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LOS TEXTOS ORIGINALES

Y LOS MANUSCRITOS ANTIGUOS

Introducción

La Biblia reclama ser la revelación de Dios a la humanidad. Consiste en una


colección de documentos escritos hace más de dos mil años. Dos preguntas
importantes surgen: ¿quién decidió qué libros conformarían la Biblia y cómo
sabemos si nuestras versiones de la Biblia representan fielmente el texto original?
La primera pregunta tiene que ver con la formación del canon bíblico; la segunda,
con la transmisión de los textos desde la antigüedad.
Muchas personas cuestionan la Biblia, alegando que los textos originales fueron
cambiados a lo largo de los siglos, de tal manera que ya no podemos saber si lo
que estamos leyendo es lo que realmente los autores escribieron. Esa afirmación es
totalmente errónea. Dios, en Su providencia, no nos ha dado copias infalibles de los
textos originales; lo que nos ha dado es una enorme variedad de copias y
traducciones de los textos originales. Usando estos documentos podemos recrear
los textos originales con una seguridad que supera el 99%. ¡Ningún texto antiguo
cuenta con el apoyo de tantos manuscritos como las Escrituras!
El propósito de este curso es dar a conocer algo de la riqueza textual que está a
nuestro alcance, que nos ayuda a evaluar las versiones de la Biblia que tenemos en
español. Forzosamente será un curso introductorio, porque hay temas que
requieren mucho más tiempo para profundizar. No obstante, confiamos que el curso
nos ayudará a empezar a manejar este tema.
En esta primera clase estudiaremos los documentos originales y cómo se
escribieron. Luego analizaremos la transmisión del texto a lo largo de los siglos; un
proceso que nos ha dado la enorme riqueza de material bibliográfico que nos
permite recrear el texto original.

1. LOS TEXTOS ORIGINALES

Los textos originales del AT fueron escritos mayormente en hebreo. Los más
antiguos, como el Pentateuco, usaron una forma de letra o alfabeto de su tiempo,
que al pasar los años se fue evolucionando de acuerdo con el desarrollo de la
lengua hebrea. Los escritores posteriores habrán hecho lo mismo a su tiempo.
Nuestras Biblias en español se basan sobre el Texto Masorético (TM), que es una
forma del texto del AT que los masoretas recibieron por el año 500 d.C., y se
dedicaron a transmitir con gran fidelidad. Sin embargo, descubrimientos en el siglo
20 nos han permitido reconstruir una versión del texto hebreo más antiguo que el
TM. Las versiones modernas de la Biblia en español reflejan estos descubrimientos.
No se trata de grandes cambios en el texto, solo de algunos detalles.

a. El Antiguo Testamento

i. Los materiales sobre el cual se escribió

Según la Biblia, los primeros cinco libros de la Biblia fueron escritos por Moisés,
durante el éxodo de Egipto. Él fue educado en Egipto y tenía la formación necesaria
para redactar los libros que hoy conocemos como el Pentateuco (Nm. 33:2). Sin
embargo, debemos reflexionar sobre el material que usó para redactar dichos
textos y el idioma en que lo hizo.
Mil cuatrocientos años antes de Cristo, los textos importantes fueron escritos en
tablas de arcilla o tallados en piedra. De esa manera, aseguraban su permanencia.
Así fueron escritos los diez mandamientos (Ex. 31:18). Algunos piensan que todo el
Pentateuco fue escrito en tablas de arcilla; sin embargo, sería difícil cargar tantas
tablas de arcillas por el desierto. Además, hay evidencia que Moisés escribió usando
otros materiales.

- “Escribe esto para memoria en un libro…” (Ex. 17:14).


- “escribió todas las palabras de Jehová” en algo que se llamó “el libro del
pacto” (Ex. 24:4, 7).

El uso de este término en Números 5:23, indica que se trata de un rollo o papiro,
no de una tableta de arcilla. La palabra “papiro” viene del nombre de una planta
que crecía en las orillas del río Nilo, que se usaba para elaborar una forma de papel.
Los papiros se enrollaban y alcanzaban unas veinte páginas. El papiro de mayor
longitud es el Papyrus Harris I, que data de 1160 a.C. Se encuentra en el Museo
Británico y mide cuarenta metros.
Posteriormente, se usó el cuero de animales para formar pergaminos sobre los
cuales se podría escribir con tinta. Estos duraban más que el papiro.

ii. El idioma de los textos originales

En Egipto y en otras partes del Antiguo Medio Oriente se usó jeroglíficos para
comunicar mensajes. Cada imagen comunicaba un concepto. El problema es que se
requería muchas imágenes para transmitir un mensaje. Posteriormente, se
desarrolló el concepto de un alfabeto, en el que se usaba signos para representar
los sonidos; particularmente, las consonantes. Al parecer, este concepto se
desarrolló en el norte de Palestina, a comienzos del segundo milenio a.C.
Un primer ejemplo de este sistema de escritura data de 1500 a.C. y es conocido
como el ‘proto sinaítico’, porque se ha encontrado en documentos escritos por
mineros cananeos que trabajaban en la península de Sinaí. Al pasar los años, el
sistema de escritura evolucionó, dejando atrás las formas pictóricas y asumiendo
más la forma de letras abstractas.
Cuando Moisés redactó los libros del Pentateuco, ya tenía a su disposición este
nuevo concepto de escritura, que se usaba en una variedad de lenguas semíticas,
como el ugarítico, el fenicio y el moabita. En el AT, el idioma de los judíos es
conocido como “la lengua de Canaán” (Is. 19:18) o la “lengua de Judá” (2 R. 18:26,
28). La palabra ‘hebreo’ recién se comenzó a usar en el siglo 2 a.C.

Existe un debate entre los estudiosos si Moisés usó el paleo hebreo o el proto
sinaítico cuando escribió el Pentateuco. Posteriormente, cuando se desarrolló el
hebreo ‘bíblico’, todos los libros fueron redactados en ese idioma.
Cabe mencionar que se transmitieron o tradujeron versiones del AT en otros
idiomas, como el samaritano, el arameo y el griego. Estos nos ayudan a confirmar
el texto bíblico que usamos en la actualidad.

- El Pentateuco Samaritano

Los samaritanos son una secta que surgió fruto de la deportación de las
diez tribus por los asirios y la repoblación del territorio del Reino del Norte por
gente pagana (2 R. 17:24). Esto ocurrió a partir del año 722 a.C. Ante el
juicio de Dios, los paganos pidieron que maestros de la ley de Israel volvieran
de Asiria para enseñarles la ley de Dios (2 R. 17:25-28). Aunque el autor de
Reyes indica que esta gente en realidad no temió a Dios o guardó Sus
mandamientos (2 R. 17:29-41), lo interesante es que conservaron una forma
muy antigua del Pentateuco, que pasaron de generación en generación hasta
el día de hoy.
El PS es una traducción del texto hebreo al idioma samaritano, que es muy
parecido al arameo. Eso explicaría porque partes del PS concuerdan
exactamente con el Tárgum de Onkelos. Inevitablemente, hay ciertas
diferencias del TM. La gran mayoría son simples detalles; los casos de mayor
discrepancia son fáciles de explicar, como la inserción de Deuteronomio 27:2-
7 después de los Diez Mandamientos, en Éxodo 20 y Deuteronomio 5. En esa
inserción se cambia “monte Ebal” por “monte Gerizim” (Dt. 27:5).

- Los Tárgums

El idioma arameo fue desarrollado por los sirios, quienes adoptaron el


alfabeto cananeo. Aunque el idioma arameo existía desde la primera mitad del
primer milenio a.C., los judíos no comenzaron a usar el idioma extensamente
hasta después del tiempo del exilio en Babilonia. Pronto vino a ser el idioma
del pueblo de Dios y se hizo necesario la traducción del texto del AT al
arameo. Esta versión es conocida como el tárgum. El proceso de traducción
comenzó en forma oral e informal, acompañando la lectura de las Escrituras
hebreas (Neh. 8:8). Después se comenzaron a redactar los rollos en arameo.
En realidad, hay diversos tárgums.
Los tárgums más antiguos datan del siglo 2 a.C. y es de Qumrán.
Originaron en Palestina, y fueron llevados a Babilonia donde obtuvieron una
categoría oficial; especialmente el tárgum de Onkelos, que abarca el
Pentateuco y sigue el texto hebreo literalmente, y el tárgum de Jonatán, que
contiene los profetas e incluye varias interpretaciones y explicaciones.
Al parecer, en Palestina hubo una tradición targúmica independiente, pero
que no es tan confiable como la de Babilonia. Especialmente el tárgum Seudo-
Jonatán que es más una paráfrasis que una traducción del texto hebreo.

- La Septuaginta (LXX).

El idioma griego comenzó a desarrollarse por el siglo 9 a.C. El Imperio


Griego popularizó el uso de este idioma en el Medio Oriente. Para el siglo 3
a.C. los judíos en Alejandría tradujeron los textos del AT al idioma griego, en
la versión conocida como la Septuaginta, también conocida como la versión
de los Setenta o la LXX.
Por ser una traducción del texto en hebreo, tiene un valor limitado para
confirmar el TM, especialmente en aquellas traducciones no muy literales,
como en Proverbios. No obstante, nos brinda una confirmación general del
texto hebreo tal como existía en el siglo 3 a.C., que antecede el TM por
ochocientos años. Además, la LXX fue la ‘Biblia’ de los apóstoles; por eso,
influye en sus citas del AT en los escritos del NT y provee mucho del lenguaje
teológico del NT.

b. El Nuevo Testamento

Casi todos los textos originales del NT fueron escritos en rollos de papiro. El
idioma que usaron fue el griego koiné, que difiere del griego clásico. Era más el
griego del habla popular. Una característica interesante de los escritos del NT es
que manifiestan mucha influencia de hebraísmos, como también la influencia de la
LXX y los tárgums.
2. LOS MANUSCRITOS ANTIGUOS

Inicialmente, las copias de los textos originales del AT también se hicieron en


rollos de papiro. Pero cuando se comenzó a copiar los textos del NT, los cristianos
desarrollaron el uso de códices. Estos eran bloques de papel cocidos para formar un
tomo grande, como un libro moderno.

a. Del Antiguo Testamento

i. Manuscritos en hebreo

Como el papiro se deteriora rápidamente en el ambiente húmedo de Palestina,


existen relativamente pocos manuscritos antiguos del AT. Los que sobrevivieron se
encontraron en zonas áridas, como el desierto de Judea o partes de Egipto. Sin
embargo, a pesar de los pocos manuscritos antiguos que existen, la ventaja en
cuanto al AT fue que los que copiaron los textos sagrados fueron especialistas que
se dedicaron a eso. Además, fueron conscientes de la responsabilidad que tenían
puesto que Dios mismo ordenó: “No añadiréis a la palabra que Yo os mando, ni
disminuiréis de ella” (Dt. 4:2).
Por eso, el historiador judío, Josefo, pudo decir: “Hemos dado pruebas prácticas
de nuestra reverencia para con nuestras propias Escrituras. Porque si bien ya han
transcurrido épocas tan largas, nadie se ha aventurado a agregar, quitar, o alterar
uno sola sílaba; y es instintivo en todo judío, desde el día de su nacimiento, el
considerarlas como decretos divinos, obedecerlas, y su fuese necesario, morir
gozosamente por ellas” (Contra Apión 1. 42).
Para el tiempo de Cristo, la rigurosidad de los copistas explica frases como “ni
una jota ni una tilde pasará de la ley hasta que todo se
haya cumplido” (Mt. 5:18). La palabra “jota” representa
la letra ‘yod’ en hebreo, , que es la letra más
pequeña en ese idioma; mientras que la palabra “tilde”
representa un punto pequeño que diferenciaba entre las
letras ‘shin’ y ‘sin’ en hebreo. Con razón, al rabi Akiba
(135 d.C.) se le atribuye la siguiente afirmación: “la fiel
transmisión es una cerca para la Torá”.
En realidad, el proceso de la transmisión del texto del AT no fue absolutamente
perfecto, como veremos a continuación. No obstante, los recursos que tenemos
disponibles en los manuscritos antiguos nos permiten recrear el texto original del
AT con increíble precisión. Si no tenemos una copia perfecta de los libros del AT
quizá sea porque Dios no quiere que adoremos al texto, como tal, sino que nos
dediquemos a estudiar y poner en práctica la enseñanza contenida en el texto.
En el siglo 19, los teólogos ‘liberales’ comenzaron a cuestionar seriamente la
confiabilidad del texto bíblico. Parte de la respuesta de Dios fue permitir a los
arqueólogos descubrir tanta riqueza de manuscritos antiguos en el siglo 20, que los
estudiosos se han visto forzado a reevaluar sus críticas del texto que tenemos del
AT.
Entre los descubrimientos que destacan en el siglo 20 son los rollos de Cumrán,
conocidos como los Rollos del Mar Muerto. Entre estos rollos se encontraron copias
de libros del AT mil años más antiguos de los que antes se tenía. Esto ha vindicado
en gran manera el texto del AT.

El Fragmento Nash1
1
El nombre se deriva de Walter Llewellyn Nash, quien en 1898 obtuvo este fragmento de papiro en
Egipto (https://www.historyofinformation.com/detail.php?id=2412). Para mayores detalles, ver el
Data de los años 150 a 100 a.C. Contiene los Diez Mandamientos seguido por el
Shema, aunque en los Diez Mandamientos combina partes de Éxodo 20:2-17 con
Deuteronmio 5:6-21. El Papiro Nash guarda relación con la LXX, en la que difiere
del TM. Por ejemplo, tiene el preámbulo al Shema: “Y éstos son los preceptos y los
juicios, cuantos ha mandado el Señor a los hijos de Israel en el desierto después
que salieron de Egipto”, que no está en el TM de Deuteronomio 6:4. Es considerado
una interpolación al texto original.
El orden de los mandamientos 6-7 están invertidos. El TM tiene “matar –
adulterar”, pero en el Papiro Nash está “adulterar – matar”, tal como está en
muchos textos de la LXX y también en Marcos 10:19; Lucas 18:20; Romanos 13:9
y Santiago 2:11, pero no en Mateo 19:18.
Esto indica que por el siglo 2 antes de Cristo existía una versión de la LXX en
Egipto que difería del texto que los masoretas tenían y preservaron en el TM.

ii. Manuscritos del Pentateuco Samaritano (PS)

Los manuscritos que tenemos hoy del PS son copias de un texto que data del
siglo 2 a.C., pero que obviamente refleja una versión del texto mucho más antiguo.
Las copias están en escritas en una forma del alfabeto fenicio, y no a la escritura
“cuadrada” usada para el hebreo después del exilio.
El manuscrito más antiguo que tenemos es del siglo 13 d.C. Lamentablemente,
los samaritanos no mostraron la misma reverencia por el texto sagrado, y eso
explica la cantidad de alteraciones en el texto. Por lo tanto, no es una fuente
confiable para reconstruir el texto original del Pentateuco; no obstante, cuando el
PS y la LXX concuerdan en una variante, cabe la posibilidad que refleja el texto
original que no se transmitió en el TM.

iii. Manuscritos de los Tárgums

iv. Manuscritos en griego

El papiro en griego más antiguo es conocido como el Pap. Gr. 458 de John
Rylands. Es del siglo 2 a.C., y contiene Deuteronomio 23-28. Otro del siglo 2 a.C.
es el papiro Fouad 266, que contiene Génesis 7 y 38 y Deuteronomio 17-33.

b. Del Nuevo Testamento

Existen varios papiros importantes que contienen fragmentos de los textos del NT.
Nestle-Aland cataloga estos papiros del P1 al P98. Los más importantes son P45 y P46,
que se encuentran en la biblioteca de Chester Beatty, en Dublín, Irlanda. P45 es del
siglo 3 d.C. y el P46 del año 200 d.C.

Además de los papiros, también existen copias antiguas del NT en la forma de


códices. Estos son un poco más tardíos, y datan del siglo 4 en adelante. La gran
ventaja de los códices es que tienen copias más completas de los libros del NT.

Los más importantes son los siguientes:

articulo de Cook sobre el Papiro Nash (https://en.wikipedia.org/wiki/File:Cook,_Stanley_A._%22A_Pre-


Massoretic_Biblical_Papyrus%22.pdf).
Códice Sinaítico (siglo 4 d. C.)

A Códice Alejandrino (siglo 5 d. C.)

B Códice Vaticano (siglo 4 d. C.)

C Códice Efraemi (siglo 5 d. C.)

D Del siglo 5 d.C.

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