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El sumerio (𒅴𒅴 eme-ĝir "lengua nativa") fue la lengua del antiguo Sumer, que se

habló en el sur de Mesopotamia desde por lo menos el IV milenio a. C. Fue


gradualmente reemplazada por el acadio como lengua hablada hacia el siglo XIX a.
C., pero continuó en uso como lengua sagrada y de empleo científico en Mesopotamia
hasta comienzos de nuestra era. A partir de ese momento entró en el olvido hasta el
siglo XIX. El sumerio no está relacionado con las demás lenguas de la zona ya que
no es ni semita, ni camita (no es camito-semítica), ni indoeuropea, ni elamo-
drávida (grupo, este último, al que pertenece la lengua elamita, por ejemplo) y se
considera una lengua aislada.

El sumerio fue la primera lengua escrita conocida. Su escritura, que fue llamada
cuneiforme por la forma de cuña de sus trazos, se empleó más tarde para el acadio,
el ugarítico, el elamita, etc. También se adaptó para lenguas indoeuropeas como el
hitita, que además poseía una escritura jeroglífica como los egipcios aunque
independiente de esta última. También el persa aqueménida adoptó la escritura
cuneiforme.1
Índice

1 Etapas
2 Desciframiento
2.1 Transcripción o interpretación
2.2 Transliteración
3 Clasificación
4 Descripción lingüística
4.1 Fonología
4.2 Gramática
4.3 Verbo
4.4 Morfología nominal
4.5 Léxico
5 Evolución del sistema de escritura
6 Véase también
7 Referencias
7.1 Bibliografía
8 Enlaces externos

Etapas

El sumerio2 fue evolucionando a lo largo del tiempo y atravesando distintas etapas


que los arqueólogos han intentado clasificar. El sumerio arcaico corresponde a la
primera etapa de inscripciones, durante el período de Jemdet Nasr (Uruk III),
alrededor del tercer milenio a.C. Entre los siglos XXX y XX a. C. se sucedieron
varias etapas más, si bien, el sumerio fue debilitándose poco a poco como lengua
nativa en detrimento del acadio. Aunque no existe un consenso claro entre los
investigadores, los textos escritos con posterioridad al segundo milenio a.C.
suelen ser considerados post-sumerios, pues la lengua ya se habría extinguido y los
textos escritos nos habrían llegado por medio de los escribas babilónicos, que
utilizaban la escritura cuneiforme del sumerio con fines religiosos, científicos o
literarios. Suele considerarse entonces, de manera aproximada, que la lengua
sumeria desapareció al concluir la tercera dinastía de Ur, el último estado sumerio
predominante en Mesopotamia, alrededor del 2000 a. C. Sin embargo, la impronta que
ejerció permaneció entre la clase alta, que lo mantuvo un tiempo más como lengua
culta y de prestigio, de una manera similar al latín en la Edad Media europea.
Desciframiento
Tablilla con escritura cuneiforme.

Henry Rawlinson (1810-1895) descifró la escritura cuneiforme de Mesopotamia gracias


a la inscripción de Behistún, una inscripción trilingüe escrita en persa antiguo,
elamita y acadio (del mismo modo que la clave para el desciframiento de los
jeroglíficos egipcios fue la piedra de Rosetta transcrita por Jean François
Champollion en 1822). En 1838 descifró la parte en persa antiguo gracias a su
conocimiento del persa moderno y cuando en 1843 recuperó el resto del texto, él y
otros fueron capaces de traducir gradualmente las secciones en elamita y acadio,
empezando por los 37 signos que había descifrado del persa antiguo. Rawlinson ayudó
a preparar las Inscripciones Cuneiformes de Asia Occidental (5 vol., 1861–84) para
el Museo Británico. Estos enormes volúmenes de transcripciones de tablillas
cuneiformes fueron la fuente primaria de textos para los primeros expertos en
escritura cuneiforme, e.g., el padre Johann Strassmaier que compiló un
Alphabetisches Verzeichnis (silabario cuneiforme) en los años 1880, pero los
volúmenes de Rawlinson contenían poco sumerio porque reproducen principalmente
tablillas del acadio- hablado en Nínive y Babilonia.

Ernest de Sarzec (1832-1901) empezó a excavar el lugar sumerio de Tello (antigua


Girsu, capital del estado de Lagash) en 1877, y publicó la primera parte de
Descubrimientos en Caldea (Découvertes en Chaldée) con transcripciones de tablillas
sumerias en 1884. La Universidad de Pensilvania empezó a excavar en Sumer, en
Nipur, en 1888. Una lista clasificada de ideogramas sumerios por R. Brünnow
apareció en 1889. Se le acredita el haber tratado científicamente por primera vez
un texto bilingüe sumerio-acadio a Paul Haupt (1858-1926), que publicó Die
sumerischen Familiengesetze: in Keilschrift, Transcription und Übersetzung : nebst
ausführlichem Commentar und zahlreichen Excursen : eine assyriologische Studie (Las
leyes familiares sumerias) (Leipzig : J.C. Hinrichs, 1879).

El desconcertante número y variedad de valores fonéticos que podían tener los


signos sumerios llevaron a un desafortunado desvío en la comprensión de la lengua.
Un orientalista radicado en París, Joseph Halevy, defendía desde 1874 que el
sumerio era un código secreto. Los más importantes asiriólogos estuvieron
discutiendo el tema más de una década. Incluso el gran Friedrich Delitzsch aceptó
los argumentos de Halevy de 1885 hasta 1897. Delitzsch continuaría con la
publicación de un diccionario y una gramática: Sumerisches Glossar y Grundzüge der
sumerischen Grammatik, ambos publicados en 1914.

Arno Poebel, alumno de Delitzsch, publica en 1923 una gramática con el mismo nombre
de la publicada por su maestro, Grundzüge der sumerischen Grammatik, que durante 50
años será la obra estándar para los estudiosos del sumerio. La gramática de Poebel
fue superada finalmente en 1984 cuando apareció The Sumerian Language, An
Introduction to its History and Grammatical Structure de Marie-Louise Thomsen.

La dificultad en la traducción del sumerio está muy bien ilustrada en una cita de
Miguel Civil de la Universidad de Chicago en la que se refiere a una tablilla en la
que se explica cómo hacer cerveza:

"Dos intentos anteriores, de J.D. Prince en 1919 y M. Witzel en 1938, habían


producido resultados bastante insatisfactorios. Una línea que actualmente cualquier
estudiante de sumerio de primer año traduce como "tu eres el que extiende la malta
tostada en una gran estera (para enfriar)", se tradujo como "tú real productor del
relámpago, exaltado funcionario, poderoso!" por el primer autor y como "más fuerte
con el Gugbulug(-poción) el gran-visir" por el segundo.

"Dos desarrollos realizados durante los años 1950 permitieron una mejor comprensión
de la literatura sumeria. En Chicago Benno Landsberger estaba editando material
para el Sumerian Lexicon. En Filadelfia, dónde yo había trabajado antes de 1963,
Samuel Noah Kramer estaba ocupado poniendo a disposición de los estudiosos tantas
tablillas como fuera posible de las colecciones de Filadelfia, Estambul y Jena."

Landsberger trabajó en la publicación de las importantes tablillas bilingües


sumerio-acadias del período babilónico, que han ayudado mucho en nuestro
conocimiento del vocabulario. Kramer y Thorkild Jacobsen incrementaron nuestra
comprensión del sumerio publicando y traduciendo textos literarios sumerios.
Transcripción o interpretación

La transcripción, en un contexto cuneiforme, es el proceso por el cual un


epigrafista realiza un dibujo que muestra los signos en una tablilla de barro o una
inscripción en piedra y que se adecua para su publicación o con el original para
ver si algún signo, especialmente los rotos o dañados, podrían ser representados de
otra forma.
Transliteración

La transliteración es el proceso por el que un sumerólogo representa los signos


cuneiformes en escritura latina.

Dependiendo del contexto un signo cuneiforme puede ser leído bien como uno de
varios posibles logogramas, cada uno de los cuales corresponde a una palabra en la
lengua hablada sumeria, bien como sílaba fonética (V, VC, CV o CVC) o bien como un
determinativo (marcador de la categoría semántica, como en el caso de trabajos o
lugares).

Algunos logogramas sumerios se escribían con varios signos cuneiformes. Estos


logogramas se llaman diri, debido al logograma 'diri' que se escribe con los signos
SI y A. La transliteración de una tablilla mostrará solamente el logograma, como la
palabra 'diri', pero no los componentes separados del signo.
Clasificación

Es una lengua aglutinante, lo que quiere decir que las palabras pueden formarse a
base de una serie de sufijos más o menos distinguibles y más o menos separables. Es
una lengua parcialmente ergativa.

Se ha intentado infructuosamente relacionar filogenéticamente el sumerio con casi


cualquier otra lengua aglutinante conocida. En particular con las lenguas
aglutinantes del antiguo Oriente Medio y el Cáucaso. Ejemplos de relaciones
sugeridas incluyen a las lenguas hurrito-urartianas, las lenguas alarodianas, el
vasco, las lenguas drávidas (ver lenguas elamo-drávidas), las lenguas munda (Igor
M. Diakonoff), las lenguas uralo-altaicas como el húngaro (Miklos Erdy) y las
lenguas tibetano-birmanas (Jan Braun). Más credibilidad se da a la inclusión en las
superfamilias nostrática y dene-caucasiana.
Descripción lingüística
Fonología

El inventario consonántico del sumerio viene dado por:3

CONSONANTES Bilabial Alveolar Palatal Velar Labio-


velar Laringal
Plosivas p b t d k g (gʷ)1
Nasales m n gg ²
Fricativas s z š h
Africada ṙ ³
Aproximantes r, l

1 Los textos sumerios muestran alternancias entre b y g en ciertos contextos, por


lo que algunos autores proponen que existía un fonema labiovelar /(gʷ)/ que era
representado o bien por b o g, su existencia como fonema no está clara.
² Este signo identificado inicialmente como una oclusiva velar resultó ser una
nasal velar /ŋ/, por lo que se optó por denotarla con el signo gg para no romper con
la tradición,
³ La realización fonética de este fonema no está clara; se le ha representado como
dr, dr o ř. Recientemente se ha propuesto que corresponde a una africada /ʦʰ/.

El inventario vocálico consta de cuatro unidades distintivas denotadas como


/i,e,a,u/. No parece haber diferencias en la cantidad vocálica, a diferencia de lo
que sucede en acadio.
Gramática

El sumerio posee una distinción entre el género animado e inanimado.

Es una lengua parcialmente ergativa, es decir, se comporta como ergativa en algunos


contextos y como lengua nominativa-acusativa (como el español) en otros.

En una lengua ergativa el sujeto de una frase con objeto directo (verbos
transitivos) está en el llamado caso ergativo, que en sumerio está marcado con el
sufijo -e. El sujeto de un verbo intransitivo y el objeto directo de un verbo
transitivo están en el caso absolutivo, que en sumerio y la mayoría de las lenguas
ergativas no viene marcado por sufijo.

Ejemplo:
lugal-e e2 mu-du3 lugal ba-gen
El rey construyó la casa. El rey fue.

Existe un gran número de casos: nominativo, ergativo, genitivo, dativo, locativo,


comitativo, ecuativo ("igual, como "), terminativo ("a"), ablativo ("de"), etc. La
lista varía algo según las gramáticas.

Otra característica del sumerio es el gran número de homófonos (palabras que suenan
igual pero poseen significados distintos) - o quizás pseudohomófonos ya que pudiera
haber diferencias en la pronunciación de las que no tengamos noticias. Los
diferentes homófonos y los diferentes signos cuneiformes que los indican están
marcados con números por convención, con los números 2 y 3 sustituidos por acentos
agudo (´) y grave (`) respectivamente. Por ejemplo du = "ir", du3 = dù = construir.
Verbo

El sumerio se comporta como lengua nominativa-acusativa por ejemplo en la 1ª y 2ª


persona del tiempo presente-futuro del incompletivo (conjugación conocida también
como maruu), pero como ergativa en casi todos los demás casos. Comportamientos
similares se encuentran en una serie de lenguas no relacionadas.

Ejemplo:
i3-du-un (<< *i3-du-en) e2 i3-du3-un (<< *i3-du3-en)
Yo iré. Yo construiré la casa.

Se puede ver el contraste con la 3ª persona del pasado más arriba.

Se ha llegado a decir que la lengua posee dos tiempos (pasado y presente-futuro),


pero actualmente se describen como aspecto completivo e incompletivo. El verbo
sumerio tiene dos conjugaciones, la transitiva y la intransitiva, y (para los
acadiohablantes) tuvo dos aspectos, llamados hamtu y maru, de acuerdo con aquellos
nombres dados en listas lexicográficas acadias de sumerio; estos aspectos verbales
hacen referencia, probablemente, al grado de "completitud" de la acción verbal
(hamtu: acabada, perfectiva; maru: inacabada, imperfectiva), algo que debió llamar
la atención de los escribas acadios, quienes recogen en sus traducciones, junto a
las formas verbales, el aspecto hamtu o maru del verbo concreto.

Las terminaciones verbales son:

1ª persona, sing., intransitivo, -en


1ª persona, pl., intransitivo, -en-dè-en
2ª persona, pl., intransitivo, -en-zè-en

Morfología nominal
Las palabras sumerias están constituidas normalmente por una raíz de una o dos
sílabas, aunque también pueden existir palabras de tres sílabas. Existen una serie
de marcadores que pueden adherirse a la raíz, y según un cierto orden. De manera
orientativa, el orden por el que los marcadores se añaden al sustantivo es el que
sigue: sustantivo-adjetivo-número-genitivo-relativo-posesivo-plural-caso. Se
ejemplifica dicho orden en la siguiente transliteración:

/diĝir gal-gal-ĝu-ne-ra/ “Dios grande (repetido) – mi – plural – dativo”

La transliteración del cuneiforme, cuya traducción aproximada a un orden lógico en


español podría resultar “para mis grandes dioses”, viene a representar el orden con
el que se añaden los morfemas a la raíz nominal. Como podemos comprobar el orden en
este caso es sustantivo-adjetivo-adjetivo-posesivo-plural-caso.

Siguiendo con los marcadores nominales, se considera que el marcador del plural es
-(e)ne para los sustantivos de género humano, mientras que los sustantivos no
humanos no se marcan con plural. Sin embargo, no está claro que sea el único
procedimiento para la formación del plural, ya que existen otros métodos tales como
la repetición, el empleo de palabras cuyo referente es un grupo (“varios”) o
mediante complementos verbales.

En cuanto a los marcadores del caso, de acuerdo con la Cuneiform Digital Library
Initiative de la Universidad de Oxford, las transliteraciones hacen uso por lo
general de Ø (absolutivo), -e (ergativo), -e (adlativo), -ak (genitivo), -gin
(ecuativo), -ra (dativo), -ese (directivo), -da (comitativo), -a (locativo), -ta
(ablativo).

Los pronombres personales atestiguados en lengua sumeria son ĝe-e para la primera
persona del singular, ze-e para la segunda persona del plural, a-ne/ e-ne para la
tercera persona del singular humano y a/e-ne-ne para la tercera persona del plural
humano. Asimismo, los posesivos atestiguados son -ĝu en la primera persona del
singular, -zu en la segunda persona del singular, -(a)n(i) en la tercera persona
del singular humano y -b(i) en la tercera persona del singular no humano. El
posesivo para la primera persona del plural es -me, para la segunda del plural es
zu-ne-ne y para la tercera -(a)-ne-ne.

No obstante, dichas transliteraciones hay que tomarlas con cautela, están basadas
en los textos que nos transmitieron los escribas babilónicos, que ya no eran
hablantes nativos del sumerio.
Léxico

El primer diccionario de sumerio se empezó a elaborar por el Museo de Arqueología y


Antropología de la Universidad de Pensilvania en los años setenta del siglo XX,
partiendo de los trabajos de Ake Sjoberg. El británico Steve Tinney comenzó a
colaborar en el proyecto del diccionario en 1991 y luego lo dirigió; el equipo se
completó con Tonia Sharlach y Phil Jones.
Evolución del sistema de escritura

El sumerio fue uno de los idiomas que antes pasó a ser escrito. El sistema empleado
para fijar el idioma sumerio ha sido denominado “cuneiforme”, debido a la forma de
los signos que sobre tablillas de arcilla húmeda se tallaban, con forma de cuña. En
las primeras etapas de la escritura sumeria se utilizaron pictogramas, signos
visibles que expresan un significado sin estar convencionalmente asociados con una
forma lingüística. Representan esquemáticamente un símbolo, un objeto real o una
figura. Un ejemplo de esta etapa la encontramos en la tablilla de Kish.

Sin embargo, con el tiempo, la escritura cuneiforme del sumerio fue dando entrada a
signos más alejados de aquellos pictogramas. Desde alrededor del 2600 a.C., los
logogramas fueron generalizándose, dando forma a la escritura cuneiforme. El
cuneiforme arcaico convivió, en cualquier caso, con las formas previas del pre-
cuneiforme. Algunos investigadores como Rosengarten (1967) han enumerado 468 signos
utilizados en sumerio pre-sargónico de Lagash.

Cuando los hablantes de sumerio desaparecieron en torno al 1900 a.C., su lenguaje


continuó siendo cultivado por los acadios. Incluso cuando los hablantes nativos de
sumerio disminuyeron, el sumerio siguió utilizándose como medio de expresión culta
y literaria. En definitiva, el sumerio sobrevivió el declive de la población
sumeria, y aunque se extendió el uso de la lengua acadia, el sumerio continuó
durante siglos siendo recordado como lengua escrita. Los primeros intentos de los
acadios por escribir su lengua con el cuneiforme sumerio, datan de mediados del
tercer milenio. Sin embargo, el acadio es una lengua diferente del sumerio, sin
relación alguna, por lo que las transcripciones de acadio con cuneiforme sumerio
estuvieron sujetas, obviamente, a importantes transformaciones y provocaron cambios
en el sistema de escritura. Estos cambios se traducen en una variación de las
frecuencias relativas de aparición de los distintos tipos de signos entre los
textos sumerios y acadios. Por ejemplo, del primero al segundo, la frecuencia de
logogramas disminuye y la de silabogramas aumenta.

Estos cambios introducidos en la nueva escritura parecen estar relacionados con la


eficiencia de la estructura lingüística. El incremento de silabogramas introduce un
factor importante en términos de eficiencia lingüística. Esto es, un sistema de
signos en el que los sonidos son independientes del significado frente a otro en
que los elementos son solo diferenciables por el significado. La reducción por lo
tanto, de signos en circulación es notable, y permite mediante la combinación de
los signos representar cualquier palabra, generando un nuevo nivel de abstracción
lingüística. Sin embargo, los acadios adoptaron la mayoría de los logogramas
sumerios y siguieron utilizándolos. En aumento en la utilización de silabogramas
por parte de los acadios es explicable también como consecuencia de la estructura
silábica del acadio, para la cual los silabogramas sumerios habrían resultado
insuficientes. Finalmente, los silabogramas fueron desarrollados para representar
sílabas con más de un signo (ša-du-u, `mountaña´), y se utilizaron como
complementos de los logogramas, indicando su propia pronunciación o forma. En
definitiva, logogramas, determinativos y silabogramas fueron adaptados por los
acadios.

Los logogramas fueron los primeros en adaptarse al sistema acadio. Fue el paso más
sencillo, y consistió en asociar los signos cuneiformes a las palabras acadias
equivalentes de las sumerias. Por otra parte, los determinativos fueron utilizados
con más frecuencia por los acadios. En parte porque los sumerios solo tenían
determinativos de nombres. Los acadios, desarrollaron un sistema de determinativos
fonéticos, que sirvieron para aportar un sonido específico asociado a un
significado, por ejemplo en verbos. Esto permitió desambiguar logogramas sumerios.
Finalmente, los signos silábicos fueron adaptados como tal. Dado que los signos
silábicos sumerios indicaban consonante y vocal, estos fueron tomados por el acadio
invariablemente. Sin embargo, como se dijo más arriba, dado que el inventario
sumerio era insuficiente para representar la estructura silábica del acadio, nuevos
silabogramas fueron creados mediante la adición de valores sonoros.

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