LXX.

6. EL TEXTO DEL NUEVO TESTAMENTO


1. LAS VERSIONES ANTIGUAS
53
Cf. M.A. Tábet, Introducción, o. c., p. 356. El texto de las Hexaplas se encontraba
en la famosa biblioteca de Cesarea de Palestina, donde la quinta columna fue copiada
muchas veces, especialmente el texto los Salmos.
54
Cf. M.A. Tábet, Introducción, o. c., p. 356. Después de la muerte de Orígenes, las
numerosas transcripciones del texto de los LXX de las Hexaplas, realizadas con
frecuencia omitiendo los signos diacríticos y convencionales, dieron origen a un
sinnúmeros de variantes, mayores que el mismo Orígenes había tratado de evitar. Por tal
motivo, el texto anterior a Orígenes sólo se puede recuperar a través de los manuscritos
que no han recibido el influjo de las Hexaplas, como el códice Vaticano (B).
Aquí nos referimos a las versiones antiguas que traducen conjuntamente el
Antiguo y el Nuevo Testamento. El proceso de traducción de la Biblia al
latín, siríaco y copto comienza en torno al año 180 d.C. El número
creciente de cristianos que hablaban estas y otras lenguas, y no ya el
griego, en el que estaba escrito el Nuevo Testamento y al que había sido
traducido el Antiguo Testamento, hacia inevitable el inicio de este proceso
de traducción. Algunos especialistas tienden a reconocer a estas versiones
un gran valor para reconstruir los textos originales de ambos Testamentos,
16
otros tienden a restarles tal importancia y a considerarlas como testimonios
de la exégesis y de las ideas teológicas imperantes en la época en que
fueron realizadas.

1.- VERSIONES LATINAS


A partir de la segunda mitad del siglo II d.C., el latín empieza a suplantar la
lengua griega, sobre todo en el norte de África, en las penínsulas Hispánica
e Ítala y la Galia. Por este motivo, la Iglesia cristiana de occidente
rápidamente adoptó el latín como lengua corriente, mientras que las iglesias
orientales mantuvieron el griego y la Septuaginta como su texto de uso
litúrgico55. Todo ello hizo necesario la traducción de la Biblia del griego al
latín. En el caso del Antiguo Testamento, la traducción se realizó desde el
griego de los LXX56.
a) LA VETUS LATINA . La versión latina antigua de la Biblia, conocida
corrientemente como Vetus Latina57 es la traducción o conjunto de
traducciones anteriores a la versión de la Vulgata, realizada por Jerónimo a
finales del siglo IV d.C. La literatura cristiana en lengua latina tuvo sus
comienzos en África a finales del siglo II con Tertuliano. Por lo que se
refiere al Antiguo Testamento, esta versión, denominada africana (Vetus
Africana)58, traduce un texto griego del siglo II, anterior a la recensión de

55
Cf. P. Andiñach, Introducción hermenéutica al Antiguo Testamento, o. c., p. 53.
56
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 540.
57
Cf. P. Andiñach, Introducción hermenéutica al Antiguo Testamento, o. c., p. 54. De
esta versión sólo se conservan algunos fragmentos breves en citas de los Padres latinos,
en textos de Orígenes...
58
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 541.
Algunos especialistas prefieren hablar de Vetera Latina (antiguas versiones latinas),
dividiendo la versión latina en familias: africana, hispana, ítala y galicana.
Orígenes. Ello supone que su texto es muy antiguo y que goza, por tanto,
de un considerable valor crítico.
b) LA VULGATA . La tradición textual de la Vetus, por la divergencia entre
sus manuscritos generaba problemas serios de lectura. Razón por la que el
papa San Dámaso encomendó a su secretario Jerónimo hacer una revisión de
esta traducción59. Desde el siglo XVI se da el nombre de Vulgata a esta
traducción llevada a cabo por San Jerónimo, publicada entre los años 390 y
404. Un texto acompañado de introducciones y comentarios. Llegó a ser la 17
versión divulgada y oficial de la Iglesia latina. El texto de la versión antigua
(Vetus Latina), muy extendido ya por entonces, aunque de estilo tosco,
había caído en un estado de corrupción irritante. San Jerónimo, nacido no
antes del año 347, recibió su formación en las mejores escuelas exegéticas
del Oriente griego y aprendió el hebreo con rabinos judíos. Pasó en Belén la
parte última de su vida (385-420). En Cesarea pudo consultar las famosas
Hexaplas de Orígenes. Jerónimo inició su trabajo sobre los textos hebreos
con la versión de los libros de Samuel-Reyes y probablemente con la de los
libros proféticos. Por lo que se refiere al Nuevo Testamento, comenzó su
trabajo con la versión de los evangelios. Jerónimo no respetó plenamente su
doble propósito de no alterar el texto de la Vetus Latina más allá de lo
exigido por el griego y de mantener en su traducción el carácter tradicional
de la lengua de la Vetus Latina. La traducción o versión de las cartas,
Hechos y el Apocalipsis parece ser obra de un discípulo suyo, Rufino el
sirio, quien siguió de un modo más sistemático los principios de su maestro
hasta completar la obra en Roma en el año 405.

En la obra de Jerónimo confluyen las tradiciones textuales y exegéticas


propias de las tres lenguas, latina, griega y hebrea. Esto confiere a la
Vulgata un estimable valor crítico, aunque la finalidad de Jerónimo no era
establecer un texto crítico. La Vulgata resultó contaminada en seguida por
las lecturas de la Vetus Latina. La contaminación de ambos textos y el
proceso de corrupción de los manuscritos de la Vulgata generan problemas
serios de lectura. La reacción contra la corrupción de dicho texto se
produjo en la época del Renacimiento a la par con el surgir de un
movimiento de vuelta al texto griego original. El Concilio de Trento (1546)

59
Ibíd., p. 542.
declaró la Vulgata como la versión auténtica de la Iglesia latina 60, sin que
ello significara el olvido de la natural referencia a los originales griego y
hebreo. Medio siglo más tarde, en 1592, culminaron los esfuerzos de edición
de un texto oficial con la Vulgata Sixto-Clementina.

2.- VERSIONES SIRÍACAS

A) VETUS SYRA. La versión siríaca del Antiguo Testamento conoció una 18


larga historia. La traducción fue hecha a partir de una versión targúmica.
Una revisión de esta Vetus Syra dio como resultado la Peshitta o versión
simple, llamada así desde el siglo IX para distinguirla de la versión siro-
hexaplar, más reelaborada y erudita. La historia del texto del Nuevo
Testamento en siríaco arranca del Diatessaron o armonía de los cuatro
evangelios. Esta obra, verdadero monumento de la literatura cristiana
antigua, fue realizada en torno al año 170 por Taciano, discípulo de Justino.
El Diatessaron presenta una historia continua de la vida de Jesús, en la que
se reproducen meticulosamente todos los detalles de los cuatro evangelios.
Para los cristianos sirios, el Diatessaron ofrecía además un interés adicional
al incorporar su texto una serie de lecturas, extraídas de fuentes apócrifas.
Su texto nos ha llegado solamente a través de citas. Se ha encontrado, sin
embargo, un manuscrito que contiene el comentario de Efrén de Edesa
basado en el texto del Diatessaron. El obispo Teodoreto de Ciro (siglo V)
hizo destruir más de 200 copias, lo que prueba su enorme difusión.
B) LA PESHITTA. Es la versión siríaca popular, común hecha desde el
hebreo (Antiguo Testamento), y según se cree, desde manuscritos griegos
(Nuevo Testamento). La Peshitta tiene una historia compleja que aparece
reflejada en las frecuentes variaciones de su texto y estilo. En lo relativo al
Nuevo Testamento es el resultado de una reelaboración de la versión siríaca
antigua, cuyo texto fue adaptado en función del texto griego corriente en
Antioquía. La tradición textual es muy antigua y cuidada, desprovista casi
de lecturas variantes.
C) LA VERSIÓN FILOXENIANA. Se atribuye esta versión a Policarpo,
quien la hubo de realizar en el siglo VI por encargo de Filoxeno. La versión

60
Cf. P. Andiñach, Introducción hermenéutica al Antiguo Testamento, o. c., p. 54.
filoxeniana del Antiguo Testamento se basa sobre un texto más arcaico que
el de la Peshitta, revisado conforme al griego antioqueno.
D) LA VERSIÓN SIRO-PALESTINENSE. La versión siro-palestinense es
independiente de las demás versiones siríacas. Su lengua es el dialecto
arameo occidental hablado por los cristianos de Palestina. Se conservan
fragmentos de esta versión en leccionarios, sobre todo del texto de Salmos.
Las primeras indicaciones sobre los orígenes de la traducción se encuentran
en referencias de San Jerónimo a la liturgia celebrada en Belén. La versión 19
siro-palestinense del Nuevo Testamento es, entre las versiones siríacas, las
más próxima al tipo textual bizantino.
E) LA VERSIÓN SIRO-HEXAPLAR DEL ANTIGUO TESTAMENTO. La
versión siro-hexaplar fue realizada por Pablo, obispo de Tella
(Mesopotamia), con anterioridad al 619 en Alejandría. Traduce muy
literalmente el texto hexaplar de Orígenes. Conserva en los márgenes
numerosas lecturas de las tres columnas (Aquila, Símaco y Teodoción), así
como de la quinta y sexta en el Salterio. Posee por ello un gran valor en
orden a la reconstrucción del texto hexaplar y del griego antiguo del libro
de Daniel.
F) LA VERSIÓN DE JACOBO DE EDESA. La versión de Jacobo de Edesa
constituye el último ejemplo de la intensa actividad desplegada por los
cristianos de habla siríaca en la traducción de la Biblia. Se conservan
fragmentos correspondientes a Samuel-Reyes, libros traducidos en el 705.
Esta versión se proponía mejorar la calidad literaria de la versión siro-
hexaplar en relación con la Peshitta.

3.- OTRAS VERSIONES ANTIGUAS


a) VERSIONES COPTAS. La lengua copta constituye la última etapa en el
desarrollo del egipcio antiguo. Era la lengua hablada por la población egipcia
mucho antes de la era cristiana. Sin embargo, hasta el 200 d.C. no se
convirtió en lengua escrita, y lo hizo precisamente a partir de las
traducciones de la Biblia. El copto desarrolló siete formas dialectales. Se
conservan partes de la Biblia escritas en seis de estos dialectos, siendo los
más importantes el sahídico, el bohaírico y el acmímico. De estos dialectos,
el sahídico es el más importante para el estudio de las primeras versiones
coptas.
b) VERSIÓN GÓTICA. Es la primera versión de la que conocemos el
nombre del traductor, el obispo Ulfilas, apóstol de los godos en las
provincias del Danubio a mediados del siglo IV. Es una de las versiones para
la que hubo que crear un alfabeto, el alfabeto gótico. Constituye la obra de
literatura más antigua en una lengua teutónica. Se conservan seis
manuscritos, de los cuales el más completo es un ejemplar muy lujoso de los 20
evangelios según el orden llamado occidental (Mt-Jn-Lc-Mc). La versión es
muy literal y sigue un texto bizantino. En las cartas paulinas se introdujeron
lecturas occidentales tomadas de la Vetus Latina.
c) VERSIÓN ARMENIA. A comienzos del siglo V, el patriarca Isaac el
Grande, y Mesropio, a quien se atribuye la invención de la escritura
armenia, comenzaron la traducción de la Biblia y de la liturgia a la lengua
nacional, en reacción contra la utilización del siríaco en el culto armenio. La
versión del Antiguo Testamento fue hecha, al menos en un principio, a
partir de la versión siriaca, aunque historiadores armenios antiguos dan
cuenta de que fue realizada tomando como base el texto griego. Los
manuscritos conservados indican, en todo caso, que se trata de un texto
con grandes influjos de la tradición hexaplar y revisado en ocasiones sobre
la base de un texto siríaco.
d) VERSIÓN GEORGINA. El cristianismo llego a Georgia, entre el Mar
Negro y el Mar Caspio, en la primera mitad del siglo IV. El georgiano es una
lengua aglutinante, que no guarda relación con ninguna otra lengua
conocida. No resulta fácil establecer con precisión la fecha de las primeras
versiones, cuáles fueron los libros traducidos y cuál fue la base textual
utilizada para dicha traducción, que pudo ser un texto griego, siríaco o
armenio.
e) VERSIÓN ETIÓPICA. La versión etiópica de la Biblia se inició
posiblemente a mediados del siglo IV o poco después, cuando fue
consagrado obispo, la primera figura histórica del cristianismo etíope de la
que se tienen noticias. La tradición manuscrita de esta versión es posterior
al siglo XIII y muestra un texto mixto, con huellas de fuerte contaminación
por los textos medievales árabe y copto.
f) VERSIONES ÁRABES. No se conoce la fecha precisa en que fue realizada
la primera traducción al árabe. Se cree generalmente que hasta la época de
Mahoma (siglo VII) la lengua de los cristianos de Arabia era el siríaco y que
sólo en una época posterior se hizo sentir la necesidad de disponer de una
versión árabe. Los textos más antiguos conservados no son, en todo caso,
anteriores al siglo IX.
g) VERSIÓN ESLAVA. La primera versión eslava de los Evangelios, Salmos
y otros textos leídos en la liturgia fue obra de Cirilo y Metodio (siglo IX). 21
La versión se completó a finales del siglo IX; sufrió seguidamente varias
revisiones, que reflejan la evolución dialectal del eslavo.

B. LA CRÍTICA TEXTUAL
El objetivo de la crítica textual consiste en establecer el texto bíblico más
antiguo atestiguado por tradición manuscrita. La crítica textual tiene como
ámbito de estudio el proceso de transmisión del texto a partir del momento
de su edición primera. Corresponde a la crítica literaria estudiar el proceso
anterior de formación de los escritos bíblicos y establecer la autoría y época
de los mismos.

Dos hechos dan origen a los estudios de crítica textual del Antiguo y del
Nuevo Testamento: 1) los autógrafos u originales de los autores bíblicos no
han llegado hasta nosotros; 2) los manuscritos conservados presentan toda
clase de variantes, errores, lagunas, glosas y cambios, producidos a lo
largo de los siglos en el continuo proceso de copia de dichos manuscritos.
Entre los originales de los autores y las copias más antiguas conocidas
median unos mil quinientos años por lo que se refiere al Antiguo
Testamento y sólo un par de siglos por lo que atañe al Nuevo Testamento.

En consecuencia, la crítica textual bíblica se propone un doble objetivo. El


primero es la reconstrucción de la historia de la transmisión del texto de la
Biblia, en las lenguas originales y en sus diferentes versiones, desde el
momento de la puesta por escrito hasta nuestros días (crítica histórica). El
segundo es la reconstrucción del texto en su estado original o en la forma
más cercana posible a los autógrafos, tal como éstos salieron de manos de
los autores bíblicos (crítica literaria). Dicho de otro modo, la crítica textual
se aventura en la obra de restauración del texto, seleccionando entre las
variantes conservadas aquellas que más se aproximen a la lectura original61.

Para la crítica textual hay que tomar en cuenta otra cosa: la historia del
texto bíblico pone en evidencia dos realidades: 1) el judaísmo se muestra
preocupado por guardar con todo escrúpulo el texto hebreo del Antiguo
Testamento; 2) el cristianismo, en cambio, se muestra preocupado por
22
hacer llegar el texto de la Biblia a los diferentes pueblos y lenguas de las
iglesias locales.

1. CRÍTICA TEXTUAL DEL ANTIGUO TESTAMENTO


En el proceso de transmisión o copia manuscrita del texto se introducen
inevitablemente numerosos cambios en el texto, unos accidentales, otros
intencionados. De los textos más antiguos de la Biblia a los más recientes,
del cántico de Débora (siglo XII a.C.) al libro de Daniel (siglo II a.C.),
discurre todo un milenio. Desde la fijación del texto hebreo consonántico,
concluida a comienzos del siglo II d.C., hasta la copia del códice de
Leningrado (año 1009 d.C.)62, el manuscrito más antiguo de la Biblia
hebrea, reproducido en las biblias hebreas actuales, corre otro milenio. En
todo este tiempo se han acumulado errores accidentales de los copistas y
cambios deliberados, introducidos por glosadores e intérpretes63 .

La crítica textual establece principios y métodos para identificar y corregir


esos cambios a fin de restablecer el texto en la forma más próxima al
original. Las variantes de los manuscritos Hebreos, de las versiones y de las
citas bíblicas suministran los datos que permiten juzgar sobre el valor
crítico de una u otra forma del texto. Los textos paralelos constituyen el
ejemplo que mejor pone de relieve la problemática a la que trata de dar
61
Cf. H. Cazelles – P. Grelot, Las reglas de crítica racional en A. Robert – A.
Feuillet, Introducción a la Biblia, Vol. I, Herder, Barcelona 1965, p. 122.
62
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 449.
63
Actualmente tenemos 190 manuscritos del Antiguo Testamento procedentes del 250 (siglo
III a.C. al 135 d.C. Fueron descubiertos en el desierto de Judá, concretamente en Qumrán
y Masada; J.L. Sicre, Introducción al Antiguo Testamento, Verbo Divino, Estella 1998, p.
57.
respuesta la crítica textual. Por ejemplo, el texto de 2Sm 22 y el de Sal 18
son dos versiones diferentes del mismo poema. La crítica textual ha de
establecer cuál de las dos es la más fiel al original.

Los cambios deliberados en la copia de los textos pueden deberse: 1)


trivialización del texto (sustituir una palabra arcaica por otra más reciente);
2) correcciones por motivos teológicos y morales. Por ejemplo: la expresión
de Job 1,5-11 (maldiciendo a Yahvé en su interior , en algunos manuscritos
23
es sustituida por la de bendecir a Yahvé ), a pesar de que la primera resulta
ser más acorde con el contexto. Otro ejemplo de correcciones introducidas
por motivos teológicos y morales es la expresión de 2Sm 24,1: Yahvé incitó
a David en contra de ellos (los Israelitas) es corregida en el texto paralelo
de 1Cr 21,1: Se alzó Satán contra Israel, e incitó a David …

Como hemos visto, la versión de los LXX es la más importante de las


versiones antiguas, por su mayor antigüedad (siglos III-II a.C.). Pero no
podemos olvidar que esta versión es una obra de exégesis, una lectura de la
Biblia hebrea, hecha por los judíos y cristianos, desde la realidad cultural
del mundo helenístico. Por ejemplo: La expresión hebrea de Sal 40,7, oídos
me has abierto, es traducida en los LXX por un cuerpo me has preparado ,
lo que permite al autor de la carta a los Hebreos (Hb 10,5) utilizar este
pasaje como texto de prueba de la encarnación de Cristo.

2. CRÍTICA TEXTUAL DEL NUEVO TESTAMENTO

a) EL TEXTO GRIEGO DEL NUEVO TESTAMENTO


Ningún libro de la antigüedad ha ejercido en la cultura occidental un influjo
comparable al del Nuevo Testamento. Ningún texto literario del mundo
clásico nos ha llegado, por otra parte, en copias tan numerosas y en formas
de texto tan diferentes como es el caso del Nuevo Testamento. Se conocen
unos 5,000 manuscritos griegos del Nuevo Testamento, más de 10,000 de
las versiones antiguas y miles de citas de los Padres de la Iglesia.
Manuscritos, versiones y citas ofrecen un número de variantes calculado
entre 150,000 y 250,000. Ello quiere decir que los escritos del Nuevo
Testamento constituyen la obra mejor documentada de la antigüedad.
También se puede decir con seguridad que, en la inmensa mayoría de los
casos, la lectura original del texto del Nuevo Testamento se ha conservado
siempre en uno o en varios de los manuscritos que han llegado hasta
nosotros. Por otra parte, muy pocas variantes suponen cambios en la
significación del texto.

La forma de escribir de la antigüedad puede resultar extraña. Todo se


24
escribía seguido, sin distinguir palabras (scriptio continua). Y esto podía
crear problema en la transmisión textual o en la lectura64. Pongamos un
ejemplo en castellano: la secuencia en scriptio continua
ELAMORNOSURGE puede leerse como EL AMOR NOS SURGE o como
EL AMOR NO SURGE .

1) MANUSCRITOS DEL NUEVO TESTAMENTO


1.- PAPIROS 65. Los papiros más importantes son los siguientes:
P45. Procede de comienzos de la primera mitad del siglo III. Las 30 hojas
conservadas contienen fragmentos de los cuatro evangelios según el llamado
orden occidental: Mt-Jn-Lc-Mc66, y del libro de los Hechos67.
P46. Este papiro, fechado hacia el 200, tenía 140 hojas, de las que se
conservan 86, con el texto de las cartas paulinas. Faltaban seguramente las
cartas pastorales68. Ofrece un texto neutral de las cartas paulinas.
P52. Fechado hacia el año 125, es el fragmento del Nuevo Testamento más
antiguo conocido. Contiene algunos versículos de Jn 18. Atestigua la
difusión del evangelio de Juan69 en Egipto a comienzos del siglo II.
P66. Procede del año 200 y contiene los capítulos 1-14 de Juan, con escasas
lagunas, y 15-21 en peor estado.
P75. Fechado hacia el 200, es la copia más antigua conocida de Lucas y una
de las más antiguas de Juan. Su texto es muy similar al del Códice Vaticano.

64
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 441.
65
Cf. P. W. Skehan – G. W. MacRae – R. E. Brown, Textos y Versiones, o. c., pp.142-150.
66
Cf. Guijarro Aporto, Los cuatro evangelios, Sígueme, Salamanca 2012, p. 27.
67
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 440.
68
Ibíd.
69
Ibíd., p. 558. El descubrimiento de este papiro provocó gran sorpresa, por cuanto
algunos exégetas consideraban que el cuarto evangelio había que situarlo en el siglo II.
Contiene probablemente los cuatro evangelios más los Hechos, como P4570.
Del evangelio de Juan se conservan los primeros 15 capítulos.
Por lo que respecta al tipo de escritura, los manuscritos cristianos del
Antiguo y Nuevo Testamento se dividen en unciales (mayúsculos) y
cursivos (minúsculos). Los mayúsculos y en escritura continua empiezan a
aparecer a partir del siglo IV; los minúsculos con palabras separadas
comienzan a aparecer en el siglo IX71.
2.- MANUSCRITOS EN CARACTERES UNCIALES 72. Se denominan 25
unciales los manuscritos escritos en pergamino con un tipo de letra
derivado de las mayúsculas utilizadas en las inscripciones. Desde el siglo
III73 y el siglo IV, cuando empezarán a imponerse, hasta el IX a.C., los
caracteres unciales fueron los únicos utilizados en los manuscritos del
Nuevo Testamento. Los unciales del Nuevo Testamento son designados con
números arábigos precedidos de un 0. Algunos son conocidos también por
las letras latinas, griegas o hebreas, con las que eran designados en un
principio (01=a; 02=A; 03=B... A causa de su antigüedad fueron
considerados como la fuente más importante para el estudio crítico del
Nuevo Testamento. Los manuscritos unciales más importantes son los
siguientes:
1.- 03=B. CÓDICE VATICANO. Se encuentra en la Biblioteca Vaticana
desde 1475. Viene de comienzos del siglo IV. Representa una cuidadísima
edición de toda la Biblia en griego, con excepción de los libros de los
Macabeos. Es el único códice completo del Antiguo Testamento griego que
testimonia el orden cristiano de los libros: Pentateuco, Libros históricos,
Sapienciales y Profetas. Con 920 hojas.
2.- 01=a. CÓDICE SINAÍTICO (S), escrito en la primera mitad del siglo IV
y descubierto en el monasterio de Santa Catalina del Sinaí. Se conserva en
el museo británico (Londres). Contiene el Antiguo y el Nuevo Testamento
además de la Carta de Bernabé y el Pastor de Hermas. Se ha perdido casi
todo el Pentateuco y los Libros históricos. Es uno de los testimonios más

70
Ibíd., p. 540.
71
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 443.
72
Cf. A. Wikenhauser – J. Schmid, Introducción al Nuevo Testamento, o. c., p. 126.
Textos unciales es una denominación reciente y puramente convencional, que se basa en
unas palabras de San Jerónimo, quien se refiere a las letras que pesan una onza .
73
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 441.
importantes del texto del Nuevo Testamento. Su texto es, por lo general,
alejandrino, aunque con elementos occidentales.
3.- 02=A. CÓDICE ALEJANDRINO. Se encuentra en el Museo Británico y
viene de comienzos del siglo V. Contenía la Biblia griega en su totalidad. En
los evangelios es el testimonio más antiguo del texto bizantino. Es el mejor
testimonio existente del texto del Apocalipsis.
4.- 04 = C. CODEX EPHRAIMI SYRI RESCRIPTUS O CÓDICE
PALIMPSESTO de san Efrén (conservado en Paris), de comienzos del siglo 26
V. El palimpsesto procede del siglo XII. Contenía toda la Biblia, pero del
texto del Antiguo Testamento se conserva únicamente el correspondiente a
los libros de Job, Proverbios, Eclesiastés, Sabiduría, Eclesiástico y Cantar
de los Cantares, y del Nuevo Testamento se conserva parte de todos los
libros, excepto de 2Tes y 2Jn. Contiene 209 hojas. Su texto, reconstruido
concuerda por lo general con el texto bizantino.
5.- 05=D. CODEX BEZAE. Se encuentra en Cambridge. Es el códice
bilingüe greco-latino más antiguo conservado. Procede del siglo V.
Contiene los evangelios y Hechos, los primeros en el orden llamado
occidental: Mt-Jn-Lc-Mc. Tenía unas 510 hojas. El libro de los Hechos
es una décima parte más amplio que el de la restante tradición manuscrita.
3.- MANUSCRITOS EN CARACTERES MINÚSCULOS 74. Se denominan
minúsculos los manuscritos escritos en caracteres cursivos o minúsculos. Se
extienden desde siglo IX hasta la época de la invención de la imprenta. Los
minúsculos más antiguos están escritos con mayor cuidado. Se conocen hoy
2,792 manuscritos minúsculos. Se le designa con un número arábigo. Su
valor crítico depende en gran medida del tipo textual que reproducen.
4.- LECCIONARIOS 75. La liturgia cristiana seleccionó desde muy pronto
pasajes de los evangelios y del resto del Nuevo Testamento, con la sola
excepción del Apocalipsis, para su lectura en la liturgia de cada día del año
y, en particular, de los domingos. Se han conservado y catalogado unos
2,193 manuscritos de leccionarios. Ninguno de ellos es anterior al siglo
IX76. Se trata, por otra parte, de textos seleccionados.

74
Cf. M.A. Tábet, Introducción, o. c., pp. 336-339.
75
Cf. I. Carbajosa – J. González – F. Varo, La Biblia en su entorno, o. c., p. 339.
76
Ibíd., p. 443.
5.- CITAS PATRÍSTICAS. Además de los manuscritos bíblicos y de las
versiones, las citas del Nuevo Testamento recogidas en comentarios,
sermones, y otros escritos de los Padres ofrecen un material tan abundante
que abarca prácticamente la totalidad del Nuevo Testamento. La
importancia de las citas patrísticas radica en el hecho de que el texto en
ellas citado es con frecuencia más antiguo que el de la mayor parte de los
manuscritos bíblicos conservados. Muchas de ellas tienen un valor relativo
porque también los Padres citaban el texto de memoria. 27
Los manuscritos del Nuevo Testamento se clasifican en grupos, tipos o
familias textuales según la forma de texto que ofrecen.
1.- El tipo alejandrino o neutral es considerado generalmente como el más
fidedigno y el mejor.
2.- El tipo occidental fue designado así por ser el texto de base de
testimonios occidentales como la Vetus Latina, citas de los Padres latinos…
Se trata de la forma más antigua conocida del texto del Nuevo Testamento.
El texto occidental de Hechos es notablemente más amplio que el que
ofrece la tradición textual alejandrina77.
3.- El tipo bizantino o koiné es el texto más atestiguado en los manuscritos
minúsculos y pasó, a través de la edición de Erasmo, al textus receptus.
4.- El tipo cesariense se descubrió más tarde que los anteriores. Posee un
número reducido de lecturas propias y muestra afinidades con el alejandrino
y el occidental.

2) CAMBIOS EN LA TRANSMISIÓN DEL TEXTO


El texto del Nuevo Testamento revela una transmisión fiel y cuidada. Las
variantes que pudieran calificarse de sustanciales apenas afectan a una
escasísima parte del texto.

Los cambios que se han operado en la transmisión del texto del Nuevo
Testamento pueden clasificarse entre: 1) accidentales (errores gramaticales,
por audición…); 2) corrupción por armonización. Por ejemplo: El texto
breve del padrenuestro según Lc 11,2-4 se encuentra en muchos
manuscritos en una forma reelaborada sobre la base del texto más amplio y

77
Cf. Guijarro Aporto, S., Los cuatro evangelios, Sígueme, Salamanca 2012, pp. 406-407.
conocido de Mt 6,9-13; 3) adición de elementos diversos. Por ejemplo: La
forma más antigua de Gal 6,17, conservada por P46, B, A…: llevo en mi
cuerpo la marca de Jesús, aparece en muchos manuscritos ampliada de
diversas formas: … del Señor Jesús - … de Jesús el Cristo - … de nuestro
Señor Jesucristo; 4) fusión de lectura. Por ejemplo: en Hch 20,28, las dos
lecturas alternativas, iglesia del Señor e iglesia de Dios, aparecen
fusionadas en la lectura iglesia del Señor y Dios ; 5) Por motivos doctrinales .
Por ejemplo: los mejores representantes del texto alejandrino, occidental y 28
cesariense, conservan la frase de Mt 24,36//Mc 13,32, acerca de aquel día
y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo… ; por el
contrario, la mayoría de los manuscritos, entre ellos los del texto bizantino,
suprimen las palabras ni el Hijo, por la dificultad doctrinal que entrañan. De
igual manera: en Lc 23,32, la mayor parte de los manuscritos tratan de
evitar que Jesús pudiera ser considerado como uno más de los criminales
que le acompañaban en la cruz, tal como podía desprenderse de la lectura
más antigua, atestiguada por P75 a B…: También otros criminales, dos, con
él eran conducidos para ser crucificados . Con un simple cambio en el orden
de las palabras, aquellos manuscritos leen: También otros dos, criminales,
eran conducidos…

3) CRITERIOS PARA LA ELECCIÓN DE LA LECTURA CORRECTA


Una vez descritas las fuentes que nos han transmitido el texto del Nuevo
Testamento (papiros, manuscritos unciales y minúsculos, versiones antiguas
y citas de los Padres) y conocidas la historia de la transmisión del texto,
hemos de ver los criterios y métodos que se aplican en el estudio de las
fuentes y en las modernas ediciones críticas del texto del Nuevo
Testamento.
La metodología crítica estudia los criterios que se han de utilizar para
seleccionar , entre las lecturas conservadas por la tradición manuscrita, la
más próxima al original. Esta selección se realiza conforme a dos tipos de
criterios. Unos se refieren a factores externos y otros a factores internos al
texto.
1.- CRITICA EXTERNA. En la valoración de una lectura inciden los
siguientes factores externos: 1) la mayor o menor antigüedad del manuscrito
en el que una determinada lectura se encuentra, 2) el número mayor o
menor de manuscritos que la reproducen. La lectura mejor documentada es
siempre preferible.
2.- CRÍTICA INTERNA. Otros criterios de la crítica textual
neotestamentaria se refieren a consideraciones internas, como son: 1) la
mayor adecuación de una lectura al estilo literario y a las tendencias
teológicas del autor y de su obra; y 2) el menor grado de adecuación al
contexto o de armonización con pasajes paralelos del Nuevo Testamento. Se 29
han de tener también en cuenta otras consideraciones, como la prioridad
cronológica del evangelio de Marcos, por ejemplo.
Los tres criterios clásicos y más importantes de la crítica interna de textos
son los siguientes:
1.- Tiene más probabilidades de ser original aquella lectura que da razón de
las demás.
2.- La lectura más difícil. Aquella lectura que a simple vista resulta de más
difícil compresión, pero que ofrece buen sentido en el contexto es más
probable que otra que facilite el texto. Por ejemplo: en Jn 1,18, muchos
manuscritos de calidad ofrecen la variante Dios unigénito, en lugar de Hijo
unigénito. El hallazgo de los papiros P66 y P75 aporta un apoyo externo a la
lectura más difícil Dios unigénito.
3.- La lectura más breve. Un copista tiende a añadir palabras o frases
explicativas; pero es raro, por el contrario, que omita deliberadamente
algún elemento del texto. Por ello la lectura más breve es en principio
preferible a otra más amplia78.

78
Cf. M.A. Tábet, Introducción, o. c., pp. 396-398.

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